PANEO POR LA PRODUCCIÓN DE TRES DISCIPLINAS

La muestra de obras seleccionadas es una oportunidad para conocer la producción nacional reciente en grabado, arte textil y arte cerámico.


Como cada año, el Salón Nacional de Artes Visuales se muestra en el Palais de Glace. Su 101 edición expone allí las obras premiadas y seleccionadas en las categorías Grabado, Arte textil y Arte cerámico. Y si bien a estas no se las considera, por lo general, las disciplinas “fuertes” –las más populares o que apuestan al riesgo y llaman la atención de las nuevas generaciones, como Pintura y Nuevos soportes e Instalaciones, por ejemplo–, son campos de la producción que vienen delineándose de maneras cada vez más interesantes, alejándose de a poco de una tradición encorsetada y repetitiva, y prestando atención a la expansión y apertura de cada técnica a los nuevos medios, sobre todo electrónicos. Especialmente, estas disciplinas van abriéndose a la influencia de una nueva cultura visual por sobre ciertos tipos de repertorios y modismos que se repiten: ocurre que hay técnicas propias de cada una –como por ejemplo, la litografía o la xilografía en Grabado–, en donde se enquistan ciertas costumbres y amaneramientos de taller, así como la impronta de los llamados “maestros”, que a veces funcionan casi como algo sagrado y, por eso mismo, riesgoso. También hay disciplinas donde un respeto excesivo por la técnica corre, finalmente, contra la expresión. En la muestra actual del Salón Nacional algo de esto puede verse, sobre todo, en las obras premiadas y seleccionadas en Grabado. Allí parece que costó dejar que la técnica no condicionara tanto a la imagen. Parece que costó que las dos –técnica e imagen, y también la intención del artista– corrieran a la par, con una intensidad más o menos parecida.
La cerámica es, en esta edición 2012, buena protagonista de la exposición del Salón. Se nota ya desde la vista del Gran Premio Adquisición, otorgado a Ernesto Arellano por “Negrita”, una especie de muñeca de casi 2 metros de altura, con bastante de “manga”, de cómic japonés, realizada a través de un modelado por planchas con un esmaltado a 1.040 grados y con el esmalte a la altura de la cara quemado, negro. El Primer Premio lo ganó Julio Cando, con “Descubriendo el espacio”. Pero es el Segundo Premio, “N2O2”, otorgado a Fernando Mascetti, el que muestra un amplio y profundo manejo del material –gres (una cerámica muy resistente), porcelana (compacta, dura y translúcida) y esmalte– y de sus posibilidades. La organización de la composición a manera de instalación, su pequeñísima escala, el despliegue en el espacio sobre una sola línea, un solo eje; el cuidado al modelar cada pequeña pieza, la diferencia de asperezas, texturas y brillos de los materiales… Todo en esta obra es atracción, descubrimiento.
El trabajo de Beba Zabel “Sin título”, que obtuvo el Tercer Premio, también es interesante, al mezclar una pieza raku sin esmalte con todo un conjunto de piezas elaboradas en terra sigillata –un tipo de cerámica a veces rojiza, antiguamente característica de Roma– bruñida.
La obra “Vacíos de identidad”, de Claudia Schnaider –con una mención– mezcla exquisitamente cerámica y ébano (además de estar esmaltada), a través de un conjunto de piezas de láminas muy finas y frágiles. La artista trabajó la cerámica como si se tratara de hojas de papel Biblia. 

