LES LUTHIERS
INICIAN EN OVIEDO SU GIRA POR ESPAÑA





Del 8 al 12 de marzo en el Palacio de Congresos.

Les Luthiers inician en Oviedo su gira por España.

OVIEDO, 4 - El quinteto argentino Les Luthiers inicia en Oviedo su gira por España con el nuevo espectáculo 'Lutherapia'. El Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo acogerá entre los días 8 y 12 de marzo la representación de las funciones de Les Luthiers en Asturias, después de ampliar al lunes las representaciones para atender la elevada demanda.
Basada en una hilarante sesión de psicoanálisis, Lutherapia está compuesta por diez obras nuevas entre las que se incluyen títulos como El cruzado, el arcángel y la harpía (Opereta Medieval), Las bodas del Rey Pólipo (Marcha Prenupcial), El flautista y las ratas (Orratorio), Aria Agraria (Tarareo Conceptual) y El día del final (Exorcismo Sinfónico-Coral).
Este espectáculo también introduce nuevos instrumentos informales, seña de identidad de Les Luthiers, como la Exorcítara, el Bolarmonio y el Thonet. Lutherapia es el espectáculo número 33 de Les Luthiers y es la máxima expresión de la vigencia y la capacidad de renovación del quinteto argentino.
La gira de Les Luthiers en España coincide con la celebración de su 45 aniversario. A lo largo de su historia, Les Luthiers ha creado una escuela de humor basada en la creatividad, el ingenio y la ironía seguida por muchos artistas del mundo.
Les Luthiers está formado por Marcos Mundstock, Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Carlos Núñez Cortés y Daniel Rabinovich que han creado más de 170 obras. Su trayectoria ha sido reconocida con más de 30 premios. El último de ellos, uno de los más prestigiosos, el Latín Grammy 2011 Premio a la Excelencia Musical por su carrera artística.


Fuente: Europa Press

LA TATE MODERN COMPRA
LAS PIPAS DE PORCELANA DE AI WEIWEI





Periodistas caminando sobre las pipas de girasol de cerámica instaladas por el artista chino Ai Weiwei en la Sala de Turbinas de la Tate Modern, en Londres, el 11 de octubre de 2010.

Por Leon Neal 

La Tate Modern anunció este lunes que ha adquirido una parte de las pipas de porcelana del artista disidente chino Ai Weiwei que estuvieron expuestas en el famoso museo londinense entre octubre de 2010 y mayo de 2011.
La instalación 'Sunflower Seeds 2010', compuesta por unos 100 millones de pipas de girasol pintadas a mano, cubría una superficie de 1.000 metros cuadrados en la imponente Sala de las Turbinas de la Tate Modern.
Aunque inicialmente los visitantes fueron invitados a caminar sobre las pipas, el museo tuvo que cerrar el acceso público a la instalación pocos días después debido al polvo que levantaba la porcelana.
El museo ha comprado ahora cerca de una décima parte de la obra original directamente a Ai Weiwei (Pekín, 1957) con la ayuda del Tate International Council y del Art Fund, precisó en un comunicado, sin revelar la suma pagada.
Los 10 metros cúbicos de pipas, que pesan unas 10 toneladas, pueden exponerse como una alfombra cuadrada o rectangular de 10 centímetros de espesor o como una escultura cónica de 1,5 m de alto y 5 m de diámetro, configuración que también pudo verse más recientemente en el museo.
Además de ser muy populares entre los chinos, las pipas de girasol también están asociadas al período de la Revolución Cultural (1966-1976), durante la cual la propaganda oficial presentaba al fundador de la República Popular Mao Zedong como el sol y a los chinos como girasoles mirando hacia él.
Ai Weiwei, crítico acerbo del régimen comunista, fue detenido en 2011 por presunto fraude fiscal y encarcelado en un lugar secreto durante casi tres meses, lo que provocó una ola de indignación en todo el mundo.
El polifacético artista, que también participó en la concepción del estadio olímpico de Pekín -el famoso 'Nido de pájaro'- fue designado en octubre pasado personalidad más importante del mundo del arte por la revista británica Art Review.

Fuente: AFP

RUINAS DEL FUTURO,
CONSTRUIDAS CON RAPIDEZ




Un coloso de arcilla, creación inmediata y de corta vida.
Se llama "Una persona me amó" y es la improvisación que consagró al escultor argentino Adrián Villar Rojas, en la Trienal del Nuevo Museo de Nueva York.

