BAJO EL SUELO DEL CENTRO,
VESTIGIOS DE LA CIUDAD DEL SIGLO XVII

Arqueología
En excavaciones en San Telmo y San Nicolás hallaron vasijas de origen guaraní y fragmentos de platos

En excavaciones en San Telmo y San Nicolás hallaron vasijas de origen guaraní y fragmentos de platos del siglo XVII.  Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk
En excavaciones en San Telmo y San Nicolás hallaron vasijas de origen guaraní y fragmentos de platos del siglo XVII.  Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk

Por Catalina Fairstein / Para LA NACIÓN
 
¿Cómo era la vida doméstica porteña en los siglos XVII, XVIII y XIX? Dos importantes excavaciones arqueológicas en los barrios de San Telmo y San Nicolás permiten reconstruir ese pasado gracias a los que ya son los hallazgos más antiguos que hayan tenido lugar en la ciudad.
Una de las excavaciones se está realizando en el estacionamiento lindero al ex convento de Santa Catalina de Siena, en la esquina de la calle Reconquista y la avenida Córdoba, en el barrio de San Nicolás. La otra, en Bolívar al 300, terminó el año pasado y dejó varios objetos hallados que aún se encuentran en proceso de análisis. Entre ellos, fragmentos de lo que podrían ser cacerolas, ollas y platos de finales del siglo XVII. La importancia de los hallazgos es tal, que en esa zona ya comenzó la construcción del que será el primer hotel de temática arqueológica de la Argentina.

En excavaciones en San Telmo y San Nicolás hallaron vasijas de origen guaraní y fragmentos de platos del siglo XVII.  Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk

Patricia Frazzi, licenciada en conservación y restauración de bienes arqueológicos, se encuentra a cargo del análisis de las piezas encontradas en San Telmo. Entrevistada por LA NACION contó: "El material es cerámica del siglo XVII, de origen guaraní. Estimamos que es de color negro porque se usaba para cocinar. El color obedece al uso, ya que estuvo expuesta al fuego. Se la considera de origen hispano-indígena, y su utilización es previa a la loza industrial y a la mayólica producida por los españoles".
La excavación es una de las más importantes en la historia reciente de la ciudad y dejó a los especialistas ante una serie de dudas que aún no saben cómo responder. Por ejemplo, se preguntan cómo llegó cerámica guaraní a la zona que actualmente ocupa el barrio de San Telmo.

En excavaciones en San Telmo y San Nicolás hallaron vasijas de origen guaraní y fragmentos de platos del siglo XVII.  Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk
Para Flavia Zozzi, la arqueóloga a cargo de la última etapa de excavación en esa zona, "hay dos posibilidades. Una es que hayan sido traídas de los alrededores del Delta, vía por la que se comercializaba con Brasil; la otra es que fueran producto de reducciones indígenas locales".
Sin embargo, los especialistas coinciden en que no hay registros de fabricación de cerámica en la época colonial de Buenos Aires.
"El material comenzó a aparecer en los contrapisos y llegamos a tener pozos de hasta siete metros de profundidad -contó Zozzi-. Lo más profundo es lo que corresponde a los aljibes y pozos de basura." En el mismo sitio se encontraron objetos de los siglos XVIII y XIX, como cerámicas y lozas.
Por otra parte, el inmueble tiene una rica historia. Fue construido en el siglo XIX, por la familia Juan de la Peña. Posteriormente, lo compró Martín Gregorio de Álzaga, quien se casó con Felicitas Guerrero, célebre por haber sido considerada "la mujer más bella de la Argentina" a mediados del siglo XIX. La muerte de los hijos del matrimonio habría sido la razón del suicidio de Álzaga. 
 
 En excavaciones en San Telmo y San Nicolás hallaron vasijas de origen guaraní y fragmentos de platos del siglo XVII.  Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk

Felicitas murió a los 26 años (muy probablemente, asesinada por un pretendiente despechado), y las propiedades de las dos familias fueron heredadas por los Guerrero, quienes las vendieron a fines del siglo XIX.
En 1900, la galería del edificio albergó la primera filmación de cine local, y ocho años más tarde fue comprada por Max Glucksmann, pionero de este arte en la Argentina. En 2000, el predio fue adquirido por la firma que construye el hotel.

