UN PEDAZO DE HISTORIA EN EL CORAZÓN DE PALERMO

Diseño y arquitectura
De estilo ecléctico, desde 1924 pasó décadas en construcción.

Elección. Por su valor patrimonial se convirtió en sede de la muestra.
Elección. Por su valor patrimonial se convirtió en sede de la muestra.


En pleno corazón de Palermo, la Abadía de San Benito, el escenario donde se desarrolla Casa FOA 2014 imparte un clima monacal a la expo de diseño y arquitectura. Las celdas, claustros y patios centrales del conjunto que comenzó a construirse a partir del año 1924, son los protagonistas de las intervenciones.
En su momento, se convocó para trabajar en el proyecto a Alejandro Bustillo, Martín Noel y el Padre Ernesto Vespigani.
Finalmente, la obra se realizó de acuerdo con el proyecto del Padre Eleuterio González, con vastos conocimientos sobre arquitectura.
La construcción se prolongó por más de seis décadas y nunca se terminó, lo que contribuyó en diversificar el estilo arquitectónico del conjunto.
En 1941 se construyó la Iglesia Abacial con donaciones de la familia Blaquier.
El estilo del edificio es considerado ecléctico y resulta un gran ejemplo de Historicismo tardío con referencias al Neo Medieval, Románico y Gótico.
Luego de la muestra, el movimiento “Sodalicio de Vida Cristiana” aprovechará las mejoras realizadas en las instalaciones.
El edificio que ocupa la barranca en la esquina de Gorostiaga y Luis María Campos cuenta con cinco mil metros cuadrados. Por su valor patrimonial e histórico fue elegido por los organizadores de la 31° edición ya que “conjuga una serie de características que forman parte de la filosofía de Casa FOA. La belleza, el prestigio, la historia y la espiritualidad, que se ven plasmadas a lo largo de todo el recorrido de la exposición”.
Este año, por primera vez se podrán recorrer los espacios a la noche.
Será en el marco de Casa Foa Nights, todos los viernes desde las 20 hasta las 0, con desfiles y música en vivo que a lo largo de las galerías monacales y el patio central reafirmarán el contraste entre las propuestas de vanguardia y el estilo arquitectónico propio de la abadía.
Uno de los espacios destacados que quedará en pie luego de la expo es el Auditorio, de Eliana Elesgaray y Jorge Muradas (Medalla de Oro a la Arquitectura y Diseño de Interiores), que apostaron a una estética sacra, acorde a la mística del lugar.
Junto a la biblioteca y los baños, formarán parte de La Abadía Espacio Cultural, como se denominará el conjunto que está abierto al público.

Un recorrido por Casa FOA 2014 por los fotógrafos David Fernández y Rubén Digilio. - See more at: http://arqhd.clarin.com/post/99672212343/un-recorrido-por-casa-foa-2014-por-los-fotografos#sthash.BLtxiwkB.dpuf

Un recorrido por Casa FOA 2014 por los fotógrafos David Fernández y Rubén Digilio.











Un recorrido por Casa FOA 2014 por los fotógrafos David Fernández y Rubén Digilio. - See more at: http://arqhd.clarin.com/post/99672212343/un-recorrido-por-casa-foa-2014-por-los-fotografos#sthash.BLtxiwkB.dpuf
ESCULTURA. Julio Oropel diseñó una pérgola de madera como homenaje a Shigeru Ban.

El rescate de la Abadía de San Benito

 