Paneo por la producción de tres disciplinas
Ernesto Arellano. “Negrita”, Gran Premio Adquisición en Cerámica.
No hay que dejar de ver los trabajos de Laua Barberis y Eduardo Fataga, incluidos en la selección de esta disciplina, el segundo, técnicamente curioso: utilizó cenizas volcánicas junto con el barro.
Pero es el arte textil, el que lleva la delantera en cuanto a tomar el riesgo conceptual y técnico. Aquí, el Gran Premio lo obtuvo Roberto Fernández con “Adentro es azul”, un objeto similar a una célula o ameba, realizado con capas de poliéster cosidas y cauterizadas con fuego. Por debajo del objeto –se montó suspendido– hay una base circular conteniendo agua. El Primer Premio, “Hilanderas”, de Gabriela Nirino, se basa en la foto antigua de una hilandera de Alpargatas. Aquí es interesante el resultado de la combinación de diferentes tramas, la del telar electrónico con pasada de trama manual, y la de Jacquard, por ejemplo. Pero es en el segundo piso del Palais donde hay obras textiles increíbles, como “12.264. Espacios vacíos”, el poderoso trabajo de Lorena Kaethner: muestra un vestido tejido puesto en un maniquí y, al lado, un monitor con el video de una performance. Allí está ella misma, con el vestido cubriéndola desde los tobillos hasta la punta de la cabeza, y la artista dentro, tejiéndolo mientras lo lleva puesto, contando cada punto totalmente concentrada, como en un nirvana: “12.234, 12.235, 12.236…” El “Tapiz de la recreación” de Ana Foos, que mezcla bordado, telar en seda y collage, también es interesante, al igual que la “Bolsa de hombre”, de Alejandro Bovo Theiler (utilizada para hacer performances), y la técnica de “Deconstrucción”, de Silvia Turbiner: tela de fibras de morera (el árbol que comen los gusanos de seda y que producen, por ello, la seda más fina de todas) tejida a mano con fibras liberianas (que son fibras vegetales fuertes, pueden ser de lino, cáñamo, yute o ramio) y volcado de papel. La incrustación con telas en “Gran capitán”, de Andy La Morticella, la “Flor de freezbee” de Julia Padilla –con un despliegue espacial distinto–, “Aflora”, cueros de vaca y de oveja trenzados y cosidos, de Mariela Aquilio; el mantel bordado con tapas de las revistas Hola y Gente, de Zina Katz –”Para demostrar que tengo amigos”–; los “Vestidos” de Liliana Adragner, sogas intervenidas con papel impreso que lleva escrito “mercurio”, “tolueno”, “sulfatos”, “amoníaco”, “alquitrán”… el “Permeable para jardines”, una muy interesante obra en tramas de PVC de Alicia Antlich, todo esto vale la pena recorrerlo y quedarse un rato, mirándolo. Si va, también observe, en la planta baja del Palais, “Sudario”, de Rodolfo Altamiranda –obtuvo una mención–, un entrelazado hecho de papel de diario coloreado que lleva intercaladas caritas –¿víctimas de asesinatos?– cuidadosamente ubicadas y seleccionadas.
En Grabado el Gran Premio lo obtuvo Mirta Kupferminc con “Paisaje interior”, una técnica mixta, y el Primer Premio, Néstor Goyanes con la litografía “Cartas a Sara”. Aunque no obtuvieron reconocimiento, no deje de observar la monocopia de Daniel Corvino –“Estamos esperando”– y el aguafuerte del muy buen dibujante Martín Coelho.
Como pasa con todas sus ediciones, hay varias razones para darse una vuelta por la exposición del Salón: las obras son de realización reciente, la selección es grande y variada; y siempre se descubre a los artistas dando lo mejor de sí, ya que todos quieren ganar este concurso, el más importante del país y con algunos premios vitalicios. Por eso la exposición es un pasaje seguro a la sorpresa: un muestrario codiciado.

Fuente: Revista Ñ Clarín

UN SANTUARIO PARA LOS MANIFESTANTES Y SUS PROTESTAS

El Museo del Espacio Urbano Recuperado se propone contar la historia reciente de East Village.

