LA BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA
EXPONE CARICATURAS DEL REY JUAN CARLOS I

El Rey se ríe de sí mismo


En el Palacio de la Zarzuela, el Rey Juan Carlos I guarda una colección de casi 200 caricaturas de sí mismo. Algunas de ellas se pueden ver, por primera vez, en una exposición que inaugura la Biblioteca Nacional. La Casa Real ha prestado estos dibujos que los humoristas gráficos hicieron durante la Transición.


El Rey se ríe de sí mismo

Fuente: Coonic

OSLO LOGRA POR FIN UN ACUERDO PARA NUEVO MUSEO MUNCH

La municipalidad de Oslo anunció el martes un acuerdo, luego de años de tergiversaciones, para la construcción de un nuevo museo destinado a recibir la mayor colección de obras del pionero noruego del expresionismo, Edvard Munch
La municipalidad de Oslo anunció el martes un acuerdo, luego de años de tergiversaciones, para la construcción de un nuevo museo destinado a recibir la mayor colección de obras del pionero noruego del expresionismo, Edvard Munch

Por Stephen Chernin

La municipalidad de Oslo anunció el martes un acuerdo, luego de años de tergiversaciones, para la construcción de un nuevo museo destinado a recibir la mayor colección de obras del pionero noruego del expresionismo, Edvard Munch.
De acuerdo con un compromiso político que les garantiza una mayoría, tres formaciones de derecha y de centro derecha y un partido de izquierda se congregaron alrededor del proyecto llamado Lambda, un edificio futurista situado en las orillas del fiordo de Oslo, cerca de la nueva ópera.
La municipalidad de Oslo discutía desde hace varios años sobre el lugar, el aspecto, el costo, e incluso sobre la necesidad de construir un nuevo museo para albergar la obra que Munch (1863-1944) le legó y que incluye en especial dos ejemplares de la obra maestra "El Grito".
La colección, que incluye unas 1.100 pinturas, 3.000 dibujos y 18.000 grabados, se encuentro por ahora en un viejo edificio de las afueras, donde en 2004 hubo un robo espectacular de "El Grito" y "La Madona", hallados dos años más tarde.
Luego de haber optado por un traslado en 2008, y un año más tarde por el proyecto Lambda, la mayoría en torno al proyecto siguió bloqueada.
El bloqueo era tan incómodo que Noruega celebra este año el 150 aniversario del nacimiento de su pintor más famoso y que el actual museo Munch vive graves dificultades presupuestarias.
Para salir del impasse, el gobierno noruego se mostró dispuesto a participar en el financiamiento de un nuevo museo cuyo costo es calculado en 215 millones de euros.
Según el compromiso anunciado el martes, los responsables políticos pusieron en marcha a Lambda por medio de una rehabilitación cultural y social del barrio relativamente pobre de Toeyen, donde está situado el actual museo.
Si la solución despejó el horizonte para la colección Munch, podría complicar la tarea de los tres partidos de derecha y de centro derecha que dirigen a Oslo con una coalición minoritaria.
El futuro museo, edificio en vidrio con su parte superior inclinada diseñado por el gabinete español Herreros Arquitectos, debería en principio estar concluido en 2018.

Fuente: AFP

OTRAS FORMAS DEL RELATO

Las imágenes con las que Carlos Alonso recreó tres grandes obras de la literatura se exhiben en una muestra en Santiago del Estero.

UN ARTISTA, TRES LIBROS. Tres ilustraciones sin título de la serie de la Divina comedia de Dante.
UN ARTISTA, TRES LIBROS. Tres ilustraciones sin título de la serie de la Divina comedia de Dante.


