UN PROMOTOR CHINO ES ACUSADO DE PLAGIAR
A LA ARQUITECTA ZAHA HADID

Un promotor chino fue acusado de plagiar una creación ubicada en Pekín de la célebre arquitecta angloiraquí Zaha Hadid para construir en Chongqing, en el suroeste de China, unas torres con un diseño muy parecido.

Por Wang Zhao

Un promotor chino fue acusado de plagiar una creación ubicada en Pekín de la célebre arquitecta angloiraquí Zaha Hadid para construir en Chongqing, en el suroeste de China, unas torres con un diseño muy parecido.
Satoshi Ohashi, responsable del proyecto en el despacho de Zaha Hadid, sospecha que "los piratas de Chongqing obtuvieron dossieres o dibujos digitales" de la torre de 39 pisos contruida en la capital china, explicó al semanario alemán Der Spiegel.
La revista China Intellectual Property también señaló "algunas similitudes" entre la obra de Hadid y el proyecto de Chongqing y citó otros proyectos de su promotor visiblemente inspirados en construcciones existentes.
Estas acusaciones "no son verdad" y "tienen un impacto negativo" sobre la sociedad, se defendió el director general de la empresa Meiquan 22nd Century, Yao Yumao, en unas declaraciones publicadas en internet.
Zaha Hadid, autora entre otras obras de la fábrica BMW en Leipzig y de la ópera de Cantón en China, fue la primera mujer en obtener el premio Pritzker, en 2004, considerado como el premio Nobel de la arquitectura.

Fuente: AFP

LA NATIVIDAD
PROTAGONIZA UNA MUESTRA DE GRABADOS EN LA PLATA

Hay trabajos de Durero, Rembrandt, Tiziano y Rubens en la Plaza Seca del Teatro Argentino. Las obras, que podrán verse hasta el 22 de febrero, fueron realizadas entre los siglos XVI y XIX.
Son 82 grabados sobre la Natividad. Rembrandt, Van Leyden, Maratta, Rubens, Parmigianino, Carraci y Doré se unen a otros genios del arte italiano en la exposición Venite Adoremus. Grandes maestros del Nacimiento. De Durero a Tiépolo, en la Plaza Seca del Teatro Argentino de La Plata, y exhiben el esplendor de una técnica dúctil por su aplicación a distintos soportes.
Inaugurada a fin de año y abierta hasta el próximo 22 de febrero, las obras van del siglo XVI al XIX, en cuatro secciones: Nacimiento, Adoración de los Pastores, Adoración de los Magos y Huida a Egipto. El recorrido ofrece una diversidad de opciones iconográficas, producto de su época y de los artistas que, ya sea en forma original o copiando al original, generaron nuevas piezas vinculadas con la Natividad.
Organizada por el Instituto Cultural bonaerense, que preside Jorge Telerman, con la coordinación de Artifex Argentina, que dirige María Lanusse, y la curaduría de Angel Navarro, las obras invitan a la reflexión sobre hechos fundamentales para la Humanidad, con miles de reproducciones en la gráfica y la comunicación visual, pero también sobre las repercusiones ante un público analfabeto.
