EL CONCURSO PARA DIRECTOR DEL BELLAS ARTES
SE QUEDÓ EN EL RELATO

Tampoco se sabe cuándo inauguran las salas del primer piso, que fueron reformadas y tienen las obras colgadas.

Para nadie. Entre los espacios que no se inauguran hay una sala dedicada a Antonio Berni./ MARCELO GENLOTE

Por Patricia Kolesnicov


Imagínense una película: el tipo está sentado en su despacho, en la institución que dirige hace más de cinco años. En la puerta suena un toc-toc y aparecen dos de sus superiores. Tres palabras y su tiempo ha terminado; ese no es más su despacho. Uno de sus superiores ocupa su silla. Así fue el cambio de autoridades en el Museo Nacional de Bellas Artes, en abril. El director saliente era Guillermo Alonso; los que llamaron a su puerta eran la subsecretaria de Gestión Cultural de la Nación, Marcela Cardillo, y Alberto Petrina, director nacional de Patrimonio y Museos. La que se sentó en la silla fue Cardillo que, sin dejar su puesto en los papeles, “bajó”, en la práctica, a directora de museo.
Por esos días, la Secretaría de Cultura anunció la apertura del concurso para elegir nuevo director y hasta daba los nombres de los jurados. Pero las bases nunca estuvieron y el concurso nunca abrió: el principal Museo del país está, cómo decirlo, intervenido. ¿Hasta cuándo? En forma oficial, el Museo responde: “No sabemos”. Además del Gran Bonete, debería saberlo la Secretaría de Cultura. Pero la Secretaría de Cultura no contesta. Tal vez porque no sabe, no contesta. O porque no decide.
Cabe recordar que los directores del Museo de Bellas Artes empezaron a ser concursados en 2007, durante la gestión en Cultura de José Nun, gobierno de Néstor Kirchner. La idea era apartar el rumbo del Museo de los avatares políticos. El primer ganador por concurso fue Alonso.
El mandato había vencido en diciembre; por eso se debió haber llamado a concurso unos meses antes, tener un ganador con tiempo y hacer un traspaso civilizado, quién te dice un par de meses de cogestión para que el que se iba ayudara al que llegaba. Impensable. Toc toc en la puerta y afuera.
Claro que un director concursado tiene estabilidad en el cargo y, por lo tanto, independencia. Para armar muestras, decidir cuándo abren y con quién habla. Esta cronista se cansó de pedir, por medios formales e informales, una entrevista con la nueva directora del Museo. El pedido nunca fue contestado. Los que saben lo que pasa explican el por qué, en los términos a los que nos fuimos acostumbrando: “Si le da una entrevista a Clarín le meten una patada en el culo”.
Marcela Cardillo es una abogada recibida en la Universidad de Belgrano que en 2005 empezó a trabajar como asesora del entonces diputado –y hoy Secretario de Cultura– Jorge Coscia. De su mano, entró a la Secretaría de Cultura en 2009, en el área de Legal y Técnica primero y unos meses después como Subsecretaria. Aunque su gestión lleva la marca de origen –toc-toc–, quienes trabajan en Bellas Artes o desde otras instituciones interactúan con el Museo, hablan bien de su gestión. Cardillo puede ser una buena directora a dedo, pero está puesta a dedo. Y no es lo mismo.
Un director concursado, independiente puede decidir, también, cuándo inaugurar obras. Durante la gestión de Alonso, y con un importante aporte económico del Estado, se remodeló el primer piso del Museo. Una reforma que es edilicia pero también de contenidos: se pondrían allí las obras del Siglo XX, sin separar las internacionales de las argentinas, es decir, incorporando el arte argentino al relato del arte de ese siglo. En noviembre, diciembre, cuando se venía el fin del mandato de Alonso, ya el mundillo murmuraba: “No lo van a dejar inaugurar el primer piso”. Y no lo dejaron. La reforma está hecha, las obras están colgadas para que las vea Nadie, y el corte de cinta espera que se levante algún pulgar en alguna oficina que no está en el Museo. Quizás el dedo se destrabe hacia octubre. Por ahora, la excusa es que faltan unos equipos de aire acondicionado. Y, sí, con el manoseo institucional del museo, deben estar pasando mucho calor.