Una bacanal de pasión que reúne sesenta fabulosas ilustraciones de La Divina Comedia, El matadero y Romances del Río Seco. Eso es Carlos Alonso ilustrador , la exposición que puede verse por estos días en el Centro Cultural del Bicentenario, en Santiago del Estero. Son obras que pertenecen a la Fundación Alon para las Artes, presidida por Jacobo Fiterman.
El Centro Cultural del Bicentenario es bello, ultramoderno. Aquí funcionó la antigua Casa de Gobierno y, luego, hasta hace pocos años, la Jefatura de policía. Conserva parte de la estructura original neoclásica afrancesada. En una superficie de diez mil metros cuadrados, el Centro Cultural reúne el Museo Histórico Dr. Orestes Di Lullo, el Museo de Ciencias Antropológicas Hermanos Emilio y Duncan Wagner, el Museo de Bellas Artes Ramón Gómez Cornet, y un salón de exposiciones (actualmente, se exhibe el Premio Braque).
Alonso ilustró Don Quijote de La Mancha , el Martín Fierro , Mademoiselle Fifi , de Guy de Maupassant; Romances del Río Seco , de Leopoldo Lugones y, de Pablo Neruda, Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Crepusculario , El hondero entusiasta y Tercera residencia . Y sigue la lista con más de treinta títulos. Para ser precisos, hay que decir que Alonso más que ilustrar reactualiza los relatos con intensidad. Su anclaje es el tiempo que le tocó vivir. Así como la tradición pictórica le sirve para auscultar el presente, se mete con El matadero y la Divina Comedia para contar el mundo actual. Es capaz de trasladar el infierno dantesco a nuestros días y recordarnos que la violencia ensañada es atemporal. En ese mundo de tripas y sangraza, carniceros y achureros devienen torturadores.
Escrito por Esteban Etcheverría entre 1838 y 1840 en su exilio en Montevideo, El matadero permaneció inédito por mucho tiempo. Su escritura, el estilo naturalista, iba a contrapelo de la época. Recién se publicó en 1871, veinte años después de la muerte de su autor. Juan María Gutiérrez escribió una advertencia al lector que evidencia la mirada sobre aquel cuento. Si bien caracteriza al escrito como “una página histórica, un cuadro de costumbres y una protesta que nos honra”, aclara que “estas páginas no fueron escritas para darse a la prensa tal cual salieron de la pluma que las trazó, como lo prueban las precipitaciones y el desnudo realismo con que están redactadas”.
De ese submundo de la mazorca rosista, Alonso hará surgir estancieros matarifes, clérigos, hombres desencajados de maldad que habitan nuestras pampas. Allí la difunta esposa del Restaurador es patrona de los carniceros. Ese sitio huele a sangraza reseca, a visceras y a carne y a cebo. Allí los hombres se golpean a vejigazos o con bolas de carne. Corre sangre. Se viola y se picanea para luego matar, rueda la cabeza de un niño por impericia del enlazador. Los asuntos se resuelven a “verga y tijera”. Todo es violencia alienada, verbal y física, al límite de lo decible. Y los dibujos de Alonso, bellos, monstruosos, deslumbrantes, dan una vuelta de tuerca, y lo dejan a uno entre las cuerdas.
Otras formas del relato
Otras formas del relato

En 1976, más de una década después de hacer la mayoría de los trabajos de El matadero , señaló Alonso sobre su muestra Lo ganado y lo perdido : “He tratado de reflejar todos esos personajes, todo ese mundo ligado a una economía que también está ligada a una forma cultural. Allí estaban desde la Sociedad Rural hasta las carnicerías, achicando los espacios, mezclándolos casi con los mataderos (…) donde la anatomía humana y la anatomía de la vaca, y la sangre de la vaca y la sangre del hombre están a veces a un mismo nivel de mercado y de precio.” Y se metió con la violencia ilimitada de ganaderos matarifes en “Hay que comer”, “Diván vaca”, en el tríptico “Carne congelada”, “Carne fresca”, “Carne de primera”.
Alonso mostró la maldad del matadero y, más tarde, la de nuestra dictadura, al degradar los cuerpos a su forma más elemental de puros colgajos de carne. “De repente caía un bofe sangriento sobre la cabeza de alguno, que de allí pasaba a la de otro, hasta que algún deforme mastín lo hacía buena presa, y una cuadrilla de otros, por si estrujo o no estrujo, armaba una tremenda de gruñidos y mordiscones. Alguna tía vieja salía furiosa en persecución de un muchacho que le había embadurnado el rostro con sangre, y, acudiendo a sus gritos y puteadas los compañeros del rapaz, la rodeaban y azuzaban como los perros al toro y llovían sobre ella zoquetes de carne, bolas de estiércol, con groseras carcajadas y gritos frecuentes (…)”.
Ahí está el pobre infeliz unitario temblando de furia, de impotencia: “Sus fuerzas se habían agotado. Inmediatamente quedó atado en cruz. Y empezaron la obra de desnudarlo. Entonces un torrente de sangre brotó borbolloneando de la boca y las narices del joven, y, extendiéndose empezó a caer a chorros por entrambos lados de la mesa.” En Romances del Río Seco , de Lugones, Alonso se mete con el paisaje: cuando irrumpe con las manchas sus obras son pura potencia. La de los Lugones es una historia trágica. Leopoldo se suicidó el 19 de febrero de 1938 en una habitación de El Tropezón, un recreo del Tigre. Tomó un vaso de whisky con cianuro. “No puedo terminar el libro sobre Roca. Basta”, decía en una carta.
Romances del Río Seco , editado póstumamente, centrado en el pueblo natal del autor, pone el foco en las luchas entre unitarios y federales. “Y en la claridad serena/ le oían con sobresalto/ gritar: ‘¡Ramírez! ¡Ramírez!’/ sacudiendo un bulto en alto./ No sujetó hasta la plaza/ esa disparada a fondo./Allá mismo, sin resuello, /cayó el alazán, redondo/ El jinete decidido,/ de un tirón abrió el costal,/ y del pelo alzó en el aire/ la cabeza federal.”
Otras formas del relato
Otras formas del relato

