OFRECEN RECOMPENSA
POR PETROGLIFOS ROBADOS EN CALIFORNIA


Un grupo de vándalos robó al menos cuatro grandes piedras antiguas con grabados, al parecer utilizando sierras especiales para cortar cemento, con el fin de extraerlas de un valioso lugar arqueológico en California, afirmaron expertos:
Por Michael Thurston

Arqueólogos ofrecieron una recompensa de 1.000 dólares el martes por cualquier información que conduzca al arresto de los vándalos que robaron cuatro petroglifos en el desierto de California.
La Oficina estadounidense de control de tierras (Bureau of Land Management, BLM) calificó las rocas, al parecer robadas utilizando sierras especiales para cortar cemento, una "parte irreemplazable de nuestra herencia cultural nacional".
"El sitio dañado es un prístino ejemplo del arte de la Gran Cuenca y de las actividades de caza, religiosas y domésticas", dijo Greg Haverstock, un arqueólogo de la BLM en Bishop, al este de California.
Los petroglifos, grabados por antiguos cazadores hace 3.500 años, han sobrevivido a vientos, inundaciones y terremotos durante todo ese tiempo, pero fueron extraídos de la pared en cuestión de horas.
Un quinto bloque de piedra sufrió cortes profundos mientras que un sexto fue extraído, pero se rompió y quedó abandonado cerca de un estacionamiento en el desierto de Eastern Sierra. Decenas de otras piedras grabadas fueron dañadas con golpes de martillos.
La BLM informó que está "ofreciendo una recompensa de 1.000 dólares por información que conduzca al arresto o sentencia de los individuos responsables".
"Las personas que hicieron esto no eran cirujanos, sino que rompieron y se llevaron" las piezas, explicó Haverstock al diario local Los Angeles Times.
"Éste es el peor acto de vandalismo nunca visto" en los 750.000 acres de terreno público administrado por su oficina en Bishop, afirmó.
Las piezas robadas se encontraban a cuatro metros y medio de altura y se requirieron escaleras y generadores eléctricos para el uso de las sierras.
Las esculturas mostraban círculos, serpientes, ciervos, así como cazadores con arcos y flechas.
Las piezas fueron extraídas de un lugar conocido como "Volcanic Tablelands", 600 kilómetros al este de San Francisco, y uno de los terrenos considerados sagrados por la tribu india estadounidense Paiute-Shoshone.
"Fue la llamada más difícil que he tenido que hacer", afirmó Bernardette Lovato, la autoridad del BLM que informó a los líderes de la tribu del robo descubierto por visitantes el pasado 31 de octubre.
"Su cultura y creencias espirituales han sido horriblemente violadas. Haremos todo lo posible para devolver las piezas", añadió.
El arqueólogo David Whitley, que colaboró para que el lugar se convirtiera en un sitio histórico en el registro nacional, afirmó que el robo expone la vulnerabilidad de estos tesoros y la dificultad de gestionarlos.
"¿Los mantenemos en secreto con la esperanza de que no los vandalicen? ¿O los abrimos al público?", se preguntó.

