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"TURN ME ON", EN CHRISTIE'S DE LONDRES
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EL ADIÓS PACO DE LUCÍA
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"LEWIS HINE. CONSTRUIR UNA NACIÓN", EN NUEVA YORK
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Fuente: EFE
EL SIGLO DE CONDÉ NAST, EN PARÍS
Visitantes observan fotografías en la exhibición "Papel brillante, un siglo de fotografía de moda de Condé Nast", en el Museo Palais Galliera de París. |
Fuente: AFP
AQUELLA INCREIBLE BÚSQUEDA EN LA CORDILLERA
La muerte de Carlos Páez Vilaró
Encabezó los esfuerzos por dar con el avión caído en los Andes, donde rescató a su hijo
MONTEVIDEO (De nuestro corresponsal).- "Carlitos Miguel Páez, mi hijo. Carlitos Miguel Páez, mi hijo." Dos veces, porque el periodista le pidió que leyera todos los nombres dos veces. Así, Carlos Páez Vilaró leyó el nombre de su hijo que había estado perdido en los Andes durante dos meses y medio.Estaba ahí, en Chile, porque nunca había perdido las esperanzas, pese a que las tareas de rescate habían concluido y todos creían que los jóvenes uruguayos que se habían accidentado en un vuelo hacia Santiago, adonde iban a jugar un partido de rugby, estaban todos muertos.Y cuando por la porfiada búsqueda de aquellos 16 sobrevivientes lograron avisar que estaban vivos y fueron rescatados, fue Páez el encargado de leer aquella lista. Para unos, la vuelta a la vida; para otros, la confirmación de la muerte.
Carlitos Miguel estaba en la lista de los sobrevivientes.
El 13 de octubre de 1972, el avión Fairchild Hiller FH-227 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en la Cordillera con 45 personas a bordo. Ahí viajaban los jóvenes del equipo de rugby Old Christians, de Montevideo. Muchos murieron en el accidente y algunos, en las horas posteriores. Los 27 sobrevivientes esperaron el rescate en condiciones muy duras, por la falta de alimentos y por el frío.
La búsqueda no dio resultados positivos y a los 10 días los sobrevivientes escucharon por radio que los daban por muertos.
Tuvieron que buscar la forma de salir. Pero el paso de los días y un alud de nieve provocaron la muerte de varios más. Quedaron dieciséis.
Carlos Páez Vilaró no se rindió. Buscó ayuda de videntes, de rescatistas, no quería volver a Montevideo sin su hijo.
Pero nada, ni una señal.
Los que estaban en el avión sufrían el frío, el hambre y la imposibilidad de curar heridas.
En medio de la nieve, el único alimento que tenían estaba en el cuerpo de sus amigos ya fallecidos. Y luego de rodeos, decidieron hacerlo, mientras designaron a los que conservaban más fuerzas para salir a pedir ayuda.
Fernando Parrado y Roberto Canessa efectuaron un extraordinario esfuerzo, caminando en la montaña y entre la nieve, hasta que un día de diciembre lograron divisar a un arriero chileno. Parrado logró escribir un papel que tiró al otro lado con una piedra: "Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba y en el avión quedan 14 personas heridas".
Carlos Páez, sin saber de esto, ya se volvía para pasar la Navidad con su familia. Pero en el aeropuerto escuchó por los parlantes: "Atención, policía, detengan a Páez Vilaró". Era para avisarle que un arriero tenía datos de los "jóvenes de las montañas".
Salió a tomar un taxi y se dio cuenta de que no tenía dinero. El taxista no le cobró el viaje y le ofreció su billetera: "Tome lo que precise".
Pocas horas después, Carlos abrazaría a su hijo, muy desmejorado. El artista recuerda aquel momento indscriptible: "Entre Carlitos y yo estaba la luna que me miraba desde el cielo. Y yo le había chiflado detrás de la Cordillera, como para que supiera que estaba ahí"
Fuente: lanacion.com
Un símbolo del amor paterno
Carlos Páez Vilaró nunca se dio por vencido mientras buscaba desesperadamente a su hijo Carlos Miguel Páez Rodríguez, cuando el avión Fairchild de la Fuerza Aérea Uruguaya, que lo llevaba a Chile a jugar al Rugby, cayó en la Cordillera de los Andes, aquel 13 de octubre de 1972.
