El estilo derivado de la École des Beaux Arts,
fundada a comienzos del siglo XIX, difundió en el mundo el espíritu de
la arquitectura francesa y alcanzó la apoteosis pedagógica con la
transformación de París; Buenos Aires dio varios ejemplos notables de
esa influencia virtuosa
SUBASTARÁN UNA SILLA INÉDITA QUE GAUDÍ DISEÑÓ
PARA LA CASA BATLLÓ
La Casa Batlló, la vivienda para la que fue creada en 1907, desconocía la existencia del mueble
![]() |
Dos vistas de la 'nueva' silla de Antoni Gaudí que sale a subasta. / balclis |
Por José Ángel Montañés /
Barcelona
No es necesario hacer encuestas para saber que Antoni Gaudí es una de las marcas de Barcelona que más vende y que todo lo que rodea a este inclasificable arquitecto despierta un máximo interés y genera muchos beneficios. La última historia tiene que ver con una pieza de mobiliario creada por él, genial y único como los edificios que el arquitecto construyó. En concreto una silla de costura inédita realizada por el reusense alrededor de 1907 para la Casa Batlló, que había acabado en el número 34 del paseo de Gràcia. Como el resto de los muebles de la vivienda fue creada en la carpintería Casas i Bardés. Está realizada en pino de melis —Pinus palustris— procedente de Cuba tallado y torneado al que dio forma ergonómica, como casi todo lo que creaba, para que se adaptara a la postura del cuerpo de la señora Batlló cuando cosía.
No es necesario hacer encuestas para saber que Antoni Gaudí es una de las marcas de Barcelona que más vende y que todo lo que rodea a este inclasificable arquitecto despierta un máximo interés y genera muchos beneficios. La última historia tiene que ver con una pieza de mobiliario creada por él, genial y único como los edificios que el arquitecto construyó. En concreto una silla de costura inédita realizada por el reusense alrededor de 1907 para la Casa Batlló, que había acabado en el número 34 del paseo de Gràcia. Como el resto de los muebles de la vivienda fue creada en la carpintería Casas i Bardés. Está realizada en pino de melis —Pinus palustris— procedente de Cuba tallado y torneado al que dio forma ergonómica, como casi todo lo que creaba, para que se adaptara a la postura del cuerpo de la señora Batlló cuando cosía.
La pieza aparece en el catálogo de la sala Balclis
con un precio de salida de 38.000 euros y se subastará la próxima
semana en Barcelona. Hasta la fecha los actuales propietarios de la Casa
Batlló, la familia Bernat, creían que existía una sola silla de
costura. Fue la que adquirieron hace unos años convencidos de que era el
único ejemplar. Tanto que desde junio comercializan réplicas “en
exclusiva mundial” de la silla creadas de forma artesanal, con la misma
madera y técnicas que usó Gaudí. Aprovechando los meses de tirón
turístico ya han comenzado a venderlas, pese a que tenían pensado
presentarlas en septiembre. El precio de venta es de 1.936 euros cada
una.
Pero ayer descubrieron, por sorpresa, que existe, al menos, una
segunda silla de costura en discordia. “Intentaremos saber todo lo
posible sobre ella porque nuestro patrimonio es lo relacionado con la
casa Batlló”, explican fuentes de la sociedad Casa Batlló S.L.U. que
gestiona las visitas —más de un millón de personas en 2012— y ofrece el
edificio para actos sociales, aunque no quisieron aclarar si intentarían
comprarla o no.
El caso es que la silla ha llegado a la sala de subastas de la mano
de los bisnietos de José Batlló que dan fe con “documento incluido” de
que es auténtica, “ya que siempre ha estado vinculada a su familia y la
han ido heredando generación a generación”, explican. El mueble tiene
una particularidad: En un momento dado se le cortaron los extremos de
sus cuatro patas para que fuera utilizada por Fermina García, la ama de
cría de la tercera generación de los Batlló, según han asegurado los
mismos dueños de la silla hasta ahora, con el fin de poder amamantar
mejor.