Espacios posibles, escalas reales, proyectos acotados a un espacio reducido. Este año, la 31° edición de Casa FOA despliega tendencias y novedades en los pequeños claustros monacales de la Abadía de San Benito, la sede 2014 de la expo. El conjunto ecléctico, de estilo medieval sirve como marco para las propuestas de arquitectura, decoración y paisajismo que recogieron el guante de la espiritualidad y la preservación patrimonial. La paleta de recursos combina colores neutros, soluciones prácticas y mobiliario diseñado para espacios reales.
Hasta el 16 de noviembre se podrán recorrer los 45 escenarios ambientados por especialistas, que asumieron el desafío de plasmar las nuevas tendencias en las pequeñas celdas monacales, de 3,60 por 4,90 metros. El contexto histórico determina cierto tono respetuoso con el entorno. Un tono que levanta la voz desde el Auditorio, uno de los espacios que trascenderá la expo para uso cotidiano de la congregación benedictina, junto con la biblioteca y los baños. Cuando todo termine, el claustro se transformará en Abadía Espacio Cultural, y estará abierto al público.
La pureza del blanco, la estética de lo sacro y la austeridad monacal fueron los puntos de partida de Jorge Muradas y Eliana Elesgaray para poner en valor la arquitectura original. Sobresalen las 12 imágenes dispuestas a lo largo del espacio y las del retablo, en una propuesta que, desde el inicio, fue diseñada para integrarse a la vida de la Abadía. La Biblioteca, de Adriana Randazzo, también formará parte del mobiliario permanente del conjunto. La materialidad de la caja, junto con el recurso de “desnudar” la pared permitiendo la aparición del ladrillo original refuerzan el contraste de los materiales: el metal en estado puro, la madera recuperada, laca y textiles. “Trabajé la idea de una oficina urbana”, dice Randazzo, sobre la biblioteca que ocupa el lugar de la ex cocina monacal. Los 5 mil metros cuadrados del conjunto construido en 1924, ecléctico y de estilo medieval, fueron elegidos por los organizadores porque “conjuga una serie de características que forman parte de la filosofía de Casa FOA. La belleza, el prestigio, la historia y la espiritualidad se verán plasmadas a lo largo de todo el recorrido de la exposición”
El recorrido está planteado alrededor del patio central y las galerías perimetrales, que reafirman el contrapunto entre algunas propuestas de vanguardia y la arquitectura medieval, con capiteles y arcos de medio punto.
La novedad de la 31° edición es que se podrán realizar recorridos nocturnos los viernes, entre las 20 y las 0 hs, matizados con música de jazz en vivo. Una oportunidad única para conocer la Abadía iluminada.




Fuente: clarin.com y ARQ Clarín







SONIA BERJMAN:
PERSEGUIDA POR DEFENDER UN ÁREA DE PROTECCIÓN HISTÓRICA

SONIA BERJMAN - Foto Clarín
PATRIMONIO CIUDADANO

Días pasados leímos con tristeza la nota referida a la millonaria demanda por daños y perjuicios que iniciarán el gobierno de la ciudad y Subterráneos de Buenos Aires, entre otros, contra la doctora Sonia Berjman, a raíz del amparo que permitió salvaguardar la plaza Intendente Alvear.
Nos preguntamos: ¿es posible que le hagan este juicio a la doctora Berjman, una experta reconocida internacionalmente que por más de 40 años ha luchado por proteger el paisaje, por ocuparse del patrimonio arquitectónico y natural de la ciudad?
Entendemos que el avance de esta causa entraña un ataque contra los derechos constitucionales y la democracia participativa, por lo que solicitamos públicamente a los demandantes que desistan de esta acción y se abstengan de otras similares en el futuro.
Si hubo un daño y una actitud irresponsable, no fue precisamente la de quienes defendieron el patrimonio público, sino de parte de los funcionarios que proyectaron, licitaron y contrataron la obra en cuestión sin tener en cuenta que esta plaza integra un área de protección histórica.
¿No sería más constructivo que, de ahora en más, autoridades y vecinos nos pusiéramos de acuerdo y trabajáramos juntos para hacer cumplir las leyes que protegen el patrimonio?


Carlos Julio Thays III (DNI 4.220.991),
Carlos Thays,
José Emilio Burucúa,
Daniel Sabsay,
María Eugenia Estenssoro,
Marcelo Magadán,
Felicitas Luna,
Alejandro Nazar Anchorena,
Adrián Camps,
Carolina Llosa de Sturla,
Cristina Cordeu


Cartas de Lectores - Diario La Nación, 7-09-2014


TRAYECTORIA DE SONIA BERJMAN


Nació en 1946 en la Ciudad de Santa Fe (Argentina). El paisaje litoraleño ha sido una influencia permanente en su vida.

. Licenciada en Historia de las Artes (Universidad de Buenos Aires).

. Doctora en Filosofía y Letras (Orientación Historia de las Artes) Universidad de Buenos Aires, Summa cum Laude.

. Docteur ès Histoire de l' Art (Université de Paris I Pathéon- Sorbonne, Mention Très Honorable).

. Becaria postdoctoral de la Harvard University en Dumbarton Oaks Landscape Studies Library (Washington D. C., U. S. A.).

Ha sido:

. Investigadora de carrera del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) con sede en el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.

. Investigadora de la Universidad de Buenos Aires: del Instituto de Historia del Arte Argentino de la Facultad de Filosofía y Letras, del Instituto de Arte Americano de la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo del que también fue su Secretaria Académica y de la Cátedra de Espacios Verdes de la Facultad de Agronomía.

. Profesora de postgrado de las Universidades Nacionales de Tucumán y Mar del Plata, Directora de la Maestría "Gestión del Ambiente, el Paisaje y el Patrimonio" en la Universidad Nacional del Nordeste.

