ENGLISH LAVENDER AND RED POPPIES






IN MEMORIAM

FERNANDO A. HERRERO MACKAYE

13 - 10 - 1976   -   2 - 12 - 2011



Las lavandas en pleno apogeo.

La estética visión de un joven fotógrafo argentino, Fernando A. Herrero Mackaye, de estos cultivos de lavanda y de amapolas coloradas, en los Hitchin Lavender Beds, en el condado de Hertfordshire, en Inglaterra, y los cuadros del impresionista francés Claude Monet, 1840-1926, del holandés Vincent van Gogh, 1853-1890, y de la estadounidense Georgia O'Keefe, 1887-1987, en un mágico contrapunto con su plástica mirada. Y agregamos algunos apuntes sobre la fuerte carga evocadora de las célebres red poppies artificiales para los británicos.


Las laboriosas abejas colaborando a pleno con la polinización.

Todo la belleza y el misterio de la campiña inglesa sintetizados en esta foto llena de sugestión. El camino asfaltado, corre atrás del cerco de madera. Si se mira la foto bien en detalle, se ven una mesa y dos bancos, que seguramente han sido puestos ahí para que la gente pueda parar a hacer un picnic.


Un plano cercano de estas fuertes inflorescencias que con el tiempo se convertirán en la base de las ya míticas colonias de lavanda inglesas.


Como en la Provence francesa, las prolijas hileras de lavanda copian los desniveles del terreno. Y cada tanto, un árbol medio aislado.

 

Amapolas coloradas en Argenteuil, de Claude Monet, detalle.


Les Coquelicots, por Claude Monet. Amapolas coloradas en Argenteuil. Este cuadro puede verse en el Musée d'Orsay, en Paris.



Red Poppy por Georgia O'Keefe, la pintora estadounidense que vivió casi hasta los cien años.

Otro de los cuadros de Monet donde se ven las amapolas coloradas.


Campo de amapolas en un cañadón cerca de Giverny, de Claude Monet. Este cuadro se puede ver en el Boston Museum of Fine Arts, Massachusetts, E.E.U.U.

 
Campo de Amapolas, de Monet, detalle.

 


Amapola artificial lucida en la solapa por un canadiense. El Remembrance Day, Día de la Recordación, también conocido como Poppy Day, Armistice Day, Día del Armisticio (el evento que conmemora) o Veterans Day, Día de los Veteranos, es un día para conmemorar a los sacrificios de los miembros de las fuerzas armadas y de civiles en tiempos de guerra, específicamente desde la Primera Guerra Mundial. Se lleva a cabo el 11 de noviembre de cada año para conmemorar el armisticio que dió fin a la Primera Guerra Mundial. Las principales hostilidades de la Primera Guerra Mundial finalizaron oficialmente a la hora 11 del día 11 del mes 11 de 1918, con la firma del armisticio con Alemania. El día fue dedicado específicamente por el rey George V, el 7 de noviembre de 1919, a la observancia de los miembros de las fuerzas armadas que fueron asesinados durante la guerra, lo que posiblemente fue hecho sobre la propuesta de Edward George Miel de Wellesley Tudor Pole, que se establecieron dos períodos de ceremonial de la memoria basada en los acontecimientos de 1917. En Inglaterra y en sus colonias y ex colonias todo hombre luce orgulloso este símbolo después de haber contribuido en la colecta anual que se hace a beneficio de los veteranos de guerra.


 
Plano cercano de una amapola inglesa que no ha llegado todavía a su madurez. Las amapolas coloradas tienen un significado patriótico muy importante para los ingleses ya que se identifica con ellas a los muertos por la patria y a los veteranos de guerra, civiles y militares.


Campo de amapolas en Vetheuil, pintado por Monet en 1879.


La visión de Vincent van Gogh de este campo de amapolas pintado en 1890, el mismo año en que decidió quitarse la vida.

Amapola madura.



Campo de amapolas.


Red poppies comestibles.


LOS PALACIOS PORTEÑOS DE LA LUZ


La Italo. Unas de las subestaciones que hay en la Capital y el logo sobre los ladrillos naranjas. En los 90 los edificios pasaron a la Ciudad.
Por Eduardo Parise

