PREMIARON A UN FOTÓGRAFO DE LA NACIÓN DE BUENOS AIRES

World Press Photo

El reportero gráfico Emiliano Lasalvia ganó la máxima distinción en la categoría Deportes por una foto t
madau drante el Abierto de Polo de Palermo; la mejor imagen del año fue del estadounidense John Stanmeyer.
La foto que ganó en la categoría Sports Action Single muestra la caída de Pablo Mac Donough durante el Abierto de Palermo  Foto: Emiliano Lasalvia

La foto que ganó en la categoría Sports Action Single muestra la caída de Pablo Mac Donough durante el Abierto de Palermo. Foto: Emiliano Lasalvia


El fotógrafo de La Nación Emiliano Lasalvia obtuvo ayer el primer premio en la categoría Sports Action Single, máxima distinción al fotoperiodismo deportivo que entregó el prestigioso World Press Photo en su edición 2014, con una instantánea en la que se ve al jugador de polo de La Dolfina Pablo Mac Donough en el momento en que cae de su caballo durante un partido del último Abierto de Polo de Palermo.
El premio a la mejor foto de 2013 (World Press Photo of the Year), en tanto, fue para el estadounidense John Stanmeyer por Señal , una imagen iluminada con la luz de la luna que muestra a un grupo de migrantes africanos en la frontera de Somalia que alzan sus celulares en busca de conexión.
La foto premiada de Lasalvia, en la que Mac Donough parece ser montado por su yegua, en una espectacular rodada sin consecuencias físicas, fue tomada el 1° de diciembre pasado durante el partido que disputaron en la cancha 1 de Palermo La Dolfina y Natividad. "En el momento que hice la foto ya me había dado cuenta de que algo tenía -contó ayer Lasalvia-. Lo loco es que con la Reflex la imagen que queda registrada es justo la que no ves."
Nacido en 1978 en San Carlos de Bariloche, Lasalvia es reportero gráfico en LA NACION desde hace más de nueve años. También colabora con en El Gráfico, el diario El Día de La Plata, la agencia Noticias Argentinas y el periódico Acción. Al concurso, el más importante del mundo en su género, envió dos fotografías de polo -una de ellas, la ganadora-, un retrato de un grupo de hip-hoperos, una imagen sobre los cortes de luz de diciembre pasado y una más sobre una gran tormenta. Guiños del destino, cuando ayer recibió la llamada de un amigo con la gran noticia, estaba en Pilar, esperando para tomarle unas fotos a un caballo de polo. "El que llamaba era Carlos Barría, un amigo fotógrafo, que me dice: Felicitaciones . No entendía por qué y me avisó que era por el World Press. Ahí sí me imaginé que podía ser aquella foto la ganadora", comentó.

