CREAR, DESTRUIR, REPONER UN HUEVO

Nosotros afuera, la mítica obra efímera que Federico Peralta Ramos presentó en el Di Tella en 1965, “renace”, ahora perdurable, en Nueva York y en Buenos Aires.
   Federico Peralta Ramos. “We, The Outsiders”, 2014. Vista de la exhibition en e-flux, Nueva York. Cortesía de la familia Peralta Ramos, © e-flux.
Por M. S. Dansey

La anécdota es bien conocida, casi una leyenda urbana de la mítica Buenos Aires de los años 60. El artista payaso, el chamán conceptual, el dandy festivo y atormentado que hasta ese momento venía coqueteando con el arte informal presenta para el Premio Di Tella de 1965 un enorme huevo de mampostería y yeso. La obra, “Nosotros afuera”, es construida en la misma sala por una cuadrilla de albañiles que terminan sobre la hora. Como toda documentación, existe un par de fotografías que muestran al artista de riguroso traje parado junto al huevo descomunal. Las fotos permiten adivinar la humedad en los últimos trazos del fratacho. El premio va para Peralta Ramos, pero según los comentarios de quienes vivieron para contarlo, en medio de la premiación el huevo comienza a temblar y cede sobre sí mismo: implosiona. Otra foto de color lavado, posiblemente de una cámara portátil, muestra al artista destruyendo su propia criatura a mazazos. Se dice que después de esto no volvió a hacer piezas formales. No como lo hacía antes.
“El huevo puso fin a su ansiedad por convertirse en un artista conceptual, de ser parte de un movimiento; una figura capaz de comentar o contribuir a ciertas tradiciones”, opina Chus Martínez, curadora española de proyección internacional, que acaba de inaugurar We, the outsiders , en el espacio e-flux de Nueva York. La muestra funciona alrededor de la reconstrucción de esa pieza histórica que sirve como eje de otras obras actuales del cineasta alemán Lutz Mommartz; el artista argentino Eduardo Navarro y la pintora polaca Agnieszka Brzezanska.
Si el huevo plantaba una correspondencia entre la racionalidad –el afuera– y el sin sentido –el adentro–, “el sentido se suspende cuando el huevo comienza a partirse y reduce toda posibilidad narrativa a escombros”, dice Martínez. Para ella “el huevo es el fin del pensamiento crítico y es al mismo tiempo una invención”, en el sentido de que clausura lo establecido para proponer sus propias condiciones, leyes y lenguaje.
A partir de este suceso se consolidaría el performer, por usar un término ubicuo que no termina de caberle del todo a este artista extraordinario, mezcla de filósofo callejero y profeta sui-generis, que usó el dinero de la beca Guggenheim para dar un banquete en el hotel Alvear, que recitó poesías en Karim y dio cátedra en el Florida Garden; que se le adelantó 40 años a Marina Abramovic con eso de presentarse en la sala solito y su alma. El anecdotario es interminable y las obras, a esa altura, sirven como souvenirs de lo que fue una revolución andante.
“Nosotros afuera”, es la anti-obra por excelencia. La criatura que engendraba aquel huevo nunca hubiera podido llegar a ser nada. Estaba condenada a la fugacidad del instante.
Desde esa perspectiva, el huevo de Martínez, incluso con materiales nobles y tecnología de punta, tiembla como el original y amenaza con caerse a pedazos. Su texto lo justifica, lo pone en contexto. La curadora apela a la selva tropical, como símbolo de una anarquía vital que resignifica cualquier categoría crítica. Todo muy lindo, pero lo dice y lo hace desde un prístino cubo blanco neoyorkino, donde resulta impensable una mancha de moho, un grito de guerra.
Una cuestión similar provocó el homenaje impulsado por un grupo de amigos del artista y llevado adelante por el secretario de Desarrollo Económico porteño, Miguel Chain. El mismo huevo, esta vez de concreto, será emplazado en la plazoleta Ginastera, entre la Plaza San Martín y el ingreso al edificio Kavanagh. Como sucede con toda obra que vaya a ser ubicada en la vía pública de manera definitiva, el proyecto debió pasar por la Legislatura. Su redacción –proyecto presentado por la diputada Lía Rueda– presentaba la contradicción que esta obra acarrea. Según el texto se trataría de una “escultura” adaptación de la que se había presentado en el Di Tella. Cabe la pregunta: ¿Una escultura? ¿De quién? ¿De su grupo de amigos? ¿del ministro Chain? ¿de la diputada Rueda? ¿Un monumento a vaya a saber qué en nombre del artista sin obra?
Después de largas discusiones en reunión de asesores el caso se resolvió con un juego de palabras que a Federico Manuel le hubiera causado gracia: “Monumento en homenaje a la obra realizada por el artista…”. Y bla bla bla. Vale decir que los trabajos ya empezaron y el huevo será inaugurado antes de fin de año.
En paralelo a esta inauguración, el empresario Deni di Baiggio, otro de los dandis porteños que hizo migas con el artista, planea acompañar la celebración con una muestra en el subsuelo de Pizza Filo, bodegón súper-glam y un poco decadentón ubicado en la manzana loca, hábitat natural de Peralta Ramos. Mientras le sigue la pista a fotos caseras, esquelas, dibujos y piezas menores esparcidas por su círculo íntimo, la curadora, Mariana Rodríguez Iglesias, se concentra sobre todo en la memorabilia. “La mejor expo de Federico hoy –dice la treintañera– serían sus relatos, las historias que otros pueden contar de él. Su obra es inmaterial y su soporte, la oralidad y el recuerdo”.
Su postura parece coherente con la manera de circular que tenía Peralta Ramos. Hasta entonces, los que pasen por el espacio e-flux, en Nueva York, podrán darle vueltas y experimentar con el cuerpo ese otro huevo de factura impecable. Y los que no, no dejaremos de preguntarnos cuán legítimo es rehacer una pieza destruida ex profeso para sostener las mismas ideas que llevaron al artista a darle fin haciendo uso de todas sus fuerzas.
   Eduardo Navarro. Obra del artista argentino que es parte de la muestra en e-flux.