Nuevas excavaciones

En la playa de estacionamiento lindera al ex convento de Santa Catalina, en el barrio de San Nicolás, se están realizando nuevas excavaciones. Aunque el material hallado aún no se analizó, se estima que los objetos también datan del siglo XVII.

En excavaciones en San Telmo y San Nicolás hallaron vasijas de origen guaraní y fragmentos de platos del siglo XVII.  Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk
Daniel Schavelzon, director del Área de Arqueología Urbana de la Dirección General de Patrimonio de la Ciudad, estuvo a cargo de la excavación que se realizó en el mismo lugar durante 2001. En su opinión, el valor de la arqueología urbana es que "muestra la vida cotidiana, la historia no oficial. Principalmente se trabaja sobre lo que por entonces era la basura, lo que se tiraba". Y agregó: "Lo que tratamos de rescatar es la vida doméstica. Con qué comían, cómo se comía, cómo se cocinaba y ese tipo de cosas. La vida de la casa de un señor cualquiera".
Respecto de los lugares en los que se decide hacer una excavación arqueológica, Schavelzon explicó: "A veces avisan los constructores, antes de hacer una obra. También están los llamados rescates, que ocurren cuando un vecino dice que puede haber algo en determinada zona.

En excavaciones en San Telmo y San Nicolás hallaron vasijas de origen guaraní y fragmentos de platos del siglo XVII.  Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk

En ese caso interviene el gobierno de la ciudad, que analiza lo que hay. En ese caso, allí puede abrirse la puerta para una gran investigación, como pasó en 2001 en el ex convento de Santa Catalina de Siena".
La arqueología urbana es una práctica que en Buenos Aires tiene menos de veinte años de historia. Muchas veces es resistida, ya que se teme que las excavaciones demoren, o incluso detengan, construcciones. En este sentido, Frazzi destacó: "Los arquitectos que avisan de posibles hallazgos son muy pocos. La mayoría de las veces las alertas las dan los vecinos". Para Schavelzon, "está claro que "nadie quiere paralizar el progreso de la ciudad. Los arqueólogos sólo buscamos un acuerdo que permita recuperar el patrimonio".
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En excavaciones en San Telmo y San Nicolás hallaron vasijas de origen guaraní y fragmentos de platos del siglo XVII.  Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk




Fuente: lanacion.com

ESPAÑA: RESTAURABAN UNA OBRA DE PICASSO
Y ENCONTRARON UN DIBUJO AL DORSO

La pintura encontrada en el reverso de la otra también podría pertenecer al genio español.
Una mujer observa hoy el dibujo de grandes dimensiones que podría ser obra del pintor malagueño, aparecido durante un proceso de restauración en el reverso del cuadro "Retrato de la madre del artista" (1896), de Pablo Picasso. (EFE)
Después de muchos años de su creación, algunas obras de arte siguen sorprendiendo al revelar secretos ocultos tras varias décadas. Tal es el caso del “Retrato de la madre del artista” (1896), de Pablo Picasso, en la cual apareció pegado a su reverso un dibujo de grandes dimensiones, que también podría ser del genio español.
El museo del artista en Barcelona halló el dibujo que podría ser del pintor durante los trabajos de restauración de una obra del artista, según informó hoy la propia institución.
El dibujo encontrado se trata de un busto de un caballero con una pipa, hecho con barras de carboncillo y muy similar a otra obra de Picasso, llamada "Busto de caballero del siglo XIX".


"Personaje con pipa" es el título de la obra inédita que podría ser obra de Pablo Picasso. (EFE)
“Ambos dibujos, técnicamente muy similares, utilizan el mismo formato, igual tipo de papel, la manera de tratar el claroscuro e idéntica técnica, ya que combina el carboncillo y el clarión (tiza)”, dijo la jefa del departamento de Conservación Preventiva y Restauración del Museo Picasso, Reyes Jiménez.
Según el director del estalecimiento, Bernardo Laniado-Romero, el dibujo encontrado sería una copia de un grabado flamenco del siglo XVII.
“Retrato de la madre del artista” llegó al Museo Picasso de Barcelona en 1970 como donación del propio pintor. El dibujo encontrado ahora habría sido realizado antes y desechado por Picasso.