La Natividad, centro de la exhibición, es un tema cargado de espiritualidad y un desafío para los artistas, que buscaron resolver el misterio de la encarnación del Verbo Divino.
GENIO ALEMAN. “La adoración de los pastores”, obra de 1504, de Durero.
En diálogo con Clarín, el curador dijo: “Este conjunto de grabados es significativo porque está exclusivamente dedicado al tema de la Natividad. Por separado no tendrían la misma significación. Artistas como Marco Antonio Raimondi fueron, como grabadores, grandes difusores de la obra de maestros como Rafael y sentaron un precedente en el siglo XVI”.
Navarro agregó que la exposición “tiene obras de artistas como Rembrandt, que vivió en una comunidad mayormente protestante o tuvo estrechos vínculos con la colectividad judía, pero que aún así, se inclinó por la Natividad”. También destacó la Biblia ilustrada de Gustavo Doré, que está en la muestra, cuyas reproducciones continúan en el siglo XXI.
Las obras provienen de la colección William Morris, artista, teórico del arte y fundador del movimiento Arts &Crafts, considerada la colección europea más importante del Nacimiento. El grabado fue una técnica de gran importancia en el siglo XV para la difusión de artistas como Rafael o Miguel Angel. Muchos artistas se dedicaron a reproducir, con grabados, obras de maestros admirables.
Con el Oratorio de Navidad de Bach, la Pastoral de Beethoven o la Misa de la Coronación de Mozart de fondo, el recorrido de la muestra invita a reflexionar sobre cómo los artistas trabajaron la luz y los claroscuros en sus obras, así como la forma en que se involucraron con un tema tan caro al cristianismo, muchos de ellos sin profesarlo.
OTRA VERSION. “La adoración de los pastores”, por Elisa Kirkall, en 1724
En muchos de los grabados hay referencias metafóricas a la divinidad y una interesante escenificación del Nacimiento. Las obras disparan una profunda meditación sobre la Natividad en toda su extensión, paso a paso como en una secuencia. Desde que José parte a buscar a María embarazada y la presencia de los ángeles hasta la llegada de los Reyes a rendir su homenaje al Niño.
Cada artista, con su sensibilidad, interpreta el Nacimiento de una manera distinta, aunque se reitere la iconografía. Las técnicas expuestas son xilografía, buril y aguafuerte, entre otras expresiones del grabado.
El grabado fue una extraordinaria forma de expresión y difusión visual, teniendo en cuenta que la imagen no era dominante en la comunicación de su época. Y para muchos artistas fue también una forma de experimentación muy importante en distintas superficies y materiales.
Las obras de Miguel Angel, Tiziano y Rafael fueron de las más reproducidas en la historia del arte.

