Historia de un proyecto que salió desde la Mendoza profunda y hoy también se luce en Venecia. Un nuevo aniversario, que viene con flamante documental a estrenarse y una reunión de intercambio entre artistas de Mendoza, San Rafael y Brasil. Nadie se pierde, todos se transforman
Por Mauricio Runno - Especial para Cultura
Este lunes se cumplieron 10 años de la plantación del Laberinto Homenaje a Borges, en finca Los Álamos, a 10 kilómetros de la ciudad de San Rafael. La década ganada al desierto es motivo de varias actividades, tanto en San Rafael, como en Buenos Aires.
Este laberinto fue el primero de una serie que hoy cuenta con réplicas más pequeñas en el Tigre (frente a la Pista Nacional de Remo) y al que se abrió en Venecia, en la isla de San Giorgio Maggiore, uno de los lugares predilectos del argentino más Nobel que cualquiera.
En el diario "El País", de Madrid, escribió Milena Fernández, en junio pasado: "Bajo el cielo límpido de Venecia, dos niños juegan a encontrar la salida de un laberinto enorme. Corren felices. Nunca antes habían visto nada igual.
Sí, cómo no, solo en los dibujados animados y en videojuegos. Corren. Se pierden. Vagan confundidos. Los chiquillos revolotean en uno de los sitios más tranquilos y hermosos de Venecia. Fue construido hace un par de años en esta pequeña isla, que durante siglos fue la morada de monjes benedictinos. En este sitio tan especial reina el silencio", apunta.
Javier Tanoira y Alejo Yael son los realizadores del documental "Jardín de sueños", que se estrenará el 27 de noviembre en el Malba (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires).
Es el puntapié inicial para mostrar un trabajo que registra la historia de la realización del primer laberinto en homenaje a Borges, enclavado entre viñas y frutales sanrafaelinos. Una sucinta historia se remonta a Randoll Coate, a quienes los realizadores del documental consideran "probablemente el mejor y más reconocido diseñador de laberintos del siglo XX. Y como muchos otros laberintos, el de San Rafael es un proyecto que tiene algo de mágico".
Coate soñó este diseño, el de un libro abierto al universo, que condensa ciertas obsesiones del mundo literario de Borges, y en el cual se leen sus nombres y apellido. El nexo entre Coate y Borges lo trazó una de las grandes amigas de Borges, la escritora Susana Bombal.
Y fue ella la que posibilitó el encuentro entre ambos. Nacería así un triángulo virtuoso que se inmortalizó apenas Coate soñó el diseño, luego que Borges muriera en Ginebra. Desde allí, y hasta que dejara de ser un proyecto, pasaron 25 años para concretarlo.
Camilo Aldao, sobrino nieto de Bombal y prematuro entrevistador de Borges, que se encargara de Los Álamos hasta su muerte, fue el responsable de tomar la posta y revolver los papeles confinados al olvido.
Su mandato parecía más que claro hace una década: levantar el libro abierto más grande del mundo, de cara al universo, y para eso había que dibujar y plantar uno de los laberintos más sofisticados del mundo. El diario de lo que fue aquella "construcción" ganó una edición limitada, en formato folletín, llamado "Unos laberinto". En aquel cuaderno escribíamos sobre la evolución del proyecto y las personas que se iban sumando.
Fue clave y decisivo contar con el apoyo de María Kodama, quien además estuvo en el terreno para clavar la primera estaca, que sirvió para ir dibujando el resto del diseño, compuesto por más de 9000 plantas de boj (Buxus sempervirens).
El grupo se conformó espontáneo y suave, junto a Gabriel Mortarotti, Andres Ridois y quien escribe. Se sumarían luego Carlos Thays (promotor de plantarlo en Buenos Aires, al lado del predio de Canal 7 Televisión Pública, donde hoy se exhibe una gigante Floralis Genérica, donada por el arquitecto y profesor del MIT, Eduardo Catalano) y la presencia tutelar de Nicolás García Uriburu.
Llegarían también otros artistas, como Marcello Mortarotti y hasta el propio Eduardo Hoffmann. Y también los hermanos de Camilo, que volvieron a renovar la posta iniciada por Susana Bombal: Carolina, Marcos, Nacho y Sofía Aldao, todos conscientes de un legado y una obra paisajística, que se entrelaza con el arte y la literatura. Domaron el "monstruo", cuidaron de él, fueron sus vigías.
El laberinto ocupa una superficie de casi una hectárea. Dentro de lo imaginado por Coate se encuentran casi todos los símbolos borgeanos clásicos: el espejo, el reloj de arena, la cara de un tigre, el bastón de un ciego, un signo de interrogación, y hasta la cinta de Moebius.