"Personaje con pipa" es el título de la obra inédita que podría ser obra de Pablo Picasso y que ha aparecido en el reverso del cuadro "Retrato de la madre del artista" (1896) (EFE)

"Seguramente ya estaba pegado al cartón al llegar al museo, pues si no se documentó en el inventario es porque la obra del reverso no era visible", explicó Jiménez.
Los visitantes del Museo Picasso de Barcelona podrán contemplar excepcionalmente hasta el próximo 7 de abril "Retrato de la madre del artista", con el dibujo descubierto en el reverso.

(Fuente: agencias)

CARAS DE LA ESTACIÓN CONSTITUCIÓN


Una parte del gran edificio remite a la Francia renacentista. La otra es más moderna.


Hall central. Con su bóveda y sus clásicos ventanales; los arquitectos se habrían inspirado en las salas de baños termales de la antigua Roma.
Por Eduardo Parise

Si uno lo mira desde la plaza, en el frente que da a la calle Brasil, se parece al castillo de Maisons Laffitte, de Francia. Y algo de eso hay porque se dice que, para su diseño, los arquitectos ingleses Samuel Parr, James Strong y John Edweston Parr (hijo de Samuel) se inspiraron en aquel edificio neo renacentista. Pero si uno hace unos metros y lo ve desde la calle Hornos, todo es diferente. Allí la imagen que pensaron el inglés Paul Bell Chambers y el estadounidense Louis Newbery Thomas tiene una propuesta mucho más moderna. El edificio con esas dos caras es el de la imponente estación Constitución, uno de los centros ferroviarios clave de la Ciudad y pieza histórica de una Buenos Aires que entonces tenía y mostraba riqueza, al menos para construir esas obras.
En 1865 hubo una primera estación. La habían diseñado los ingenieros Petto y Betts y se había construido con materiales traídos de Inglaterra por la empresa dueña del Ferrocarril del Sud. Estaba frente al viejo Mercado del Sur, ése que cada año recibía a miles de carretas que llevaban al puerto la lana y los cueros que llegaban en los trenes y se despachaban hacia Europa.
Pero como pronto quedó chica, aquella construcción se cambió en 1885 por la que pensaron los Parr junto con Strong. El resultado es ese edificio de estilo académico francés (es decir: que guarda simetrías) con cúpulas y mansardas cubiertas con tejas de pizarra, de gran resistencia.
Apenas cuatro años más tarde hubo reformas. Pero el continuo crecimiento del volumen de cargas y pasajeros llevó a que hacia principios del siglo XX la estación volviera a resultar insuficiente. Así es que antes del final de la primera década se genera un nuevo proyecto, el de Bell Chambers y Newbery Thomas. La idea era un gran rectángulo, con un imponente hall central cubierto por una importante bóveda de cañón corrido con más de 90 metros de largo y casi 40 de altura, sostenida por arcos de acero unidos con losas de cemento.
Para aprovechar la luz natural, en cada extremo (sobre Hornos y sobre Lima) y en los laterales tendría grandes ventanales. Cuentan que la idea se tomó de las antiguas salas de los baños termales de la vieja Roma. Hoy, ese hall y esa bóveda son uno de los espacios públicos más grandes de Buenos Aires.
En septiembre de 1925 se puso la piedra fundamental y se empezó la construcción. Pero el crack financiero mundial de 1929 dejó trunca la obra. Sólo se hizo el gran hall y los laterales. Y la parte del viejo edificio que sería demolida quedó sobre la calle Brasil. Por eso la estación muestra esas dos caras mencionadas al principio. Allí, en la construcción que conserva un gran reloj, aún se mantiene un símbolo de lo que significaba el ferrocarril a finales del siglo XIX: una gran rueda con dos alas; la conjunción de velocidad y movimiento.
La estación Constitución es buen reflejo de un Buenos Aires diferente y ostentoso, de los tiempos en que era “La París de América”. Claro que no sólo tiene edificios para mostrar. También hay monumentos como los que evocan a dos figuras importantes de nuestro pasado. Ambos están en la vecina plaza que lleva el mismo nombre de la estación. Se trata de Juan Bautista Alberdi (un tucumano que fue inspirador de la Constitución Nacional y uno de los más grandes pensadores de la Argentina) y de Juan José Castelli, aquel abogado conocido como “el orador de la Revolución de Mayo” que no sólo lideró ejércitos libertadores sino que también reclutó militantes para la causa patriota. A él lo abatió un cáncer de lengua en octubre de 1812.
Alberdi y Castelli tienen sus monumentos allí. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

