A worker installs a 17th century copy of the painting Mona Lisa (La Joconde) before its auction at Sotheby's auction house in Paris, France, November 14, 2019. REUTERS/Johanna Geron
Todo comenzó como un comentario
al pasar, en una revista de poca llegada, pero de a poco el rumor comenzó a
tomar niveles de preocupación real y despertó una vieja disputa entre Francia e
Italia. ¿Está a la venta La Gioconda de Leonardo da
Vinci?
El consultor digital
parisino Stéphane Distinguin comentó en la revista
francesa Usbek & Rica una propuesta polémica: sacar
a la venta la máxima obra -vendible- de Leonardo da Vinci en “al menos 50 mil
millones de euros a algún príncipe árabe” para reinvertir las
ganancias de la venta para apoyar las artes, tras la crisis económica generada
por la pandemia de coronavirus.
Ayer, 13 de mayo, el diario
italiano Corriere della Sera, levantó estas declaraciones y
preguntó a Distinguin por la posibilidad real de que esto sucediera y el
empresario, que no es un representante del gobierno, ni siquiera del sector
cultural, sumó que vender la “joya de la familia” podría ser un “buen negocio,
desde un punto de vista económico y cultural”.
"Vamos a deshacernos del
cuadro y usar ese dinero para pensar en el futuro de la cultura y el
arte…Alguien como Bezos (fundador de Amazon) podría
adquirirla”, sumó.
Más allá de que Distinguin no
tiene ninguna autoridad para tomar decisiones para poner a la venta la pintura
más famosa del mundo, sus palabras despertaron una vieja disputa entre el país
que posee la obra, Francia, y el que asegura que le corresponde, Italia, y las
redes sociales en la península itálica explotaron bajo el hashtag #Gioconda.
Esta no es la primera vez que la
pieza Da Vinci ha estado en el centro de una disputa entre ambos países. El año
pasado, la discusión tomó niveles diplomáticos, involucrando inclusive a los
ministros de cultura, debido al préstamo de Italia del Hombre de
Vitruvio de Da Vinci al Louvre, donde se realizó una mega muestra
por los 500 años del polímata florentino.
El conflicto surgió cuando la
administración italiana del gobierno de Paolo Gentiloni había
prometido en una serie de cadenas de correos electrónicos que cederían todos
los cuadros de Leonardo que se exponen en los museos públicos italianos y que
no organizarían ninguna gran iniciativa que pudiese ensombrecer las intenciones
del Louvre.
El gobierno posterior, en cambio,
dio marcha atrás y entonces aseguraron que el convenio era “una vergüenza”, por
lo que habían decidido revisar el acuerdo. “No es porque sea Francia, pasaría
lo mismo con Finlandia”, explicó la subsecretaria del Ministerio de Bienes
Culturales y Turismo italiano, Lucia Borgonzoni. “Aunque muriera en Francia,
Leonardo es un genio italiano, y no vamos a regalarles todo a cambio de nada.
Por algo se llamaba Leonardo, no Leonardò como le llaman ellos”, dijo
pronunciando en francés. Finalmente, Francia ganó la disputa.La Mona Lisa se encuentra en
Francia, país donde murió Da Vinci, debido a que fue completada allí, alrededor
de 1517, y luego vendida al rey Francisco I. La pintura luego se
convirtió en propiedad de la República Francesa y ha estado en exhibición
permanente en el Louvre en París desde 1797.
Fuente: infobae.com |
¿LA MONA LISA SALE A LA VENTA?
"ESTOY PERDIENDO":
EL DÍA QUE FRANK SINATRA SUPO QUE SE MORÍA
Y LOS ESPECIALES RITUALES EN SU ADIÓS
El 14 de mayo de 1988, mientras su cuarta esposa le rogaba que luchara, el corazón de La Voz latió por última vez y se apagó. Nunca fue del todo feliz, excepto sobre un escenario. Sus últimas horas, los objetos que lo acompañaron a la tumba y la sorprendente leyenda en su lápida
Frank Sinatra tuvo una voz irrepetible que un crítico definió como “un timbre suavemente dorado, cantando con la música, respirando la melodía, de elegante dicción, sin preciosismos, y un magnetismo único”. Es decir: la perfección (Shutterstock) Alfredo Serra
“And
now, the end is near / and so I face / the final courtain…” (“Y ahora el fin
está cerca / y entonces enfrento / el último telón”(My way, de Paul
Anka: el himno de Frank Sinatra, cantado a su manera: como nadie nunca
más.
