EL FIN DE UN MISTERIO


El hallazgo abre el camino para la confirmación de hechos históricos cruciales para Inglaterra.

Restos reveladores


El esqueleto, enterrado a un metro y medio de profundidad, exhibe rasgos adjudicados al monarca por las crónicas de la época. El orificio en la base del cráneo sería el que recibió en la batalla de Bosworth Field. En los restos se advierte su pronunciada escoliosis.



La excavación

La secuencia de imágenes muestra distintos momentos de la búsqueda del lugar del entierro, debajo de una playa de estacionamiento municipal de Leicester, en Gran Bretaña. Dos hombres ataviados a la usanza medieval flanquean la fosa donde se encontraron los restos. El hallazgo es considerado uno de los más importantes de la arqueología moderna.






Fotos: AFP, EFE y Reuters.

Fuente: lanacion.com.ar

RICARDO III, UN REY EN EL ESTACIONAMIENTO

Arqueología / Resonante descubrimiento en Gran Bretaña

Confirmado: los restos hallados en un estacionamiento son de Ricardo III
El monarca británico había muerto a los 32 años, en la batalla de Bosworth Field; estaba enterrado debajo de una playa municipal; su vida inspiró una obra de Shakespeare.

Retrato de Ricardo III


LEICESTER (Gran Bretaña).- En uno de los hallazgos más resonantes de la arqueología moderna, investigadores de la Universidad de Leicester anunciaron ayer que los restos óseos encontrados debajo de una playa de estacionamiento en esta ciudad británica pertenecen al rey Ricardo III , durante siglos el más vilipendiado monarca inglés, un hecho que abre el camino para una posible revaluación de su breve, pero sangriento reinado.
Richard Buckley, arqueólogo en jefe del proyecto de identificación de los huesos, dijo a los periodistas que los análisis y las investigaciones realizados desde que los restos fueron descubiertos, en septiembre pasado, prueban "más allá de toda duda razonable" que el "individuo exhumado" de una tumba improvisada bajo los cimientos de una playa de estacionamiento pertenecían "a Ricardo III, el último Plantagenet que reinó en Inglaterra."

Los restos del rey inglés Ricardo III fueron encontrados bajo un estacionamiento después de varias excavaciones en la zona.  Foto: Reuters
Los restos del rey inglés Ricardo III fueron encontrados bajo un estacionamiento después de varias excavaciones en la zona.  Foto: Reuters