DEMANDAN A UNA CASA DE SUBASTAS
POR LA VENTA DE UN CARAVAGGIO


Los tahúres. La obra de Caravaggio vale en realidad US$ 15 millones.
Los cuadros son prácticamente iguales, los dos los pintó Caravaggio, pero uno está tasado en 15 millones de dólares y el otro se vendió por poco más de US$ 60 mil.
En 2006, la casa de subastas Sotheby´s vendió en Londres una obra del famoso cuadro Los tahúres de Michelangelo Merisi (1571–1610), más conocido como Caravaggio, por la módica suma de 64 mil dólares. La casa de remates no creía claro que el cuadro fuera obra del genio renacentista, sino más bien de uno de sus numerosos discípulos e imitadores.
Meses después, el comprador sir Denis Mahon, certificó que la obra era original y el precio trepó automáticamente hasta los US$ 15 millones. Posiblemente se tratara de un ensayo previo a la obra definitiva.
El antiguo dueño, el coleccionista Lancelot William Thwaytes, demandó ahora a Sotheby´s ante el Tribunal Supremo de Gran Bretaña, según publicó ayer el diario El País, de España. El reclamo es simple: exige una compensación.
La casa de remates no quiso precisar nuevos detalles y difundió un comunicado en el que subraya la opinión de algunos “entendidos” británicos y extranjeros que defienden la versión de que se trataría de una mera copia. Sin embargo, algunos expertos como el director de los museos vaticanos, Antonio Paolucci, ratificaron que la obra es de Caravaggio.
Este no es el primer escándalo que involucra a Sotheby´s. En 2002, el ex presidente y mayor propietario de la casa de subastas fue condenado a un año de cárcel y a pagar una multa de US$ 7,5 millones por pactar precios para perjudicar a su competidora (y aliada) Christie´s. En el juicio se demostró que Taubman estafó por US$ 48 millones a sus clientes.
Christie’s, en tanto, fue acusada en 1985 por inflar los montos de sus transacciones y a principios de 2000 las dos casas fueron investigadas por maniobras monopólicas en los Estados Unidos.

Fuente: clarin.com

"EL COMPLEJO DE INFERIORIDAD DE LA FOTOGRAFÍA FRENTE A LA PINTURA, EXISTE"


Su mundo. En el taller, Marcos López reflexiona: “Hay un gesto poético que encuentro en las artesanías y casi nunca en el arte contemporáneo”. / A.D’ELÍA