Algunos asocian el suicidio de Lugones a una pena de un amor oculto con una joven estudiante. Su hijo, Leopoldo Lugones, Polo, durante la presidencia de Alvear fue director del Reformatorio de Menores de Olivera. Fue procesado por el delito de corrupción y violación de menores. En el gobierno de Uriburu, fue nombrado comisario inspector de la Policía. Inventó la picana eléctrica. En el sótano de la antigua penitenciaría de la calle Las Heras, implementó una sala de interrogatorio y tortura. Susana Lugones, Pirí, hija de Polo y nieta de Leopoldo, militó en Montoneros. Acida, se presentaba: “Pirí Lugones, nieta del poeta, hija del torturador”. Ella murió en manos de los militares de la última dictadura. Su hijo se suicidó en Tigre.
Cuando le encargaron las ilustraciones para la Divina comedia, Alonso viajó a La Toscana para recorrer los paisajes y escenarios del Dante. Luego, claro, volverá sobre la tortura y la muerte. En ese viaje por los reinos de ultratumba, a veces el propio Alonso deviene Lucifer monstruoso en un juego que incluye la viñeta de cómic con figuras híper expresionistas. Espantado, Dante se tapa los ojos ante la guerra, los campos de concentración, y el crimen racial: “Il diabolico uomo bianco”, dice el texto de una de las ilustraciones. O mira absorto a hombres y mujeres, mix de cómic y aire goyesco, que se hunden en mar de lava carmín, perseguidos por bellos diablillos alados que atacan con tridentes en constante suplicio. Locura, tormentos. “Sobre los pies los intestinos vierte; /enseña el corazón, y el triste saco/ que cuando traga en fetidez convierte./ Mientras le observo entre el ambiente opaco/ me mira, y con las manos se abre el pecho:/ Ve a Mahoma –diciendo–; así yo aplaco/ mi destrozo y dolor, y a corto trecho,/ y con el cráneo hasta la nuca hendido, va Ali delante en lágrimas deshecho (…)” El infierno de Alonso es terreno, se encarna en el otro, aquí y ahora. Cuando ya no queda nada en pie, Lucifer se abre el pecho y exhibe orgulloso las entrañas: “…Mira cómo me desgarro…”, dispara con cruel ironía.



Alonso básico


Tunuyán, Mendoza, 1929. Artista plástico


Es uno de los artistas más importantes de la Argentina. Desde 1949 sus pinturas, acuarelas, tintas y grabados se exhiben en museos y galerías del país y de Londres, Nueva York, Madrid, Florencia, Roma, Milán, Viena, Tokio, Kyoto, entre otros sitios. Expone desde 2001 en RO Galería de Arte. Desde finales de la década del sesenta venía siendo víctima de la censura. En 1976 se exilia en Roma después de que su muestra “Lo ganado y lo perdido” recibiera una amenaza de bomba. En 1977 desaparece su hija Paloma. En 1982 vuelve al país y poco después se instala en Unquillo, Córdoba, donde actualmente vive y trabaja.

