SE AUTENTICÓ UNA NUEVA OBRA DE REMBRANDT


Expertos británicos y holandeses autenticaron el Autorretrato con gorro y pluma blanca, una obra de Rembrandt fechada en 1635, sobre cuya autoría hubo dudas por más de 50 años, y la tasaron ayer en unos cincuenta millones de dólares (aunque no está a la venta).
Perteneciente al English National Trust (equivalente al Patrimonio Nacional) desde 2010 y expuesta en la abadía de Buckland, en Devon, Inglaterra, la tela del maestro holandés del Siglo de Oro generaba controversias desde 1968 por la cantidad de alumnos que albergó su taller y el historial de cuadros imitados.
Si bien Ernst van de Wetering, director del Proyecto Rembrandt, que rastrea la autoría del artista por el mundo, concluyó en 2012 que este autorretrato pertenecía al célebre pintor, nuevos análisis ahora lo reconfirman. Las pruebas de reflectografía infrarroja, los análisis de pigmentos y la limpieza de las capas de barniz que confirmaron la firma estuvieron a cargo del Instituto Hamilton Kerr.

Fuente: lanacion.com

LA LENTE CONTRA EL VIDRIO

Fotografía. 
Claudio Larrea mira de afuera los lobbies de la ciudad. Y muestra toda su belleza.


Espacios fronterizos, de transición entre dos realidades, la calle y lo privado. Los metros que se recorren cuando la puerta se cierra a nuestras espaldas y, a cada paso, se van apagando los ruidos de la calle para dejar lugar a los otros, íntimos, personales: el tintineo de las llaves antes de volver a aquietarse en el bolsillo, los pasos propios, las voces que cobran otra sonoridad. El cambio de luz, de temperatura, casi el pasaje a otro mundo. Y la promesa –al final del lobby o del pasillo, después del ascensor o la escalera– de otra puerta que se abrirá hacia quién sabe qué otras voces o silencios, qué otros encuentros o soledades. A esas fronteras nos llevan las fotos de Claudio Larrea que integran Lobbies de Buenos Aires , una de las varias muestras exhibidas estos días en la galería Arte x Arte. Son trece fotografías en color que registran lobbies de edificios construidos en distintos barrios de Buenos Aires (Palermo, Once, Flores, Caballito, Recoleta, Barrio Norte) entre las décadas del 30 y el 50. Todas de la misma medida –110 x 75 cm.–, las fotos fueron montadas en las paredes blancas del segundo piso de la galería con una limpieza y un orden que se llevan muy bien con los espacios fotografiados.
Las trece fotos integran un master plan que el fotógrafo ha llamado El amante de Buenos Aires y que le gusta describir como un gran edificio, cuyas partes están armadas con cinco series fotográficas: lobbies, escaleras, cúpulas, vistas y gente. Ese gran proyecto busca mostrar lo que queda de belleza de una ciudad que ya no es. Larrea se estableció en Barcelona poco antes de la catastrófica crisis de 2001 y cuando regresó, en 2010, se encontró con una ciudad muy deteriorada respecto de su recuerdo. Producto de ese reencuentro es su serie Buenos Aires satura que, igual que las otras puede verse en su página web, claudiolarrea.com.
Quien imagine el momento de las tomas de Lobbies...
probablemente se equivocará si no dispone de información adicional: no son fotos estudiadadas, tomadas con cámara de placas, trípode o iluminación especial. Larrea sale a recorrer Buenos Aires en bicicleta sin más herramientas que una cámara digital y su mirada. Como un cazador, cuando encuentra lo que busca, dispara. En esta serie específica su búsqueda era precisa: edificios de arquitectura art déco y racionalista. Los rasgos y materiales se reiteran en las imágenes: líneas rectas, simetría, molduras que forman figuras geométricas, mármoles, hierro, bronce, madera... Las fotografías son siempre frontales, con planos horizontales y verticales y líneas diagonales alejándose hacia un punto de fuga central. Y más tarde o más temprano, hacia ese punto de fuga se dirige también inexorablemente la propia mirada, buscando algo más allá, que está velado –por la distancia, por una pared o una puerta– pero que seduce y fascina. Apunta Hugo Beccacece en el catálogo de la muestra que “el art déco se inspiró en el estilo funerario de la tumba de Tutankamón, descubierta en 1922. De inmediato, joyas, suéteres y rascacielos adoptaron la imaginería del Antiguo Egipto. ¿Acaso algunos de los espacios elegidos por Larrea –pregunta Beccacece– no recuerdan algunas tumbas de la Recoleta, ecos remotos del Valle de los Reyes a orillas del Río de la Plata? En el fondo de esos corredores porteños, se presiente una revelación o un peligro”.
En los espacios severos, silenciosos y un poco monumentales fotografiados por Larrea es notable la ausencia humana. Los suyos son safaris fotográficos de fin de semana. Cuando pasa por una fachada que le llama la atención, se baja de la bicicleta, apoya el objetivo de la cámara sobre el vidrio de la puerta –que sirve en alguna medida como trípode– y lo fotografía. Las de esta serie de Larrea tienen una extraña doble condición: son fotos de la calle y, al mismo tiempo, imágenes de espacios interiores.
Sólo una de las trece fotos se aparta del resto, incluso en el título, que no es un domicilio: “Sr. Hugo”. El hombre es evidentemente el encargado de mantener impecable el lobby en cuestión, donde Larrea fotografía apenas las huellas de su presencia cotidiana: un plumero descansando en la baranda de bronce de la escalera, un secador de piso apoyado en el mármol, un trapo y el envase de un limpiador sostenidos en el picaporte de una puerta.
La muestra en Arte x Arte tiene el plus de una instalación. No son tantos los que saben que la galería, que dirige Luz Castillo, –rediseñada para exhibir exclusivamente fotografía, video y nuevos medios– funciona en el edificio de lo que fue la vieja fábrica de los flanes Quimili, en Villa Crespo. Larrea convirtió con mucho humor la vieja cámara frigorífica en una especie de santuario, un cuartito como los que los encargados de edificio suelen usar como depósito o cuarto de limpieza en el sótano: iluminó el lugar con una lámpara galponera y lo ambientó con una vieja radio, una silla donde esperan un equipo de mate, unas bolsas de residuos, unos guantes tirados y una pila de correspondencia que espera ser distribuida a los consorcistas del edificio.

