CON LA EXCUSA DE RESTAURARLA;
DESMONTARON LA ESTATUA DE COLÓN

Demoraron cinco horas para mover la estructura; el gobierno porteño afirma que es otra provocación de la Nación; para Rodríguez Larreta, si siguen así "se llevan hasta el Obelisco"


La operación comenzó después del mediodía y se extendió durante cinco horas. Unos diez operarios sujetaron el cuello y los brazos de la estatua de Cristóbal Colón con eslingas que, más tarde, se engancharon a una gigantesca grúa. Ante un público atónito -e indignado- y bajo la supervisión de un dron -una suerte de pequeño helicóptero con una cámara de video y manejado a control remoto-, el bloque de mármol comenzó a moverse y quedó suspendido en el aire, hasta terminar recostado sobre una tarima próxima a la obra. El pedestal, también de mármol, sobre el que se apoyaba la figura de Cristóbal Colón quedó vacío. Detrás, las luces de la Casa Rosada se encendieron.

Asi, terminaba un nuevo capítulo -que no será el último- de la disputa entre el gobierno nacional y el de la Ciudad, enfrentados por la remoción de la estatua. El monumento estaba protegido por una cautelar de la Justicia que impide su traslado. La estatua de Colón fue donada a la Argentina por la comunidad de inmigrantes italianos, en ocasión del primer centenario de la Independencia.

Un proyecto del gobierno nacional prevé su traslado a Mar del Plata para colocar en ese sitio una estatua donada por el presidente de Bolivia, Evo Morales, en homenaje a la heroína de la independencia, Juana Azurduy.

El ingeniero Juan Alberto Arriegue, responsable de las tareas que se realizaron ayer, aseguró a la nacion que el levantamiento de la estatua estaba destinado a su "conservación y mantenimiento", y que no se preveía "ningún traslado que la deteriore". Explicó a su vez que las obras, a cargo de la empresa Alta Vial SA (contratada, según dijo, por la Subsecretaría de Obras de la Nación), se emprendieron debido a que "el capitel [la pieza sobre la que se apoyaba la escultura y que corona el pedestal] está partido en dos".

"Hay riesgo de colapso y no podemos dejar que avance el deterioro", afirmó. Argumentó que "en el marco de la justicia se permiten realizar trabajos de mantenimiento", y adelantó que las tareas de restauración del capitel se extenderán durante una semana.

Una orden de la jueza María Alejandra Biotti (ver aparte) impedía al Ejecutivo Nacional a "trasladar" el monumento y le imponía que, en el caso de que se realizaran obras de preservación, estas debían emprenderse "en concurrencia con las autoridades respectivas".

Según afirmó a la nacion Tomás Insausti, jefe de gabinete de la Dirección General de Inspección del Uso del Espacio Público del gobierno de la ciudad, ésta no fue notificada previamente del inicio de las obras.

El funcionario relató además que los efectivos de la Policía Federal y Gendarmería que custodiaba la entrada a la Plaza Colón prohibieron el ingreso del personal del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño. A su vez, el pedido de realizar un peritaje en conjunto sobre el monumento con una comisión que representara a la Ciudad tampoco fue atendido.

La fiscal Sandra Guagnino -de la Cámara en lo Contravencional N° 2 porteña- explicó que Alta Vial SA "no tiene el permiso de la Ciudad ni ningún otro para proceder con las obras". Afirmó además que la fiscalía tampoco tuvo acceso al monumento para inspeccionar los daños, ya que la Plaza se encuentra custodiada y enrejada. Por esto ordenó a la Policía Metropolitana que custodie el lugar para evitar la salida del personal a cargo de las obras y las grúas.

En relación a la remoción de la estatua, el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sostuvo que se trata de "una provocación a la comunidad italiana, a todos los porteños, a la Justicia y al gobierno de la ciudad", y aseveró: "El fallo es clarísimo. No se puede tocar el monumento. Como ya dije, si siguen así, se van a terminar llevando el Obelisco".
Mientras se desmantelaba el monumento, la presidenta de la asociación Basta de Demoler, impulsora de la medida cautelar para proteger la obra, junto con el defensor adjunto del pueblo, Gerardo Gómez Coronado, radicaban una denuncia en la comisaría 2a.