“¿Quién sabe pintar?”, pregunta el artista Marcos López (1958), clavando la mirada. “¿Quién dice qué está bien y qué está mal, en pintura?”, vuelve a preguntar. Es el tipo de cuestiones que López –hasta ahora fotógrafo y a partir de esta semana también pintor– rumorea constantemente, mientras recorre su taller preparando una, y otra, y una tercera obra para la muestra que está por inaugurar en el Centro Cultural Recoleta. Será el miércoles en la sala Cronopios, y se llamará Debut y despedida. Para eso, él y su equipo trabajan a toda máquina: todavía hay pinturas sin terminar. La noticia de esta muestra no es menor: López es internacionalmente reconocido como fotógrafo, sobre todo desde la exposición de su serie sobre el “Pop latino”. Y desde esa foto famosa, esa especie de Ultima Cena vernácula que es Asado en Mendiolaza. López es un fotógrafo particular, conocido por retratar escenas muy armadas, composiciones. Pero parece que, desde hace algunos años, López también comenzó a pensar en pintar. Casi secretamente. “Mi primera pintura al óleo, mi primer cuadro lo expuse en una muestra en el Centro Cultural Rojas, creo que en el 97. Es un óleo muy naif. Ya después, hace unos 2 o 3 años, cuando hice la exposición “Exceso” en lo de Orly Benzacar, también se veía venir la pintura. Creo que lo que estoy experimentando es el proceso de un fotógrafo que quiere ser pintor”, cuenta López.
–¿Por qué un fotógrafo famoso querría convertirse en pintor?
–Porque ser pintor es más. El complejo de inferioridad de la fotografía frente a la pintura, existe. Y entonces, ¡track!, desembarco en eso y digo: ¿Quería ser pintor? Bueno, soy pintor, y ya. Además, en la pintura suceden otras cosas, distintas que en la situación fotográfica.
–¿Como qué?
–Para mí hay algo espiritual, energético, aparte del oficio del tipo al pintar. Está el gesto emocional del pintor que puso algo sobre la tela, sobre el papel... El tipo que pintó esto –López señala una pintura hiperrealista de gran tamaño, una copia de su foto El mártir, retrato del mozo de la casa de empanadas de Las Heras y Paunero–, estuvo 4 años haciéndolo. Y también aparece un conflicto relacionado con el arte contemporáneo: si yo puedo hacer esto impreso con Epson, ¿para qué, entonces, lo pinto al óleo?
–¿Para qué pintás algo que se puede fotografiar e imprimir?
–Porque estoy transitando hacia otras zonas, nacidas desde la acción intuitiva, corporal, energética y desde el oficio. Y además, me puse a pintar yo: tenía ganas de pintar. Ahora me saqué las ganas.
El estudio del fotógrafo-pintor es un caos (siempre trabaja de forma muy desordenada, es parte de su método). Hay varias pinturas empezadas a la vez, papeles tirados por el piso, obras a medio empaquetar, una computadora prendida y abandonada, esculturas de dos metros de alto, cajas con libros, rollos y posters, un ventilador. Hasta hay un tigre de madera, artesanía que López trajo de Bombay.
–¿Qué estabas haciendo en Bombay?
–Fui a filmar la publicidad de un licor francés, estuve tres días. Sólo conocí el estudio, el taxi y el hotel.
–Y el tigre.
–Sí, y el tigre. Me interesan mucho las artesanías populares, ése va a ser uno de los ejes de esta exposición. Es un eje de conflicto, el del arte y la artesanía.
–¿Dónde radicaría el conflicto entre el arte y la artesanía?
–Pienso que en el arte quizás hay un gesto poético, espiritual; lo encuentro muchas veces en la artesanía, en selectas artesanías, y no lo encuentro en el arte contemporáneo casi nunca –aquí López remarca “ casi nunca”–. El “arte contemporáneo”, así, entre comillas, para mí es casi igual a la moda y la publicidad. Entonces, me refugio en la artesanía popular, agobiado del yate de Román Abramóvich (el magnate y coleccionista ruso que, durante la última Bienal de Arte de Venecia, estacionó su megayate sobre el Gran Canal, en la misma puerta de los Giardinni donde el evento se llevaba a cabo). Esa fue una demostración de poder, estacionar con el buque ahí… –¿Te cansaste del arte contemporáneo?
–Bueno, “me canso de tu amor y necesito de tu amor”. Es como decir: no quiero más la moda ni la publicidad pero, che, dentro de 15 minutos me tengo que ir.
“Mirá, ésta es una artesanía popular que compré en Misiones, la voy a poner en la exposición”, muestra López. Señala la figura de un felino. “Estaba en la ruta, la compré ahí, la hice traer por un flete… Mirá qué gesto, el trazo, los dientes… Es anónima. Intenté averiguar el autor, nadie me lo supo decir. Y es impresionante. A mí me encanta, las rayas, la no pretensión.” –¿Vas a exponer alguna foto?
–Voy a poner algunas fotos para reconciliarme o sentirme como documentalista. Por ahí voy a poner diez fotos documentales, así, en un sectorcito. Porque yo me sigo sintiendo fotógrafo.
–¿Qué te sigue interesando de la fotografía?
–Bueno, me pasa que no puedo parar de mirar, fotografío hasta con el teléfono. No puedo parar de mirar pero ya, lo que me están dejando de interesar son las puestas en escena sofisticadas que hacía antes. Siempre voy a ser un fotógrafo, aunque pinte, aunque haga películas (aquí López se refiere a su próximo estreno en el BAFICI, un largometraje sobre el cantante Ramón Ayala). Estoy en un momento de mi vida raro.
–Marcos, es tu “Debut y despedida”. ¿De qué?
–Es debut y despedida, el yin y el yan, el “te quiero y, a veces, te odio”, mi debut en el arte contemporáneo y mi despedida, porque ya dije todo lo que tengo que decir. (Acá, Marcos hace un silencio y dice, remarcando la “s”: “ Basta ”.) –¿Basta de qué?
–Basta es que me retiro a meditar a una casa en las afueras de Santa Fe. Basta de exposición pública. Basta de necesidad de expresar. Con ésta me retiro, porque más no tengo para decir.
–¿Estás hablando en serio?
–No. Bueno, sí. Pero es sólo un sentimiento.
–¿Entonces? ¿Es “debut y despedida”, y “me sigo quedando”?
- ¡Si! Es esa cosa medio histérica que tengo.