Fuente: Revista Ñ Clarín

EL ARTE DE OCULTAR EL BOTÍN

El mercado de arte es perfecto para el lavado de dinero sucio. Funcionarios policiales aseguran que miles de obras de arte valiosas están siendo utilizadas por los criminales para ocultar ganancias ilícitas y transferir ilegalmente activos en todo el mundo.
Las autoridades secuestraron "Hannibal", de Jean-Michel Basquiat.
Las autoridades secuestraron "Hannibal", de Jean-Michel Basquiat
Según la factura aérea pegada en el cajón que llegó desde Londres al Aeropuerto Internacional Kennedy de Nueva York, en el interior había una pintura no identificada por valor de 100 dólares. Sólo más tarde los investigadores descubrieron que era del artista estadounidense Jean-Michel Basquiat y que valía US$ 8 millones.
Según la policía, esta pintura, conocida como "Hannibal", entró a EE.UU. en 2007 como parte de un elaborado plan de un malversador de fondos públicos brasileños para lavar dinero. La incautación del cuadro fue una victoria en una causa multimillonaria en dólares por fraude y lavado de dinero con consecuencias para la economía contra Edemar Cid Ferreira, un ex banquero brasileño que convirtió parte de su botín en una colección de arte integrada por 12.000 obras.
Funcionarios policiales de Estados Unidos y otros lugares dicen que "Hannibal" es simplemente una entre miles de obras de arte valiosas que están siendo utilizadas por los criminales para ocultar ganancias ilícitas y transferir ilegalmente activos en todo el mundo. A raíz de que otras técnicas tradicionales de lavado de dinero son seguidas con mucha más atención, los contrabandistas, traficantes de drogas y de armas y otros van volcándose cada vez más al discreto mercado del arte, dicen los oficiales.
El Instituto de Basilea sobre Gobernanza, una organización investigadora sin fines de lucro con sede en Suiza, advirtió el año pasado acerca del volumen elevado de transacciones ilegales y sospechosas que rodeaban al arte.
Cuesta imaginar una actividad más hecha a medida para lavar dinero, con ventas millonarias en dólares realizadas en secreto y prácticamente sin ninguna supervisión. En términos prácticos, esto significa "tener una transacción donde el vendedor figura como `colección privada’ y el comprador figura como `colección privada’", dijo Sharon Cohen Levin, responsable de la unidad de incautación de activos de la oficina de la fiscalía de EE.UU.. en Manhattan. "En cualquier otra actividad, nadie podría salir impune con algo así." Los gobiernos del mundo han tomado medidas para poner al descubierto la actividad ilegal.
En febrero, por ejemplo, la Comisión Europea sancionó normas que exigen a las galerías informar sobre toda persona que pague por una obra de más de 7.500 euros en efectivo, y denunciar informes de transacciones sospechosas.
En un libro de próxima aparición, Money Laundering Through Art, el juez brasileño que presidió el caso Ferreira, Fausto Martin De Sanctis, sostiene que hace falta más regulación y argumenta que si empresas como casinos y traficantes de piedras preciosas deben denunciar actividades financieras sospechosas. Lo mismo deberían hacer quienes comercian con obras de arte y las casas de subastas.
Tanto para los comerciantes como sus clientes el secreto es, no obstante, crucial en la mística y la práctica del mercado del arte. La Asociación de Marchands de Estados Unidos rechazó la idea misma de que utilizar el arte para lavar dinero sea un problema. En Newark, Nueva Jersey, los fiscales federales en una causa civil anunciaron recientemente la confiscación de casi US$ 16 millones en fotografías artísticas como parte de una estafa y un plan de lavado de dinero que para los fiscales fue elaborado por Philip Rivkin, un empresario de Texas.
Las 2.200 fotografías de maestros como Alfred Stieglitz, Edward Weston y Edward Steichen fueron pagadas, según los documentos presentados ante la justicia, con parte de los US$78 millones que Rivkin obtuvo estafando a petroleras como Shell, Exxon y Mobil, dicen las autoridades. Se cree que Rivkin, que no ha sido acusado de ningún delito, está en España y que arregló que las fotos le fueran enviadas allí.
En Nueva York, las víctimas de estafas de Marc Dreier, el abogado inhabilitado para ejercer la profesión, todavía están ante la justicia litigando por las obras que él compró con parte de los US$700 millones robados a fondos de cobertura y a inversores. Actualmente, 28 obras de artistas como Matisse, Warhol, Rothko y Damien Hirst están en manos del gobierno federal.
"Hannibal" también está en depósito. Esa obra de Basquiat de 1982 formaba parte de una colección espectacular que Ferreira reunió mientras estaba al frente del Banco Santos en Brasil.
En 2004, el imperio financiero de Ferreira, edificado en parte con fondos malversados, se derrumbó, dejando deudas por US$1.000 millones. En 2006, un tribunal de San Pablo lo condenó a 21 años de cárcel por fraude bancario, evasión fiscal y lavado de dinero, una sentencia que él está apelando. Antes de su arresto, no obstante, se sacaron de contrabando de Brasil obras de arte por un valor superior a los US$30 millones, propiedad de Ferreira y su esposa, Marcia, dijo el juez De Sanctis.
Según documentos judiciales, "Hannibal" fue adquirido por US$ 1 millón en 2004 por una empresa panameña llamada Broadening-Info Enterprises, que posteriormente trató de vender la pintura por US$ 5 millones.
Dado que las mercaderías valuadas en menos de 200 dólares pueden ingresar en EE.UU. sin documentación de aduana, tasa o impuesto, "Hannibal", con un valor declarado de US$ 100, recibió autorización de ingreso antes de que el avión aterrizara.
Philip Byler, abogado de Broadening en Nueva York, dijo que las facturas inexactas fueron simplemente un intento poco lúcido para ahorrarse las tasas de importación del marchand que contrató Broadening. "No fue con la intención de hacer contrabando", dijo. También cuestionó la denuncia de la policía brasileña diciendo que "Hannibal" fue adquirido legalmente a una empresa que es propiedad de la esposa de Ferreira. Byler dijo que Broadening apelará la incautación.

