HOMENAJE A RAFAEL ALBERTI,
CON UNA EDICIÓN DE SUS POEMAS DE AMOR





Su hija Aitana presentó en el Centro Cultural Recoleta la antología "El amor y los ángeles". El poeta español vivió 23 años en Buenos Aires.

Cuando el poeta Rafael Alberti llegó a Italia, otra de las etapas de su largo exilio, una de las últimas, escribió Roma, peligro para caminantes. En uno de los sonetos, dice: “Dejé palomas tristes junto a un río,/ caballos sobre el sol de las arenas,/dejé de oler la mar, dejé de verte./ Dejé por ti todo lo que era mío./Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,/tanto como dejé para tenerte” . Alberti llegaba a Roma desde Buenos Aires, donde vivió con su mujer, la también poeta María Teresa León, entre 1940 y 1963. Había nacido en el Puerto de Santa María, Cádiz, en 1902 y fue miembro de la llamada “Generación del 27”. Uno de los más grandes poetas españoles, el exilio y la pena tuvieron su origen en su militancia en el Partido Comunista de España, en la Guerra Civil Española. Aquí nació, en 1941, Aitana Alberti, la hija del poeta, que ahora vuelve a Buenos Aires para presentar el libro El amor y los angeles, coeditado entre el Ministerio de Cultura porteño y la editorial Ultimo Reino. En su testamento, Alberti le donó Aitana, su única hija, los derechos de esta antología, junto con un dibujo de Federico García Lorca y cartas y manuscritos de Pablo Neruda, Pablo Picasso y otros amigos.
“La antología es exclusivamente de la poesía amorosa de mi padre, agrupada en diez secciones que abarcan su obra entera. Cada capítulo está presidido por un ángel, porque el ángel, en la obra de mi padre, adquiere una dualidad metafórica muy importante. No se trata de el ángel religioso; es el ángel humano, es el hombre que anda por las calles completamente integrado a la humanidad doliente, que se enamora, que sufre, que mata. En ese marco, el amor es una expresión absolutamente de lo humano y por eso es que yo utilicé esta metáfora del amor expresado por diferentes tipos de ángeles: el ángel del alba, el de la niebla, el ángel gongorino... Y no es sólo un libro es poesía. La sección ‘Los angeles crueles’, por ejemplo, está dedicada al teatro. El final es ‘El ángel biógrafo’, textos en prosa, recuerdos de mi padre”, dice Aitana Alberti por teléfono a Clarín.
El amor y los angeles se presentó en el C. C. Recoleta, con la presencia de Aitana, quien desde 1984 vive en Cuba.
El mar. El amor. Todo eso está presente en la obra de Alberti, que en 1983 ganó el Premio Cervantes. Aitana dice que los ángeles son otra figura muy importante en la obra de su padre, quien escribió el libro Sobre los ángeles, de 1929.
“Quise que se publicara en la Argentina porque mi padre adoraba este país, del que tenía unos recuerdos maravillosos”. Y agrega: “Nos fuimos a Roma cuando yo tenía 22 años, por lo que mi formación fue en Buenos Aires, una ciudad que para mí es esencial”.
Alberti pudo regresar a España en 1977, cuando dijo aquella famosa frase “me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta” . Ese mismo año fue elegido diputado por el PC de Cádiz, pero renunció para ser, como quería, “un poeta de la calle” . Alberti murió en 1999.
¿Hubo una elección estética? Realmente no. Dentro de la calidad altísima de la poesía de mi padre, de su obra en general, yo elegí un tema por sus cualidades poetícas, literarias, y también por su contenido ético. No hay un orden cronológico, a excepción de “El ángel del alba”. El orden es temático. Esta antología se publicó por primera vez en el año 98, en España. Entonces su obra estaba terminada, cumplida.


Fuente: Revista Ñ Clarín

EL MALBA BUSCA UN LUGAR EN EEUU






A diez años de su nacimiento, intensifica su acuerdo de cooperación con el Museo de Bellas Artes de Houston, donde actualmente se exhiben catorce obras emblemáticas de su patrimonio.

