GERÓNIMO RAUCH:
"SUEÑO CON HACER ALGO EN MI TIERRA"

El argentino que conquistó la escena del musical en Londres y en Madrid hará cinco shows en Buenos Aires
 Foto: LA NACION
Foto La Nación

Por Carolina Amoroso / LA NACIÓN



En febrero, Gerónimo Rauch viajaba por pocos días a Buenos Aires, invitado por el elenco de Casi normales para participar de la obra y para ofrecer una clase magistral. Pero no se imaginó que la clase sería el éxito rotundo que fue y que, luego de años de cosechar elogios y reconocimientos en España e Inglaterra, ya era tiempo de que el púbico de su tierra supiera en quién se convirtió el ex Mambrú que cautivó al West End.
Por eso, con el apoyo de Lino Patalano, preparó un concierto especial que lleva por nombre Entre miserables y fantasmas, en honor a Los miserables, la obra que cambió su vida tres veces y a El fantasma de la ópera, la pieza que protagoniza hoy en Londres. En cada una de las cinco fechas que ofrecerá en el Maipo, el cantante hará un recorrido por un repertorio de musicales de todos los tiempos, junto a una orquesta de 14 músicos dirigida por Tomás Mayer Wolf. Habrá también invitados especiales, como Josefina Scaglione. Laura Conforte, Manuela del Campo y Matías Mayer.
Por si faltaba sumarle algo a su apretada agenda, en este paso por Buenos Aires, Gerónimo -que se casó en España y tuvo a su hijo en Londres- será nombrado ciudadano ilustre. "Me sigue sorprendiendo ver mi cara y mi nombre en la puerta del teatro -dice, en una charla telefónica-. Estoy viviendo una vida que ni siquiera me animaba a soñar."
-¿Cómo elegiste el repertorio de este concierto?
Entre miserables y fantasmas tiene como idea hacer un recorrido por la historia de los musicales que me han llevado a donde estoy ahora. Empezaremos con un recorrido desde lo más antiguo, Cole Porter, Gershwin, y pasaremos también por Los miserables, El fantasma de la Ópera, Jesucristo Superstar y muchos otros repertorios que yo nunca podría hacer, como algunas canciones escritas para mujeres. Va a ser un homenaje al género y va a tener mucho estilo.
-¿Cuándo creés que te enamoraste del musical?
-Creo que fue cuando era muy chico. Mis hermanas fueron fanáticas del género mucho antes que yo, en la época del décimo aniversario de Los miserables. Ellas empezaron a mostrarme musicales y descubrí un mundo mágico e increíble. Con el tiempo yo me dediqué a otra cosa: estudié publicidad y esto era como un hobby. Hasta que hice un clic y me di cuenta de que era lo que quería hacer por el resto de mi vida.
-¿Te sentís más cantante que actor?
-Siempre hago las dos cosas al mismo tiempo, pero evidentemente para mí la música fue siempre la motivación principal y mi voz ha sido una guía para elegir proyectos y para pensar a futuro. Amo actuar, pero si me preguntás qué es lo que me guía a mí como artista, yo te diría que es mi voz y la música.
-En los últimos años hubo una explosión del musical, sobre todo en el circuito independiente, que se liberó de ciertos prejuicios en relación al género. ¿Notaste esto en tu paso por la Argentina?
-Estuve muy poquito en Buenos Aires la última vez, pero sigo la escena musicalera de la Argentina. Estoy al tanto de todo lo que se genera. Hay proyectos y creadores muy interesantes e intento seguirles el paso. A mí me fascina que haya crecido tanto, que haya tanta gente estudiando y preparándose para este género que en la época nuestra era sólo para arriesgados.
-¿Sentís que el género ha sido muy vapuleado por la crítica?
-Creo que se defiende solo. Lo que pasa es que el espectador empezó a descubrirlo porque hay cada vez más cosas. Se empieza a crear un gusto, empieza a haber más demanda de cosas nuevas. Esto es un proceso orgánico que se está dando en la Argentina y que va a crecer cada día más. El musical cuenta una historia y enseñarle al público a escuchar un texto cantado llevó su tiempo. Pero ya estamos: ya está aceptado. A la gente le gusta y lo quiere ver, que es lo más importante.