Cuatro días antes de la inauguración del Museum of Reclaimed Urban Space (Museo del Espacio Urbano Recuperado) en la Avenida C, cerca de la Calle 10 en el lado este de Manhattan, Bill DiPaola les habló a sus empleados de la caja de sugerencias. Si bien se suponía que el grupo tomaría todas las decisiones colectivamente, en esto actuó solo.
"Puse la caja de sugerencias pensando que todos van a estar descontentos con todo", dijo refiriéndose a los visitantes que esperaba en la inauguración del museo el 8 de diciembre. Con una caja, dijo al personal, si alguien se ponía pesado, podían decir: "Eso es tremendo. ¿Podría escribirlo y ponerlo en la caja?" Y luego agregó: "Cualquier cosa para permitir que se vayan sin maldecir o escupir".
Sheila Jamison, una de las voluntarias, lo miró de soslayo. "Buena suerte con eso", dijo.
El museo, ideado por DiPaola y Laurie Mittelmann, que ha estudiado la ocupación de viviendas en Dinamarca y España, es un santuario para la dura historia reciente del East Village: los disturbios de 1988 en Tompkins Square Park, los enfrentamientos con la policía y los promotores inmobiliarios por los huertos comunitarios, la formación de viviendas tomadas, los actos de desobediencia civil llevados a cabo por los ciclistas que reclaman calles más aptas para bicicletas. DiPaola, que se negó a confesar su edad, atravesó muchas de esas batallas; Mittelmann, de 24, era, como la mayoría de los voluntarios, muy joven.
En la sala se veían fotografías de manifestaciones y un estante lleno de revistas con títulos como Perfiles de Provocadores y Bajo Ataque, junto con panfletos de la Constitución de los Estados Unidos. Barreras policiales de madera azul decoran la recepción, y en un adhesivo sobre el teléfono se lee "ESTE TELÉFONO ESTÁ PINCHADO". La entrada al museo será gratuita, pero el público puede solicitar visitas pagas de los huertos compartidos y las viviendas ocupadas.
Sin embargo, para DiPaola, que también es director de Time’s Up, un grupo ecológico, el museo encarna una batalla de ideas. Gran parte de la historia ha sobrevivido sólo en los recuerdos de la gente y las fotos, guardando en cada caso su propia versión de la verdad.
Lo que él se preguntó fue: ¿Cómo transformarlo en una exposición de museo con una sola línea argumental? "¿Qué es la historia?" preguntó al grupo. "Existe la historia corporativa, y existe nuestra historia.
La mayoría de los museos históricos son un hecho del pasado. Este no. Aquí vendrán personas que fueron golpeadas por la policía en el parque. Perdieron sus huertos.
Perdieron sus casas. A muchos no les fue muy bien durante la promoción inmobiliaria".
El Museo del Espacio Urbano Recuperado constituye un intento de exponer este espíritu comunal y esta historia caótica.
El lugar, el frente del C-Squat inutilizado durante mucho tiempo, es significativo. C-Squat, reducto de numerosas bandas de punkrock y de funciones de música improvisadas, constituyó la ocupación más resonante y notoria del East Village. Durante el Huracán Sandy, cuando el East Village se quedó sin luz, los habitantes del C-Squat prepararon comida para el barrio y la distribuyeron gratuitamente.
Uno de los objetos expuestos es un generador activado con una bicicleta que se utilizó para generar electricidad durante las protestas de Occupy Wall Street en Zucotti Park.
Cuando la luz se cortó después de la tormenta, los voluntarios lo pusieron en la vereda como puesto de recarga de teléfonos celulares para el barrio.
Tal como llega al público, la historia contada aquí ha sido en gran medida de victorias para los activistas, visibles en los huertos compartidos que se alternan decorando las cuadras del barrio y las viviendas ocupadas que ahora son cómodas residencias. En el camino se perdieron, no obstante, numerosos reveses y derrotas, dijo DiPaola ­los parques que fueron arrasados para el desarrollo inmobiliario, las viviendas ocupadas cuyos residentes fueron desalojados, las manifestaciones en bicicleta que terminaron en arrestos en masa y no en bicisendas.
Al acercarse el día de la inauguración, DiPaola empezó a preocuparse por el tono. Pidió que la palabra "protesta" fuera eliminada de las fotos expuestas. "Protesta es un poco negativo", dijo. "Esto es una celebración". 


Fuente: Revista Ñ Clarín

DESDE ARMADURAS FRÁGILES A FOTOS PORTEÑAS,
EN EL RECOLETA ARDE EL ARTE

Seis muestras en el tradicional Centro Cultural. Lo más nuevo son las esculturas de Paula Rivero, un homenaje a Eloisa Marticorena y un certamen de fotografía.