. Senior Fellow y miembro del Committee in Landscape Studies de Dumbarton Oaks Library (Harvard University, USA).

. Investigaciones realizadas para: Banco de la Nación Argentina, Banco de la Provincia de Buenos Aires, Banco de Crédito Argentino, Cervecería Quilmes, Consejo Federal de Inversiones, Administración de Parques Nacionales, Ministerio de Obras Públicas de España, Generalitat de Valencia, Junta de Andalucía, Universidad de Génova, Ministère de la Recherche de Francia, etc.

. Conferencista invitada en la Argentina, Brasil, México, Colombia, Uruguay, Francia, España, USA, Bélgica, Italia y Costa Rica.

. Ha participado en numerosos Congresos, Jornadas, Seminarios y reuniones profesionales.

. Fundadora y Directora Honoraria del Centro del Paisaje Villa Ocampo / UNESCO

. Miembro de la Sociedad Argentina de Paisajistas

. Ha recibido los siguientes premios: Museo de la Ciudad de Buenos Aires, Producción Científica y Tecnológica de la Universidad de Buenos Aires, Dumbarton Oaks Gardens at risk, Amigos del Lago e Historiador Porteño por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

. Fundadora y ex Presidenta de la Junta de Estudios Históricos de Agronomía.

. Asesora ad honorem del Proyecto Villa Ocampo (UNESCO) para la puesta en valor de su jardín histórico.

. Asesora del Proyecto de restauración del Rosedal y el Patio-Glorieta Andaluz del Parque 3 de Febrero.

. Curadora de la Exposición “Carlos Thays. Un jardinero francés en Buenos Aires”.

. Autora de más de 100 publicaciones (libros, folletos y artículos) sobre historia de la arquitectura, historia urbana e historia del paisaje.

. Vicepresidenta del Comité Científico Internacional "Paisajes Culturales" ICOMOS/IFLA.

. Miembro de ICOMOS Argentina.

. Fundadora y miembro de la Asociación Civil ¡Salvemos las estatuas! en defensa del arte público.

. Asesora ad honorem de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Actualmente:

. Miembro de Honor del Comité Científico Internacional "Paisajes Culturales" ICOMOS/IFLA.

. Integra los Consejos Editoriales de las revistas Paisagem e Ambiente (Universidade de Sao Pablo, Brasil), Revista de Arquitectura (Universidad Católica de Colombia) y Leituras Paisagísticas: teoria e práxis (Escola de Belas Artes de la Universidade Federal do Rio de Janeiro).

. Colaboradora de Historic Gardens Review (London)


PUBLICACIONES DE SONIA BERJMAN


Los Paseos Públicos de Buenos Aires y la labor de Carlos León Thays (h)
Sonia Berjman. Buenos Aires, Librería CONCENTRA, Buenos Aires, 480 p.

Este libro ha sido declarado de interés cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en la sesión del 24 de abril de 2014.

Su libro sobre el Rosedal de Buenos Aires recibió un importante premio: el Literary Award otorgado por la World Federation of Rose Societies, durante la 16 ° Convención Mundial de la Rosa realizada en la ciudad de Sandton, Sudáfrica, octubre 2012 .
El Rosedal de Buenos Aires. 1914-2009. 95° Aniversario es el fruto de varios años de trabajo.
Muchos amigos, colegas, funcionarios, instituciones y familiares colaboraron con nosotras: destacamos la participación de Andrea Caula y la labor del estudio WEIK UP! ESTUDIO DE DISEÑO,
La concreción de este proyecto fue posible por el apoyo de la Fundación YPF, presidida entonces por el Ing. Enrique Eskenazi y de la siempre presente y activa Carolina Llosa de Sturla.
El patrimonio porteño y argentino de sus jardines históricos ya figura en primer plano internacional.

- El Rosedal de Buenos Aires. 1914-2009 / 95° Aniversario.
Sonia Berjman y Roxana Di Bello. Buenos Aires, Fundación YPF, 254 p., Tomo I, 2010.

- El Patio-Glorieta andaluz de Buenos Aires
Sonia Berjman, Andrea Caula, Roxana Di Bello, Sonsoles Nieto Caldeiro. .1929-2009 / 80 ° aniversario.- Buenos Aires, Fundación YPF, 242 p., Tomo II, 2010.

- El Parque 3 de Febrero de Buenos Aires
Sonia Berjman y Daniel Schávelzon. Palermo.
Buenos Aires, EDHASA, 288 p., 2010.

- Plazas y Parques de Buenos Aires: La obra de los paisajistas franceses en Buenos Aires 1860-1930
Fondo de Cultura Económica, 1998, 318 p.