-¿Soñás con volver?
-Aprendí con el tiempo que somos ciudadanos del mundo. Lo que busco es crecer y buscar desafíos nuevos. Siempre sueño con volver a la Argentina, lo que pasa es que por ahora no es el momento porque hay proyectos acá, en Londres. Nunca descarto la posibilidad y sí, sueño con hacer algo en mi tierra, por supuesto.
-¿Con qué proyectos estás?
-Estoy con El fantasma de la ópera hasta agosto del año que viene. Entre mis proyectos están hacer conciertos en España, con ganas de grabar un disco desde acá, cosa que es difícil, pero ojalá lo logremos. Después, hay algunas cositas que no las puedo confirmar, pero me estoy preparando para algunas audiciones.
-Tu website tiene un sello que dice "Reinventing myself" [Reiventándome a mí mismo]. ¿Tiene algo que ver con el momento en el que estás?
-Siempre uno se está reinventando. Yo no me quiero quedar estancado en ningún lugar. Es parte de la idea de no quedarse quieto. En este género no estás acostumbrado a tener un contrato tan largo. De repente, acá lo tengo, pero no me quiero quedar estancado pensando que puedo ser el fantasma toda mi vida.
-En cuanto a las formas de encarar el trabajo, ¿qué diferencias encontraste en España e Inglaterra con respecto a la Argentina?
-Las formas de encarar el trabajo en España y en la Argentina son muy parecidas y los resultados son excelentes. Lo que pasa es que acá [por Londres] es una industria. Todos mis compañeros tienen un título universitario, avalado por el sistema de educación de acá. Vos acá les decís a tus padres: "Me quiero dedicar al teatro musical" y no te miran raro, es una carrera digna como todas y está muy establecida. Entonces, mi principal envidia es esa: todos mis compañeros estudiaron cuatro años en un conservatorio de música. Las universidades acá son lo más lindo que te podés imaginar y salen preparadísimos a un nivel competitivo que quizás a nosotros nos lleva años de experiencia conseguir.
Los miserables marcó tu destino....
-Me cambió la vida tres veces: me dio mi primer trabajo profesional, porque yo antes jugaba a ser cantante o actor, pero esa obra me afianzó y me dio el empujón para dedicarme ciento por ciento al género. Después, me permitió afianzarme como figura del musical en España con Jean Valjean, con la segunda producción en el mundo de la nueva versión de Los miserables, y después me abrió las puertas a Londres, donde estoy hoy. Es un musical que llevo en el alma.
-Tenés 36 años y ya interpretaste a algunos de los personajes más codiciados por los actores del género, ¿hay algún sueño pendiente?
-Tengo algunas obras que me gustaría hacer, por ejemplo Jekyll y Hyde. Lo que pasa es que también quiero crear un personaje. Quiero que alguien confíe en mí para crear un rol nuevo. Aún no pasó y me gustaría hacerlo. También quiero grabar un disco y hacer cine, pero en el mundo musical siento que crear un rol nuevo me afianzaría como artista.
-¿Cómo sentís que maduró tu intérprete en todos estos años?
-Lo que me pasó tanto en España como estando acá [en Londres] es que, al tener que estar tan atento al idioma y al acento, empecé a priorizar muchísimo más al texto. La profundidad del texto es donde yo me arraigo, donde encuentro las respuestas, en la verdad del texto, cosa a la que antes, desde mi inocencia y mi inmadurez, no le daba tanta importancia. Quizá le daba más importancia a cantarlo bien y lindo y a hacer las cosas más virtuosas que se pueden hacer, en vez de profundizar en la palabra. Creo que ahí está la diferencia. La palabra siempre es más importante.