Justamente el fotógrafo Carlos Barría había obtenido el primer premio en la categoría Noticias Generales en el World Press Photo de 2002, por una imagen que reflejaba a una madre de Plaza de Mayo envuelta en gases lacrimógenos en una cobertura para LA NACION durante la trágica jornada del 20 de diciembre de 2001.
El jurado del certamen de fotoperiodismo, integrado por 19 personas, debió elegir entre 98.000 imágenes de 5754 profesionales de todo el mundo. La elegida como mejor foto del año fue Señal , del fotógrafo John Stanmeyer, de la agencia VII, que estaba trabajando para National Geographic.
La imagen, iluminada por el resplandor de la luna, muestra a un grupo de inmigrantes africanos levantando sus teléfonos celulares a la orilla del mar, en la frontera de Djibouti con Somalia, en busca de señal para sus celulares. Djibouti es una parada usual para los migrantes que viajan en busca de una vida mejor en Europa o en Medio Oriente. Jillian Edelstein, una integrante del jurado, dijo que la foto evoca temas de "tecnología, globalización, migración, desesperación, alienación y humanidad'', pero que, además, es sutil, y condensa "un trabajo poético en el que se mezcla la expresión de hechos graves y preocupantes del mundo actual".
Otra jurado, Susan Linfield, dijo que la imagen se destacó por el retrato humano que hace de los migrantes. "Demasiadas fotografías de inmigrantes los muestra desaliñados y patéticos, pero esta foto no es tan romántica como digna'', dijo.
Otro trabajo destacado en esta edición fue el del fotógrafo de Reuters Goran Tomasevic, que ganó el primer premio en la categoría Spot News Stories, por una serie de doce imágenes en blanco y negro durante un ataque rebelde a un puesto de control del gobierno en Damasco, Siria, tomadas el 30 de enero. Una de las fotos captura el instante posterior a la caída de una granada, y los hombres que huyen son devorados por el polvo y los escombros. El británico Gary Knight, presidente del jurado por segunda vez, comentó que "es una de las más grandes imágenes de combate de guerra que jamás se haya visto''.
La fundación World Press Photo, con sede en Amsterdam, distingue desde 1955 con sus galardones el trabajo de fotoperiodistas de todo el mundo. Las fotos premiadas en esta edición 2014 serán exhibidas en la capital holandesa el próximo 18 de abril, antes de iniciar una gira por 100 ciudades, que seguramente alcanzará también Buenos Aires.

La historia detrás de una foto

Emiliano Lasalvia
Fotógrafo
Mientras disparaba con su Reflex, Lasalvia vio cómo Oli Vergüenza, la yegua de Pablo Mac Donough, había golpeado la cabeza del polista con la pata. Por eso le llamó la atención que el número 3 de La Dolfina se levantara enseguida. Recién por la noche, cuando vio la repetición de la jugada en cámara lenta, vio que, apenas la yegua sintió el casco de su jinete, levantó un poco la pata para no lastimarlo.

Rampa militar de un centro de refugiados que fue inaugurado en septiembre de 2013 dentro de una escuela abandonada en Sofía, Bulgaria.  Foto:  Alessandro Penso
Rampa militar de un centro de refugiados que fue inaugurado en septiembre de 2013 dentro de una escuela abandonada en Sofía, Bulgaria.  Foto: Alessandro Penso

Inmigrantes africanos en la orilla de la ciudad de Djibouti en la noche,levantando sus teléfonos en un intento de captar una señal de bajo costo.  Foto:  John Stanmeyer
Inmigrantes africanos en la orilla de la ciudad de Djibouti en la noche,levantando sus teléfonos en un intento de captar una señal de bajo costo.  Foto:  John Stanmeyer

Mushers compiten en Megève, Francia, durante la etapa de salida de la carrera de trineos tirados por perros en la competencia Grande Odyssee.  Foto:  Jeff Pachoud
Mushers compiten en Megève, Francia, durante la etapa de salida de la carrera de trineos tirados por perros en la competencia Grande Odyssee.  Foto:  Jeff Pachoud

Fuente: lanacion.com

ENTRE LA AMENAZA Y EL OLVIDO

Patrimonio: ciudades intermedias


En todas las provincias argentinas, urbes de mediana escala mantienen un legado muy valioso que corre el riesgo de desaparecer ante la invasión irrefrenable de construcciones de altura. Algunas iniciativas procuran defender estos recursos culturales y turísticos que aportan identidad


Catedral de Goya, Corrientes  Foto: Fabio Grementieri
Catedral de Goya, Corrientes. Foto: Fabio Grementieri