Richard Taylor, secretario general de la universidad, que coordinó el equipo de arqueólogos, historiadores, genealogistas y genetistas que trabajaron en la identificación, dijo que la última pieza del rompecabezas científico había encajado en su lugar anteayer, cuando se conocieron los resultados del examen de ADN.
En ese momento, dijo Taylor, los miembros de su equipo supieron que habían logrado algo histórico.
"En ese momento supimos, más allá de toda duda razonable, que se trata de Ricardo III -dijo Taylor-. Ahora estamos tan seguros como se puede estar seguro de algo en la vida."
El genetista Turi King dijo en la conferencia de prensa que las muestras de ADN tomadas de dos descendientes actuales de la familia de Ricardo III concordaron con las de los huesos encontrados en el lugar. Uno de los descendientes, Michael Ibsen, es hijo de un sobrino de 16ta. generación de Ricardo III. El segundo familiar prefirió permanecer en el anonimato.
Los restos del rey inglés Ricardo III fueron encontrados bajo un estacionamiento después de varias excavaciones en la zona.  Foto: Reuters
El esqueleto, además, tiene un gran orificio en el cráneo, que concuerda con los relatos de la época, que afirman que el monarca murió tras recibir un golpe en el campo de batalla, hace más de 500 años.
Según dijeron Taylor y otros miembros del grupo, habían reunido un enorme catálogo de evidencias que indicaba, sin lugar a dudas, que los restos pertenecían al monarca. Entre esos indicios estaba la confirmación de que el cuerpo pertenecía a un hombre en los finales de la veintena o principios de la treintena, y que su dieta había sido rica en carne y pescado, característica de una vida privilegiada en el siglo XV.Más inconfundible aún, señalaron los científicos, fue el examen de carbono realizado en dos costillas del esqueleto, que indicó que la persona en cuestión había muerto entre los años 1455 y 1540. Ricardo III murió en la Batalla de Bosworth Field, a 40 kilómetros de Leicester, en agosto de 1485.
Los restos del rey inglés Ricardo III fueron encontrados bajo un estacionamiento después de varias excavaciones en la zona.  Foto: Reuters
Igualmente concluyente era la ubicación de los huesos, que fueron hallados exactamente donde el historiador Tudor del siglo XVI, John Rouse, había identificado el lugar en que fue enterrado, en la esquina de la capilla del priorato Greyfriars, y con una distintiva curvatura de la columna vertebral típica de quienes sufren escoliosis, una enfermedad que genera una joroba, rasgo físico característico que a lo largo de la historia se ha atribuido a Ricardo III.
La sensación de que se trataba de un momento bisagra de la historia de la realeza británica quedó de manifiesto cuando los reporteros fueron invitados a ver los restos óseos, que yacían en una cuarto cerrado en el tercer piso de la biblioteca de la universidad, depositados sobre un almohadón de terciopelo negro, dentro de una caja de vidrio.
No se permitió el ingreso de las cámaras, según lo expresamente acordado con el Ministerio de Justicia de Gran Bretaña, y también por respeto a la dignidad de un rey. Dos miembros de la capellanía de la universidad, uno de ellos vistiendo el hábito negro y rojo de los sacerdotes de la Iglesia Católica, permanecían sentados a los costados del cuerpo, mientras los reporteros desfilaban, todo lo cual teñía el aire de mayor solemnidad y reverencia.
Los restos del rey inglés Ricardo III fueron encontrados bajo un estacionamiento después de varias excavaciones en la zona.  Foto: Reuters
Según dijeron los científicos, los restos mostraban gran cantidad de heridas coincidentes con los relatos históricos sobre los fatales golpes recibidos por Ricardo III en el campo de batalla, y otros golpes que probablemente haya recibido a manos de los vengativos soldados del ejército de Henry Tudor, vencedor de la batalla de Bosworth y sucesor de Ricardo en el trono, con el nombre de Enrique VII, mientras el cuerpo del rey muerto era llevado a caballo hasta Leicester, incluidos varios puntazos de daga en la mejilla, la mandíbula y la parte inferior de la espalda. El esqueleto exhibe evidencias de 10 heridas, 8 de ellas en la cabeza, alguna de las cuales podría haberle causado la muerte, posiblemente por un golpe de alabarda, un tipo de arma medieval con una cabeza de hacha en el extremo de una lanza.
Los académicos han discutido si Ricardo no fue víctima de una campaña de difamación por parte de los Tudor, que lo sucedieron. Sus defensores argumentan que era un buen rey, duro como lo imponía su época, pero impulsor de medidas de avanzada para ayudar a los pobres y de flexibilizar la prohibición de imprimir y vender libros.
Los restos del rey inglés Ricardo III fueron encontrados bajo un estacionamiento después de varias excavaciones en la zona.  Foto: Reuters
Pero sus detractores describen los 26 meses de Ricardo en el poder como uno de los períodos más oscuros de Inglaterra, y los excesos del monarca quedarían resumidos en su supuesta participación en el asesinato, en la Torre de Londres, de dos jóvenes princesas -sus propias sobrinas- para deshacerse de potenciales rivales al trono.
Shakespeare contó la historia del rey Ricardo III y lo describió como un hombre ruin e intrigante con joroba, cuya muerte a los 32 años puso fin a la Guerra de las Rosas y a más de tres siglos de reinado de los Plantagenet, final de la Edad Media en Inglaterra.
En el relato de Shakespeare, Ricardo muere tras caer de su caballo en el campo de batalla, al grito de "¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!".
Los huesos fueron localizados por primera vez cuando los arqueólogos utilizaron radares de alta penetración en el lugar donde antiguamente se encontraba el priorato, y descubrieron que no se encontraban debajo de un banco del siglo XIX donde supuestamente estaban, sino bajo una playa de estacionamiento, cruzando la calle.
Traducción de Jaime Arrambide

Fuente: lanacion.com.ar

EL PAPEL DE LOS ARTISTAS

El papel acompaña a los artistas desde el siglo XV. Con unas 80 obras en ese soporte, una muestra destaca su rol en la producción artística moderna.