Allí dentro se puede leer el nombre y apellido del escritor, las iniciales de su viuda, y, además, rincones mágicos, como la piedra que recuerda al propio Camilo Aldao, realizado por iniciativa de su padre.
Luego de una década, y como si fuera un libro que se corrige para publicar, las paredes del laberinto alcanzaron la altura recomendada por su diseñador. Coate dejó hasta la forma de podarlo, con la visión y precisión de haber sido el primer mortal que supo verlo antes que nadie. Para otra nota quedará la historia del Coate que fue espía de las embajadas inglesas en varias ciudades del mundo, entre ellas Buenos Aires.
Analía Segal es una artista argentina que reside en Nueva York desde 1999. Nacida en Rosario, obtuvo su licenciatura en Diseño Gráfico en la UBA y luego realizó una Maestría en Arte en la Universidad de New York. "La literatura de Borges forma parte de mi mundo desde adolescente y El Aleph fue uno de los pocos libros que puse en la valija al mudarme hace 14 años", cuenta. Es que ella es la responsable de una serie de diseños de alfombras para Kalpakian, de la que destaca el modelo El Aleph.
"La producción de las alfombras involucró a tres países, Estados Unidos, Argentina y Chile", explica. "Así que la necesidad de otorgarles nombre surgió desde el principio para identificarlas. De esa manera la elección fue obvia, natural, y sintetiza las ideas que reúne la colección. Históricamente las alfombras han sido artefactos de expresión cultural imbuidos con sentido de tiempo e identidad. Aleph, la primera alfombra de esta colección se convierte en un lugar de partida y llegada", dice.
La edición limitada está compuesta por diez alfombras tejidas en pura lana virgen y terminada a mano, utilizando el ícono nacional de la alfombra de cuero de vaca como matriz. "El arte textil llega como una continuidad de mi búsqueda por navegar el limite poroso entre arte, diseño y arquitectura.
En este camino entrelazo la naturaleza conceptual, estética y funcional de los objetos que nos rodean", agrega Segal. Y recomienda "mirar más allá de la superficies y entender al diseño como una constelación de situaciones y actitudes, así como el histórico regalo de una alfombra de cuero de Victoria Ocampo a Le Corbusier en 1929. Entonces, la alfombra surge como un paisaje, escenario mullido y blando, un espacio para el encuentro y el desencuentro, un puente desde donde surgirán más preguntas que precisiones", finaliza. Y de ese modo suma nuevos laberintos alrededor del vasto universo llamado Jorge Luis Borges.
Otra de las actividades que se realizarán a fines de noviembre en San Rafael, para honrar la primera década del laberinto, es la presentación de obras de arte e intercambio artístico, para generar un espacio de encuentro, multidisciplinario, indagando en lenguajes innovadores. Es el caso del artista argentino residente en Río de Janeiro, Leo Battistelli, que presentará su proyecto Magia Verde, inspirado en un viaje a Ginebra.
"Caminando errático dentro de bifurcaciones vegetales, llego espontáneo a la quietud de Jorge Luis Borges; me detengo y compartimos tiempo y tierra en presentes diferentes, dialogamos bajo los grandes árboles antiguos. Silencio de miles de palabras en el aire", resume. Battistelli fue el artista escogido por Chandon para intervenir su clásico espacio en la última edición de arteBA.
El artista ha propuesto elaborar piezas con "piedras disueltas y unidas en una arcilla del color de Los Andes, que darán cuerpo a líquenes cristalizados por el aire y el fuego". Magia Verde pretende ser un "retrato y creación de líquenes, seres en simbiosis que viven de pureza, de vida con impacto leve y lento, seres de otras velocidades, otras perspectivas, otras realidades en un mismo mundo, que marcan con su presencia una forma de vida posible, una vida que acompaña cordialmente el tiempo de su anfitrión, la Tierra", resume.
Entre los participantes se encuentran Florencia Valls, quien ha sido presidenta de la Asociación de Amigos del Malba y actualmente trabaja en el Círculo de Amigos de la Universidad Di Tella para su Departamento de Artes, la actriz brasileña Cássia Kiss, el psicoanalista Joao Magro, Renato Freire, chef de la confitería Colombo de Río de Janeiro, Leonel Kaz, curador del Museo del Fútbol en San Pablo y del Museo del Mar en Río, y Lucía Bertazzo, crítica de arte y editora de libros objetos.
Por Mendoza serán de las partidas dos escultores: Tachuela (realizará una obra inspirado en cuentos de Borges, utilizando el sistema Braille) y Fabián Alvarez (que rendirá homenaje al Minotauro mediante sus toros en chapa). Y escritores como Gabriela Nafissi y Ramón Puig, ya que en la ocasión también se presentarán textos suyos. Sin olvidar a artistas y narradores de San Rafael, para completar el puente e intercambio de producción artística.