Fuente: clarin.com


ESTRATEGIAS PLÁSTICAS

Muestras



Una vasta exhibición, que reúne obras de formato pequeño de artistas de varias galerías porteñas, destaca líneas y temáticas narrativas en el arte argentino. Agrupadas por autor y por galería -participan con sus artistas, invitadas por Rubbers, Gachi Prieto, Dacil Art, Aldo de Sousa y Elsi del Río-, las diferentes visiones de Historias mínimas rondan sin embargo algunas constantes: el paisaje (Sonia Etchart y, de manera original, Teresa Pereda), la sociedad y la vida urbana (Liliana Golubinsky y Daniel Corvino), el cuerpo (en todo el conjunto escultórico seleccionado, de Tulio Romano a Alexis Minkiewicz), las fantasías animadas (Benito Laren, Carolina Antoniadis, Mariana Vidal y Fabio Risso, entre otros) y los relatos encriptados de las variaciones abstractas (Carolina Cerverizzo y Tulio de Sagastizábal). Rubbers aporta además obras de grandes maestros: bocetos teatrales de Xul Solar, un retrato de Antonio Berni, los trabajos de Luis Felipe Noé sobre Las venas abiertas de América Latina, y otros de Lino Spilimbergo, Ary Brizzi, Juan Doffo y Manuel Álvarez. Mención aparte merecen los óleos esmaltados de Tito Pérez, docente de artistas cuya obra, de resonancias poéticas y filosóficas, encuentra en el recorrido una hondura inesperada.
El título de la muestra -que no en vano evoca el film homónimo de Carlos Sorín, ya que permite que los espectadores hagan foco en situaciones formuladas plásticamente, como en una escena, a través de personajes y circunstancias cotidianas o recortes ópticos- también propone una revisión de las historias del arte nacional. ¿La opción por lo mínimo responde a un contexto "débil" (en proyectos, en movimientos, en ventas)? ¿Imitan en la actualidad las galerías tradicionales las estrategias de las galerías alternativas? ¿En qué medida un guión curatorial es eficaz? Éstas y otras cuestiones -además de un paseo que establece diversos atajos y giros (incluso algunos cul-de-sac) en la producción visual local- resuenan en la colectiva ideada por Mariana Povarché.
Un poco de pasto vale oro en el cielo, de Azul Caverna.
Con un repertorio exiguo de segmentos y grafismos, más una paleta sedosa y vital, la primera muestra individual de Azul Caverna (seudónimo de un artista mendocino nacido en 1979) no parece la de un aficionado sino la de alguien que hubiera alcanzado, durante el acto de pintar, un estilo propio. Sus conjuntos de barras, que semejan lomos de libros en una frágil biblioteca o teclas negras de un piano desarticulado e invisible, se imponen al espectador como textos de una escritura incipiente.
Pulidos, precisos, insistentes, sus trabajos en óleo en barra y crayón sobre papel modulan deconstrucciones morfológicas -como el tríptico Desarrollo en negro- o cromáticas, como Lo que va a suceder. Integran la muestra dibujos en tinta que repiten hasta el infinito un patrón minúsculo, semejante a una letra desconocida; otros con torbellinos de signos sobre aparentes capas de moho -producto del frotado del óleo- y una obra conjunta con su pareja, Martina Quesada (Houston, 1987), también artista de Van Riel. En Le feu, el fuego, the Fire, Caverna rellena el par de figuras geométricas fracturadas de Quesada con un laberinto de trazos candentes e incombustibles.

Fuente: ADN Cultura La Nación

BERLÍN, USINA CREATIVA

Arte / La Babel contemporánea

Varios artistas argentinos contaron a adncultura cómo viven en la capital alemana, que convoca a colegas de todo el planeta con su estilo bohemio y su bajo costo de vida. Entre ellos, se destacan el tucumano Tomás Saraceno y el danés Olafur Eliasson, creadores de megainstalaciones de espíritu universal inspiradas en este clima cosmopolita



BERLIN.-Se promociona como la "ciudad del cambio". Y lo es. Después de las profundas heridas que dejó la Segunda Guerra Mundial, resurgió de las cenizas y se reinventó a sí misma, hasta convertirse en uno de los principales centros de arte del planeta.