Fuente: AFP

LO OTRO, EL VUELO DE LAS MOSCAS

Una exposición de Silvia Rivas muestra cómo un solo tema, lo incontrolable, puede tener significados casi opuestos en dos soportes diferentes.
Zzzzzzzz zzz: Zumbido. Con la obra de Silvia Rivas, las moscas invadieron la Fundación Alon. Delicadas pero insistentes, pequeñas manchas oscuras que aparecen por todos lados. Pegajosas, irritantes, molestas, siguen y persiguen las manos filmadas que se mueven en los videos, dibujos e impresiones digitales que la artista realizó.
¿Qué son las moscas?
“Son una metáfora del afuera de uno –responde Rivas–, son todo aquello con lo que uno interactúa, sobre lo que uno no tiene control. Y aunque reaccionamos sobre eso y siempre hay una respuesta, nunca es permanente.” En el video monocanal (un solo video) multidisplay (proyectado en más de una pantalla) “Dinámicas”, las moscas forman una nube, persiguiendo las manos que quieren sacárselas de encima. El fondo del video es blanco, impecable. Prácticamente todas las obras que Rivas presenta aquí tienen un fondo blanco virgen, perdido, una gran zona desconocida. Es curioso, esto me hace pensar que en los años 80 esas “zonas desconocidas” que los artistas dejaban en los videos y en las pinturas eran todo lo contrario, rotundamente negras. En “Dinámicas” es central el ritmo. Y lo hipnótico, el sonido. Ese zzzzzz zzzzzzzzz que inmediatamente remite a la siesta, a los pinos, las frutas, al verano… A todo eso que cautiva y adormece, pero sólo porque le ocurre a otro, porque las moscas están filmadas. Porque la pantalla obliga a la distancia.
El video comienza con uno de estos insectos y sigue con muchos. La masa crece, y va y viene. Se junta y separa de forma rápida, armando áreas de valores, áreas de puntos, en las que cada mosca pasa a ser casi un elemento gráfico, una excusa para que Rivas componga en tiempo y espacio, a través de diferentes planos, dentro de la bidimensión de la pantalla, de manera similar a cómo después compone en el papel con los dibujos y con la línea. Es decir, todos son trabajos monocromáticos –blanco y negro–, tendientes a la abstracción de sus elementos, y de sutilezas tonales.
RECORRIDO-ACELERACION 1. 2012, de la serie Zumbido, grafito sobre papel Schoeller, 109,5 x 32,5 cm.
RECORRIDO-ACELERACIÓN 1. 2012, de la serie Zumbido, grafito sobre papel Schoeller, 109,5 x 32,5 cm.
Lo que se ve en “Dinámicas” son dos manos –las de la hija de la artista– en todo el campo de dos pantallas de plasma, que intentan sacarse las moscas de encima. Aunque a veces pareciera que las dirigen, como a una orquesta. Lento, moderatto, prestissimo: las moscas se mueven al compás de la carne, de los gestos, del aire entre los dedos. Se escabullen y vuelven.
Los dibujos muestran otra cosa: los vuelos de las moscas, sus destinos. En algunos dibujos Rivas hizo una sola mosca. Por cada papel, un vuelo. Como si fueran el comienzo de una vida, que se enrula, se complica, se alarga, se desliza, se relaja, se vuelve a complicar y termina. Eso es lo bueno del dibujo y de la línea, en especial, en estos formatos de papel que la artista eligió, alargadísimos, de más de un metro de largo por unos treinta centímetros de alto. Es decir, un tipo de formato que ayuda a la expansión de la línea y a una narración del vuelo de una o más moscas (es la liberación del gesto, en estos dibujos, muchas veces de forma rabiosa).
Los nudos y rulos de estos trabajos de Rivas fueron hechos, además, sobre un papel Schoeller, compacto, poco rugoso, que opone resistencia al grafito, al trazo, pero que no los frena: un papel de cuerpo, aunque sin mucho soporte.
Imaginar el vuelo de una mosca es, sin dudas, una excusa perfecta para que una artista-dibujante pueda disfrutar a sus anchas de todas las posibilidades que una línea continua puede otorgar. Imaginemos: si se quiere –tal como lo quiso la artista aquí–, se podría hacer la revolución de la línea recta, con la excusa de la mosca y su vuelo. De repente, la línea puede hacer todas las vueltas que quiera. Para una dibujante –como lo es, de base, esta artista, que durante los últimos años se dedicó casi de lleno al video pero que comenzó dibujando–, dibujar los vuelos de las moscas es dar rienda suelta a muchas sensaciones internas, a muchos impulsos, que prescinden de la figuración y que hablan por sí solos, a través del trazo, de su intensidad.
Nubes, nubes de moscas invaden la Fundación Alon. Arman núcleos oscuros sobre las paredes, en los papeles, en los videos. Vuelan despiadadamente. Mantienen rutas. No prioridades.

FICHA
Silvia Rivas
Zumbido (Odisea invisible)

Lugar: Fundación Alon (Viamonte 1465, piso 10).
Fecha: hasta el 30 de noviembre.
Horario: lunes a viernes, 14 a 19.
Entrada: gratis.


Fuente: Revista Ñ Clarín

EL BAROLO,
UN ÍCONO PORTEÑO CON HISTORIA DE PELÍCULA


Fue inaugurado en 1923 y está inspirado en la “Divina Comedia”.