Fuente: Revista Ñ Clarín

FESTIVAL PARA CURIOSOS:
70 EDIFICIOS PORTEÑOS ABREN SUS PUERTAS
DURANTE DOS DÍAS

Este fin de semana será la segunda edición de Open House, donde se podrá recorrer espacios privados, que suelen estar cerrados al público, de gran valor arquitectónico y patrimonial
 El colosal ‘Pasaje Barolo’, todo un emblema de la tradicional Avenida de Mayo
El colosal ‘Pasaje Barolo’, todo un emblema de la tradicional Avenida de Mayo


Por Ximena Casas

Será un auténtico festival para curiosos y amantes de la arquitectura. Una oportunidad para descubrir los secretos mejor guardados de Buenos Aires. El próximo fin de semana, se realizará la segunda edición de Open House Buenos Aires, y durante dos días sábado 25 y domingo 26 se podrán recorren los interiores de 70 edificios porteños, destacados por su valor arquitectónico y patrimonial, pero que habitualmente están cerrados al público.
Las jornadas son organizadas por el grupo CoHabitar Urbano, que reúne a jóvenes arquitectos, músicos, docentes, fotógrafos y músicos independientes. Y aunque la entrada es libre y gratuita, es indispensable realizar una inscripción previa en la web Open House (www.openhousebsas.org), ya que los cupos son limitados. Los organizadores esperan que participen cerca de 20.000 personas.
Esta oportunidad que se da una vez por año de recorrer edificios famosos, y no tanto, de la ciudad nació en Londres, hace 23 años, con el objetivo de "entrar en el corazón" de los lugares que transforman la cara de una ciudad. Desde entonces, la iniciativa se replicó por más de 20 ciudades de todo el mundo y el año pasado llegó a Buenos Aires, que se convirtió así en la primera ciudad abierta de América Latina. "¿Nunca sentiste curiosidad por conocer la casa de otro?", es la frase dela convocatoria.
Algunos de los edificios emblemáticos y peculiares de la ciudad que estarán abiertos al público el próximo sábado y domingo son el edificio Bencich; el Barrio Parque Los Andes (un ejemplo de vivienda colectiva en el barrio de Chacarita de mitad de los años 20); Los Molinos Building; el histórico Palacio Barolo en la Avenida de Mayo; la Galería Güemes; la Casa Scout (en Palermo, reconocida por su arquitectura interior con paneles que se abren y tabiques de madera que se corren para comunicar espacios); el Mirador Comega; el teatro Gran Rex; la escuela Ecos; el Zanjón de Granados (edificio histórico del siglo XIX) y la Casa Mínima (la casa más angosta de Buenos Aires, de dos metros de ancho, en San Telmo); el Palacio Paz (Círculo Militar); y el ex Banco de Londres.
También abrirán sus puertas los hoteles de la cadena NH, ubicados en bellos edificios históricos de la ciudad. Entre ellos, el NH Collection Lancaster, con su fachada georgiana sobre la calle Reconquista, a metros de la Plaza San Martín, famoso por ser el elegido por Jorge Luis Borges para sus tardes de té. Y el NH City & Tower, de estilo art decó con revestimientos de roble, mosaicos españoles y esculturas talladas en los cielorrasos. Cada hotel ofrecerá bebidas, tapeos y especialidades de su cocina para los visitantes.
Para guiar a los participantes durante el recorrido, los organizadores ya cuentan con un grupo de 400 voluntarios. Además se desarrollarán otras actividades en simultáneo como Open Bici, Open Foto y Open Muro, un recorrido organizado edificio por edificio. Los organizadores recomiendan visitar cinco edificios como máximo al día para poder recorrerlos con tranquilidad.