Ekekos, santitos, pinturas


¿Qué podrá verse en la muestra Debut y despedida, en el Centro Cultural Recoleta?
Un ekeko de 2 metros tirándose a una pelopincho llena de dólares falsos, una casa prefabricada con videos dentro (en uno se ve a los padres de Marcos López empapelando su casa). “Mi viejo siempre estaba empapelando y yo noto, décadas después, que hago lo mismo”, comentará luego, extrañado, el artista.
Una repisa con “santitos”, “como esos a los que mi madre les prende velas para que me vaya bien”, declara López. Pósters de los museos MOMA, TATE y Metropolitan pintados encima por López, acuarelitas que él pinta durante sus viajes en avión. Pinturas grandes, realizadas colectivamente: “No creo más en el concepto de autoría”, declara en esta muestra el –ahora a medias- fotógrafo. Artesanías. Y muy pocas –unas diez- fotografías. Esta es la exposición de Marcos López que abre el miércoles.

Fuente:Revista Ñ Clarín

EL PENSADOR DE RODIN,
CERCADO CON BLINDEX POR EL VANDALISMO

A metros del Congreso, sufría pintadas y agresiones permanentes.
La escultura es una de las tres originales del artista en el mundo.
En la Ciudad dicen que no es lo ideal, pero así pueden preservarlo.

Obra. Personal de la Ciudad retoca los últimos detalles. /ANDRES D’ELIA

Por Silvia Gómez


Finalmente el vandalismo le ganó la pulseada a “El Pensador” de Auguste Rodin. Después de sufrir pintadas durante años, el Gobierno porteño decidió proteger la célebre escultura con un vidrio de seguridad. Aunque aún faltan algunos detalles para terminar el trabajo, ya se puede ver la estructura que rodea a la estatua, ubicada en la Plaza Mariano Moreno, frente al Congreso. Se trata del segundo monumento en Buenos Aires protegido detrás de un blindex, el otro es la fuente de Las Nereidas, de Lola Mora, en el Costanera Sur. También una escultura que padeció mucho tiempo el vandalismo.
“El Pensador” fue creado por el artista francés en 1880 como parte del conjunto “Las puertas del infierno”, basado en “La divina comedia” de Dante. Rodin decía que ese hombre pensaba no sólo con el cerebro, sino con todo el cuerpo. Iba a ser colocado en un museo parisino que nunca se construyó. En 1906 el artista retomó la obra y fundió tres “pensadores” del mismo molde inicial, incluso con su firma. El entonces director del Museo Nacional de Bellas Artes, Eduardo Schiaffino, encargó a París una de ellas para colocarla en las escalinatas del Congreso. Y llegó a Buenos Aires en 1907.
“Lo ideal sería que estos monumentos puedan ser disfrutados por todos sin necesidad de tomar este tipo de medidas preventivas, pero el vandalismo crece año tras año. Todos los esfuerzos son válidos para preservar estas obras de arte”, explicó Diego Santilli, Ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, a cargo de las obras.
“Celebro la medida. Entre las marchas, los grafiteros, el abandono y los sin techo que lo usaron de refugio, es un milagro que ese pobre “pensador” siga en pie. Aún así, rodeado por un blindex, no creo que se pueda parar a quienes tengan el deseo de dañar. El cuidado de los monumentos tiene que ver con la educación”, le dijo a Clarín el encargado de una tradicional marroquinería de la zona.