AGENDA
Cuándo: hasta el 22 de febrero, martes a sábados de 14 a 20.
Dónde: Plaza Seca del Teatro Argentino de La Plata (Calle 9 y 51).
Entrada: gratis.

Fuente: Revista Ñ Clarín

CARTELES DE NEÓN NARRAN LA HISTORIA DE LAS VEGAS

Los carteles que glorifican a gángsters y rufianes son vistos cada vez más como expresiones de la historia, el arte y la arquitectura dignas de ser conservadas.
En un evento de gala antes de la inauguración del Neon Museum al aire libre en esta ciudad, Brian Leming, un diseñador de carteles de neón ya jubilado estaba de pie rodeado por 150 pedazos de metal y vidrio brillante.
El museo, que abrió en octubre pasado después de 15 años de esfuerzo, y sus carteles, que abarcan desde los años 1930 hasta los noventa y están organizados siguiendo un camino laberíntico, son vistos cada vez más como expresiones de la historia, el arte y la arquitectura dignas de ser conservadas.
Leming, de 72 años, recordó una reunión para definir el diseño del Stardust Hotel-Casino, dirigido en esa época por Frank "Lefty" Rosenthal, corredor de apuestas y alma de Las Vegas. "Estábamos todos sentados alrededor de la mesa de conferencias discutiendo el tono indicado de violeta", recordó Leming. "Y yo pensaba: ¡diablos, están hablando de los matices de violeta y este es nada menos que Frank Rosenthal!".
Leming es un artesano de una época que ya pasó, cuando los tubos de vidrio se calentaban y doblaban, se rellenaban con gas neón y argón, de filmaciones y sesiones de fotos aun antes de abrir.
se cortaban y se daba forma al metal y la fibra de vidrio para luego colgarlos en los edificios y sobre las rutas. Con el tiempo, los carteles de neón de Las Vegas han ido ganando reconocimiento por encima de cualquier otra ciudad, dijo Bill Marion, presidente del consejo directivo del museo. Esto podría explicar por qué el museo atrajo 20.000 visitantes anuales sólo con cita previa, además Marion dijo que el museo hará tomar conciencia a la gente del impacto cultural significativo que ha tenido Las Vegas a nivel mundial.
Leming se esforzó durante años por obtener apoyo para preservar los carteles a medida que se demolían muchas propiedades de Las Vegas. "Si van a derribarlas, salvémoslos, decía", dijo Leming.
Los carteles estuvieron años arrumbados en un lote polvoriento. En 2005 fue donado al museo un edificio extraño con un techo en forma de valva de molusco, de La Concha Motel. El hall de los años 1960, diseñado por Paul Revere Williams, sería el centro de visitantes del museo.
El edificio fue cortado en ocho partes y trasladado seis kilómetros al norte donde volvió a ensamblarse con un costo de US$1,2 millón. Agregar oficinas, baños y una recepción al aire libre costó otro US$1,6 millón. Pero la cadena de acontecimientos con efecto de bola de nieve comenzó cuando la adquisición del edificio atrajo una serie de subsidios municipales, estatales y federales además de donaciones privadas. El museo cuenta ahora con una reserva de unos US$ 400.000 y no tiene deudas, dijo Marion. Cuando un lugar recibe tantos visitantes como Las Vegas Strip -41,5 millones de pasajeros pasaron por el Aeropuerto Internacional McCarran el año pasado- tiene posibilidades de sumar un montón de historias.
Marion mencionó a una hermana y un hermano venezolanos, de unos 30 años, llorando frente al cartel del Stardust. Sus padres se habían casado en el hotel pero nunca habían regresado; los hermanos crecieron viendo la foto de los recién casados en la pared de su casa.
En un tour reciente, Justin Favela, el coordinador de programas, hizo un alto frente a una H gigantesca. "Esto viene del casino Horseshoe, propiedad de Benny Binion, posible autor o no de algún asesinato", dijo. "Cuando llevé al hijo de Binion, Jack, a hacer el recorrido me dijo: `No hay necesidad de que lo endulces’".
Para Danielle Kelly, directora ejecutiva del museo, el valor de los carteles va más allá de los recuerdos personales. Muestra un "diseño que se desarrolló aquí y sólo podía desarrollarse aquí".
Se crearon varios tipos de letra que después pasaron a ser de uso generalizado, como los tipos Atomic Age, de los carteles iniciales del Stardust, que fue demolido en 2007. "Y todo esto se desarrolló en un lugar que se considera un páramo", dijo.


Fuente: Revista Ñ Clarín

UNA CORTINA DE LUZ

Una escultura cinética de 75 placas de aluminio altera discretamente el frente del Espacio Fundación Telefónica.