Enero sobre el febril asfalto de Buenos Aires es para los valientes. Si por coraje o por circunstancia se encuentra en la ciudad durante los primeros días del año, puede darse una vuelta por el Centro Cultural Recoleta –Junín 1930– donde varias muestras fueron inauguradas el jueves 20 de diciembre, para hacerle frente al verano porteño.
En la sala 11, las Mujeres Salvajes de Paula Rivero nos muestran el ajuar completo de una amazona aguerrida, pero herida por la nostalgia. Partiendo siempre del torso femenino, la artista realiza estructuras (objetos y dibujos) a mitad de camino entre el corset y la armadura. Los materiales duros con los que trabaja en sus objetos (acero, cerámica pulida y muy brillante, resina que vuelve rígido el papel), guardan siempre un reverso frágil. Los de metal tienen el interior revestido en piel y sus piezas se encuentran unidas por tiras de cuero. Los de papel albergan en la superficie la propia intimidad de Rivero: fueron creados con decenas de sobres y cartas escritas a mano y enviadas por correo. Las obras nos muestran lo suave como anverso de lo rígido, y nos dejan pensando sobre la imposibilidad de protegerse con una coraza sin endurecerse demasiado.
El homenaje a Eloisa Marticorena resulta acertado en la selección de obras ya que, con pocas piezas, da una idea del derrotero plástico que siguió, entre 1974 y 1983, la artista argentina fallecida en el 95. Si atendemos a la cronología de las obras, entendemos que el paso de la figuración a la abstracción fue, en la pintora, paulatino pero necesario: sus obras abstractas, atmósferas sutiles de colores vibrantes, no son más que depuración y concentración de toda la energía cromática que ya se encontraba latente en sus pinturas desde los inicios del período. Eloísa desató el camino de sus deseos pictóricos desde lo narrativo hasta la esencia misma de su pintura: el color. El espectador podrá seguir su mismo itinerario.
La tercer muestra inaugurada ese día es el certamen fotográfico Gente de mi ciudad , que cuenta con el trabajo de los fotógrafos Res, Rosana Shoijett y Esteban Mac Allister y del artista plástico Diego Bianchi, como jurados. La muestra está compuesta por las obras seleccionadas y refleja una mirada genuina sobre la realidad urbana de la metrópoli. La presencia en muchas de las fotografías de problemáticas comunes en la ciudad de Buenos Aires, como el caos de los trasportes públicos o la naturalización de las diferencias de clase, no parece ser un lugar común, sino una inquietud que necesita ser señalada. Pero, lo más interesante del premio resulta que el estímulo que significa ir en busca de postales de la ciudad puede ser tanto para profesionales como para amateurs, un gran ejercicio para ver la realidad con ojos despiertos y estar muy atentos a todo aquello que nos rodea en el instante presente.
Cabe destacar que estas tres muestras vienen a sumarse a las anteriormente inauguradas: Agualíricas, pinturas de Maia Heidel, que exploran el devenir de los materiales utilizados; Expresiones , los dibujos poblados de sarcasmo de Gustavo Nemirovsky y una serie de intensas pinturas del artista plástico y arquitecto Justo Solsona, completando así una versátil propuesta de arte argentino.
La intención es verdaderamente valiosa y el espectador descubrirá obras para él desconocidas, pero no artistas nuevos, ya que poco se indica sobre los autores en las muestras del CCR. La visita demanda un espectador activo, que sepa asimilar toda esa variedad de obras y disfrutarlas aún sin disponer de demasiada información. O bien uno relajado que se abandone a la experiencia y simplemente dance por unos minutos con cada pieza, para luego ir por la siguiente.


Fuente: Revista Ñ Clarín

SORPRESA EN LA RESTAURACIÓN:
HALLAN EN EL COLISEO FRESCOS DE COLORES
Y DIBUJOS ERÓTICOS

Fueron hechos entre los siglos I y III. Y también encontraron grafitis realizados por el público. Para los expertos, es un “descubrimientextraordinario” que reescribe la historia del anfiteatro romano.