Catorce
de mayo de 1998, Centro Médico Cedars–Sinai, West Hollywood, California. Bárbara
Marx, su cuarta mujer, se inclina sobre la cama:
–Lucha,
Frank. ¡Lucha, Frank!
–Estoy perdiendo.
A las once menos diez de la noche, los monitores trazan la línea fatal: el corazón de Sinatra –pasión, fuego puro– latió por última vez, y se apagó. Como poco después se apagaron las infinitas luces de Las Vegas, y las jugadas de los casinos se suspendieron por un minuto, y acaso no hubo un mejor homenaje para un gambler, un jugador que quemó hasta su última ficha en todo: juego, amores, música, cine… y que resurgió de sus cenizas cuando parecía que el mundo lo había olvidado.
En
ese sombrío día de hace 22 años, sus manos están quietas: otros se ocuparán de
su último viaje… Pero eran firmes, huesudas –como todo él– cuando pegaba en su
pieza de Hoboken, barrio bravo de Nueva Jersey, fotos de Bing Crosby, su
primer ídolo. O cuando rompían cámaras (y caras, a veces…) de fotógrafos
“pesados como moscardones”, decía. Más de una vez y por eso, entre rejas… O cuando
pasearon por cuerpos bellos, ardientes y célebres: Kim Novak, Lauren
Bacall, Natalie Wood, Liz Taylor, Mia Farrow, Nancy Reagan (dicen…), y la
máxima. La que bautizó como “El animal más hermoso del mundo”. Amor
eterno, posible e imposible, profundo y violento, inolvidable para ambos, pero
“muy peligroso, porque éramos demasiado parecidos”, dijo ella en uno de sus mil
días españoles de amantes, toros y alcohol. “Demasiado alcohol”, confesó. Ava Gardner. ¿Quién otra si no?
Se
casó cuatro veces: Nancy Barbato, Ava Gardner, Mia Farrow y Bárbara Marx. Pero
Ava fue la mujer de su vida.
Las manos siguen quietas, of course. Pero son las mismas que descorcharon botellas (miles, también) de Jack Daniel’s, ese bourbon que aterciopeló su voz única, sin sucesores, sin moldes, reconocible hasta en medio de un terremoto, y que palmearon los hombros de Bugsy Sigel, de Sam Giancana, de Lucky Luciano: legendarios capi di tutti capi, mafiosos vestidos como príncipes y protegidos por ametralladoras.
Las
horas empiezan a pasar. El mundo llora: La Voz se fue. Yace con los ojos
cerrados: los inmortales ojos azules. Las manos se tiñen de un color
triste. Ha empezado la eternidad. Palabra nada gratuita: De aquí a
la eternidad (1953), el film que lo rescató de un abismo de olvido:
otros tiempos, otra música, otros cantantes, otros gustos y ciertas
estridencias lo bajaron lentamente del ranking de los top. Se sintió nadie.
Batalló, acaso gracias a “una oferta que no podrá rechazar”, según la memorable
escena de El Padrino y las ensangrentadas sábanas del
todopoderoso productor (la pura verdad nunca se sabrá del todo), pero en todo
caso un instante de iluminación, de epifanía: su rol del soldado Maggio,
que no sólo le pone en esas manos el Oscar, también lo instala en un
ascensor cuyo último piso se llama Resurrección.
Y
vuelven los ojos azules. Y el ranking de los top vuelve a repetir su nombre en
el primer puesto, lo mismo que las carteleras de los hoteles de Las Vegas,
una ciudad inventada para él. Y para los Rat Pack: Pandilla de ratas que, como planetas, giran
en torno del Rey Sol: Frank.
Pasemos
lista: titulares, Dean Martin, Sammy Davis Jr., Peter Lawford –cuñado de
John y Bob Kennedy– y Joey Bishop. Invitados especiales: Shirley MacLaine,
Lauren Bacall, Angie Dickinson, Marilyn Monroe, Judy Garland. Y un antecedente
ilustre: el primer Rat Pack tuvo como monarca a Humphrey Bogart, y donde
un muuuy joven Sinatra asistió como grumete. Aprendiz que superaría al maestro.