Setenta y cinco placas de aluminio rotan cuando una persona pasa caminando cerca, por la vereda. Tienen sensores, detectan movimiento. Metálicas y sensibles, se despliegan sobre la fachada del Espacio Fundación Telefónica (EFT), a la altura del primer piso, interviniéndolo. Metamorfosis suave del paisaje urbano, interrupción: esto es Fachada, la obra de los artistas brasileños Rejane Cantoni y Leonardo Crescenti. Una discreta catarata horizontal de láminas plateadas.
Reconocidos internacionalmente, Cantoni y Crescenti vienen trabajando juntos desde 2005, “año en que nos enamoramos y también decidimos unir nuestras experiencias y backgrounds”, cuenta Cantoni desde Sao Paulo, ciudad donde vive. La artista menciona dos intereses fundamentales para la búsqueda del equipo: todo aquello vinculado a la “interfaz” –de interface , en inglés, “superficie de contacto”–, es decir, la conexión física y funcional entre dos sistemas o dispositivos. Y también el que se relaciona con la investigación de los elementos “cinemáticos”: basados en las leyes del movimiento de los cuerpos, estudian su trayectoria en función del tiempo.
Pero aquí, frente a la fachada del EFT, el ritmo de las placas se mantiene regular. Así lo decidieron los artistas: mantener en la obra una cadencia temporal previsible. Desde lejos, el trabajo pareciera ser una cortina que a veces se cierra levemente, o se desplaza, casi la puesta en escena de un ballet programado, interpretado por setenta y cinco bailarines –aéreos y bastante clásicos, no improvisan demasiado– de metal.
Una cortina de luz
Una cortina de luz
Ahí está el impulso, nacido del movimiento de un transeúnte, el flujo lento, la cadencia de metal leve, casi sin peso –estas placas de aluminio son muy delgadas–, la gestión del tiempo, de sus silencios y el escaso murmullo que las placas realizan pero que el tránsito, en esta zona de la ciudad, opaca hasta hacerlo casi inaudible. También, la cita –voluntaria o no– a las obras “Láminas reflejantes” (1964) y “Móvil Continuo NT” (1966), de Julio Le Parc. Como si ahora estuvieran actualizadas, programadas digitalmente.
De cerca, acierto a ver el dispositivo de guías que facilitan el desplazamiento en cadena de las láminas de metal, y los sensores instalados en las puntas.
Como si se tratara de una puerta abierta a otra realidad, la obra guarda un secreto: espeja el mundo de manera rotativa. Pero, claro, espeja el mundo un piso por encima del nivel del suelo. Por lo tanto, no puede ser fácilmente contemplado. ¿Y acaso no es la interacción con las personas uno de los principales objetivos del arte instalado en el espacio público…?
Rejane & Crescenti saben lo que hacen: realizaron, a principios de 2012, “Wall” (pared), una escultura cinética e interactiva de seis metros de largo, que funcionó a manera de prueba de la obra creada para el EFT. 

Una cortina de luz
Una cortina de luz
Estaba instalada a ras del suelo, dentro de una sala pequeña y, entonces, su potencial en relación con el público se desarrollaba a pleno: estaban los hombres y mujeres reflejándose en la obra, buscándose desdoblados sobre las placas que se movían; estaba la generación del movimiento gracias al paso cercano de una persona; existían las luces y colores multiplicándose por entre las paredes, deshaciendo la imagen. Era el juego a escala 1:1. El ida y vuelta entre el público y la obra era total.
No ocurre lo mismo con Fachada. “Necesitábamos montarla al menos a cinco metros de altura en el exterior del edificio del EFT –explican Cantoni y Crescenti–, esto nos daba muchas ventajas al nivel de su visualización. A la vez, no queríamos que el dispositivo de interacción estuviera al alcance de las personas. La solución que encontramos fue exhibir la obra en lo alto”.
¿Pero cómo comprender estos procesos casi invisibles, lejanos, sus transformaciones lumínicas, temporales…? Bueno, ver requiere tiempo, tanto como lo requiere, por ejemplo, tener un amigo, decía siempre la pintora Georgia O’Keefe.
Fachada es, entonces, una exigencia a nuestra propia visión, a esa que ocurre en nuestras mentes (no somos cámaras fotográficas). La puesta en forma de un impulso, la posibilidad de una transformación.

Ficha
Rejani cantoni y L. Crescenti. Fachada.
Lugar: Espacio fundación Teléfonica, Arenales 1540.
Fecha: Hasta diciembre de 2013.
Horarios: Lunes a sábados de 10 a 20.30.
Entrada: Gratis.

Fuente: Revista Ñ Clarín


NADA ES ETERNO, TODO SE DESVANECE

Usando soportes que se descomponen desde el momento de Creación de la obra, el colombiano Oscar Muñoz reflexiona en el Malba sobre la finitud y los límites de la memoria.
Por Marina Oybin

