Arte / Muestras
El estadounidense Jim Campbell exhibe en el Espacio Fundación Telefónica un fascinante compendio de belleza, misterio y recursos
El de Jim Campbell es un universo de complejidad cierta pero en absoluto vociferante; arte electrónico con amable rostro low tech
, elaboradas reflexiones sobre la percepción humana en las que el
entramado de LED, monitores y circuitos se transmuta en una delicada
poética de lo mínimo.
"Muchas de mis obras parten de experimentos con la
percepción. Cuando comienzo a trabajar con ellas, no siempre sé si van a
funcionar como obras de arte, si lograrán generar alguna conexión con
la gente", comenta el artista, de paso por Buenos Aires, donde participó
de la inauguración de Tiempo estático , muestra que recorre
sus últimos 20 años de trabajo y puede visitarse actualmente en el
Espacio Fundación Telefónica. Además, el estadounidense, considerado un
pionero en el uso expresivo de los LED, integró el jurado de la edición
2011 de los premios Mamba-Fundación Telefónica Arte y Nuevas
Tecnologías.
Formado en Ingeniería Eléctrica y Matemática en el
Massachusetts Institute of Technology (MIT), Campbell explora, en la
instalación Marcos de referencia , el principio físico que
indica que la perspectiva del mundo varía de acuerdo con la posición en
que se encuentre el observador, sumergiendo a éste en el punto de vista
de un? clavo.
Menos lúdica, Reloj digital , al profundizar en
el registro sobre lo temporal, gana en misterio y sugerencia. La precisa
articulación de dos videocámaras y un monitor de retroproyección
"atrapa" al espectador -o, más bien, a su imagen ralentizada- dentro de
una obra que oscila entre ofrecerse como espejo fantasmal o singular
referencia a la fractura entre el tiempo de lo analógico y el de lo
digital.
En el otro extremo, y debido tanto a su tamaño como a su textura visual, obras del tipo de Un fuego, una autopista y un paseo o Pelea
ofrecen la fugaz ilusión de una tela de pequeño formato. Pero, en lugar
de evanescentes "óleos" abstractos, se observan refinadas estructuras
conformadas por LED, fruto de indagaciones sobre los efectos de la luz a
partir de otra de las obsesiones de Campbell: las imágenes en baja
resolución.
En esta línea, el autor parte de videos caseros (algunos
son de 1950) en los que se preocupa, particularmente, por el registro
del movimiento. Como el destilado de una fragancia, lo que finalmente se
traduce en los LED es algo así como el grado cero de la ilusión óptica
del movimiento: no hay rostros, edades, vestimentas o contexto. Sólo la
huella de algo que alguna vez fue, discretamente aludida, ahora, por un
conglomerado de píxeles.
Aunque más escultórica, Vista explotada insiste
en las tramas lumínicas. En este caso, a partir de una impactante
estructura cúbica conformada por hileras de LED suspendidos por cables.
La abstracción de los juegos de luz se transforma en marca figurativa a
medida que el observador se aleja de la obra. Campbell desarrolla así un
paradójico dispositivo sensorial que fascina en la misma medida en que
procura desmontar algo de ese efecto hipnótico para reflexionar sobre lo
perceptivo como resultado de una construcción.
Una línea de trabajo tan marcada por lo temporal y los
enigmas perceptivos tenía que derivar en obras relacionadas con la
memoria. De eso se tratan Retrato de mi padre y Foto de mi madre
, obras conmovedoras, más allá de estar inscriptas en una aséptica
exploración sobre la analogía entre la memoria humana y la memoria
informática.
En la primera, una foto digitalizada del padre del
artista aparece y se esfuma de manera intermitente, al ritmo de los
latidos de un corazón. En la segunda ocurre algo similar, pero lo que se
escucha es una respiración. Imágenes y sonidos, preservados
digitalmente, son capaces de evocar, capturar incluso, un instante del
continuo temporal que atraviesa todo lo vivo. Pero no sin la misma cuota
de carencia, parcialidad y persistente sensación de arena que se
escurre entre los dedos, que irremediablemente acompaña a la memoria
humana.
"¿Qué queda de la memoria, sin un relato que la
sostenga?", parecen preguntar estos objetos. "Sólo el enigma", podría
pensarse que les responde la obra Nunca he leído la Biblia , en la cual la memoria es un texto bíblico, susurrado a razón de una letra por vez.
Lo espiritual en el arte
Ficha. Tiempo estático. Jim Campbell: 20 años de arte electrónico, en Espacio Fundación Telefónica (Arenales 1540), hasta el 1 de octubre.
Lo espiritual en el arte
Además de estudiar Ingeniería Eléctrica y Matemática en
el MIT, Jim Campbell (Chicago, Estados Unidos, 1956) se dedicó al cine
antes de abocarse a las artes electrónicas. De allí, seguramente, nació
su interés por los misterios de la imagen en movimiento, la temporalidad
y la percepción, que ha redundado en piezas que hoy integran las
colecciones de los museos MET y MoMA de Nueva York y el Smithsonian de
Washington D.C, entre otros.
De estilo cálido y sencillo, durante la inauguración de
su muestra en Buenos Aires no dudó en mencionar a su mujer como una de
sus principales fuentes de consulta cuando le surgen dudas acerca de la
realización o -ese tema crucial- la finalización de una obra. Luego,
continuó la charla con adn vía correo electrónico.
-En sus obras la delicadeza formal nunca se ve
oscurecida por el soporte técnico. ¿Esto se debe a alguna búsqueda en
particular?
-A veces, cuando miro mi trabajo, siento que tengo suerte
al ser también un ingeniero eléctrico. Mi formación técnica me permite
tener una relación intuitiva con el medio electrónico. Esto también
significa que la tecnología no me fascina ni me obnubila, de modo que
puedo focalizar en otras cosas y poner los recursos tecnológicos en la
periferia. Así que ya ves, finalmente es una cuestión de suerte.
-¿Cree que arte, tecnología y ciencia tendrían que dialogar más entre sí?
-Absolutamente. La polinización cruzada entre estos
campos puede ser muy inspiradora para todos. Sin embargo, también creo
que estos diálogos tendrían que tener más que ver con ideas que con
procesos o métodos u objetivos. Los ingenieros diseñan, los científicos
buscan respuestas probables y los artistas formulan preguntas imposibles
de responder. Cuando percibo una obra que ha sido "diseñada" o posee
una "respuesta", usualmente encuentro que no tiene alma. Y esto es algo
común en el arte multimedia. En otras palabras, creo que los aspectos
lógicos de nuestra mente son diferentes de los aspectos espirituales o
intuitivos, y son estos últimos aspectos los que hacen buen arte.
Ficha. Tiempo estático. Jim Campbell: 20 años de arte electrónico, en Espacio Fundación Telefónica (Arenales 1540), hasta el 1 de octubre.
Fuente: ADN Cultura LA NACIÓN
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