El Rat Pack fue un torbellino de ruidosas noches que recién se aplacaba al amanecer. De mujeres. De alcohol. De escándalos. Pero cuidado. El jefe, Frank, tenía fibra de tipo noble. Se enfrentó con los hoteleros que obligaban a Sammy Davis a entrar por la puerta de atrás, destinada a los negros. Se asqueó ante la caza de brujas de John Edgar Hoover, el puritano político –pero gran pecador en la intimidad– y eterno jefe del FBI cuando cargó contra los supuestos comunistas de la colonia de Hollywood. Donó fortunas para mitigar el calvario de chicos maltratados o enfermos. Fortunas que empezaron en 1946 al aparecer su primer álbum, The Voice Of Frank Sinatra: en un año vendió… ¡10 millones de copias!
Es
leyenda que jamás defraudó un amigo. Pero lo defraudó uno de los más
cercanos y poderosos. La historia política registra la ayuda de Frank a
John Kennedy, vía el jefe mafioso Sam Giancana, para que ganara las
elecciones en algunos lugares que éste dominaba. Funcionó. Ya con Kennedy
Presidente, Frank hizo construir para él un ala en su casa de Palm Springs, lo
invitó…, pero su antes gran amigo lo dejó plantado por consejo de Bob
Kennedy, ya Fiscal General y ya declarada su guerra contra la mafia. Entre las
mil versiones de la tragedia de Dallas, 22 de noviembre, 1963, una juega su
carta más fuerte:el asesinato del presidente fue una venganza de la mafia ante
la persecución del Fiscal Bob.
Voz irrepetible que un crítico definió como “un timbre suavemente dorado, cantando con la música, respirando la melodía, de elegante dicción, sin preciosismos, y un magnetismo único”. Es decir: la perfección. El equivalente, en voz, a una escultura de Miguel Angel.
Dijo
adiós después de grabar más de mil temas y lograr que 130 fueran hits
imbatibles, y de deslumbrar como actor –un talento que redondea el genio que
fue– no sólo en De aquí a la eternidad, que está en la biblioteca
de la Casa Blanca y en el Museo Nacional del Cine: también en dos perlas
purísimas: El hombre del brazo de oro y La máscara del
dolor. Dos trabajos estremecedores entre las más de cincuenta
películas que lo guardan para siempre.
Se retiró en 1995, luego del concierto de despedida, y a los 80 años, en el Shrine de Los Ángeles, y con Ray Charles, Little Richard y Natalie Cole como invitados súper stars.
Un
poco antes, el día de su cumpleaños y en su casa, sus amigos le cantaron el
Happy birthday. Agradeció conmovido. Pero dijo:
–¡En
toda mi vida oí un coro peor!
Según
uno de sus infinitos biógrafos (y otros que coinciden), “a pesar de sus muchas
historias de amor, sus amigotes, sus juergas hasta la salida del sol, su fama
incomparable, su fortuna… Frank Sinatra fue un hombre triste. Sólo era
feliz sobre un escenario y micrófono en mano. Al terminar, en su camarín y
frente al espejo, se reflejaba la verdad, la melancolía, la soledad”.
Murió a los 82 años. Su tumba –una de las más visitadas– está en la Sección B–8 del Desert Memorial Park de Cathedral City, California.
Sus
amigos lo enterraron vestido con un traje azul, y pusieron en sus manos una
botella de Jack Daniel’s y un paquete de cigarrillos Camel. Su hija Tina,
una moneda de diez centavos: alusión a los 240 mil dólares que Frank les pagó a
los secuestradores de su hijo Frank Jr. en diciembre de 1963.
En
la lápida se lee “Lo mejor está por venir”.
Fuente: infobae.com
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MARÍA ELENA WALSH:
"VIVÍ DE LOS DERECHOS DE AUTOR.
