RESPALDO DE SERRAT A VARGAS LLOSA



Dijo que da prestigio a cualquier acto

El cantante catalán Joan Manuel Serrat durante el Festival de Viña del Mar, en Chile, el 23 de febrero de 2009 - Foto B. Bernett

LIMA (AP).- El cantautor español Joan Manuel Serrat expresó ayer su respaldo al novelista peruano y premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, cuya participación en una feria literaria en la Argentina fue rechazada por intelectuales de ese país.
"Vargas Llosa es un escritor extraordinario cuya presencia en cualquier acto no hace más que darle prestigio y darle fuerza...'', afirmó Serrat.
"Transmito mi solidaridad y apoyo a Mario Vargas Llosa o a cualquiera que se pueda ver afectado por una situación de este tema'', añadió.
Un grupo de intelectuales argentinos pretendió vetar la participación de Vargas Llosa en la Feria del Libro de Buenos Aires, porque el escritor había criticado la gestión de la presidenta argentina, Cristina Kirchner. El veto, sin embargo, no prosperó y Vargas Llosa estará, como se preveía, en los actos de apertura, el 20 de abril.
Serrat arribó en la víspera a Lima para ofrecer hoy su concierto denominado Hijo de la Luz y de la Sombra, en el que incluirá un homenaje al poeta español Miguel Hernández, al conmemorarse 100 años de su nacimiento.
Ayer, Serrat, que agradeció la recepción que se le brindó en Perú, fue condecorado por la alcaldesa de la capital, Susana Villarán, con la Medalla de Lima, en reconocimiento a su trayectoria social y artística.

Fuente texto: lanacion.com

HAY UN HISTORIADOR DE CEMENTERIOS



Investigador en sus ratos libres, tiene dos páginas web y un libro sobre la Chacarita.

HERNÁN VIZZARI. DE CHICO ANDABA EN BICI POR AHÍ.

Por Sebastián Clemente

Hay un historiador que tiene una web sobre el cementerio de Chacarita”, se escucha en la redacción. Es una de las propuestas que surgen ante el anuncio de que el columnista de esta sección está de vacaciones. Por eso, hay que buscar un porteño que valga la pena. Y en esa categoría entra Hernán Vizzari, qué duda cabe. ¿Por qué? Es autor de dos páginas web acerca de la necrópolis más grande de la Ciudad, sobre la que investiga desde hace más de seis años y a la que recorría desde que era un pibe. Si esta no es una historia, la historia dónde está.
“A las cuatro, en la puerta principal de la Chacarita”, dice la voz de Vizzari del otro lado de la línea telefónica, y agrega: “Total, nos sentamos por ahí, a la sombra, y charlamos”. Las cuatro se hacen las cuatro y media, tránsito de viernes mediante. Y el “por ahí” significa adentro del cementerio, sobre el mármol de la bóveda de Melchor Torres, enfrente de donde descansan los restos de Torcuato Di Tella, el fundador de la fábrica Siam.
“Yo me crié acá”, arranca Vizzari, y sigue: “A los once, doce años, andaba en bicicleta. Cortábamos camino para ir a una despensa que estaba cerca y siempre miraba las cúpulas de las bóvedas, las cruces. En ese momento no sabía qué era”. Nunca dejó de recorrer el cementerio. Es más, alguna vez fue a comer una pizza con amigos a El Imperio, enfrente de Chacarita, e hizo las veces de guía a través de las callecitas entre las bóvedas.
Hace seis años empezó a investigar. Un día encontró la tumba de José Amalfitani y Vizzari, hincha de Vélez, indagó en el personaje. Después Pugliese, y muchos otros. Entonces surgió primero ww.cementeriochacarita.com.ar, declarada de interés cultural por la Legislatura porteña, y este año www.museofunerario.com.ar, las dos web que recorren la historia de la ciudad de los muertos.
Hay un hombre que se ocupa de rescatar la historia del cementerio de Chacarita, sí. ¿Y cómo reacciona la gente cuando se entera? “Muchos se hacen la idea de que va a venir uno medio gótico, pálido y con la cruz dada vuelta. Y nada que ver, nunca pudo el entorno con mi manera de ser”, se planta Santiago. ¿De dónde salió la vocación por profundizar en la historia funeraria? “Me lo pregunté, pero no obtuve una respuesta. Y no me alarma porque no es una obsesión. Además, no estoy todo el día metido acá adentro”.
Hasta las cuatro de la tarde, Vizzari trabaja en una empresa que elabora productos lácteos. Ese empleo le da de comer. ¿La investigación sobre el cementerio? “No lucro con esto. Lo hago para dejar un registro y para que se valore lo que es la Chacarita. Empecé con esto y se me abrió un abanico. Está por salir el libro que hice con Omar López Mattos (escribió “Ciudad de ángeles”, sobre la Recoleta) acerca de Chacarita, y con Roberto D’Anna estoy trabajando en otro sobre el cementerio de Flores”, cuenta.
¿Y hay morbo, fantasmas, historias increíbles? Con un cementerio de por medio, la consulta de hace inevitable. “No me prendo en esas cosas, en las leyendas urbanas, en las historias de fantasmas. El límite es la puerta de la bóveda, no me interesa ir más allá ni lo que sea morboso”, avisa Santiago. Y sostiene: “Voy a lo concreto. Yo siento un compromiso, sin tenerlo, de dejar un legado y contar que esto tuvo su momento de gloria, que cada 2 de noviembre (el día de los muertos) se llenaba de gente. Trato de que sepa de qué se trata y de que muchos dejen de hacer cuernos cuando pasan por el cementerio. Acá hay historia”.