Detalle. Maurizio Pinotti, director de los trabajos de restauración, muestra uno de los hallazgos en la tercer anillo del Coliseo. Fotos: Angelo Franceschi

Por Julio Algañaraz


A treinta metros del nivel de la calle, en el tercer nivel de galerías y en un sector secundario, de paso, frecuentado sobre todo por los que se servían de los urinarios o “vespasianos” (así llamados hasta hoy en honor del emperador que los distribuyó también en las calles de Roma), un “descubrimiento extraordinario” permite establecer que el Coliseo era “un triunfo de colores” . Así lo explicó ayer la profesora Rossella Rea, directora de los trabajos de restauración del monumento al aire libre que compite en popularidad mundial sólo con las pirámides de Egipto.
El anfiteatro Flavio, como fue bautizado durante su construcción entre los años 72 y 80 de nuestra era, tenía los muros revocados con frescos artísticos y pintadas de los espectadores . ¡Qué colores! Rojo y blanco, ocres, azules, muchas variantes de verdes. Rea presentó los descubrimientos inesperados realizados en los 60 metros de galerías abovedadas.
Decoraciones, escritos, revoques pintados con inscripciones e imágenes.
Los restauradores Paola Lanzillotti, Alejandro Danesi y la ingeniera Ida Simonelli, guiados por el director de los trabajos Maurizio Pinotti, quedaron maravillados con estas novedades, que permiten reescribir la historia del anfiteatro . Desde octubre los científicos y técnicos se dedicaban a limpiar, consolidar y restaurar los restos de los enduidos, hasta mostrarlos a lo largo de las bóvedas, las paredes y las ruinas de la galería.
Una corona aquí, una flecha más allá, una palma.

El sexo, presente. Entre los dibujos aparecen dos penes con testículos.
Una buena parte pintada por los mismos espectadores. La gran novedad es que las decoraciones coloridas se extendían por todo el monumento, incluso en los lugares de paso y en los urinarios, y no solo en la galería imperial, la que frecuentaban los más poderosos.
Había dibujos y antiguas letras del alfabeto dibujadas por espectadores. Algunos más “hot”, como un par de penes de dimensiones diversas con testículos que lucen bien dibujados entre los colores, en la parte alta de la galería.
La parte externa del Coliseo estaba revestida por mármol travertino , que se extrae hasta hoy de las canteras del sur de Roma. El travertino es el mármol de la ciudad, más poroso, blando y de aspecto “sucio” en comparación con los maravillosos provenientes de Carrara.
Ahora se ha descubierto que los mármoles externos tenían revoques y estucos que los blanqueaban . El blanco era el color dominante del monumento visto desde afuera, pero encima estaba el “triunfo de colores”, que evocaba el mundo de los gladiadores. Unos colores azules revelan conocimientos complejos y hace pensar en inspiraciones marítimas . No es raro, porque en el Coliseo había espectáculos marinos. Eran marineros de la flota del imperio los que manejaban los telones y el agua vaporosa que aliviaba del sol quemante de Roma a la multitud del pan y circo.

Como grafitis. Letras pintadas por el público que asistía al Coliseo.
Lo que se ve hoy es lo poco que queda de la época de gloria del anfiteatro. Cuando el emperador Vespasiano lo inauguró hubo cien días y cien noches de celebraciones . Se mataron 5 mil animales y algunos miles de gladiadores terminaron sus días combatiendo. Peor fue cuando el gran emperador Trajano organizó 117 días de fiestas para celebrar la conquista de Dacia –hoy Rumania– con una masacre de 10 mil animales y combates de 9 mil gladiadores. El rojo sangre dominó netamente en la arena.
Los descubrimientos abarcan un período que se estira entre los siglos I y III . El terrible incendio que devastó al Coliseo se produjo en el año 217. Muchas pinturas fueron rehechas.
Abandonado durante siglos , perdió sus mármoles. Muchas iglesias y palacios fueron en parte construidos con materiales arrancados del anfiteatro.
El muy rico empresario Diego Della Valle, dueño también del club de fútbol Fiorentina, es el mecenas que donó 25 millones de euros para esta nueva restauración del Coliseo. La directora Rea dijo ayer que los trabajos en la galería de los colores terminarán dentro de poco. “Nos ocuparemos ahora del pavimento y la iluminación. Creo que en junio podremos abrir al público , que entrará en grupos de 25 personas. No habrá vidrios u otros materiales de protección. Es una galería cubierta que no está expuesta a la intemperie”. La restauración completa tardará mucho porque los secretos de las ruinas del Coliseo son infinitos.