TENGO LA GRATA SENSACIÓN DE QUE LA GENTE ME FUE MANTENIENDO"
Hugo Caligaris
La consigna era que María Elena Walsh hablara de las cuestiones centrales de su vida. De los puntos claves y también de los otros, los clavos, esas oscuridades que sirven para entender la obra de los artistas. Ese propósito se cumplió a medias: de modo inesperado, la señora Walsh, autora de poemas que niños y adultos saben de memoria, empezó la charla hablando de música. Recordó a Georges Brassens y a Jacques Brel, evocó el sonido del arpa que hechizaba a su madre y la bella caligrafía musical de su padre. Contó cómo la emocionó escuchar el primer concierto de Martha Argerich, cuando la pianista, de apenas 4 años, solo era Martita, y rio con aquella declaración de la intérprete ("El problema es que solfeo un poco mal").-Una cuestión clave fue haberme criado con música. Ese período, por suerte, fue bastante largo, desde mi nacimiento hasta la adolescencia. Mi papá y mi hermana tocaban el piano. Mi papá también tocaba la mandolina y el cello. Leía música y escribía con una caligrafía perfecta. A mi madre, más criolla, le gustaba cantar música popular, algunos tangos; le encantaba la música paraguaya, con el arpa, que le parecía tan dulce. Además, se escuchaba mucho la radio, las óperas que transmitían desde el Colón.
-¿Nunca la llevaron esos comienzos a treparse al piano?
-Lo intenté
varias veces, pero no hubo caso. Lograron sí hacerme estudiar bellas artes.
Mientras estaba allí, dibujaba y pintaba, pero después eso no se transformó en
creación. En cambio, la música quedó muy profundamente y tiene mucho que ver
ese comienzo con lo que hice después: ligar las palabras con la música. Yo
consumía mucho versito, mucha nursery rhyme en inglés. No creo que me contaran
cuentos, pero vale una cosa por la otra. Lo importante es que el chico reciba
ayuda de ese tipo de estímulos: el contacto humano de hacerle una broma,
cantarle un cantito, incitarlo a completar una canción... Ni ruidos ni pantalla
exclusivamente, aunque no tengo nada contra ellos.
-¿Cree que
esos primeros años la determinaron para siempre?
-Lo importante
en un ser humano es lo que mama en sus primerísimos años de vida o desde el
vientre materno, la calidad de lo que puede absorber en ese momento. Creo que
todo músico importante casi siempre ha salido de familias que, si no se
dedicaban a la música, lo estimularon mucho en ese sentido. Cuando uno entra en
la escuela primaria, ya va o equipado o desprovisto. De elementos culturales o
lo que sea, lo que su familia pueda dar. Y ni el nivel social ni el económico
tienen nada que ver con eso.
-Puede ser
una familia rica...
-... y
estúpida, cosa nada infrecuente. O puede ser una familia pobre de toda pobreza,
pero que no se pierde la fiesta con chacarera, baile en el patio de tierra, el
chico tocando la caja.
-Tuvo, así,
una infancia feliz.
-Fue una
infancia feliz y muy rica. También había enormes peleas, porque yo tenía un
montón de hermanos con los que podía canalizar todas las agresividades, las
bromas...
-¿Su familia
era de clase media?
-De clase
media. Había que trabajar y más tarde hubo que soportar una situación de
pobreza, porque esa condición de clase media se derrumbó con la muerte de mi
papá, cuando yo tenía 17 años. En mi primera juventud tuve que vivir con muy
poco. Tenía que trabajar, sí o sí. Lo que me gustaría decir, porque para mí es
muy importante, es que siempre viví, al principio con dificultades,
exclusivamente de los derechos de autor. Salvo alguna incursión, que no
considero para nada denigrante, en la publicidad. Todo dentro de la misma
tónica, nada de lo cual uno deba arrepentirse. Tengo la grata sensación de que
la gente me fue manteniendo. Es la mejor manera de hacer una fortuna, pequeña o
grande: no se explota a nadie, no se degrada a los demás, al contrario, cada cosa
que uno hace es una fuente de trabajo para un montón de gente.
-Sigamos con los momentos cruciales...
-Los viajes de
mi juventud. Primero a Estados Unidos, después a Europa. Yo no fui a la
universidad ni hice ningún estudio disciplinado, pero creo que para eso viajé.
Aprendí muchísimo yendo a los grandes conciertos, recorriendo museos y
muestras, con gente de una esfera especial.
-¿Qué le enseñó París?
-Cuando llegué
a París, no sólo fui a los conciertos. Conviví con los grandes cantantes y
autores. A mí me interesaba mucho Charles Trenet, que estaba cambiando la
canción europea. Y, detrás de él, sus hijitos: Georges Brassens, Jacques Brel,
Barbara, Aznavour...