1934. El Barolo es testigo del paso del Graf Zeppelin por Buenos Aires.
Mañana se estrena “El Rascacielos Latino”, una película basada en la historia del Palacio Barolo, un ícono porteño que además de ofrecer vistas privilegiadas de la Casa Rosada y el Congreso, es objeto de mitos y leyendas, sobre todo por su estrecha relación con la Divina Comedia, de Dante Alighieri.
En Avenida De Mayo 1370 (e Hipólito Yrigoyen), fue construido a pedido del empresario italiano Luis Barolo y el autor fue Mario Palanti (también hizo el palacio Salvo, en Montevideo), ambos fanáticos de la obra de Alighieri.
El documental, dirigido por Sebastián Schindel, intenta descifrar los misterios alrededor del palacio. Basta con echar un vistazo a su infraestructura para descubrir que existen coincidencias con la Divina Comedia. El Barolo está dividido en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso, tal como en la obra de Dante. También tiene nueve bóvedas de acceso que representan los nueve pasos de iniciación y las nueve jerarquías infernales. En lo más alto, el faro que ilumina a la Ciudad de Buenos Aires representa los nueve coros angelicales. Además, tiene cien metros de alto, la misma cantidad de cantos de la obra de Dante y cuenta con veintidós pisos, como las estrofas en los versos de la Divina Comedia.
“Toda la vida conocí las leyendas alrededor del Barolo. Siempre me fascinó la arquitectura, más que nada como un aficionado de esos a los que les gusta caminar mirando para arriba. Antes de dedicarme al cine estudié filosofía y el Barolo, aparte de estar relacionado con la Divina Comedia, es uno de los edificios más impactantes del centro de la Ciudad”, aseguró Schindel.
Con la participación de reconocidos arquitectos, historiadores y descendientes de los primeros habitantes del Barolo, Schindel intenta develar, entre otras cosas, el por qué del robo de una valiosa escultura, y se permite cuestionar si los restos mortales de Dante Alighieri descansan ocultos en algún rincón del misterioso palacio. Es que esa, según la leyenda, era la intención de Barolo.
“La idea de la película surgió medio en broma, medio en serio, mientras hacía la investigación que duró dos años. Me ayudaron dos profesionales y gran parte del mérito de todo lo que encontramos se lo debo a ellos”, contó el cineasta, y agregó que todo el trabajo se basó en hacer conocer un poco más la cultura de las calles porteñas. “Muchas veces caminamos por la vereda y no estamos ni enterados que pasamos por un edificio repleto de historia”, disparó Schindel.
Las proyecciones comienzan hoy en el Centro Cultural San Martín, a pocas cuadras del Barolo, hoy ocupado por oficinas. Quizá, hasta coinciden los horarios para ver el filme y luego recorrerlo.

Lucas Vigiani

Fuente: clarin.com

EL "PENACHO DE MOCTEZUMA"
DESATA PASIONES EN AUSTRIA Y EN MÉXICO



Cargado de mitos y leyendas, el 'Penacho de Moctezuma', un tocado de plumas de quetzal que pudo haber sido usado por el emperador azteca Moctezuma II, continúa desatando pasiones tanto en Austria, donde esta semana volvió a ser expuesto en Viena tras una larga restauración, como en México.