Cinco millones de visitas cada año


Aunque todo sigue en el mismo sitio desde hace casi 2 mil años, el Coliseo Romano no deja de sorprender y “renovarse”. Lo visitan unos 5 millones de turistas cada año, lo que lo convierte en tercer monumento más visitado de Europa, sólo por detrás de la National Gallery de Londres y el museo del Louvre de París. En cuanto a su milenario encanto, sólo rivaliza con las pirámides de Egipto, el otro gran tesoro a cielo abierto de la antigüedad que sigue en pie.
La restauración global que comenzó el año pasado es una nueva apuesta de las autoridades para que los visitantes puedan acceder a nuevos recovecos de la historia. Hace poco más de dos años habían sorprendido al habilitar el hipogeo, una serie de túneles subterráneos y mazmorras bajo lo que era el terreno de juego, que albergaban a los gladiadores, los condenados y los animales, en su mayoría “bestias salvajes” llevadas de Africa. El hipogeo estaba totalmente cubierto por una plataforma de madera, sobre la que tenían lugar los espectáculos: representación de batallas navales durante los primeros años, cacerías, obras de teatro, combates y ejecuciones por parte de animales.
En uso durante casi 500 años, luego sufrió daños en varios terremotos. Su protección comenzó en 1749, con el Papa Benedicto XIV, aunque volvió a ser maltratado durante la Segunda Guerra.

Fuente: clarin.com

UN GRAN FRESCO DE RAFAEL, RESTAURADO

Vista de la estancia de Heliodoro, de Rafael.


CIUDAD DEL VATICANO - La limpieza y restauración de los frescos de la famosa Estancia de Heliodoro, realizados por el maestro italiano Rafael y que se encuentran en los Museos del Vaticano, acaban de concluirse, lo que permitirá a millones de visitantes del mundo admirar el talento del célebre artista renacentista.
"Hemos desmontado los últimos andamios, los de la pared que representa el encuentro de León Magno con Atila. Ahora la Estancia de Heliodoro, seguramente la obra maestra de Rafael, quien dominaba la técnica del fresco, podrá ser admirada por toda persona que tenga ojos para mirarlas", anunció ayer Antonio Paolucci, director de los Museos del Vaticano, en declaraciones al diario de la Santa Sede, L'Osservatore Romano.
El conjunto majestuoso, pintado entre 1511 y 1514 por el maestro de Urbino y sus colaboradores, "puede ser contemplado ahora con todos sus detalles", comentó Paolucci.
Los frescos, ubicados en la tercera planta del palacio apostólico, en los apartamentos del papa Julio II (1503-1513), narran el triunfo de la Iglesia frente al paganismo y los bárbaros, e ilustra el poder del papado como institución que impone la paz e incluye figuras legendarias como San Pedro y San Pablo en el cielo sosteniendo espadas.

Fuente texto: lanacion.com

UNA EXHIBICIÓN COMPILA EL ARTE MÁS DESCONOCIDO
DE LOS GRANDES MAESTROS

Son obras iniciales y trabajos realizados para coleccionistas entre mediados del siglo XIX y 1960, y pueden verse gratis.
Perlas. Hay obras de maestros como Toulouse Lautrec. / GERARDO DELL’ORO
Por Susana Reinoso