FICHA
Claudio Larrea
Lobbies de Buenos Aires
Lugar: Arte x Arte, Lavalleja 1062, tel. 4773-2738 / 4772-6754
Fecha: hasta el 18 de junio
Horario: mar a vier, 13.30 a 20; sáb, 13.30 a 16
Entrada: gratis


Fuente: Revista Ñ Clarín

EL MET HACE SITIO AL CUBISMO


HALLAN UN CENTENAR DE MOMIAS
EN UNA TUMBA DE 4.000 AÑOS EN EGIPTO

Trabajo de un equipo español
Hallazgo. El ingreso a la tumba hallada en Luxor, antigua Tebas. Había gran cantidad de restos humanos./AFP









Hallazgo. El ingreso a la tumba hallada en Luxor, antigua Tebas. Había gran cantidad de restos humanos./AFP

Hallazgo. El ingreso a la tumba hallada en Luxor, antigua Tebas. Había gran cantidad de restos humanos./AFP
Hallazgo. El ingreso a la tumba hallada en Luxor, antigua Tebas. Había gran cantidad de restos humanos./AFP










Un equipo de egiptólogos españoles descubrió en Luxor, Egipto, un centenar de momias en una tumba de 4.000 años de antigüedad. Podría pertenecer a un miembro de la familia real o a un alto funcionario de la dinastía XI (2061-1991 a.C.). El hallazgo estuvo a cargo del Consejo Superior de Investigaciones Cientificas (CSIC), de España. que desarrolla este proyecto desde hace 13 años en la necrópolis de Dra Abu el Naga, en la orilla occidental de la antigua Tebas.
“Las dimensiones de esta estructura subterránea son considerables, lo que no deja dudas de que la tumba perteneció a un miembro de la familia real o a un cortesano de alto rango”, explicó al diario El Mundo de España el arqueólogo del CSIC y director de la misión José Manuel Galán.
“El suelo del pasillo y del pasadizo en rampa esta cubierto de restos humanos y vasijas de cerámica que datan de la dinastia XVII (1650-1549 a.C.), lo que parece indicar que la tumba fue reutilizada en aquella epoca”, agregó Galán. El hito fue anunciado el lunes por el ministerio de Antigüedades egipcio.
“La tumba podría haber sido usada como escondite por la gran cantidad de restos humanos encontrados. La presencia de cerámica y utensilios de la dinastía XVII indican que aunque fue tallada durante la dinastía XI fue reutilizada posteriormente”, señaló Ali al Asfar, jefe del departamento de Antigüedades del ministerio.
La cámara cuadrangular no ha sido aún estudiada, pero Galán subrayó que su examen arrojará luz sobre la desconocida dinastía XI y su principal acontecimiento, la unificación del Alto y Bajo Egipto lograda por Mentuhotep tras una guerra civil.
“Unificó el país tras mas de cien anos de divisiones internas y disputas entre provincias. Bajo su mando, Tebas se convirtio en un centro floreciente para todas las manifestaciones artísticas y culturales, por lo que esta epoca siempre fue considerada como una edad clásica o dorada dentro de la larga y productiva historia faraónica”, relató el director de la misión. En 2009 ya se habían encontrado otras dos sepulturas de la dinastía XI.

