Inspirado en la “VuelVIlla” de Xul Solar y la
“Ciudad Hidroespacial” de Gyula Kosice, el artista presenta un microfilm
entre la batalla y la sublevación. Se puede ver hasta fines de marzo en
el Espacio Digital del MAMBA.
La nueva obra de Lux Lindner que se exhibe hasta finales de
marzo en el Espacio Digital del segundo subsuelo del MAMBA es
inspiradora.
Ya desde su título produce curiosidad y atracción. Lindner decidió llamar a este film breve pero contundente Los descansos de pantalla se derrumbarán sobre tu cabeza, un modo de decirnos –tal vez– que lo que realmente nos demolerá es estar desconectados de algún dispositivo carente
de pantalla. En este mundo cada vez más lleno de pantallas, cerrar los
ojos ante ellas o despistarnos en su observación, podrían tener un
efecto fatal. Tan fatal como cerrar los ojos o no mirar lo que él pone
en una de ellas.
Lindner elige poner en su pantalla una simulación
muy estimulante de un supuesto videojuego donde se encuentran en
“lucha” dos diseños urbanos utópicos de artistas argentinos notables por
su originalidad. Las ciudades que se confrontan son la VuelVilla de Xul Solar y La Ciudad Hidroespacial de Gyula Kosice.
Todo
un mundo épico se abre en este microfilm, llamarlo así parece cosa de
espías, es micro por su brevedad y también por su austeridad, una suerte
de falta de recursos reconocida por el propio artista pero que aquí
puede pensarse como una buena suerte porque funciona muy bien.
Entre las
numerosas inquietudes de Lindner se encuentra el trabajo en 3D que es
el que despliega en esta obra, un trabajo que afinó realizando un master
en New York no hace tantos años.
CONTIENDA. Dos diseños urbanos utópicos, la VuelVilla de Xul Solar y La Ciudad Hidroespacial de Gyula Kosice, se enfrentan en la obra de Lindner. |
Eligió para estrenar su obra,
que abre un duelo en el arte argentino, un museo de prestigio vapuleado,
pero el museo de arte moderno de la ciudad al fin, y no es un detalle.
En las entrañas de donde deberían tener lugar las exhibiciones más
importantes de la creación nacional, Lindner nos enrostra su obra. Para
que pensemos como jugando qué tienen estos modelos no sólo de ciudad,
sino también de producción de arte, de desafiante, de vencedor, de vital
y único.
Aunque la obra se presenta como la simulación de un videojuego o, al menos, puede ser mirada como tal, Lindner confiesa a Ñ Digital:
“No me siento muy afín a los videojuegos, me interesan más las
películas épicas del siglo XX. Creo que los videojuegos cayeron
demasiado pronto en la volteada que transformó la interactividad en una
instancia mercachifle. El cine fue mercachifle y está desapareciendo en
un escenario mercachifle, pero después de habernos dejado un Bergman, un
Godard y otros. El videojuego no llegó a esas alturas”.
Desechado el videojuego como contenido pero no como procedimiento de trabajo, el artista se atreve a contarnos la gesta de Los descansos de pantalla se derrumbarán sobre tu cabeza, donde no se priva de hacer un llamado de atención a los creadores locales.
Nos dice: “En la obra del MAMBA traté mas bien de inspirarme en películas blanco y negro donde barcos piratas se tiran cañonazos o naves espaciales de 1977 se disparan con cañones de fotones.
Siempre me interesó la ciencia ficción y me ha vuelto a interesar, estoy escribiendo historias y obras de teatro en ese género. Kosice y Xul me parecen utopistas importantes en el contexto de un arte que suele volar bajo como el nuestro. Mucho de nuestro arte es periodismo de aventura o ilustración de alguna moda política o artística del momento, pero falta la toma de distancia. En mi humilde entender, tanto Solar como Kosice intentaron algo en el sentido de una toma de distancia de una realidad determinada periodísticamente; lo que habría que ver es si esa distancia no fue tan grande que terminaron siendo ignorados demasiado tiempo y terminaron encapsulados como se hace con chistes crípticos e inofensivos. Cuando digo ‘arte como periodismo’ digo (Carlos) Gorriarena o Pablo Suárez, por ejemplo, un arte que busca comunicación y acuerdo con su espectador de modo muy enfático. Me parece que esto puede estar bien como válvula de escape en escenarios dictatoriales clásicos, pero en situaciones más institucionales representativas’ pierde su función”.
RECREACION. Notable por su originalidad, la Ciudad Hidroespacial de Gyula Kosice, por Lindner. |
Nos dice: “En la obra del MAMBA traté mas bien de inspirarme en películas blanco y negro donde barcos piratas se tiran cañonazos o naves espaciales de 1977 se disparan con cañones de fotones.
Siempre me interesó la ciencia ficción y me ha vuelto a interesar, estoy escribiendo historias y obras de teatro en ese género. Kosice y Xul me parecen utopistas importantes en el contexto de un arte que suele volar bajo como el nuestro. Mucho de nuestro arte es periodismo de aventura o ilustración de alguna moda política o artística del momento, pero falta la toma de distancia. En mi humilde entender, tanto Solar como Kosice intentaron algo en el sentido de una toma de distancia de una realidad determinada periodísticamente; lo que habría que ver es si esa distancia no fue tan grande que terminaron siendo ignorados demasiado tiempo y terminaron encapsulados como se hace con chistes crípticos e inofensivos. Cuando digo ‘arte como periodismo’ digo (Carlos) Gorriarena o Pablo Suárez, por ejemplo, un arte que busca comunicación y acuerdo con su espectador de modo muy enfático. Me parece que esto puede estar bien como válvula de escape en escenarios dictatoriales clásicos, pero en situaciones más institucionales representativas’ pierde su función”.
INSPIRACION. “No me siento muy afín a los videojuegos, creo que cayeron demasiado pronto en la volteada que transformó la interactividad en una instancia mercachifle". |
Pero
no se quede en la crítica hacia la obra ajena, también es duro con él
mismo, por lo que sus pensamientos hacia otros artistas no pierden
legitimidad. Así afirma: “Admito que me hubiera gustado una relación más
complicada y detallada entre ambos emprendimientos, el de Solar y
Kosice, que una ‘batalla’ con un ‘ganador’, ahí sencillamente intervino
el factor tiempo levándome sin proponérmelo yo al tempo del
videogame. Igual aclaro que le tomé cierta antipatía a la Ciudad
Hidroespacial a partir de un video que vi en la fundación Klemm donde
una Ciudad Hidroespacial sobrevolaba Buenos Aires ‘sin cambiar nada
abajo’, digamos... dos mundos seguían separados, la utopía no bajaba
hasta nosotros. Ahí creo detectar un déficit salvífico, diríamos... La
‘comodidad’ de la Ciudad Hidroespacial me sublevó un poco”.
Y ese
ser parece el estado de Lux Lindner, el de sublevación permanente, el de
curiosidad insaciable, dotes que lo convierten en el artista prolífico,
creador en numerosos soportes y sobre todo, en el creador dotado que en
cada obra, nos demuestra que es.
Fuente: Revista Ñ Clarín
Fuente: Revista Ñ Clarín