Una década ganada al desierto. La visión del escritor menos prolífico del mundo, Camilo Aldao, con la mirada de uno de los escritores más grandiosos de todos los tiempos, Borges. Esa es la historia y desde allí se barajan las cartas. Nadie se pierde y todos se transforman.
Este laberinto fue el primero de una serie que hoy cuenta con réplicas más pequeñas en el Tigre (frente a la Pista Nacional de Remo) y al que se abrió en Venecia, en la isla de San Giorgio Maggiore, uno de los lugares predilectos del argentino más Nobel que cualquiera.
En el diario "El País", de Madrid, escribió Milena Fernández, en junio pasado: "Bajo el cielo límpido de Venecia, dos niños juegan a encontrar la salida de un laberinto enorme. Corren felices. Nunca antes habían visto nada igual.
Sí, cómo no, solo en los dibujados animados y en videojuegos. Corren. Se pierden. Vagan confundidos. Los chiquillos revolotean en uno de los sitios más tranquilos y hermosos de Venecia. Fue construido hace un par de años en esta pequeña isla, que durante siglos fue la morada de monjes benedictinos. En este sitio tan especial reina el silencio", apunta.
Javier Tanoira y Alejo Yael son los realizadores del documental "Jardín de sueños", que se estrenará el 27 de noviembre en el Malba (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires).
Es el puntapié inicial para mostrar un trabajo que registra la historia de la realización del primer laberinto en homenaje a Borges, enclavado entre viñas y frutales sanrafaelinos. Una sucinta historia se remonta a Randoll Coate, a quienes los realizadores del documental consideran "probablemente el mejor y más reconocido diseñador de laberintos del siglo XX. Y como muchos otros laberintos, el de San Rafael es un proyecto que tiene algo de mágico".
Coate soñó este diseño, el de un libro abierto al universo, que condensa ciertas obsesiones del mundo literario de Borges, y en el cual se leen sus nombres y apellido. El nexo entre Coate y Borges lo trazó una de las grandes amigas de Borges, la escritora Susana Bombal.
Y fue ella la que posibilitó el encuentro entre ambos. Nacería así un triángulo virtuoso que se inmortalizó apenas Coate soñó el diseño, luego que Borges muriera en Ginebra. Desde allí, y hasta que dejara de ser un proyecto, pasaron 25 años para concretarlo.
Camilo Aldao, sobrino nieto de Bombal y prematuro entrevistador de Borges, que se encargara de Los Álamos hasta su muerte, fue el responsable de tomar la posta y revolver los papeles confinados al olvido.
Su mandato parecía más que claro hace una década: levantar el libro abierto más grande del mundo, de cara al universo, y para eso había que dibujar y plantar uno de los laberintos más sofisticados del mundo. El diario de lo que fue aquella "construcción" ganó una edición limitada, en formato folletín, llamado "Unos laberinto". En aquel cuaderno escribíamos sobre la evolución del proyecto y las personas que se iban sumando.
Fue clave y decisivo contar con el apoyo de María Kodama, quien además estuvo en el terreno para clavar la primera estaca, que sirvió para ir dibujando el resto del diseño, compuesto por más de 9000 plantas de boj (Buxus sempervirens).
El grupo se conformó espontáneo y suave, junto a Gabriel Mortarotti, Andres Ridois y quien escribe. Se sumarían luego Carlos Thays (promotor de plantarlo en Buenos Aires, al lado del predio de Canal 7 Televisión Pública, donde hoy se exhibe una gigante Floralis Genérica, donada por el arquitecto y profesor del MIT, Eduardo Catalano) y la presencia tutelar de Nicolás García Uriburu.
Llegarían también otros artistas, como Marcello Mortarotti y hasta el propio Eduardo Hoffmann. Y también los hermanos de Camilo, que volvieron a renovar la posta iniciada por Susana Bombal: Carolina, Marcos, Nacho y Sofía Aldao, todos conscientes de un legado y una obra paisajística, que se entrelaza con el arte y la literatura. Domaron el "monstruo", cuidaron de él, fueron sus vigías.
El laberinto ocupa una superficie de casi una hectárea. Dentro de lo imaginado por Coate se encuentran casi todos los símbolos borgeanos clásicos: el espejo, el reloj de arena, la cara de un tigre, el bastón de un ciego, un signo de interrogación, y hasta la cinta de Moebius.
Allí dentro se puede leer el nombre y apellido del escritor, las iniciales de su viuda, y, además, rincones mágicos, como la piedra que recuerda al propio Camilo Aldao, realizado por iniciativa de su padre.