Adrián Villar Rojas junto a su enorme escultura, una de las obras expuestas en la Trienal de Nueva Museo.
Por Randy Kennedy - The New York Times

El cuarto piso estaba en ruinas.
Era casi imposible caminar sin pisar un trozo de madera o una pila de escombros, y el polvo saturaba el aire hasta tal punto que había empezado a escurrirse a otros lugares del edificio a través de los conductos de ventilación.
Cualquier visitante del Nuevo Museo de Nueva York a principios de febrero habría pensado que el cuarto piso estaba en demolición.
Pero en ese escenario de destrucción había algo raro: en medio de todo, una suerte de torre gris que parecía de cemento se elevaba del suelo al techo.
En partes tenía el aspecto de algo inca, pero en otras parecía la parte de abajo de un viejo puente de autopista. Ante todo parecía el producto de una enorme impresora 3D infectada con un virus que imprimía esquemas y planes de forma caprichosa.
El objeto, titulado "Una persona me amó", una de las estrellas de "Los ingobernables", la Trienal del museo ­que presenta a más de cincuenta artistas jóvenes de todo el mundo­, era en su mayor parte de arcilla, uno de los materiales más antiguos y simples del mundo.
Un grupo de seis hombres y mujeres de Argentina armaron, dieron forma y tallaron la pieza, para lo cual trabajaron siete días por semana durante un mes bajo la dirección de un escultor de 31 años llamado Adrián Villar Rojas.
Hace apenas unos años, Rojas, que creció y estudió en Rosario, la tercera ciudad de Argentina, era poco conocido hasta en su propio país y trabajaba en un estudio en el garaje de sus padres. Luego de empezar a exponer en Buenos Aires, sin embargo, no tardó en conquistar admiradores.
Se lo eligió para que representara a su país en la Bienal de Venecia de 2011, donde un bosque de sus estructuras de arcilla se convirtió en un éxito inesperado. (Roberta Smith señaló en The New York Times que podrían ser un "nuevo tipo de montaje visionario".) Rojas empezó a usar arcilla porque era barata y abundante. Por otra parte, su cruda materialidad contrastaba con el aspecto etéreo de buena parte del trabajo de influencia conceptual de artistas argentinos impuestos.
Pero la arcilla ­debido a lo que pasa cuando se seca­ empezó a conformar sus ideas sobre el tipo de trabajo que quería hacer.
"Vea esto. Lo terminamos ayer", dijo al mostrarle a un visitante del Nuevo Museo una parte de la escultura. De distintos tonos de gris y recorrida por profundas grietas, la pieza parecía proceder de una excavación arqueológica.
"Es una ruina instantánea", dijo Rojas, que parecía haberse convertido también él en un anciano con el pelo y los anteojos cubiertos de polvo de arcilla. "Es lo que nos regala el material".
Piensa las piezas como ruinas del futuro, los restos de civilizaciones que aún no existen y resultan difíciles de imaginar, más allá del hecho de que terminarán por desintegrarse, como tienen el desafortunado hábito de hacer las civilizaciones.
Al igual que muchas ruinas, la propia pieza será demolida no mucho después de la finalización de la Trienal el 22 de abril, tanto porque no hay forma de desarmarla para retirarla del museo como porque, según dice Rojas: "Me encanta la idea de no tener un cuerpo de trabajo".
El grupo que contribuye a la construcción de sus monstruosidades no hace pensar en un grupo de asistentes de estudio sino en una banda en la que Rojas fuera el cantante y uno de los compositores. En los dos últimos años, a medida que cobraba fama, el grupo ha viajado como una banda de gira, de Ecuador a Alemania, México, Colombia, Italia, Francia y ahora a Nueva York, creando piezas en cada lugar en una especie de performance improvisada. Si bien las esculturas no son improvisadas, incorporan ideas de todos los integrantes del grupo y evolucionan a medida que ascienden.
El modus operandi del grupo de estar en constante movimiento y aparentemente crear sus propias reglas sobre la marcha, es una de las pocas cosas identificables que comparte con los treinta y cuatro artistas, grupos de artistas y colectivos temporarios que constituyen la Trienal.
La curadora de la muestra, Eungie Joo, dedicó un año y medio a viajar por más de veinte países para seleccionar a los participantes, la mayor parte de los cuales nació entre mediados de la década de 1970 y mediados de los años 80.
Mientras almorzaba hace poco en el lobby del museo con Rojas, dijo que lo primero que tuvo que reconocer cuando se dispuso a reunir una muestra representativa del trabajo de jóvenes artistas internacionales fue que "es una misión que admite su fracaso antes de comenzar".
La generación es "demasiado diversa y compleja como para generalizar".
Sin embargo, consideró que esos artistas compartían el hecho de haber crecido en una era de desilusión, muchos de ellos en países y regiones que se habían liberado del colonialismo sólo para caer en las garras de dictaduras, crisis económicas globales y otros problemas culturales y políticos endémicos.
(La muestra, que se concentra en Oriente Medio, Asia y América del Sur, comprende sólo a tres artistas nacidos en los Estados Unidos.) Si bien Joo inició su búsqueda antes del surgimiento del movimiento Ocupen Wall Street e incluso antes de los primeros levantamientos de la primavera árabe, el espíritu que motiva ambos movimientos parece animar la exposición.
Jonathas de Andrade, un artista brasileño de veintinueve años de la Trienal, expresó de esta forma la tendencia que caracteriza a su generación de artistas: "Una vez que dejamos de movernos, somos una simple foto. Cuando nos movemos, producimos constantes reflejos en muchas circunstancias. Nos adaptamos. Interferimos. Provocamos". 