-Muchas de las canciones que usted ha escrito se pueden leer como poesía. ¿Qué diferencia hay?
-Usted puede pensar que eso es poesía, pero la poesía, como género, es algo que se ejerce en total libertad. De ideas, de forma, de sensaciones, de hermetismo. En cambio, una canción tiene que ser más sencilla, más directa. Por eso digo que me pareció maravilloso llevar ese oficio a la canción, un género menos complicado en cuanto a su carga de profundidad.
-Usted volvió después de la caída de Perón, a fines de los 50. ¿Cómo fueron esos años?
-Si hablamos de
hitos en mi vida, ese es otro momento para señalar, porque entonces escribí la
mayoría de mis libros para chicos y empecé a hacer teatro para niños.
-¿Por qué pensó en los chicos?
-No sé, quizás porque era un género que me daba más posibilidad de juego. Quizás era algo muy viejo, algo que yo quería reconstruir. Algo que no está desvinculado del folclore, de lo hispanoamericano.
-Se fue del país como una promesa literaria y volvió como una cantante popular. ¿La entendieron enseguida?
-Bueno, cuando uno vuelve, vuelve a asumir su nadiedad. Siempre. Uno vuelve y no es nadie, de lo que hizo afuera no hubo nunca noticia.
-¿Y los puntos clavos?
-Hay uno que yo llevo desde mi nacimiento: la preocupación política. En mí pesó mucho toda esa parte tétrica del siglo: la guerra española, la Guerra Mundial, el régimen soviético, tan adorado por los intelectuales, que ahora lo niegan. Fue una carga permanente. Y después, al terminar el siglo, la desilusión total. Durante un largo momento juvenil, pensé: "Bueno, esto tiene que cambiar. Ya más gente no se puede matar, ya no puede durar mucho la desigualdad social, va a venir una sociedad un poco más pareja".
-Pero esta inquietud política que dice haber sufrido nunca la llevó a la militancia...
-No podía. En todo ese grupo de intelectuales había izquierda, derecha o peronismo, y yo no me sentía identificada con ninguno. Es aterradora la falta de capacidad de discusión que hubo en el país.
-¿Qué la hace querer a alguien?
-Hay personas que para mí son como angelotes, no tienen malicia. Yo los conservo como amigos aunque puedan ser despistados o no nos entendamos mucho. Hay otros, la mayoría, en los que privilegio la capacidad de diálogo, de escucharte, de retrucarte, de discutir. Y también hay un gremio desopilante, que frecuenté mucho: los artistas. Me gustan, me entretienen, pero además son, casi todos, gente muy generosa, más solidaria que...
-... que los políticos, por ejemplo.
-No lo sé, con políticos no trato.
¿Por qué la elegimos?
Emblema de libertad creativa, María Elena Walsh (1930-2011) dejó su sello en los más diversos espacios de la cultura argentina. Publicó poemas en La Nación y Sur, ahondó en el canto folklórico, intervino en la discusión pública. Ante todo, marcó un antes y después en la canción infantil, con un universo de historias y personajes aún hoy vigente.
Fuente texto: lanacion.com
EL MONUMENTO A BELGRANO CUMPLE 120 AÑOS
MUSEOS EN LOS TIEMPOS DE LA PANDEMIA
Funcionarios y galeristas coinciden en que, aun tras la cuarentena, la masividad no volverá.
La mona lisa en Nueva York. Masas y museos, una imagen que ya no veremos. En los años 60, Jackie Kennedy gestiona la llegada de la famosa obra al Metropolitan. Malraux, ministro de cultura francés, viaja con ella. Ana Martínez Quijano
El
mundo ha dado un giro gigantesco. Mientras gran parte de la humanidad cree que
nada volverá a ser igual, el arte de
todos los tiempos invade las pantallas, desde las de los teléfonos móviles
hasta las de la TV o la PC. Día a día aumentan, en el circuito de internet, las
presentaciones, ferias, exposiciones, charlas y una programación socio-cultural
más activa que nunca. La oferta es imparable y llueven invitaciones a través de
las redes y correos. El MoMA neoyorquino acaba de anunciar sus cursos de arte
contemporáneo a la par de los museos de menor envergadura. La pandemia ha
puesto en jaque el pujante mundo del arte y las consecuencias financieras
afectan a todos, instituciones y artistas. El poderoso Metropolitan de Nueva York
anunció un déficit presupuestario de 100 millones de dólares; mientras el Prado
de Madrid da por perdidos alrededor de 20 millones de euros sólo en recaudación
de entradas (el 75% de su presupuesto). Los museos de EE.UU., país donde
la cultura cuenta
con financiación casi exclusivamente privada, estiman una pérdida colectiva de
alrededor de 33 millones de dólares diarios.