Fuente: Revista Ñ Clarín

UNA RUPTURA QUE CUMPLE CIEN AÑOS

Artistas suizos y argentinos celebran un siglo de abstracción geométrica con obras que muestran qué caminos recorre hoy la geometría en el arte.
Panorama de la muestra en la Fundación OSDE.
Panorama de la muestra en la Fundación OSDE.


Por Laura Casanovas

Aunque la obra se exhibió por primera vez en el año 1915, fue según sus propias palabras en 1913 que Kazimir Malevich concibió su famosa pintura “Cuadrado negro sobre fondo blanco”. Con esa obra, el artista abandonaba la representación figurativa y narrativa característica del arte occidental. No era el único que planteaba una nueva concepción artística. Lo acompañaban el neoplasticismo de Mondrian, el constructivismo de Tatlin, entre otras propuestas que dieron origen a un lenguaje de vanguardia de grandes y fructíferas consecuencias: la abstracción geométrica. El cuadrado negro del creador del suprematismo tuvo el poder de convertirse en un ícono condensador de esta revolucionaria corriente, hija de la modernidad. Por eso, su mención constituye el punto de partida de la muestra Geometría: desvíos y desmesuras, en el Espacio de Arte de la Fundación Osde, para celebrar un siglo de abstracción geométrica. Y lo hace de la mejor manera para captar la enorme vitalidad de este lenguaje: a través de las obras de 22 artistas contemporáneos argentinos y suizos.
Con el tiempo, algunos rasgos característicos del inicio del movimiento se perdieron y otros se ganaron. Uno de los cambios más evidentes es que los artistas contemporáneos, a diferencia de sus predecesores de principios del siglo pasado, no buscan transformar el mundo, sino ampliar la experiencia estética. “Para los artistas geométricos de hoy no se trata, por supuesto, de salvaguardar las ambiciones (plurales) del arte del pasado, sino simplemente de incrementar el campo de la experiencia estética. Y luego de un siglo no podemos sino constatar, con alegría, hasta qué punto se ha ampliado efectivamente la gama de posibilidades creadoras”, escribe la historiadora del arte suiza Danielle Perret, curadora de la exposición.
Como movimiento de vanguardia, la abstracción geométrica planteó la ruptura con el pasado. En cambio, los artistas en la actualidad vuelven su mirada al pasado como “referencia de calidad” –sostiene Perret– y por medio de múltiples estrategias de apropiación y desviación.
El cuadrado, esa forma emblemática de la abstracción geométrica, sigue vigente, como también la monocromía. Así lo atestiguan las pinturas de Marcelo Boullosa. En tanto, las diez pequeñas piezas rectangulares negras, de Andrés Sobrino, ven interrumpida su monocromía por sutiles líneas rectas que las atraviesan, conformando una forma poética y lúdica. Algunas obras son más ortodoxas respecto de los planteos pioneros y otras proponen un mayor grado de desvío.
Ana Lizaso. “Engranajes con círculo blanco”, 2009. Chapa de hierro, pintura nitrosintética 70 x 200 x 0,9 cm.
Ana Lizaso. “Engranajes con círculo blanco”, 2009. Chapa de hierro, pintura nitrosintética 70 x 200 x 0,9 cm.