Entre miserables y fantasmas

Con Gerónimo Rauch
Lunes, miércoles y jueves, a las 21; y el sábado y domingo, a las 21.30 (cinco funciones).
Maipo, Esmeralda 443..


Música

Gerónimo Rauch: talento, sensibilidad y pasión

Por Pablo Gorlero / LA NACIÓN
 Foto: Pablo Agullo y Alejandro Orquiguil de Mostacho Foto
Foto: Pablo Agullo y Alejandro Orquiguil de Mostacho Foto

entre miserables y fantasmas - gerónimo rauch en concierto

Dirección musical: Tomás Mayer Wolf. Dirección general: Fernando Dente. Producción general: Palermo Films. con: Gerónimo Rauch. Músicos: Gonzalo Argüello, Pedro Carabajal, Jorge Caldelari, Fernando Lerman, Gaspar Scabuzzo, Gonzalo Fuertes, Gustavo Meiller, Laura Molina, Tomás Babjaczuk, Pablo Hopenhayn, Gerardo Bondi, Martcho Mavrov, Martín Della Nina y Mariano Cantarini. Sonido: Rodrigo Lavecchia. Luces: Gonzalo González. Asistente de dirección: Florencia Ravera. Teatro: Maipo. Próximas funciones: mañana, a las 21; sábado y domingo, a las 21.30.
Nuestra opinión: Excelente
Gracias es la mejor palabra que uno podría darle a Gerónimo Rauch como espectador. Luego de siete años de ausencia en los escenarios porteños, regresó con toda la emoción, las ganas y el amor por lo que hace, para ofrecerle al público algo de aquello que desarrolló durante todo este tiempo en Londres y en Madrid. Allí protagonizó grandes musicales como Jesucristo Superstar, Los miserables y El fantasma de la Ópera (obra que actualmente encabeza en el West End). Su crecimiento fue enorme y hoy es una figura celebrada en la capital británica. Pero Gerónimo siempre manifestó su deseo de poder hacer algo de lo suyo en su país. Lo del Maipo se vive así, como un regalo hermoso. Porque, sobre el escenario, este inmenso artista antepone su sensibilidad a su talento. Y eso no quita, sino que suma brillo, frescura y una sinceridad que se agradece. Por ejemplo, habló del sueño de cantar junto a su hermano Marcos Rauch, y no tuvo problema en demostrar su emoción y contagiar ese abrazo a quienes lo presenciaban.
Acompañado por una impecable orquesta dirigida por Tomás Mayer Wolf (los productores de musicales deberían reparar en él más seguido porque es brillante), Rauch no perdió tiempo y arrancó con un clásico suyo y del género: "The Music of The Night", de El fantasma de la Ópera. No es exagerado decir que es la mejor versión de este tema que ha visto quien esto escribe. Gerónimo entiende a la perfección la diferencia entre sólo cantar e interpretar. Además de tener una voz prodigiosa es un actor potente y nunca deja esa faceta de lado al momento de encarar una canción. Entonces, aunque alguno no conozca el origen dramático de tal o cual tema, siempre podrá estar aproximado al sentido, al propósito, a través de su composición.
Entre miserables y fantasmas es un concierto delicado y distinguido, pleno de emoción, pasión y entretenimiento. El fanático del musical saldrá eufórico no sólo por escuchar a Rauch, sino por darse una panzada de los mejores clásicos del género. Pero aquel espectador que no es seguidor del musical quedará deleitado por un artista único que entrega lo mejor de sí mismo, casi como una ofrenda. Este concierto no es sólo para ver y escuchar, es para sentirlo.