EL LENGUAJE DE LA GEOMETRÍA

De distintas épocas y nacionalidades, las obras de la imperdible primera muestra del MACBA recorren seis décadas de abstracción.

Ahí nomás, a unos pasos del Mamba, uno se encuentra con el flamante Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA), un moderno edificio vidriado que alberga parte de la colección particular de abstracción geométrica que Aldo Rubino armó en los últimos veinte años. Rubino, que viene del mundo de las finanzas, cumplió con el sueño del museo propio como ya lo hicieron otros empresarios: primero Eduardo Costantini; luego, Amalia Lacroze de Fortabat. De siete pisos y con una estructura de hormigón a la vista, el MACBA se caracteriza por una estética bien minimalista. Los cuatro pisos de exhibición están conectados por rampas. Desde su inauguración, en septiembre, el museo ya fue visitado por quince mil personas.
Joe Houston, curador de la colección Hallmark de Kansas, organizó el guión curatorial de Intercambio global. Abstracción geométrica desde 1950 , la muestra inaugural. Con una selección de medio centenar de obras de la colección (integrada por unas 200), agrupadas en cuatro ejes, puso el foco en el carácter internacional de este conjunto de piezas.
“Orden e inestabilidad” incluye obras que juegan con el equilibrio a partir de la estructura compositiva. Uno se encuentra con el plato fuerte de la colección: “Avall”, de Víctor Vasarely. Giulio Carlo Argan definió las formas geométricas como símbolos espaciales, morfemas mentales: “Uno de los aspectos pedagógicos de las tablas imaginativo-nouménicas de Vasarely es que elimina la diferencia entre sensaciones ‘reales’ y sensaciones ‘ilusorias’, haciendo así posible que la conciencia utilice con valores iguales todas las informaciones visuales”.
Con pintura argentina, latinoamericana, europea y americana, esta sala es bien representativa del carácter internacional al que apunta la colección. Es posible ver obras de Matilde Pérez, Walter Leblanc, Toni Costa, Julian Stanczak, Luis Tomasello, Manuel Alvarez y Juan Melé, entre muchos otros. Es interesante comparar trabajos de artistas de distintas nacionalidades y épocas: los une un potente lenguaje común.
“Ya a mediados de los años 50 no se trabajaba con la cuestión de la composición sino con la percepción visual y la fenomenología de la percepción entendida como un fenómeno físico completo: para un fenomenólogo la visión no es solamente el nervio óptico y el cerebro, el ojo es sólo una parte de la percepción a la que hay que sumarle el entorno espacial, auditivo”, dice María José Herrera, directora artística del MACBA, refiriéndose a esta concepción que entiende la mirada también como un hecho social, en su dimensión cultural. Ante las obras, el espectador se mueve, desconfía de lo que ve, vuelve sobre sí, camina. Se produce una liberación del modo de ver heredado: el espectador abandona la contemplación tradicional, para convertir su propio cuerpo en el actor principal de la escena.