Fuente: clarin.com


EL MUNDO BAJO MIRADAS EXPERTAS



Exposición en pleno centro porteño / Hasta el 24 de abril
En el Centro Borges se exponen 70 obras en blanco y negro de grandes maestros de la fotografía del siglo XX

El mundo bajo miradas expertas
Calle Muffetard, París (Cartier-Bresson). / Colección David Smith
Julieta Molina
LA NACIÓN


"Es igual de importante traerle a la gente evidencia de la belleza del mundo natural y del hombre como es darle un documento de fealdad, miseria y desesperación", se lee en negras letras ante un fondo blanco, la cita del célebre fotógrafo y ecologista Ansel Adams, en una pared de la muestra Blanco & Negro, Grandes Maestros del siglo XX, que ocupa la sala 23 del Centro Cultural Borges.
En el muro de enfrente se hospedan los ojos atribulados pero vacíos de un soldado en la Guerra de Vietnam. A su lado, una mujer en Biafra, piel y huesos, sostiene a su hijo, que trata de alimentarse, tal vez infructuosamente. Ambas fotografías pertenecen a Don Mc Cullin y fueron capturadas en 1968.
La selección de imágenes de la Colección Smith permite al visitante pasear entre antagónicos sentimientos y muy diferentes paisajes, contextos y tiempos. Todos imperdibles. Las obras Mineros galeses y Niño colgándose de un letrero en las calles Colwell y Pride, de Eugene Smith, conmueven al instante por su belleza estética y la sospecha de la historia que existe detrás. Sebastiao Salgado con Témpano cerca de las islas, Robert Doisneau en El beso en el Hotel de Ville, el Buenos Aires de la década del 30 de Horacio Coppola y las primeras vistas de Machu Picchu obtenidas por el peruano Martín Chambi deleitan al observador.
Karsh y Cartier-Bresson
También pueden contemplarse el retrato de Winston Churchill tomado por Yousuf Karsh, o la legendaria imagen de Ansel Adams Salida de luna, Hernández, Nuevo México.
Sin dudas, el fotógrafo contemporáneo Diego Ortiz Mugica encanta con sus paisajes, donde logra esa gran variedad de tonos y texturas que atraen al espectador a observarlos por horas. Acequia de Colonia Suiza, Trascendente y Brazo Rico son algunas de las impactantes fotografías que muestra.
Por último pero ineludible, el impecable trabajo de Henri Cartier-Bresson, que ratifica, una fotografía tras otra, su obsesión por captar aquel "instante decisivo". "Lidiamos con lo desvaneciente; una vez desaparecido, no hay forma de recuperarlo. No se puede revelar e imprimir un recuerdo", afirmó hace ya muchos años.
La muestra, compuesta por 70 obras, incluye además fotos de Elliot Erwitt, Alfred Eisenstaedt, Sebastián Rich y Alfred Stieglitz, constituye un testimonio y una crónica inestimable de un mundo cambiante y dramático. La exposición puede visitarse hasta el 24 de abril, en el Centro Cultural Borges (Viamonte esquina San Martín). De lunes a sábado, de 10 a 21, y domingos, de 12 a 21. La entrada es bono contribución.