Desde los tiempos de la revolución industrial, la energía es un elemento clave para producir, construir o moverse. Y en esto la electricidad siempre ocupó un lugar de privilegio. Buenos Aires, como toda gran ciudad, no puede prescindir de ella. Lo que ocurre cada vez que hay un corte, aunque dure sólo unas horas, es la mejor prueba. Ese proceso de usar la electricidad comienza aquí en 1887 con la creación de la Compañía General Eléctrica de Buenos Aires y se generaliza en 1912. Por ese tiempo, la instalación de usinas pasó a resultar imprescindible.
Fue en ese año, cuando la Compañía Italo Argentina de Electricidad (CIAE) logró una concesión por 50 años y terminó con el monopolio que tenía la CATE (Compañía Alemana Transatlántica de Electricidad). Pero a diferencia de esta empresa, la Italo (como empezó a decirle la gente) optó por apuntarle al consumo urbano. Así surgieron usinas que, con una estética atrayente, se metieron en el paisaje porteño.
La que siempre se destacó es la que aún se conserva en Pedro de Mendoza y Benito Pérez Galdós, en La Boca y que, en horas, estará otra vez en marcha, ya no para generar electricidad sino convertida en la Usina del Arte (ver pág. 34). El edificio original empezó a construirse en 1912 y se terminó e inauguró en 1916. Fue diseñado por el arquitecto Giovanni Chiogna, un hombre nacido en Trento, Italia que, como tantos compatriotas, un día se embarcó en Génova en el vapor Formosa y recaló en esta Buenos Aires “per fare l’America”. Chiogna traía la impronta de Camilo Boito, un predicador del estilo románico gótico que, a fines del siglo XIX, era casi un emblema para los italianos.
Con ese estilo propio de los municipios medievales (asentado sobre una base de piedra, con paredes de ladrillo a la vista, ventanas con arcos de medio punto y hasta con una torre con reloj, digna de cualquier palacio de Florencia) el gran edificio de la usina boquense producía energía de alta tensión y estaba acompañado por otras cuatro estaciones intermedias (Montevideo 919, Tres Sargentos 320, Moreno 1808 y Balcarce 547) y otras muchas conocidas como “subestaciones estáticas”, ubicadas en pequeños lotes de la ciudad y el conurbano. Se calcula que de éstas hubo unas doscientas.
La usina de Pedro de Mendoza 501 funcionaba a vapor, que se producía con carbón, y hasta tenía canales subterráneos desde donde llegaba el agua del río para refrigerar a los generadores. Aquel diseño elegante fue el que le permitió a la Italo instalarla en una zona urbana sin que hubiera quejas de los vecinos. Y hasta se conocieran elogios como aquel publicado tras la inauguración donde se destacaba “la acertada y armónica aplicación de un estilo puramente italiano”. Años más tarde, la empresa construiría la usina de Puerto Nuevo, pero con otro diseño diferente a los propuestos por Chiogna. Hacia 1990 todos los edificios de la ex Italo que estaban en la Capital pasaron a la Ciudad. Para recordarlos, desde mañana, martes 22, habrá una muestra fotográfica en el Palacio Legislativo (Perú 160) titulada “Proyecto Italo: Palacios de la Luz”, que mostrará, hasta el 1 de junio, lo que eran esas construcciones.


De todas maneras, las principales miradas se centrarán en aquella usina que ahora tendrá otro destino. Según lo definió hace un par de años un funcionario será “el Teatro Colón del siglo XXI”. Tal vez nadie recuerde que, en 1905, en ese terreno de Pedro de Mendoza y Benito Pérez Galdós (se llamaba Colorado) estuvo la cancha del club Independencia Sud, el lugar en el que un club recién fundado jugó sus primeros partidos como local. Era Boca Juniors que en esos tiempos usaba una camiseta rosa (aún no había adoptado el azul y oro) y La Bombonera ni siquiera era un proyecto. Pero esa es otra historia.

REABRE EL PICADERO,
UN TEATRO MÍTICO QUE CASI FUE DEMOLIDO


 

Fundado en 1980, fue sede de Teatro Abierto. Será una sala para 300 espectadores, a metros de la avenida Corrientes. Hace cuatro años, iban a tirarlo para hacer una torre pero vecinos y actores lo impidieron. Reabrirá el martes, con un musical.

Todo listo. La sala, en el pasaje Santos Discépolo, tiene 260 butacas y un pullman con 32.
Por Nora Sánchez