En “Efectos del color” es posible encontrar trabajos deslumbrantes donde el color genera movimiento a partir del contraste de complementarios o de grados de luz. Hay una joyita de Carlos Cruz-Diez, alquimista en el arte de la saturación retiniana, que juega con el color en movimiento: caminar viendo ese rojo furioso mutar en otros colores es un instante de alegría. Hay bellísimas obras del brasileño Almir da Silva Mavignier y del español Francisco Sobrino. Además, trabajos de Le Parc y de Joël Stein, también del GRAV (Grupo de Investigación de Arte Visual) y una sutil pintura a pura transparencia que produce un efecto fuera foco de Manuel Espinosa. Hay también obras de Kazuya Sakai, y de la escuela californiana, que no se ven frecuentemente por nuestras pampas. Una pintura de Richard Anuszkiewicz nos hace desconfiar una y otra vez del color que vemos: pone en cuestión nuestra percepción, y el trabajo obsesivo del japonés Tadasuke Kuwayama simplemente deslumbra.
Seguimos recorriendo otro piso. El sector “Formas en expansión” incluye obras de artistas que fueron contra la tradición naturalista del marco ventana, rompieron con los estrictos parámetros de la pintura tradicional. Hay obras de Carmelo Arden Quin, César Paternosto, Raúl Lozza, Alexander Liberman, Alejandro Puente, Leon Polk Smith, con una pintura de 1973 que produce un impresionante efecto que se percibe como volumen. Hay también una obra de Kenneth Noland, la única que puede verse en la Argentina.
“La cuestión del marco recortado y la pintura objeto, uno de los temas que aborda Paternosto, está vinculada a la noción de módulo y sistema, ligada al estructuralismo”, dice María José Herrera. El estructuralismo lingüístico se aplica a la imagen: es un acuerdo de equilibrios entre formas, una solidaridad entre partes. Se piensa la obra, dice Herrera, como si fuera una oración: con una sintaxis determinada, donde la unidad mínima es el color.
Por último hay una serie de obras geométricas contemporáneas que recurren al claroscuro, un ilusionismo previo al arte geométrico (ya usado desde los setenta) y, además, abandonan definitivamente los colores puros de Mondrian. Se usa desde el blanco hasta todo tipo de colores industriales, decodificados desde la moda y no desde el arte. Son lenguajes de la geometría contemporánea que, a diferencia de la geometría tradicional guiada por formas puras, hacen guiños constantes a la realidad. Los artistas se meten con diagramas, gráficos, estructuras como laberintos, plantas de estilo arquitectónico (sin connotar necesariamente a un espacio real, sino que toman la forma pura y dura). Hay señuelo y anclaje con el mundo, pero no se abusa.
Usted podrá encontrarse con una pintura geométrica de Guillermo Kuitca, mix entre laberinto y rayuela, o con “Freaking on Fluo”, donde Marta Minujín sobre una tela con retazos con imágenes de sus colchones proyecta un video con esas formas: crea un efecto hipnótico. Hay pinturas, entre otros, de Graciela Hasper, Fabián Burgos, que desata un pasaje infinito de claroscuros, y un tríptico de la española Rosa Brun que con planos uniformes de color indaga en el grado cero de representación posible. “Sony (Los Angeles)” es una obra de la inglesa Sarah Morris hecha con pintura sintética y colores bien ligados a la industria.
Un consejo: antes de irse regrese a ver nuevamente las obras de Tadasuke Kuwayama, Julio Le Parc, Marcos Coelho Benjamín, Francisco Sobrino y Cruz-Diez. Es posible disfrutar una vez más de unos instantes de deslumbrante felicidad.


