EL ARTE DEHACER EL BIEN

Extendida sobre todo en Europa y Sudamérica, la práctica social llegó a Estados Unidos, donde instituciones vinculadas al arte están viendo la manera de incorporarla junto a las pinturas y la escultura.

Por RANDY KENNEDY - The New York Times

Mientras el arte comercial vive un boom en Estados Unidos, otro tipo de arte comienza a afirmarse. Conocido como práctica social, sus artífices borran las fronteras entre la fabricación de objetos, la performance, el activismo, lo comunitario, la ecología y el periodismo de investigación, creando un arte participativo que florece al margen de galerías y museos.
En Detroit, un museo de arte contemporáneo inaugurará un monumento a un artista donde no estará presente su obra sino que se ofrecerán alimentos, cortes de pelo, planes de educación y otros servicios sociales al público en la ciudad de Michigan.
En Nueva York, una organización de arte que encarga instalaciones públicas envía desde hace un tiempo a una periodista a lugares del mundo políticamente precarios donde recluta artistas y activistas para escribir en un sitio de Internet que puede interpretarse más como un diario de política que como un portal de arte. Y en St. Louis, Missouri, una institución ligada al arte se está transformando en un polo de activismo social, de ahí que recientemente haya organizado una asamblea municipal a la que asistieron 350 personas para hablar sobre la segregación de facto, uno de los problemas menos tratables de la ciudad.
Si bien ninguno de estos proyectos suena mucho a arte ­o, en todo caso, al arte que estamos acostumbrados a ver en los museos­ la idea es precisamente ésa. En todo el país, instituciones vinculadas al arte están viendo la manera de incorporarlo y argumentan que puede ser apreciado junto con las pinturas y la escultura.
Los museos importantes en general lo han ignorado. Pero otras instituciones más pequeñas lo ven como una nueva frontera para un movimiento cuyas raíces se remontan a los años 1960. "Habrá quienes quieran hundir la cabeza en la arena y decir: `Qué bueno sería estar 40 años atrás y esto era diferente y el arte era más franco’, pero no es así", dijo Nato Thompson, curador principal de Creative Time, una organización sin fines de lucro de NY famosa por sus instalaciones temporarias de arte público. 

La oficina de Tania Bruguera en Nueva York, donde vive con inmigrantes ilegales.
La oficina de Tania Bruguera en Nueva York, donde vive con inmigrantes ilegales.

Las obras pueden ser tan variadas como un proyecto de desarrollo comunitario en Houston, Texas, que ofrece talleres a artistas y viviendas de bajos ingresos, o un programa en San Francisco fundado por artistas y financiado por la ciudad que ayuda a convertir patios, lotes baldíos y terrazas en jardines.
El arte de este tipo prospera desde hace décadas, sobre todo en Europa y Sudamérica, pero en los últimos tiempos prendió entre los jóvenes estadounidenses en lo que constituye, en parte, una reacción al poder distorsionante del mercado del arte, alimentado por una concentración de la riqueza internacional. Muchos artistas dicen, sin embargo, que la motivación es mucho más amplia: cambiar algo en el mundo más allá de lo estético.
"Las líneas divisorias en la manera de hacer arte están volviéndose más borrosas", dijo Laura Raicovich, directora de iniciativas globales en Creative Time y de un sitio web llamado Creative Time Reports. 
Entre las obras recientes del sitio figuran un video de un artista egipcio-libanés sobre la Plaza Tahrir, el lugar donde se produjo la revuelta egipcia hace dos años, y una película sobre la deuda familiar realizada por un colectivo artístico.
"No nos proponemos hacer lo que hace el periodismo", dijo Raicovich. "Pero creemos que los artistas pueden suplementarlo y complementarlo a través de una lente distinta. Y lo que hacen es arte".
Tania Bruguera, una artista neoyorquina que es muy conocida por ayudar a los inmigrantes y que es apoyada por Creative Time, a veces explica el arte como práctica social con una consigna antimodernista: "Es hora de que el mingitorio de Marcel Duchamp vuelva al baño".
La Pulitzer Foundation for the Arts, una entidad privada que se inauguró en St. Louis en 2001, reaccionó en diciembre a las disparidades raciales y económicas en esa localidad llevando a cabo una asamblea municipal. "Queríamos empezar a ver el arte con mayor amplitud", dijo Kristina Van Dyke, directora de la fundación. "La pregunta que nos hicimos fue: ¿Podemos hacer realidad el cambio social a través del arte, lisa y llanamente?" 