Para mí, todo un símbolo de lo que puede llegar a mover el amor paterno.
Compartí con Carlos Miguel Páez Rodríguez una muy querida tía abuela, una mujer singular, genial: Raquel Aldao de Rodríguez.
Raquel Aldao, una mujer de avanzada, entre otras cosas...
- Concibió la idea de filmar el primer largometraje argentino y armó su elenco, entre hermanos y amigos. Se trata de Amalia, sobre el texto original de José Mármol, que dirigió Enrique García Velloso y se estrenó en el Teatro Colón, en 1914. El importe que se recaudara por la venta de entradas, se destinaría a la meritoria Sociedad de Beneficencia de la Capital, una ONG de aquella época que mantenía grandes obras de caridad de aquí.
- Voló con Jorge Newbery en un precario y frágil avión Morane-Saulnier.
- Fue la segunda mujer oficialmente habilitada para manejar automóviles, después de tres hombres y otra mujer.
- Fue la primera campeona femenina de Golf del Mar del Plata Golf Club, en 1916.
- Bailó tango con el Eduardo de Windsor, Príncipe de Gales, cuando el heredero del trono británico visitó el país con su hermano el Príncipe Jorge, en 1925, en el Palacio Ortiz Basualdo, hoy sede de la Embajada de Francia en Buenos Aires. Años después, Eduardo iba a abdicar al trono británico para poder casarse con la estadounidense Wallis Simpson, que era divorciada.
- Etc.
Personalmente la vi a mi muy querida tía Raquel Aldao de Rodríguez en casa de su hermana Inés, mi abuela materna, escribirle una carta de pésame a su sobrina Madelón Rodríguez - primera mujer de Carlos Páez Vilaró - por haber creído que su hijo Carlos Miguel había muerto en el accidente aéreo de la Cordillera.
Después, por suerte, la aparición de Carlos Miguel con vida invalidó esa carta de pésame.
Carlos Páez Vilaró consultó a un famoso vidente holandés que dijo que veía que el avión se había estrellado contra la Cordillera, que se había deslizado por una pendiente blanca y que veía vida alrededor del avión caído.
Paéz Vilaró nunca abandonó la búsqueda de su hijo y esa búsqueda le dio la recompensa más maravillosa y más buscada: encontró a su hijo Carlos Miguel entre el grupo de sobrevivientes del accidente y de los terribles 72 días pasados en la Cordillera con posterioridad al accidente, hasta que el grupo pudo ser rescatado por helicópteros de la Fuerza Aérea Chilena.
Escuché en directo la conferencia de prensa que los sobrevivientes dieron por TV en la sede del Old Christians College de Montevideo a su llegada a la capital uruguaya.
P. L. B.
Encabezó los esfuerzos por dar con el avión caído en los Andes, donde rescató a su hijo
Carlos Páez Vilaró con su hijo Carlos Miguel Páez Rodríguez, cuando lo encontró vivo, entre los sobrevivientes de la tragedia de los Andes. |
MONTEVIDEO (De nuestro corresponsal).- "Carlitos Miguel Páez, mi hijo. Carlitos Miguel Páez, mi hijo." Dos veces, porque el periodista le pidió que leyera todos los nombres dos veces. Así, Carlos Páez Vilaró leyó el nombre de su hijo que había estado perdido en los Andes durante dos meses y medio.Estaba ahí, en Chile, porque nunca había perdido las esperanzas, pese a que las tareas de rescate habían concluido y todos creían que los jóvenes uruguayos que se habían accidentado en un vuelo hacia Santiago, adonde iban a jugar un partido de rugby, estaban todos muertos.Y cuando por la porfiada búsqueda de aquellos 16 sobrevivientes lograron avisar que estaban vivos y fueron rescatados, fue Páez el encargado de leer aquella lista. Para unos, la vuelta a la vida; para otros, la confirmación de la muerte.