Apenas uno entra en la deslumbrante Protografías, en el Malba, la instalación “Ambulatorio” transporta sin escala a la violencia del narcotráfico en Cali y en Medellín. Hay que caminar sobre un vidrio de seguridad estallado que exhibe los rastros de disparos y golpes. Debajo de los fragmentos, se ve una gran aerofotografía de la ciudad de Cali. Hay en esos vidrios resquebrajados que uno teme pisar un extraño mix entre caos y orden.
Con foco en el revés de la fotografía, en el momento previo o posterior al instante en que la imagen se fija para siempre, la retrospectiva de Oscar Muñoz, organizada por el Museo de Arte del Banco de la República (MABR) en Bogotá, reúne 70 dibujos, instalaciones, fotografías y videos.
De un archivo de dos mil fotos de personajes anónimos tomadas por fotógrafos ambulantes, Muñoz seleccionó un centenar tomadas en el Puente Ortiz, que une centro y sur de la ciudad y las proyectó en el río Cali. Con la frase “Usted podría estar aquí”, hizo una convocatoria invitando a los vecinos a buscarse en esas fotografías que van de 1950 a 1970. Muchos encontraron también a familiares y amigos ya muertos. Otros, además, llevaron fotos propias que se sumaron a ese archivo de memoria popular compartida.
Le atrae a Muñoz meterse con el atroz paso del tiempo, con la desintegración, la memoria y la muerte. Cuando su madre murió, filmó su casa vacía que ahora puede verse en una pequeña pantalla de led montada en coqueto marco de madera: sólo hay un árbol de Navidad, una silla. En otras filmaciones, superpone retratos de personas que se han ido de sus casas con una toma actual del lugar. Una ausencia presente a cada paso en dos tiempos que se vuelven extrañamente sincrónicos: el de la foto y el de la filmación actual. La ausencia vuelve a hacerse carne en esos cuerpos y siluetas de la instalación “Cortinas de baño”: frente a ella uno no puede dejar de pensar en los desaparecidos.
Muñoz se lanza al desafío de desmaterializar el soporte de la imagen fotográfica. “Narcisos” son dibujos con polvo de carbón sobre agua. El resultado es bello, inolvidable: obras frágiles, rostros en leve movimiento que terminan desintegrándose al depositarse en el fondo del recipiente. Esa imagen final es también la muerte del proceso. “Es similar a cuando tienes que parar el proceso de revelado. En el momento en que la imagen queda detenida, ya no es futuro ni presente sino pasado”, dice Muñoz.
Algo parecido ocurre en “Simulacros”: desde un grifo ubicado a unos tres metros de altura una gota cae cada 45 segundos sobre un dibujo con polvo de carbón sobre agua en un contenedor de plexiglás. La gota dibuja hasta deformar los cuerpos en el agua. “Uso sistemas de impresión que son herramientas para construir documentos: cuando la tinta se seca en el soporte, entonces se consolida el documento. Mi trabajo busca ubicarse en el momento en que puede o no consolidarse como un documento”, dice Muñoz.
Alquimia de artista: con el uso del video, Muñoz sitúa la imagen fotográfica en un soporte inmaterial. “Narcisos” es un video donde los rostros con polvo de carbón se van transformando sobre el agua del lavabo hasta llegar al fondo de la pileta como sedimento y escurrirse por la rejilla. “Sedimentaciones” pone el foco en los álbumes familiares y el recuerdo manipulado y reconstruido que siempre oculta corazones rotos. “Cíclope” es una pileta como pupila donde se disuelven las imágenes. Joan Fontcuberta cuenta en uno de los textos del catálogo que a finales del siglo XIX se creía que la retina de un muerto conservaba la imagen percibida en el momento de expirar: a esas instantáneas póstumas se las llamó optogramas. “El término –dice el fotógrafo– había sido acuñado por el macabro fisiólogo alemán Wilhelm Kühne, quien recogía las cabezas de criminales recién decapitados para analizar en caliente el fondo de sus ojos”. Y en el video “La mirada del cíclope”, adelantándose a la muerte, Muñoz hace su propia mascarilla mortuoria.
Cuesta alejarse de muchas de las obras. Los diferentes soportes y técnicas resultan elocuentes y asombrosos. A veces, Muñoz utiliza una singular impronta por contacto. En “Aliento” hay que exhalar sobre unas placas de acero para que aparezcan imágenes de muertos tomadas de obituarios de diarios colombianos. En la serie “Impresiones débiles” la imagen es como un recuerdo difuso. A veces, como en “Intervalos. Mientras respiro”, Muñoz juega con recuerdo y olvido marcando obsesivamente con una aguja caliente diarios; otras veces, pinta con café sobre cubos de azúcar hasta crear imágenes pixeladas como esas que intentan hacer irreconocible el horror de la muerte.
En el video “Fundido a blanco” el artista retrató a su padre enfermo un tiempo antes de morir. En el límite difuso entre vigilia y sueño, entre vida y muerte, a duras penas el hombre puede mantener los ojos abiertos. Junto a un cortinado, Muñoz incorpora la imagen de su madre, muerta tiempo antes. Sólo se escucha la respiración del padre. Una y otra vez.
Recuerdo una instalación de Rafael Lozano-Hemmer para almacenar y hacer circular el suspiro de una persona más allá de su muerte. Ese suspiro es el signo más básico: el que separa vida y muerte. Recuerdo también que todas nuestras acciones son huidas de la muerte. No hay alternativa: cada paso en la vida, dirá George Simmel, es un acercamiento temporal a la muerte: “La muerte aparece a la mayoría de los hombres como una oscura profecía que pende sobre su vida, pero que, sin embargo, tendrá algo que ver con la vida por vez primera en el instante de su realización”.