Por Ana María Battistozzi

El que acaba de concluir fue un año especial para el Malba. La celebración de su primera década dio pie a numerosos programas cuyos ecos aún se sienten. De todos, el más visible seguramente sea el derivado del acuerdo con el Museum of Fine Arts de Houston. Cooperación que, si bien comenzó en 2005 y tiene antecedentes en otras exhibiciones, encontró uno de sus momentos más brillantes en el aniversario, cuando inauguró las muestras Carlos Cruz-Diez. El color en el espacio y en el tiempo, curada por Maricarmen Ramírez, y Arte latinoamericano 1900-2010, que integró al acerbo del Malba catorce obras de la colección del MFAH, que viajaron para esa ocasión. Especialmente elegidas por Marcelo Pacheco y Maricarmen Ramírez, curadores del Malba y del MFAH respectivamente, fueron pensadas para participar del nuevo guión que diseñó Pacheco alrededor de los distintos núcleos históricos que abarca la colección desde 1900.
Uno de ellos refiere a las vanguardias de los años veinte e incluye desde el “Retrato de Gómez de la Serna”, obra temprana de Diego Rivera, y las primeras carbonillas abstractas de Pettoruti hasta “Abaporú”, de Tarsila Do Amaral. Allí se sumaron “Concentración”, una obra de Siqueiros de 1939 y “Composición abstracta tubular”, de Torres-García, dos obras de Houston. Luego está el período que Pacheco acotó entre el 45 y los años 60, que agrupa entre otras la fundamental experiencia concreta rioplatense y su variante Madi, representada por obras de Rothfus, Arden Quin y Gyula Kosice. Y luego el concretismo brasileño con obras de Lygia Clark y Oiticica. Otro capítulo que refuerza el aporte de Houston que sumó “Relevo espacial”, de Helio Oiticica, de 1960, “Planos en superficie modulada”, de Lygia Clark. El préstamo de Houston incluye además una obra de Alejandro Otero; otra de Gego, de 1969; una obra cinética de Soto, de 1956; otra de Hércules Barsotti, de 1971, y otra de Willys de Castro.
En tanto, los años 30 y 40, representados en el nuevo diseño de Pacheco por distintas variantes del surrealismo y de las relaciones entre arte y política, incluyen piezas de gran impacto e historia como “Susana y el viejo”, “La mujer del sweater rojo” y “Manifestación”, de Berni. Pero también “Autorretrato con chango y loro”, de Frida Kahlo; “Los desastres del misticismo”, de Matta, y “La mañana verde”, de Lam. Casi todas integrarán el conjunto que, como contrapartida, viajará en abril al MFA de Houston.
Como se recordará, el museo porteño ya recibió en sus salas proyectos iniciados en el museo de Houston, como la bellísima muestra de Gego que se vio en 2006, y también Houston recibió Xul Solar: Visions and Revelations, organizada por el Malba.

JOAQUÍN TORRES-GARCÍA. “Llena de gracia (Vanitas)”, 1971. MFAH.