También están las que rinden un explícito homenaje, como la del artista conceptual Horacio Zabala. “Las obras completas de Mondrian” es el título de uno de sus trabajos que, como explica Perret, retoma bajo la forma de un libro de varios volúmenes los famosos colores primarios del artista holandés.
Otras características de la producción contemporánea son el diálogo con el espacio real y con distintos materiales, que se produce de múltiples maneras. Las líneas y los ángulos rectos de las pinturas de Verónica Di Toro se proyectan hacia el exterior de las mismas. Y las blancas columnas de línea ondulada del suizo Jürg Stäuble modifican radicalmente el espacio, a la vez que su elegancia visual contrasta con el telgopor que les da forma. No hay que olvidar la importancia del minimalismo, de la década del 60, heredero también de la abstracción geométrica, que expandió la relación con el espacio real e introdujo materiales industriales. Varias de las obras de esta muestra son deudoras, en algún aspecto, de dicho movimiento. Las características obras de Carola Zech con imanes y formas geométricas de variado cromatismo, y las de Román Vitali realizadas con cuentas de acrílicos de colores, fagocitan el espacio arquitectónico de la sala de exposiciones al encontrarse, respectivamente, sobre dos columnas. En tanto, el suizo Beat Zoderer intervino la cúpula del Espacio de Arte a través de una propuesta de formas y colores bidimensionales que entablan relaciones.
Posiblemente uno de los rasgos más sobresalientes de varias de las obras expuestas es su capacidad para estimular la imaginación del espectador. Las esculturas monocromas blancas y negras de Beto de Volder, de líneas curvas, nos remiten a una arquitectura fantástica. La instalación de Daniel Joglar con aros y varillas de madera y aluminio pareciera conformar un colorido y lúdico cosmos. Y al dirigir la mirada hacia las piezas de Irene Banchero, la imaginación se regodea con una gran cantidad de asociaciones con formas orgánicas, inorgánicas, posibles, imposibles, y de sentimientos que abarcan desde la poesía y la nostalgia hasta la belleza más intrigante. Otra de las particularidades de la producción actual es la importancia otorgada a la subjetividad.
Las obras de Banchero, además, atesoran un trabajo minucioso, paciente y complejo. Esta característica del proceso creativo se extiende a casi todas las obras, en mayor o menor grado, y las emparenta con los pioneros de la abstracción geométrica. También es posible asociar algunas obras entre sí por la labor empleada para lograr su forma. Un ejemplo es el del calado, que encontramos tanto en la obra de Marcelo Villegas como en la construcción monocroma blanca de Ana Lizaso, quien logra tramas que interactúan con la luz a partir del calado de la madera.

Fabián Burgos. “Rotación doble sobre Max Bill”, 2012. Oleo s/tela, 180 x 180 cm.
Fabián Burgos. “Rotación doble sobre Max Bill”, 2012. Oleo s/tela, 180 x 180 cm.

No es casual que la muestra vincule a artistas argentinos y suizos. Perret recuerda que “el contacto y los intercambios entre argentinos y suizos fueron muy constructivos en la época de los movimientos militantes del arte concreto”. Por ejemplo, Max Bill, mencionado en el primer número de la revista argentina Arte Concreto Invención , en 1946, invitó al argentino Tomás Maldonado como profesor a la Escuela Superior de Diseño, en Ulm. El surgimiento del arte concreto argentino –opuesto a toda forma de realismo–, a partir de la publicación del único número de Arturo, en 1944, implicó una muy importante renovación plástica en el arte local, en sintonía con la abstracción geométrica.
El desarrollo de la ciudad fue clave para los artistas modernos y sigue siendo un punto de referencia fuerte para muchos hoy en día, como Pablo Siquier, que ha desarrollado una pintura con una estética muy personal de complejas formas geométricas con reminiscencias a motivos arquitectónicos y tramas urbanas. También el suizo Gian Paolo Minelli recurre a la ciudad para fotografiarla enfatizando líneas, ángulos, entre otras características geométricas de los objetos capturados por su mirada, sin dejar de lado preocupaciones sociales.
Completan la muestra interesantes obras de Alejandra Barreda, Jimena Fuertes, Davide Cascio, Cristina Tomsig, Mara Facchin, Fabián Burgos y Stéphane Ducret.
Al cumplirse un siglo de la aparición de la geometría abstracta, luego de recorrer la presente muestra, pensamos en la celebración de las formas, de los colores, del espacio, de las texturas, de la imaginación. Rasgos posibles por un movimiento que sentó las bases de su propia expansión y cambio, llegando a los atractivos y consistentes desvíos y desmesuras contemporáneos.