Ficha
Oscar Muñoz. Protografías
Lugar: MALBA. Av. Figueroa Alcorta 3415. Sala 5.
Fecha: Hasta el 25 de febrero.
Horario: Jueves a lunes y feriados de 12 a 20. Miércoles hatas las 21.
Entrada: $30; estudiantes, docentes y jubilados, $15. Los miércoles $15 y estudiantes, docentes y jubilados gratis.


Fuente: Revista Ñ Clarín


"IN SITU": EL ARTE Y LOS ESPACIOS PÚBLICOS
DIALOGAN EN BARILOCHE

Las instalaciones artísticas permanecerán en la ciudad durante toda la temporada de verano, hasta marzo.




Por Mercedes Pérez Bergliaffa - Especial para Clarín

Una cajita de música estilo alpino, montañoso paraíso delicado, la ciudad de Bariloche se convirtió estos días en el centro del Proyecto “In Situ” , un programa de arte desarrollado en el espacio público, es decir, obras de arte instaladas a cielo abierto. Esto hace que la escala de los trabajos sea mucho más grande que la de aquellos que se exhiben dentro de un museo o de una galería.
Y por el contexto en el que se realiza, las obras, en diálogo con el paisaje, se potencian. ¿O acaso ver una escultura como la de Valeria Mac Donell, una mujer de alambre de 9 metros de largo atravesando en lo alto las calles de la ciudad y “tirándose” a las aguas del lago Nahuel Huapi, no refuerza –mucho– un punto urbano, cierta intención …?
Diez artistas de la Argentina, Chile y Brasil participan en el proyecto, curado por Andrés Duprat, y organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación en conjunto con la Secretaría de Turismo. Ellos son Leandro Erlich, Jorge Macchi, Edgardo Madanes, Tomás Espina, Nicolás Robbio, Valeria Conte Mac Donell, Graciela Sacco, Ruth Viegener, el chileno Bernardo Oyarzún y el brasileño João Loureiro, y se juntaron recientemente en Bariloche para dar por inaugurado el programa. “Aunque se realiza por primera vez, tenemos toda la intención de repetirlo cada año en un punto distinto del país”, comenta Duprat.
Si usted llegara a estar por Bariloche en estos días, verá algunas de las grandes obras ya montadas en sus sitios. Por ejemplo, cerca de la catedral, sobre un barranco, está “El mirador” de Edgardo Madanes, una instalación semi-esférica hecha con juncos del Delta del Tigre que el artista transportó (“Porque tienen mejor flexibilidad”, explica).
A unos 50 metros, se ven los impresos sobre muro de la serie “Tensión admisible”, de la rosarina Graciela Sacco, que también realizó una performance: remontó un grupo de barriletes a orillas del Nahuel Huapi, que mostraban torsos de hombres a tamaño natural, vestidos de negro. Burócratas. Los barriletes se remontaron una tarde gris: todos los artistas, amigos y vecinos estaban allí tirando del hilito, haciendo frente al viento, que soplaba con fuerza; intentando dirigir a estos burócratas desde abajo. “Una inversión de los juegos del poder”, explica la artista.
Aunque varias de las obras ya están instaladas —casi todas son cerca del Centro Cívico y a orillas del Nahuel Huapi—, otras están en proceso de realización.