Por Fabio Grementieri / Para LA NACIÓN

La conformación de una cultura del patrimonio en la Argentina pertenece a la categoría del "trabajo en desarrollo", aunque sigue muy amenazada por la "destrucción en marcha". En estos últimos años se asiste aquí a un fenómeno similar al que se produjo hace 40 años en el campo de la ecología y la protección del medio ambiente. De la misma manera, la preocupación por la preservación del patrimonio cultural inmueble abarca diversas especies en extinción, así como también áreas de variado tamaño y densidad. Afortunadamente, además de la prédica de los especialistas, del creciente interés de los medios y de la opinión pública, de la apropiación política, algunos focos de ciudadanía avanzan en tal sentido. Y ya no sólo en las grandes urbes sino también en las pequeñas y medianas ciudades de todo el país, donde se brega por la preservación del patrimonio urbano y rural.
Entre las grandes ciudades (por su población o por su importancia administrativa o económica) y los pequeños pueblos hay ciudades de escala intermedia (en general, cabeceras de partidos o departamentos) que también poseen un patrimonio valioso pero ignorado y muchas veces amenazado. Estas ciudades tienen orígenes diversos, desde fundaciones coloniales, pasando por trazados decimonónicos hasta llegar a las planificaciones de la primera mitad del siglo XX.
Varias grandes urbes -Buenos Aires, Córdoba, Rosario- han reconocido los valores patrimoniales dentro de su ejido al incorporar normativas de preservación, en su mayoría tardías y endebles, a sus códigos de planeamiento. De esta manera se han podido conservar edificios y algunos sitios, aunque poco del paisaje urbano homogéneo y de calidad que supieron tener muchas ciudades argentinas. Hoy las capitales de provincia muestran una imagen similar: invasión irrefrenable de construcciones en altura, centros históricos desnaturalizados, edificios patrimoniales descontextualizados, retracción de áreas verdes públicas? Pocas siguen conservando cierta calidad ambiental y atractivo; entre ellas Corrientes, Paraná o Viedma-Carmen de Patagones. Y algunas de gran tradición y valores históricos y arquitectónicos notables, como Tucumán o Salta, han sido muy depredadas.
En el caso de las pequeñas ciudades, muchas de ellas han conservado su configuración original y su modesto crecimiento produjo escasos cambios en su morfología y ambiente. Algunas de ellas fueron reconocidas y consagradas como poblados históricos y protegidas como tales por normativas locales, provinciales o nacionales. Tal es el caso de varios pueblos de la Quebrada de Humahuaca (Paisaje Cultural incluido en la Lista de Patrimonio Mundial), Cachi en Salta, Victoria en Entre Ríos o Capilla del Señor en la provincia de Buenos Aires.
En este contexto, las ciudades intermedias presentan un panorama especial: en su mayoría mantienen un patrimonio muy valioso y una calidad y escala urbanas notables, que aún pueden y deben ser preservados de manera útil y efectiva. No sólo se trata de edificios o estructuras importantes, pertenecientes a estilos o tecnologías y que conforman sistemas patrimoniales locales, regionales o nacionales, sino también conjuntos o sitios que pueden llegar a cubrir grandes superficies y configurar áreas de calidad ambiental y visual.
Estas ciudades poseen obras arquitectónicas y de infraestructura pública (escolar, hospitalaria, sanitaria, de energía, de transporte y comunicaciones) realizadas por los gobiernos provinciales o nacionales. Asimismo, edificios institucionales, comerciales e industriales importantes: bancos, iglesias, clubes, comercios, industrias. Pero también un tejido urbano compuesto de construcciones particulares para viviendas de distintas tipologías y estilos. Y, finalmente, conjuntos de parques y paseos que alcanzan también la configuración de los cementerios.

Entrada del cementerio de Pehuajó  Foto: Fabio Grementieri
Entrada del cementerio de Pehuajó. Foto: Fabio Grementieri

Todo este patrimonio necesita de un inventario, un reconocimiento y una tutela que aún no muchas de estas ciudades han efectuado de manera sistemática y efectiva. Algunos pioneros, en las áreas de cultura o planeamiento de los municipios, han dado el puntapié inicial y se va progresando en el tema a través de inventarios, relevamientos y algunas ordenanzas. Pero también surgen iniciativas ciudadanas o de particulares que pretenden avanzar en la valoración y preservación del patrimonio local, poniéndolo en perspectiva y en comparación con otros casos similares.
Es el caso de Azul, importante ciudad del centro de la provincia de Buenos Aires que pertenece al "Circuito Salamone", ese itinerario que enhebra todas las localidades bonaerenses con obras del ya mítico ingeniero "futurista". En esa ciudad que también se proyecta por su Festival Cervantino, la editorial Azul está por publicar un riguroso e imprescindible estudio del arquitecto Augusto Rocca que documenta el valioso patrimonio arquitectónico y paisajístico de la ciudad y que es herramienta indispensable para cualquier política de preservación a implementar. La iniciativa es encomiable y sería muy bueno que otras ciudades siguieran estos pasos.