Atraídos por la libertad creativa, la infraestructura y el bajo costo de vida de la capital alemana, donde se puede conseguir un departamento de tres dormitorios por 500 euros por mes, aquí conviven cientos de artistas de los cinco continentes. Entre ellos, muchos argentinos, como Tomás Saraceno, Charly Nijensohn, Edgardo Rudnitzky, Miguel Rothschild, Manuel Esnoz, Marula Di Como, Celina González Sueyro, Dolores Zinny, Juan Maidagán, Eva Pedroza y Ariel Lo Manno. En diálogo con adncultura , varios de ellos coincidieron en que Berlín cambió en forma radical en esta última década.

Lo confirmó luego Abaseh Mirvali, curadora de los espacios U-Turn en arteBA y LUPA en ArtRio, durante una cena en un exclusivo restaurante de la ciudad. Mientras pedía un schnitzel , plato típico idéntico a la porteña milanesa, la ex directora de la Fundación/Colección Jumex de México confesó que decidió radicarse en esta capital porque aquí vive gran parte de los artistas que le interesan.

En Berlín tiene su principal taller el danés Olafur Eliasson, uno de los artistas contemporáneos más reconocidos. En una antigua fábrica de cerveza montó un estudio donde trabajan unas cincuenta personas -artesanos, arquitectos e historiadores del arte- y forma a las nuevas generaciones en colaboración con la Universidad de Arte de Berlín (ver recuadro).
Admiradora de la educación alemana, Celina González Sueyro está haciendo una residencia en Berlín: Foto: LA NACIÓN
También aquí crea sus megainstalaciones el tucumano Tomás Saraceno, representado por la galería Esther Schipper, que luego de haber expuesto sus trabajos en la 53a Bienal de Venecia en y en el MET neoyorquino acaba de sorprender en Düsseldorf con su obra En órbita , por la que se puede caminar a 20 metros del piso.

Bajo perfil

Pese a la espectacularidad de estos proyectos de trascendencia mundial, Berlín cultiva el bajo perfil. Aunque tiene decenas de galerías de arte -varias internacionales-, muchas de ellas no dan a la calle. O no tienen un cartel que las identifique, como es el caso de Johann König, donde semanas atrás se inauguró una muestra de la argentina Amalia Pica. Lo único que se puede ver en la página web de Neugerriemschneider ( www.neugerriemschneider.com ), representante de Eliasson, Ai WeiWei, Tobias Rehberger y Rirkrit Tiravanija, es el siguiente mensaje: "Si quiere contactarnos, por favor mándenos un mail".
Compositor polifacético, Edgardo Rudnitzky colabora con Jorge Macchi.

La ciudad ni siquiera tiene feria propia. Lo más parecido es Art Berlin Contemporary, un espacio centrado en los artistas que exhibe en septiembre solo projects de 130 galerías internacionales. Y en abril se realizan los Gallery Weekends, una suerte de Gallery Nights extendidas que convocan a importantes coleccionistas internacionales (ver recuadro).

Una gran vidriera

"A mí me atrajo el espíritu bohemio de Berlín. Su variedad me inspira", dice Esnoz, que llegó por primera vez a esta ciudad en 2004, con un grupo de más de veinte colegas argentinos que participaron de los festejos del décimo aniversario de la hermandad Berlín-Buenos Aires (ver recuadro). "Por otra parte, Berlín es una gran vidriera: está absolutamente proyectada hacia el exterior", agregó el pintor, representado por la galería neoyorquina Kravets/Wehby.