Fuente: lanacion.com

RETIRARON LA FIGURA DE CRISTÓBAL COLÓN DEL MONUMENTO

Pese a la prohibición de la Justicia, operarios removieron esta tarde la escultura que está en la plaza detrás de la Casa Rosada

La estatua de Colón, en el momento en que fue desmontada. Foto: DyN
 


En plena luz del día, la grúa removió la figura de Colón.  Foto:  DyN 

En plena luz del día, la grúa removió la figura de Colón.  Foto:  DyN 


Por Lucas Parera  | Para LA NACIÓN

LA NACIÓN se acercó al lugar y pudo hablar con el responsable del trabajo, que dijo que el monumento no será trasladado, sino que "será desmontado", con la excusa de que está en malas condiciones.
"No vamos a trasladar la estatua, solamente vamos a someterla a un proceso de restauración, ya que varios informes señalaron la posibilidad de que colapse, debido a su deterioro", señaló Juan Arriegue, ingeniero a cargo del operativo, a LA NACIÓN.
El ingeniero indicó que en "primer lugar" será restaurada la estatua a Colón, y luego verán "qué otras partes del monumento se encuentran en mal estado", para "proceder a desmontarlas para su refacción". Un equipo de operarios trabajará junto a escultores y representantes de la facultad de Bellas Artes.
Atilio Alimena, defensor del pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, afirmó que "es un atropello a la Constitución". Sobre la remoción del monumento dijo que la misma se hace "sin ningún tipo de permiso ni habilitación".
La iniciativa provino de "la Secretaría de la Presidencia", según indicó Arriegue, y se eligió un sábado "porque facilita el acceso de las grúas y de los equipos".
"No sabemos cuándo vamos apoder volver a colocar la estatua, esperamos que pronto", prometió, y luego añadió: "Antes de iniciar con el proceso de restauración, hablamos con la comunidad italiana y obtuvimos su apoyo".
El posible traslado de la estatua a Mar del Plata y su reemplazo por una de Juana Azurduy había causado un duro enfrentamiento entre el Gobierno nacional y el Gobierno porteño.
Actualmente, una medida cautelar emitida por la Justicia impide el traslado del monumento. "Las medidas de refacción y restauración se inscriben dentro de lo permitido. Lo que está prohibido es el traslado de la estatua, pero nosotros no vamos a hacer eso. Independientemente de su traslado futuro o no. Si es que sucede y si todos los actores involucrados así lo desean, se hará o no, pero lo importante es poder mantener el patrimonio que significa esta estatua", concluyó Arriegue.
Pese a la orden judicial, las grúas continuaron su trabajo de remoción.  Foto:  DyN
Ninguna autoridad se hizo presente mientras quitaban la figura del descubridor de América.  Foto:  DyN
La comunidad italiana en la Argentina se quejó de la quita del monumento.  Foto:  DyN
La figura de Cristóbal Colón yace en el suelo, después de la disputa entre Nación y Ciudad.  Foto:  DyN
Colón y de fondo, la Casa Rosada, desde donde se dio la orden de bajar la estatua.  Foto:  DyN
Operarios quitan las sogas de la grúa que bajó la figura de Cristóbal Colón de su pedestal.  Foto:  DyN
Prolijamente embalada, la figura ahora descansa en el piso de la plazoleta frente a la Casa Rosada. Foto:DyN


Fuente: lanacion.com


PESE A LA PROHIBICIÓN DE LA JUSTICIA,
ESTÁN DESMONTANDO EL MONUMENTO A CRISTÓBAL COLÓN

Están desmontando la estatua a Cristóbal Colón

Pese a la prohibición de la Justicia, operarios están desarmando el monumento




Pese a la prohibición de la Justicia, operarios estaban desmontando esta tarde el monumento a Cristóbal Colón ubicado detrás de la Casa Rosada.
LA NACIÓN se acercó al lugar y puedo hablar con el responsable del trabajo, que dijo que el monumento no será trasladado, sino que "será desmontado", con la excusa de que está en malas condiciones.