Fuente: Revista Ñ Clarín

ARTISTAS ARGENTINOS EN ARTEAMÉRICAS





Catálogo de la Feria de Arte Arteaméricas.

El arte argentino dijo presente en la X edición de "ArteAméricas", una de las ferias más importantes del arte latinoamericano que se realizó desde el 2 al 5 de marzo en la ciudad de Miami con gran presencia de público y personalidades de la cultura y el arte.
Un total de 23 artistas de nuestro país, dedicados a la pintura, la plástica y la fotografía, formaron parte de la muestra, organizada por el Consulado argentino en Miami y la fundación Exportar.
"El arte es finalmente lo que los artistas producen y de lo que se trata es de multiplicar las posibilidades de sus verdaderos productores en los consumos culturales masivos, ampliando los circuitos tradiciones del arte", resaltó el cónsul Miguel Talento al inaugurar la muestra junto a Otton Castañeda, responsable de la organización de "ArteAméricas".

Fuente: clarin.com

SERGIO LARRAÍN:
DE LA CIUDAD LUZ A LA LUZ DEL DESIERTO





La hermana menor del fotógrafo chileno, que murió en febrero a los 81 años, cuenta quién era y qué buscaba este hombre enigmático que llevó a Cortázar a escribir Las babas del diablo, el cuento que Michelangelo Antonioni convirtió en Blow up.

DESIERTO. Sergió Larraín dejó una carrera exitosa y vivió sus últimos 40 años entre Ovalle y Tulahuén.
DESIERTO. Sergió Larraín dejó una carrera exitosa y vivió sus últimos 40 años entre Ovalle y Tulahuén.