“Chemamules”. La obra de Bernardo Oyarzún representa a los antepasados míticos del pueblo mapuche, y para su ubicación se eligió la orilla del lago Nahuel Huapi, ícono de la ciudad.
El desarrollo de los trabajos se lleva a cabo en una especie de usina que es el taller de un conocido artista local, Federico Marchessi: un inmenso galpón que cobija al grupo creativo durante la realización de las obras y durante las “cenas de artistas”, que son uno de los puntos más ricos del programa, porque de ellas surge un auténtico intercambio entre los artistas locales y los invitados.
Y a veces, pasan cosas especiales como durante la preparación del curanto —comida típica mapuche— para 60 personas. Hay que decirlo: el momento tenía mucho de ritual. Tanto como el emplazamiento de las gigantes esculturas de madera del chileno Bernardo Oyarzún, llamadas “Chemamules”: “Son los antepasados míticos del pueblo mapuche, y siempre aparecen en pareja”, comenta Oyarzún, “algo así como el Adán y Eva locales”.
Para emplazarlos, los jefes mapuches locales se acercaron al artista y le dieron indicaciones previas: debía hacerse antes del amanecer y ubicarlos mirando al este, lo que exigió al equipo de producción –grúas incluidas–, estar montando las esculturas a las orillas del lago a las 2 a.m. Si camina por la costanera de Bariloche los puede ver: de tanto en tanto, aparecen estas extrañas y silenciosas figuras, tótems místicos, guardianes de las profundidades del lago y de la Tierra.
Entre las obras en proceso están “Jardín de invierno”, la instalación de Leandro Erlich que simula, en medio del verano, ser un jardín nevado, y “La catedral sumergida”, el trabajo de Jorge Macchi, quizás el más complejo técnicamente: una réplica de la aguja de la catedral de Bariloche instalada dentro de las aguas del Nahuel Huapi. “Como si fuera un desdoblamiento de la ciudad, como si existiera una ciudad paralela bajo el agua”, explica el artista. Se calcula que las dos obras estarán expuestas a mediados de enero.
Las intervenciones podrán verse durante todo este verano, así que si va a Bariloche, preste atención: cada tanto, sobre todo a orillas del Nahuel Huapi, la obra de un artista lo estará esperando. No dude en aceptar la invitación y acérquese: seguro le murmurará un secreto, la continuación de un paisaje.

Fuente: Revista Ñ Clarín

FIESTAS CLÁSICAS


Foto: EFE / Herbert Neubauer
La Filarmónica de Viena ofreció ayer, en el Musikverein, su tradicional concierto de Año Nuevo, con programa con obras de Strauss, Verdi y Wagner. Su director, Franz Welser-Möst (foto), dirigió con batuta y cucharón de cocina. También usó un gorro de cocinero y regaló muñecos de peluche a los músicos. El concierto fue transmitido por televisión a más de 80 países. La Filarmónica ya tiene elegido al director encargado de conducirla en la presentación de 2014. Será el argentino Daniel Barenboim, quien ya había sido convocado para esa presentación anual en 2009.

Fuente: lanacion.com