Estructura

En este show al estilo Broadway desfilan canciones adoradas por los fanáticos como "Bring Him Home" (Los miserables), "This is the Moment" (Jeckyll & Hyde), "Getsemaní" (Jesucristo Superstar) y hasta "Defying Gravity" (Wicked), canción concebida para una mujer. Rauch hace lo que quiere con su voz, posee una técnica admirable y saborea cada canción como si de un manjar se tratase.
Un condimento que volvió delicioso a este concierto fueron las figuras invitadas. Josefina Scaglione ayudó a concluir un exquisito popurrí de clásicos con un tema de Amor sin barreras, la obra que protagonizó en Broadway. Pero este dúo dejó a todos en un estado de levitación cuando compartieron "The Phantom of the Ópera", leitmotiv de la obra de Lloyd-Webber, Stilgoe y Hart. Ahí nomás a uno se le vino a la memoria que Scaglione iba a ser la protagonista de la versión porteña de esa obra, al tiempo que fue elegida para protagonizar en Nueva York, por lo que no pudo hacerlo. Ni un tropiezo técnico la amedrentó en ese final tan difícil como preciso. Rugió el Maipo.
Marcos Rauch acompañó a su hermano en una desgarradora versión de "Roxanne" al estilo Moulin Rouge, mientras que Laura Conforte (siempre brillante) hizo con él "Falling", esa maravilla simple, pasional y sensual del musical Once, y luego, junto con Matías Mayer y Manuela del Campo aprovecharon para promocionar un poco Casi normales, pero con esplendor en el hit "Luz". El grupo vocal Voxpop (del cual perteneció hace mucho tiempo Gerónimo) dejó a todos fascinados con un tema de Queen (permitido por formar parte del musical We Will Rock You). Se trata de un grupo al que ya hace tiempo hay que prestarle mayor atención.
Contar el final de este show sería adelantar un momento vibrante, de esos que erizan la piel. Sólo hay que prepararse para lo inolvidable.
Gonzalo González es ideal para iluminar este tipo de eventos, sabe de momentos, de sentidos. Exacto el sonido de Rodrigo Lavecchia. Por su parte, Fernando Dente vuelve a demostrar que entiende mucho de puesta en escena. Sabe de prioridades, de impacto, de sensibilidad, de despliegue y refinamiento.


Fuente: lanacion.com

LOS ARTISTAS MÁS ROBADOS

The Art Loss Register es una base de datos que un lleva registro de las obras robadas, perdidas o en disputa en todo el mundo.
Éstos son los artistas con mayor número de obras desaparecidas hasta 2013.



Por Mónica Serrano / Para LA NACIÓN


Fuente: lanacion.com

LA VIGENCIA DE UN CLÁSICO DEL CINE NACIONAL

Mirtha Legrand visitó Mar del Plata para acompañar la retrospectiva dedicada a los films de Daniel Tinayre
 Foto: LA NACION
Por María Fernanda Mugica

MAR DEL PLATA.- El festival recibió la visita de Mirtha Legrand, quien viajó especialmente a esta ciudad, acompañada por su hija Marcela y su nieto Nacho Viale, para asistir a la función de La patota, película que protagonizó y que fuera dirigida por su marido, Daniel Tinayre.
Cuando Legrand entró al cine del Paseo Diagonal luciendo un traje rosa pálido con bordados en rojo, los aplausos y gritos colmaron la sala y los teléfonos celulares ardieron. "Si Dios quiere voy a venir en enero a hacer La noche de Mirtha de los sábados y los almuerzos de los domingos", dijo la diva, y la sala explotó en aplausos. Luego, su hermano José Martínez Suárez, presidente del festival, tomó el micrófono y aprovechó para bromear: "Quería decirles la alegría que me causa tener acá a mi hermana mayor -dijo, provocando una expresión de horror de su famosa hermana menor-. No, quise decir: tener a mi hermana mayor alegría no podían haberme dado".
Mirtha aprovechó la ocasión para contar que su nieto está produciendo una nueva versión de La patota, dirigida por Santiago Mitre, con Dolores Fonzi, Esteban Lamothe y Oscar Martínez. "Pero mejor que ésta no va a ser", remató la diva con su inimitable estilo, e invitó al público a ver el clásico de Tinayre.
"¡Dios mío, qué emoción! Hacía muchos años que no la veía. Esta película, con el tema de las mujeres violadas, fue muy adelantada a su época. Fue todo idea de Daniel", dijo Mirtha entre lágrimas y agradeció a su hermano por la retrospectiva del cineasta programada de esta edición del festival, y al público, que la aplaudió con fervor. 