Pero en otros casos la situación no mejora sino que empeora. Por ejemplo en la ciudad de Goya, donde se está intentando cambiar la normativa urbana del casco central para permitir el surgimiento de "modernas torres" que mostrarán el progreso y la pujanza de la zona al costo de arruinar para siempre una de las ciudades de mayor valor patrimonial del nordeste argentino.

Contra este despropósito viene actuando Proyecto Goya, un grupo de ciudadanos locales, provinciales y nacionales que busca preservar este patrimonio de todos los argentinos para que esa ciudad junto al Paraná potencie sus excepcionales recursos culturales y ambientales y aparezca como un importante destino turístico dentro de diversos corredores: el fluvial histórico del Paraná-Paraguay, que hasta la década de 1970 fuera vía de cruceros que unían Buenos Aires con Asunción; el que debiera conectar el delta del Paraná, los esteros del Iberá y las cataratas del Iguazú o el de la primigenia arquitectura italiana del litoral concentrada en las riberas del Paraná y del Uruguay.

En todas las provincias argentinas las ciudades de escala intermedia ameritan un mayor reconocimiento, valoración y preservación de su patrimonio arquitectónico, urbano y paisajístico. Ese patrimonio no sólo es un importante acervo identitario, sino además un recurso cultural y turístico casi ignorado y poco aprovechado.

Por otra parte, dichas ciudades poseen diversas piezas de "sistemas patrimoniales" provinciales o nacionales derivados de programas de obras públicas en distintos períodos de la historia del país. La pérdida parcial o total de esas obras afecta a la ciudad y además empobrece el conjunto del patrimonio nacional. Pareciera que ha llegado la hora de encarar incentivos jurídicos, institucionales y económicos federales y provinciales que potencien los esfuerzos locales y municipales.

Almacén de Chilecito, La Rioja  Foto: Fabio Grementieri
Almacén de Chilecito, La Rioja  Foto: Fabio Grementieri


Legislación: contra una falsa idea de progreso

La legislación nacional o provincial debería tener en cuenta esta situación de indefensión del patrimonio urbano en las ciudades intermedias de la Argentina, en especial de aquellas que tienen un patrimonio urbano, paisajístico y arquitectónico notable y bastante bien conservado a pesar de carecer de normativas específicas de preservación. Sucede que los habitantes de estas ciudades (políticos, dirigentes, ciudadanos) rara vez son conscientes del valor patrimonial de su hábitat y su entorno. Y del recurso que tienen entre manos. O de las posibilidades de potenciar esos recursos con el diseño y la gestión de recorridos turísticos que conecten varias de esas ciudades, su entorno de paisaje cultural o natural y sitios rurales de diverso valor. El patrimonio de una ciudad intermedia puede ser revalorizado increíblemente si se revela tanto su singularidad como su pertenencia a un sistema de monumentos y sitios dispersos en otras ciudades aledañas o dentro de un corredor o una red de dimensiones variables: desde una ruta provincial o nacional, pasando por una línea ferroviaria, hasta valles, costas o vías fluviales de cientos de kilómetros de extensión.
Este patrimonio urbano está amenazado por una falsa idea de progreso que ve en operaciones de demolición y nuevas construcciones -pero también en reciclajes abusivos- la modernización que la ciudad necesita para estar a la altura de los tiempos. Y que pretende reflejar lo que vienen haciendo las grandes ciudades (desde la capital provincial hasta la capital de la República) a las que siempre se mira como modelo. Sería bueno que las comunidades de estas ciudades intermedias se dieran cuenta de que muchas de las características de su paisaje urbano y su vida cotidiana son envidiados por los habitantes de las grandes ciudades. Y que tienen en su patrimonio un recurso excepcional que merece atención, protección y desarrollo sustentable.