Tampoco hay duda de la autenticidad del mueble para los tres especialistas en Gaudí —sobre todo en la colonia Güell—,
como son Marià Marín, Manuel Medarde y Galdric Santana, que han
redactado una extensa ficha para Balclis. Tras analizar la técnica y la
cola de fijación de procedencia animal empleada y estudiar la historia
de la silla, aseguran que esta es incluso es un “modelo inicial
experimental, a modo de prototipo para posteriormente fabricar los
ejemplares definitivos, lo que confiere un valor añadido como pieza
histórica de referencia”. Aunque también reconocen que “la existencia de
algún documento de la época firmado por Gaudí, factura de pedido del
taller o ebanista que la realizó, o documento de encargo del
propietario, servirían para su completa autentificación”, además de un
estudio de dendrocronología de la madera que proporcionaría la edad de
la misma.
Ayer, primer día de exposición pública de las piezas que se
subastarán los días 17 y 18, fueron varias las personas que ya se
interesaron por la silla. La mayoría extranjeros.
Las piezas de mobiliario creadas por Gaudí han alcanzado grandes
precios en subastas. En mayo de 2011 se vendió en París un banco de dos
plazas por 320.000 euros. No rebasó el millón de euros que se pagó en
2007 por el espectacular biombo de la Casa Milà que vendió Christie’s en Nueva York.
Fuente: elpais.com
Fuente: elpais.com
LAS FLORES DEL BIEN
Los óleos de Carlos Arnaiz aluden a lo floral con
una exaltación de la forma y el color, que es a la vez un homenaje a la
naturaleza y a la pintura.
![]() |
Sin título. 2013 , óleo sobre tela, 300 x 200 cm. Es la primera pintura de estas dimensiones en la producción del artista. |
Por Marina Oybin
Las exuberantes pinturas del artista Carlos Arnaiz irradian luz en la galería Jorge Mara-La Ruche. Sedosos, con transparencias, borroneados, sus colores hipnotizan la pupila. Las formas orgánicas mutan inexplicablemente. En algunos lienzos, los pétalos vueltos vulvas vueltos alas de bellas libélulas vueltos extraños pájaros parecen flotar; en otros, las formas vegetales parecen salir de la tela hasta acercarse al espectador.
Las exuberantes pinturas del artista Carlos Arnaiz irradian luz en la galería Jorge Mara-La Ruche. Sedosos, con transparencias, borroneados, sus colores hipnotizan la pupila. Las formas orgánicas mutan inexplicablemente. En algunos lienzos, los pétalos vueltos vulvas vueltos alas de bellas libélulas vueltos extraños pájaros parecen flotar; en otros, las formas vegetales parecen salir de la tela hasta acercarse al espectador.
Es un mundo orgánico fabuloso surgido a
veces de las impensadas colecciones de caracoles, hongos, piedras, hojas
y amebas que el artista atesora. “Siempre busco, investigo. Un artista
–dice Arnaiz– tiene que estar atento a la naturaleza, a todo lo que
ocurre a su alrededor”. Hay en esas formas de colores deslumbrantes
siempre un velo de misterio. Una tensión latente entre lo visible y lo
oculto. Entre las veladuras de colores y el color intenso que irrumpe.
“Para que el disfrute se evidencie, tiene que haber sufrimiento”, dice
Arnaiz, refiriéndose a las luces y sombras que invaden su obra y,
también, el proceso de producción.
“Podría decirse que en la
evidente sensualidad con la que Carlos Arnaiz se sumerge en la pintura
palpita la obsesión por el esbozo sensible de una geometría laxa, de
resonancias botánicas, como si la naturaleza y sus ornamentos,
catalogados en caudaloso archivo gráfico según una muy elaborada
síntesis, fueran concebidos a partir de ciertas formas elementales, pero
altamente productivas”, escribió el artista Eduardo Stupía sobre la
obra de Arnaiz, en 2008.
En la galería Jorge Mara - La Ruche se
expone una serie de pinturas, dos de ellas de grandes dimensiones. Son
todas pinturas que se exhiben por primera vez, la mayoría realizadas
este año.
![]() |
Sin título. 2012, técnica mixta sobre papel, 34 x 48 cm. |
Hay también una serie de pequeños trabajos sobre papel que pertenecen a libros donde el artista hace sus bocetos. Son verdaderas joyitas donde Arnaiz plantea sobre la cuadrícula el boceto que luego llevará al lienzo. En esos libros que son una especie de alma máter de los lienzos, juega con colores, texturas, transparencias, tensiones entre formas y color. Los fondos son de un gris potente, mezcla de plata y plomo. Es posible detenerse un buen rato para ver “Puro gozo”, “Escena de la que surgimos”, “Paisaje re-creado” y “El orden de la noche”, entre muchos otros trabajos. Cuenta Arnaiz que le gusta la intimidad que se genera al hacer estos libros en su casa en penumbras: “Es mi manera de ir desarrollando el pensamiento. Con grafito, comienzo a elaborar la idea, me acompañan todos los caracoles, las hojas, amebas, estrellas de mar y medusas”, dice.