Una asamblea para tratar temas raciales y económicos en la Fundación Pulitzer para las Artes atrajo a 350 personas.

Para algunos, las instituciones y los artistas deben resistir el impulso a dicho cambio. Maureen Mullarkey, pintora de Nueva York, escribió en su blog que "el arte está dejando de ser arte".
Sostuvo, en cambio, que "está siendo convertido en una variante de organización comunitaria por presuntos promotores de sus propias nociones del bien común". Muchas instituciones ven, sin embargo, la necesidad de extender su alcance.
El Museo de Arte Contemporáneo de Detroit está construyendo una de las últimas obras del artista Mike Kelley, que se suicidó el año pasado. Kelley especificó que la recreación de la casa estilo rancho de su infancia no debería ser un lugar artístico tradicional sino un lugar de servicios sociales, con posibles funciones como espacio para música y para programas educativos de museo. No se sabe si los visitantes entenderán que la casa es una obra de arte y una performance continua.
Los artistas parecen estar más seguros. Caroline Woolard, una artista neoyorquina de 29 años entre cuyos proyectos figuran colaborar con "escuelas de oficios", dijo que se convirtió en artista de práctica social porque para ella el mundo del arte estaba demasiado aislado.
Por su parte, Thompson, de Creative Time, considera que es común que muchos de sus artistas dedicados a la práctica social vean una separación enorme entre ellos y el arte comercial.
"Hay artistas que no quieren ser parte del espectáculo", dijo.
"Durante una crisis de gran desigualdad no quieren ser teloneros y quedarse haciendo juegos de malabarismo a un costado".

Fuente: Revista Ñ Clarín

SUPERAMOS LAS 550.000 VISITAS
A NUESTRO BLOG
DESDE TODAS PARTES DEL MUNDO



Prilidiano Pueyrredón, Escuela Argentina, 1823-1870.
En el corral. Acuarela sobre papel, 17,5 x 25,5 cm
Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina.
 
En el día de ayer, 10 de marzo de 2013, hemos superado las 550.000 visitas a nuestro blog desde todas partes del Mundo.
Saludamos con ese motivo a todos quienes nos visitan y les agradecemos que nos lean y consulten.
Su fidelidad nos estimula, obliga y compromete a seguir cada día tratando de superarnos, consiguiendo más y mejor material - textos e imágenes - y a cuidar de manera muy especial la parte visual de nuestro blog.

Pedro L. Baliña........................
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UN MAGNATE DONÓ SU COLECCIÓN DE CUADROS
POR 1.000 MILLONES DE DÓLARES

Leonard Lauder, empresario del rubro cosmético, cedió las obras al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. "Es una colección irrepetible", dijo el director de la institución.

"Woman in an Armchair (Eva)", de 1913; del pintor malagueño Picasso

Leonard Lauder, empresario norteamericano y gran coleccionista de arte, realizó una donación de su colección  de arte cubista valuada en mil millones de dólares al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
"Es una colección irrepetible, el sueño de cualquier director de museo, que pone al MET a la vanguardia del arte de comienzos del siglo XX", afirmó Thomas P. Campbell, director de la institución.
La colección que ahora pasará a formar parte del patrimonio del Museo Metropolitano consta de 78 pinturas, dibujos y esculturas, que incluye 33 obras de Pablo Picasso, 17 de Georges Braque, 14 de Hervé Léger y otras 14 de Juan Gris.
El filántropo norteamericano tiene una fortuna valuada en 6.000 mil millones de dólares, y además colecciona obras y objetos de arte desde hace más de cuatro décadas.
En tanto, el MET ha comenzado a recibir las obras y planea exponerlas en una muestra durante el otoño de 2014, según informa el diario The New York Times. En la exposición podrá verse tobras como "The Oil Mill", de 1909; "The Fan (independent),de 1911; y "Woman in an Armchair (Eva)", de 1913; del pintor malagueño Picasso.
Lauder, de 79 años, es el presidente de honor y heredero de la empresa de cosméticos fundada por su madre, Estée Lauder, y no es la primera vez que realiza una millonaria donación. Hace cinco años realizó otra donación, valuada en 108 millones de dólares, al Museo Whitney de NY.