(El autor es arquitecto, especializado en patrimonio. Fue distinguido por la Universidad de Notre Dame por su acción pública y es autor de varios libros sobre estilos patrimoniales tradicionales.)

Fuente: ADN Cultura La Nación

MÁS DE MIL MUSEOS EN UNA GUÍA DIGITAL

Es de destacar la completa y exhaustiva compilación de una parte importante de nuestro patrimonio cultural, realizada por la Secretaría de Cultura de la Nación
Museo Nacional de Arte Decorativo - Palacio Errázuriz Alvear


En toda la Argentina hay más de 1000 museos, y una guía digital, la de la Secretaría de Cultura de la Nación, ha hecho un exhaustivo relevamiento de ellos, tanto de los públicos como de los privados que conviven en las provincias argentinas, subrayando además sus distintas especialidades y los más diversos orígenes.
Realizada por la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos, esta tercera edición digital de la Guía de Museos, cuya información se recabó entre junio de 2008 y julio de 2013, ya está disponible para descargar del sitio web de Cultura.
La guía está organizada alfabéticamente por provincia, por localidad y por museo, y esta nueva edición incluye además dos mapas del país, confeccionados por el Sistema de Información Cultural de la Argentina (Sinca): en uno, se ubican todos los museos argentinos, y en el otro, las instituciones dependientes de Cultura de la Nación.
La investigación, suministrada por cada organismo interviniente, ha sido muy completa; sin embargo, en la misma obra se advierte a los lectores que toda notificación sobre cambios de datos será bienvenida, ya que se aspira a que esta publicación pueda ser una herramienta de consulta permanente que aporte conocimiento sobre el patrimonio cultural argentino y, también, sobre la diversidad de los museos que los argentinos poseemos como comunidad.
En efecto, recorrer digitalmente las páginas de la guía es una invitación al orgullo y el asombro permanentes: no sólo están las 26 instituciones que dependen de la secretaría -por ejemplo, el Museo Nacional de Bellas Artes, la Manzana de las Luces o el Museo Casa de Ricardo Rojas-, sino instituciones de gestión privada tan especiales, entre otras, como el Taller Museo Gyula Kosice, en el que se expone gran parte de la obra del artista plástico y poeta, creador de las hidroesculturas.
Un dato para destacar es que el continuo relevamiento de los museos permitió actualizar los datos de base y constatar que el número de instituciones identificadas se ha incrementado en los últimos años de 900 a 1000.
Tanto por la facilidad de acceso como por el trabajo mancomunado entre instituciones, esta guía se transforma no sólo en un elemento imprescindible para trabajar en los ámbitos escolares y de estudio, sino también en una obra destacada que muestra uno de los aspectos más armónicos de esta sociedad a veces demasiado atravesada por las disidencias y los enfrentamientos: el de la riquísima e importante diversidad cultural de su patrimonio que ha hecho de la Argentina un país destacado en la región y en el mundo.

Fuente texto: lanacion.com

HALLAZGO DE ESPAÑOLES EN LUXOR


Fotografía  facilitada por el Ministerio Egipcio de Antigüedades del sarcófago de  una momia de hace unos 3.600 años descubierto por expertos españoles en  la ciudad de Luxor. El descubrimiento fue hecho específicamente en las  excavaciones del sector norte de la necrópolis de Tebas, en el patio delantero en la tumba de Yehuti, quien fuera el supervisor ​​de las  arcas de la reina Hatshepsut (1482-1502 aC).


 Fuente: EFE

MUCHO MÁS QUE UNA ENREDADERA

Los jardines verticales están de moda. Cómo una pared revestida de especies vegetales puede terminar en algo poético.