- El tiempo de los Parques.
Instituto de Arte Americano
UBA - FADU, 1992, 60 p.

- La Plaza Española en Buenos Aires 1580-1880
Kliczkowski Editores, 2001, 206 p.

- La Plaza de Mayo, escenario de la vida argentina
Ramón Gutiérrez y Sonia Berjman
Fundación Banco de Boston, 1995, 240 p.,

- Plaza San Martín: Imágenes de una historia
Berjman-Di Bello-Magaz Nobuko, 2003, 152 p.

- Carlos Thays: sus escritos sobre jardines y paisajes
Editorial Ciudad Argentina, 2002, 376 p.

- La Victoria de los Jardines. El paisaje en Victoria Ocampo.
Papers editores, 2007, 360 p.

- Carlos Thays. Un jardinero francés en Buenos Aires.
Sonia Berjman
Libro-catálogo de la exposición homónima, noviembre 2009.
Edición de la Embajada de Francia en la Argentina.

- Banco de la Nación Argentina: Acción, presencia y testimonio en la construcción del país.
Coordinación General: Sonia Berjman.
Buenos Aires, Fundación BNA,1982, dos tomos (340 p. y 260 p.)



A PROPÓSITO DE LA PLAZA INTENDENTE ALVEAR


PASEO DE LA RECOLETA


Cartas de Lectores - 18/02/12

"El antiguo Paseo de la Recoleta fue uno de los más importantes jardines públicos de Buenos Aires.
"El hueco de la Recoleta fue primero mejorado durante el gobierno de Rivadavia con la acción del botánico Sack. Fue Torcuato de Alvear quien encargó a su director de paseos, el francés Eugene Courtois, su total remodelación.
"Carlos Thays realizó una verdadera revolución en el paisaje porteño y se dedicó con especial atención al hoy Paseo Intendente Alvear, con obras fundamentales concretadas durante la década de 1890, que culminaron con la inauguración de la plaza Francia en 1910.
"Fue este último quien ajardinó y arboló la bajada de la actual calle Pueyrredón hasta avenida Alvear, zona que se encuentra ahora en peligro de perder sus valores y cambiar su fisonomía histórica y patrimonial por la ampliación del subte H.
"Están extrayendo los árboles centenarios para hacer una obra a cielo abierto. El gobierno de la ciudad tiene una responsabilidad ante la sociedad y la historia. Que actúe en consecuencia: ese hito histórico y emblemático de la ciudad debe preservarse integralmente sin ninguna modificación que altere su carácter."

Sonia Berjman
LA CAMPAÑA EN CHANGE.ORG
Como pasó con el Fiscal Campagnoli, a la Dra. Sonia Berjman se la persigue por hacer bien su trabajo, que desde hace años de años, es defender nuestros bienes patrimoniales, naturales, culturales, escultóricos, etc.

39.000 AÑOS DE ANTIGÜEDAD.

39.000 AÑOS DE ANTIGUEDAD. Fotografía facilitada por Nature de las pinturas prehistóricas de 39.000 años de antigüedad descubiertas en la isla de Célebes (Indonesia) por un grupo de arqueólogo australianos e indonesios que publican hoy en la revista. Entre los dibujos de animales y huellas de manos que se han encontrado, las pruebas de radiocarbono han detectado trazos que rivalizan en antigüedad con el disco rojo de 40.800 años que se conserva en la cueva de española de El Castillo, en Cantabria, la pintura rupestre más antigua conocida. EFE/Kinez Riza


Fotografía facilitada por Nature de las pinturas prehistóricas de 39.000 años de antigüedad descubiertas en la isla de Célebes (Indonesia) por un grupo de arqueólogos australianos e indonesios que publican hoy en la revista. Entre los dibujos de animales y huellas de manos que se han encontrado, las pruebas de radiocarbono han detectado trazos que rivalizan en antigüedad con el disco rojo de 40.800 años que se conserva en la cueva de española de El Castillo, en Cantabria, la pintura rupestre más antigua conocida.