Mientras se estrechan los ingresos, las asociaciones de amigos de los museos aumentan su creatividad para recaudar fondos. En la Argentina, la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes logró dejar atrás la acción determinante de la filantropía con las matrículas de sus cursos y ahora ofrece beneficios especiales para los nuevos socios. Por su parte, los Amigos del Museo Moderno porteño ponen en el candelero su fondo editorial con sus noches de libros y vino, charlas de artistas, críticos, coleccionistas y galeristas, para descubrir diferentes facetas del arte. Cuando falta apenas un día para el cierre de la feria online arte BA, el Malba convocó a la prensa para realizar sus compras y afianzar, con un extenso “comité científico” de asesores, el interés por el arte conceptual y político, presente en un retrato donado por Sergio Quattrini perteneciente a la serie “Bajo el sol negro” de la excelente artista peruana Milagros de la Torre. Vuelve a advertirse la determinación de exaltar el arte feminista y gay en una cita a la Mona Lisa de Duchamp extremadamente explícita, desde el título: “El pene como instrumento de trabajo/ Para quitarle a Freud lo macho” (1982). Fotografía y máscara recortada de Maris Bustamente, quien recuerda a los hermanos Chapman. De este modo debuta la nueva directora, Gabriela Rangel.Y a las propuestas institucionales se suman los artistas con recorridos por la intimidad de sus hogares y charlas explicativas de sus obras. El ministro de Cultura de la Ciudad, Enrique Avogadro, señaló la necesidad de valorar cuestiones que permanecieron en segundo plano durante la euforia de los récords de visitantes a los museos: “temas relacionados con el desarrollo social, la educación, la consolidación de la identidad” y, “el área del patrimonio”. “En todo el mundo se planifican medidas de seguridad e higiene que modifiquen los hábitos de los visitantes cuando reabran los museos”, dijo a este diario. “Esta tendencia significa dejar de lado los términos cuantitativos para medir el éxito de una muestra, o, al menos, que el número de visitantes no sea el único parámetro para evaluar la calidad; es decir, la cantidad de visitantes no va a ser el indicador fiable de la relevancia de una exposición, habrá que encontrar otros parámetros relacionados con el desarrollo social, la educación, la consolidación de la identidad y las respuestas más esenciales que el arte y la cultura vienen a interpelar y a responder. El museo juega un papel fundamental en la conservación del acervo cultural. Y será un desafío la tarea de reforzar las estrategias de investigación y difusión y el intercambio a través de medios digitales, y adaptarnos a las estrategias presenciales controladas”. Fuente: ambito.com |
FANTÁSTICA VISITA VIRTUAL 360 GRADOS A LA CATEDRAL DE NOTRE DAME ANTES DEL INCENDIO DE 2019
Revisite Notre-Dame y toda su gloria con este impecable video de 360°.
Meses antes de que la Catedral fuera severamente dañada por el fuego, un equipo de camarógrafos de la BBC de Londres filmó la totalidad de la icónica estructura.
CULTURA DISTRIBUYE UNA GUÍA CON RECOMENDACIONES PARA GARANTIZAR LA DESINFECCIÓN Y PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL
Hoy se remitirá el documento a todas las comunidades autonómas y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado
Patio de los Leones, en la Alhambra de Granada - ABC El Ministerio de Cultura y Deporte ha distribuido una serie de recomendaciones para garantizar que las medidas de desinfección en el patrimonio cultural obligadas por la crisis del Covid 19 sean compatibles con la protección de los bienes culturales.
El Ministerio, se anuncia en un comunicado, ha enviado una nota a todas las comunidades autónomas en la que se invita a reflexionar sobre los efectos de la pandemia en el patrimonio cultural, el cierre de instituciones, las prácticas de desinfección aplicadas en el ámbito de los bienes culturales y las futuras repercusiones económicas.