Los nombres ya son un poderoso atractivo. Henri Toulouse Lautrec, Federico García Lorca, Marc Chagall, Pablo Picasso, Henri Matisse, James Ensor, Käthe Kollwitz, Paul Klee y Amedeo Modigliani firman una parte de las 82 obras que integran la muestra Papeles modernos. De Toulouse-Lautrec a Picasso , en el Museo Nacional de Bellas Artes, cuya apertura al público tendrá lugar hoy y podrá verse gratis hasta el 3 de marzo.
En una jornada de temperatura agobiante, el Museo se convirtió en el refugio ideal para recorrer la muestra con el director de la institución, Guillermo Alonso, y con el curador Angel Navarro, que habló sobre las distintas estéticas, las reflexiones que se pueden extraer de estos dibujos, bocetos y soportes, sobre el valor de las técnicas, las exploraciones artísticas y los papeles que los artistas atesoran.
Algunos de esos “papeles” son trabajos iniciales de obras consagratorias, otros son trabajos artísticos definitivos hechos exclusivamente para coleccionistas y otros son de dibujos que sirvieron para la difusión de la obra.
Desde mediados del siglo XIX hasta 1960, las obras se despliegan como joyas frente a las cuales hay que detenerse para apreciar su intensidad.
Por ejemplo, el “Paisaje urbano”, de Lorca, en tinta marrón sobre papel pegado a cartón de 15 x 10,6 centímetros, constituye una perlita en el conjunto. Según explicó ayer, Navarro supone que pudo tratarse del bosquejo de una escenografía.
Para el curador “estas obras del patrimonio del Museo ofrecen un significativo acercamiento a sus creadores. Están, por ejemplo, las de Käthe Kollwitz, cuya virtud no sólo fueron sus ideas sobre el arte, sino también sobre la cuestión social. Le mataron un hijo en la Primera Guerra Mundial y esos temas se aprecian en sus trabajos”.
Para Navarro, muchas de estas obras son exquisitas. Como el retrato de “Hermine Lauteburg, condesa de York”, de Oskar Kokoschka o el único dibujo de Modigliani. “Hay en esta muestra una historia del papel y de cómo lo usan los artistas. O los dos retratos de mujeres de Picasso, uno de 1948 y otro de 1955. Es de destacar que estas obras conforman una importante colección procedente de donaciones privadas”, señaló.
Los núcleos de la exposición son: estudios, el desnudo, la figura individual y los grupos, y los retratos.
El director del Museo recordó que la muestra se montó en marzo de 2011 en el Malba, con motivo de su primera década de vida. “Fue una colaboración muy positiva porque mejora la dinámica de las instituciones culturales cuyos patrimonios se enriquecen con esos intercambios”, dijo.
Alonso destacó también la incorporación de tres nuevas obras de Antonio Berni a la colección permanente del Museo de Bellas Artes que se unen a “La pesadilla de los injustos”, comprada recientemente.


De Toulouse-Lautrec a Picasso:
cuatro obras elegidas

Ángel Navarro, curador de la muestra que abre este martes 8 en el Museo Nacional de Bellas Artes, presenta elige y explica cuatro de las obras de un itinerario que indaga sobre el rol del papel como soporte de la expresión artística europea entre fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.

Papeles modernos. De Toulouse-Lautrec a Picasso es una muestra que vale la pena ver dos o más veces. Y esa sentencia se refuerza en la apuesta del Museo Nacional de Bellas Artes, que muestra estas más de 80 obras de su patrimonio, luego de habérselas prestado al Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) en 2011, para la celebración de su décimo aniversario.
Eso fue lo primero que dijo Guillermo Alonso, el director del MNBA, celebrando esta dinámica de prestamos entre las instituciones locales. Y luego presentó al profesor  Angel Navarro, curador de esta muestra y de la que se vio en el Malba, que está integrada por 86 dibujos y grabados de artistas franceses, italianos, españoles, alemanes y belgas realizados desde la segunda mitad del siglo XIX entre los que aparecen Honoré Daumier y los famosos afiches de Toulouse-Lautrec.

Federico García Lorca. "Paisaje urbano". Tinta marrón sobre papel pegado a cartón 15 x 10,6 cm.
Y otros más recientes, que llegan hasta mediados del siglo pasado y ofrecen curiosidades como los dibujos de Federico García Lorca,  unos grabados de Picasso al mejor estilo Rembrandt, desnudos de Auguste Rodin, y obras de Henri Matisse, Marc Chagall, Honoré Daumier, Amedeo Modigliani,  Käthe Kollwitz y Paul Klee y James Ensor, con sus impactantes “pecados capitales”
"Si exceptuamos el inmenso campo que hoy presenta el arte virtual, el papel sigue desempeñando una tarea muy importante", aseguró Navarro, que a pedido de Ñ digital eligió, aclarando antes el gran valor de toda la muestra, cuatro obras de este heterogéneo conjunto, de las cuales habla en el video que acompaña esta nota.

Henri de Toulouse-Lautrec. "Divan Japonais". Litografía coloreada sobre papel pegado 80 x 61,5 cm.
La muestra, que se podrá ver en el MNBA entre el 8 de enero y el 3 de marzo, está segmentada en ejes temáticos. Se pueden ver estudios,  desnudos, retratos, los paisajes urbanos y afiches, entre otros.