Hace 31 años lo incendiaron y hace cuatro, casi lo tiran abajo. Ya le habían puesto cartel de obra y estaban abriendo un boquete. Pero esa herida en el edificio del pasaje Santos Discépolo 1857 movilizó a los vecinos que, recurso de amparo mediante, frenaron la piqueta. Porque la construcción que querían demoler para hacer una torre era nada menos que el teatro Del Picadero, cuna del ciclo de resistencia cultural Teatro Abierto. Una sala que, reconstruida y equipada a nuevo, reabrirá el martes de la mano del productor teatral Sebastián Blutrach. Su primer estreno será el musical Forever Young .
El nuevo Picadero fue reformulado por el arquitecto Gustavo Keller y el consultor técnico fue Marcelo Cuervo. Tiene 260 butacas y un pullman con 32 más. Ahora están terminando el hall principal, donde habrá una barra y un bar.
“Hace tiempo que buscaba un espacio que sirviera para obras más alternativas –cuenta Blutrach, que produjo éxitos teatrales como Toc Toc y es director del Metropolitan–. Quería un galpón, pero me avisaron que vendían el Picadero y vine a verlo. Sólo había una grada de cemento y la losa del techo”.
Era una oportunidad . En 2007, la constructora D Buenos Aires había empezado a demoler el teatro. Su proyecto era sumar el terreno donde se emplazaba a otros que había comprado en la unión de avenida Corrientes con Riobamba y el pasaje Santos Discépolo, para levantar una torre.
Alguien de Basta de Demoler vio el cartel de obra por casualidad. La organización vecinal fue a la Justicia, porque una ley ordena que cuando se demuele un teatro hay que construir otro similar . Y logró una medida cautelar impidiendo la demolición.
En una reunión de conciliación se llegó a un acuerdo: Ernesto Lerner, el inversor del proyecto edilicio, se comprometió a reconstruir y reabrir el teatro. Y empezó a hacerlo con el asesoramiento del escenógrafo Héctor Calmet, al mismo tiempo que avanzaba la obra de la torre lindera. Pero finalmente, decidió vender el Picadero.
Fue entonces que Blutrach decidió reinvertir el dinero que ganó gracias al teatro en esta sala emblemática. “Lo hice porque éste es mi trabajo: tengo 43 años y produzco teatro desde los 19 –explica él–. Conocía la historia del Picadero, pero a medida en que me involucré en este proyecto descubrí todo lo que significaba”.
El Picadero es un símbolo de la resistencia cultural durante la dictadura. Fue inaugurado en 1980, por Guadalupe Noble y el actor y director Antonio Mónaco. Pero su destino de ícono quedó sellado cuando en julio de 1981 fue sede de Teatro Abierto, un ciclo de obras de autores de la talla de Aída Bortnik, Griselda Gambaro, Eduardo Pavlovsky y Roberto “Tito” Cossa.
“Teatro Abierto fue un movimiento que nació de los autores prohibidos en los teatros oficiales, en la televisión y en las cátedras donde se formaban actores, porque nuestras obras no se enseñaban –recuerda Cossa–. Y fue Osvaldo Dragún quien propuso hacer un ciclo con obras breves de 21 autores, para demostrar que ahí estábamos”.
Las obras empezaban a las 18 y la entrada valía la mitad que una de cine. La respuesta de la dictadura fue contundente. Una semana después, en la madrugada del 6 de agosto de 1981, arrojaron tres bombas de magnesio contra el teatro, que se incendió por completo . Sólo quedó la fachada.
“El teatro independiente o de arte funcionaba durante la dictadura –cuenta Cossa–. Se hacían obras, algunas para nada inocentes. Pero lo que el poder vio antes que nosotros en Teatro Abierto fue que era un hecho político más que teatral. No toleraban que nos uniéramos en defensa de la libertad para la cultura. Y con el atentado les salió el tiro por la culata: convirtieron a un hecho contestatario en una epopeya”. El ciclo, de hecho, siguió en el Tabaris y fue un éxito.
En 1986, el empresario Lázaro Droznes alquiló el Picadero y puso un estudio de televisión. Más adelante, en 1991, lo adquirió y diez años después lo reabrió con la dirección artística de Hugo Midón. Pero cerró poco después.
Ahora el Picadero regresa. “El Gobierno porteño estará presente en este gran acontecimiento y por largo tiempo –afirma el ministro de Cultura, Hernán Lombardi–. Ayudando a la restauración, en acciones de comunicación conjunta y llevando espectáculos nuestros a la sala”.
“La reapertura del Picadero es una reparación y una respuesta a los años de horror –dice Cossa–. Blutrach va a dedicar un espacio a la memoria de Teatro Abierto. Eso sí: le vamos a pedir que le de más lugar a autores nacionales”.
Por ahora, el 29 de mayo el primer estreno será Forever Young , una comedia musical de origen noruego y dirigida por Daniel Casablanca. Sin embargo, Blutrach promete: “Voy a mantener un balance entre obras comerciales y otras más alternativas. Y además, me gustaría que el teatro Picadero sea un lugar de encuentro”.


El edificio nació como fábrica de bujías, sobre un pasaje histórico.

Noche trágica. La del incendio, en agosto de 1981, en plena dictadura
El edificio del Picadero no nació como teatro: antiguamente era una fábrica de bujías , lo que explica el aspecto industrial de su fachada. Construido en 1926, fue diseñado por el arquitecto milanés Benjamín Pedrotti, autor también de la sucursal de la antigua tienda Gath & Chaves de Florida y Sarmiento. Su constructor fue A. Carte.
En aquella fábrica se producían las bujías “American Bosch”. Originalmente, la marca Bosch era alemana. Pero durante la Primera Guerra Mundial, el gobierno estadounidense la expropió y, por eso, le antepuso “American” a su nombre. En los años 20, su representante en la Argentina era Don Armido Bonelli.
Todo ese pasado puede leerse en la fachada del teatro, de estilo florentino, ahora restaurada. En ella aparece el logo de la fábrica , con las letras AB y la cara de Fritz. Este personaje era parte del logo de la marca alemana original y representaba a un aviador germano.
El nuevo dueño del teatro, Sebastián Blutrach, también colocó el letrero original del Picadero en el frente del edificio para reforzar su identidad.
El pasaje mismo donde está ubicado el teatro también tiene una historia para contar. Su forma de “s” es una huella del primer trazado de vías férreas que se hizo en nuestro país, el del “Ferrocarril del Oeste”, de 1857.