Hay también una serie de
pinturas en blanco y negro sobre papel, hechas con óleos, lápiz al óleo y
grafito, una técnica que el artista no había usado antes. “Para mí éste
fue un acontecimiento especial porque nunca había pintado en grises”,
dice Arnaiz. Hay grises verdosos, azulados, algunos cálidos; otros
fríos. En estas pinturas la línea juega y tensa la composición con
planos blanquecinos; a veces la línea logra imponerse. “La luz es
pareja. Eso se debe al uso del blanco con limitaciones: el blanco sería
la luz máxima y yo me reservo siempre esa posibilidad”, cuenta el
artista.
“¿Ha visto usted alguna vez, lector, el color de las
tinieblas a la luz de una llama? Están hechas de una materia diferente a
las de las tinieblas de la noche en un camino y, si me atrevo a hacer
una comparación, parecen estar formadas de corpúsculos como de una
ceniza tenue, cuyas parcelas resplandecieran con todos los colores del
arco iris. Me pareció que iban a meterse en mis ojos y, a pesar mío,
parpadeé”, escribe Junichiro Tanizaki en El elogio de la sombra .
![]() |
Sin título. 2012, técnica mixta sobre papel, 34 x 48 cm. |
Rara
avis, Arnaiz siempre vivió de la venta de sus obras. Empezó en 1968 con
una exposición de cuadros cóncavos y convexos en la galería Lirolay.
Buscando nutrirse del espíritu creativo de época, frecuentó a los
artistas del Di Tella. Expuso en la galería Bonino. Pasó por el realismo
puntilloso. Desde 1978 hasta 1996 vivó en Madrid y Hamburgo, donde no
dejó de exponer. Pintó sobre libros manuscritos del siglo XVI con sellos
reales, un material que el artista compró en España. Y comenzó a
desatar ese mundo orgánico fabuloso, tan suyo, con diferentes
materiales. Siempre está atento. No deja que el azar de una veladura se
pierda en la vorágine.
Hay alegría en sus obras. A Arnaiz le
gusta trabajar con precisión milimétrica el color. Logra violetas,
verdes, rojos y azules inolvidables, grises que están hechos con toques
de color. Uno experimenta una vertiginosa sensación de euforia: allí
está la potencia de la fabulosa naturaleza que desata el artista. Todo
está en estado de permanente cambio y nacimiento. Hay vida, seres
apasionados, tonos soñados. Un universo que late generoso.
En las
obras de Arnaiz hay mucho goce, pasión por la pintura. Vaya con tiempo:
cuesta despegarse de ese mundo sugerente, una bella y singular botánica
hecha de texturas aterciopeladas, sutiles veladuras, formas orgánicas
moduladas con suavidad y colores hipnóticos.
Arnaiz básico
Buenos Aires, 1948. Artista plástico.
Estudió en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano. Entre
1978 y 1996 vivó en Madrid y Hamburgo. Expuso en España, Bélgica,
Italia, Dinamarca, Suecia, Alemania. Obtuvo el Premio de Pintura Zamora
(España, 1980), el Premio de Dibujo Joan Miró (Barcelona, 1974), entre
muchos otros premios. Hay obra suya en la colección del Museo Nacional
de Bellas Artes.
FICHA
Carlos Arnaiz
Flora
LUGAR: GALERIA JORGE MARA-LA RUCHE, PARANA 1133
FECHA: HASTA EL 3 DE AGOSTO
HORARIO: LUN A VIER, 11 A 13.30 Y
15 A 19.30; SABADOS, 11 A 13.30
ENTRADA: GRATIS
Fuente: Revista Ñ Clarín
MASTERPIECE LONDON:
EL PASADO Y EL FUTURO EN UN MISMO LUGAR
En el sofisticado barrio londinense de Chelsea acaba de cerrar la cuarta edición de la feria de arte, diseño y antigüedades que reúne piezas con historia, potencial y a los ávidos coleccionistas que buscan en las obras de arte la seguridad que el dinero no les da.