Fuente: EFE
Metropolitan Museum of Art

Revolución cubista en Nueva York


Por Carol Vogel

En una de las donaciones más significativas en la historia del Metropolitan Museum of Art (Met), el magnate de los cosméticos Leonard A. Lauder prometió a la institución su colección de 78 pinturas, dibujos y esculturas cubistas.
El tesoro de obras emblemáticas, que incluye 33 Picasso, 17 Braque, 14 Léger y 14 trabajos de Gris, está valuado en más de US$1.000 millones. Eleva a Lauder, que durante años ha sido uno de los mecenas del arte más influyentes de la ciudad, a una clase en la que se encuentran contribuyentes fundamentales del museo como Michael C. Rockefeller, Walter Annenberg, Henry Osborne Havemeyer y Robert Lehman.
Para los académicos, se trata de una de las mejores colecciones del mundo, igualmente buena, si no mejor, que los renombrados dibujos, pinturas y esculturas cubistas que se encuentran en instituciones como el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo del Hermitage en San Petersburgo y el Centro Pompidou en París. Cuentan, en su conjunto, la historia de un movimiento que revolucionó el arte Moderno y llenan un vacío flagrante en la colección del Met.
“De un solo tirón, esto pone al Met a la vanguardia del arte de comienzos del siglo XX”, dijo Thomas P. Campbell, director del Met. “Es una colección imposible de reproducir, algo que los directores de museos sólo pueden llegar a soñar”.
Y muchos lo hicieron. Las discusiones entre Lauder y el Met se prolongaron durante años, primero con Philippe de Montebello, su director durante mucho tiempo que se jubiló en 2008, y más recientemente con Campbell. Si bien Lauder no quiso decir qué otras instituciones habían intentado conseguir su colección, los funcionarios del mundo museístico dijeron que la National Gallery of Art de Washington fue una de ellas. No obstante, como neoyorquino consciente de que su arte podía transformar radicalmente una de las instituciones más históricas de la ciudad, consideró que el Met era el lugar más adecuado.
“Cada vez que di algo a un museo, quise que fuera transformador”, explicó Lauder. “No fue una guerra de ofertas. Fui a golpear y la puerta se abrió fácilmente”.
Realiza su donación sin restricciones, de modo que puede ser exhibida como los comisarios lo dispongan. El Met ya está comenzando a recibir las obras, según funcionarios de la entidad, para una exposición cuya inauguración está prevista para 2014.
Lauder, de 80 años, también supervisó la creación de un centro de investigación para el arte moderno en el Met, respaldado por un fondo de US$22 millones que contribuyó a financiar junto con fideicomisarios y simpatizantes del museo.
La colección, que Lauder comenzó a formar hace más de 40 años, es producto del gusto y de la oportunidad. “En aquel momento, había mucho todavía disponible, porque nadie lo quería en realidad”, dijo. Y era relativamente barato porque estaban de moda el Impresionismo y el Post-impresionismo. Explicó que “No se puede reunir una buena colección si no se mantiene un objetivo, una disciplina, una tenacidad y una voluntad de pagar más de lo que uno puede permitirse. Desde el primer momento, decidí que la formaría como una colección de museo”.
Por eso, una buena parte de sus obras proviene de las colecciones más afamadas del mundo, como las de Gertrude Stein, el banquero suizo Raoul La Roche y el historiador británico de arte Douglas Cooper.
El término Cubismo apareció por primera vez en la reseña de una exposición de 1908 en la galería parisina de Daniel-Henry Kahnweiler, que presentó algunas de las primeras obras cubistas. El Cubismo, que fue en un primer momento una colaboración entre Picasso y Braque, pasó a ser un movimiento pionero que redefinió los conceptos occidentales de espacio y tiempo, alto y bajo. Estos dos artistas, junto con Fernand Léger y Juan Gris, tomaron formas conocidas y las dieron vuelta, destruyendo la perspectiva tradicional.
Desafiando la visión romántica de la pintura, los artistas cubistas también comenzaron a incorporar cosas como cartón, arena, aserrín, soga, madera, papel para empapelar, esténciles y trozos de diario en sus pinturas, dibujos, collages y esculturas. Su trabajo allanó el camino a la abstracción, que dominó el arte occidental durante los siguientes 50 años.
La mayoría de las obras de la colección de Lauder tienen una significación histórica particular.
Molino de aceite, de Picasso, de 1909, fue la primera pintura cubista que se vio en Italia. Otra de sus obras, El abanico (L’Indépendant), de 1911, es una de las primeras obras en las que Picasso experimentó con la tipografía.
Plato de frutas y vaso de Braque, de 1912, es el primer collage cubista.
Mujer en un sillón (Eva) de Picasso, imagen de la amante de la artista en 1913-14, Eva Gouel, donde tradujo el cuerpo femenino a su lenguaje cubista.
La colección de Lauder ocupará “el lugar de honor” en las galerías de arte moderno y contemporáneo que serán remodeladas próximamente en el edificio principal del Met. Lauder enfatizó que esta donación no significa que no coleccionará más: “Seguiré comprando y sumando obras a la colección del Met”, dijo. Y agregó: “Pero sólo si aparecen cosas buenas”.