En escena. Cipe Lincovsky y Juan Manuel Tenuta, en el Picadero
Este tren, para el que prestó servicios la legendaria locomotora “La Porteña”, partía de la Estación del Parque, que estaba donde hoy se encuentra el Teatro Colón. Después atravesaba los barrios por ese entonces más alejados de Almagro, Caballito y Flores hasta llegar a Floresta.
En 1883, este ferrocarril empezó a salir desde la estación Once y el recorrido desde plaza Lavalle quedó en desuso. En 1893, levantaron los rieles y el tramo que corre entre Corrientes y Callao tomó forma de pasaje. Lo llamaron Rauch en honor al coronel Federico Guillermo Rauch, un alemán que entre 1826 y 1827 organizó tres campañas contra los aborígenes pampeanos.
La forma del pasaje favoreció que se instalarán “casas de tolerancia”, donde se ejercía la prostitución. Y en los años 30, en esta callecita funcionó una feria franca. Como testimonio de esa feria, queda una foto publicada en la Guía Peuser de 1951.
La última gran transformación del pasaje se produjo en 2005, cuando lo convirtieron en peatonal y lo rebautizaron como Enrique Santos Discépolo, en honor al dramaturgo y compositor de tangos.

Fuente: clarin.com


encuentro”.
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UNA NUEVA SALA SINFÓNICA,
EN LA VIEJA USINA DE LA BOCA



Abre pasado mañana en el edificio de la ex Italo. Es la Usina del Arte y fue construida en lo que fuera la caldera de la compañía de electricidad. Todo el complejo ocupa 15.000 m2 y servirá además para danza, artes plásticas, muestras y exposiciones.

Flamante. El interior de la sala de Pedro de Mendoza y Pérez Galdós, donde estaban las turbinas generadoras del notable edificio de la ex Italo. Tiene capacidad para 1.200 personas.
Por Pablo Novillo

A partir del miércoles, Buenos Aires sumará un nuevo y bello espacio para el arte . Con un recital homenaje a Astor Piazzolla, El Gobierno porteño inaugurará la Usina del Arte, que funcionará en el viejo edificio de la compañía Italo, en La Boca.
El particular edificio, un palacio florentino, queda en avenida Pedro de Mendoza entre Caffarena y Benito Pérez Galdós (ver pág. 37). Fue construido por la Compañía Italo Argentina de Electricidad, con un proyecto del arquitecto italiano Juan Chiogna, entre 1914 y 1916. Allí funcionaban 12 calderas que producían vapor lo que impulsaba las turbinas que generar electricidad. Tras pasar por la manos de Segba y Edesur, terminó siendo operada por Acindar, que la cerró en 1997. Entonces, quedó en manos del Estado nacional, hasta que fue comprado por el Gobierno porteño.
El primer paso para convertirlo en un espacio para el arte lo dio el Gobierno de Jorge Telerman, cuando en noviembre de 2007 inició las obras de lo que entonces sería la Usina de la Música, porque se pensó al lugar como sede para la Sinfónica Nacional y la Filarmónica porteña. Pero luego la gestión macrista reconvirtió la iniciativa para, además de música, incluir baile, artes plásticas y otras disciplinas .
En total, la Usina del Arte contará con 15.000 m2 . La Sala Sinfónica dispondrá de 1.200 butacas , y se puso especial atención en lograr una perfecta acústica , sobre todo considerando que el edificio está al lado de la Autopista Buenos Aires-La Plata. Tendrá tres niveles de palcos, pullman y bandejas laterales .
Luego están la Sala de Cámara, con 400 butacas en dos niveles de palcos laterales y uno de platea , en el que se buscó crear un espacio de mayor intimidad entre el artista y el auditorio.
Además habrá una sala para ensayos y el Foyer central. Para las exposiciones se usarán el Salón Dorado, de 59 por 18 metros con hasta 20 metros de alto, decorado con piedra París y con balcones a los que se les recuperaron las barandas originales. De igual manera se restauraron las molduras y capiteles, de gran valor patrimonial.
Junto con otra sala de exposiciones estará el anexo Pedro de Mendoza (donde habrá cafeterías, sanitarios públicos y locales comerciales ) más otro anexo, conocido como “calle interna”, en el que estarán la Biblioteca y la Sala de Televisión. Las instalaciones se completan con los camarines y oficinas. Además, fueron recuperadas las fachadas, que volvieron a su aspecto original .
Este año la Usina del Arte tiene un presupuesto de $ 14 millones. Para el Gobierno porteño se trata de una fuerte apuesta. Daniel Chain, ministro de Desarrollo Urbano, aseguró: “Terminar con la histórica postergación de la zona sur es para nosotros una política de Estado, por eso llevamos adelante intervenciones urbanas como la puesta en valor de espacios públicos que mejoran la calidad ambiental del área La apertura de la Usina una decisión para generar un nuevo polo de crecimiento en el sur de la ciudad”.
La inauguración de la Usina del Arte se realizará pasado mañana a las 19. El recital homenaje a la obra del gran Astor Piazzolla estará a cargo del bandoneonista Néstor Marconi, el quinteto de la Fundación Piazzolla, Pablo Agri y la Orquesta de Cuerdas y el reconocido pianista Horacio Lavandera. Será la primera actividad de un centro cultural que será también sede del Campeonato Metropolitano de Tango, el Bafici, el Polo Circo, el ciclo de música contemporánea y otros espectáculos y ciclos culturales organizados por el Gobierno porteño.
Además de la música, los asistentes podrán disfrutar desde el viernes de dos puestas artísticas. Por un lado, Edificio , una obra visual de Leandro Erlich; por el otro, la puesta Spectra, del artista japonés Ryoji Ikeda, que mezcla sonidos y luces.
La apertura de la Usina será uno de los hechos más importantes para la cultura de la Ciudad, tras la restauración del Teatro Colón, inaugurado para el Bicentenario. Además, el Gobierno porteño impulsa la venta de propiedades del Estado para usar ese dinero en la reforma del Teatro San Martín, el segundo edificio más importante de la red cultural pública de la Ciudad.