Por Pablo E. Chacón

Entender quién era o qué buscaba Sergio Larraín, el fotógrafo que cansado de los bon-vivants de la industria cultural y empujado por la desesperación, abandonó –de una vez y para siempre- su más que promisoria carrera en la agencia de fotografías Mágnum, a la que había entrado por expreso pedido de Henri-Cartier Bresson, es intentar acertar la cifra existencial que buscan (o buscaron) Michelangelo Antonioni, Jean-Luc Godard, Bob Dylan, Samuel Beckett o William Faulkner. Pero desde su muerte, a principios de febrero pasado, en Ovalle, una población agraria al norte de Santiago de Chile, continúan tejiéndose las especulaciones más disparatadas en torno a su doble vida: la primera, mundana, glamorosa, exitoso profesional de la imagen amigo de Violeta y Nicanor Parra, Pablo Neruda, Enrique Lihn y Julio Cortázar; y la segunda, un Larraín místico, oscuro, apartado, extraño sujeto dividido que agacha la cabeza sólo frente al poder del águila, no como súbdito sino como soberano.
Y sin embargo, su sobrina, María José, una semióloga y escritora trasandina radicada en Buenos Aires desde hace más de 20 años, se sorprende cuando el cronista pregunta por el fotógrafo. “El tío Queco, un personaje”, dice. Dos o tres días atrás encontró entre sus cosas los libritos artesanales que ese mismo hombre escribía a mano con letra clara, cosía personalmente y enviaba a ciertas personas que, suponía, sabrían entender qué búsqueda lo expulsó del mundo, de los autorretratos y de su propia familia, a quien le costó entender -si es que entendió- cómo ese autodidacta que formaba parte de la agencia más importante del globo, decidió abandonar ese mundo, volver a su país, conectarse con los desamparados de la prosperidad y finalmente, internarse en el desierto a la manera de un eremita, dando por tierra con los fastos, el prestigio y el buen nombre y honor de sus ancestros, de su padre en particular, el arquitecto Sergio Larraín García Moreno, que a los 18 años había emigrado a Europa a estudiar con Le Corbusier, como otro de sus íntimos, Roberto Matta.
Larraín padre y Matta eran los amigos sudamericanos de Pablo Picasso y André Breton. Larraín hijo parecía tener las cartas marcadas. Pero las cosas tomaron otro rumbo. A la vuelta de su primer viaje a los Estados Unidos, muy joven, cuando se suponía iba a estudiar ingeniería forestal, descubrió la fotografía. En Santiago, se dedicó a las instantáneas que con precisión quirúrgica, retrataron la miseria a la orilla del Mapocho. Así las cosas, volvió a intentar estudios formales en Berkeley, California. Y fracasar en el intento. Pero fracasar es un decir. Porque entonces conoce a Claudio Naranjo, un psiquiatra, compatriota suyo: toman LSD, mescalina, amplían su percepción, y frecuentan a Oscar Ichazo, un boliviano, iniciado en las técnicas sufíes en las montañas de Afganistán por los herederos que supieron introducir en ese saber a Georges Ivanovitch Gurdjieff. Faltaba un tiempo, pero las cartas ya no estaban marcadas.
Bárbara, madre de María José y hermana menor de Sergio –que falleció a los 81 años- accedió a conversar con Ñ digital, con la condición de honrar su memoria y respetar su elección (contra la inflación del espectáculo periodístico). La señora fue una de las pocas invitadas por los pobladores de Ovalle a la ceremonia fúnebre de su hermano.
“Quiero decir que la muerte de Queco me ha hecho rastrillar mi vida desde la juventud, en que fuimos muy cercanos. Anoche estuve releyendo las cartas de sus 19 años, cuando intentaba entrar en la ingeniería forestal, solitario siempre, introspectivo. Y me llamó la atención que me contara que se había comprado su primera Leica en cuotas mientras trabajaba part-time en una sandwichería en Berkeley. De esa época, puedo decir con certeza que era alguien bastante fuera de lugar entre los yanquis. Queco era muy reservado. Quienes están a cargo de seguir con la escuela que dejó andando en el pueblo donde vivió estos últimos años (Larraín vivió muchos años al norte, en el desierto, a kilómetros de Arica), piden respeto por su silencio, ese que buscó yéndose a vivir a esos parajes secos y lejanos hace más de 40 años. Hablando hoy con quien quedó a cargo de la escuela, pide no preocuparse tanto de los detalles de su vida (de Larraín) sino de interiorizarse en su legado: un sinnúmero de pequeños libros artesanales de su puño y letra que andan por todas partes y uno último, que acaba de salir y no conozco”.
“Queco era tan especial y difícil de definir que todo lo que podamos decir de él va a ser superficial. La última vez que lo vi, dos semanas antes de su muerte, dijo que esperaba que el periodismo no se colgara de los avatares de su vida, sino que recibiera y difundiera lo que había intentado dejar: un mensaje urgente; una denuncia descarnada del mundo que estamos viviendo”.

PRESTIGIOSO. Los trabajos de Larraín fueron publicados en las revistas Paris Match y LIFE.
PRESTIGIOSO. Los trabajos de Larraín fueron publicados en las revistas Paris Match y LIFE.