Fuente: lanacion.com

RAYUELA: LA NOVELA QUE REVOLUCIONÓ LA LECTURA,
CUMPLE MEDIO SIGLO

Editada en junio de 1963, la obra de Julio Cortázar provocó admiración por el riesgo sonoro y sintáctico; se la recuerda con una edición conmemorativa y actividades en París

Por Franco Varise  | LA NACiÓN


"Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón..."
Rayuela nunca fue una novela. Es más bien una especie de río abierto y caudaloso. A cincuenta años de su primera edición, la gran creación de Julio Cortázar, también puede analizarse como un dispositivo extraliterario donde, como al inicio de esta nota, el autor apela al "gíglico", un idioma creado para la expresión absoluta.
El aniversario de los 50 años, que contará con conmemoraciones en la Argentina y en Francia, donde vivió, plantea una pregunta: ¿qué hace a esta obra tan fascinante todavía? Experimentación sonora y sintáctica, posibilidades de lecturas diversas; interpelación a la participación del lector y una sutil postura contracultural evocadora de las contradicciones de los sesenta hicieron de este simple objeto de pensamiento, papel y tinta un artefacto potente. Su secreto magnetismo cautiva a lectores de generación en generación. Con el tiempo, el texto ganó la admiración de grandes de la literatura. "Ningún otro escritor dio al juego la dignidad literaria que Cortázar, ni hizo del juego un instrumento de creación y exploración artística tan dúctil y provechoso. La obra de Cortázar abrió puertas inéditas", expresó el escritor peruano Mario Vargas Llosa. "Si no hay una voluntad de lenguaje en una novela en América latina, para mí esa novela no existe. Yo creo que la hay en Cortázar, que para mí es casi un Bolívar de la literatura latinoamericana. Es un hombre que nos ha liberado, que nos ha dicho que se puede hacer todo", consideró Carlos Fuentes. "Prosa hecha de aire, sin peso ni cuerpo, pero que sopla con ímpetu y levanta en nuestras mentes bandadas de imágenes y visiones, vaso comunicante entre los ritmos callejeros de la ciudad y el soliloquio del poeta", opinó Octavio Paz. "Cortázar es el mejor", añadió sintético el escritor chileno Roberto Bolaño. "Cortázar nos ha dejado una obra tal vez inconclusa, pero tan bella e indestructible como su recuerdo", dijo Gabriel García Márquez. Y las opiniones compiladas a lo largo del tiempo no escatiman elogios. Hoy Rayuela es parte del programa de lectura de muchas escuelas secundarias argentinas. Algo impensado hace cinco décadas, cuando la novela irrumpió en la escena literaria de habla hispana como algo extraño. Cortázar, que murió en París en 1984, compartió sus intenciones en una entrevista de la década del setenta: "A mí se me ocurrió, y sé muy bien que era una cosa muy difícil, un texto donde el lector en lugar de leer consecutivamente una novela tuviera opciones, lo cual lo situaría ya casi en pie de igualdad con el autor, porque él también había tomado diferentes opciones al escribir el libro".
La primera página del libro se titula "Tablero de dirección" y destruye en el mismo umbral de la obra el orden formal entre "lo escrito" y "lo leído" al proponer dos maneras de leer las seiscientas páginas que siguen: de corrido -en cuyo caso el libro terminaría en el capítulo 56 siendo el resto "prescindible"- o como propone el autor, según un orden alterado en el que ubica como primero al capítulo 73, en cuyo caso todos los capítulos serían "necesarios". Así lo explicó Cristina Feijóo en una nota titulada "El pensamiento de Cortázar en Rayuela" publicada en la revista literaria La Máquina del Tiempo.
Pero la invención de Cortázar no sólo fascina a otros escritores y a miles de lectores. También llamó la atención del mundo científico por su construcción basada en diferentes capas. "Rayuela es, sin duda, una novela excepcional que aborda una multiplicidad de temas y miradas acerca del hombre y del sentido de su existencia. Si bien algunos aspectos han envejecido mejor que otros, hay uno en particular que está hoy más vigente que nunca: la búsqueda. Rayuela es para mí, entre muchas otras cosas, una novela acerca de la necesidad de buscar, de buscarse y de buscarnos. Es además una búsqueda hacia adelante, hacia lo nuevo y desconocido, hacia lo abierto. Una búsqueda del hombre nuevo (como se ha señalado tantas veces) pero también de un nuevo lenguaje y de una nueva relación entre el lector y la novela. En estos tiempos que corren, el espíritu de búsqueda que representa Rayuela debería estar hoy más vivo y presente que nunca", consideró a LA NACION Gustavo Ariel Schwartz, investigador del CSIC en el Centro de Física de Materiales de San Sebastián, España.
El domingo 20 de octubre de 1963 se publicó en LA NACION la crítica literaria a cargo de Juan Carlos Ghiano con el título: "Rayuela, una ambición antinovelística". En el texto, el autor, no sólo reseña la obra sino que también aporta datos de la "muchachada" literaria de la época a la que pertenecía el autor y señala como influencias a Alfred Jarry y el Joyce por fuera de Ulisses. Ghiano, que se declara admirador de Cortázar, desliza algunas críticas: "Rayuela, intensamente auténtica en algunos capítulos, muy pocos, decepciona y fatiga en la totalidad". Y agrega: "Cortázar ha querido ser el escritor voyant que pedía Rimbaud y del intento surge lo antinovelístico de su libro, tan preocupado por lo que intenta destruir que no siempre alcanza la novedad anunciada con insistencia".|
Cortázar fijó su residencia definitiva en París en 1951, donde murió en 1984. Desde allí desarrolló una obra literaria única dentro de la lengua castellana. Algunos de sus cuentos figuran entre los más perfectos del género. Rayuela marcó un hito dentro de la narrativa contemporánea. Por eso, la editorial Alfaguara lanzó una reedición conmemorativa, y en París el Instituto Cervantes inauguró la semana pasada una exposición y publicó una guía de París basada en los lugares que menciona la novela.