Luego de una década, y como si fuera un libro que se corrige para publicar, las paredes del laberinto alcanzaron la altura recomendada por su diseñador. Coate dejó hasta la forma de podarlo, con la visión y precisión de haber sido el primer mortal que supo verlo antes que nadie. Para otra nota quedará la historia del Coate que fue espía de las embajadas inglesas en varias ciudades del mundo, entre ellas Buenos Aires.
Analía Segal es una artista argentina que reside en Nueva York desde 1999. Nacida en Rosario, obtuvo su licenciatura en Diseño Gráfico en la UBA y luego realizó una Maestría en Arte en la Universidad de New York. "La literatura de Borges forma parte de mi mundo desde adolescente y El Aleph fue uno de los pocos libros que puse en la valija al mudarme hace 14 años", cuenta. Es que ella es la responsable de una serie de diseños de alfombras para Kalpakian, de la que destaca el modelo El Aleph.
"La producción de las alfombras involucró a tres países, Estados Unidos, Argentina y Chile", explica. "Así que la necesidad de otorgarles nombre surgió desde el principio para identificarlas. De esa manera la elección fue obvia, natural, y sintetiza las ideas que reúne la colección. Históricamente las alfombras han sido artefactos de expresión cultural imbuidos con sentido de tiempo e identidad. Aleph, la primera alfombra de esta colección se convierte en un lugar de partida y llegada", dice.
La edición limitada está compuesta por diez alfombras tejidas en pura lana virgen y terminada a mano, utilizando el ícono nacional de la alfombra de cuero de vaca como matriz. "El arte textil llega como una continuidad de mi búsqueda por navegar el limite poroso entre arte, diseño y arquitectura.
En este camino entrelazo la naturaleza conceptual, estética y funcional de los objetos que nos rodean", agrega Segal. Y recomienda "mirar más allá de la superficies y entender al diseño como una constelación de situaciones y actitudes, así como el histórico regalo de una alfombra de cuero de Victoria Ocampo a Le Corbusier en 1929. Entonces, la alfombra surge como un paisaje, escenario mullido y blando, un espacio para el encuentro y el desencuentro, un puente desde donde surgirán más preguntas que precisiones", finaliza. Y de ese modo suma nuevos laberintos alrededor del vasto universo llamado Jorge Luis Borges.
Otra de las actividades que se realizarán a fines de noviembre en San Rafael, para honrar la primera década del laberinto, es la presentación de obras de arte e intercambio artístico, para generar un espacio de encuentro, multidisciplinario, indagando en lenguajes innovadores. Es el caso del artista argentino residente en Río de Janeiro, Leo Battistelli, que presentará su proyecto Magia Verde, inspirado en un viaje a Ginebra.
"Caminando errático dentro de bifurcaciones vegetales, llego espontáneo a la quietud de Jorge Luis Borges; me detengo y compartimos tiempo y tierra en presentes diferentes, dialogamos bajo los grandes árboles antiguos. Silencio de miles de palabras en el aire", resume. Battistelli fue el artista escogido por Chandon para intervenir su clásico espacio en la última edición de arteBA.
El artista ha propuesto elaborar piezas con "piedras disueltas y unidas en una arcilla del color de Los Andes, que darán cuerpo a líquenes cristalizados por el aire y el fuego". Magia Verde pretende ser un "retrato y creación de líquenes, seres en simbiosis que viven de pureza, de vida con impacto leve y lento, seres de otras velocidades, otras perspectivas, otras realidades en un mismo mundo, que marcan con su presencia una forma de vida posible, una vida que acompaña cordialmente el tiempo de su anfitrión, la Tierra", resume.
Entre los participantes se encuentran Florencia Valls, quien ha sido presidenta de la Asociación de Amigos del Malba y actualmente trabaja en el Círculo de Amigos de la Universidad Di Tella para su Departamento de Artes, la actriz brasileña Cássia Kiss, el psicoanalista Joao Magro, Renato Freire, chef de la confitería Colombo de Río de Janeiro, Leonel Kaz, curador del Museo del Fútbol en San Pablo y del Museo del Mar en Río, y Lucía Bertazzo, crítica de arte y editora de libros objetos.
Por Mendoza serán de las partidas dos escultores: Tachuela (realizará una obra inspirado en cuentos de Borges, utilizando el sistema Braille) y Fabián Alvarez (que rendirá homenaje al Minotauro mediante sus toros en chapa). Y escritores como Gabriela Nafissi y Ramón Puig, ya que en la ocasión también se presentarán textos suyos. Sin olvidar a artistas y narradores de San Rafael, para completar el puente e intercambio de producción artística.
Una década ganada al desierto. La visión del escritor menos prolífico del mundo, Camilo Aldao, con la mirada de uno de los escritores más grandiosos de todos los tiempos, Borges. Esa es la historia y desde allí se barajan las cartas. Nadie se pierde y todos se transforman.
Fuente: losandes.com.ar
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