Su hermana cuenta que después de su estadía en los Estados Unidos, que “duró cerca de dos años durante los cuales miró y fotografió antes que estudiar, volvió, cuando falleció en un accidente nuestro hermano menor. Eso lo conmovió y desestabilizó. De golpe, era el primogénito. Pero ya era otro. Ya era otro cuando llegó a Valparaíso en aquel barco, rapado, sin cejas, silencioso. Nos fuimos a Europa en 1951 –Sergio tenía 20 años. Ese viaje definió su personalidad. Porque siempre fue alguien extremadamente religioso. ‘Lo único que he hecho en mi vida es buscar a Dios’, me dijo a mediados de noviembre pasado cuando fui a verlo a Ovalle, después de no verlo por muchos años. Estaba viejo, desastrado, zaparrastroso, enfermo, barbudo pero feliz en medio de su jardín interior, donde los cardenales –los geranios- habían trepado a gusto por los matorrales y árboles. ‘Este es el paraíso, el presente es la eternidad’, repetía. No fue jamás al médico, ni al hospital, ni se hizo exámenes. Amén: morirse ‘adorando a Dios’”, dice su hermana. Y agrega: ‘Lo más importante en su vida fue la búsqueda de la trascendencia’”.
En medio de ese crepúsculo, el tráfago: a la salida de Notre-Dame, en París, saca una foto que revelada, descubre un rostro o un espectro, que inspira a Cortázar “Las babas del diablo”, y a Antonioni “Blow Up”. Fotógrafo estrella, en sus placas casi no hay personas: paisajes, bandadas de pájaros, objetos, piedras. Eso le costó discusiones con Neruda en Isla Negra. El vate quería fotos de la casa, de su esposa y suyas en la casa. Larraín fotografiaba las piedras que arrastraba el mar, los fondos de la casa. Al borde de la ruptura, arreglaron un libro, híbrido inhallable que al autor de “Residencia en la Tierra” jamás convenció.
“Si primero fue un cristiano ferviente –continúa su hermana- que encontraba paz en las iglesias católicas y la eucaristía, al punto de pensar en el sacerdocio, después, de regreso a Santiago, buscó con Naranjo alcanzar ‘niveles más altos de conciencia’” (el psiquiatra perdió en un accidente de auto a su esposa y su hijo; Ichazo lo mandó al desierto durante cuarenta días; según su testimonio, ese retiro lo salvó de las fauces de la depresión clínica). “Ese fue un tiempo de andar a pata pelada, vivir aislado en La Reina, encuentros con pares, entre ellos Violeta Parra. Un vagabundo en búsqueda de la verdad. Posteriormente otra vez Europa, Estados Unidos, Mágnum, etcétera”.
Bárbara no conoce mucho de drogas. Sabe que Naranjo difundió ciertas orgías alucinógenas donde nunca estaba ausente Carlos Castaneda. Pero Naranjo se ha convertido en un entrepeneur del supermercado espiritual contemporáneo. Naranjo está hoy más cerca de Alejandro Jodorowski que de Ichazo, Gurdjieff o el autor de “Las enseñanzas de Don Juan”.
“Yo no sé mucho de sus intentos místicos con LSD y mescalina, porque para nosotros (para su familia, Sergio) ya era un extraño. Nos reencontramos haciendo trabajo espiritual en Arica, en la escuela que fundó Oscar Ichazo. Sergio volvía del desierto- En ese tiempo -la época de Salvador Allende- hicimos con su grupo (el de Ichazo) trabajo de escuela, todos los días, durante uno o dos meses. También con mi padre que nunca dejó de acompañarlo, intentó que se analizara. Y desistió”.