Carlitos Miguel estaba en la lista de los sobrevivientes.
El 13 de octubre de 1972, el avión Fairchild Hiller FH-227 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en la Cordillera con 45 personas a bordo. Ahí viajaban los jóvenes del equipo de rugby Old Christians, de Montevideo. Muchos murieron en el accidente y algunos, en las horas posteriores. Los 27 sobrevivientes esperaron el rescate en condiciones muy duras, por la falta de alimentos y por el frío.
La búsqueda no dio resultados positivos y a los 10 días los sobrevivientes escucharon por radio que los daban por muertos.
Tuvieron que buscar la forma de salir. Pero el paso de los días y un alud de nieve provocaron la muerte de varios más. Quedaron dieciséis.
Carlos Páez Vilaró no se rindió. Buscó ayuda de videntes, de rescatistas, no quería volver a Montevideo sin su hijo.
Pero nada, ni una señal.
Los que estaban en el avión sufrían el frío, el hambre y la imposibilidad de curar heridas.
En medio de la nieve, el único alimento que tenían estaba en el cuerpo de sus amigos ya fallecidos. Y luego de rodeos, decidieron hacerlo, mientras designaron a los que conservaban más fuerzas para salir a pedir ayuda.
Fernando Parrado y Roberto Canessa efectuaron un extraordinario esfuerzo, caminando en la montaña y entre la nieve, hasta que un día de diciembre lograron divisar a un arriero chileno. Parrado logró escribir un papel que tiró al otro lado con una piedra: "Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba y en el avión quedan 14 personas heridas".
Carlos Páez, sin saber de esto, ya se volvía para pasar la Navidad con su familia. Pero en el aeropuerto escuchó por los parlantes: "Atención, policía, detengan a Páez Vilaró". Era para avisarle que un arriero tenía datos de los "jóvenes de las montañas".
Salió a tomar un taxi y se dio cuenta de que no tenía dinero. El taxista no le cobró el viaje y le ofreció su billetera: "Tome lo que precise".
Pocas horas después, Carlos abrazaría a su hijo, muy desmejorado. El artista recuerda aquel momento indscriptible: "Entre Carlitos y yo estaba la luna que me miraba desde el cielo. Y yo le había chiflado detrás de la Cordillera, como para que supiera que estaba ahí"
Fuente: lanacion.com
Un símbolo del amor paterno
Carlos Páez Vilaró nunca se dio por vencido mientras buscaba desesperadamente a su hijo Carlos Miguel Páez Rodríguez, cuando el avión Fairchild de la Fuerza Aérea Uruguaya, que lo llevaba a Chile a jugar al Rugby, cayó en la Cordillera de los Andes, aquel 13 de octubre de 1972.
Para mí, todo un símbolo de lo que puede llegar a mover el amor paterno.
Compartí con Carlos Miguel Páez Rodríguez una muy querida tía abuela, una mujer singular, genial: Raquel Aldao de Rodríguez.
Raquel Aldao, una mujer de avanzada, entre otras cosas...
- Concibió la idea de filmar el primer largometraje argentino y armó su elenco, entre hermanos y amigos. Se trata de Amalia, sobre el texto original de José Mármol, que dirigió Enrique García Velloso y se estrenó en el Teatro Colón, en 1914. El importe que se recaudara por la venta de entradas, se destinaría a la meritoria Sociedad de Beneficencia de la Capital, una ONG de aquella época que mantenía grandes obras de caridad de aquí.
- Voló con Jorge Newbery en un precario y frágil avión Morane-Saulnier.
- Fue la segunda mujer oficialmente habilitada para manejar automóviles, después de tres hombres y otra mujer.
- Fue la primera campeona femenina de Golf del Mar del Plata Golf Club, en 1916.