Fuente: clarin.com

LOS RESTOS DE CERVANTES
ESTARÍAN "AL ALCANCE DE LA MANO"

Avanza la pesquisa de los científicos en una iglesia de Madrid                                      

Buscan un individuo de unos 60 años, con la mano izquierda deformada y sólo 6 dientes.


Radiografía. El suelo de la iglesia donde estarían los restos cervantinos./EFE
Radiografía. El suelo de la iglesia donde estarían los restos cervantinos./EFE


“Los restos de Cervantes están al alcance de la mano”, se esperanzan los más optimistas. “Se abre una situación de mayor esperanza en el hallazgo”, confían los científicos con mayor cautela”.
La atención de los medios está centrada en la posibilidad de encontrar los restos mortales de uno de los más grandes escritores de la humanidad, el español Miguel de Cervantes Saavedra, autor de Don Quijote de la Mancha, novela cumbre de la literatura universal.
Cervantes murió el 22 de abril de 1616 en la miseria en la capital española y fue enterrado, por su expresa voluntad, un día después, en la pequeña iglesia del convento de las monjas trinitarias, en el centro de Madrid.
Después de una prolijo sondeo con cámaras y escáneres en 3D los especialistas explicaron ayer en una conferencia de prensa que han identificado cinco zonas en la cripta del pequeño templo. Las imágenes fueron obtenidas con un georradar y cámaras infrarrojas y revelaron la presencia de unos 30 nichos entre los que podrían encontrarse los restos de Cervantes.
Al parecer existen imágenes que fueron considerados “muy interesantes” por los expertos. Están centradas en cinco esqueletos cuya morfología ha sido examinada por los antropólogos forenses.
Cuatro siglos después de su muerte, el lugar exacto del enterramiento sigue siendo una incógnita. Los investigadores quieren evitar toda precipitación: “estamos hablando de un personaje universal, queremos hacer las cosas sin ninguna prisa”, dijo Francisco Etxeberria, jefe de los trabajos.
Además de la cripta se detectaron otras cuatro zonas con restos óseos, pero los investigadores tienen previsto comenzar por la cripta. En la fosa se halló una treintena de nichos, pero si en ninguno se encuentra el enterramiento de Cervantes, se iniciaría otra fase que incluiría excavaciones en la nave de la iglesia, donde hay enterramientos dobles, un detalle significativo porque la esposa del escritor, Catalina de Salazar, también fue soterrada en esa iglesia.
Una vez que se obtengan los permisos, un equipo de diez técnicos accederá a la cripta, perforará un muro e inspeccionará los nichos. “Se haría el trabajo ahí mismo, sin sacar los restos. Convertiríamos la cripta en un laboratorio de campo”, explicó Etxeberría.
Las características de los restos óseos de Cervantes deberían ser, según el forense, los de un “ individuo de unos 60 años, con una patología en la mano izquierda que tenía deformada, y con sólo seis dientes ”. Aunque el análisis de ADN sería muy complejo, el profesor no descartó llevarlo a cabo más adelante, si fuese necesario.
El proyecto comenzó el pasado 28 de abril con un rastreo mediante infrarrojos y georradar de la iglesia de las Trinitarias de Madrid, que dio como resultado el plano tridimensional presentado hoy, que fija los cinco puntos donde puede reposar el autor.
Pese a que los investigadores aspiran a concluir la búsqueda en 2014, el historiador Fernando de Prado dijo hoy que el camino “no ha hecho más que empezar”.
El equipo mantiene la “ilusión” de hallar a Cervantes en el mismo lugar donde pidió ser enterrado, un deseo que se debió a la gratitud que el escritor tenía hacia la orden Trinitaria, que lo rescató de su cautiverio en Argel.
En caso de que se identifiquen con certeza los restos, Cervantes volvería a ser enterrado exactamente en el mismo lugar donde estaba, para cumplir con sus deseos.