FICHA
Geometría: desvíos y desmesuras.
LUGAR: Espacio de Arte de la Fundación Osde,
Suipacha 658
FECHA: Hasta el 6 de julio
HORARIO: lunes a sAbadoS, 12 a 20
Entrada: gratis


Fuente: Revista Ñ Clarín


LOS PUPILOS DEL COLEGIO JESUITA

Los pupilos del colegio jesuita
Por Laura Ramos

En su librito de memorias Viaje alrededor de mi infancia , editado en 1956, con sus deliciosos detalles Delfina Bunge no habla tanto de ella cuanto de la vida doméstica de la aristocracia en la Buenos Aires de fines del siglo XIX. En el año 1884 o 1885 la familia Bunge Arteaga estaba instalada, como era su costumbre, en la chacra Los Eucaliptos que la familia tenía en las Lomas de San Isidro, para los niños una llanura tan vasta y desolada como la pampa. Durante una de las silenciosas siestas en la chacra, los siete hermanitos Bunge comandados por el mayor, Carlos Octavio, de once años, y por Augusto, de diez, se escaparon de la vigilancia de padres y niñeras para rumbear hacia la laguna. Cargaban con una mesa, la embarcación elegida para la navegación del menor, Eduardito, de un año y medio, y de algunas provisiones robadas en la despensa. Al frente iba Carlos Octavio, lo seguían Augusto y Roberto cargando la mesa-barco donde “el Nene” iba masticando ciruelas bajo un toldo improvisado, bajo el podio marchaba Delfinita y a ambos lados Alejandro y Julia. Las niñas llevaban melenas castaño claro y vestidos blancos; los niños pelo al ras y pantalones cortos. La nave naufragó, pero como buen cuento de hadas de la clase dirigente argentina, fue rescatada al anochecer por una vecina benévola que les dio leche caliente y los llevó en brazos a su casa.
Los Bunge provenían de la ciudad de Unna, en Westfalia, un linaje germano que llegó a Buenos Aires en 1827 con Carlos Augusto Bunge, y también del linaje patricio de los Peña y los Lezica, monárquicos disidentes de la revolución de Mayo, señalan Cárdenas y Paya en La familia de Octavio Bunge . El primer recuerdo de Delfina de la casa de Tacuarí, baldosas rojas, patios, fue el de la muerte de “mamá Luisa”, su abuela materna Arteaga. Delfinita observaba una taza de café con leche a medio llenar y, con el rabillo del ojo, a su madre, que lloraba mientras se ataba el cordón de un zapato. La morena Secundina, “criada”, como se decía entonces, de mamá Luisa, le había puesto en las manos unas medias caladas de hilo rojo, y tal vez fue este adminículo, o el hecho de verla a menudo, que hizo que recordara más a Secundina que a su abuela, que la siguió mirando fijamente muchos años desde el retrato con una mantilla de encaje que colgaba en su casa.
Al cumplir trece y catorce años los dos hermanos mayores fueron enviados, en calidad de pupilos, al colegio de los jesuitas El Salvador. Pero tras dos semanas interno, Carlos Octavio, que ya había demostrado un temperamento extremadamente sensible, se fugó del pensionado. Iracundo, despojado de todo sentimentalismo, su padre le impuso el peor castigo imaginable para un niño: lo mandó a la Escuela Naval de Diamante, en Entre Ríos. Si el régimen de los jesuitas resultó intolerable para un joven de emotividad singular, la vida militar y el destierro de su familia, según contaba a sus hermanos en sus cartas, le produjo espanto y dolor.
Mientras los hermanos pasaban por esa severa iniciación al mundo que era el colegio pupilo, las hermanas y los hermanitos menores exploraban la quinta El Paraíso: un amplio corredor de baldosas rojas, los jazmines del país y las rosas cultivadas por el padre (“las mejores rosas de San Isidro”, decía Delfina) y unas enormes parcelas otorgadas a cada uno de los hijos, donde cada niño podía cultivar lo que deseara. La parcela de Augusto, célebre en el pequeño universo de su casa, era terreno de excéntricos experimentos botánicos: una barranca de césped, un lago, una cascada y árboles frutales. Cierta vez logró que una ciruela alcanzara proporciones inverosímiles sumergida en un balde con agua azucarada y suspendida de una rama. Otra, cultivó un durazno con propiedades mágicas: mientras su madre lo pelaba por fuera, por dentro se veía cortado en pequeños trozos simétricos. Esta afición por los experimentos botánicos provenía de su abuelo Karl August Bunge, que había cultivado ciento cincuenta clases distintas de duraznos en su quinta de Buenos Aires.
De esa temporada en la quinta Delfina conserva sus primeros recuerdos místicos. En un solitario callejón de pinos en el que apenas entraban algunos rayos de sol, con el arrullo de las torcazas, único sonido en la tranquilidad de la siesta casi provinciana que aletargaba a patricios y plebeyos, tuvo su primera noción, si no de Dios, al menos de lo que podríamos llamar hoy el alma inmortal.
En 1890 ya hacía cuatro años que veraneaban en El Paraíso, ubicada también en San Isidro, frente a la Catedral y a una cuadra del paseo de los Ombúes. Al estallar la revolución del Parque contra Juárez Celman, los Bunge tuvieron que dejar su casa de la calle Tacuarí para instalarse en la quinta, donde nunca habían pasado un invierno. La revolución, esta vez, rozó de algún modo, un modo amable, con aroma a jazmín, a una familia patricia.