Salvaje. A fines de 2011 la escultura sufrió su peor ataque. /ARCHIVO CLARIN

“Cuando vi las cuadrillas del Gobierno trabajando en el lugar me entusiasmé pensando que quizá se lo estaban llevando. Me parece que se merece un lugar más destacado. Quizá en la entrada de algún museo. Acá está desaprovechado. A los turistas que me piden consejos sobre qué ver, les digo: crucen la calle, ahí tenemos un Rodin”, contó un empleado del hotel Ibis, en Hipólito Yrigoyen al 1500.
Los otros dos “pensadores” originales se encuentran en los museos dedicados al artista, uno ubicado en París (Francia) y otro en Filadelfia (Pensilvania, Estados Unidos). El de aquí recién ahora esta rodeado de una plaza con ciertas mejoras, aunque aún queda mucho por hacer.
Pero no es la obra de Rodin la única que padece el vandalismo. En 2012 la Ciudad gastó más de un millón de pesos al mes en reparar bancos, monumentos, luminarias, mobiliario urbano, contenedores de basura y la red pluvial. En los parques y las plazas, también hubo que reparar césped, bancos, juegos de chicos y rejas. El ranking de los lugares más dañados es: canteros de la 9 de Julio, los parques Los Andes y Centenario, y las plazas Irlanda, Martín Fierro y Soldati. Y la Plaza de Mayo tiene un presupuesto mensual de casi $ 100.000 sólo en mantenimiento antivandálico. En cuanto a los monumentos, el de Julio Argentino Roca y el Obelisco son los más dañados. El primero tiene que ser hidrolavado y pintado todos los meses y la base del Obelisco en 2012 fue pintada cuatro veces; hasta se robaron la bandera de la Plaza de la República, que mide siete metros por cuatro. Y las estatuas que recuerdan a Olmedo y Porcel –en Corrientes y Talcahuano, realizadas en materiales sin ningún tipo de valor comercial–, fueron reparadas tres veces.
Uno de los mayores problemas del vandalismo es que se trata de un delito que casi no se castiga. En 2011 ingresaron al Ministerio Público Fiscal de la Ciudad 3.726 hechos calificados como daños. El 85% fue archivado por falta de pruebas o porque no se pudo identificar a los autores del daño.

Fuente: clarin.com

EXHIBEN LOS PAPAMÓVILES EN EL VATICANO


Los usaron los Papas desde 1825 hasta hoy. Entre ellos está el Fiat en el que viajaba Juan Pablo II cuando sufrió el atentado en 1981.
Carroza. La recibió el cardenal Bonaparte de su primo Napoleón III.
Mientras el mundo sigue intentando digerir la sorpresiva renuncia de Benedicto XVI, la vida continúa en la siempre activa Ciudad del Vaticano. Es que allí hay mucho más que misas, homilías y rezos. Los Museos Vaticanos, por caso, son una fuente inagotable de tesoros y curiosidades para turistas (creyentes o no). Y ahora se renuevan con una gran exhibición: coches y carrozas utilizados por los Papas, conocidos como papamóviles.
A fines del año pasado se inauguraron las renovadas instalaciones del Pabellón de Carrozas con algunos de los vehículos utilizados por los Papas a lo largo de la historia. Entre ellos está el Fiat 1107 Nuova Campagnola en el que viajaba Juan Pablo II cuando sufrió el atentado, el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro.
Un lujo. El Citroen C6 Lictoria Sex entregado a Pío XI en los años 20.

La nueva exposición está integrada por vehículos papales usados desde 1825 hasta hoy. Uno de los más destacados es la Berlina de Gran Gala, mandada construir en 1826 por el Papa León XII, que fue a su vez mejorada por Gregorio XVI en 1841. Durante la década de 1920, los fabricantes de coches donaron modelos como el Bianchi Tipo 15, Bianchi Tipo 20, Fiat 525, Graham Paige 837, el Citroen C6 “Lictoria Sex” y el Mercedes 460 “Nurburg”, estos últimos entregados a Pío XI.
El primero conocido como papamóvil entró en escena con Pablo VI en 1975, aunque el término comenzó a usarse en los medios durante el papado de Juan Pablo II, que los utilizó para moverse en sus múltiples recorridos por el mundo.

Tracción a sangre. Vehículo usado por el papa León XIII a fines del 1800.

Pero la muestra exhibe también otro tipo de curiosidades. Como el volante de la Ferrari 2003 de Michael Schumacher, donado a Benedicto XVI por el presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, con una dedicatoria: “El volante del F1 Campeón del Mundo a Su Santidad Benedicto XVI, piloto de la cristiandad”. Otra incorporación reciente al museo es un Maggiolino regalado en 2004 a Juan Pablo II por el presidente de Volkswagen México.
Los Museos Vaticanos y las Galerías Pontificias nacieron con los papados de Clemente XIV (1769-1774) y Pío VI (1775-1799). En las últimas décadas se convirtieron en una importante fuente de turismo y de ingresos para el Vaticano.

Limusina. El Graham Paige 837, que fue regalado al Vaticano en 1929.

 Fuente: clarin.com