![]() |
Masterpiece London congrega a los coleccionistas más glamorosos. |
Por M. S. Dansey
No importan las categorías ni el tiempo. Es la calidad. Ese parece ser el lema de Masterpiece London,
la feria de arte, diseño y antigüedades que por cuarto año consecutivo
abrió sus puertas en el paquetísimo barrio de Chelsea –este año entre 27
de Junio y el 3 de Julio– para finalmente imponerse en la peleada
agenda de ferias inglesas. La excelencia de sus piezas y la liberalidad a
la hora de poner las etiquetas es su estrategia y su encanto. En
Masterpiece se encuentra de todo y todo es superlativo. Del pasado más
remoto hasta nuestros días y un poquito más allá: “Las piezas de hoy que
serán admiradas en los próximos siglos”, dice Thomas Woodham-Smith,
director creativo a cargo de la selección de los 150 expositores de todo
el globo.
“Hay presencia inglesa pero queremos reunir la
diversidad del mundo”, dice Woodman-Smith haciendo gala de eso que los
ingleses saben hacer tan bien: hacer valer lo suyo en cada puerto. Y
traerse de cada puerto lo mejor. Y que Dios salve al libre comercio.
La
gran perla de María Tudor es el centro de las miradas. Está rodeada de
criaturas marinas vivas, anémonas y corales fluorescentes en un espacio
oscuro especialmente ambientado por Symbolic & Chase, la prestigiosa
joyería de Old Bond Street. 64.5 quilates. O sus equivalentes 258.12
gramos. La tercera perla más grande jamás documentada, engarzada en un
extraordinario colgante de 1526 para la emperatriz Isabella de Portugal y
que, muerta ella, pasó por varias manos reales hasta llegar a la hija
de Enrique VIII y Catalina de Aragón, María de Inglaterra, también
conocida como María la sanguinaria, por esa manía suya de quemar a la
gente viva en pos de recuperar el catolicismo para la nación. La que
inspiro un trago glorioso, el Bloody Mary, y algunos retratos como el
que ofrece Phillip Mould a una cifra suponemos igualmente escalofriante.
![]() |
Los jubilados de Chelsea, en la feria de arte y antigüedades de Londres. |
Como la perla, la mayoría de las piezas tiene una historia detrás. O directamente es la Historia. Hay una máscara mortuoria de un sarcófago egipcio y un busto de Alejandro Magno. Está la cajita de acero de Fabergé que perteneció a Iam Fleming y en la película Octopussy lo salvó de un balazo a James Bond. Hay dos versiones, una en papel y otra en lienzo del Concetto spaziale de Lucio Fontana, el artista rosarino que hizo carrera en Italia, y que de hecho lo presentan como artista italiano, quien obsesionado con la dimensión de la pintura tomó su navaja y le hizo un tajo al cuadro. En 1958. No más que eso, no menos, un gesto. Porque no tiene que ser fastuoso para ser genial. Hay una mandolina de la fiebre del oro en California, el primer mapa oficial de la red de subterráneos de Londres, una esfera de marfil con puntas cónicas que supo servir como estimulador erógeno a una cortesana de la Dinastía Qing, “una de las más opresoras”, desliza con un dejo de libido el francés que recibe de Finch & Co. Si alguna vez se trató de probar que la colección sigue una ley que quede claro que es la ley del deseo.
En la casa
de arte Dickinson está el torso de Annette Venise, la primera escultura
que hizo Alberto Giacometti a su mujer. “La escultura de Giacometti
dialoga sin problemas con esta figurita etrusca”, sugiere la joven
estudiante de artes que atiende en Ariadne Gallery, dedicada al arte
antiguo, digamos, piezas arqueológicas. El recorte que propone tiene
sentido por afuera de toda regla. ¿Acaso una nueva manera de
coleccionar? Todo atravesado.
Pero atravesado por qué. Los Sinai Brothers son especialistas en artes aplicadas de fines del siglo XIX, principios del siglo XX, art nouveau, artes decorativas inglesas, orientalismos, curiosidades del Este, los límites se tornan borrosos y todo adquiere un humor pesadillesco y fantástico en su salón.
Pero atravesado por qué. Los Sinai Brothers son especialistas en artes aplicadas de fines del siglo XIX, principios del siglo XX, art nouveau, artes decorativas inglesas, orientalismos, curiosidades del Este, los límites se tornan borrosos y todo adquiere un humor pesadillesco y fantástico en su salón.