Pero ésta será la primera vez que tiene lugar un intercambio entre las colecciones permanentes de ambas instituciones. Otra de las obras que viajarán a Texas es “Abaporú”, esa pieza clave de la modernidad brasileña que Tarsila do Amaral pintó en 1928 en correspondencia con el “Manifiesto antropófago”, de su entonces pareja Oswald de Andrade. También el “Retrato de Ramón Gómez de la Serna”, que Diego Rivera pintó en 1915 cuando todavía no había despegado de la influencia cubista, y “Composition symmétrique universelle en blanc et noir” (1931), de Joaquín Torres-García, otra de las joyas de la colección Costantini. Todas estas obras tienen ganado un lugar en la historia del arte latinoamericano y muchas de ellas fueron adquiridas en un momento crucial que difícilmente se repita.
Así, la elección del MFAH no es casual. Se trata de una institución que cumplió un rol fundamental en la reconsideración del arte latinoamericano en los Estados Unidos en los últimos diez años. Si bien en los comienzos esta institución fundada en 1900 puso el acento en las colecciones de oro precolombino y africano y también en el arte del Renacimiento, el interés que ha mostrado por el arte latinoamericano desde la creación del Departamento de Arte Latinoamericano y el International Center for the Arts of the Americas (ICAA) en 2001, la ha posicionado como una referencia en esta materia a nivel mundial. Creado con la misión de generar investigaciones sobre la producción de artistas de México, América Central y Sudamérica, el Caribe e inclusive de los latinos de los Estados Unidos, el ICAA ha sido otra pata esencial de la orientación que impulsó Maricarmen Ramírez. Ha organizado varios simposios internacionales y ha publicado libros imperdibles. Pero su mayor aporte sin duda es el proyecto Documents of 20th Century Latin American and Latino Art: A Digital Archive and Publications Project, un archivo de acceso público en el que han colaborado numerosos centros de investigación y archivos de toda América Latina, entre ellos, la Fundación Espigas, de Buenos Aires.
Hoy el MFAH es un faro cultural en una región que por su ubicación, historia e intereses económicos mantiene importantes lazos con Latinoamérica. Cuenta con varios edificios que alojan espacios de exhibición destinados a exposiciones permanentes y temporarias, talleres y oficinas de conservación, dos bibliotecas, archivos, una cinemateca.

CÁNDIDO PORTINARI. “Fiesta de San Juan”, 1936 - 1939.

Y en la última década ha robustecido considerablemente su colección de arte latinoamericano. Más de quinientas obras modernas y contemporáneas se incorporaron durante este período, abriendo nuevos rumbos en su patrimonio. Entre ellas, importantes trabajos de Xul Solar, Joaquín Torres-García, Carlos Cruz-Diez, Gego, Mira Schendel, León Ferrari, Juan Carlos Distéfano, Hélio Oiticica, Lygia Clark, Tunga y Cildo Meireles. Una de las obras que compró recientemente el MFAH es “La ciudad hidroespacial”, de Gyula Kosice, pieza clave que perdió el patrimonio argentino. Otra adquisición de gran importancia fue el conjunto de arte constructivista brasileño del coleccionista Adolfo Leirner. Y ahí no termina: una serie de exposiciones de relevancia internacional como Utopías invertidas: Vanguardias en Latinoamérica, de 2004, y Hélio Oiticica el cuerpo del color, del 2006, contribuyeron a su perfil. El Malba ha dado con la puerta indicada para entrar en los Estados Unidos.


Fuente: Revista Ñ Clarín.

LA AMABLE LOCURA DE KUSAMA





Yayoi Kusama dejó el psiquiátrico de Tokio donde eligió vivir hace 35 años para ir a su retrospectiva en Londres, llena de ojos amenazantes, penes y lunares.

UNA FORMA CARA DE NO PENSAR





El arte pop no ha perdido el alma, la está vendiendo.


Los primeros artistas pop eran gente seria. Richard Hamilton tenía doble filo y era escéptico cuando tituló una pintura “Homenaje a la Chrysler Corp”. Lejos de celebrar vacuamente lo que Warhol llamaba “las grandes cosas modernas”, el arte pop en los 50 y principios de los 60 dio una mirada socarrona y de reojo a lo que aún era un mundo muy nuevo de bienes de consumo. Claes Oldenburg hizo esculturas blandas y caídas de objetos cotidianos, que hicieron que lo nuevo pareciera gastado. Warhol pintó choques de autos. Estos artistas vieron la vida moderna de forma surreal e inquietante.
¿Cuándo, entonces, el pop se convirtió en una adoración acrítica y edulcorada de brillo y colores sintéticos? Quizá cuando se involucró el dinero y Warhol nunca volvió a ser el de los 60, o cuando Jeff Koons le dio su arte a las reaganomics , o cuando Damien Hirst ganó su décimo millón. ¿Quién sabe? Es imposible precisar el momento en que el pop pasó de la crítica radical a la adulación fofa.
Así que aquí estamos en Qatar, donde tiene una muestra Takashi Murakami, el gurú del pop hoy. No estamos realmente allí, claro, ¿pero hace falta? Murakami es el pop de la era digital, un diseñador de imágenes que tienen más sentido como protectores de pantalla que como arte mayor. En todo el mundo, el arte brillante y espectacular de Murakami es tan victorioso como Twitter. Es arte para computadoras: todo estímulos, nada de alma. ¿Y entonces, qué? Entonces, nada. Hoy todo arte es para vender y la defensa de Murakami es que lo acepta honestamente. No se engaña con profundidad interior, niega tenerla. El problema para el arte hoy es su asociación con el dinero grande. Gran parte del arte es pura excitación para los ricos –tan fácil como la moda, los yates y los autos. Todo el mundo está enojado con los bonus de los banqueros, pero ¿dónde piensan que gastan ese dinero fácil? En las ferias de arte. ¿Es el arte una empresa cultural profunda o simplemente un modo muy caro de los ricos para evitar todo pensamiento? 