Fuente: clarin.com

LA CIUDAD QUE BORGES FUNDÓ EN PALERMO

Exploraciones

Esquina. En Guatemala y Borges, un bar palermitano tiene un placa con versos de Borges. / FERNANDO DE LA ORDEN
Por Julieta Roffo

La primera vez que alguien fundó Buenos Aires fue en 1536: el adelantado fue Pedro de Mendoza y, como en épocas virreinales no existía la ley del off-side, lo de “adelantado” era más bien un salvoconducto para apropiarse tierras. No se sabe bien dónde se emplazó el fuerte porteño por aquellos tiempos: si en el Parque Lezama, la Vuelta de Rocha, la Plaza San Martín o el Parque Patricios. Pero para 1541 los querandíes habían desarmado la incursión española. En 1580, se adelantó Juan de Garay e insistió con lo de la fundación: esta vez el fuerte estaría en Plaza de Mayo, hoy corazón político de la Ciudad y del país. Nada que no le hayan enseñado a uno en la escuela primaria.
Con el tiempo, uno puede llegar a enterarse de la tercera fundación de Buenos Aires: en su poemario Cuaderno de San Martín, de 1929, Jorge Luis Borges refunda la Ciudad que, por un par de estrofas, nació en Palermo: “Una manzana entera pero en mitá del campo / expuesta a las auroras y lluvias y suestadas. / La manzana pareja que persiste en mi barrio: / Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga” , escribió. En la génesis que el escritor inventó, la Ciudad había nacido nada menos que donde él creció: a principios del siglo XX, su familia era dueña de tres lotes contiguos que formaban una sola vivienda sobre la calle Serrano. Allí Borges pasó su infancia y parte de su adolescencia, entre 1901 y 1914, cuando en Palermo había más cuchilleros que tiendas de diseño.
Y aunque al final de su poema “Fundación mítica de Buenos Aires” Borges prefiere que la Ciudad sea eterna, sin principio ni final, narra, narra, que algo quedará: hay señales de que en esa manzana estuvo su vida y también su obra. La más visible: desde la Plaza Cortázar –esa que todos llamamos “Plaza Serrano” cuando nos citamos en alguno de sus bares– hasta Plaza Italia, la calle Serrano pasó a llamarse hace años Jorge Luis Borges. Justamente en la esquina de Borges y Guatemala, una placa municipal interrumpe la decoración de un restorán (de diseño, obvio) y reproduce versos de su poema. En Borges 2135, donde hoy hay una peluquería, hay también un cartel que dice que allí vivió el escritor.
Un poco más cerca de Paraguay, al 2145 de Borges, está el café El Aleph del Soho. Además de una antigua edición de Ficciones, una de 1946 de El gran Gatsby, un primer tomo de La Divina comedia y una foto del escritor muy sonriente y muy ciego, en el café hay un cuadro que reproduce la escritura de 1938 a través de la cual la familia De Luca compró uno de los tres lotes a Borges, su madre y su hermana: Juan José De Luca, dueño del bar e hijo del arquitecto que en 1942 inauguró un edificio de cinco pisos en ese terreno, muestra los papeles amarillentos. Ahí están doña Leonor Acevedo de Borges, doña Leonor Fanny Borges y don Jorge Francisco Isidoro Luis Borges vendiendo una de sus propiedades.
“Se acercan muchos extranjeros, especialmente brasileños pero sobre todo europeos, preguntando si no hay un museo que rinda homenaje a Borges”, cuenta De Luca. Menos visitar ese museo que no existe, se puede hacer de todo en la manzana del mito: alquilar un local cuesta entre 4.000 y 11.500 pesos al mes, una cerveza de litro cuesta 28, un pastel de papa con postre cuesta 60, un café, 18, y un kilo de queso de oveja, 259. Se puede comer en un restorán italiano o visitar la galería de arte Espacio 10, que también reproduce la estrofa borgeana en su frente, sobre Guatemala, y que conserva en su interior vitraux de Bélgica y mármol de las canteras de Carrara. Se puede vivir en algún piso alto de las Twin Towers (algún osado bautizó “Torres Gemelas” al proyecto inmobiliario) que miran una a Paraguay y la otra a Guatemala, y que derribaron la vieja palmera por la que respiraba el pulmón de esa manzana.
Se puede vivir en esas cuatro calles sin tener noticias de esa fundación inventada, como les pasa a Beatriz, Mario o Gustavo. Para Alberto, que hace quince años habita la manzana y hace unos cuarenta lee a Borges, es distinto: “Es como vivir en un lugar virtual que nunca existió, pero que existe en la memoria”.
En esa Ciudad virtual donde Palermo es casco histórico, las grandes manifestaciones políticas llegarían por Sarmiento, Las Heras y Santa Fe hasta Plaza Italia, y el invernadero de hierro y cristal del Jardín Botánico podría ser la Casa de Gobierno más transparente del mundo. Pero se me hace cuento todo esto.