Fuente: clarin.com




EL PREMIO ARTEBA - PETROBRAS DE ARTES VISUALES,
ES PARA...






Splatter Morfogenético Arlt Maschine.
El ganador del Premio arteBA-Petrobras de Artes Visuales fue Splatter Morfogenético Arlt Maschine (Silvina Aguirre, Laura Bilbao, Roberto Conlazo y Lux Lindner), que se llevará cincuenta mil pesos (premio no adquisición) y que resultó finalista junto con la Multisectorial Invisible y Pop Up Cartoon.


Fuente: Revista Ñ Clarín

ARRANCÓ ARTEBA:
UNA MIRADA CURIOSA POR LOS PASILLOS DE LA FERIA


Entre compradores y exhibicionistas, inauguró la ya tradicional feria de arte. Las obras destacadas, el champagne a 10 pesos, la popularidad de Julio Le Parc y los ganadores del Premio Petrobras: Splatter Morfogenético/Arlt Maschine.



Antes de la apertura oficial, la previa para prensa y coleccionistas, permitió ver la feria con absoluta tranquilidad. Desde temprano, periodistas, críticos de arte, coleccionistas, directores de galerías, y museos nos reunimos para recorrer la feria (98 stands de galerías nacionales y extranjeras en 18 mil metros cuadrados de los pabellones verde y azul de la Rural). Por momentos resultaba difícil dar unos pasos sin detenerse a saludar y cruzar unas palabras con colegas y artistas.
Universo heterogéneo, en los pasillos de arteBA podías cruzarte con un muy buen artista preocupado por las ventas y que confesaba estar buscando un trabajo más rentable, y, al rato, ver a una crítica de arte mostrando orgullosa su cartera Louis Vuitton.  
Por los pasillos, en la previa al acto oficial de lanzamiento, se lo vio a Roberto Lavagna preguntando precios, al publicista Ramiro Agulla que directamente le consultó a Ignacio Liprandi en su stand qué le recomendaba comprar. Se detuvieron en la increíble obra de Tomás Espina hecha con pólvora sobre papel finísimo, en algunos sitios quemado, que se entregará montada en una caja con vidrios para evitar que se dañe al mínimo roce o con una ventisca. Había mucho para ver en el stand: desde las perfectas, bellas e inquietantes tripas trenzadas en formol y las cajas de grasa vacuna, de Cristina Piffer, hasta “Montaña (el momento del derrumbe revela puntos clave de la construcción)”, instalación de Claudia Fontes realizada con varillas de madera de pino que compró Fundación Costantini con el Programa Matching Funds arteBA-Zurich. 