Esta ciudad concentra a creativos de todo el planeta, que suman aportes de distintas disciplinas. El escultor Ariel Lo Manno llegó a la ciudad hace cinco años y al poco tiempo comenzó a trabajar con artistas de Japón, China, Estados Unidos. Tres años más tarde, el grupo reunía a casi cien colegas de distintos países.
En su taller, Manuel Esnoz escucha hablar a los vecinos en varios idiomas.
"Berlín es multicultural", coincide la joven Eva Pedroza, hija de la pintora Ana Eckell, que estudia becada en una universidad. "Es una ciudad cosmopolita, donde hay mucho diálogo", agrega Celina González Sueyro, que está participando de una residencia y expuso en la galería Kwadrat, de Martin Kwade.
La diversidad étnica se nota especialmente en el barrio de Kreuzberg, el preferido por los artistas, que huyeron de Mitte cuando subió el precio de los alquileres. Por el mismo motivo, las galerías se reagruparon en torno a la calle Potsdamer... Hasta nuevo aviso.

"Berlín estalló en los últimos años. Es una ciudad muy dinámica", observa Rudnitzky, compositor devenido artista y radicado aquí desde hace más de una década. Además de realizar sus propias instalaciones colabora con Jorge Macchi, con quien produjo la obra La ascensión para la 51a Bienal de Venecia.

"Acá la escena es enorme: si no te llevás bien con uno, te llevás bien con otro", observa Rothschild, que participó en junio en Art Basel representado por la porteña Ruth Benzacar.

¿Se puede vivir del arte en Berlín? El sí es unánime. Si no alcanza con la venta de obras, otra opción es integrarse a una estructura universitaria que, según ellos, es "incomparable". Di Como, por ejemplo, además de impulsar el proyecto Migrantas, da charlas en instituciones y obtuvo varias becas desde que se instaló en Berlín, en 2002. En ese sentido, según González Sueyro, Berlín es "otro planeta".
Marula Di Como, integrante del colectivo Migrantas, en su lugar de trabajo.

Datos y pistas

Exhibición. Lo más parecido a una feria de arte en la capital alemana es Art Berlin Contemporary ( www.artberlincontemporary.com ), que exhibe en septiembre solo projects de artistas representados por 130 galerías internacionales. En abril se realizan los Gallery Weekends ( www.gallery-weekend-berlin.de ), en los cuales unas cincuenta galerías -muchas de ellas agrupadas en torno a la calle Potsdamer- inauguran muestras con invitados internacionales durante tres días y tres noches. Entre los principales espacios de exhibición de arte contemporáneo se cuentan los museos Hamburger Bahnhof y Martin Gropius Bau, así como las colecciones privadas de Christian Boros -alojada en un antiguo búnker-, Thomas Olbricht, Arthur De Ganay y Erika Hoffmann.
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Educación. El prestigioso artista danés Olafur Eliasson forma a las nuevas generaciones en el innovador Instituto de Experimentación Espacial, en colaboración con la Universidad de Arte de Berlín (UDK). Junto con la Kunsthochschule Weißensee (KHB), son las dos principales universidades para estudiar arte en Berlín. Sobre becas de estudios en Alemania se puede consultar al Servicio de Intercambio Académico Alemán ( www.daad.org.ar) .
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Ciudades hermanas. El año próximo se cumplirán veinte años del acuerdo de colaboración entre Berlín y Buenos Aires. Para celebrarlo, Dudu von Thielmann impulsa la segunda edición del festival "Diálogo Cultural Berlín-Buenos Aires". La primera edición, en 2004, incluyó una muestra en la capital alemana del Movimiento Notango, con obras de 24 artistas argentinos.


En el centro del mundo: Rothschild produce en Berlín y exhibe en Art Basel.