Fuente: clarin.com

ABRUPTA SALIDA
DEL DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES

Su contrato venció en diciembre, pero continuó a cargo, sin que medien explicaciones, hasta la tarde de ayer.
    Casi un millón y medio. Las personas que visitaron el MNBA en 2012. “Caravaggio y sus seguidores”, lo más visto.

Por Mercedes Pérez Bergliaffa


Finalmente ocurrió lo que parecía que iba a ocurrir, pero igual sorprendió: ayer por la tarde fueron al Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) la subsecretaria de Gestión Cultural de la Nación, Marcela Cardillo, y Alberto Petrina –director nacional de Patrimonio y Museos– para comunicarle a Guillermo Alonso el final de su período como director de la institución. A partir de hoy será Cardillo quien esté a cargo durante el período de transición, hasta que se organice al nuevo concurso para cubrir el cargo de director. Recordemos: fue en 2007, bajo la gestión de José Nun –quien era por entonces secretario de Cultura de la Nación– y Américo Castilla –en ese momento era director de Patrimonio y Museos–, cuando se organizó por primera vez en la historia del MNBA un concurso para cubrir el cargo de director ejecutivo del museo. Para ello fue necesaria toda una reforma reglamentaria e institucional. El objetivo de esta reforma y del establecimiento de un concurso era, decían Nun y Castilla, a que un cargo tan importante como el del director del MNBA no debía estar a la vera de los vaivenes políticos.
En la actualidad, parece que el futuro concurso para elegir director ejecutivo del MNBA ya tiene un jurado de selección asignado, entre los que se cuentan María Isabel Larrañaga, Virgilio Tedin Uriburu, Diana Saiegh y Alberto Petrina.
Hagamos memoria: Alonso asumió su cargo en diciembre de 2007, luego de haber ganado el concurso convocado para ello. Su período como director del MNBA terminaba en diciembre de 2012. Pero entonces, el ahora saliente director del museo no recibió ninguna notificación sobre si continuaba o no en el cargo. Recientemente se rumoreaba que de Secretaría de Cultura de la Nación le habían prorrogado su condición como director un tiempo más, pero nadie supo especificar exactamente hasta cuándo. Ahora se sabe: fue hasta ayer. Y parece que la visita de Cardillo y Petrina al espacio del MNBA fue inesperada.
Durante la gestión de Alonso se realizaron numerosas reformas en el MNBA, tanto a nivel edilicio-arquitectónico como curatorial: se cambiaron los guiones curatoriales de las salas de la planta baja, se ampliaron y renovaron espacios –como en Pabellón de exposiciones temporarias– y, sobre todo, se reformó de una manera contundente todo el primer piso del museo. Allí, las salas cambiaron su arquitectura y circulación y la historia del arte que se contaba pasó a ser otra: porque las obras de arte internacionales se mezclaron con las obras de arte nacionales. Esto significa que se creó un nuevo discurso histórico, que posicionó al arte nacional en el mismo estatuto que el internacional. Léger y Battle Planas, Picasso y Pettoruti, ahora conviven hermanados.
Claro que el primer piso todavía no es accesible: si bien las salas están prácticamente listas para ser inauguradas, este momento se viene demorando y sucederá recién dentro de un mes. Habrá que esperar a la apertura de estas salas y sobre todo al llamado a concurso, que se hará próximamente, para tener un nuevo director: que gane el mejor, es lo que se merece el museo más importante del país.