- Bailó tango con el Eduardo de Windsor, Príncipe de Gales, cuando el heredero del trono británico visitó el país con su hermano el Príncipe Jorge, en 1925, en el Palacio Ortiz Basualdo, hoy sede de la Embajada de Francia en Buenos Aires. Años después, Eduardo iba a abdicar al trono británico para poder casarse con la estadounidense Wallis Simpson, que era divorciada.
- Etc.
Personalmente la vi a mi muy querida tía Raquel Aldao de Rodríguez en casa de su hermana Inés, mi abuela materna, escribirle una carta de pésame a su sobrina Madelón Rodríguez - primera mujer de Carlos Páez Vilaró - por haber creído que su hijo Carlos Miguel había muerto en el accidente aéreo de la Cordillera.
Después, por suerte, la aparición de Carlos Miguel con vida invalidó esa carta de pésame.
Carlos Páez Vilaró consultó a un famoso vidente holandés que dijo que veía que el avión se había estrellado contra la Cordillera, que se había deslizado por una pendiente blanca y que veía vida alrededor del avión caído.
Paéz Vilaró nunca abandonó la búsqueda de su hijo y esa búsqueda le dio la recompensa más maravillosa y más buscada: encontró a su hijo Carlos Miguel entre el grupo de sobrevivientes del accidente y de los terribles 72 días pasados en la Cordillera con posterioridad al accidente, hasta que el grupo pudo ser rescatado por helicópteros de la Fuerza Aérea Chilena.
Escuché en directo la conferencia de prensa que los sobrevivientes dieron por TV en la sede del Old Christians College de Montevideo a su llegada a la capital uruguaya.
P. L. B.
CON RÉCORD DE VISITANTES, CERRÓ LA MUESTRA DE MUECK
Arte / Atrajo a Más de 151.000 personas
Fue la exposición más convocante en la historia de la Fundación Proa; grandes citas para este año
Largas filas para ver las esculturas del australiano Ron Mueck, ayer, en el cierre de la muestra. Foto: Patricio Pidal / AFV |
Por Evangelina Himitian | LA NACIÓN
Faltaban apenas dos horas para que cerrara la exposición. De todas formas, la fila daba vuelta a la esquina de Pedro de Mendoza y Magallanes, con el colorido de las casas de La Boca como telón de fondo. La muestra del escultor Ron Mueck llegó ayer a su último día en Buenos Aires con todo un récord: fue visitada por más de 151.000 personas, un número sin precedente en la historia de la Fundación Proa y que se encolumna detrás del furor que despertó el año pasado Obsesión Infinita, la retrospectiva de la artista japonesa Yayoi Kusama en el Malba, a la que asistieron unas 206.000 personas.
En Proa estiman que, desde que abrió sus puertas, el 6 de noviembre último, la muestra del australiano hiperrealista atrajo multitudes, a un ritmo de 2500 visitantes por día.
El juego de miradas e ilusiones que proponen las nueve obras de Mueck no pasó inadvertido para los porteños. Pese al calor que castigó durante los últimos meses, miles de personas hicieron filas a diario en la puerta de la Fundación Proa para pasar por delante de aquellas esculturas de resina, fibra de vidrio y silicona.
Los personajes, salidos de la genialidad de Mueck, parecían interpelar a quien se parara adelante desde la soledad y el ensimismamiento de sus formas. ¿El perfil del visitante? Adultos de unos 40 años, acompañados en su mayoría por sus hijos pequeños, un público inusual para las presentaciones de Proa.
Foto: Patricio Pidal / AFV
La relación entre grandes muestras de arte contemporáneo y convocatorias multitudinarias parece estar probada en Buenos Aires, a juzgar por lo que ocurrió en el último año.
En los próximos días, Malba redoblará su apuesta con In Your Face, una provocativa muestra del fotógrafo peruano Mario Testino que actualmente se exhibe en el Museum of Fine Arts de Boston, donde recibió más de 150.000 espectadores.