Recorrida por ArteBA 2012 en el predio de la Rural. (Germán García Adrasti)
Recorrida por ArteBA 2012 en el predio de la Rural. (Germán García Adrasti)
Además, el Citi le donó a la fundación 25.000 dólares para la compra de 120 dibujos y un cuaderno de Lux Lindner.
Costantini compró también varias obras de Eduardo Stupía mientras en Castagnino Roldán estaban en plena conversación con un interesado en una pintura de Macció de 150.000 dólares. 
Por los pasillos te cruzabas con Yuyo Noé, Eduardo Stupía, Enio Iommi, Julio Le Parc, Marta Minujín, Diana Saiegh, directora del Museo de Arte del Tigre; Virginia Agote del Museo de Bellas Artes de San Juan, los coleccionistas Cristina Guzmán,  Mauro Herlitzka y Aldo Rubino. También estaban Eduardo Costantini, Enrique Eskenazi, Ignacio Gutiérrez Zaldívar de capa caída, Daniel Maman, otrora principal figura de arteBA, y más tarde, tras el acto del corte de la cinta inaugural, la feria literalmente se llenó. No se podía caminar. Por ahí pasaban Roberto Pettinato, modelos y conductoras de tevé varias. Muchas se sacaban fotos con la obra de Le Parc. El champagne ya no circulaba gratis: las promotoras de la conocida marca que auspicia el Barrio Joven invitaban, eso sí, con tono glamoroso, a comprar la copa a diez pesitos.
Participaron en el acto oficial por la inauguración Mauricio Macri, Jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; Jorge Coscia, Secretario de Cultura de la Nación; Hernán Lombardi, Ministro de Cultura porteño; Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gabinete de la Ciudad de Buenos Aires; Enio Cordeiro, el embajador de Brasil en Buenos Aires; Carlos Alberto da Costa, CEO de Petrobras Energía; Facundo Gómez Minujín, presidente de la Fundación arteBA y Alejandro Corres, vicepresidente. 

Recorrida por ArteBA 2012 en el predio de la Rural. (Germán García Adrasti)
Recorrida por ArteBA 2012 en el predio de la Rural. (Germán García Adrasti)
Algunos imperdibles detectados el primer día de feria: las maravillosas obras de Julio Le Parc en el espacio de Aeropuertos Argentina 2000 y un deslumbrante móvil rojo en el stand de la galería Del Infinito. Hay que decirlo: asediado por las fotos y los saludos, Le Parc no abandonó ni por un segundo su inigualable sentido del humor. 
En el espacio de la Galería Sur (de Uruguay), no se pierda por nada del mundo dos pinturas de Antonio Berni que son joyas. Ambas salen por primera vez a la venta. Realizadas por el artista en los ochenta en Nueva York, son dos pinturas que algunos sostienen que están sin terminar, en cambio, desde la galería señalan que Berni dejó las obras de este modo deliberadamente. Lo haya sorprendido o no la muerte, lo cierto es que son dos increíbles lienzos (1,94 x 1,95 cm., uno de ellos supera los 350.000 dólares) que conmueven, y hasta es posible imaginarse al Berni neopop neoyorkino dejando esos fondos en carbonilla junto a la blonda modelo.
No hay que dejar de ver la instalación cinética Fluododecaedro multifacético multidireccional de Marta Minujín en el espacio de la galería Ro. En el stand de la galería Castagnino Roldán un hombre con su hija no se animaba a meterse en “Subasta”, instalación de Roberto Jacoby y Alejandro Ros. No lo dude. Métase en ese túnel que es pura oscuridad, sonidos de orgasmos y voces que anuncian ventas en subastas. Economía de recursos y efectividad en una obra comprada por la firma Brooksfield (12.000 dólares) en el marco del programa de adquisiciones de arteBA. 

Recorrida por ArteBA 2012 en el predio de la Rural. (Germán García Adrasti)
Recorrida por ArteBA 2012 en el predio de la Rural. (Germán García Adrasti)
En el espacio de Petrobras se encuentra la Multisectorial Invisible, uno de los tres proyectos finalistas del Premio arteBA-Petrobras de Artes Visuales. Ahí funciona una estación de radio que se escucha por FM 96.5. Y ayer el público se acercó para escuchar “Ni víctimas ni verdugos”, el excelente programa en el que participa el sociólogo Lucas Rubinich, y que, junto con un equipo de conductores, entrevistó a effymia, artista conceptual, performer, travesti y feminista queer. El tema de esta emisión fue el tabú. Y la artista puso el foco en el cuerpo y la identidad amasada, soñada, construida con pasión. Escuchando el programa, recordé a la entrañable Agrado, travesti almodovariana que decía segura y acaso resignada: “Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que soñó de sí misma”. 
 “Sueños de vidrio” es la obra de Nushi Muntaabski. “Creo que un pequeño gesto nos puede salvar y también creo que si uno se descuida puede vivir una vida dormida”, dice la artista. Ella y una performer se van turnando en el papel de bella durmiente. ¿Habrá posibilidad de amar y ser amada que despierte a la mujer narcoléptica encerrada en la habitación vidriada? El público podrá entrar a esa especie de pecera e intentar convencerla de que abandone su evasivo sueño.
Tras más de siete horas en la feria, la retina alucinada pide descanso. Como todos los años, me voy con una extraña sensación de alegría pensando en lo que veré mañana.