Por Sim Sim Wissgott

Cargado de mitos y leyendas, el 'Penacho de Moctezuma', un tocado de plumas de quetzal que pudo haber sido usado por el emperador azteca Moctezuma II, continúa desatando pasiones tanto en Austria, donde esta semana volvió a ser expuesto en Viena tras una larga restauración, como en México.
Algunos afirman que el penacho imperial fue traído a Europa por el conquistador español Hernán Cortés a principios del siglo XVI, mientras que otros estiman que pertenecía a un importante sacerdote azteca.
México, que desea recuperar el objeto, y Viena, que estima que es muy frágil para transportarlo, se disputan desde hace años el penacho.
"No cuestionamos la propiedad o la posesión. Pero si fuimos capaces de trabajar juntos para restaurar o estudiar el penacho, deberíamos poder hallar una solución para enviarlo a México", explicó a la AFP Alfonso de María y Campos, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México en una presentación en Viena de la exposición.
Para los expertos, el penacho es uno de los pocos ejemplares del arte de la pluma de las civilizaciones precolombinas. Se lo menciona por primera vez en una colección del archiduque Fernando II de Tirol en 1596.
A pesar de su antigüedad (más de 500 años), el penacho conservó sus colores: verde, azul, rojo y marrón.
Unas 450 plumas verdes de quetzal fueron necesarias para constituir el objeto, de un metro y medio. Fue embellecido con piedras preciosas doradas y pequeñas plumas azul turquesa, rojas y pardas.
El objeto podría dañarse fácilmente si se lo expone a vibraciones como las que podría sufrir en un viaje, según un estudio de la Universidad Técnica de Viena, "elemento esencial" de un expediente para el ministerio austríaco de Relaciones Exteriores.
"Todo depende del hecho de saber si puede ser transportado. Si la respuesta es no, no hay una segunda o tercera pregunta que hacer", como si Austria estaría dispuesta a devolver el objeto a México, precisó a la AFP el portavoz del ministerio, Martin Weiss.
"México debería poder compartir la obra, si hallamos la mejor manera de enviarla a México totalmente protegida de cualquier daño", explicó Alfonso de María y Campos.
¿Mito o realidad ?
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Para los partidarios del préstamo del penacho, el estudio de la Universidad de Viena se basa en un viaje por avión y deja la puerta abierta a otros medios; la técnica podría progresar en el futuro.
El expresidente de México, Vicente Fox, pidió la devolución del penacho a su homólogo austriaco, Heinz Fischer, en su última visita a México en 2005 y los indígenas mexicanos hacen habitualmente esta petición de la que consideran como "la corona sagrada de Moctezuma".
México, sin embargo, nunca ha llegado a pedir una restitución permanente y el director del INHA ha privilegiado hasta ahora la vía de un "préstamo durante largo tiempo".
A su juicio, el penacho "pertenece a Moctezuma, no cabe duda". Es también "muy probable" que fuera traído a Europa por Hernán Cortés.
Otros expertos son menos categóricos: "Se trata de un mito, de una fábula", estima así Gerard van Bussel, conservador del Museo de Etnología de Viena (Museum für Völkerkunde).
Durante los dos últimos años, un amplio equipo de historiadores, arqueólogos y ornitólogos de Austria y México han estudiado el penacho y lo han restaurado para que recobre su belleza original.
Está ahora expuesto junto a obras de arte excepcionales de civilizaciones precolombinas, incluido un escudo o un inmenso abanico.
El penacho está colocado en un mostrador de presentación especialmente concebido para resistir a las vibraciones de los pasos de los visitantes y es la principal curiosidad de la exposición.
"Es como mirar a la 'Mona Lisa': desprende tal potencia que deja en la sombra a otros objetos", se entusiasma Alfonso de María y Campos.
- 'Penaco Pracht und Passion' ('Penacho, esplendor y pasión'), exposición permanente, ww.ethno-museum.ac.at/

Fuente: AFP

UN PALACIO Y UNA ESTAFA DE LEYENDA

Cómo la venta de un auto y una apuesta burrera cambiaron la historia del Palacio Alcorta.

De época. Se lo conocía como Edificio Chrysler porque allí funcionaba la concesionaria. Toda la terraza era una pista para probar autos a alta velocidad.

