Debate. Isis destruyó patrimonio de la humanidad.
Las piezas se llevaron a Europa con el correr de los siglos. Ahora dicen que en su lugar de origen estarán desprotegidas.
Explosión. Ayer se supo que el Isis había volado la muralla histórica de la ciudad de Nínive, en Mosul, Irak.
Por Tom Mashberg / Graham Bowley - The New York Times
Las reliquias asirias que permanecieron en pie durante 3.000
años han sido destrozadas y profanadas. Las ruinas de la época
babilónica han sido bombardeadas y demolidas. Los pergaminos y los
santuarios devastados desde Somalía hasta Tombuctú. Los directores de
museos, arqueólogos y coleccionistas, con una pasión encarnizada por
salvaguardar las antigüedades, se han unido en su aversión, mientras los
militantes islámicos exhiben los objetos devastados del mundo antiguo.
Sin embargo, la devastación también intensificó el debate sobre si los
museos de los Estados Unidos y los coleccionistas en Occidente deben
reintegrar los objetos en disputa a los territorios de origen, una
práctica conocida como repatriación.
Gary
Vikan, ex director del Walters Art Museum en Baltimore, dijo que dada
la violencia en Irak, Siria, Afganistán y el norte de África, los
museos deben ser más conservadores con esas devoluciones.
Otros expertos y la mayoría de los arqueólogos reaccionaron con dureza a esa mirada, sugiriendo que quienes utilizan la ola destructora de los extremistas del Estado Islámico para presionar en contra de la repatriación quieren justificarla”.
“Era solo cuestión de tiempo que algunos coleccionistas de arte trataran de aprovechar esta pesadilla cultural en beneficio propio” dijo Ricardo L. Elia, arqueólogo de la Universidad de Boston, que cree que el mercado occidental de antigüedades incentiva el saqueo.
Otros expertos y la mayoría de los arqueólogos reaccionaron con dureza a esa mirada, sugiriendo que quienes utilizan la ola destructora de los extremistas del Estado Islámico para presionar en contra de la repatriación quieren justificarla”.
“Era solo cuestión de tiempo que algunos coleccionistas de arte trataran de aprovechar esta pesadilla cultural en beneficio propio” dijo Ricardo L. Elia, arqueólogo de la Universidad de Boston, que cree que el mercado occidental de antigüedades incentiva el saqueo.
En
los últimos años, el apoyo a la repatriación ganó terreno en los
círculos dedicados a las antigüedades. La Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) disuade a
los museos y coleccionistas de adquirir objetos antiguos, si éstos
dejaron sus países de origen después de 1970. Y cada vez más museos y
vendedores de arte concuerdan en regresar los objetos que estén mal
documentados o en disputa. Con el objetivo de impedir el contrabando
arqueológico, y de defender la soberanía de las naciones fuente, la
repatriación ha sido consagrada en los tratados internacionales,
aceptada por el gobierno de los Estados Unidos, y proclamada como
respuesta moral a las muchas décadas durante las que los vendedores de
arte y los museos occidentales comerciaban las reliquias mundiales de
manera indiscriminada y, a veces, ilegal.
Quienes se resisten a esta política han sido atacados por hacer apología del colonialismo y del latrocinio cultural. “La idea de que cualquier forma de comercio de objetos culturales es mala se ha transformado en un artículo de fe” aseguró Timothy Potts, arqueólogo y director del J. Paul Getty Museum, en Los Ángeles. Sin embargo, Potts y otros expertos en antigüedades afirman que el pillaje por parte del Estado Islámico y otros grupos radicalizados, debilita esa ortodoxia.
Entre ellos se destaca James Cuno, presidente de J. Paul Getty Trust, que opera el Getty Museum. Conocido por su creencia de que las antigüedades importantes deberían ser consideradas patrimonio de la humanidad, Cuno publicó, en los últimos meses, una carta en el diario estadounidense The New York Times argumentando que la repatriación al por mayor amenaza el patrimonio cultural de los propios países a los que supuestamente beneficia. “Las calamidades pueden suceder en cualquier lugar, pero es improbable que sucedan en todos al mismo tiempo” –dijo en una entrevista– “distribuyamos el riesgo”.
Quienes están a favor de la repatriación afirman que es desalentador volver a un debate que muchos consideran superado. Tess Davis, abogado y experto en objetos saqueados, que está a favor de la repatriación, dijo que Europa estuvo en guerra el siglo pasado y nadie argumentó, por ejemplo, que los Aliados tendrían que haberse quedado con los objetos que rescataron durante la Segunda Guerra Mundial, porque, digamos, Francia o Italia no eran lugares seguros para conservarlos. “Hoy Irak es un punto conflictivo, pero no hay motivo para pensar que Nueva York no lo será en el futuro” afirmó Davis, que ayudó a repatriar objetos robados de Camboya. “Las estatuas de 3.000 años de antigüedad que hoy están bajo amenaza en Irak vieron llegar y desaparecer a muchos imperios”.
Quienes se resisten a esta política han sido atacados por hacer apología del colonialismo y del latrocinio cultural. “La idea de que cualquier forma de comercio de objetos culturales es mala se ha transformado en un artículo de fe” aseguró Timothy Potts, arqueólogo y director del J. Paul Getty Museum, en Los Ángeles. Sin embargo, Potts y otros expertos en antigüedades afirman que el pillaje por parte del Estado Islámico y otros grupos radicalizados, debilita esa ortodoxia.
Entre ellos se destaca James Cuno, presidente de J. Paul Getty Trust, que opera el Getty Museum. Conocido por su creencia de que las antigüedades importantes deberían ser consideradas patrimonio de la humanidad, Cuno publicó, en los últimos meses, una carta en el diario estadounidense The New York Times argumentando que la repatriación al por mayor amenaza el patrimonio cultural de los propios países a los que supuestamente beneficia. “Las calamidades pueden suceder en cualquier lugar, pero es improbable que sucedan en todos al mismo tiempo” –dijo en una entrevista– “distribuyamos el riesgo”.
Quienes están a favor de la repatriación afirman que es desalentador volver a un debate que muchos consideran superado. Tess Davis, abogado y experto en objetos saqueados, que está a favor de la repatriación, dijo que Europa estuvo en guerra el siglo pasado y nadie argumentó, por ejemplo, que los Aliados tendrían que haberse quedado con los objetos que rescataron durante la Segunda Guerra Mundial, porque, digamos, Francia o Italia no eran lugares seguros para conservarlos. “Hoy Irak es un punto conflictivo, pero no hay motivo para pensar que Nueva York no lo será en el futuro” afirmó Davis, que ayudó a repatriar objetos robados de Camboya. “Las estatuas de 3.000 años de antigüedad que hoy están bajo amenaza en Irak vieron llegar y desaparecer a muchos imperios”.
Fuente: Revista Ñ Clarín