Antes de actuar en la desinfección sobre los bienes culturales, el Ministerio llama la atención también sobre la necesidad de consultar las intervenciones con los responsables del cuidado y tutela del patrimonio cultural para determinar la vulnerabilidad de cada elemento y las mejores alternativas para evitar daños innecesarios.
«Insistiendo en que, en situaciones como las actuales y como no puede ser de otro modo, la prioridad absoluta es la protección de la vida humana -dice la nota enviada por el Ministerio-, es evidente que la mayor parte de estas prácticas de desinfección que ilustran las imágenes, utilizan compuestos como el etanol o el peróxido de hidrógeno, pero sobre todo productos derivados de la química del cloro. Estos productos pueden ocasionar graves efectos dañinos en el patrimonio cultural, ya que la inmensa mayor parte de los materiales constitutivos de los bienes culturales, desde el material pétreo hasta el textil, son sensibles a estos agentes clorados, fuertemente oxidantes y con gran capacidad para alterar los colores y destruir pigmentos, pátinas o capas de protección de todo tipo. A ello habría que añadir el hecho de que estos agentes y sustancias pueden tener también consecuencias nocivas para la salud humana y para el medio ambiente». «Protejamos el patrimonio cultural por medios sostenibles y compatibles con los objetivos perseguidos por la desinfección -concluye la nota-, para garantizar el futuro de los bienes que han superado esta pandemia fatal; no destruyamos de forma inconsciente los recursos culturales, que son recursos sociales, económicos y científicos, y una importante fuente de empleo, garantía de desarrollo».
El Ministerio de Cultura ha enviado también un documento titulado «Recomendaciones sobre procedimientos de desinfección en bienes culturales con motivo de la crisis por COVID 19», elaborado por varios técnicos del Ministerio. En él se establecen una serie de consejos para preservar los distintos monumentos y espacios.
«En cuanto a los bienes culturales que se encuentran en espacios públicos -se dice-:
»En la desinfección mediante pulverización de espacios cercanos a los bienes culturales (por ejemplo, cascos históricos, plazas públicas, parques o calles) se evitará rociar de manera directa los objetos o edificios de valor histórico-artístico.
»En el entorno directo de los bienes culturales (a menos de un metro de distancia, como aceras próximas o zócalos de edificios) se utilizará preferiblemente una disolución de etanol disuelto al 70% en agua proyectada a baja presión. Como indican las autoridades sanitarias, esta solución desinfectante resulta efectiva frente al virus y a su vez su pulverización resulta menos dañina que la de hipoclorito sódico (lejía) sobre materiales como la piedra, el ladrillo, la madera y el metal.
»Los tratamientos desinfectantes se evitarán siempre en las proximidades de los bienes culturales policromados (por ejemplo portadas de iglesias o retablos) siendo mucho más recomendable el vallado perimetral para evitar la aproximación y contacto directo de las personas.
»Nunca es recomendable tocar de manera directa los bienes culturales pero esta premisa, en una situación como la de ahora, es todavía más necesaria. Los virus solo pueden desarrollarse en los seres vivos pero la permanencia de partículas víricas (provenientes del contacto directo o por la saliva) sobre las superficies puede suponer un foco de contagio. De esta forma también se evitará la necesidad de aplicar productos de limpieza o desinfección sobre los bienes culturales.
»Por último, y de manera general, conviene recordar una serie de indicaciones comunes:
»Todos los procesos de limpieza y desinfección se realizarán siempre con los correspondientes EPIs que garanticen la seguridad del personal trabajador.
»Es fundamental conocer la naturaleza y composición de los productos a utilizar en la limpieza así como del bien cultural sobre el que se van a aplicar, para valorar la compatibilidad de ambos.
»Asimismo se deben evitar mezclas de productos sin conocer de antemano su compatibilidad. Es el caso de la conocida reacción entre la lejía (hipoclorito sódico) y el amoniaco que genera vapores de elevada toxicidad.
»Ante cualquier duda con los procesos de limpieza y desinfección lo mejor es no aplicar ningún tratamiento, ya que se pueden generar daños irreversibles sobre el patrimonio cultural. Lo más recomendable es consensuar todas las medidas con los profesionales del ámbito de la conservación-restauración».
Fuente: lanacion.com |
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