¿Prefiere ayudar al Louvre a comprar un par de
estatuillas de marfil del siglo 13, o al Museo de Bellas Artes de Lyon a
adquirir aquel óleo de Ingres que tanto desea? Los museos ahora
recurren al "financiamiento colectivo".
Por
DOREEN CARVAJAL
- The New York Times
Se le llama vulgarmente "pedir limosna", pero los franceses
prefieren una descripción más elegante: "financiamiento participativo".
Por tan poco como un solo euro, aun el conocedor de arte más ordinario puede unirse a la hermandad recaudatoria que busca restaurar la cúpula del Panthéon parisino. Si contribuye unos cuantos cientos de euros más, será invitado por el Centro para Monumentos Nacionales, dependencia encargada del patrimonio francés, a una fiesta organizada en ese templo emblemático de la república.
¿Prefiere tal vez ayudarle al Louvre a comprar un par de estatuillas de marfil del siglo 13, o al Museo de Bellas Artes de Lyon a adquirir aquel óleo de Ingres que tanto desea? Las medidas de austeridad que han afectado a las artes en todo el continente europeo han resultado particularmente perturbadoras en Francia, donde el gasto cultural es tan sacrosanto que es desde hace mucho una de las inversiones en las que pudieron concordar Gobiernos tanto de izquierda como de derecha. Pero los directores de importantes instituciones culturales galas ahora recurren a llamados al público y a la técnica conocida como financiamiento colectivo para costear las cosas que quieren.
Ha salido a relucir una serie de incentivos, como boletos gratis e invitaciones a fiestas. Por ejemplo, aquellos que donan para el Panthéon tendrán su foto colocada en un kiosco temporal afuera del lugar.
Hasta la fecha, los llamados surten efectos. Con la ayuda de 2.500 donantes, el Louvre ha recaudado 654 mil dólares, de los 3,4 millones necesarios para adquirir las estatuillas.
En cuanto al museo de Lyon, ha obtenido 91 mil dólares para ese lienzo de Ingres, valorado en cerca de 1 millón.
Durante la primera campaña para el Panthéon, los funcionarios deliberadamente fijaron una modesta meta recaudatoria inicial de 6 mil 500 dólares para no intimidar a los donadores. Fue rápidamente rebasada y, en cuatro semanas, la campaña ha colectado casi 34 mil dólares. Más de 450 contribuyentes participaron.
"La historia es mi pasión, así que doné 300 euros", explicó Cyril Guérineau, un policía de 36 años de las afueras de París respecto a su donativo de cerca de 400 dólares.
"Este monumento es el símbolo más importante de nuestra nación, y muchas de las personalidades enterradas allí representan la historia de Francia". Agregó que también le interesaba la invitación a la fiesta.
Aun hoy, el gobierno francés gasta más del doble en cultura que Alemania, un vecino más poblado y próspero. Pero el recorte de más de un 4 por ciento en el presupuesto cultural, a 3.100 millones de dólares, es el primero en más de 30 años.
Las reducciones han obligado a las instituciones a buscar rápidamente fuentes de ingreso. "Todos enfrentamos la misma realidad y seguimos la misma pista", confirmó Philippe Bélaval, presidente del Centro para Monumentos Nacionales, que colabora con My Major Company, una compañía de arranque gala de financiamiento colectivo, en un proyecto piloto de recaudación de fondos para cuatro emblemáticos sitios públicos, incluyendo planes de restauración del Panthéon y el Mont St. Michel.
"Con el financiamiento colectivo", indicó, "tenemos una ventaja en la competencia. Nuestros monumentos son una parte íntima de nuestro país y de la conciencia colectiva de la gente".
En los últimos tres años, el Louvre es el que mejor ha aprovechado el apoyo de miles de donantes en línea. Su primera campaña, en 2010, recaudó más de 1,6 millones de dólares de más de 7 mil donadores para adquirir un óleo de tres mujeres desnudas pintado en el siglo XVI por Lucas Cranach.