QUIA BRANLEY MUSEUM. Este museo de Jean Nouvel en París fue uno de los que alimentó esta tendencia.

Por MIGUEL JURADO *

 


Eso de ponerle plantas a los frentes nunca me gustó demasiado. Será por eso que decía el famoso arquitecto Frank Lloyd Wright: “Un médico puede enterrar sus errores pero un arquitecto apenas puede aconsejar a sus clientes que planten una enredadera”. Al polémico autor del espiralado Museo Guggenheim de Nueva York le encantaba mostrar que los fracasos de los doctores son menos visibles que los de los arquitectos y, de paso, condenó a las paredes vegetales al mero papel de manotazo de ahogado para tapar lo que no tiene arreglo.
Sin embargo, en los 70 años que pasaron desde que Wright era palabra santa en la arquitectura, las paredes verdes se volvieron una moda. No es que estén por todas partes, o que sean más famosas que las ahora famosas terrazas verdes, pero dale tiempo y van a tapizar el mundo.

La culpa es del francés Franck Blanc que hace unas décadas desarrolló un muro vegetal para el museo de Quai Branly de París. Después lo llamaron para el Caixa Forum de Madrid y siguieron otros encargos que lo volvieron en el botánico más famoso de la arquitectura. Pero ojo, el francés había empezado a poner plantas en las paredes mucho antes. Es más, según él mismo dice su primer jardín vertical lo hizo en su cuarto, cuando tenía 18 años.

El experimento de Blanc logró imitadores en todos lados, y también en Buenos Aires. Por ejemplo, se puede ver un intento de jardín vertical en los costados de la autopista 25 de Mayo, cuando se conecta con la 9 de Julio, a la altura de San Juan. El Gobierno porteño hizo poner unos tubos de plástico para que crezcan plantas y tapen los paredones de los costados. Más o menos está funcionando.

Pero lo más científico en materia de jardines verticales porteños se puede ver en un edificio de la calle Bulnes, entre Las Heras y Cabello. Allí, los arquitectos María Cobelo y Federico Aja Espil se mandaron una pared verde de 6 pisos. Atenti que no hicieron cualquiera. Tuvieron que investigar bastante y la solución final fue una estructura que separa lo verde de la pared de ladrillos, sobre el armazón clavaron un fieltro plástico con bolsillos, los llenaron de tierra y pusieron los plantines. Un sistema de riego automático y las plantas adecuadas dio por resultado un verdadero tapiz vegetal.

El tema de las plantas no es una pavada, al mismísimo Blanc, con más de 300 jardines verticales en su haber, la pifió en la Caixa de Madrid y tuvo que replantar la medianera. Su próximo desafío es un jardín vertical de 160 metros en una torre de Sidney, Australia.

La audacia vegetal no es patrimonio exclusivo de Blanc, en 2004, el argentino Emilio Ambasz donó un proyecto súper verde para ampliar el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, el MAMBA, el que está en avenida San Juan al 300. Bueno, la ampliación se hizo pero la idea de Ambasz, que incluía hacer una especie de gran edificio botánico, no pudo ser. Claro, el famoso arquitecto que vive entre Europa y los Estados Unidos no se dio por vencido: acaba de donar el proyecto para construir un museo de arquitectura en Madrid, justamente a pocas cuadras de la Caixa de Blanc ¿Y que creés? El proyecto promete dos enormes paredes con plantas. Ambasz no es un improvisado, hace 20 años construyó un centro cultural en Japón con un jardín en cascada sobre los techos aterrazados de sus 15 pisos.

Para ser sinceros, eso de agregarle verdura a un edificio no es gran cosa, de tanto en tanto resucita la idea de fusionar arquitectura y naturaleza y todo se vuelve verde. Pero hacer un jardín vertical es otra cosa. Para Blanc, su invento no tiene límites: “En lugar de no ser nada, o un lugar para grafitis, una pared pasa a transformarse en algo poético”, dice, y tiene razón. Ahora mismo lo estoy pensando para salvar el castigado frente de mi casa.