CEREMONIA. El pueblo despidió a Sergio Larraín. "Estamos orgullosos de haberte acogido, agradecemos tu legado", decía un cartel.
CEREMONIA. El pueblo despidió a Sergio Larraín. "Estamos orgullosos de haberte acogido, agradecemos tu legado", decía un cartel.
Según su hermana, Larraín hijo llevó “una vida de búsqueda alternativa, audaz, cruel, que culminó en estos 40 años en Tulahuén y Ovalle, retraído completamente, sin aceptar fotos, entrevistas, nada de parafernalia mediática. Sus lecturas: los sufíes, Idries Shah, Patanjali, San Juan de la Cruz, Lao Tsé, Buda. Machado, mucho Shakespeare. Esto que se ha desatado ahora no corresponde con su búsqueda ni su deseo. ‘Respeten su silencio’, dicen sus modestísimos discípulos nortinos, ‘lean sus libritos’. Eso es lo que ‘don Sergio deseaba’. De Ichazo tomó distancia cuando lo vio no hace demasiado en los Estados Unidos: convertido exactamente en lo contrario de lo que lo había escuchado predicar: egocéntrico, megalómano, vividor. Según me contó hace poco uno de sus seguidores de Ovalle, habían discutido. Sergio le había dicho ‘¡Qué te pasó, guatón!’ Y nunca más. Respetó su escuela, pero no al maestro: ‘Es un gran maestro pero una mala persona’, dicen que dijo”.
“En cuanto a Mágnum, consideró que (la agencia) se había comercializado. Intentó retirar su trabajo, no lo consiguió. Sus fotos eran para él un espejo de su búsqueda, de su mirada interior, y un legado para quienes quisieran descubrir a través de ellas la inconmensurable belleza y también la depredación, fruto de la voracidad humana”.
Sobre Oscar Ichazo. “Su trabajo en Arica fue en los 70, principios de los 80. Dejó algo estructurado. Pero ni yo ni mi esposo seguimos en contacto. Pero resultó un trabajo digno de destacar, muy duro, implacable, desestabilizador para muchos, como lo son estas escuelas de vida que no ponen su énfasis en la diversidad y la debilidad de las personas. Sin amor y respeto, las cosas, los lazos se destruyen. Y los alucinógenos, que según Queco, lo llevaban a ‘ver la realidad’, se había distanciado hace mucho. Fue un medio usado en los comienzos. Y creo que lo desestabilizaron mentalmente, porque Sergio era una persona frágil. Y aquel fue un paso audaz que muestra el ímpetu de su búsqueda”.
“La ceremonia fúnebre resultó sencilla, sólo campesinos, lo adoraban, les enseñaba yoga, cultivaba la tierra. La gente del pueblo lo consideraba un padre, y lo amaba de todo corazón. Están decididos a seguir con la escuela. Es cierto, no creo que estuviera muy de acuerdo con esta afirmación de que se apartó del mundo, pues él diría que de lo que se apartó era del ruido para, precisamente, poder estar más cerca del mundo, para poder establecer una comunión más profunda con el universo”.
Tirita, llora de alegría. Danza entre las botellas. Canta gregoriano, igual que los monjes de Saint-Martial de Limoges. Alza las manos como los de la antigüedad bajo la mirada de dios.
A los treinta años, a los cincuenta, a los ochenta, “don Sergio”  seguirá teniendo esa misma habitación. En esa habitación numerosa y única, seguirá cantando gregoriano sin parar. Llorará de alegría y de frío, escribirá a la esperanza. La habitación no es un lugar de paso, ni una imagen, es la resurrección y la vida.-