Una gestión de importantes transformaciones

Guillermo Alonso deja un legado importante en el MNBA. La fisonomía del museo cambió en estos años. El ahora ex director ejecutó dos grandes reformas edilicias y curatoriales. En 2011 cambió el color de las salas. En vez del blanco, optó por paredes rojas, turquesas y verdes que renovaron la experiencia de los visitantes. Cada color representaba un momento histórico y una expresión artística diferente.
El año pasado Alonso encabezó la segunda gran obra de su gestión: la reestructuración del primer piso del museo, que incluye una revolución en el guión curatorial. La obra –que costó 14 millones de pesos, está prácticamente lista, y que Alonso no podrá inaugurar– le devuelve a las salas del primer piso superior el esquema original de 1930, que diseñó el arquitecto Alejandro Bustillo. Se tiró abajo el auditorio y se lo unificó con la sala que ocupaba el arte argentino del siglo XX para que éste se mezclara con los movimientos internacionales, y planeaba mudar al segundo piso el arte precolombino. Una sala entera estará destinada a uno de los artistas más importantes del país: Antonio Berni. Justamente, para esa sala, Alonso consiguió que la hija del artista, Lily Berni, donara al museo dos obras del pintor Cristo en el departamento (1981) y El obrero encadenado (1949) y que vendiera una tercera La Siesta (1943). Ahora hay 24 cuadros de Berni. En octubre pasado la muestra “Caravaggio y sus seguidores” significó un éxito sin precedentes en el museo: pasaron 160 mil visitantes. En 2012, el año más importante para Alonso, visitaron el museo 1.400.000 personas. Antes, en 2010, con motivo del Bicentenario y con el patrocinio de Clarín, Alonso saldó una vieja deuda del museo: presentó el catálogo razonado del MNBA, dos grandes tomos de 600 páginas que condensan el estudio sistematizado del patrimonio del museo.


Fuente: clarin.com

EL MUSEO BRITÁNICO
MUESTRA LA VIDA EN POMPEYA Y HERCULANO


Una trabajadora del Museo Británico observa dos figuras talladas en mármol correspondientes al siglo I d.C. EFE

  • Las poblaciones quedaron sepultadas en el año 79 tras una erupción volcánica
  • La exhibición sobre las ciudades que intenta recrear la vida diaria de los habitantes, reúne 450 piezas sacadas por primera vez de Italia