Un autor y una obra que siguen vigentes

 
Julio Cortázar. 
  • Julio Cortázar
    Escritor

    Fue un escritor, traductor e intelectual argentino nacido en Bélgica y nacionalizado francés
La primera tapa de Rayuela. 
  • 1963
    La primera tapa de Rayuela con el juego infantil desplegado como alegoría
La reedición 2013. 
  • 2013
    La reedición incluye un apéndice en el que el autor cuenta la historia del libro

LAS OBSESIONES POP DE YAYOI KUSAMA

Cultura
La mayor artista japonesa viva, que empieza a ser considerada "la Lady Gaga del arte", protagoniza desde este fin de semana la muestra más ambiciosa presentada por el Malba.


Basta con aproximarse al Malba y observar las hileras de jacarandás camuflarse con lunares rojos y blancos, para comprender que se está a punto de asomar a un lenguaje artístico y psíquico realmente singular y omnímodo. Uno que es desafiante en sus colores y formas repetitivamente obsesas; inquietante al plasmar en escala el lugar del sujeto dentro de la infinitud del universo y certero en la representación de una imaginación humana que tampoco conoce de límites ni de fronteras.
Ese viaje fantástico, surrealista y alucinatorio por momentos resume la cosmovisión plástica y la intimidad psíquica -unidad inescindible- de la mayor artista japonesa viva, Yayoi Kusama (Matsumoto, 1929), a quien el Malba le dedica su primera retrospectiva en América latina.
Consagrada mundialmente, halagada por marcas de lujo como Louis Vuitton, que el año pasado coló en sus vidrieras sus creaciones, pasado mañana, cuando se abra al público "Yayoi Kusama. Obsesión infinita", se podrá admirar un repertorio de más de cien obras, en todos los soportes, que antes exhibieron el Reina Sofía, el Pompidou, la Tate Modern y el Whitney Museum.
El planteo de los curadores Philip Larratt-Smith y Frances Morris, jefa de Arte Internacional de la Tate Modern, da cuenta del paso del ámbito privado a la esfera pública en la prolífica producción de Kusama, atravesada por cada una de las corrientes estéticas inscriptas desde la posguerra hasta la posmodernidad. Aunque el denominador común en la obra de Kusama es el punto, el lunar, el círculo en colores multiplicado al infinito en cualquier superficie (hasta en sus videos y en los cuerpos humanos de sus performances ), en un intento de autorrepresentación y de esbozo, a su vez, del mundo que su percepción recrea.
La artista lo explica así en uno de los ensayos curatoriales: "Mi deseo era predecir y estimar la infinitud de nuestro vasto universo con una acumulación de unidades en red, un negativo de puntos. Cuán profundo es el misterio de la infinitud en el cosmos. Percibiendo ese infinito quería ver mi propia vida. Mi vida, un punto, es decir, una partícula entre millones de partículas. Fue en 1959, cuando presenté un manifiesto en el que declaraba que mi arte me borraba y borraba a los otros con el vacío de una red tejida con una acumulación astronómica de puntos".
Esa noción de "autoborramiento", de suplantación del sujeto mediante un punto, es la que se reitera en varias de las instalaciones que el Malba presenta y que constituye los puntos más altos de la puesta. Hasta tal punto esa iconografía de lunares la representa, que Kusama ideó una instalación íntegramente en color blanco -un living- para que sean los propios espectadores los que llenen de lunares el espacio mediante stickers. Esa instalación lúdica, como cierre de la exposición y antecedida por las últimas pinturas de la artista, juega e imita otra instalación de su cosecha: "Estoy acá, pero nada". En ella, el espectador se adentra en la intimidad de lo que podría ser el hogar de la artista, con objetos y enseres en uso. Todo da indicios de su presencia, pero ella no está. Están los lunares fosforescentes, iluminados por una luz negra, que aluden a su ausencia y, en una lectura más amplia, a la presencia de cada uno de los objetos de su cotidianidad.