Fuente: ADN Cultura La Nación

LA CALAVERA DE CRISTAL DE ROCA
DEL BRITISH MUSEUM DE LONDRES


CRÁNEO DE CRISTAL DE CUARZO

Probablemente europeo, s. XIX

Los grandes cráneos de cristal de cuarzo han suscitado gran interés y fascinación desde que comenzaron a verse en las colecciones públicas y privadas durante la segunda mitad del siglo diecinueve. Algunos fueron atribuidos a escultores aztecas, mixtecas e incluso mayas. Otros, se cree, son ejemplos del arte colonial mexicano para su utilización en las iglesias, tal vez como bases para crucifijos.
El Departamento de Investigaciones Científicas del British Museum ha llegado a la conclusión de que el cristal de cuarzo empleado en la realización de este ejemplar de cráneo probablemente haya provenido de Brasil. Además, se advierten indicios del uso de un torno de joyería, una herramienta desconocida en América hasta la llegada de los europeos. Estas marcas, sumadas al pulido de su superficie, indican que el cráneo fue tallado mediante técnicas tradicionales europeas.
Se cree que el cráneo de cristal proviene de México y fue traído a Europa por un funcionario español antes de la ocupación francesa. Más tarde, fue vendido a un coleccionista inglés y, tras la muerte de éste, fue adquirido por el anticuario francés Eugène Boban. Luego pasó a manos de la casa Tiffany & Co. de Nueva York, donde fue adquirido por el British Museum. Boban pudo haber adquirido el cráneo en Alemania, donde se enviaron grandes cantidades de cristal de cuarzo a principios del siglo diecinueve.

Fuente: The British Museum

REVELAN CÓMO SE PREPARABAN LOS SACRIFICIOS HUMANOS INCAS

A los niños elegidos les daban coca y chicha durante meses para que fueran más dóciles.
La doncella. Es una de las 3 momias halladas en Salta. El estudio reveló que tenía 13 años y no 15, como se creía.

Washington. Dpa. - 30/07/13


Los incas preparaban a los niños que elegían para sus sacrificios administrándoles alcohol y hojas de coca durante meses. Así lo revela una investigación de la universidad británica de Bradford. Tras estudiar las tres momias de niños de más de 500 años, que fueron halladas en los Andes argentinos, los expertos llegaron a la conclusión de que el consumo de ambas sustancias era parte del ritual del sacrificio. Y que tenía un sentido espiritual, pero también práctico: volverlos más dóciles. Los resultados se publicaron en la revista “Proceedings” de la Academia estadounidense de las Ciencias.
El equipo liderado por el arqueólogo Andrew Wilson investigó entre otros aspectos, el cabello de las tres momias infantiles halladas en 1999 cerca de la cumbre del volcán Llullaillaco, en Salta. Las tres momias (“El Niño” “la Doncella” y “la Niña del Rayo”), que se encontraban en muy buen estado debido a las gélidas temperaturas en las que fueron conservadas, se exponen en el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM).
Aunque ya se sabía que el alcohol y la coca eran determinantes en los sacrificios humanos de los incas, los restos hallados en los cabellos permiten ahora deducir nuevos detalles sobre cómo se preparaban estos rituales.
Así, un año antes de morir, la alimentación de “la Doncella” –la mayor de los niños– cambió drásticamente. Al parecer, en ese momento habría sido elegida para el sacrificio y desde entonces mucho mejor alimentada. Según el estudio, “la Doncella” tenía unos 13 años (hasta ahora se creía que había muerto a los 15).
El alcohol que consumían era chicha, una bebida derivada de la fermentación del maíz. Las hojas de coca producen entre otros un efecto calmante al masticarlas mezcladas con ceniza. Los incas creían que los estados de embriaguez permitían acceder al mundo de los espíritus.
“La coca y el alcohol eran sustancias que provocaban un estado de cambio considerado sagrado”, señala el estudio. Los autores de la investigación apuntan a que estas drogas también contribuían a que los niños fueran más dóciles de cara a los rituales.
Los sacrificios humanos en el imperio inca se conocen con el nombre de “copacocha”. Los niños elegidos recorrían normalmente largas distancias y participaban en ceremonias en la capital inca, Cuzco, antes de dirigirse a la cumbre del volcán, a cientos de kilómetros de distancia, donde finalmente eran sacrificados.