Por Eduardo Parise

En Buenos Aires, cuando se habla de palacios, la asociación inmediata pasa por recordar los que enmarcan a la avenida Alvear, o los que están junto a la plaza San Martín. También, algunos de la zona de Palermo Chico. Sin embargo, en este último sector, hay uno de esos edificios majestuosos al que no se suele contabilizar: es el que ahora se conoce como Palacio Alcorta, una construcción que en 1994 se transformó en la sede de costosos lofts. Pero no siempre fue así.
Proyectado en 1927 e inaugurado el 1 de diciembre de 1928, aquel palacio tuvo como destino original ser la sede de una concesionaria de autos que, como representante autorizado de una empresa estadounidense, armaba y comercializaba la marca Chrysler en la Argentina. Se llamaba Resta Hermanos y su edificio símbolo era ese que, a la altura del 3300 de la avenida Figueroa Alcorta, ocupaba y aún ocupa toda una manzana.
Se lo conocía como Edificio Chrysler, aunque aquella empresa nunca fue su dueña. En la planta baja, sobre la avenida, estaban el salón de venta y las oficinas y detrás, el área de montaje y fabricación de repuestos. En el primer piso, se ubicaban los talleres de retoque, terminación y depósito de vehículos. Pero la mayor curiosidad estaba en la gran terraza: una pista circular, de más de 1.700 metros de extensión y curvas peraltadas, que se usaba para probar los autos a alta velocidad. Inclusive, alguna vez se la usó para hacer carreras de motos, ya que tenía tribunas con capacidad para hasta 3.000 espectadores.
Dicen que aquella empresa dueña del lugar tuvo un duro final, a raíz de una jugada que hábiles estafadores le realizaron en 1931. Cuentan que todo empezó cuando en la tardecita de un viernes, un hombre llegó, compró un 0 kilómetro que pagó con un cheque y se fue con el auto. A la mañana siguiente, sábado, un hombre pidió un servicio de auxilio y, cuando lo asistieron, vieron que era el auto comprado el día anterior, pero con otro dueño. Lo había adquirido en efectivo, casi por la mitad de su valor.
Lo primero que se pensó era que el cheque aquel no tenía fondos y había que detener al presunto estafador. Lo encontraron a bordo del Vapor de la Carrera, el barco que, viajando toda la noche, hacía el cruce hacia Montevideo. El hombre alegó que había “reventado” el auto porque necesitaba juntar dinero que apostaría al día siguiente en el hipódromo de Maroñas a un caballo de gran sport. Como no le creían, hizo labrar un acta con el capitán del barco diciendo a qué caballo y qué cantidad importante iba a apostar. Después, lo bajaron del barco y lo detuvieron.
La leyenda dice que el domingo el caballo no sólo ganó, sino que pagó una fortuna. Y que el lunes, cuando fueron a la ventanilla a cobrar el cheque emitido el viernes, el cajero también pagó el importe sin problemas. Dicen que la concesionaria tuvo que afrontar peso sobre peso lo que hubiera ganado aquel apostador. Y que por eso la empresa fue absorbida por otra llamada Fevre y Basset, que se hizo cargo del edificio. Después, el palacio pasó a manos del Comando de Arsenales del Ejército y fue sede del Registro Nacional de Armas. Hasta que en 1994 lo reciclaron y se convirtió en sede de esos lujosos departamentos actuales.
El majestuoso Palacio Alcorta es obra de Mario Palanti, un famoso arquitecto milanés que vivió entre 1885 y 1979. Había llegado a la Argentina en 1909 y su talento está presente en muchos de los edificios que diseñó. Obviamente, el más famoso es uno que fue y es un símbolo de la Ciudad: el Palacio Barolo, de la gran Avenida de Mayo. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

UN HOMENAJE MUTUO
ENTRE EL ARTISTA GUILLERMO ROUX
Y EL BARRIO DE FLORES


Como vecino, ahora contó desde el arte la historia de esas calles. El dice que allí está la esencia de su pintura.

En la estación. Por ley, debía tener una estética vinculada al desarrollo de la vida en el barrio. Por eso convocaron a Roux./ROBERTO PERA
Por Einat Rozenwasser

Es un homenaje recíproco: del barrio al vecino histórico, del vecino a su historia. La reproducción de 21 pinturas de Guillermo Roux en la estación San José de Flores de la línea A del subte (todavía sin inaugurar), sella un vínculo que se nutre de aromas, colores, olores y sabores de las calles en las que creció. “En Flores está la esencia de mi pintura: comencé pintando con emoción aquel mundo ya desaparecido”, resume el reconocido artista plástico, de 83 años. Es la introducción al viaje en el que recorrerá postales y sensaciones de ese “remanso florido, sereno y silencioso”, que está “allí” cada vez que lo necesita (ver Flores...) La Ley 2.841 establece que la estación debe considerar “una estética cultural y un desarrollo temático vinculado con la vida del barrio de Flores”. Por eso eligieron a Roux, famoso por sus murales en las Galerías Pacífico, el Hyatt y en la torre que César Pelli diseñó para el ex BankBoston, en Catalinas Norte. Las reproducciones, cuyos derechos cedió gratuitamente, ya están colgadas debajo de la Plaza Flores, en Rivadavia y Artigas. Se exponen tres gigantografías: La Orquesta de Blum, El ángel de Flores y La constitución guía al pueblo. Y otras 18 obras, entre ellas las acuarelas premiadas en la Bienal de Sao Paulo en 1975 y murales como el de la Constitución, que terminó el año pasado para la Legislatura de Santa Fe. “No quiero olvidar al querido Profesor Sciarillo, puro entusiasmo y alma del proyecto”, destaca Roux.
“Cuando tuvieron la deferencia de elegir mis trabajos sentí una profunda alegría, porque estaba representando lo que para mí fue y es Flores, aún con sus cambios”, reflexiona el artista. Y agrega: “Los que eligieron mis pinturas quizás sintieron esto mismo que no estaba dicho. Estamos unidos en la pertenencia a un sentir profundo y todos queremos que el sentimiento no pase. Porque nuestro lugar, nuestro perfumado Flores, nos pidió secretamente el testimonio. ¡Doy las gracias que en mi vejez me hayan permitido hacerlo!”.
Aunque la estación está lista desde hace años, el servicio sigue sin llegar hasta ahí porque faltan vagones, una situación que se complicó con el demorado traspaso de la red a la Ciudad. Sin sumar vagones es imposible mantener la frecuencia, y todavía no hay fecha prevista para la inauguración.