![]() |
Porcelana europea, de lo más preciado de la feria. |
La propuesta de Geoffrey Diner, la galería de Washington, no es menos
ecléctica. Un cuadro de Lichtenstein junto a una estufa a leña diseñada
por Tiffany y un armario de Marc Newson, el creador del diván en el que
se recuesta Madonna en el video Rain.
Así de
misturado, así de glamoroso. Para el que quiera ver y el que lo pueda
pagar. Por la inauguración pasaron Ana Wintour, celebre editora de la
revista Vogue, la actriz Uma Thurman, las hijas de Sara
Ferguson, las princesas Beatriz y Eugenia, y parte de la familia real de
Arabia Saudita, además de buena parte de la crema inglesa y acaudalados
rusos, indios, pakistaníes y sobre todo chinos que buscan en las obras
de arte la seguridad que el dinero no les da.
Para el caso:
porcelana inglesa, francesa, rusa o porcelana contemporánea como la de
la artista Beth Katleman; un collar que perteneció a María Antonieta u
otro diseñado por Alexander Calder, un bronce de Rodin o en el parque,
también a la venta, una escultura monumental del español Eduardo
Chillida que nos advierten ya se vendió.
Lo que legitima el
tiempo y lo que legitima un nombre. Pero entonces ¿cuál el factor común?
“Son todas cosas que fueron hechas para perdurar en el tiempo”, dice
Woodham-Smith y pone como ejemplo un reloj de Thomas Tompion, expuesto
en la casa Raffety. “A fines del siglo XVII, Tompion hacía relojes que
fueron un gran avance para su época. No inventó el péndulo, pero dio
pasos muy importantes en su uso para medir con precisión el tiempo.
Ahora, Maserati, Jaguar están haciendo algo similar con los motores de
alta velocidad. Seguramente dentro de cien o doscientos años, cuando
todavía se pueda manejar un Jaguar o una Harley Davidson, la gente diga:
¿podés creer que esto era una obra maestra en el 2013? Pensar eso me da
mucho orgullo. Aunque para ese entonces nosotros estaremos muertos”.
Fuente: Revista Ñ Clarín
GUALICHOS POPULARES Y TRANS:
MARCIA SCHVARTZ DESLUMBRA OTRA VEZ
En la muestra "Zoolatrías y entidades extrañas", en la UCA, la artista profundiza su apuesta por lo marginal y por la pintura.
![]() |
“La negra va a la pachanga”. Técnica mixta. |
Por Mercedes Pérez Bergliaffa
Sólo alguien que la tiene muy clara con la pintura puede hacer
lo que está haciendo ahora Marcia Schvartz en el Pabellón de las Artes
de la UCA, con su muestra Zoolatrías y entidades extrañas (“el
título lo sacamos de un libro junto a mi compañero, no sabemos bien lo
que quiere decir pero nos gustó”, explicará más tarde, divertida, la
pintora).
Para un desprevenido, hasta pueden desconcertar estas
obras: desfile kitsch de pachamamas, recuerdos de Mar del Plata, de
caracoles, ovejas de cerámica, el reconocido “hombre-cangejo” –deidad de
la cultura Moche–, juguetes, latas, ceniceros, espejos, cartones,
ruleros, posters venidos a menos, un mate, y eso que en Perú llaman
“CHI-CHO-CHU”: “CHIno, CHOlo y CHUcha tu madre” –con un lenguaje bien de
la calle–, todo pintado. Y después, están los personajes, esos grandes
y exquisitos retratos: Nelba –gran figura, diosa estelar del universo
Marcia–, morocha formoseña, destella en muchas de las obras: “Bailanta
top”, “La sonrisa de Nelba”, “Constitución”. “Es la chica que cuida a la
mamá de Levinas, la conocí en su casa”, me explica Schvartz. “Pasa que
cada tanto me ocurre una especie de enamoramiento con un modelo y me
pasó eso con Nelba. Y también con “el Buda” (Pablo, asistente de
plomero, de familia boliviana de Laferrere, fue a la casa de Marcia un
día a arreglar unos caños y, a partir de ahí, la artista lo empezó a
pintar). “El Buda” aparece en dos grandes retratos.
–¿Qué es lo que te llama la atención de las personas que retratás? ¿Cómo los elegís?
–Bueno, son gente que se toma la vida de otra manera, orgullosamente de ser quienes son y de lo que hacen, y viendo a Buenos Aires como lo que es: una selva. Creo que el pintor tiene el ojo desarrollado para registrar gente que vive con otra intensidad. Es un ojo especial, que te permite encontrar eso en el otro y establecer un vínculo; y que la otra persona te permita acceder a ella.