   Viviendas del Barrio Parque los Andes
                              La cúpula de la Galería Güemes


Fuente: cronista.com

UN HOMENAJE AL ARTE HIDROCINÉTICO DE GYULA KOSICE

Obras de distintas épocas permiten al público acercarse a su peculiar estilo creativo
Gota de agua (2014)
    Gota de agua (2014)
Por María Elena Polack

"Lo que más me interesa es que chicos de todas las edades y de zonas más alejadas puedan tener contacto con mi producción y con el arte en general. El arte es, después de todo, moneda de lo absoluto", afirma Gyula Kosice, al celebrar la exposición de obras suyas en Tecnópolis.
Doce obras, fotos históricas y un neón de gran tamaño, permiten al público tener una primera aproximación al mundo de este creador desde sus inicios, en 1946, hasta la actualidad.
¿Por qué exponer en Tecnópolis? Para responder, Kosice primero recuerda que en 2005 convirtió su taller, en Almagro, en museo. Y amplía: "Si bien el museo es visitado asiduamente por particulares e instituciones escolares de todos los niveles, una exposición en Tecnópolis implica la posibilidad de que cientos de miles de personas puedan acercarse a mi obra".
En el pabellón ArTec, la muestra del fundador del movimiento Madí dedicado al "hidrocinetismo" convoca especialmente al público joven, que es guiado en grupos para observar cada una de las 12 obras expuestas.
La muestra incluye fotografías históricas e imágenes de sus intervenciones en lugares públicos de la Argentina, Uruguay y Corea, y la línea de tiempo para entender quién es y qué ha hecho en su carrera artística Gyula Kosice, nacido como Fernando Fallik en la ciudad de Kosice, en 1924. Junto con su familia, se radicó en nuestro país a los 4 años.
Para llegar a ver su propuesta, hay que atravesar dos lúdicas y muy atractivas instalaciones: La tormenta, de Leandro Erlich, y Cualquier salida puede ser un encierro, de Graciela Sacco. El exterior del pabellón también tiene su cuota artística con Guardarail, la colorida intervención de Andrés Sobrino.
Para esta exhibición, Kosice presenta un nuevo neón de gran tamaño. "Fue hecho especialmente a partir de una obra mía de 1946, cuando utilicé el gas neón por primera vez en el plano internacional", contó a LA NACIÓN.
Cuatro obras hidrocinéticas e hidrolumínicas, un relieve lumínico, cuatro esculturas de distintos momentos de su creación, una pintura madí y una maqueta de la Ciudad Hidroespacial completan la exhibición, curada por la arquitecta Liliana Piñeiro.
¿Qué obras despiertan la mayor curiosidad del público? Gota de agua con luz led (2014), con un seductor juego de colores; Planetoide Kosice (2011), de agua comunicante y leds; la maqueta de la Ciudad Hidroespacial S (1969), que tiene un atractivo especial si se piensa en aquellos años tan lejanos a la tecnología, y Semiesfera y gota espejada suspendida (2007), que requiere cuidadosa contemplación para develar cómo el objeto queda en el aire, sin ningún sostén.
La ministra de Cultura, Teresa Parodi, encabezará el martes próximo, a las 19, un acto de homenaje y cierre de la muestra de arte y de toda la propuesta de Tecnópolis, que volverá a abrir sus puertas en julio próximo.
Kosice en Tecnópolis puede verse de miércoles a domingo, de 12 a 20. Entrada y estacionamiento gratuito. Juan Bautista de la Salle 4341, Villa Martelli, Buenos Aires.



Fuente: lanacion.com

DESPUÉS DE CINCO AÑOS DE OBRAS,
EL MUSEO PICASSO DE PARÍS VUELVE A BRILLAR

Invirtieron 51 millones de euros y ahora podrá recibir el doble de público; es un acontecimiento en Francia
El edificio del Marais posee la mayor colección del artista español  Foto: LA NACION / Musée National Picasso / Beatrice hatala
   El edificio del Marais posee la mayor colección del artista español. Foto: LA NACIÓN / Musée National Picasso / Beatrice hatala
Por Nathalie Kantt / Para La Nación