Fuente: (c) The Guardian y Clarin

EXPLORAR Y DIGITALIZAR
LOS MÁRGENES DE LA CULTURA POP





En un blog, un bibliotecario colecciona, investiga y escribe sobre los márgenes de lo que despectivamente llamaríamos baja cultura pero también podría llamarse cultura popular.

POR JOHN STRAUSBAUGH - The New York Times

Todas las mañanas, Jim Linderman se levanta en su casa de la pequeña ciudad de Grand Haven, situada al borde del lago en Michigan, toma una taza de café y se sienta a su computadora para trabajar en su blog.
No escribe sobre las informaciones de la mañana, la política actual, las presentaciones de los famosos ni sobre los últimos aparatos electrónicos. Linderman, bibliotecario y archivista de profesión, colecciona, investiga y escribe sobre lo marginal, lo olvidado y lo no muy decoroso del arte folclórico y la cultura popular estadounidenses.
"Siempre coleccioné fuera de la norma, cosas que eran escasas e inciertas", dijo recientemente.
A sus tres blogs, que inició en 2008 y 2009, los llama Dull Tool Dim Bulb (las únicas palabrotas que utilizaba su padre, explicó) y los más obvios Old Time Religion y Vintage Sleaze.
Los tres constituyen una suerte de mercado de pulgas digital manejado por un excéntrico erudito con un buen sentido del humor y mucho ojo para descubrir lo inusual y lo olvidado. Sin embargo, Linderman también investiga y cuenta las anécdotas que hay detrás de estos artículos, revelando una historia subterránea de la cultura popular estadounidense en un cuento raro tras otro.
En las últimas entradas mostró una postal, sobre la cual también escribió, de Baldy Wetzel, un pianista que en la década de 1930 batió un récord tocando sin parar durante 48 horas y media; postales del artista folk de los años 1940 Albion Clough, que se autoproclamaba el "Campeón Mundial de los que odian a las mujeres"; retratos de artistas secundarios, de circo y de vodevil, como Princess Wee-Wee, una artista de circo afroamericana diminuta de comienzos del siglo XX; correspondencia "escrita en forma cruzada" (cartas del siglo XIX escritas sobre cartas anteriores para ahorrar papel); y libros de historietas pornográficas llamados biblias de Tijuana.
Linderman, de 58 años, ya produjo además 14 libros sobre temas afines en los últimos tres años.
El más famoso, "Take Me to the Water", combina fotos antiguas de bautismos en el río con un CD de canciones y sermones Gospel.
Publicado por Dust-to-Digital en Atlanta, el sello discográfico que se especializa en relanzar música de época, en 2009 fue nominado para un Grammy.
Los otros libros, que publicó el propio Linderman, son "In Situ: American Folk Art in Place", "Smut by Mail" y el último "Vintage Photographs of Arcane Americana", 120 páginas de lo que define como "algunas de las fotografías más excepcionales y extrañas de mi colección", entre otras, una carrera de botones por las calles de Memphis, un stripper ventrílocuo y un hombre que rodó sobre su abdomen por el país sobre una pequeña plataforma rodante empujando hacia adelante un maní, como una proeza de la Depresión.
Tanya Heinrich, que es directora de publicaciones del American Folk Art Museum, dijo "Pasa por alto los protocolos y los controles de la edición tradicional y ha generado una conciencia maravillosa respecto de una variedad muy interesante de formas artísticas".