Fuente: clarin.com

EL COSTO ÉTICO DE INVERTIR FORTUNAS
EN GRANDES OBRAS DE ARTE


Tendencias
CLAUDE MONET - Working-at-Eragny - Óleo sobre tabla

Por Peter Singer. Profesor de Bioética en la universidad de Princeton.


El mes pasado en Nueva York, Christie’s vendió arte contemporáneo y de la posguerra por valor de 745 millones de dólares, la mayor cantidad jamás alcanzada en una sola subasta. Entre las obras más cotizadas figuraban pinturas de Barnett Newman, Francis Bacon, Mark Rothko y Andy Warhol, cada una de las cuales se vendió por más de 60 millones de dólares. Según el New York Times, los coleccionistas asiáticos desempeñaron un papel importante en el aumento de los precios.
No cabe duda de que algunos compradores consideran sus adquisiciones una inversión, como los valores bursátiles, la propiedad inmobiliaria o los lingotes de oro. En ese caso, que el precio que pagaron fuera excesivo o módico dependerá de lo que el mercado esté dispuesto a pagar por la obra en una fecha futura.
Pero, si el beneficio no es el motivo, ¿por qué habría de querer alguien pagar decenas de millones de dólares por obras como ésas?
No son bellas ni demuestran una gran destreza artística. Ni siquiera son inhabituales dentro de las obras de esos artistas. Haga el lector una búsqueda de imágenes de Newman y verá muchas pinturas con barras verticales de colores, por lo general separadas por una línea fina. Al parecer, una vez que Newman tenía una idea, le gustaba realizarla con todas sus variaciones. El mes pasado, alguien compró una de esas variaciones por 84 millones de dólares.
Una imagen pequeña de Marilyn Monroe obra de Andy Warhol -también hay muchas de ésas- se vendió por 41 millones de dólares.
Hace diez años, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York pagó 45 millones de dólares por una pequeña Madonna y el niño de Duccio. Posteriormente, en The Life You Can Save, escribí que había cosas mejores que habrían podido hacer con su dinero los donantes que financiaron la compra.
No he cambiado de opinión al respecto, pero la ejecución de la Madonna del Metropolitan es hermosa y tiene 700 años de antigüedad. Duccio es una figura importante que trabajó durante un decisivo período de transición en la historia del arte occidental y pocas de sus pinturas han sobrevivido.
Nada de eso es aplicable a Newman o a Warhol.
Sin embargo, tal vez la importancia del arte de la posguerra radique en su capacidad para poner en entredicho nuestras ideas. ¡El arte como crítica del lujo y del exceso! Qué noble y valiente resulta eso, pero la mayor potencia del mercado del arte es su capacidad para cooptar cualquier exigencia que una obra de arte exprese y convertirla en otro bien de consumo para los más ricos. Si los artistas, los críticos de arte y los compradores de obras de arte tuvieran el menor interés en reducir el abismo en aumento entre los ricos y los pobres, pasarían algún tiempo en países en desarrollo y con artistas indígenas, donde el gasto de unos miles de dólares en la compra de obras podría significar un cambio en el bienestar de aldeas enteras.
Nada de lo que he dicho aquí va encaminado a negar la importancia de la creación artística. El dibujo, la pintura y la escultura, como el canto y la interpretación de un instrumento musical, son formas importantes de autoexpresión y nuestras vidas serían más pobres sin ellos.
En todas las culturas y en toda clase de situaciones, las personas producen arte, aun cuando no puedan satisfacer sus necesidades físicas básicas.
Pero no necesitamos compradores de obras artísticas que paguen millones de dólares para alentar a las personas a hacerlo. En realidad, no sería difícil sostener que unos precios por las nubes ejercen una influencia corruptora en la expresión artística. En cuanto a la razón por la que los compradores pagan esas sumas extravagantes, supongo que piensan que poseer obras originales de artistas muy conocidos realzará su categoría. En ese caso, puede constituir un medio para provocar un cambio: una nueva definición de la categoría conforme a pautas más éticas.
En un mundo más ético, gastar decenas de millones de dólares en obras de arte sería bajar de categoría, no realzarla. Semejante comportamiento haría que la gente se hiciera esta pregunta: “En un mundo en el que más de seis millones de niños mueren todos los años por falta de agua potable o de mosquiteras o porque no han sido inmunizados contra el sarampión, ¿no podrían hacer algo mejor con su dinero?” Copyright Project Syndicate, 2014.


Fuente texto: clarin.com