PARÍS. - Luego de una primera visita al hôtel particulier todavía en obra en marzo, y de una segunda cuando el edificio ya estaba terminado hace un mes, los medios de todo el mundo pudieron finalmente visitar durante estos últimos días el nuevo museo Picasso tal como lo podrá contemplar el público a partir de este sábado, fecha aniversario del nacimiento del artista malagueño: con las obras expuestas. La tercera es la vencida. Instalado en el corazón del Marais, el museo reabre sus puertas tras cinco años de remodelaciones que, por los retrasos y un costo de 51 millones de euros, no escaparon a las críticas y a la polémica.
Construido en el siglo XVII, mezcla de clasicismo francés y estilo barroco de la época, y después de 25 años desde su inauguración como museo, tiempo en el que recibió 12 millones de visitantes, el edificio necesitaba ponerse al día con las normas de seguridad actuales. Se cambiaron puertas, ventanas y techos, se mejoró el acceso para hacerlo, y se aprovechó para reformar las salas, mudar las oficinas administrativas y técnicas a otro espacio a pocos metros de este edificio, renovar el jardín, habilitar nuevos espacios y construir un auditorio. "Es un diálogo entre lo contemporáneo y lo patrimonial. El conjunto de estas operaciones se llevó a cabo respetando las reformas originales de Roland Simounet, el arquitecto a cargo del museo en 1985", explica el nuevo presidente del establecimiento, Laurent Le Bon. Algunas partes de este edificio, como la gran escalera, las fachadas, el patio o la terraza, están protegidas, lo que obligó a contar con un arquitecto adicional especializado en monumentos históricos para supervisar la obra. El resultado es una superficie de exposición de 3800 m2 (antes era de 1600 m2), 13 salas adicionales (37 en total), un último piso más íntimo -antes cerrado al público- en el que se exhibe parte de la colección privada del artista español (compuesta de una centena de obras de artistas como Cézanne, Braque, Modigliani, Miró y Matisse, entre otros), un nuevo atelier destinado a la educación artística de los más chicos, una librería renovada y un café en la terraza.
Desde las ventanas se puede contemplar parte del Marais, lo que permite sentir que este gran museo parisino, que alberga la colección más importante de Picasso a nivel mundial, conserva esa característica tan propia de ser un museo de barrio, a diferencia de grandes establecimientos como el Grand Palais, el Louvre o el Orsay. Las paredes blancas sugieren que se quiso dejar en segundo plano las instalaciones para priorizar las obras, aunque con esos espacios más universales se pierde un poco ese espíritu previo a las reformas: entrar en una casa ajena, a escala humana, y perderse en las obras de Picasso. El museo podrá ahora recibir el doble de visitantes (prevé 139.000 personas de aquí a fin de año y 715.000 durante 2015), lo que le permitiría aumentar sus beneficios, estimados en 1,6 millones de euros para el próximo año. Éste era también uno de los objetivos de las remodelaciones: volver el museo aún más rentable.
Además de un subsuelo dedicado a los ateliers de Picasso y de un último piso con la colección personal del artista, la exposición inaugural propone sobre tres plantas un recorrido cronológico y temático con 400 de las 5000 obras que posee este establecimiento. Pinturas, pero también esculturas, dibujos y collages, que permiten repasar el conjunto de su producción desde 1895 hasta 1972, divididos en las sucesivas fases estilísticas: génesis, monocromía (períodos azul y rosa), primitivismo, cubismo, polimorfismo, metamorfosis, pinturas de guerra, años pop y los maestros. Esta primera exhibición está a cargo de Anne Baldassari, una muestra de respeto a esta antigua presidenta del museo destituida de su cargo en mayo.
Mientras el museo estuvo cerrado, parte de las 5000 obras donadas al Estado francés por los herederos del artista en los años 70 (4000 obras gráficas, 300 pinturas y 300 esculturas, 46 pinturas de la colección privada de Picasso y 200.000 piezas de archivo, entre otras) fueron prestadas para 20 exposiciones itinerantes en trece países. Los 31 millones de euros recaudados permitieron ampliar los trabajos inicialmente limitados presupuestariamente en una Francia en crisis y adquirir un nuevo hôtel particulier, en el que se relocalizó a medio centenar de empleados.


Fuente: lanacion.com

HABÍA UNA VEZ...
UNA ESTATUA DE COLÓN Y UNA PRESIDENTE CONFUNDIDA

Una foto de época que da una pauta del tiempo que hacía que estaba el Monumento a Colón donde estaba