Fuente: clarín.com

EN FRANCIA,
LOS MUSEOS RECURREN A LAS DÁDIVAS DEL PÚBLICO

¿Prefiere ayudar al Louvre a comprar un par de estatuillas de marfil del siglo 13, o al Museo de Bellas Artes de Lyon a adquirir aquel óleo de Ingres que tanto desea? Los museos ahora recurren al "financiamiento colectivo".

Por DOREEN CARVAJAL - The New York Times

Se le llama vulgarmente "pedir limosna", pero los franceses prefieren una descripción más elegante: "financiamiento participativo".
Por tan poco como un solo euro, aun el conocedor de arte más ordinario puede unirse a la hermandad recaudatoria que busca restaurar la cúpula del Panthéon parisino. Si contribuye unos cuantos cientos de euros más, será invitado por el Centro para Monumentos Nacionales, dependencia encargada del patrimonio francés, a una fiesta organizada en ese templo emblemático de la república.
¿Prefiere tal vez ayudarle al Louvre a comprar un par de estatuillas de marfil del siglo 13, o al Museo de Bellas Artes de Lyon a adquirir aquel óleo de Ingres que tanto desea? Las medidas de austeridad que han afectado a las artes en todo el continente europeo han resultado particularmente perturbadoras en Francia, donde el gasto cultural es tan sacrosanto que es desde hace mucho una de las inversiones en las que pudieron concordar Gobiernos tanto de izquierda como de derecha. Pero los directores de importantes instituciones culturales galas ahora recurren a llamados al público y a la técnica conocida como financiamiento colectivo para costear las cosas que quieren.
Ha salido a relucir una serie de incentivos, como boletos gratis e invitaciones a fiestas. Por ejemplo, aquellos que donan para el Panthéon tendrán su foto colocada en un kiosco temporal afuera del lugar.
Hasta la fecha, los llamados surten efectos. Con la ayuda de 2.500 donantes, el Louvre ha recaudado 654 mil dólares, de los 3,4 millones necesarios para adquirir las estatuillas.
En cuanto al museo de Lyon, ha obtenido 91 mil dólares para ese lienzo de Ingres, valorado en cerca de 1 millón.
Durante la primera campaña para el Panthéon, los funcionarios deliberadamente fijaron una modesta meta recaudatoria inicial de 6 mil 500 dólares para no intimidar a los donadores. Fue rápidamente rebasada y, en cuatro semanas, la campaña ha colectado casi 34 mil dólares. Más de 450 contribuyentes participaron.
"La historia es mi pasión, así que doné 300 euros", explicó Cyril Guérineau, un policía de 36 años de las afueras de París respecto a su donativo de cerca de 400 dólares.
"Este monumento es el símbolo más importante de nuestra nación, y muchas de las personalidades enterradas allí representan la historia de Francia". Agregó que también le interesaba la invitación a la fiesta.
Aun hoy, el gobierno francés gasta más del doble en cultura que Alemania, un vecino más poblado y próspero. Pero el recorte de más de un 4 por ciento en el presupuesto cultural, a 3.100 millones de dólares, es el primero en más de 30 años.
Las reducciones han obligado a las instituciones a buscar rápidamente fuentes de ingreso. "Todos enfrentamos la misma realidad y seguimos la misma pista", confirmó Philippe Bélaval, presidente del Centro para Monumentos Nacionales, que colabora con My Major Company, una compañía de arranque gala de financiamiento colectivo, en un proyecto piloto de recaudación de fondos para cuatro emblemáticos sitios públicos, incluyendo planes de restauración del Panthéon y el Mont St. Michel.
"Con el financiamiento colectivo", indicó, "tenemos una ventaja en la competencia. Nuestros monumentos son una parte íntima de nuestro país y de la conciencia colectiva de la gente".
En los últimos tres años, el Louvre es el que mejor ha aprovechado el apoyo de miles de donantes en línea. Su primera campaña, en 2010, recaudó más de 1,6 millones de dólares de más de 7 mil donadores para adquirir un óleo de tres mujeres desnudas pintado en el siglo XVI por Lucas Cranach.
Bélaval no se mostró particularmente preocupado por el ritmo de los donativos. "Para escalar una montaña, tienes que empezar con una colina", expresó. 

Fuente: Revista Ñ Clarín