LONDRES - La vida de las poblaciones de Pompeya y Herculano y la súbita muerte que sufrieron cuando una devastadora erupción del volcán Vesubio sepultó en el año 79 a las dos ciudades romanas centran una gran exposición del Museo Británico que reúne 450 piezas sacadas por primera vez de Italia,
La muestra intenta recrear la vida diaria de los habitantes de estas metrópolis de la bahía de Nápoles y la opulencia en la que vivían muchos de ellos hasta que una nube oscura y caliente de residuos volcánicos las enterró en apenas 24 horas.
Titulada "Vida y muerte en Pompeya y Herculano", entre las piezas que se exhiben hay algunas que fueron descubiertas en recientes excavaciones.
Es también la primera vez que el Museo Británico dedica una muestra a estas dos ciudades, cuyos descubrimientos han permitido conocer en más profundidad los pormenores de la vida de las casi 15 mil personas que habitaban Pompeya y las cinco mil de Herculano.
Entrar en la exposición es como ingresar en la casa de un pompeyano de clase alta, a través del Atrium, el salón de entrada, para después ver las habitaciones, el jardín, la cocina y la sala principal, todos adornados con frescos o estatuas de mármol.
El museo exhibe todo tipo de objetos, como comida carbonizada, recipientes para lavar la comida, coladores, morteros, hornos portátiles, la cuna de un bebé y hasta frescos con escenas de la vida sexual de estas poblaciones de origen griego o semnita.
Las dos metrópolis tenían una vida social y cívica muy activa y había templos, grandes baños romanos y teatros, mientras que el principal sustento procedía del comercio y el cultivo de la tierra.
Pero la erupción del Vesubio un 24 de agosto o un 24 de octubre del año 79, según distintos cálculos, calcinó y enterró por completo a estas poblaciones después de que la lava provocara una nube de 32 kilómetros de altura y una lluvia posterior de piedras y ceniza con temperaturas superiores a los 400 grados centígrados.
La oscuridad en la que quedaron sumidas las dos ciudades y la velocidad de la erupción impidieron cualquier huida, como queda reflejado en los restos reconstruidos de algunos habitantes calcinados, a los que se les ve en posiciones relajadas.
El comisario de la exposición, Paul Roberts, dijo hoy en el pase de prensa previo que se pueden ver objetos reconocidos y utilizados hoy en día, así como "las cosas que ellos consumían y tiraban".
Tampoco faltan en la exposición la joyas que llevaban las poblaciones, de oro en el caso de las mujeres de clase alta y de bronce o cristal para los esclavos.
Los objetos más sorprendentes son los grandes frescos que decoraban las salas y hasta los patios de las casas, en colores pastel y con escenas de la vida diaria de la época romana.
Estos frescos eran de enormes proporciones en los patios, llamados hortus, pues eran lugares utilizados para descansar, mientras que había mosaicos con figuras de animales domésticos, como el perro, colocados en las entradas de las viviendas.
El cuarto de baño compartía espacio con la cocina y por entonces estas poblaciones ni utilizaban jabón para lavarse las manos ni tenían conocimiento de los riesgos sanitarios que esta proximidad podía provocar entre la población, formada en su gran mayoría por niños y gente de entre 20 y 40 años de edad.
Según el museo, muchos de estos objetos fueron encontrados en las primeras excavaciones realizadas en el siglo XVIII y hasta la fecha se han hallado unos mil 150 cuerpos calcinados en Pompeya y unos 350 en Herculano.

Fuente: informador.com.mx

RECUPERAN EN ITALIA UN CHAGALL ROBADO HACE ONCE AÑOS

Fue encontrado en la casa de un ex futbolista de la Juventus.


El cuadro, un Chagall, había sido robado en 2002 de un barco atracado en el puerto de Savona, en el norte de Italia. Once años después, fue encontrado en la casa del ex futbolista del Juventus Roberto Bettega.
El “Le nu au Bouquet”, pintado en 1920 por el francés de origen bielorruso Marc Chagall, está valuado en 923 mil dólares. Los carabineros lo hallaron en la casa de la ex gloria del Juventus, quien aseguró que lo compró en 2003 en una galería de Bolonia por casi 135 mil dólares (al cambio actual) y que desconocía que había sido robado.
Durante el operativo, enmarcado en la protección del patrimonio cultural, fueron denunciadas tres personas, entre ellos un tripulante del yate en el momento del robo y el responsable de la galería en la que Bettega lo adquirió.
El propietario del yate, un estadounidense, había comprado el cuadro en Nueva York en 1998. La obra fue destinada a decorar la embarcación, de la que fue robada cuatro años después, cuando estaba atracada en el puerto de Savona. Los ladrones cambiaron la original por una falsa, según denunció el hijo del dueño del barco. 

Fuente texto: Revista Ñ Clarín

EL DIOS DEL MERCADO QUE ERA VANGUARDISTA

Dejó miles de obras, cambió la historia del arte, sus cuadros valen millones, pintó el horror de la guerra y su nieta lo llamó “monstruo”.

LE REVE, DE PICASSO. Lo adquirió hace días un magnate de Wall Street por 155 millones de dólares.