Foto: EFE/Kinez Riza

EL DÍA QUE LE CORBUSIER
PROPUSO DEMOLER EL CENTRO PORTEÑO


Miguel Jurado*

Hacen exactamente 85 años, Le Corbusier visitaba por primera y única vez Buenos Aires. El padre de la arquitectura moderna llegaba en octubre de 1929 para dar un ciclo de 10 conferencias y, en la última, ofreció su “solución para los problemas de Buenos Aires”: 12 megatorres en el río con aeropuerto y todo un barrio de monoblocks en lo que hoy es el Microcentro porteño.
Le Corbusier ya era conocido por sus propuestas revolucionarias en Europa, y medio que lo invitaron para alborotar un poco el avispero. Sin embargo, los que entendían de vanguardias urbanas y arquitectónicas eran pocos y ya tenían sus ideas. Le Corbusier no resultaba tan atractivo. En ese entonces, el tipo no era el prócer de la arquitectura que es hoy. Para colmo, su primera conferencia fue en ICANA, después de dos disertaciones del estadounidense Waldo Frank, un escritor que hoy nadie recuerda pero que entonces era un re capo.
Al día siguiente de esa presentación, para cuando Le Corbusier se ponía a hablar en francés por primera vez en Buenos Aires, el yankee estaba dando la continuación de su disertación sobre Chaplin en otro lado y se chupó toda la atención de la prensa. Síntesis: los diarios de la época publicaron unos recuadritos sobre el suizo y transcribieron la conferencia del yankee a doble página.
Pero ojo, Corbu no era ningún gil y no le importaba tanto la popularidad como hacer “contactos”. Para eso, se rodeó de la crème de la crème porteña. No de la sociedad patricia y conservadora, más bien de la patricia modernizada: intelectuales y millonarios con nombre y cultura avant garde .
Así es como conoció a Victoria Ocampo –quien le histeriqueaba con la idea de hacerse una casa–, a Ricardo Güirales, al chileno Matías Errázuriz –quien le encargó una casa– y Julián Martínez –quien casi le encarga una casa–. Pero el suizo tenía planes más ambiciosos: quería hacer una ciudad y Buenos Aires lo tentaba mucho.
La Reina del Plata fue la primera escala de un viaje que incluyó Montevideo, San Pablo y Río de Janeiro. En cada puerto dejó un proyecto urbano revolucionario. “Alguno va a picar”, habrá pensado. Lo cierto es que Le Corbusier venía de varios fracasos y lo que realmente le atraía era hacer Brasilia, un proyecto que se le escabulló por poco. Igual, entre nosotros: se le escapó la tortuga ¿Vos te imaginás que los brazucas le podrían dar su capital a un extranjero?
Cuando Le Corbusier empezó con sus conferencias y vio que la cosa no andaba, decidió jugarse con una propuesta para Buenos Aires. Adaptó sus proyectos europeos y rompió con todo. Después usó el mismo método para el resto de su periplo.
Su idea fue bastante polémica: una ciudad administrativa de megatorres en medio del río con un aeropuerto flotante. Esta isla se conectaba a tierra mediante un puente que continuaba la dirección de Avenida Rivadavia. En el esquema del suizo, la Casa Rosada, Plaza de Mayo, Avenida de Mayo y el Congreso aparecían “tapados”. Además, su idea abogaba por reemplazar todo el Microcentro por un zig zag de viviendas rodeadas de parques.
En su momento, la propuesta fue bastante polémica y se le opuso medio país. Ojo, ¡estamos hablando de 1929, eh! No había Segunda Guerra Mundial y acá no existía la arquitectura moderna, ni siquiera edificios de departamentos lisitos y sencillos.
Todo era estilo y lo que pregonaba Le Corbusier era poco menos que una “grasada”. El maestro vio a medio construir la Facultad de Ingeniería en Las Heras (todavía está a medio hacer). Lo aterrorizo que se hiciera en estilo gótico y dijo que se llevaba una foto para su “colección de cosas absurdas”.
El tipo era medio irónico, a mi me parece que acá no lo entendieron del todo. Por ejemplo, un periodista le preguntó si le gustaba la música y dijo que sí. “Me encantan las marchas militares turcas, se escuchan los tambores desde lejos”, tiró. Si eso no es una cargada no se qué es. Bueno, lo de demoler el Centro, muchos se lo tomaron al pie de la letra.

* Editor adjunto de ARQ

Fuente: ARQ Clarín

EL COLÓN ÍNTIMO:
LOS PERSONAJES ANÓNIMOS QUE LE DAN VIDA
AL CENTENARIO COLISEO PORTEÑO

A fondo

Pavarotti quiso comprar las camisas que le cosieron para una ópera; Plácido Domingo encargó tres pares de calzado a los artesanos zapateros; el telón anterior pesaba casi 1500 kilos y, el actual, la mitad
La sala del centenario coliseo argentino por el que pasaron los más renombrados artistas de la lírica y el ballet.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
La sala del centenario coliseo argentino por el que pasaron los más renombrados artistas de la lírica y el ballet.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Por Ángeles Castro  / LA NACIÓN