Violencia real

Más allá del toque de glamour local aportado por Mirtha Legrand, el festival continuó presentando las que son ya las últimas películas de la Competencia Internacional de esta edición.
Ayer se proyectó Alive, de Park Jung-bum. El film coreano, protagonizado por el propio director, se centra en la difícil vida de Jeong-chol, un hombre que debe lidiar con diversas penurias económicas y familiares, que incluyen cuidar a una hermana con serios trastornos y a su sobrina. Con casi tres horas de duración, el film es una experiencia fuerte por las situaciones que retrata y por la violencia con la que lo hace.
La crudeza que se transmite en la pantalla se debe al método de trabajo peculiar elegido por el director. "Cuando ven las escenas en las que estoy cortando madera con un hacha, son reales -contó Park Jungbum, en la charla con el público posterior a la función-. Trabajaba dos o tres horas cortando madera para que el cansancio y la agitación que se ven en pantalla fueran reales. Lo mismo hicimos con los golpes: nos lastimábamos en serio."
Aunque el director coreano dice que este método le sirvió en su doble faceta de realizador y actor, confiesa que no volvería a hacer pasar a la actriz por una terrible escena de autoflagelación. "Antes de filmar le mostré las secuelas que iba a tener en el cuerpo flagelándome yo mismo y accedió a hacerlo. Pero, lamentablemente, las consecuencias físicas de la escena hicieron que tuviera que recibir tratamiento en un hospital. No volvería a hacerlo."


Fuente: lanacion.com

EL ARCHIVO DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
SE MUDA A ESTADOS UNIDOS

El manuscrito de "Cien años de soledad".
   El manuscrito de "Cien años de soledad".
Julieta Roffo

Si el Centro Harry Ransom, que depende de la Universidad de Texas en Austin, lleva al día su libro de inventario, va a tener que agregarle algunos activos: ayer anunció que acaba de adquirir el archivo de Gabriel García Márquez. Esto significa que compró los manuscritos originales de diez libros –entre los que se cuentan Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera y Memoria de mis putas tristes–; adquirió también unas 2.000 cartas de su correspondencia, algunas firmadas por Carlos Fuentes y Graham Greene; compró varias máquinas de escribir Smith Corona y algunas computadoras Apple en las que Gabo escribió sus obras, y más de cuarenta álbumes de fotos que registran casi noventa años de vida –el escritor colombiano murió en abril de este año, a los 87–. La Universidad también se hizo con el borrador del discurso con el que García Márquez agradeció el Nobel en 1982 y los recortes de diarios de Latinoamérica y de todo el mundo que dan cuenta de su trayectoria literaria. Como si fuera poco, tampoco se privó de comprar el borrador de la novela En agosto nos vemos, que García Márquez dejó inconclusa.
“Nuestro objetivo central es sostener el legado de García Márquez para que la comunidad internacional pueda acceder a él”, explicó a Clarín ayer Stephen Ennis, director del Centro Harry Ranson. Se trata de un museo y biblioteca especializada en Humanidades que depende de la Universidad de Texas.
Las letras latinoamericanas no son una novedad en esa institución: una parte del archivo de Jorge Luis Borges está allí, donde el autor de El Aleph dictó sus consagratorias conferencias sobre literatura argentina. Y también hay papeles que pertenecieron a Octavio Paz. Según detalló Ennis desde la ciudad de Austin, la familia García Márquez se contactó en diciembre de 2013 con la Universidad para saber si la institución estaba interesada en el archivo del Nobel colombiano.

El Nobel colombiano en plena revisión de “Cien años de soledad”, la novela que inventó el realismo mágico en 1967. Ese manuscrito es uno de los diez originales vendidos a un precio no revelado. / AFP
   El Nobel colombiano en plena revisión de “Cien años de soledad”, la novela que inventó el realismo mágico 
   en 1967. Ese manuscrito es uno de los diez originales vendidos a un precio no revelado. / AFP

“La reputación del Centro Harry Ranson ayudó, y nos pareció una oportunidad excelente. Luego de la muerte de García Márquez viajamos a México D.F. para revisar ese archivo y las negociaciones terminaron recientemente”, contó Ennis, que prefirió no detallar la cifra pagada a la familia.
“Se podrá acceder a la obra por múltiples vías”, sostuvo Ennis. En principio, el material va a ser catalogado y luego podrá ser consultado por estudiantes e investigadores. En ese sentido, tal vez el tesoro más valioso sea la obra inconclusa: “Se podrá leer en nuestra biblioteca pero dependemos de que la familia decida si la editará o no para difundirla más ampliamente”, aseguró el director del centro.
En pleno siglo XXI, otro de los objetivos del trabajo que acaba de empezar es la digitalización del archivo: lo primero que la Universidad de Austin quiere subir a Internet son los manuscritos de los libros ya publicados con las correcciones de García Márquez. “Creemos que es una buena forma de entender cómo construía su literatura”, dijo Ennis.
Esta Universidad tiene la colección más grande de literatura latinoamericana de los Estados Unidos. Pero no es la única entidad ni el único acervo literario. El material de José Donoso fue depositado en Iowa, y Princeton adquirió el archivo personal de Carlos Fuentes, así como las cartas de Elena Garro, entre las que hay unas 90 firmadas por Adolfo Bioy Casares. Es siempre difícil saber cuánto se pagan estos archivos: las universidades (y las familias) son muy reservadas.