Flores, según el relato de Roux

Nací en Flores en una época de quintas y jardines. Era parte lejana de la Ciudad, un barrio de los alrededores. Casas bien construidas, adornadas, grandes ventanales, rejas bien talladas y también casitas bajas, blancas, chatas y de tanto en tanto, una torre o un molino. No era Buenos Aires, era un remanso florido, sereno y silencioso, perfumado de jazmines del país y de enamorados en los zaguanes. En verano los vecinos tomaban cerveza en la vereda, sentados en sillas de paja, los hombres en pijama y las mujeres con vestidos abotonados adelante. Esa clase media de persianas entrecerradas, patios sombreados por el toldo, mesas largas con abuelos en la cabecera.
Avellaneda era tan arbolada como ahora sólo que por allí corría el tranvía 99 a Plaza Lavalle. Por Artigas, un pequeño ómnibus azul y ruidoso venía desde Gaona. En las esquinas, de tanto en tanto, un guardia sonaba un pito al que respondía otro más lejano. Un farol con bombita a mitad de cuadra, otro en cada esquina, con pantallitas de hierro que se sacudían con el viento. Sobre el empedrado o el moderno asfalto de Aranguren (antes San Eduardo), el círculo de luz en donde los chicos jugábamos. De tanto en tanto, apoyada en un trípode, la enorme bandeja con fainá que se vendía al corte. Algún vecino compraba la leche recién ordeñada de las vacas que paraban en la puerta. El tarro llegó después.
La casa de mis padres está aún a mitad de Aranguren entre Fray Cayetano y Artigas, blanca y chiquita. Zócalo de mármol, zaguán, cortinas al crochet. El arbolito recién plantado ahora es un árbol. Ahí viví hasta más o menos los 22 años, en que tomé el vapor Salta y me fui a Europa. Toda mi historia infantil en Flores gira alrededor de la bicicleta. Era mi pasión. Tenía un farolito a dínamo lleno de firuletes que en mi primera caída se rompió. Siempre extrañé ese farolito roto. Los chicos no teníamos mucha oportunidad de ir más lejos de la cuadra. Raramente a la Plaza, con compañía, allí, en la esquina: “La Perla de Flores”, sobre Rivadavia, a comprar cubanitos de dulce de leche.
Hice los primeros grados en la Nº 12. Recuerdo a Benito el portero, el pancito dorado a la salida, el cuadriculado del piso, la profesora de 2º grado. El maestro Alamprese que me cambió la letra y me dio las primeras lecciones de hombría. Y Sívori, que pintaba con lápices de color los árboles de Buenos Aires. Si el estudio iba bien podíamos ir al cine. El Rex, para todo el mundo; el Pueyrredón, más caro; y el San Martín, carísimo, casi no se podía ir. Allí vi Casablanca y no dormí varias noches. Yo quería vivir algo así. ¿Es que el mundo sería así?
En Flores está la esencia de mi pintura: comencé pintando con emoción ese mundo desaparecido. En el arte argentino no había antecedentes de exaltar todo aquello y por lo tanto, al principio no fue entendido. Así y todo, aquellas sensaciones alimentaron todo lo que hice. Flores con sus veredas flojas fue mi sostén, mi razón de ser y cada vez que lo necesito está allí para siempre en el tiempo.
Aunque no lo haya pintado está el espíritu de Palmieri, el librero que me vendía los primeros lápices; el alma nobilísima de Angiolino, el zapatero italiano que en el garaje, en su sillita chata de paja y hundido en montañas de zapatos reparaba suelas y ponía chapitas en la punta; y el repartidor de carne, siempre al trote porque se entrenaba para boxear en Castro Barros. La protectora cercanía del Alvarez, donde a pesar de los esfuerzos denodados de los médicos se nos fue Jorgito al caer de una azotea. Casas misteriosas, que aún están, y chicas inalcanzables para mí, que sufría al verlas en el cine con el novio oficial. Toda una íntima poesía, hecha también de dolores, por ese camino va lo que hago.