Por Malú Kikuchi

En 1453 cayó el imperio romano de oriente en manos de los turcos. Europa se quedó sin acceso marítimo a todo aquello que necesitaba de “Las Indias”. Tenían que llegar de alguna manera, ¿pero cómo?
Sin revisionismo histórico, le propongo volver a la escuela primaria. Volver a la emoción de escuchar a la maestra contar ese maravilloso cuento sobre las fantásticas aventuras de un loco marino genovés, qué creía que la tierra, ¡era redonda! Tan loco, que con un compás y unos inverosímiles números, consiguió que la reina Isabel de Castilla creyera en sus promesas. En los cuentos siempre hay una reina, y esta era buena. Tan buena que vendió parte de sus joyas para comprar tres carabelas. Hoy serían 3 cáscaras de nuez.
El loco marino genovés consiguió, con permiso de los reyes Católicos de España, contratar 120 hombres para emprender su aventura. Dos capitanes, Martín y Alonso Pinzón, algunos hombres de mar y el resto, presidiarios. Recuerde la curiosidad por saber cómo seguía el cuento. Un día, el 3/8/1492, con la Santa María, la Pinta y la Niña, partió del puerto de Palos de la Frontera y se lanzó al mar. Se llamaba Cristóbal Colón. Cruzó el Atlántico para llegar a las Indias, tuvo problemas de todo tipo, hambre, angustia, incertidumbres.
Ya casi sin esperanzas, apenas nacido el viernes 12/10/1492, a las 2 horas, Rodrigo de Triana, desde la Pinta gritó: “Tierra, veo tierra”. Desembarcaron ya amanecido el día 12 en una pequeña isla llamada Guanahani, en las Antillas. Luego Colón hizo 3 viajes más a este formidable continente sin saber lo que había descubierto. Volvió en 1493, 1498 y 1502. Murió sin saber. Protagonizó, hasta hoy la más increíble aventura del hombre, sólo comparable al alunizaje, pero el descubrimiento de Colón, cambió la historia.
Tendríamos que ubicarnos a finales del siglo XV, sin baños en los palacios, con pestes incontrolables, madres muertas de sobre parto, Inquisición, luz de velas, mugre, miseria, promedio de vida bajísimo, tiempos en que un libro era un objeto precioso, saber leer y escribir un milagro en manos de la iglesia, supersticiones de todo tipo, olores nauseabundos, cubiertos inexistentes, una vida terrible para las mayorías. Una vez ubicados en tiempo y lugar, imaginemos la odisea de Colón peleando contra la ignorancia sólo con sus conocimientos, que no habían sido comprobados por nadie antes de su aventura maravillosa.
¿De qué lo acusan a Colón? ¿De haber descubierto América? ¿De haber cambiado la historia de la humanidad? ¿De haber ampliado horizontes a costos increíbles, no sólo para los colonizados, también para los colonizadores? No fue fácil. Nada es fácil cuando hay un antes y un después “de”. ¿De quién surgió la peregrina idea que Colón fue un genocida? ¿Chávez? Puede ser. El típico resentimiento de alguien acusado de ser indio en un ejército de blanquitos. No fue culpa de Colón. Colón fue un descubridor, ni un conquistador, ni un colonizador.
En cuanto a estos últimos, que en alguna mente afiebrada podrían ser considerados genocidas, sería pertinente recordar que los tiempos eran otros. Matar y morir eran hechos habituales. Como ahora, pero un poco más. No se habían inventado los DDHH, ni los delitos de lesa humanidad. Los pueblos originarios eran terriblemente salvajes entre ellos. Igualmente lo eran los conquistadores entre ellos. Y los unos lo fueron con los otros. No había medios de comunicación, no se filmaban videos sobre degüellos por temas religiosos, la TV no los retransmitía, las led no iluminaban los crímenes, las redes sociales no los amplificaban. Todos, los unos y los otros, fueron crueles. Y la humanidad a pesar de todo, ha crecido moralmente. Hay hechos que hoy no toleramos. O decimos que no los toleramos.
Dejando a Colón de lado, ya que no tiene nada que ver con crímenes de ningún tipo, juzgar la conquista y la colonia con los ojos, la moral y los códigos de hoy, es delirante. El tiempo y el lugar son fundamentales. Hay que hacer un ejercicio de imaginación y situarse. Quizás así tomemos conciencia del disparate de vilipendiar el día del descubrimiento, tener la estatua de Colón tirada en alguna parte de esta ciudad, rota y sucia. Esperando que el acuerdo entre nación y CABA le encuentren un lugar. Sin recordar que esa estatua estupenda se hizo bajo el proyecto de Antonio Devoto, exitoso inmigrante italiano que lideró la colecta de los demás ítalo/argentinos para hacerla posible, que el parque que rodeaba el monumento lo diseñó Carlos Thays y que era un orgullo para la ciudad.
Y si a la presidente, que tiene fecha de vencimiento como los yogures (10/12/2015), le molesta la estatua del inmenso Colón, y reivindica los pueblos originarios, aunque permite que se mate de hambre y sed a los qom, wichis, tobas y otras etnias del NEA, le recuerdo que se llama Cristina, que viene de Cristo, Fernández, nombre castizo si los hay, Wilhem, alemán; que se casó con Néstor, nombre griego, Kirchner, alemán. Y si piensa reemplazar a Colón por Juana Azurduy, regalo de Evo Morales, también le recuerdo que la coronela del ejército del Norte, que nos merece todo el respeto, se llamaba Juana, hebreo, Azurduy, vasco, de Padilla, castizo. No existirían en América sin Colón. Ninguna de ellas se llama o llamó Moctezuma, Manco Capac, Namuncurá o Tupac Amarú.
¿Es mucho pedir un poco de sentido común? Por mi parte, gracias Colón por ese mítico 12/10/1492 de hace 522 años. Gracias, porque a pesar de todo, me gusta ser argentina y pertenecer al continente americano.

HISTORIAS MÍNIMAS
DE ARTISTAS ENAMORADOS DEL RINCÓN QUE HABITAN

De raíz

Viven en diferentes paisajes de la Argentina que los inspiran y definen como creadores, pero ¿cómo es quedarse en su lugar, tierra adentro, y salir más tarde al mundo con sus obras?