Fuente: clarin.com

EL FILETE PORTEÑO PODRÍA SER PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Costumbres argentinas.

Por estos días, la práctica cultural que forjaron los inmigrantes se presentó ante la Unesco para ser reconocida en 2015.


Muy porteño. El filete aparece en las puertas de algunos bares y en los colectivos, entre ortos lugars.

Muy porteño. El filete aparece en las puertas de algunos bares y en los colectivos, entre otros lugares.



Patricia Kolesnicov

Lo que se ve dentro de la Unesco no es muy distinto de lo que se ve afuera: caras orientales, negras, con rulos, rubias, aindiadas. Adentro, representantes de Estados de todo el mundo. Afuera, inmigrantes, ex inmigrantes, nativos de colores varios, la mezcla que ofrece una ciudad que supo ser metrópoli de tanta colonia. Adentro discursos, diplomacia, traductores. Afuera la elegancia de una ciudad que se sabe hermosa y que cada tanto estalla por los suburbios. “¿A medianoche en subte? Andá tranquila”, aconseja una funcionaria a una turista que hace horas tuvo una lucha a francés partido con el taxista del aeropuerto que le engordó la tarifa frente a  la puerta del hotel.
Afuera sabores, olores, adentro, desde el lunes, se discute qué prácticas culturales, presentadas por qué países, serán declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (¿la del engorde de tarifas sería una presentación multilateral?)
En realidad, son dos listas: la de “salvaguardia urgente”, donde se anotan los elementos del patrimonio vivo particularmente frágiles o en peligro y la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Hasta hace unos días, la Argentina proponía incluir en esta lista el hábito porteño del café, pero un informe preliminar del Comité Ejecutivo desaconsejó su inscripción e hizo algunas recomendaciones para intentarlo de nuevo el año que viene. Argentina –que no puede integrar el Comité porque no paga la cuota desde la creación de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, en 2003—no tiene  nada para ser inscripto en la lista este año. Y, en realidad, desde que la lista empezó, sólo inscribió el tango, en conjunto con Uruguay.
Pero para 2015 ya está en marcha otra presentación: en marzo el ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi llenó los papeles para que el filete porteño –“Un sentimiento alegre que se pinta”—integre el patrimonio mundial. Hay que pasar una larga lista de requerimientos técnicos, enviar videos, contestar preguntas. Eso está casi todo hecho y el fin de semana pasado, en París, Lombardi se reunió con gente de la Unesco para preparar esa candidatura.
“Queríamos armar una trilogía: tango, filete y sainete”, dice, sentado en el Café de Flore, una esquina de París donde alguna vez dejaron sus horas Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre, entre muchos muchos otros. “Se trata de la cultura de la inmigración en Buenos Aires”.
El filete –se sabe—es esa forma particular de ilustración que arrancó en los carros que hacían repartos a fines del siglo XIX. Dos chicos que cebaban mate y hacían mandados en una carrocería –donde hacían los carros—un día tuvieron la oportunidad de tomar el pincel y le dieron un toque personal. La historia empieza así con Vicente Brunetti y Cecilio Pascarella, ninguno mayor de 13 años. La técnica se fue perfeccionando y se usó –cuentan Esther Barugel y Nicolás Rubió en “El filete porteño”-- para poner el nombre del dueño del carro y su especialidad: leche, pan, verduras.  Aparecieron flores, pájaros y hasta dragones. Si el cartel era grande había que pagar impuestos, así que la idea fue hacerlo chico pero llamativo. Y aparecieron, a pedido de los dueños, las frases: “Para ti, madre”;  “De ranas como vos tengo la sartén llena” y hasta “Si su hija sufre y llora es por este pibe señora”. Del carro el filete saltó al camión y de ahí al colectivo. Hasta que en 1975 lo prohibieron, argumentando que tanto ornamento confundía a los pasajeros. El filete se mudó a los cuadros y a muchos otros soportes. “Palermo no es Hollywood”, proclamaba con su inconfundible estilo un cartel hace poco, como una doble afirmación de identidad.
“Tiene que ver con un cambio en los procesos productivos, cuando se implementó el carro como sistema de distribución le hizo falta un arte decorativo, que aportaron las corrientes migratorias”, dice Lombardi. “Y los inmigrantes intentan construir una identidad nueva, plural, que busca reafirmarse. Entonces lo que hacen enseguida es criollo, nacional”.