UN BERNI VA PARA SALTA

A través del Programa Matching Funds arteBA-Zurich, dos importantes museos argentinos ampliaron sus colecciones con obras adquiridas en la la feria de arte contemporáneo. A la instalación de Claudia Fontes que ayer, día de la inauguración, adquirió el Malba se suma la participación del Museo Superior de Bellas Artes de Salta, que se inclinó por el grabado gofrado de Antonio Berni, titulado Ramona obrera, del año 1962,  de 153 x 63 cm. Mientras Eduardo Costantini pasó por la galería Ignacio Liprandi por la obra de Fontes, el Berni estaba expuesto en la Galería Sur, de Uruguay.
"Con estas adquisiones, ya son 45 las obras elegidas por 14 museos de nuestro país a partir del programa Matching Funds arteBA Zurich en estos 8 años. Así contribuimos a fortalecer el patrimonio cultural argentino y estimular el mercado del arte contemporáneo. Además, este año por primera vez el Museo Superior de Bellas Artes de Salta también participa del programa y  suma a su colección que ya tiene 2000 obras su primer Berni", destacó Patricia Pacheco, gerenta de Comunicaciones de Zurich en Argentina.


FICHAHasta el martes 22, de 13 a 21. Entrada general, $ 50; jubilados y estudiantes, $ 25. Por dos días, el abono costará $ 80; pase ilimitado $ 100. Menores de 12 años, gratis.

Fuente: Revista Ñ Clarín

LA INCREIBLE HISTORIA DE AMOR Y DE MÚSICA
QUE SEMBRÓ CHASCOMÚS


Ya son más de 500 los niños y jóvenes de entre 3 y 25 años que tocan en la Orquesta-escuela de la ciudad. Y el proyecto, que nació en 1998, se multiplica en barrios, villas y pueblos del país bajo el Sistema de orquestas infanto juveniles de la Argentina. Se presentan en Iguazú en Concierto, el festival que se hace en Cataratas.

CONCIERTO. Una de las orquestas del Soijar, en el festival Iguazú en Concierto 2011.