En el señorial ámbito del Teatro Colón, el centenario coliseo argentino por el que pasaron los más renombrados artistas de la lírica y el ballet, también suena la cumbia. Debajo del foyer del fastuoso edificio, donde funciona el Centro de Experimentación del teatro, una joven violinista hizo vibrar las cuerdas mientras una fotógrafa la retrataba y, como fondo, un reproductor emitía una pista de melodía tropical.
En el piso inmediatamente superior, otra escena descoloca al visitante. Mientras en el foso del escenario, bajo la batuta del prestigioso Roberto Paternostro, la Orquesta Estable interpretaba partituras de la ópera Elektra, arriba los decorados representaban los paisajes del ballet Giselle. Convivían, en medio de la penumbra, diversas instancias del proceso de producción de dos de las obras que incluye esta temporada del Colón.
En el tercer subsuelo, en la sala 9 de Julio, un grupo de jóvenes miembros del Ballet Estable ensayaban posiciones y movimientos al ritmo de un piano que desgranaba las notas de Caserón de Tejas. Y un músico solitario practicaba con su trompeta en un rincón de la sala Bicentenario, reservada a la ópera.

En los talleres que están en el barrio de Chacarita se realizan las escenografías.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
En los talleres que están en el barrio de Chacarita se realizan las escenografías.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

El trabajo también era incesante en los otros subsuelos del edificio situado en pleno centro porteño, donde los artesanos de los talleres de Sastrería, Zapatería, Peluquería y Caracterización daban los primeros -o los últimos- detalles a los trajes, el calzado y los tocados de inminente, o no tanto, estreno.
A la misma hora, en un ambiente más parecido al fabril, en un galpón del barrio de Chacarita, los técnicos de las áreas de Escenografía, Escultura, Pintura, Herrería y Utilería -mudadas tras la reciente reforma del teatro- confeccionaban y aprestaban decorados imponentes, entre ruidos de tornos, soldadoras y martillos. Un camión con plataforma permanecía estacionado en la puerta del lugar, bautizado La Nube, para transportar hasta el teatro algunas de las piezas escenográficas que solicitó el ggiseur de Elektra, que coincidentemente será el director general del Colón, Pedro Pablo García Caffi.
Curiosa, sorprendente e impactante: así es la intimidad del Teatro Colón. Cada puesta en escena resulta irrepetible. No sólo por la singularidad de la performance de los intérpretes, que varía de elenco en elenco y de función en función. También son únicos la escenografía, la utilería, el vestuario y el calzado que los talleristas materializan para cada espectáculo y, en su mayor parte, no son reutilizables.

Varias personas trabajan en el armado de los más espectaculares escenarios.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Varias personas trabajan en el armado de los más espectaculares escenarios.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Miles de trajes de época y de pares de zapatos elaborados a medida se almacenan en los subsuelos. Algunos de los diseños que vistieron grandes divas como Maria Callas y Montserrat Caballé están expuestos en vitrinas en distintos sectores del edificio; otros no volverán a ver la luz.
Y trozos de escenografía en desuso descansan por diferentes rincones del Colón y uno los encuentra a su paso, involuntariamente. Por ejemplo, un sillón utilizado durante la presentación de Idomeneo, de Wolfgang Amadeus Mozart, en julio pasado, que incorporó en su despacho la jefa de Producción Artística del teatro, Florencia Sanguinetti. O el Cristo gigante de ocho metros de alto, construido para la puesta de La fuerza del destino, de Giuseppe Verdi, en 2012. Hoy, desde una esquina del fondo del escenario, "protege" entre bambalinas a los artistas que participan de las funciones.
"Sólo el 30% de los decorados podría recuperarse -explicó María Cremonte, directora de Escenotécnica-. Pero sale más caro contratar mano de obra durante 20 días para desmontarlos y acomodarlos en depósito que volver a hacerlos."

Una vez terminado se trasladan las enormes partes en camiones hasta el teatro.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Una vez terminado se trasladan las enormes partes en camiones hasta el teatro.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Son 1212 las personas que cumplen tareas en las distintas dependencias del centenario teatro, sumados administrativos, técnicos y los artistas de la Orquesta Estable, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, el Ballet Estable y el Coro Estable.

Se trata de empleados anónimos que trabajan como sostenes silenciosos de la tradición artística que, desde su inauguración en 1908, enaltece al Colón. Son, además, custodios de los secretos mejor guardados del coliseo porteño y testigos privilegiados de la trastienda de óperas, ballets y conciertos que convocan más de 300.000 espectadores por año.