Fuente: lanacion.com


EL BAÑO COMO UN HECHO CULTURAL



FAENA. COLECCION DE EXAGERACIONES DIGNAS DE UN PALACIO FRANCÉS

Por Miguel Jurado
EDITOR ARQ Clarín

Los baños se han convertido en un índice del progreso humano. Es más, su desarrollo y sofisticación ya deja huella en los espacios más preciados de la cultura: los museos.
Desde su humilde inicio como “la letrina” hasta la su actual estatus de “espacios del placer”, los servicios sanitarios han recorrido un largo camino tapizado de innovación y lujo, algo que no puede igualar ningún otro ambiente de la casa. Y su futuro parece no tener límites.
Comparemos el baño con la cocina. Puede ser que ambos ambiente peleen palmo a palmo entre las preferencias hogareñas actuales. Esos dos lugares concentran el 15 por ciento del costo de una casa. Sin embargo, la cocina se está convirtiendo en un objeto decorativo y entre sus accesorios cobra cada vez más importancia la puerta de la heladera, el lugar en el que brillan los imanes del delivery.
Por su lado, podemos asegurar que el baño sobrevivirá a todos los cambios culturales futuros y (apuesto doble contra sencillo) será cada vez más importante. Basta con ver su desarrollo desde principios del siglo XX hasta hoy. Antes era una habitación perdida en el fondo del conventillo. Aún en las casas más copetudas era un ambiente frío y subequipado.
Hoy, en los edificios de lujo, hay un baño por cada ambiente. Están los compartimentados, en suite, con el infaltable jacuzzi e infinidad de accesorios que pueden triplicar su costo: cabinas para ducha separadas de la bañera, duchas escocesas, saunas, baños turcos y salas de relax. Su peso específico en la construcción ha crecido tanto que si levantar una torre de departamentos cuesta alrededor de $ 4 mil pesos el m2, el baño no se construye por menos de $ 9 mil por m2.
¡Ojo! Eso si nadie se delirara eligiendo cerámicas importadas, mármol, canillas de diseño, lavatorios cancheros, vanitories de madera o inodoros con formas raras. Según el suplemento de Arquitectura de Clarín , hoy, reformar un baños chico cuesta $ 37 mil más IVA. Pero el costo se puede duplicar si dejamos volar la imaginación.
Aunque no se crea, los baños están profundamente ligados a la corriente cultural de cada país. Es así que existe un baño típicamente argentino y está simbolizado con esa parejita indisoluble que forman el inodoro y el bidé. Cualquier coterráneo que haya viajado puede dar cuenta de la desaparición del bidé en la mayoría de los países. Y de la desconsoladora soledad en la que vive (y nos deja) la sola presencia del inodoro. Los baños argentinos son un motivo de orgullo nacional que merece ocupar un lugar destacado junto al tango, el colectivo y el dulce de leche.
Pero, más allá de las consideraciones afectivas, el baño cobra su real dimensión cultural en los museos de arte. Allí, los sanitarios son verdaderas obras de arte. Como resultado de una larga recorrida por baños públicos (en la que la urgencia no despreció barsuchos de mala muerte), puedo asegurar que los baños de los museos son los mejores. En Buenos Aires, puedo recomendar tres:


Malba.

Espacioso y sobrio, un derroche de mármol de carrara (ese que se consigue en Italia), con veteados grises similar al que se puede encontrar en el bar del mismo museo de Figueroa Alcorta y Salguero. Con toques de acero inoxidable en los accesorios y finas canillas de platil. El conjunto ofrece un juego de reflejos infinito. Los inodoros se encuentran separados por tabiques de aluminio anodizado natural, detalle que le agrega un carácter tecno al lugar.