Bélaval no se mostró particularmente preocupado por el ritmo de los donativos. "Para escalar una montaña, tienes que empezar con una colina", expresó.
Por tan poco como un solo euro, aun el conocedor de arte más ordinario puede unirse a la hermandad recaudatoria que busca restaurar la cúpula del Panthéon parisino. Si contribuye unos cuantos cientos de euros más, será invitado por el Centro para Monumentos Nacionales, dependencia encargada del patrimonio francés, a una fiesta organizada en ese templo emblemático de la república.
¿Prefiere tal vez ayudarle al Louvre a comprar un par de estatuillas de marfil del siglo 13, o al Museo de Bellas Artes de Lyon a adquirir aquel óleo de Ingres que tanto desea? Las medidas de austeridad que han afectado a las artes en todo el continente europeo han resultado particularmente perturbadoras en Francia, donde el gasto cultural es tan sacrosanto que es desde hace mucho una de las inversiones en las que pudieron concordar Gobiernos tanto de izquierda como de derecha. Pero los directores de importantes instituciones culturales galas ahora recurren a llamados al público y a la técnica conocida como financiamiento colectivo para costear las cosas que quieren.
Ha salido a relucir una serie de incentivos, como boletos gratis e invitaciones a fiestas. Por ejemplo, aquellos que donan para el Panthéon tendrán su foto colocada en un kiosco temporal afuera del lugar.
Hasta la fecha, los llamados surten efectos. Con la ayuda de 2.500 donantes, el Louvre ha recaudado 654 mil dólares, de los 3,4 millones necesarios para adquirir las estatuillas.
En cuanto al museo de Lyon, ha obtenido 91 mil dólares para ese lienzo de Ingres, valorado en cerca de 1 millón.
Durante la primera campaña para el Panthéon, los funcionarios deliberadamente fijaron una modesta meta recaudatoria inicial de 6 mil 500 dólares para no intimidar a los donadores. Fue rápidamente rebasada y, en cuatro semanas, la campaña ha colectado casi 34 mil dólares. Más de 450 contribuyentes participaron.
"La historia es mi pasión, así que doné 300 euros", explicó Cyril Guérineau, un policía de 36 años de las afueras de París respecto a su donativo de cerca de 400 dólares.
"Este monumento es el símbolo más importante de nuestra nación, y muchas de las personalidades enterradas allí representan la historia de Francia". Agregó que también le interesaba la invitación a la fiesta.
Aun hoy, el gobierno francés gasta más del doble en cultura que Alemania, un vecino más poblado y próspero. Pero el recorte de más de un 4 por ciento en el presupuesto cultural, a 3.100 millones de dólares, es el primero en más de 30 años.
Las reducciones han obligado a las instituciones a buscar rápidamente fuentes de ingreso. "Todos enfrentamos la misma realidad y seguimos la misma pista", confirmó Philippe Bélaval, presidente del Centro para Monumentos Nacionales, que colabora con My Major Company, una compañía de arranque gala de financiamiento colectivo, en un proyecto piloto de recaudación de fondos para cuatro emblemáticos sitios públicos, incluyendo planes de restauración del Panthéon y el Mont St. Michel.
"Con el financiamiento colectivo", indicó, "tenemos una ventaja en la competencia. Nuestros monumentos son una parte íntima de nuestro país y de la conciencia colectiva de la gente".
En los últimos tres años, el Louvre es el que mejor ha aprovechado el apoyo de miles de donantes en línea. Su primera campaña, en 2010, recaudó más de 1,6 millones de dólares de más de 7 mil donadores para adquirir un óleo de tres mujeres desnudas pintado en el siglo XVI por Lucas Cranach.
Bélaval no se mostró particularmente preocupado por el ritmo de los donativos. "Para escalar una montaña, tienes que empezar con una colina", expresó.
Fuente: Revista Ñ Clarín