–Bueno, son gente que se toma la vida de otra manera, orgullosamente de ser quienes son y de lo que hacen, y viendo a Buenos Aires como lo que es: una selva. Creo que el pintor tiene el ojo desarrollado para registrar gente que vive con otra intensidad. Es un ojo especial, que te permite encontrar eso en el otro y establecer un vínculo; y que la otra persona te permita acceder a ella.
En la sala de la UCA hay cuatro
series de obras: las naturalezas muertas con objetos kitsch –la pintora
las llama “repisitas”–; los retratos; unas “pinturas instalaciones” en
volumen; y unas magníficas y delicadas pinturas-experimentos realizadas
sobre arpilleras que llevan del título de “Fanfarrias” (sí, como las
piezas musicales de viento pero no tienen nada que ver con eso, a la
artista sólo le gustó la palabra).
![]() |
“Chuchuguaza”. Técnica mixta. |
También está “el pozo”: una zanja de 70 kilos y 40 centímetros de ancho hecha con huesos, resina, caracoles, maderas, arena… Es el fondo de un mar o de un río. Oscuro, tenebroso. Es la única obra de este tipo en la exposición y es la que recibe al visitante ni bien entra. Todas los demás trabajos aquí son festivos, satíricos, ácidos, con una gran dosis de humor y fruto de un poder de observación ejercitadísimo, incisivo.
Dentro del conjunto de
pinturas más pequeñas –las “repisitas”– están “La pata loca”, “El nabo”,
“Yaguar fiesta” y sobre todo, el “Impenetrable”: un cocodrilo hamacando
a un bebé-delfín, junto a una india-diosa desnuda y un pato, todos del
mismo color en distintos tonos. Adornan dos flores, ellas sí, bien
distintas. “Señalamientos”, los llama Coco Bedoya en el texto de sala, a
este tipo de apariciones temáticas, “señalamientos llenos de rumores y
latidos”. Encuentros fortuitos que se producen en cualquier cómoda o
mesita de luz.
Las “pinturas-instalaciones” son interiores,
puestas en escena de situaciones bien concretas: la secretaría de
Cultura de El Impenetrable, la mujer preparándose –encremada– para ir a
la inauguración de la feria de arte “Arteva” (sic, con “v” corta, sí); y
el “Mate con galletas” de la china con el control remoto en la mano.
Si
visita el increíble mundo de la artista, fíjese en cómo usa la pintura:
las “repisitas” están cargadas de óleo, son medio barrocas, demuestran
placer por el aceite y la acumulación de color. Los retratos tienen base
de carbonilla –entonces, el dibujo de Schvartz aparece–, y algo de
óleo. Las instalaciones, objetos y collage.
Pero las “Fanfarrias”
son puro riesgo y placer: el óleo rasposo, el nacimiento –delicado,
sutil– de otros materiales, la línea pintada… Todo marca cierto estado
de concentración distinto al resto.
¿Cómo definir, entonces, a
este conjunto de pinturas tan distintas que son el juego de Schvartz?
Son populares, son trampas, son gualichos. Son trans.
Fuente: Revista Ñ Clarín
FIGURAS VIVAS, PLANOS, TRANSPARENCIAS Y COLOR
![]() |
Santiago Tavella, en el Recoleta. |
“El color es para mí muy importante. Yo siento que con el color
estoy hablando, armando frases”, dice el artista plástico, curador y
músico uruguayo Santiago Tavella de pie junto a la obra “Cravo-Ton,
robot-tótem-ídolo de la esterilidad” (Foto II), en la que anida –contará
luego– el germen de esta muestra, Vivir el plano , en exhibición hasta
el 28 de agosto en la sala 12 del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930).