Museo Fortabat.

Sencillo y acotado ambiente revestido en pisos y paredes con dolomita dorada (se consigue en Italia). Ofrece una composición minimalista muy acorde a la pericia de los arquitectos que lo diseñaron (el famoso uruguayo Rafael Viñoly) en el Dique 4 de Puerto Madero.

Proa.

Baño con piso de madera (sí de madera), lavatorio prismático blanco, espejo con luz por detrás e inodoros escondidos en cubículos de cristal templado y traslúcido. Un ejemplo de diseño contemporáneo en el clásico espacio de La Boca.
Debo reconocer que los baños de los museos me producen cierta fascinación por el contraste entre el arte que albergan esos edificios y la dignidad con la que enfrentan las más escatológicas necesidades humanas.
No pasa lo mismo con el preferido de mis baños públicos: el del Faena Hotel + Universe, en Puerto Madero. Si a ese edificio le faltara algo, el baño es una colección de exageraciones dignas de un palacio francés. Mármol arabescato recubre pisos y paredes. En el centro del baño están los lavatorios socavados en una pieza de mármol. Cisnes de plata escupen el agua para lavarnos las manos. Cristales biselados cubren las patas de la mesa central, adornan la pared y recubren las puertas que ocultan los inodoros. Unos veladores con pantallas plisadas alumbran estratégicamente el lugar de los mingitorios. Todo busca aventar la idea de que ese lugar sirve para algo más que admirar la decoración.

Fuente: clarin.com

COLOR Y MOVIMIENTO:
PRESENTAN LA ÚLTIMA COMPRA DEL BELLAS ARTES



“Hoy el Museo es mejor que ayer”, dijo el director. Se pagaron 600.000 pesos.

BIENVENIDA. LA OBRA DE BOTO EN EL PRIMER PISO DEL MUSEO, AYER.

Por Guido Carelli Lynch

Martha Boto está viva?”, pregunta del otro lado del teléfono, a sus 86 años, Gyula Kosice, uno de los referentes del arte cinético argentino. “La conocí poco, enseguida se fue a vivir a París”, aporta Kosice sin que la memoria lo traicione.
Martha Boto murió en 2004, a los 79 años, pero ayer su nombre volvió a emerger porque el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) presentó su más reciente adquisición. Se trata de Mouvements Chromocinétiques , una obra, justamente, de Martha Boto.
La obra es un conjunto de tubos de acero cromados sobre una base plástica con nueve motores y soporte de madera enchapada, de 250 x 100 cm x 100 centímetros con una base cuadrada 125 centímetros por lado. Hoy está en el primer piso del Museo y en octubre integrará una muestra de arte óptico y cinético.
La escultura –por la que se pagaron 150 mil dólares, es decir unos 600.000 pesos– responde a la política de adquisiciones con presupuesto propio del Museo que se inauguró durante la gestión del actual director, Guillermo Alonso. “El Museo tiene una gran colección pero la de arte argentino contemporáneo es la que tiene más baches y más falencias”, señaló María Inés Stefanolo, directora artística del Museo.
La obra apareció en exposición y venta en la última edición de ArteBA. Entonces se decidió la compra. Sin embargo y a pesar de que los trámites se iniciaron entre septiembre y octubre de 2010 –según confió Stefanolo a Clarín – la compra se hizo efectiva en 2011, cuando el antiguo dueño aceptó bajar sus pretensiones económicas.
En 2010, el presupuesto del MNBA para adquisiciones era de alrededor de 4 millones de pesos, entre el 30 y el 40 por ciento de su presupuesto total. Como este año no se sancionó Presupuesto Nacional, la cifra se mantuvo.
La colección del MNBA posee otras dos obras de la artista: Caja y luces y Plus helicoidal . Con apenas 23 años, en 1955, Boto participó de las primeras exposiciones de Arte Nuevo, el colectivo de arte abstracto y geométrico creado por el crítico Aldo Pellegrini y por el gestor del movimiento Madí, el uruguayo Carmelo Arden Quin. Fue una pionera del movimiento óptico y cinético . Sus construcciones en plexiglás, mediante móviles suspendidos en el espacio, ampliaron los horizontes de la pintura y la escultura. Sus cajas cinéticas, del año 1964, fueron producto de la experimentación con el aluminio, el plexiglás y el acero inoxidable.
“El principal rol de un museo de colecciones es trabajar para mejorar su colección. La idea es que se establezca como política que los museos participen activa y permanentemente en el proceso de coleccionismo”, señaló Alonso. “Lamentablemente, en nuestro país este tipo de políticas no han tenido continuidad”, dijo ayer en la presentación, frente a un nutrido grupo entre quienes estaban Sara Facio, curadora del Museo, y Silvia Fajre y Sergio Baur, miembros de su Consejo Asesor. Y se alegró. “Hoy, con esta adquisición, el Museo es mejor que ayer”.