-¿Qué pasó con la nominación del hábito del café?

-En la devolución, la Unesco insinúa que se trata de un hábito rioplatense. Seguramente el camino será volver a presentarla junto con Uruguay, como el tango.

--¿Para qué sirve tener una práctica en esa lista?

--Genera un compromiso, después tenés que mostrar que hiciste las cosas que te comprometiste a hacer para cuidar esa práctica.

--Como una auditoría externa…

--Y además te da visibilidad y reconocimiento internacional: la Unesco hace muestras, publicaciones, cursos.

En la Unesco, en confianza, dicen que algo que se gana con estas cosas es turismo. Mientras tanto, discretamente, Lombardi saca un “Buenos Aires” fileteado, una marca más para el desfile multicultural de la Unesco.

Ya está fresco en París. Son las diez de la mañana y con los abrigos puestos, en la vereda de un bar, cuatro o cinco chicas toman café y fuman. Los olores –perfumes, café, tabaco—acompañan a los que pasan. Hábitos culturales.

Fuente: clarin.com

SUBASTAN EL PIANO DE "CASABLANCA"
POR CASI 3 MILLONES DE DÓLARES

En una subasta realizada en Nueva York, con objetos de películas célebres, subastaron el piano de "Casablanca" por casi tres millones de dólares. Otro lote destacado fue el disfraz del león en "El mago de Oz" y el abrigo de Clark Gable en "Lo que el viento se llevó".
Humphrey Bogart y Dooley Wilson "Sam" en la escena de Casablanca
Humphrey Bogart y Dooley Wilson "Sam" en la escena de Casablanca













 

"Play again, Sam" ("Tócala de nuevo, Sam") es, acaso, una de las citas cinéfilas más difundidas de la historia (que, por cierto, nunca se dice realmente así en el film). Y, sin duda, el piano de la película Casablanca (1942) será recordado como uno de los objetos más queridos en la historia de la pantalla grande y por este motivo es que el comprador del instrumento lo adquirió en una subasta a 2,9 millones de dólares en Nueva York. El famoso piano de Sam, papel interpretado por Dooley Wilson --quien canta Según pasan los años--, se vendió junto a otras decenas de objetos de la época dorada de Hollywood, de los que alrededor de 30 pertenecían a Casablanca: vestidos de Grace Kelly, Marilyn Monroe, Judy Garland, una chaqueta de Clark Gable en el film "Lo que el viento se llevó", el disfraz de león de "El Mago de Oz (vendido por más de 3 millones de dólares) y fotografías originales, compartieron la noche junto al mítico instrumento.


                                             


El piano pasó a la historia grande del cine por la escena en que Ilsa (Ingrid Bergman) se acerca al pianista Sam y le pide que toque la canción As Time Goes By, además de ser una pieza clave en la historia del film, ya que su interior se usaba como tráfico de papeles ilegales (también subastados por más de 100 mil dólares). Fabricado 15 años antes del estreno de la película, el instrumento sólo tiene 58 teclas, 30 menos que un piano actual y hasta los años 80 había pertenecido a un dentista de Los Ángeles.Vale recordar que Casablanca es considerada por el Instituto Americano del Cine como uno de los tres mejores films de todos los tiempos, junto a Ciudadano Kane y El Padrino.
Se subata el piano usado en la escena de Casablanca
El piano subastado.



Fuente: clarin.com