Los árboles de la cuadra del museo, intervenidos. Foto: Malba
Nadie que visite la muestra quedará exento al influjo que produce su ambientación con infinidad de espejos y de luces cambiantes de colores. Ingresar allí es como viajar, en platea preferencial, por el cosmos. Es en esa obra, Infinity Mirrow Room, en la que mejor queda plasmada la relación en escala entre el sujeto y el cosmos.
Dice la artista: "El lunar tiene la forma del sol, que es símbolo de la energía del mundo y de nuestra vida, y tiene también la forma de la luna, que es la quietud. Los lunares no pueden estar solos, como sucede con la vida comunicativa de la gente, dos o tres o más lunares llevan al movimiento. Nuestra tierra es sólo un lunar entre los millones de estrellas del cosmos. Los lunares son un camino al infinito. Cuando borramos la naturaleza y nuestros cuerpos con lunares, nos integramos a la unidad de nuestro entorno. Nos volvemos parte de la eternidad...".
Al recorrer la muestra con los curadores, Larratt-Smith dice sobre la obra de Kusama, que durante 16 años fue parte de la vanguardia de Manhattan en los 60: "Tan sólo uno de los méritos Kusama, que por propia voluntad vive desde 1977 recluida en una clínica psiquiátrica en Japón, fue haber creado un lenguaje simbólico que le permitió el acceso a la gente a su mundo y a sus percepciones".
"Cuando uno conoce a Yayoi Kusama entiende que el arte es su salvación, su bálsamo terapéutico y su ejercicio existencial. Ella hoy vive para trabajar y trabaja para vivir. Tiene el control absoluto de su obra y una alta pero justa valoración de lo que su producción significa dentro del quehacer artístico. Quizá, por eso, su afán es trascenderlo y transformarlo en algo popular con llegada a toda la gente. De hecho, lo ha logrado."

Fuente: lanacion.

EUGENIO ZANETTI:
"EL MUNDO DE LA PELÍCULA TIENE QUE VER CON MI VIDA"

CINE / EL RODAJE DE "AMAPOLA"

Cordobés ganador de un Oscar por la dirección de arte de “Restauración”, Zanetti está rodando “Amapola”, su opera prima, en Victoria y el Tigre. Y confiesa que es una “mezcla de comedia y viaje en el tiempo”.