Antecedentes

En 2009, el Museo adquirió “Pesadilla de los injustos o La conspiración del mundo de Juanito Laguna trastorna el sueño de los injustos”, de Antonio Berni. Pagó por esa obra 1,9 millones de pesos.
El año pasado, el MNBA compró fotografía por primera vez en su historia. Eligieron una foto histórica de Sameer Makarius; una de la argentina Mónica van Asperen; una foto de Esteban Pastorino y, finalmente, una del inglés Martin Parr.


Fuente: clarin.com

BAÑO DE COLOR EN TRINIDAD TOBAGO


Una verdadera guerra policromática se vivió este fin de semana en Trinidad y Tobago, el festival con más color de las Antillas.

Una mujer cubierta de pintura celebra el Phagwa, la celebración de origen hindú con la cual se celebra la llegada de la primavera en Trinidad y Tobago.Foto: REUTERS / Andrea De Silva

Las celebraciones del Phagwa culminan este lunes con una lluvia de color en una tradición antillana que combina elementos de la cultura hindú para festejar la llegada de la primavera.
Los festejos comenzaron el pasado viernes y culminan este lunes con el Pichakaree o lluvia de colores, los cuales serán acompañados de bailes comunitarios y de devoción conocidos como garba.


Alegría en azul.

Alegría en verde.

Ahí están pintados.

Guerra de verde.


REUTERS

EL MUNDO PRIVADO DE LOS CAILLEBOTTE




'Un Balcón', del artista impresionista francés Gustave Caillebotte, 1848-1894, en una fotografía facilitada por el Musée Jacquemart-André de París, Francia. El cuadro forma parte de la exposición 'Dans l'intimité des frères Caillebotte. Peintre et photographe' (El mundo privado de los hermanos Caillebotte. El pintor y el fotógrafo).

El Museo Jacquemart-André presenta del 25 de marzo al 11 de julio del 2011, una exposición dedicada a las obra de arte de los hermanos Caillebotte. Gustave Caillebotte, pintor de mucho talento y mecenas de sus amigos impresionistas es una figura reconocida por el mundo cultural. Su hermano Martial, compositor, pianista y fotógrafo no es tan famoso.
La exposición " Dans l’intimité des frères Caillebotte, peintre et photographe” ( “En la intimidad de los hermanos Caillebotte, el pintor y el fotógrafo ") propone presentarle al público lo que ningún museo todavía había propuesto hasta ahora: hacer dialogar por primera vez las fotografías de Martial con obras de Gustave Caillebotte. El reciente estudio de los fondos fotográficos de Martial Caillebotte ha permitido poner a la luz las grandes afinidades que se lo unían a su hermano, en la realización de sus obras. Cada uno de los cuadros de Gustave y de las fotografías de Martial, son verdaderas invitaciones para entrar en la intimidad de esta gran familia parisina y para sumergirse en la nueva vida urbana que se instala a principios del siglo XX.
¡Alrededor de más de 35 lienzos y unas de 150 fotografías modernas, una experiencia artística inédita! Hasta ahora ningún museo se había atrevido a proponer esta puesta en paralelo directa de las obras de los hermanos Caillebotte.