Fuente: Revista Ñ Clarín


DAVID HOCKNEY
DIBUJÓ LOS CUENTOS DE LOS HERMANOS GRIMM

Como parte de las celebraciones por el 200 aniversariode la primera edición, una muestra en Madrid exhibe grabados en los que el artista británico pasó por el tamiz de la modernidad los cuentos menos conocidos de los hermanos alemanes.

David Hockney, el polifacético artista inglés afincado en Los Ángeles es un "enamorado de los cuentos", lo que le llevó en 1969 a pasar los clásicos relatos de los hermanos Grimm por el tamiz de la modernidad que imprime toda su obra. La Fundación Canal expone en Madrid desde el 30 de enero hasta el 14 de abril la serie de 39 grabados creados por Hockney (Bradford, 1937) basados en seis cuentos de los menos conocidos de los hermanos Grimm: "El enano saltarín", "Verdezuela" (Rapunzel), "El viejo Rinkrank", "Piñoncito", "La liebre de mar" y "Juan sin miedo".
Coincidiendo con el 200 aniversario de la primera edición de los cuentos de Jacob y Wilhelm Grimm, los grabados del artista inglés aportan un punto de vista "original" y "grandes dosis de humor" sobre la obra de los dos hermanos alemanes, según manifestó el crítico de arte Francisco Carpio, encargado de presentar a los periodistas la exposición. Para Carpio, la exposición muestra la faceta menos conocida de "uno de los artistas más importantes del siglo XX", la de ilustrador-grabador, y da muestra de su dominio "de todas las artes plásticas".
David Hockney empleó un año entero en realizar estos grabados, para los que buscó los cuentos menos famosos de los hermanos Grimm y, sobre todo, aquellos que le divirtieran o que supusieran "un reto plástico" para él, prescindiendo en algunos de ellos de elementos significativos o bien aportando otros que él consideraba oportuno "sin variar por ello el significado de los relatos", según Carpio. Además, según el crítico de arte, las ilustraciones revelan el "profundo conocimiento" de Hockney de la tradición pictórica clásica, en las que no faltan alusiones a grandes artistas como Leonardo Da Vinci, Uccello, Carpaccio o Goya, utilizando técnicas similares a las de éstos.

El sacristán disfrazado de fantasma. David Hockney (Fundación Canal)
Añadir leyendaEl sacristán disfrazado de fantasma. David Hockney (Fundación Canal)
Así, el artista inglés combina a lo largo de estos 39 grabados tres técnicas distintas, como son el aguafuerte, aguatinta y punta seca, en función de su intención por aportar un toque dramático, divertido o de efectos asombrosos a las ilustraciones. El sorprendente diseño expositivo de Enrique Bonet introduce al visitante de la muestra en un cuento, como si estuviera pasando páginas de alguno de los famosos cuentos de los Grimm, gracias a la decoración de la sala y a los colores y luces utilizados para recrear el mágico mundo de los cuentos.
Un homenaje a Catherina Dorothea Viehmann --la anciana alemana que relató a los Grimm la mayoría de los cuentos que ellos luego recopilaron-- abre la muestra, una mujer "a la que ni siquiera Jacob y Wilhelm homenajearon" y a quien Hockney reconoció el mérito de transmitir para las generaciones venideras esas historias populares. "El chico escondido en un pez" (de "La liebre de mar"); "La cocinera" (de "Piñoncito"), en la que Hockney se inspira en las cabezas grotescas de Da Vinci; o "Rapunzel creciendo en su jardín", con influencias de Brueghel, son algunos de los grabados que se pueden ver en la Fundación Canal.
Los grabados, alejados de las coloristas y características pinturas del artista inglés, esconden, según Carpio, "constantes guiños" y referencias a la historia del arte, pero también a la literatura e incluso al cine, y en los mismos su creador se toma "constantes licencias" para adaptar el dibujo a lo que quiere ilustrar.

Suplicando por el niño. David Hockney (Fundación Canal)
Suplicando por el niño. David Hockney (Fundación Canal)

Las emblemáticas torres que aparecen en muchos cuentos clásicos están en seis de los 39 grabados de Hockney, experimentando distintos estilos con las mismas, especialmente en el cuento de Rapunzel, que acapara cuatro de ellas. "Juan sin miedo" monopoliza, por ser la historia más larga, una sala para todas sus ilustraciones, rodeadas de la atmósfera "inquietante y de misterio" que envuelve el cuento ayudándose del color rojo.
En toda la serie de "Juan sin miedo" destaca la inspiración que el artista encuentra en Magritte y Carpaccio, con una mezcla de realidad y fantasía, como en la ilustración de "El sacristán disfrazado de fantasma". "Esos grabados acabaron convirtiéndose en algunas de mis piezas más famosas", escribió Hockney sobre su trabajo inspirado en los cuentos de los hermanos Grimm, y recordaba el tiempo empleado en los mismos al señalar: "Si trabajas en una pintura durante un año, la consideras una pieza importante".