Por María Paula Zacharias / LA NACIÓN
 
Pinta tu aldea y pintarás el mundo, apunta Tolstoi. Y en cada pueblo de la Argentina hay por lo menos un artista que traduce en colores, sensaciones e ideas la esencia de su lugar para transmitirla más allá. Algunos encontraron la vuelta para no dejar el terruño y consolidar su trayectoria. Otros son profetas en su casa, y con eso basta. Para todos su rincón natural es raíz e inspiración. Ir o no ir a Buenos Aires puede ser la cuestión, y hay muchas maneras de resolverla. Estas catorce historias mínimas de creadores enamorados de su escena son unas pocas, poquísimas, del enorme acervo que tiene nuestro país, entre tantas bendiciones de la naturaleza.
Marcos Acosta tiene 34 años, es pintor y padre de dos hijos. Tiene su taller en Córdoba y ahí se quiere quedar. Sus pinturas hablan de la relación entre naturaleza y ciudad, algo fácil de visualizar en una urbe que en apenas kilómetros se convierte en sierras. Durante diez años viajaba, recorriendo galerías. Pero hoy las redes sociales lo conectan con el mundo. "Hace poco vendí a un coleccionista alemán que vive en Singapur una obra que expuse en La Rioja", cuenta. Y encontró un método de subsistencia: el financiamiento colectivo. Tiene una red de compradores de los alrededores que aporta una pequeña suma mensual para hacerse de un cuadro elegido. "He tenido oportunidades de irme, pero en mi lugar hay mucho por hacer", comenta Marcos, que contribuye a la plástica local rescatando viejos valores y formando nuevos en sus clases.
José Luis Tuñón vive su arte como quien arroja botellas al mar... literalmente. En Comodoro Rivadavia, ejerce su profesión de psicoanalista y tiene una curiosa y poética costumbre: modela figuras humanas y las abandona en la orilla. En la otra punta del mapa, Mariano Cornejo se despide por teléfono minutos antes de perderse por un buen tiempo en los Valles Calchaquíes. Su finca del siglo XVIII, en Molinos, no tiene teléfono, señal de celular ni energía eléctrica. Trabaja de sol a sol en sus esculturas de madera. O emprende largas excursiones para investigar petroglifos incaicos a 4000 metros de altura. Los hijos, desde Buenos Aires, lo obligan a alternar temporadas en el valle y en una quinta en las afueras de la Capital. "Cuando estoy en la ciudad no veo a nadie. Soy un cangrejo canceriano", se define.
Guadalupe Miles es porteña para los norteños y norteña para los porteños. Nació en Capital, se crió en Salta, volvió a formarse en Buenos Aires y su obra se desarrolla en el Noroeste. Retrata como nadie a los pobladores de la comunidad wichi en el chaco salteño, donde tiene su propia casa de adobe. Con trabajo conjunto, cariño, cercanía, cuidado, respeto. "Encontré algo muy valioso", define, y oficia de puente: vive entre aquí y allá, lleva sus imágenes por el mundo y tienen una intensa actividad en docencia y gestión cultural.

Guadalupe Miles, una porteña en el Norte.

"El interior no va más como concepto. No podemos hablar de artistas del interior, sino de artistas de otros centros", corrige Graciela Sacco, desde Rosario, donde reside cuando no está en Londres, Madrid o Estados Unidos. Buenos Aires la agota. "Se escribe sobre artistas tucumanos, artistas correntinos, artistas rosarinos. Pero a los artistas de Buenos Aires les ponen artista argentino. ¡Es alucinante! Siempre estuve por destruir esta tensión centralista, porque me parece terrible. Hoy uno puede relacionarse desde el lugar donde esté con el mundo entero."
Un ejemplo de que la salida, a veces, no es hacia afuera sino hacia adentro lo aporta Daniel Fitte. Nunca dejó Sierras Bayas, en Olavarría, capital nacional de la industria del cemento. Pinta ese paisaje rural y serrano, y hace instalaciones y esculturas sobre el trabajo fabril. Es el artista de su pueblo, el que enseña, funda museos, levanta monumentos y hace murales. "Nací acá, esto soy yo. Nunca sentí la tentación de irme. Mi pueblo es mi taller. Ser artista es un acto de fe", define.
Beatriz Moreiro era porteña, pero ya no: hace 36 años respondió al llamado de la naturaleza y se fue a vivir al Chaco. Se inspira en su jardín, que está frente a un estero. "Pasan yacarés, chanchos salvajes, pájaros carpinteros, cuises e iguanas. Tengo tres algarrobos, una mora amarilla y un quebracho blanco que pasa por un agujero en el techo de la galería", describe. Se despierta con el canto de los pájaros, las chicharras arrullan la siesta, los grillos cantan de noche y las ranas los días de lluvia. Su última muestra, en Praxis, estuvo dedicada a los nidos de aves, que dibuja pacientemente o recolecta de su paraíso personal: "Ahora estoy fascinada con los hongos de colores y los cactus con flores. La inspiración es inagotable".
Juan Doffo, Gran Premio Nacional, con exposiciones regulares en Rubbers y toda una trayectoria, dejó su Mechita de origen a los 18 años, pero desde entonces vuelve cada vez que necesita crear fotoperformances con fuego o pintar paisajes metafísicos. Lo apoyan sus 2000 vecinos. Allí inauguró un centro cultural, donde expone pinturas del mismo cielo bajo el que todos duermen. "Fue muy difícil para un joven de pueblo venir a Buenos Aires. Me sentí perdido y viví muy humildemente en pensiones y conventillos. Pero la vocación no se elige", recuerda. El lugar donde se nace, tampoco. Se ama.