Linderman comenzó de niño coleccionando estampillas. Después de la universidad, aterrizó en un empleo como bibliotecario de publicaciones periódicas en Kalamazoo, Michigan. En 1980, se mudó a Nueva York, donde su primer trabajo fue catalogar discos de punk-rock para una discografía internacional. Después fue bibliotecario de CBS, donde investigó para programas informativos y trabajó para una agencia de publicidad.
A lo largo de todo ese tiempo, reunió centenares de álbumes contrabandeados de Bob Dylan, y unos miles de libros dedicados a las teorías conspirativas sobre el asesinato de John F. Kennedy.
"Me encantaba la literatura fugitiva", dijo. "Esos libros raros que los tipos imprimían en su garaje." Coleccionó la obra de artistas autodidactas, en su mayoría del sur y afroamericanos. "Nunca tuve dinero como para coleccionar a Warhol, por eso buscaba siempre a los Warhol del pobre", dijo.
También coleccionó docenas de arcos de diddley (un instrumento de una sola cuerda estadounidense de origen africano occidental que se escuchaba en las viejas grabaciones de blues sureño), hondas hechas a mano y arados de juguete, kimonos antiguos y bolsas de cuero sin curtir de los indios de las praderas llamadas "parfleches".
"Encuentro un tema y me sumerjo en él completamente", dijo.
"Es todo lo que vivo y respiro hasta que lo agoto. Entonces lo vendo, lo intercambio, lo dono y sigo adelante hasta el próximo atracón." De sus tres blogs, "Vintage Sleaze es de lejos el que más éxitos produce", dijo. Empezó a coleccionar y buscar revistas para hombres anteriores a los años 1970, fotografía erótica y libros picantes en rústica como "otra literatura fugitiva que no fue documentada", explicó. "Cuanto más ahondaba en la historia de las obscenidades en los años 1950 y 1960, más me daba cuenta de que era un tema que merecía un estudio serio".
En su libro "Camera Club Girls", cuenta la historia de Cass Carr, un oscuro músico de jazz de Harlem que a comienzos de los años 1950 organizaba salidas en grupo para fotógrafos y modelos desnudas, entre éstas Bettie Page antes de que se hiciera famosa como chica de calendario. La fotografía de desnudo era ilegal y todos los participantes fueron arrestados en 1952 en una granja en las afueras de Nueva York durante una sesión fotográfica al aire libre.
Linderman compró la mayor parte de sus fotos de bautismos en eBay, que le resulta particularmente útil cuando busca fotos y objetos coleccionables impresos.
"En los mercados de pulgas podía llegar a revolver cajas de zapatos durante un año para encontrar una foto", dijo. En eBay se acercaba a una por mes. Variaban de fotos instantáneas hasta panorámicas de un metro de largo, e incluían numerosas fotos personales impresas sobre material de tarjetas postales.
Viajó en avión a Atlanta para reunirse con Steven Lance Ledbetter, fundador de Dust-to-Digital, después de ver el estuche de CD del sello para "Goodbye, Babylon", una compilación de viejas grabaciones de gospel.
Ledbetter seleccionó 24 grabaciones viejas de sermones y canciones que van con las fotos de bautismo, como el Empire Jubilee Quartet cantando "Wade in the Water".
Cuando se aprestaba a abandonar Nueva York, Linderman donó las fotos de bautismos al Centro Internacional de Fotografía de Manhattan, que montó una exposición el año pasado.
También donó una colección de fotos de diversiones de feria victorianas, que el centro proyecta exhibir.
"Está haciendo algo que nadie ha hecho por la cultura visual", dijo Brian Wallis, curador del centro. "Explora los márgenes de lo que llamaríamos despectivamente baja cultura pero que también podría llamarse cultura popular."