Fuente: Revista Ñ Clarín

CHINA,
LA NUEVA DUEÑA DEL MERCADO DEL ARTE




Los coleccionistas e inversores chinos se convirtieron en los grandes compradores mundiales de obras de arte, se promocionan sus artistas y lo hacen como una inversión. "Pagan lo que creen que merece la pena desembolsar, ni más, ni menos".


Hace menos de dos semanas se conoció el dato de que el pintor chino Zhang Daqian, poco conocido por el gran público occidental, se había convertido en el artista más cotizado en las salas de subastas a lo largo del 2011. Y China se confirma como el primer mercado de arte del mundo, al registrar un 40% de las ventas que se llevaron a cabo en las salas de subastas en el año pasado, un porcentaje que equivale a 4.600 millones de dólares.
Estos datos, revelados por la sociedad Artprice el pasado mes de febrero, constituyen un retrato de la actual situación económica mundial. "El arte siempre ha progresado en paralelo con el desarrollo económico de los países", dijo en aquellos días Thierry Ehrmann, fundador y director de Artprice, para explicar el hecho de que los chinos se hayan convertido en los grandes protagonistas de las salas de subastas, Hong Kong sea la principal plaza mundial y los artistas del país asiático estén en el candelero. Es la constatación de que China se ha convertido en la locomotora económica del mundo, mientras Europa atraviesa una crisis profunda y Estados Unidos empieza a recuperarse.
Es la realidad del momento. "China es el mercado más grande de arte y lo seguirá siendo por mucho tiempo, porque los chinos ricos seguirán comprando", afirma Zhao Yu en su austero despacho de un edificio de oficinas de Pekín, donde nada permite distinguir que se trata del director ejecutivo de la mayor sala de subastas del gigante asiático, la Poly International.
Los chinos disponen de dinero y han descubierto que el arte es una forma segura de inversión, especialmente en tiempos de crisis. "Se trata de una generación que ha crecido con las reformas y la apertura económica y ha aprendido a invertir", opina el directivo de Poly, quien rechaza que compren obras a precios exagerados. "Los chinos pagan lo que creen que merece la pena desembolsar, ni más, ni menos".
La irrupción de estos nuevos coleccionistas ha potenciado, en una época de crisis, las obras de arte y los artistas orientales. Pero para gente como Zhao Yu o Thierry Ehrmann esta situación no representa ninguna opción nacionalista por privilegiar el arte nacional. "El 99 por ciento de las adquisiciones las hacen porque les gusta", subraya Zhao. Unas preferencias que son muy claras. Los coleccionistas no compran cualquier cosa, optan por las obras de tinta china y caligrafía, las antigüedades y las pinturas al óleo. "Ni conocen, ni les interesan los artistas contemporáneos extranjeros", afirma un experto occidental, que no descarta que con el tiempo cambie la situación.
Este observador comunitario está convencido, por otra parte, de que la presencia de coleccionistas e inversores chinos en el mercado del arte seguirá creciendo en los próximos tiempos. Opina que será un fenómeno paralelo a la consolidación del país asiático como potencia económica mundial.
Su ausencia era una anomalía que empezó a corregirse a principios de este siglo, cuando los líderes chinos animaron a la gente a gestionar y aumentar su riqueza a través de inversiones y a sugerir la compra de obras de arte. No fue, sin embargo, hasta el 2009 que las ventas en las salas de subastas chinas empezaron a adquirir importancia. Fue cuando se acuño la llamada era de los 100 millones de yuanes, por los precios que se llegaron a pagar.
Pero los inversores individuales no son los únicos protagonistas. Cerca de treinta gestoras de fondos de arte han desembarcado últimamente en las salas de subastas. Se trata de firmas que compran anónimamente como forma de inversión. Una operación que contribuye a que, de una forma u otra, los chinos se hayan convertido en los dueños del mercado del arte.


Fuente: Revista Ñ Clarín

EL CAPÍTULO DE ARTE
QUE ESCRIBIERON LAS MUJERES





DEBATE SOBRE GENERO. Las mujeres consiguieron poderes que antes eran identificados con los artistas hombres.



En el libro Escribir las imágenes (Siglo XXI), Andrea Giunta recoge varios de sus ensayos sobre artes visuales. En la introducción a la edición, Giunta repasa las circunstancias en las que cada uno de los textos fueron escritos y así habla sobre los que componen la primera parte del libro, Artistas mujeres: “Circulaba la idea (a principios de los 90, aclara) –que para algunos todavía tiene validez– de que no había que reparar en el sexo de los artistas. Lo relevante era la calidad; si el arte era bueno, lograría el reconocimiento. Este argumento tenía como consecuencia vaciar de sentido el análisis de las estructuras de poder cultural. Si la calidad del arte tiene tal poder, no importa volver visibles redes de legitimación, funcionamientos institucionales, configuración de jurados, tendencias del coleccionismo, ni los filamentos sexuados que recorren distintas iniciativas...” Claro que el postulado caía al verificar la disparidad entre artistas hombres y mujeres en la construcción de la historia del arte. Ya en el texto “Género y feminismo: Perspectivas desde América Latina”, luego de un repaso por los trabajos teóricos de Linda Nochlin, Griselda Pollock y Nelly Richards, que –dice la autora– hizo “el aporte más radical en términos de intervención teórica y política en el debate sobre género y feminismo en Latinoamérica”, Giunta afirma: “A la pregunta acerca de si ha habido buenas artistas mujeres en América Latina, se respondió con exhibiciones antológicas y con libros que destacaron no tanto el hecho de que fuesen mujeres sino su radical aporte al arte más experimental y transformador desde los años cincuenta del siglo XX hasta el presente”. Nombres, como Graciela Sacco (foto) y Liliana Porter engrandecen la lista. “Las mujeres no sólo han entrado en la narrativa del arte latinoamericano sino que también han establecido tradiciones, paradigmas, influencias, continuidades: poderes, todos, que hasta hace unos años sólo podían identificarse en el caso de los artistas hombres”, cierra Giunta.


Fuente: Revista Ñ Clarín