* Editor adjunto ARQ


Fuente: suplemento ARQ Clarín

LA ARGENTINA MAIS LINDA


ESTRELLAS DEL PASADO

 
LA POPULARIDAD EN TIEMPOS DE LOS PRÓCERES

  Dulce Liberal de Martínez de Hoz


Daniel Balmaceda



Siempre bien dispuesto a acumular millas náuticas, en abril de 1926 el inquieto Aarón Anchorena ocupó un camarote del vapor Andes en el puerto de Buenos Aires. Viajaba a Europa, con previa escala en Río de Janeiro. París prometía el reencuentro con amigos, diversión y algo de locura, porque eran los locos años 20 que buscaban dejar atrás la pesadilla de la Gran Guerra Mundial.

El primer tramo del viaje transcurrió sin novedad. Pero en Río abordó Dulce Liberal. Joven viuda del poderoso empresario periodístico Joao de Souza Lage, carioca de 25 años y facciones perfectas, brilló en la elegantísima primera clase del Andes. Durante la travesía, Aarón y Dulce se hicieron buenos amigos. Él le prometió introducirla en la cerrada sociedad parisiense y presentarle amistades. Así fue como al poco tiempo la llamó al hotel y la invitó a participar de una comida que se realizaría en 10 días. Ella aceptó y él partió a Londres en viaje relámpago.

La segunda parte de esta historia transcurrió en el tren a Londres. Aarón se encontró con Eduardo Martínez de Hoz y, mientras atravesaban la campiña francesa, le contó acerca de la monísima brasileña a quien había conocido en el vapor y "que acaba de quitarse el luto". Quería que su amigo la conociera.

La noche de las presentaciones tuvo lugar en el Château de Madrid, en el Bois de Boulogne. A la comida asistieron, además de Anchorena, Martínez de Hoz y Dulce; Enrique, el hermano de la belleza carioca; María Magdalena Bengolea de Sánchez Elía (también llamada Nenette, argentina nacida en París, descendiente de Juan de Garay y nieta de Ezequiel Ramos Mexía) y Zelmira Paz (viuda de Alberto Gainza e hija de José C. Paz, el fundador de La Prensa y constructor del Palacio Paz, en Retiro).

Eduardo Martínez de Hoz se sentó junto a Dulce Liberal, quien lució un vestido de crêpe blanco de Chanel, marcando una evidente finalización del luto. Martínez de Hoz le dijo que tenía mucha curiosidad por conocerla, después de que Aarón le hablara de ella. Conversaron toda la noche. Al día siguiente el caballero visitó a su hermanastro Lucio Ocampo y le confesó: "Acabo de conocer a una joven que desempeñará un papel importante en mi vida". Lucio se lo contó a Elisa Casal de González Moreno, quien completó el círculo invitando a Dulce a tomar el té y, luego de ponderar las virtudes del galán, le advirtió: "No te hagas la interesante".

En París empezaron a enamorarse. Cada mañana, Dulce recibía un ramo de flores enviado por Eduardo. Todas las noches comían juntos con los amigos. Después de nueve meses de haber sido presentados, se casaron. La ceremonia tuvo lugar el 16 de febrero de 1927 en la capilla de Notre Dame de Passy, en París.

Dulce conquistó a Martínez de Hoz y a París. Luego vivieron en Ascochinga, pero la huella que la dama dejara en Francia no se disipó. En 1960, durante un viaje del presidente Arturo Frondizi a Europa, el diario Le Figaro de París publicó una crónica sobre la visita y mencionó a Dulce Liberal diciendo que "Brasil nos ha dado a la más bella de las argentinas".