Hugo Reynoso es uno de ellos; desde hace 37 años, atiende el office situado junto a los camarines del Teatro Colón. Tiene a su cargo el reparto de bebidas frías, infusiones, sándwiches y facturas entre cantantes, músicos, bailarines y directores. El café es de filtro, excepto para Daniel Barenboim.
"Al maestro le gusta exprés, entonces subimos una cafetera especial", señaló Hugo. Sucedió durante la reciente actuación del músico junto con Martha Argerich. "Y para Luciano Pavarotti, en 1987, tuvimos que salir a comprar un exprimidor, porque solicitó jugo de naranja recién hecho", agregó.

A la espera de entrar las partes de la escenografia y entonces darle los retoques finales.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
A la espera de entrar las partes de la escenografia y entonces darle los retoques finales.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Juan Nicolás Ferraro es otro de los trabajadores históricos del Colón. Maestro del taller de sastrería, de 72 años, fue obligado a jubilarse en 2009, pero las autoridades del teatro volvieron a convocarlo como contratado para entrenar en el oficio a los jóvenes integrantes del equipo. Que transmita no sólo los conocimientos, sino toda la mística y los detalles de un tier muy particular.

Para el estreno de producciones con artistas extranjeros, los sastres reciben los figurines enviados por los vestuaristas, que adjuntan muestras de tela y las medidas de quien los portará. La confección se hace a la distancia, se prueban pocos días antes del estreno y se retocan a último momento. "El mes pasado, llegó Ambrogio Maestri para protagonizar Falstaff, de Giuseppe Verdi. No podía creer que en el Colón sigamos confeccionando el vestuario y los zapatos. Comentó que hasta La Scala de Milán empezó a dejar de hacerlo", recordó Ferraro. Ya tenía sobre su escritorio los figurines de Elektra, la ópera de Richard Strauss que subirá al escenario a fines de octubre y los primeros días de noviembre.

Un enorme reloj va tomando forma en las manos de los artesanos.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Un enorme reloj va tomando forma en las manos de los artesanos.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez
La confección -tanto de trajes como de zapatos- es tan artesanal y detallada que ha sorprendido incluso a prestigiosos tenores y directores. "Cuando Pavarotti vino a protagonizar La Bohème, trajo su ropa, excepto las camisas. Le hicimos tres camisas y quedó tan satisfecho con la calidad que quiso comprarlas; el teatro se las regaló", detalló.
El tenor español Plácido Domingo, aseguran por los pasillos del Colón, quedó encantado con los zapatos. "Tanto que, durante su estada, encargó que le hicieran tres pares para llevarse", confió Antonio Gallelli, jubilado en 2008, pero reincorporado en 2010 para supervisar a los más jóvenes. Se había retirado como jefe de maquinistas y ahora es coordinador general del staff escenotécnico.
Antonio ingresó en el coliseo porteño en 1960, a los 19 años; es de la época en la que todos los movimientos de telones se efectuaban manualmente con cuerdas y poleas desde las pasarelas sobre el escenario. La limpieza del telón de boca, de 24 metros de alto y 32 de ancho, era una tarea aparte. Entre 1931 y 2010, las dos hojas del telón de terciopelo pesaban casi una tonelada y media.

Toda la imaginación y el color puesta en marcha.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Toda la imaginación y el color puesta en marcha.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

"El teatro cerraba a fines de noviembre y reabría en enero. En ese intervalo, es decir, una vez por año, entre 22 personas bajábamos el telón, lo limpiábamos con tres aspiradoras, le poníamos naftalina, lo envolvíamos en una tela especial y lo guardábamos. Tardábamos más de ocho horas en volver a subirlo para la reapertura. El telón del Bicentenario, diseñado por Guillermo Kuitca, es más liviano: cada hoja pesa 280 kilos y posee un mecanismo computarizado que ayuda a moverlo", describió este inmigrante calabrés, que a sus 73 años conserva el entusiasmo por su trabajo en el Colón.

Gallelli va y viene entre la sede de la calle Libertad y La Nube, que debe su nombre al de la biblioteca municipal infantil que funcionaba antes en ese galpón de Maure al 3600 y hoy dispone de otro espacio en la misma manzana. En el galpón, unas 50 personas trabajan entre planos en papel, perfiles de metal, varas de madera, tachos con pintura, bateas con yeso y planchas de telgopor, entre otros insumos, para satisfacer los encargos de los escenógrafos. Avanzaban simultáneamente en los decorados de Giselle, Elektra, Madame Butterfly y Cascanueces.


Ricardo Quintieri se encarga del mantenimiento de más de 20 pianos que hay en el teatro.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Ricardo Quintieri se encarga del mantenimiento de más de 20 pianos que hay en el teatro.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Desde allí, LA NACIÓN volvió a los recovecos del centenario teatro. Tras sortear a los contingentes y los particulares que realizan visitas guiadas por el palacio, encontró al afinador de pianos Ricardo Quintieri. Coqueto él, no reveló su edad, aunque admitió que lleva 28 años en la institución. De su entrenado oído, dependen 20 pianos, un clave y una celesta. "Si bien los controlo permanentemente, siempre hay que repasarlos en los ensayos, antes de la función y durante la función incluso. Yo tengo que lograr que el artista esté tranquilo", relató.