El niño. La momia, de un nene de 7 años, tiene más de 500 años y se conserva en gran estado. /FOTOS: AP Y AFP

Los enterraron vivos en un volcán

La investigación de la Universidad de Bradford coincide con estudios previos de especialistas argentinos. “A los tres niños incas, no caben dudas que le dieron de tomar chicha cuando fueron enterrados vivos en los santuarios de la cumbre del Volcán Llullaillaco”, explica Mario Lazarovich, asesor en Patrimonio Cultural de Salta. Sobre el vestigio del consumo de hojas de coca, Lazarovich explica que “no es fácil permanecer tantos días a más de 4.000 metros de altura, y ahí es donde la hoja de coca, mitiga la sequedad de la boca, controla la falta de oxígeno, atenúa el mal de altura y sirve como anestésico”. La doctora en Arqueología de Alta Montaña, Constanza Ceruti, que participó en el desentierro de las momias, escribió en su libro “Llullaillaco” que “en las tomografías computadas realizadas a los cuerpos (...) quedaron descartados los golpes en las cabezas como causal de muerte”. “Sacrificios alternativos, según fuentes etnohistóricas, son la asfixia y el entierro de niños aún vivos en estado de semiinconsciencia, tras la ingesta de una bebida embriagante como la chicha” detalló Ceruti.
Jesús Rodríguez (Salta)

Fuente: clarin.com

EL MURAL QUE NO ENVEJECE NUNCA

”Mi Buenos Aires querido”, de Páez Vilaró, cumple 25 años pero su actualidad es notable.
Carlos Gardel. El ícono rioplatense, junto a bailarines de tango, Maradona, el Obelisco un canillita, el puerto y las dos orillas. / FERNANDO DE LA ORDEN
Por Eduardo Parise


La imagen tiene tanta actualidad que parece hecha el mes pasado. Pero está en ese lugar desde hace casi un cuarto de siglo. Su autor, Carlos Páez Vilaró, la tituló “Mi Buenos Aires querido”. Es obvio que alude a Carlos Gardel, símbolo rioplatense por excelencia, y a su famoso tango. Pero la dedicatoria no es exclusiva porque además homenajea explícitamente a esta ciudad que también tiene a Páez Vilaró como símbolo, aunque él haya nacido en Uruguay, del otro lado de ese río ancho y marrón al que, en 1516, Juan Díaz de Solís y sus aventureros acompañantes llamaron “mar Dulce”.
El mural está sobre la pared de un edificio de departamentos, a metros de avenida Figueroa Alcorta y Tagle, casi una puerta de entrada a lo que se conoce como Barrio Parque, uno de los sectores más exclusivos de Buenos Aires. Fue pintado en 1989 por una sugerencia que el entonces intendente Carlos Grosso le hizo al artista. Es que sabía que, desde hacía un tiempo, Carlos Páez Vilaró venía pensando en algo semejante: un trabajo que mostrara una síntesis de esta ciudad que ya tiene 433 años, desde su segunda fundación. Y aunque se trate de un lugar exclusivo, en la imagen hay elementos tan populares y representativos de nuestra cultura como podría serlo un buen asado.
La figura central, está claro, es Carlos Gardel. La pintó gente especializada que, colgada en silletas, reprodujo la obra-homenaje. Para el trabajo se usó pintura acrílica. Eran tiempos en que no existía todavía la tecnología que se aplica actualmente: las imágenes se hacen con un plóter, una especie de gran impresora pero con características especiales y propias, que está conectada a una computadora.
Pero volvamos al mural. A partir de la figura de Gardel se van agregando elementos que son íconos fuertes de la Ciudad. Por ejemplo el dibujo que está en la corbata del cantor y que muestra al Obelisco porteño. Esa imagen es la que, según el autor, lleva después a “leer” el resto de la obra. Hacia el lado izquierdo aparece el puerto de Buenos Aires, un lugar que une ambas patrias de quien firma el mural a cada lado del Río de la Plata. Y también se puede ver una pareja que está bailando un tango. Cuentan que Páez Vilaró la incluyó como una manera de homenajear a su amigo Astor Pantaleón Piazzolla, bandoneonista genial que puso a nuestra música en la galería de los clásicos universales.
Hacia el lado derecho también la simbología es muy clara: están el histórico edificio del Cabildo, una suerte de “casa paterna” de nuestro comienzo como nación libre; Diego Armando Maradona con su camiseta argentina con el diez en la espalda, un número que no sólo lo ubicaba en el campo de juego sino que también era su calificativo como futbolista, y hasta algo muy popular entre los habitantes porteños como lo son las carreras de caballos.
Para rematar la obra, además el artista puso la imagen de un personaje clave en la cultura popular: el vendedor de diarios, al que el dramaturgo y periodista Florencio Sánchez (Montevideo, 17 de enero de 1875 / Milán, Italia, 7 de noviembre de 1910; murió a los 35 años) definió como “canillita”.
La designación tenía que ver con el personaje de su sainete, estrenado en 1903, que llamaba así a un chico de pocos recursos económicos que vendía diarios por las calles para ganarse unos centavos y ayudar a su familia. Aquel “botija”, como hubiera dicho Sánchez, había pegado un estirón y su pantalón remendado le había quedado bastante corto. Por eso, las canillas de sus piernas estaban a la vista, dejando al aire esas flacas extremidades. Aquello generó el bautismo para representar a los vendedores de diarios y revistas, algo que la tradición popular de las dos orillas todavía mantiene. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