Fuente: clarin.com

LA TATE LIVERPOOL HOMENAJEA EL DIBUJO
QUE MARCÓ EL SIGLO XX, DE PICASSO A WARHOL


Una mujer observa dos obras del pintor español Pablo Picasso. EFE/Archivo.

Liverpool,16 - Dibujos con los que forjaron su estilo artistas como Pablo Picasso, Andy Warhol o Henry Moore se exponen desde hoy en la Tate Liverpool, que analiza en una muestra el papel de esta disciplina en el arte del siglo XX.
"Rastreando el siglo: El dibujo como catalizador para el cambio" recopila en esa galería de la ciudad inglesa un centenar de obras de los más famosos artistas del siglo XX, que construyeron desde el dibujo un discurso que posteriormente trasladaron a la pintura, la escultura o la fotografía.
"Los dibujos pueden revelar algo sobre el proceso de creación de un artista; por ejemplo, en el caso de Moore se observan las tendencias hacia lo inquietante que vemos en algunas de sus esculturas", aseguró a Efe el responsable de muestras de la Tate, Gavin Delahunty.
El británico Moore retrata en sus dibujos expuestos en Liverpool la oscura espera de la población que se refugiaba en los túneles del metro de Londres para dormir durante los bombardeos que asolaron la ciudad en la Segunda Guerra Mundial (1939-45).
Andy Warhol también enseña en sus dibujos, mucho más sencillos y diáfanos, lo que luego buscó reflejar en sus obras de arte pop.
Expuestos junto a ejemplos de sus conocidas series fotográficas, en sus obras "se puede ver el trazo que luego está debajo de la fotografía", como explicó el responsable de la exposición.
La muestra, que recorre el movimiento oscilante entre lo figurativo y lo abstracto que se produjo en el dibujo durante el siglo XX, pretende reivindicar la importancia de una disciplina considerada en ocasiones un paso previo a la obra final, que a menudo se desecha.
"Es una herramienta que les ayudaba a pensar en tres dimensiones, una forma maravillosa de capturar sus ideas, y es interesante ver ese proceso por primera vez", apuntó Delahunty, que destacó la importancia de la minoritaria presencia española en la muestra.
Pablo Picasso (1881-1973) y Julio González (1876-1942) son los protagonistas españoles de la muestra, en la que ocupan un lugar destacado.
"Dora Maar Seated" (Dora Maar sentada), obra del pintor malagueño que permanece inacabada en su parte inferior, es, en palabras de Delahunty, "un retrato congelado en el tiempo" y uno de los mejores ejemplos para comprender el proceso de creación de Picasso.
Junto a ella, destaca el viaje de lo figurativo hacia lo abstracto de González, que proyectó "Profil de jeune fille à la coiffe" (Perfil de joven con gorro), dos retratos de la misma mujer con treinta años de diferencia (uno perteneciente a cada estilo), que la galería Tate ha escogido para encabezar la exposición.
"Es increíble ver este cambio dentro de un mismo artista", dijo Delahunty, que consideró que lo figurativo y lo abstracto "bailaron juntos" durante el siglo XX en función de las necesidades de cada autor.
En este sentido, destacó la muestra de dibujos de William Orpen (1878-1931) "Anatomical Studies" (Estudios anatómicos), mostrada por primera vez, en la que puede verse con detalle los músculos, tendones y huesos que componen el cuerpo humano.
Originalmente, fueron utilizados para enseñar a los estudiantes de medicina a principios de siglo, una intención que, al alejarse del provecho individual del artista para beneficio de otros, constituye una rara excepción en cuanto al dibujo del siglo pasado.
La muestra incluye obras que van desde Paul Cézanne (1839-1906), que asistió a los primeros movimientos de siglo, hasta más recientes de Francis Bacon (1909-1992), uno de los artistas más cotizados en los últimos años.
La exposición de la Tate Liverpool podrá verse hasta el 20 de enero en su sede en el muelle de la ciudad inglesa.

Fuente: EFE