Por Horacio Bilbao


Es una semilla, un rumbo distinto para el estudio de la música el que llega desde Chascomús. Nació en 1998, sembrada por la musicóloga y directora de orquesta Valeria Atela, con el insípido nombre de Orquesta Escuela. Y lo que siguió a eso podría ser un sueño, pero es real. Lo testimonian en esta nota Araceli (26), Amparo (12) y Manuel (21). Tres destacados músicos que son la cara visible de los más de 500 jóvenes que se sumaron al sistema en la ciudad bonaerense, y de los miles que participan en las 80 orquestas infanto juveniles del país que replican esta metodología. Es un proyecto solidario que sale a buscar a sus futuros músicos en los barrios humildes, y que tiene las puertas abiertas para todos. "Lo lindo es lograr algo entre todos. Entre todos somos", define Manuel, el chelista que llegó desde Jujuy.  El comienzo de esta historia es tan simple que parece increíble. Atela preparó el proyecto, se lo presentó a la municipalidad y sin saberlo puso en marcha. Chascomús cubrió las horas para cuatro profesores y la empresa Covisur, que en aquel momento era concesionaria del peaje, les donó los instrumentos. Consiguieron un espacio en la dirección provincial de educación y salieron a buscar a los chicos. Al principio eran nada más que 35. Araceli está desde entonces. "Vinieron a mi escuela y dieron un concierto. Después pasaron por las aulas, nos prestaban los instrumentos, para que eligiéramos", recuerda. "Antes de probar me gustó la viola, la vi y la elegí", dice y se emociona esta joven que hoy dirige la orquesta infantil.  Pero la historia tiene otros hitos. En 2001, llegó a Chascomús la Orquesta Sinfónica Nacional, que hizo una presentación con los chicos. Fue tal la sorpresa de los músicos al ver lo que habían logrado estos jóvenes en tan poco tiempo que decidieron empezar a darles clases ad honorem. Lograron pronto el apoyo del Mozarteum. Y en 2004, cuando llegó a la Argentina el maestro venezolano José Abreu, fue el Mozarteum quien convocó a Valeria Atela para que viaje con los chicos a Buenos Aires. Estaban convencidos de que allí nacería una sociedad fecunda. Tocaron los chicos de Chascomús, y cuentan quienes allí estuvieron que Abreu se paró y dijo: "Esta es la semilla que vengo buscando hace 25 años en la Argentina". A partir de allí, el venezolano, creador de El sistema, de quien el mismísimo Dudamel gusta decir que es sólo un engranaje (en Venezuela más de un millón de chicos toca en una orquesta bajo esta modalidad) se convirtió en un pilar de la orquesta, apoyándola con capacitaciones pedagógicas. Amparo, una incipiente violinista que toca desde los cinco años, da cuenta de ello. "Nos invitaron a varios a estudiar en Venezuela", cuenta. La orquesta escuela pasó a liderar el "SOIJAr" (Sistema de Orquestas Infanto- Juveniles de Argentina) En febrero de 2005 hicieron el primer festival y Abreu envió una misión de maestros venezolanos a capacitar a los chicos de Chascomús. Generosa, Atela invitó entonces a todas las orquestas juveniles que quisieran participar. El proyecto se volvió nacional. Es un proyecto social y artístico a la vez. Al igual que en Venezuela, la orquesta va a buscar a los chicos a los barrios más humildes: el 80 por ciento de los futuros músicos llega por esa vía, el otro 20 por ciento está abierto a la comunidad. Es un proyecto de integración, igualitario, cuya una condición es que nadie sepa nada. Así llegó Araceli. Manuel, en cambio, vino de la hermana orquesta escuela de Jujuy. Allí conoció a una chica que tocaba el chelo y se enamoró, del chelo. "Era muy chico para tocarlo, pero igual me metí en la orquesta", dice. Ahora es profesor en Chascomús, y en cada uno de los lugares en el que replican el sistema. Muchos de ellos sacrifican lo individual por lo colectivo. Araceli, que ganó un lugar para tocar en la orquesta juvenil del Teatro Argentino, decidió volver a Chascomús, para multiplicar su experiencia. "Se dio naturalmente lo de ir ayudando a los demás", dice Araceli. Eso es multiplicar. Y vaya que multiplican. En Chascomús, uno de cada diez chicos participa de la orquesta. La clave es que se ven como un grupo, una comunidad en la que funcionan como engranajes. "Lo que hacemos o dejamos de hacer beneficia o perjudica a los otros chicos", coinciden. "Aprendemos a ser mejores personas, es un lugar de protección, no sólo es recreativo", destaca Manuel. Es una escuela de ciudadanía.  Lo vio en 2005 el ministro Mario Oporto, que convocó a Atela para replicar el sistema en la provincia de Buenos Aires. Allí se fundaron 21 escuelas con esta metodología. Ya están articulados con 80 orquestas del país. En San Luis abrieron una orquesta en un barrio marginal, en Buenos Aires están en San Martín, en La Matanza, en la villa La Cava. Pero si no los ven, ellos van de provincia en provincia expandiendo el sistema. Para llegar a una escuela pobre de Chaco vendieron empanadas y tortas en Chascomús. Y allí replican el sistema. Dan un concierto, prestan sus instrumentos, y se quedan unos días instruyendo a los chicos. Antes de irse los hacen tocar. Dejan la semilla. "Venezuela ya explicó y le mostró al mundo que cualquier chico puede sonar como la filarmónica de Berlín", dicen. Ellos son la prueba.  La metodología de El sistema es clara. Desde el primer día de clases los chicos forman parte de la orquesta. "Aunque sepas sólo una nota, ya tocas", explica Manuel. Hay clases individuales, talleres de fila, donde se juntan por ejemplo todos los violines, clases de lenguaje musical, y la práctica orquestal, los ensayos. Hay tres categorías: preinfantil, integrada por chicos de 3 a 6 años; infantil, de 7 a 13; y juvenil, de 13 a 20. Luego está la Camerata estudio, que nuclea a los profesores. Además, les ofrecen clases con profesores destacados, con el maestro Mario Benzecry, Rafael Gintoli o Pablo Saraví, entre otros. "Es increíble, son profes inaccesibles para cualquiera de nosotros", admite Manuel. La otra pata es la social. Y con todo eso todavía enfrentan resistencias. Una es la familiar. A muchos les preguntaban qué era eso de ser músico, de qué van a vivir, con qué van a comer. Esa duda persiste, pero la orquesta es tan reconocida en la ciudad que empieza a operar el orgullo. Araceli y Manuel ya viven de la música, alquilan su propia casa. "Al principio fue difícil, fue todo un desafío decirle a mi familia que iba a ser músico y que iba tocar en la orquesta escuela", dice Manuel, pero prefiere soslayar el tema económico. "Esto es mucho más, es un sentimiento arraigado en todos nosotros, es la certeza de saber hacia dónde vamos", dice. Es una revolución que les cambia la vida. Ya tocaron en el Colón, en el Maipo y son un número fijo de Iguazú en Concierto, que arranca la semana próxima al pie de las Cataratas. "En Jujuy nunca hubiera imaginado que iba tocar en el Colón. La orquesta escuela te da esa posibilidad, sin importar de qué clase social seas", grafica Manuel. Y se puede empezar por cualquier motivo. Como Araceli, que vio aquél concierto, como Manuel, que se enamoró del chelo, o como Amparo, de quien sus compañeros hablan con asombro. "Pasaba todos los días por la orquesta, camino a la casa de mis abuelos. Escuchaba música y un día entré", cuenta Amparo. En 14 años sus logros son magníficos. No solo los musicales, que se ven clarito cuando la sinfónica juvenil toca los repertorios de Mahler. Sino, y sobre todo, los sociales. En Chascomús no había orquesta, ahora hay público sinfónico, que sigue a la orquesta. Rompieron el prejuicio de que la música clásica es elitista. Y lo mejor de todo es que siembran. Y multiplican.                                 


Fuente: Revista Ñ Clarín