La familia de León Ferrari donó 72 dibujos al MAMBA.
Son el centro de una muestra que planea sobre toda su obra.
Desde el sábado en el Museo de Arte Moderno.La familia de León Ferrari donó 72 dibujos al MAMBA. Son el centro de una muestra que planea sobre toda su obra. (Martín Bonetto) |
Por Bárbara Álvarez Plá
“Lo único que le pido al arte es que me ayude a decir lo que pienso con la mayor claridad posible”, solía de cir León Ferrari. Y bajo esta consigna dedicó su vida a crear y explorar, siempre en busca de nuevos caminos que le permitieran expresarse y, como él mismo decía, “ordenar la barbarie de Occidente”.
Lo hizo con sus pinturas, sus esculturas, sus collages, sus intervenciones en obras clásicas y fotografías y con todos los formatos que utilizó. Lo hizo en las obras en que atacó la religión de manera contundente, y que lo harían famoso. Como la jaula con dos palomas que defecan sobre una reproducción de El juicio final, de Miguel Angel.
Ferrari también buscó nuevos caminos en sus dibujos, que son los principales protagonistas de la muestra La donación León Ferrari, con curaduría de Victoria Noorthoorn y Alejandra Aguado, que abre el sábado en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.Son 72 dibujos de diferentes épocas que la familia del artista decidió donar al Museo y que como apunta Victoria Noorthoorn, la directora de la institución, “son un contrapunto íntimo en su obra”. Los dibujos no están solos, en la muestra hay, además, otras obras que formaban ya parte del acerbo del museo, otras que la familia dio en comodato durante cinco años y otras que prestó para la ocasión.Aunque no están sus obras más controversiales ni el célebre avión de combate que lleva un Cristo crucificado, el panorama es extenso: dibujos, esculturas, fotografías intervenidas, instrumentos musicales y esa coherencia que Ferrari mantuvo en toda su producción y que hace que obras realizadas en distintos lugares y en diferentes épocas puedan convivir en la misma muestra sin hacer ruido.
Líneas tensas, negras y angustiosas a veces y más relajadas y coloridas otras. Líneas que dialogan con palabras, con una caligrafía con la que este artista, eterno provocador e irreverente inconformista, pretende comunicar un mensaje que nos habla de la imposibilidad de comunicar. Laberintos, alfabetos, signos, erotismo. Ese era Ferrari, y todo él, se puede sentir en la sala que acoge esta muestra.En muchos de los dibujos se intuyen palabras que a veces se pueden leer y otras no, letras que se dejan caer hacia abajo como derretidas, como lágrimas. Con ellas conviven las esculturas, entre ellas una de color rojo, que es la primera de las que realizó para su serie de poliuretano. Una masa informe habitada por seres indescriptibles.Hay también un Cristo adentro de una caja con alfileres clavados en la cabeza, tableros de ajedrez invadidos por insectos o aves, un imagen del Congreso por la que pululan cucarachas, jaulas repletas de pájaros con figuritas de santos debajo, fotografías intervenidas, como esa en la que, en el cuerpo de una mujer desnuda, escribió Ferrari una frase de Borges, “Me duele una mujer en todo el cuerpo”.Y más.
Dos grandes collages compuestos con noticias de diarios que aluden al horror de la dictadura, al repudio a la Iglesia Católica, al hambre, a la miseria. Hay esculturas construidas con alambre y madera que recuerdan a jaulas y remiten a algunos de los dibujos que también se pueden ver en la muestra. “Nada se puede encasillar en su obra”, afirma Noorthoorn, “todo se relaciona y todo se escapa, pero dentro de un universo totalmente coherente”.Imposible no echar la vista atrás diez años y llegar a aquella polémica retrospectiva que, en 2004 y desde el Centro Cultural Recoleta fue repudiada por grupos extremistas católicos apoyados por el entonces cardenal Bergoglio y que fue clausurada por orden judicial, reabierta y finalmente cerrada antes de tiempo por decisión del artista. ¿Qué diría el hoy Papa Francisco ante esta nueva muestra? ¿Qué dirán los detractores del artista cuando se abran las puertas?El secretario de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Hernán Lombardi, tiene posición tomada: “Estamos muy orgullosos de que Ferrari llegue al Mamba. Es una donación importante. Por su creatividad y por la variedad de su obra, Ferrari es uno de los puntos más altos del arte argentino contemporáneo. Y por lo polémico. Está muy bien que el arte sea controversial y busque los límites, el arte tiene que revolver espíritus”, Eso, Ferrari, lo tenía muy claro.
FICHA
“Donación León Ferrari”
Dónde: En el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Av. San Juan 350.
Cuándo: Desde el sábado 8 hasta el 15 de febrero. Ma. a vi. de 11 a 19 h. Sa., dom. y feriados de 11 a 20.
Cuánto: $15. Martes gratis.