La exposición abrirá sus puertas el próximo 14 de marzo en Buenos Aires y promete convocar a una verdadera multitud. Radicado en Londres desde 1976, Testino es uno de los fotógrafos de moda y retratos más prolíficos de esta generación y ha expuesto su obra en las principales salas del mundo.
En la muestra podrán verse algunos de sus trabajos publicados en revistas como Vogue y Vanity Fair, o producciones hechas para firmas como Gucci y Versace. En total son 122 imágenes que van desde retratos de íconos de la cultura popular y la industria del glamour -Kate Moss, Nicole Kidman, Mick Jagger, Madonna, Lady Gaga, Brad Pitt, David Beckham, entre ellos- hasta una serie de tomas autobiográficas.
La de Testino será la primera de las tres grandes apuestas de Malba para este año, con las que esperan superar su marca histórica de 400.000 visitantes al año.
Le seguirá en julio próximo Le Parc Lumière, con las obras cinéticas del mendocino Julio Le Parc, que actualmente se están presentando en Casa Daros, en Río de Janeiro.
En octubre, llegará al Malba la tercera gran promesa del año: Juanito y Ramona, de Antonio Berni, que en noviembre último se presentó en el Museum of Fine Arts de Houston y que propone un recorrido por más de 170 obras creadas entre 1956 y 1978, provenientes de la familia del artista y de importantes colecciones públicas y privadas de la Argentina, Estados Unidos, España y Bélgica.
En esos años, Berni produjo más de 250 obras con los personajes Juanito Laguna y Ramona Montiel, para retratar a la sociedad posindustrial argentina. Juanito es hijo de campesinos inmigrantes y se muda a la ciudad en busca de una vida mejor, pero termina en una villa miseria. La selección de obras lo mostrará celebrando la Navidad, aprendiendo a leer, remontando un barrilete, jugando, nadando en una laguna con su perro, llevándole comida a su padre a la fábrica. Su mundo está compuesto por retazos de tela, hojas de metal, latas, contenedores plásticos y desechos industriales.
Ramona nació cuando Berni vivía en París, a comienzos de los 60. Es una mujer joven y humilde que se prostituye para acceder a la poderosa elite social y política.
Poder reunir casi el 70% de la producción de Berni sobre Juanito y Ramona demandó un gran trabajo de curaduría por parte de Mari Carmen Ramírez, del Centro Wortham de Arte Latinoameriano, y Marcelo Pacheco, curador jefe del Malba hasta junio último.
La muestra promete atraer nuevamente una multitud.
La Fundación Proa también redobla su apuesta para 2014, con la muestra que abrirá el 22 de marzo próximo: una retrospectiva del artista alemán Joseph Beuys compuesta por 110 objetos, pinturas, dibujos y videos que registran sus performances. La muestra fue organizada por la Galerie Thomas Modern de Munich en colaboración con el Instituto Plano Cultural de San Pablo y la Fundación Proa.
La visita del británico Richard Long, referente del land art , al Faena Arts Center se suma a la promisoria agenda que tendrá el arte durante este año. La obra de Long se caracteriza por utilizar únicamente materiales naturales, como piedras, madera, polvo o ceniza, en sus instalaciones, todos objetos hallados "en el camino". Muchas otras veces sólo se limita a dejar la huella de sus pisadas en paisajes como los Andes bolivianos, Alaska o el Kilimanjaro y tomar un registro. En julio visitará el Faena para proyectar su próxima obra site-specific.
El arte, medido en visitantes
Algunas de las muestras más convocantes- 151.598
Ron Mueck
El contador de la página de la Fundación Proa alcanzó ayer ese número. Un número nunca visto en el museo de La Boca.
- 206.000
Yayoi Kusama
La obra de la mayor artista japonesa viva produjo una verdadera revolución en el Malba, el año pasado. Las largas filas siguieron hasta el último día.
- 196.000
Andy Warhol
En febrero de 2010, se marcó el récord anterior del Malba: fue en la muestra de Andy Warhol.
Fuente: lanacion.com
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