Fuente: clarin.com

RECURSO DE AMPARO
CONTRA LAS OBRAS EN LA CALLE BOLÍVAR

La entidad Basta de Demoler objetó la nivelación de calzadas y aceras prevista, ya que alterará el paisaje cultural



Arq Porteña 217
Nivelación de calles y veredas propuesta por el GCBA

Por Ángeles Castro/LA NACIÓN


La asociación civil Basta de Demoler presentó un recurso de amparo para impedir el avance de la obra de puesta en valor de la calle Bolívar, por considerar que viola la normativa que rige al casco histórico, catalogado como APH1, así como la ley de empedrado.

Según surge del texto del amparo, esa entidad defensora del patrimonio cultural edilicio porteño objeta principalmente que la calzada y la acera de la calle Bolívar sea nivelada, tal como lo prevé el Ministerio de Desarrollo Urbano.

Considera que esa modificación atenta contra la conservación de la historia y la arquitectura coloniales, además de alterar "un valor fundamental del patrimonio como es la autenticidad, que permite apreciar los rasgos principales que identifican a un objeto, zona o paisaje".

En ese sentido, recuerda que la ley N°65 establece "expresamente que el empedrado de vías circundantes a sitios históricos se debe conservar y se reemplazará, si fuere necesario, por el mismo material".

La obra que acaba de comenzar sobre Bolívar, entre Diagonal Sur y Belgrano, al nivelar la calzada con la vereda no mantiene el adoquinado original ni lo reemplaza por otro similar. Como los trabajos serían violatorios de la normativa vigente y destruirían el patrimonio de ese rincón porteño, Basta de Demoler solicitó a la Justicia que frene cautelarmente la obra y, además, dicte una medida de no innovar hasta que se resuelva el fondo de la cuestión.

"Solicitamos se deje sin efecto las modificaciones ya empezadas y se restaure con los adoquines faltantes. Siendo evidente que el patrimonio cultural expresa una «forma de herencia que debe ser salvaguardada y entregada a las generaciones futuras» se solicita, además, la medida cautelar de no innovar para que el gobierno de la ciudad no otorgue ningún permiso de destrucción y para que vuestra señoría impida, en forma urgente y expedita, un nuevo golpe al patrimonio urbano y cultural de la ciudad".

El recurso, en principio, quedó en manos del juez en lo contencioso administrativo porteño N°23, Francisco Ferrer. Pero podría próximamente cambiar de manos. Sucede que los argumentos de Basta de Demoler contra la nivelación de la calle Bolívar reproducen los ya esgrimidos por la entidad en otro amparo, cuando el gobierno porteño intentó realizar una obra semejante sobre la calle Defensa.

Ese expediente fue impulsado por el juez en lo contencioso administrativo N°8, Osvaldo Otheguy, y le dio la razón a los defensores del patrimonio. En su nueva presentación, Basta de Demoler pidió conexidad en las causas y el consecuente envío del nuevo amparo al mismo juzgado.

Al presentar la obra de puesta en valor, el Ministerio de Desarrollo Urbano explicó que estaba dando cumplimiento a la ley 3643 que dispuso la peatonalización de Bolívar, con un "diseño particularizado, reparación de veredas, colocación de rampas, farolas e integración de equipamiento urbano". Según Basta de Demoler, nada de eso implica nivelar calzada y acera.

Consultados sobre el amparo interpuesto por la entidad, fuentes del Ministerio de Desarrollo Urbano dijeron a LA NACION que no recibieron ninguna notificación al respecto y reiteraron que la reforma fue "aprobada por la Legislatura por amplia mayoría y cuenta con la aprobación vecinal".
Santiago Pusso, de Basta de Demoler, admitió que los vecinos respaldan las obras, pero que las mismas constituyen un ataque al patrimonio histórico cultural.

Fuente: lanacion.com