Fuente: lanacion.com



Una mujer singular



UN HOMENAJE QUE CUMPLE 152 AÑOS

El Libertador. En 1862 se convirtió en el primer monumento ecuestre de la Ciudad. En 1910 sufrió reformas y cambió de orientación. / JUAN MANUEL FOGLIA
Por Eduardo Parise

Lo colocaron allí en junio de 1862, pero la inauguración oficial fue el 13 de julio de ese año. Es decir que, en unos meses, cumplirá nada menos que 152 años en ese lugar. Todavía no habían pasado doce años de la muerte del homenajeado y de esa forma en Buenos Aires se instalaba el primer monumento ecuestre, dedicado a un prócer fundamental en la historia argentina y continental: José de San Martín.
Por supuesto que la elección del lugar tampoco fue una casualidad. En 1812, en esa zona de Retiro conocida como el Campo de Marte, el regimiento de Granaderos a Caballo había hecho sus primeros movimientos de instrucción militar y entrenamiento antes de iniciar la campaña libertadora. La estatua fue colocada sobre un pedestal de mármol italiano que había llegado al país a finales de 1861. Los cajones con la obra fueron desembarcados en la misma zona en marzo de 1862. Y, según cuentan los historiadores, fueron subidos por la barranca de la calle Arenales con varias yuntas de caballos percherones.
La estatua (pesa tres toneladas y media) es del escultor y medallista francés Louis Joseph Daumas (1801-1887), un especialista en el diseño de este tipo de obras. Lo curioso del caso es que la elección de este artista surgió porque en 1856, en Chile, se pensó en hacer monumentos a los próceres de su independencia. La propuesta, lógicamente, incluyó a San Martín. Ante esta situación, la Municipalidad de Buenos Aires también le encomendó a una comisión de vecinos de Retiro un doble trabajo: encargar la obra y adecuar el lugar en el que sería emplazada. Como los chilenos habían elegido a Daumas, también a él se le encargó la estatua para la Ciudad.
A diferencia de la que hizo para Chile (está en el Paseo de La Alameda, en Santiago) la de Buenos Aires tiene a San Martín con el brazo derecho señalando el camino a la gloria (en la del país trasandino porta una bandera, también creada por el prócer) y la cola del caballo flotando en el aire. Se había pensado en incluir una espada sostenida por el brazo derecho. Pero el artista estimó que esa arma podía considerarse como símbolo de un elemento de dominación y no la colocó.
En 1909, con los festejos por el Primer Centenario de la Revolución de Mayo a la vista, se decidió que aquel monumento debía ser mejorado. Entonces, le encargaron al famoso escultor alemán Gustave Eberlein (1847-1926) que embelleciera la obra de Daumas. Eberlein aceptó el trabajo y empezó a hacerlo en su país. Para complementar a la estatua ecuestre se pensó en realizar unos frisos con grupos alegóricos y bajorrelieves que recordaran a los ejércitos de la lucha por la independencia y a la campaña libertadora. La obra original de Eberlein recibió retoques porque tenía algunos errores. Por ejemplo: los soldados llevaban uniformes como los que usaban los ejércitos de Napoleón.
La nueva inauguración, con el pedestal de granito rojo pulido, se realizó el 27 de mayo de 1910. Y en esa remodelación se aprovechó para darle a la estatua una nueva orientación. Antes San Martín señalaba hacia el Este; después, se colocó como está actualmente, marcando el Noroeste, más acorde con la Cordillera y con el Alto Perú. Y a propósito de cambios, recién en 1878 la plaza había recibido su denominación actual. En ese año, al recordarse el centenario del nacimiento del gran libertador, se decidió que el lugar se rebautizara como Plaza San Martín, en lugar de Paseo de Marte. Claro que no todas fueron luces para la estatua. En diciembre de 1864, a dos años de su inauguración, una brutal explosión sacudió el lugar. Fue cuando estalló el polvorín de los antiguos cuarteles de Retiro. Aquello fue una tragedia porque los escombros aplastaron a los soldados del Regimiento de Artillería que justo llegaban de realizar unas maniobras en la zona de Recoleta. Pero esa es otra historia.


Fuente: clarin.com