Con los protagonistas  Camilla Belle y François Arnaud, en un alto del rodaje en el Palacio Sans Souci. / foto: Maxi Failla

Por Diego Papic

El Palacio Sans Souci está iluminado por el sol que se abrió paso entre las nubes después de la tormenta. Adentro, en el enorme salón, una leve humareda se percibe en los rayos de luz que entran por las ventanas. Todo está repleto de objetos en un cuidado desorden: máquinas de escribir, viejos libros, mesas de roble. El máximo responsable es Eugenio Zanetti, célebre director de arte argentino, ganador del Oscar, que ahora se carga por primera vez una película al hombro como director: se trata de Amapola, comedia romántica con algo de realismo mágico y algo de musical, que se está rodando por estos días en el Tigre.
“Es una película que no podría haber hecho en los Estados Unidos, así que vine a hacerla acá -cuenta Zanetti en un alto del rodaje-. Es muy personal, una mezcla de una comedia y un viaje en el tiempo. Una especie de fantasía sobre este país entre los años ‘60 y los ‘80, que fueron mi juventud. Ocurre en un día de verano en el ‘66 y en un día de invierno en el ‘82. No de casualidad el primero es el día del golpe de (Juan Carlos) Onganía, y el segundo es la declaración de la Guerra de Malvinas. Pero la película no es sobre eso, eso se ve en la televisión y en las reacciones de la gente, la película es sobre si uno puede modificar su destino”.
La protagonista (la estadounidense Camilla Belle) ve el futuro, no le gusta lo que ve, vuelve a ese día original del pasado y trata de cambiar todo para que el futuro no ocurra.
Esos años son significativos en tu vida...

Sí. Yo viví acá hasta el ‘66 y me fui a Europa, Afganistán, la India y todas esas cosas que se hacían después de que los Beatles fueron a India, y viví en Francia, en Italia, laburé en cine y teatro. Cuando me fui tenía 22 años, volví cerca de los 30 y me quedé acá hasta el ‘82. Laburé mucho, hice muchas cosas, me pasó de todo y en el ‘82 me fui a los Estados Unidos. Acá yo estaba haciendo Un espíritu burlón, de Noël Coward, y la bajaron porque transcurría en Inglaterra. Ya era como muy caótico todo.
¿Hay algo de autobiográfico en la película?

Sí, el mundo de la película tiene que ver con mi vida. Hasta los 20 años yo viví en un mundo casi de comedia musical. No en vano esta familia vive en una isla, que es como metafóricamente veo a este país, en este enorme mamotreto del siglo XIX (el Palacio Sans Souci, que en la ficción será el hotel Amapola) que han heredado de sus padres, que también me parece metafórico de este país, y donde la juventud y la sensualidad cumplen un rol muy importante. Y eso se corta porque hay toque de queda y se arma un gran despelote, y ese corte ocurrió en nuestras vidas. Se acabó lo que se daba. Se acabó una situación que si bien no era idílica en la realidad se podía vivir, comparada con lo que vino después, como antes de la caída, de la echada del paraíso. Y así funciona en la película.
¿Por qué decís que no podías haber hecho esta película en los Estados Unidos?

Es una película inclasificable para los estadounidenses, porque, ¿cómo la venden? Nosotros la hemos vendido como una comedia romántica, pero, en el fondo, yo no sé qué es la película. Porque lo cierto es que tampoco se parece a una película argentina convencional.
Tenés mucha experiencia en cine, pero es tu primera película como director. ¿Cómo está resultando la experiencia?

En teatro dirigí mucho y en cine trabajé como director de arte, simplemente junté las dos experiencias. A mí me parece increíblemente fácil, pero debo estar loco. Sabemos adónde vamos. Creo que los problemas surgen cuando el director no sabe lo que quiere. Yo, bien o mal, sé exactamente lo que quiero. Es difícil definir el tono de una película antes de que exista la película, entonces todo es tentativo. Yo mirando los dailies (las tomas de cada día) y armándola, veo que hay cosas que son desopilantes, incluso varias que yo no estaba seguro de que fueran tan graciosas. Es mucho más una comedia de lo que yo pensaba, lo cual me encanta.
Zanetti se dispone a retomar el rodaje. En la entrada del Palacio Sans Souci, los protagonistas, Camilla Belle y François Arnaud, caminan y parecen despedirse. Arnaud se aleja mientras una mucama lleva su valija. Zanetti grita “¡Corten!” y se dirige en inglés a Camilla, que lo mira con rostro perfecto y el vestido impecable: “Hermosa, deberías hacer cine”. Ella, sin falsa modestia, le contesta: “Algunos me lo han dicho”. Zanetti remata con un “Y lo harás, mi querida”. El paso de comedia, dicho en inglés y con entonación de musical, arranca las sonrisas de los técnicos y contribuye al ambiente glamoroso de esta película de ánimo hollywoodense, pero bien argentina.