Fuente: EFE / Concha Carrón

BIODISEÑO O LA INCORPORACIÓN DE LO ORGÁNICO
A LA CREACIÓN

Un libro editado por el MoMA reúne una colección de objetos inspirados en la biología: la lámpara halflife, que depende de hámsteres y luciérnagas; una lámpara de mesa de musgo, que se enciende con bacterias; y el algaerium, una tela viva.
Si hemos de creer en medio siglo de comerciales de TV, el cuidado del hogar es una guerra: matar bacterias, eliminar hongos y torturar ácaros. Pero una idea más pacífica respecto a que la naturaleza puede ser un invitado bienvenido en la casa es la que expresa "Bio Design: Nature, Science, Creativity" (Biodiseño: Naturaleza, ciencia, creatividad), un libro publicado el mes pasado por el Museo de Arte Moderno.
Escrito por William Myers, profesor de Nueva York, "Biodiseño" se ocupa del movimiento cada vez más importante que busca integrar los procesos orgánicos a la creación de edificios y objetos domésticos para conservar los recursos y limitar los desechos. Los 73 proyectos del libro muestran cómo se puede convencer a los árboles vivos de convertirse en casas y puentes; las lámparas pueden funcionar con luminiscencia de luciérnagas; el ADN humano puede cambiar el color de las petunias; y el hormigón puede autorrepararse como si fuera piel humana.
Nos han condicionado para que les tengamos miedo a los microorganismos, dijo Myers, "pero, en realidad, pueden ser útiles y lo han sido durante miles de años, si uno piensa en las comidas al horno y la fermentación de bebidas".
Los diseñadores suelen copiar a la naturaleza. Entre los ejemplos se cuentan la imponente arquitectura de Antonio Gaudí, el empapelado floreado de William Morris y las mesas de madera de George Nakashima. La tecnología de punta no les quita nada a los diseños inspirados en la naturaleza sino que los realza. En 2006, el diseñador holandés Joris Laarman presentó una silla modelada por computadora según los principios del desarrollo de los tejidos óseos, de modo que las partes de la silla sometidas a mayor tensión eran más gruesas, mientras que las que soportaban menos sobrecarga eran más delgadas. El resultado fue un uso eficiente del material y una forma espectacular.
Aparte de la forma, el biodiseño pasa por dominar la maquinaria del mundo natural para hacer lo que hace la naturaleza: almacenar y convertir energía, producir oxígeno, neutralizar las sustancias tóxicas y eliminar los desechos.
La lámpara Halflife de 2010 de Laarman es un buen ejemplo. El artefacto, prototipo de una pantalla revestida con células de ovario de hamster con ADN de luciérnagas, genera una reacción enzimática que hace que la lámpara se encienda sin necesidad de pilas. Lo que la lámpara sí necesita es un suministro constante de nutrientes para mantener vivas las células.
"Solemos pensar que podemos desechar los objetos", señaló Laarman. "No estamos acostumbrados a objetos que podemos cuidar o tratar bien o que se renuevan solos".
¿Células de ovario de hamster como mascotas? En el país de las maravillas de la biotecnología, las bacterias son bellas, el musgo es eléctrico y los azulejos decorativos están animados.
Bacterioptica, por ejemplo, es una araña diseñada por Petia Morozov de Montclair, Nueva Jersey, con placas de Petri llenas de cultivos de bacterias envueltas en una maraña de fibra óptica. El dibujo y el color de las bacterias (idealmente provistas por los miembros y las mascotas de la familia) modifican la cualidad de la luz.
La Mesa de Musgo, colaboración entre los científicos Carlos Peralta y Alex Driver de Gran Bretaña y Paolo Bombelli de Italia, aprovecha la pequeña corriente eléctrica que se produce cuando determinadas bacterias consumen compuestos orgánicos que libera el musgo durante la fotosíntesis. Usando fibra de carbono para absorber la carga, los científicos generaron con su mesa suficiente electricidad para alimentar la lámpara adosada.
También está Growth Pattern, una serie de azulejos decorativos diseñados por la artista de Seattle Allison Kudla, que cambian de dibujo porque están hechos de hojas de tabaco cortadas dispuestas sobre una rejilla de placas de Petri cuadradas. Impregnadas de una solución que se comporta como una hormona, las hojas producen nuevo crecimiento.
"Muchísimas veces los dibujos decorativos se basan en sistemas botánicos", dijo Kudla respecto del motivo simétrico (originalmente pensó en tejido de damasco). Las plantas sobreviven hasta seis meses si se controla con cuidado la solución y se reemplazan las placas que se contaminan con bacterias.
Un dato curioso del biodiseño es que los organismos que se introducen en el entorno doméstico a menudo deben ser protegidos más que combatidos. Marin Sawa, arquitecta de Londres que manipula el color de las microalgas contenidas en tubos flexibles para crear una especie de tela viviente, califica el impulso de proteger sus muestras de las fuerzas destructivas de un espacio habitable de "pensamiento inverso".
Explicó lo siguiente: "Necesito que estén absolutamente incontaminadas para que puedan vivir y realizar la fotosíntesis, que es uno de los sistemas biológicos más importantes de este planeta". (Las algas, hizo notar, producen casi la mitad de nuestro oxígeno.) Sin embargo, los biodiseñadores deben vérselas con el factor Frankenstein: la preocupación de que sus experimentos provoquen un nuevo horror incontrolable.
Mitchell Joachim, que cofundó el estudio de arquitectura y diseño Terreform One de Brooklyn y dirige un biolaboratorio dentro de él, sostiene que periódicamente lo visitan representantes del Departamento de Seguridad Interior y el FBI.
"Se dan una vuelta para ver cómo es un laboratorio salubre y basado en una comunidad de trabajo", contó, "a diferencia de una célula terrorista". Opina que el temor a que los investigadores cometan un error y provoquen una espantosa situación de ciencia ficción es exagerado.
"Sería como estar diseñando una tetera y accidentalmente fabricar una ametralladora", dijo. "No pasa".
Joachim es parte del equipo responsable de elaborar el concepto de árboles vivos injertados unos en otros para crear una cúpula protectora. También ha imaginado una casa hecha de tejido vivo ­aunque él prefiere el término "carne"­ y está trabajando en una silla hecha de un nuevo plástico biodegradable que combina raíz de hongos con celulosa. "Cuando uno se cansa de la silla", añadió, "no la tira a la basura. La arroja al jardín y alimenta a otras criaturas. Es parte de la red de la vida". 