Fuente: Revista Ñ Clarín

EDIFICIOS ENMASCARADOS





Agua. Fachada de la planta potabilizadora sobre la avenida Figueroa Alcorta.
Por Berto Gozález Montaner *
* EDITOR GENERAL ARQ  

Qué sorpresa me llevé cuando recorriendo el escenario del Teatro Colón de Buenos Aires me di cuenta que en la pared del fondo que da a Cerrito había varias hileras de ventanas con vidrios pintados de negro. La razón que seguramente siguió Francesco Tamburini cuando lo construyó a principios del siglo pasado fue componer una buena fachada hacia la calle. Para mí, que fui formado con los principios de la arquitectura del Movimiento Moderno (entre ellos el Racionalismo), es todo un golpe a la razón. Nos enseñaron que el “ornamento es delito” y que “la forma sigue a la función”. Sin embargo, para los arquitectos de esos tiempos –amantes de las reglas de la proporción, los órdenes y los estilos–, las ventanas y los balcones, entre otros elementos de la arquitectura, servían para darle “urbanidad” a los edificios.
Otros casos llamativos son los edificios de la ex Obras Sanitarias, obras imponentes que esconden gigantescos depósitos de agua: desde el lujoso y admirado Palacio de Aguas Corrientes de la avenida Córdoba (1887-1894), de Baterman, Parson y Baterman hasta los más austeros depósitos de los barrios de Devoto (1917) o Caballito. O la Planta Potabilizadora General San Martín sobre Figueroa Alcorta en Palermo (1908-1928), que tiene una falsa fachada con ventanas, rejas y pilastras solo para disimular los grandes piletones de tratamiento del agua.
Es que por esas épocas mostrar los servicios no estaba bien visto. Los edificios se vestían, no importaba mucho con qué disfraz, para darle un frente más amable a la ciudad.
Otro ejemplo elocuente es la Estación Retiro del ferrocarril Mitre (1915), que a la ferretería de los hangares le antepone todo un gran palacio de mampostería profusamente decorado que le da “urbanidad” al complejo frente a la plaza.
El Movimiento Moderno condenó estos enmascaramientos que consideraba farsas. Como señalé antes, su máxima era “la forma sigue a la función”. Algo así como lo hace un guante al seguir la forma de los dedos. O como esa imagen del libro El Principito de Saint-Exupéry, en la que la boa tiene la forma del elefante que guarda en su interior.
Pero luego, a finales de los 70, llegó el Posmodernismo a romper con los dogmas modernos. En sus derivaciones más light produjo en Buenos Aires obras como el Templo de la Iglesia Universal del Reino de Dios, sobre la avenida Corrientes a la altura de Acuña de Figueroa. Aunque cueste creerlo, para empardar una construcción vecina y para darle jerarquía institucional al edificio, le superpusieron una gigante fachada neoclásica, que continúa en un frente vidriado de gran altura… Atrás no tiene nada salvo puntales metálicos para sostenerlo.
En nuestros días han aparecido otro tipo de obras que conceptualmente podrían ser análogas a la mítica historia del Caballo de Troya. Edificios cuyos exteriores no dan cuenta de las sorpresas que deparan sus interiores. Los proyectistas aprovechan la majestuosidad de un edificio existente, su presencia y fuerte identidad e impronta en la ciudad, para introducirle bajo ese ropaje un nuevo uso, tal como sucede con el ex Correo Central y la vieja Usina del barrio de La Boca.
Al Correo Central lo están transformando en el Centro Cultural del Bicentenario. En una primera etapa restauraron las fachadas, los grandes salones de la llamada parte noble y transformaron la cúpula en un mirador de vidrio. La sorpresa viene en lo que era el área industrial del Correo. Le han vaciado parte de su interior, para colocar en su vientre un gran auditorio que llaman “la ballena azul” y salas de concierto. Operación parecida a la que están realizando en el antiguo edificio de la ex compañía Italo Argentina de Electricidad (1916) para convertirlo en la “Usina de la Ideas”. Restauraron las bellas fachadas de ladrillo visto, desmontaron su interior también industrial y están terminando de construir (se inaugura en mayo) las salas para la Sinfónica y la Filarmónica, una sala de cámara, salas de ensayo y de exposiciones, entre otros equipamientos.
Estas transformaciones son posibles porque, como señalaba Aldo Rossi, uno de los más prestigiosos pensadores del Posmodernismo, los buenos edificios tienen “indiferencia distributiva”. Por caso, muchos palacios renacentistas soportaron dignamente el cambio de sus funciones: de residencias palaciegas se convirtieron sin problema en modernas oficinas. Porque, en definitiva, lo que sucede es que cuando un edificio está bien pensado y su estructura arquitectónica es consistente, resiste.