Arnaud Su personaje es desertor de Vietnam, y aquí conoce a Amapola. Ampliar

Arnaud Su personaje es desertor de Vietnam, y aquí conoce a Amapola.

Arnaud Su personaje es desertor de Vietnam, y aquí conoce a Amapola.
El canadiense mochilero

François Arnaud es un actor canadiense de 27 años conocido por interpretar a César Borgia en la serie Los Borgia (que emite aquí el canal TNT). Estuvo hace diez años recorriendo la Argentina como mochilero y le gustó tanto el país que ése fue uno de los incentivos para aceptar el papel en Amapola.
“Me gustaba la idea de venir acá y trabajar con Eugenio, que tiene una visión única -cuenta François-. Mi personaje es estadounidense y desertor de Vietnam. Está viajando por el mundo y llega a la Argentina. Tiene una novia argentina, pero nada serio, y cuando ve a Amapola, el personaje de Camilla, se enamora de un golpe y deja a la otra. Es un poco como Romeo y Julieta ese encuentro. Y después decide quedarse en la Argentina.” Sobre la elección de François, Zanetti dice: “Es muy buen actor, aparte tiene una pinta que raja la tierra. Pasamos por varios, porque como es una comedia romántica hay muchísimos jóvenes actores de televisión que enseguida aparecen, pero yo quería un buen actor. Entonces había una selección de Dráculas y vampiros de distintas series y yo estaba un poco reticente. François es canadiense y los canadienses se parecen bastante a los argentinos, y él sabía del cine europeo, tenía una cosa que a veces los norteamericanos no tienen. Y me pareció que él podía entender el contexto mejor. Es un poco un Steve McQueen.” Al igual que su compañera Camilla Belle, François se pasa los días viendo teatro. “Conocí actores en una fiesta y todos me invitaron a sus obras, así que vi seis la semana pasada”, dice, y se despacha con un elogio hacia Buenos Aires: “Me gusta mucho la ciudad, hay algo muy vivo, el nivel de actores es muy bueno.”
La bella que da nombre al filme

Camilla Belle es una hermosa joven de 26 años que nació en Los Angeles, pero habla perfecto español y portugués porque su madre es brasileña. Trabaja desde los 9 años y a los 11 estuvo en Salta y Buenos Aires filmando El secreto de los Andes, una coproducción con los Estados Unidos, aunque recuerda poco de aquel viaje. Tal vez su trabajo más conocido sea como mujer de Daniel Day-Lewis en La balada de Jack y Rose, de Rebecca Miller.
“Me interesó mucho la película porque era algo muy diferente a lo que venía haciendo en los Estados Unidos -cuenta Camilla-, y siempre estoy buscando trabajo en países latinos, en Europa, porque hablo portugués, español e italiano. Entonces quiero poder trabajar en diferentes países.” ¿Cómo es trabajar con Zanetti?
El es un amor, siempre está tranquilo y de buen humor. Tiene paciencia y una visión muy clara. Es su mundo, entonces da para confiar mucho en él, porque creó todo. También, como es pintor, puede ver los detalles minúsculos, eso me gusta mucho.
Zanetti, a su vez, se deshace en elogios para con Camilla: “Es de origen latino, su madre es brasileña, ella habla español y tiene un tipo que no es el que los norteamericanos llaman ‘latino’ -que para mí no es argentino-, sino un tipo más como una italiana, que es a lo que se parecen las argentinas. Tiene el tipo, es muy bella y es muy actriz de cine. Trabaja desde que tiene 9 años y tiene una gran sabiduría innata sobre lo que la cámara ve y lo que la cámara no ve.” Camilla dice que está muy ocupada filmando, pero cuando puede salir a la noche porteña aprovecha para ir al teatro: ya vio Amadeus, Love Love Love y Dos amores y un bicho, la obra con la mexicana Adriana Barraza, que fue compañera suya en la película From Prada to Nada.


Fuente: clarin.com

EL MAPA PORTEÑO DE CARLOS GARDEL

A 78 años de su muerte, un recorrido por sitios donde dejó marcas y no sólo como artista.
Su única casa. En Jean Jaures 735 Gardel vivió junto a su madre entre 1927 y 1935. Hoy, en pleno barrio de Abasto, el lugar es un museo.