Fuente: Revista Ñ Clarín

 

DESCUBREN UN LIENZO DE RUBENS
EN EL PALACIO REAL DE MADRID

Mide cuatro metros y estaba catalogado como una pintura anónima del siglo XVIII. La mayoría de los investigadores creían que la pintura se había quemado en un incendio.
El antiguo conservador de pintura flamenca del Museo del Prado, Matías Díaz Padrón, descubrió en los fondos del Palacio Real de Madrid la autoría de un lienzo realizado por Rubens (1577–1640) y Gaspar de Crayer (1582 -1669).
Según el investigador se trata de Rapto de las sabinas, un “lienzo enorme de cuatro metros, que estaba catalogado como una pintura anónima del siglo XVIII”. “Hay mucho aún por estudiar”, explicó. La mayoría de los investigadores creían que la pintura se había quemado en un incendio.
El lienzo, que se encuentra en un “estado lamentable”, coincide en “tema e historia” con una de las últimas obras que encargaron a Rubens antes de morir. La pintura fue un pedido del rey Felipe IV de Austria para el Salón de los Espejos del Palacio. “Rubens trabajaba angustiado por terminar”. Sin embargo, el artista sólo realizó el boceto y el diseño, ya que murió al poco tiempo. Van Dyck fue uno de los candidatos a terminar el trabajo, pero fue el belga Gaspar de Crayer quien culminó la obra.

Fuente: clarin.com