Teresa Pereda imprime el curso de un río.
Del país, su tierra y su gente, sale la materia prima de la obra de Teresa Pereda, que vive en Lincoln, pero recorre las rutas argentinas desde hace más de 20 años. Va al encuentro de historias, antepasados, costumbres, y entra en relación. Hace un ritual de llevar tierra de un punto al otro, al que llama recolección-restitución. Imprime en papel el curso de un mallín cordillerano o hace videoperformances en el paisaje. Viaja tanto que una vez en una estación de servicio no pudo contestar: ¿vas o venís? "Las distancias tallaron mi persona y mi propia obra. Y en consecuencia construí mi estética a partir de este nomadismo".
Georg Miciu se ha vuelto tan sedentario que no sale de su cabaña en San Martín de los Andes más que para pintar. Vende su obra al que le golpea la puerta o por contactos cibernéticos, después de haber hecho 300 muestras hasta 1998, en siete países. Exhibe en un edificio ad hoc, Colección Georg, junto con la obra de alguno de sus nueve hijos. En Buenos Aires se consigue su obra temprana, y -qué curioso- él mismo compró 19: "Son doblemente mías". Para pintar paisajes al natural adaptó una camioneta, la georgmóvil, para no congelarse. "Desde mi casa tengo vista al cerro que me enamoró en mis tempranos viajes mochileros de los 60 y en las estepas patagónicas encuentro motivación sin límite", confiesa.

Georg Miciu, en su taller-cabaña de San Martín de los Andes.

La obra de Andrés Paredes
tiene que ver con la selva misionera. Está en Apóstoles, donde nació. De ahí los insectos que modela en resina o metal, y las tramas que corta en papel: vivían en su jardín y los descubrió con el microscopio. "Traduzco emociones, olores, sabores y colores que provocan la naturaleza", dice. "Todas mis muestras se realizan íntegramente acá: marcos, textos curatoriales, fotografías, diseño, impresión de catálogos... y luego las obras se transportan en camiones que llevan yerba mate a Capital", cuenta. Su obra, Gurí, se presentó en Palatina y otra galería lo representa en Beirut, Abu Dhabi y Singapur.
"Pensaba que era más fácil vivir de la ciencia y hacer arte más libremente, pero me salió mal, no contaba con que nos mandaran a lavar los platos", dice Nadia Guthmann, escultora y doctora en Biología con beca del Conicet en la época en que Cavallo pronunció aquel exabrupto. En Bariloche vive y trabaja a orillas del lago Gutiérrez, y en su jardín pastan caballos al lado de un Pegaso tamaño natural de tejido metálico, que como toda su obra remite al tejido biológico, la evolución y la ecología. Fanática de la Patagonia, se mantuvo conectada con Buenos Aires, participando en concursos y convocatorias y funcionó: fue el Gran Premio del Salón Nacional 2012.


Pegaso tamaño natural en tejido metálico, de Nadia Guthmann.

"Administrar tu propia obra es una tarea muy difícil, tenés que destinar mucha energía y tiempo. El mercado del arte en el interior es pobre, por eso siempre se mira hacia Capital, pero no es necesario vivir allá", dice Mario Sanzano. La gestión de los paisajes que él pinta sin moverse de su pueblo la hace la galería Zurbarán, porque Sanzano sigue tranquilo en Deán Funes, Córdoba. "El paisaje ha sido determinante en mi vida. Este entorno me es tan familiar que es como si fuese yo mismo. Creo que eso queda reflejado en mi obra, la de alguien que se siente cómodo y feliz. Éste es mi lugar en el mundo", cuenta. Querido y respetado en su comunidad, lleva toda una vida pintando, y en los últimos 15 años logró que fuera su único sustento.
"Voy a la Cordillera desde niño. Mi padre es geólogo y siempre nos llevaba consigo a la montaña. Elegí la pura Cordillera como objeto de mi pintura", cuenta Carlos Gómez Centurión. "La comunicación que se da entre el pintor y la naturaleza condiciona el resultado", afirma. Carga telas y colores y se embarca en expediciones multidisciplinarias en el proyecto Digo la Cordillera. Con baqueanos y 40 mulas treparon al cerro Mercedario tres veces, y fue también a pintar au plein air en las Salinas Grandes, en la Puna. La muestra resultante es tan itinerante como su autor, que cuando no viaja está en su taller en el Valle de Zonda, cerca de la ciudad de San Juan. "Estuve en Buenos Aires y le saqué el jugo en todo lo que pude como estudiante. Cuando noté que me sacaba el jugo a mí, me fui", remata.