Por Eduardo Parise


Desde 1935, en cada 24 de junio, suele evocarse la figura de Carlos Gardel asociada a la tragedia ocurrida en Medellín, cuando la muerte lo convirtió en mito. Y vuelven a aparecer las polémicas sobre su vida y su historia, que alimentan la leyenda. Pero más allá de todos esos recuerdos, en Buenos Aires todavía quedan lugares en los que Carlos Gardel dejó su huella, ya sea como artista o como la persona de carne y hueso que era. Hoy, cuando se cumplen 78 años de su muerte, vale mencionar algunos de esos sitios que, plagiando a Homero Manzi, guardan ecos del eco de su voz.
En ese recorrido, la zona del Abasto es casi una obligación. Pero allí hay un lugar que se destaca: la casa que está en Jean Jaurés 735. Fue comprada por Gardel en 1927 a un tal Gorina, quien la tenía desde 1921. El precio: $ 50 mil moneda nacional. Allí, alguna vez, había funcionado un prostíbulo. Gardel la definía como “la casa de mamá”. Esa fue la única residencia propia que el cantor y Marie Berthe Gardes (simplemente doña Berta) tuvieron aquí. Entre marzo de 1893 y 1927, madre e hijo habían residido en distintos lugares, ya fueran la casa de amigos o alquilando. Actualmente ese lugar es el Museo Casa Carlos Gardel.
En abril de 1901, cuando el futuro ídolo tenía poco más de diez años, su madre lo inscribió como pupilo en el Colegio Pío IX (lo conocían como Colegio San Carlos). El colegio estaba (y aún está) en Yapeyú y San Carlos (la actual Don Bosco) En ese lugar Charles Gardes estuvo dos años. El oficio de planchadora de su madre permitía costear los $ 15 mensuales de cuota, más los extras por útiles escolares y otros gastos.
Ya consagrado como figura, Carlos Gardel actuó en muchos lugares de la Ciudad. Pero hay un sitio muy especial: el Grand Splendid, en la avenida Santa Fe 1860. Aquella sala teatral (hoy convertida en una gran librería) fue sede de varias presentaciones del cantor. Pero, además, allí estaba la habitación en la que, en 1920, Gardel empezó a grabar para el sello Nacional Odeón (hoy EMI). La sala pertenecía a Max Glücksmann, dueño del teatro y del sello grabador. Hoy es una pieza vacía.
La afición de Gardel por el turf y los caballos pura sangre es conocida. De ahí que el Hipódromo Argentino de Palermo (que ya tiene 137 años de historia) haya sido otro de los lugares que frecuentó. Siempre se lo veía en los primeros escalones del sector de profesionales. Esto era así por su condición de propietario: desde 1929 hasta 1932 fue dueño del stud “Las Guitarras” y en 1933 creó el stud “Gardel C.”, cuyos jockeys lucían chaquetilla blanca con mangas turquesa y gorra color oro.
En el mundo gardeliano también se suelen recordar otros sitios que hacen a su vida en Buenos Aires. Y en esa lista aparece el teatro Esmeralda (actual Maipo, en Esmeralda 443), donde en mayo de 1917 estrenó “Mi noche triste”, el primer tango canción; la heladería y confitería “El Vesuvio” (creada en 1902 en Corrientes 1181) donde disfrutaba un helado o un chocolate con churros, y la sede de la YMCA, en Corrientes y Reconquista, donde solía ir a hacer gimnasia.
También frecuentaba el antiguo Palais de Glace (todavía existe en Posadas 1795). Inaugurado en 1910, era un lugar muy tanguero. Y allí funcionaron dos cabarets: el Vogue’s Club y el Cyros. En la madrugada del 11 de diciembre de 1915, cuando iba desde el Palais de Glace hacia el Armenonville (otro cabaret que estaba en las actuales Libertador y Tagle) Gardel fue baleado por un grupo de “niños bien”. Se salvó, pero la bala le quedó alojada para siempre debajo del corazón. Esa vez, el cantor festejaba su cumpleaños 25. Terminó internado en el Hospital Ramos Mejía, General Urquiza 609, en el barrio de Balvanera. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com