Por Bárbara Alvarez Plá

Un día como hoy, un 8 de abril de 1973, el mundo se despidió del artista español Pablo Picasso, nacido en Málaga en 1881, que aquejado de una embolia pulmonar llevaba tiempo recluido en su casa de Mougins, en el Sur de Francia.
Prolífico como ninguno, a su muerte dejó 1.900 cuadros, 3.200 cerámicas, 7.000 dibujos, 1.200 esculturas y 20.000 gráficos, que lo elevaron al podio de los artistas más prolíficos del siglo XX, y hoy, cuarenta años después, sigue siendo una de las mayores influencias del arte contemporáneo, con cuatro de sus obras entre las diez obras más caras de la historia del arte.
Dicen que era incansable, apasionado, irascible. Sus amigos afirmaban que también era generoso y que en él había modestia, pero si hay un calificativo que nadie le puede negar, es el de genio. El artista, que sería uno de los fundadores del cubismo afirmaba que “un pintor nunca puede hacer lo que se espera de él”.
Al momento de su muerte, la mayoría de las obras de este consagrado enemigo del mercado del arte, que hoy lo venera, estaban en su poder, y muchas de ellas fueron a parar al museo parisino que lleva su nombre, en cobro de los impuestos sucesorios, ya que Picasso, que aún no tenía pensado morir, no había hecho testamento: “Un pintor es un hombre que pinta lo que vende. Un artista, en cambio, es un hombre que vende lo que pinta”, había dicho el genio.
Las mujeres influyeron enormemente en su vida, aunque se hablaba de maltrato, su nieta Marina lo describió como un “monstruo” capaz de gran “crueldad psicológica”. Tuvo cuatro hijos y se casó dos veces: primero con una bailarina rusa y más tarde con Jaqueline Roque, que lo acompañaba al momento de su muerte y que se pegó un tiro en la cabeza 13 años después. Y no sería la única suicida entre sus musas: Marie–Thérèse Walker, con quien Picasso había tenido un romance a los 46 años, se ahorcó en 1977. Ella fue la dama inmortalizada en El sueño (1932), pintura que saltó a primera plana de los diarios de todo el mundo hace unos días al ser vendida por más de 155 millones de dólares.
Con 14 años ingresó en la Escuela de Artes de Barcelona, después iría a Madrid y de ahí a París, donde comenzaron sus años de bohemia y su “periodo azul” (1901-1904), que dio obras como El entierro de Casagemas. Tras una breve estadía en Barcelona y de vuelta en París, comenzó el “periodo rosa” (1905-1907), y sus pinceles se centraron en el retrato de trabajadores del circo, marginales y gitanos, con obras como La familia de Arlequín.
Su consagración llegó en 1907 con Las señoritas de Avignon. Bajo influencia del arte africano inauguró su ruptura con el realismo, que, en 1908, devino en la formulación del cubismo, que por su rechazo al naturalismo, es un punto de quiebre de la historia del arte.
En 1936, estalló la guerra civil española y en 1937 pintó El Guernica, en alusión a los bombardeos de las tropas franquistas sobre el pueblo español. Esa síntesis perfecta de cubismo, expresionismo y surrealismo, es un ícono del siglo XX. La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), lo encontró en París, donde se declaró pacifista, uniéndose, al final de la contienda, al Partido Comunista.
En una Europa asolada por la guerra, Picasso transformó el arte e hizo de él un instrumento de denuncia. Cuarenta años después, su mensaje sigue vigente.

¿Por qué amamos al pintor del dolor del siglo veinte?

Por Mercedes Pérez Bergliaffa

Amamos tanto a Picasso, en parte, porque su obra y su personalidad fueron excepcionales. Pasó lo mismo con Andy Warhol y Salvador Dalí. Y nosotros, hijos de ese siglo que todo lo convierte en mito y mercancía, tenemos nuestros propios dioses terrenales. Picasso es uno.
¿Pero por qué su obra “nos llega” tanto? Primero, porque está muy difundida, conocemos sus códigos generales. Segundo, porque Picasso siempre tuvo una profunda conciencia del hombre y las contradicciones del S.XX. Comunista y antifascista, pintó las Guerras Mundiales, el anhelo de paz y también la alegría de los primeros años.
Artista sumamente inteligente, no podría comprenderse la historia del arte figurativo sin tenerlo en cuenta. Todas, todas sus obras tienen un eje común: están basadas en la realidad, aun cuando no lo parezca. “El arte abstracto no existe, siempre hay que partir de algo”, rabiaba Picasso. Pero él no sólo veía al mundo, sino que lo pensaba. De ello surgió un período suyo fundamental: el cubista.
Pensemos en este pasaje, que lo define: de su pintura Las señoritas de Avignon a El Guernica. De la descomposición de la “realidad”, a las figuras explotando; a la denuncia.
Picasso fue ese artista que supo expresar el grito de dolor del siglo XX inventando un nuevo lenguaje plástico, creando formas nuevas para situaciones nuevas. Y todas tenían que ver con los hombres. Por eso lo sentimos cercano.

Fuente: Revista Ñ Carín