El diálogo con el afinador transcurrió con el canto de una soprano como fondo, proveniente de una sala de ensayo situada junto a los camarines. En el subsuelo, el despacho de Lidia Segni, directora del Ballet Estable, contrastó por su silencio. Lidia cuenta con una extensa trayectoria dentro del Colón. Los hilos del destino hicieron que, cuando ella ya era primera bailarina del mismo cuerpo que hoy dirige, se cruzara con un novato Julio Bocca. "Siempre fue un genio, desde la primera clase. Llegamos a bailar juntos y, como partenaire, era buenísimo. Luego dirigí su compañía durante diez años", recordó.
Segni, de 70 años, se despidió rumbo a un ensayo con la egresada del Instituto Superior de Arte del Colón Paloma Herrera, hoy figura internacional, que una noche después estrenaba Giselle. En el escenario, los decorados ya estaban montados y una técnica del taller de Pintura les daba las últimas pinceladas.


Los instrumentos son rigurosamente cuidados,, afinados y controlados para que el artista esté tranquilo.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Los instrumentos son rigurosamente cuidados,, afinados y controlados para que el artista esté tranquilo.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez
La confección, tanto de trajes como de zapatos es tan artesanal y detallada, que ha sorprendido a los más prestigiosos directores y tenores.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
La confección, tanto de trajes como de zapatos es tan artesanal y detallada, que ha sorprendido a los más prestigiosos directores y tenores.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Los bocetos con los diseños van y vienen por todo el taller.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Los bocetos con los diseños van y vienen por todo el taller.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Cuando Pavarotti vino a protagonizar La Bohème, trajo su ropa, excepto las camisas;se las hicieron, quedó tan satisfecho que quiso comprarlas; el teatro se las regaló.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Cuando Pavarotti vino a protagonizar La Bohème, trajo su ropa, excepto las camisas;se las hicieron, quedó tan satisfecho que quiso comprarlas; el teatro se las regaló.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

El taller donde se hacen los zapatos es otro de los orgullos del teatro, todo el calzado de los obras se realiza aquí.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
El taller donde se hacen los zapatos es otro de los orgullos del teatro, todo el calzado de los obras se realiza aquí.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

El confeccionado de pelucas es otra obra de los artesanos del vestuario del teatro.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
El confeccionado de pelucas es otra obra de los artesanos del vestuario del teatro.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Las pelucas se realizan a mano y hay una especial para cada ocasión.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Las pelucas se realizan a mano y hay una especial para cada ocasión.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Miles de cerdas osn unidas manualmente para confeccionar las mas sofisticadas pelucas.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Miles de cerdas osn unidas manualmente para confeccionar las mas sofisticadas pelucas.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Los músicos ensayan diariamente.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Los músicos ensayan diariamente.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

El Ballet Estable del teatro ensaya en la sala que está en el subsuelo.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
El Ballet Estable del teatro ensaya en la sala que está en el subsuelo.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Julio Bocca dio sus primeros pasos en este teatro que es un semillero de grandes figuras.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Julio Bocca dio sus primeros pasos en este teatro que es un semillero de grandes figuras.  Foto:  LA NACIÓN / Soledad Aznarez

Los ensayos son estrictos y rigurosos, mantenerse en forma es una taerea de todos los días.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Los ensayos son estrictos y rigurosos, mantenerse en forma es una taerea de todos los días.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

A medida que se acerca el estreno los ensayos requieren de mayores esfuerzos.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
A medida que se acerca el estreno los ensayos requieren de mayores esfuerzos.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Una recorrida por la intimidad del teatro Colón y los personajes anónimos que le dan vida.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Una recorrida por la intimidad del teatro Colón y los personajes anónimos que le dan vida.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Juan Pablo Ledo, bailarín, se prepara para salir a escena.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Juan Pablo Ledo, bailarín, se prepara para salir a escena.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

Un último estiramiento antes de salir a escena.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
Un último estiramiento antes de salir a escena.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez

El bailarín sale a escena, y todo el trabajo que se realizó detras de escena sale a la luz.  Foto:  LA NACION  / Soledad Aznarez
El bailarín sale a escena, y todo el trabajo que se realizó detras de escena sale a la luz.  Foto:  LA NACIÓN  / Soledad Aznarez


Fuente: lanacion.com