Fuente: clarin.com

UN PEZ DIBUJADO EN UNA TUMBA
SERÍA EL
MÁS ANTIGUO RASTRO DEL CRISTIANISMO


Está en un suburbio de Jerusalén. También hay una sugestiva inscripción en griego.

En el osario. El dibujo que alude a Jonás, cuya cabeza sale de la boca del pez. La tumba es del siglo I d.C.


La tumba está en Talpiot, un suburbio de Jerusalén pero quizás sería más significativo decir: la tumba –la tumba que ahora exploraron con una cámara– está a 45 metros de otra en la que estaban escritos los nombres de la familia de Jesús.
Esa es la ubicación: tres kilometros al sureste de Jerusalén, cerca de “la tumba de Jesús”. Ahí, cuando se preparaba el terreno para hacer un edificio, en 1981 fueron hallados nueve nichos del siglo I, en los que quedaban ocho osarios. Ahora, James D. Tabor, responsable del Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Charlotte, Carolina del Norte, descubrió que en uno de esos osarios hay un dibujo de un pez que tiene un hombre en la boca. Y en otro, una inscripción en griego. Ambas cosas, extrañas a la tradición judía, a la que parecen pertenecer quienes allí estaban enterrados. El pez, entiende Tabor, es una muy temprana representación de la historia bíblica de Jonás, que pasó tres días adentro de una ballena y salió vivo a cumplir con los designios de Dios. La historia de Jonás es tomada como una alegoría de la resurrección de Jesús y el pez está presente en las primeras manifestaciones del cristianismo.
La inscripción, cuya interpretación es ardua, hace referencia a que Dios “hace ascender” a alguien a los cielos o que lo levanta de entre los muertos. Tabor sostiene que esto aparece porque se trata de seguidores de Jesús.
“Ni la inscripción en griego ni el pez –escribe Tabor en su informe– tienen precedentes en tumbas judías del período. Nos encontramos frente a una familia o a un clan lo suficientemente audaz como para escribir el nombre de Dios en una tumba, con enunciados sobre “levantarse” o la resurrección. Y una familia que pone la imagen de un pez y un humano, cuando los judíos evitan las imágenes”. El dibujo del pez y la inscripción, agrega Tabor, no fueron hechos por profesionales, a diferencia de los demás, que parecen haber sido comprados, sino “por un miembro de la familia, alguien cercano”. La inscripción en griego, incluso, está entre dos rosetas talladas que sí son profesionales.
El trabajo se hizo haciendo tres huecos de 20 centímetros de diámetro en el sótano de lo que hoy es un edificio y metiendo por ahí una especie de brazo que llevaba una cámara, hasta alcanzar la tumba, que está 2,1 metros debajo del piso.
¿Es la primera manifestación del cristianismo? Tabor mira esta tumba y la tumba cercana, la de los nombres de la familia de Jesús, y se anima a concluir: “Lo que aparentemente tenemos es una familia vinculada al movimiento de Jesús, que fue más allá de las normas judías para los entierros y así se expresó de manera individual, de este modo único”.

La tumba de “la familia de Jesús”


En 1980, en Talpiot, fue hallada una tumba que tenía diez osarios. En seis había nombres inscriptos: Cinco en arameo: Yeshua bar Yehosef (Jesús, hijo de José); Maria ; Yose (otra forma de José) Yehuda bar Yeshua (Judas, hijo de Jesús) y Matya (Mateo). En griego, Mariamenou Mara . Desde que se difundió el hallazgo, hubo controversias. Algunos dijeron que los nombres que aparecen son muy comunes. Otros, que dado que aparecen juntos y coinciden con los relatos sobre Jesús, merece ser estudiada.

Fuente: clarin.com