Las obras que la componen forman parte de una exploración de los
elementos técnicos utilizados en el diseño arquitectónico pero con una
mirada centrada en la estética. Tavella –que es miembro fundador del
grupo El cuarteto de Nos– estudió arquitectura en los 80 y en los
últimos años volvió a los libros con los que se formó en la universidad
para darles una vuelta de página. “Eran cosas que me estaban dando
vueltas. Una de las primeras imágenes que aparecieron fueron dos planos,
el de la intendencia de Montevideo y otro que el mismo arquitecto
proyectó para el Hospital de Clínicas. Superpuestos me inspiraban cosas,
veía cosas, me parecía un robot. Empecé a jugar con esta cuestión de
mirar los planos no pensando en la finalidad que tienen, sino desde su
punto de vista puramente estético. Hay algunos elementos figurativos
reconocibles veladamente puestos y por otro lado está el lenguaje del
color”, cuenta el artista. Eso del color, dice, tiene que ver con su
primera formación artística junto al maestro Miguel Angel Pareja, que
había sido alumno de Guillermo Laborde, miembro del planismo. “Empecé a
estudiar con el viejo Pareja a los 13 años y fue una formación muy
moderna, de color potente”, dice Tavella. De modo que en estas obras,
realizadas entre 2011 y 2012, vuelve sobre sus primeros lenguajes
expresivos, rinde homenaje a sus maestros, se permite una cita a
Clorindo Testa en “Té de Testa” (al trabajar sobre su proyecto para el
Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo) y hasta “un saludito”,
tal y como lo expresa él, a Joaquín Torres García en las obras “Homme
universal internacional constructif rationnel” (Foto I) y “Poisson
universal internacional constructif rationnel”.
Fuente: Revista Ñ Clarín
Fuente: Revista Ñ Clarín
PHILIP LARRAT-SMITH:
"SOY JOVEN, PERO TENGO ALGO SÓLIDO PARA DECIR"
Curador y responsable de la exitosísima muestra de Yayoi Kusama en el Malba, admite no tener formación en artes plásticas
De
ayer a hoy durmió tres, cuatro horas. Su insomnio es cíclico y, cada
vez que lo asalta, se queda viendo películas hasta que el sol asome o el
sueño lo sorprenda. Lo hace tanto en su departamento de Buenos Aires,
donde vive tres meses al año, como en el de Nueva York, donde pasa el
resto del tiempo. Aun así, Philip Larratt-Smith (34), franco-canadiense,
flamante vicecurador en jefe del Malba, está fresco como una lechuga.
El fenómeno Kusama estalló bajo su curaduría (el último fin de semana,
más de 5000 personas fueron a la apertura de "Obsesión infinita", la
primera gran retrospectiva de la artista japonesa en América latina) y
él es una de las figuras del momento. Ya venía haciendo ruido desde
2009, cuando aterrizó como curador invitado del Museo en la muestra "Bye
Bye American Pie" y más tarde en la de Tracey Emin, "How It Feels".
Pero lo cierto es que con el buzo gris, los rulos despeinados y cierta
seriedad provocadora ("no me gusta sonreír", dice en español cuando el
fotógrafo intenta aflojarlo), Larratt-Smith tiene un aire de enfant terrible
que rompe el molde del arte ortodoxo. "No me importa que digan que soy
demasiado joven. Para mí la edad no importa, no es necesario tener 50
años y haber hecho training en muchos sitios, porque soy joven, pero tengo algo sólido para decir", dispara.
Estudió filosofía, latín y griego en Harvard, pero al
egresar viajó a Nueva York, cansado de ese ambiente que define como "una
mezcla de reality y campamento de niños ricos". Fue así, sin
trabajo ni planes, vagando por Manhattan, como llegó por casualidad al
mundo del arte. Una salida con amigos, un encuentro casual en un
restaurante con la asistente de la artista Louise Bourgeois y un
ofrecimiento que, a los veintipico, apareció como solución a sus
problemas: "Buscaban un pasante, alguien que tirara la basura en los
tachos, y yo era el candidato ideal", cuenta Philip.
-¿Y cómo se llega de pasante a curador?
-Bueno, además de tirar la basura, empecé a trabajar
como el archivista de Bourgeois. Ordené sus papeles, que eran un
desastre: ella tenía 90 años y ningún sistema de clasificación de sus
cosas. De a poco fui conociéndolas a ella y a su asistente, empecé a
viajar con ellas y todo creció de manera orgánica. Luego comencé a tener
ideas: me dieron ganas de escribir y de comentar las cosas que Louise
hacía. A los 26, curé una muestra suya, en La Habana, y así empecé. Pero
yo no tengo formación en artes plásticas.
-¿No?
-Estudié filosofía, latín y griego en Harvard. Me gustó
hacerlo, me formó, me inculcó las ideas que tengo sobre la cultura y el
ciclo de la historia. En una exposición como "Bye Bye American Pie",
por ejemplo, el tema del imperio y la decadencia de los Estados Unidos
no hace más que retomar a los clásicos, lo que pasó con el Imperio
Romano.