RASTROS DE LIENZOS DE ÓLEO EN POSIBLES CENIZAS
DE CUADROS ROBADOS EN HOLANDA

En este espacio estaba "La lectora en blanco y amarillo" de Matisse robada del museo Kunsthal de Rotterdam, Holanda

Cenizas encontradas en la casa de la madre de un rumano acusado de un espectacular robo de lienzos de Picasso, Monet y Gauguin en un museo de Holanda contienen "fragmentos típicos de cuadros de óleo quemados", indicó el jueves a la AFP el museo encargado del análisis

Por Robin Utrecht

Cenizas encontradas en la casa de la madre de un rumano acusado de un espectacular robo de lienzos de Picasso, Monet y Gauguin en un museo de Holanda contienen "fragmentos típicos de cuadros de óleo quemados", indicó el jueves a la AFP el museo encargado del análisis. "Descubrimos pigmentos especiales, muy caros, que ya no son utilizados desde la segunda mitad del siglo XX", declaró el director del Museo Nacional de Historia de Rumanía, Ernest Oberländer-Tarnoveanu. El director del museo añadió que los pigmentos identificados en las cenizas, a base de estaño, plomo y zinc, eran utilizados desde el período del Renacimiento, pero ahora están prohibidos. El análisis reveló "restos de cuadros, uno o varios, con restos de pintura azul, amarillo y rojo (...) y clavos". Sin embargo, el director del museo no quiso decir si los lienzos robados --entre ellos uno de Picasso, dos de Monet y uno de Gauguin-- fueron quemados. Son los investigadores quienes tienen que determinarlo", añadió. La fiscalía que sigue el caso (DIICOT) indicó "que no se puede sacar ninguna conclusión" antes de que termine la investigación. La madre de Radu Dogaru, uno de los presuntos autores del robo, declaró a los investigadores que quemó los lienzos para destruir las pruebas, según un documento de la fiscalía citado por la agencia Mediafax. Antes, los había enterrado en el jardín de unacasa abandonada en el este de Rumanía, y luego en un cementerio. Seis rumanos, entre ellos Radu Dogaru y su hijo, serán juzgados a partir del 13 de agosto en el caso del "robo del siglo". La fiscalía evalúa el perjuicio representado por ese hurto en 18 millones de euros. Si los cuadros fueron quemados "pienso que se trataría de un crimen monstruoso, de un acto de barbarie y de un crimen contra la humanidad", estimó Oberländer-Tarnoveanu. Para celebrar sus 20 años, el museo Kunsthal de Rotterdam exponía las 150 obras de la colección de la Fundación Triton. Siete lienzos de grandes maestros fueron robadas en menos de 90 segundos durante la noche: "Cabeza de Arlequín", de Pablo Picasso, "La lectora en blanco y amarillo", de Henri Matisse, el "Waterloo Bridge" y el "Charing Cross Bridge" de Londres, firmados por Claude Monet, y "Mujer ante una ventana abierta", de Paul Gauguin. El botín incluía también "Autorretrato", de Meyer de Hann, y "Mujer con los ojos cerrados", de Lucian Freud.

Fuente: AFP