Fuente: lanacion.com

LA BICICLETA DE AI WEIWEI


Ai Weiwei, Untitled

Sin título, 2014
Por Ai Weiwei
Técnica Mixta

Tamaño
: 104,1 cm x 175,3 cm x 64,1 cm
Edición de
60 unidades.
Precio: US$ 27.500 (Veintisiete mil quinientos dólares estadounidenses)
 
Materiales: acero
inoxidable, aleación y caucho
Esta obra lleva la firma y número de edición del artista en el caño de la dirección - foto - y la firma impresa en el juego de llaves que la integran.
La obra se entrega
con el correspondiente certificado de autenticidad.
La envían a domicilio previo 
Asesores artspace:  advisor@artspace.com



            Ai Weiwei, Untitled -

Sobre la obra
 
Ai Weiwei, uno de los artistas contemporáneos más famosos y prolíficos de China, creó esta obra de arte de edición limitada para apoyar la reciente presentación del Museo de Brooklyn de su gran exposición encuesta, Ai Weiwei: De acuerdo con ¿Qué?
La bicicleta, el principal medio de transporte de gran parte de la población de China, es un tema recurrente en la obra de Ai. Esta obra de arte de edición limitada está grabada en el tubo de dirección con una firma y número de edición, incluye una impresión de una imagen de la cara de la artista en el asiento, y se acompaña de dos llaves y un certificado de autenticidad firmado.



            Ai Weiwei, Untitled -


             Ai Weiwei, Untitled -

Acerca de Ai Weiwei
 
Ai Weiwei es uno de los más conocidos, influyentes y prolíficos artistas activos en China hoy en día. Trabaja en escultura, fotografía, cine, instalación, diseño, música y  arquitectura, Ai se involucra en la crítica política y cultural para investigar casos de corrupción gubernamental y encubrimientos, confrontar la postura de China sobre la democracia y los derechos humanos. Ai a menudo utiliza estrategias estéticas relacionadas con el arte conceptual, así como objetos readymade en el linaje de Marcel Duchamp (quien, junto con Andy Warhol, influyó profundamente en la práctica artística de Ai), con frecuencia en yuxtaposición directa con materiales chinos tradicionales y métodos de producción.
El padre de Ai fue el conocido poeta moderno chino Ai Qing; la familia fue enviada a un campo de trabajo como consecuencia de la denuncia de su padre durante la purga Movimiento 1957-1959 Antiderechista, y fueron posteriormente exiliado a Shihezi, Xinjiang, en el extremo oeste de China. La familia sólo regresó a Beijing en 1976, al final de la Revolución Cultural, después de lo cual Ai estudió animación en la Academia de Cine de Beijing y co-fundador del grupo de arte de vanguardia Estrellas con otros artistas Ma Desheng, Wang Keping, Huang Rui, Li Shuang, Zhong Acheng, y Qui Leilei. Luego pasó un poco más de una década en Nueva York, donde asistió brevemente a la Escuela Parsons de Diseño, así como la Art Students League. Ai comenzó a tomar fotografías entre 1983 y 1993, mientras vivía en el East Village de Manhattan, y en 1993, a su regreso a China, continuó produciendo arte en Beijing, donde construyó una casa y estudio.
En 2008, Ai fue el encargado de colaborar con la firma suiza Herzog & de Meuron en el estadio "Nido de Pájaro" para los Juegos Olímpicos de Pekín; se refirió más tarde al proyecto como "pretender sonrisa de mal gusto."

                           

En mayo del año siguiente, influyente y ampliamente leído el blog de Ai, donde publicó críticas mordaces de las políticas del gobierno chino, fue cerrado. Ese mes de agosto, el artista fue golpeado por la policía china por tratar de declarar a favor de Tan Zuoren, con el que había investigado las consecuencias - víctimas estudiantiles, así como edificios mal construidos y la infraestructura - del devastador terremoto de 8,0 grados que sacudió la provincia de Sichuan, en de mayo de 2008, también como resultado de su trabajo activista, en 2011, Ai fue arrestado y detenido durante 81 días sin habérselo acusado de ningún delito. Su serie "sagrado", que se estrenó en Venecia durante la Bienal de 2013, dibujó directamente sobre su experiencia de la detención (su arresto fue fuertemente protestado por gobiernos, artistas y personas de todo el mundo).
El trabajo de Ai se ha mostrado en las principales exposiciones individuales en el Museo de Brooklyn, Nueva York, Pinakothek der Moderne de Munich, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla, y la Smithsonian Institution de Washington DC, entre muchos otros. Representó a Alemania en la 55 Bienal de Venecia, en 2013, y ha ganado numerosos premios internacionales, incluyendo un doctorado honoris causa en Bellas Artes por la Universidad del Maryland Institute of Art, el Premio a la Trayectoria St. Moritz Masters de Cartier, y el Premio Václav Havel para Dissent creativo de la Fundación de Derechos Humanos. Ai vive y trabaja en Beijing; actualmente tiene prohibido viajar fuera de China.


Fuente: Artspace.com