-¿Cuántas veces por día escuchás la frase "qué joven sos"?
-¡Muchas, un montón! En Buenos Aires es mucho más
fuerte que en Nueva York: ahí no es tan insólito ver a alguien de mi
edad en un puesto similar al mío. Aquí pasa otra cosa porque la cultura
de los museos es bastante joven, no hay tantos trabajadores culturales y
menos extranjeros, como yo.
-¿Agota vivir en dos lugares?
-No, al contrario. Desde 2011 vivo tres meses en Buenos
Aires y el resto en Nueva York, y me encanta. Pero también creo que
Buenos Aires es fascinante y frustrante a la vez.
-¿Qué te frustra?
-Es una ciudad muy caótica. Hay mucho drama; en Nueva York es todo business, business, business
. Buenos Aires es onírica, irreal. Nueva York es lo concreto: si no
tenés plata, chau; si no tenés talento, chau. Acá todo es más flexible.
Hay una organización, pero en el caos. Cuando vengo, tengo que ajustar
mi cabeza. No todo sucede now .
-¿Y tu familia?
-Mi madre sigue viviendo en Toronto; mi padre, en el
estado de Utah. Soy el más grande de 6 hijos. Mi hermanito de 25 vive en
Nueva York y trabaja en publicidad. Lo veo cada tanto.
-Sos bastante desapegado...
-En un sentido sí. Me interesa la idea de estar
desconectado, salir de la alienación. Cuando era chico nos mudábamos una
vez al año, así que me acostumbré a no echar raíces, a recoger mis
cosas en un abrir y cerrar de ojos.
-¿Salís mucho? ¿Qué cosas te divierten?
-En Buenos Aires salgo a toda hora, como FlechaBus, según dijo el poeta. Voy al cine, al mercado de pulgas, compro fotos online compulsivamente, en eBay. También me gusta la música electrónica, Kompakt, Small People, Monkeytown, Thrill Jockey, Sub Rosa.
-¿Tus amigos pertenecen al "mundillo" del arte?
-Y, en general, me relaciono con artistas, sean artistas visuales, escritores, cineastas o músicos.
-¿En Nueva York qué hacés?
-Ahí mi vida está consumida por el trabajo, y está bien, porque a Nueva York la gente va a trabajar.
-Alguna vez dijiste que ser curador es como ser DJ.
-Sí, porque trabajo con obras de otros, con fragmentos de otros. Combino para hacer algo nuevo.
-Tanto en la muestra de Kusama como en las de los artistas anteriores, recurrís al psicoanálisis para explicar sus obras...
-Sí, porque el trasfondo teórico de las exposiciones
que hago es siempre el psicoanálisis. Lo que más me interesa en la obra
de un artista es el lado psicológico, y para entender la relación entre
el artista y su arte, el instrumento más fino, para mí, sigue siendo el
psicoanálisis. Sé que hay mucha gente que no está de acuerdo con esta
forma de entender el arte, que muchos prefieren algo más distanciado o
teórico. Pero para mí el arte trata sobre el mundo de la emoción, y no
sobre el de las ideas. Los artistas sobre los que trabajé, además, son
artistas en los que la línea entre la vida y la obra no es tan clara.
-¿Hacés terapia?
-Sí, me analizo, pero sólo en Nueva York; aquí, en la
Argentina, no, por una cuestión de lenguaje, básicamente, ya que no
manejo tan bien el idioma. Pero me gustaría hacerlo en el corto plazo.
-¿Qué te imaginás a futuro?
-No pienso, no planeo. Todo es por casualidad, aunque
no creo en las casualidades como destino, ni en la astrología. Soy muy
determinista. Pero lo cierto es que hace tres o cuatro años no me
imaginaba que estaría trabajando en un museo en Buenos Aires. El señor
Costantini me contactó a partir de la muestra de Warhol, y yo,
simplemente, le dije sí. Así soy con todo.
Con impronta argentina
Para acompañar la charla, Philip eligió un vino tinto,
pero no cualquiera, sino el Amalaya, de la provincia de Salta, lugar que
aún no conoce pero que pronto, asegura, tiene pensado visitar. Lo que
más le gusta es el equilibrio en su composición: 75 por ciento de
malbec, 10 de cabernet sauvignon, otro 10 de syrah y 5 de tannat. Y un
sabor suave pero persistente, como una sutil obra de arte.
Fuente: lanacion-com
Suscribirse a:
Entradas (Atom)