EL MUSEO METROPOLITANO REMEMORA
EL AMOR DE GEORGE BELLOWS POR NUEVA YORK


Reproducción fotográfica cedida de la obra "Rain on the River" del pintor George Bellows, que hace parte de las cien obras que se exponen en el Museo Metropolitano de Arte (Met), en Nueva York. EFE

Nueva York, 13 - El pintor George Bellows, que a través de su obra se convirtió en un exhaustivo cronista de la sociedad neoyorquina, retratando cómo moría el siglo XIX y nacía la Modernidad, protagoniza una retrospectiva en la ciudad que constituyó la gran pasión de su vida.
"Bellows amaba Nueva York y ese amor lo expresó en todo lo que hizo. Esa pasión está presente en sus pinturas, en sus dibujos, en sus litografías", de las que 100 se exponen desde el jueves próximo al 18 de febrero de 2013 en el Museo Metropolitano de Arte (Met), según explicó hoy a Efe la comisaria de la exhibición, Barbara Weinberg, durante la presentación de la muestra.
Considerado como uno de los precursores del modernismo en EEUU, Bellows fue el primer gran pintor en retratar la sociedad industrial de masas de este país.
Desde los combates de boxeo que le hicieron célebre, hasta los retratos de su familia, pasando por paisajes urbanos y marítimos o por escenas de la Primera Guerra Mundial, la mirada de Bellows (1882-1925) se posó en toda la realidad que le circundaba, "haciéndola suya y característica", según Weinberg.
Este caudal de imágenes variopintas se ha reunido en la que es la retrospectiva más completa del artista desde 1966, y a través de la cual puede efectuarse un recorrido por su trabajo, que se mantuvo en constante evolución desde que Bellows llegó a Nueva York en 1904, "como tantos otros neoyorquinos, que proceden de otro sitio", bromeó Weinberg.
Nacido en Ohio, a cuya universidad asistió, el pintor se trasladó a la Gran Manzana antes de graduarse, con el propósito de estudiar arte con Robert Henri, uno de los profesores estadounidenses más influyentes de la época, a raíz de lo cual se convertiría en un miembro destacado de la escuela artística de Ashcan, un grupo inspirado por las enseñanzas de este maestro.
La "escuela de Ashcan" centró su actividad en tomar constancia de las realidades de la vida cotidiana, y Bellows se manifestó como el "más audaz y versátil" de sus condiscípulos, tanto en "los temas, como la paleta de color y las técnicas", según Weinberg.
El artista se volcó en retratar los pasatiempos contemporáneos de la sociedad del naciente siglo XX, como los combates de boxeo, partidos de polo y tenis, así como excursiones campestres, pero también las multitudes abigarradas de la gran ciudad y los paisajes marítimos o industriales de sus alrededores.

Reproducción fotográfica cedida de la obra "Tennis at Newport", del pintor George Bellows, que hace parte de las cien obras que se exponen en el Museo Metropolitano de Arte (Met), en Nueva York. EFE

"Bellows puso en su trabajo todo el entusiasmo de la ciudad, la energía de la nueva Nueva York", apuntó Weinberg, quien añadió que el pintor se trató de una "figura puente" que salvó la distancia que mediaba entre las dos culturas artísticas de la tradición y la modernidad.
"Tal vez eso es lo que hace tan atractiva su obra: podía exhibirse sin desentonar en una gran variedad de sitios, atraer tanto a los que buscaban la tradición como a los que perseguían la innovación y la modernidad, tanto en Europa como en Estados Unidos, y él lo sabía", añadió Weinberg.
Para lograrlo, Bellows estuvo permanentemente abierto a toda clase influencias, y se nutrió de fuentes tan variadas como Manet, Caravaggio o Velázquez, artistas cuyas obras contempló en el Met y otros museos, ya que jamás viajó fuera de Estados Unidos.
Sin embargo, esto no le impidió reflejar las atrocidades de la Primera Guerra Mundial en Europa valiéndose de las técnicas y la imaginería empleadas por Goya en sus "Desastres de la Guerra".
"La respuesta de Bellows al conflicto bélico tiene una calidad goyesca, pero no sólo en la brutalidad de las escenas, sino en la energía que emana de sus litografías y ceras", especificó Weinberg.
A pesar de todas estas influencias, la comisaria subrayó que Bellows hizo de ellas algo "nuevo y muy especial, reformándolo o combinándolo de otra manera", y exploró todos los campos, de lo que es prueba elocuente el que, frente a la crudeza de las imágenes de la guerra, recreara también plácidas escenas domésticas, muchas protagonizadas por su esposa y musa Emma.
Estos contrastes los explicó el propio autor al aconsejar "haz todo lo que pueda hacerse".
El artista murió prematuramente de una apendicitis, a los 43 años, y sus últimos trabajos apuntan, según el escritor Sherwood Anderson, a que Bellows murió "demasiado joven, cuando iba tras algo, algo tras lo que siempre fue".

Fuente: EFE

EL GUGGENHEIM SE DESPIDE DE BERLÍN
CON UNA MUESTRA DE CÉZANNE, CHAGALL Y MIRÓ


Una mujer observa la pintura "Proyecto del Pavimento de cerámica del Pla de l´Os" del artista catalán Joan Miró.

Berlín, 14 - El museo Guggenheim de Berlín, uno de los cinco de esa fundación estadounidense en todo el mundo, se despide de la capital alemana con una exposición de los "clásicos modernos" del XX, encabezados por Paul Cézanne, Marc Chagall y Joan Miró.
"Visions of Modernity" ("Visiones de la modernidad") es el título de la muestra, presentada hoy a los medios de comunicación y abierta al público desde mañana, jueves, hasta el 17 de febrero.
Será la última exhibición con el sello Guggenheim en Berlín, después de quince años de presencia en la capital alemana en colaboración con el Deutsche Bank, cuya sede de la céntrica Avenida Unter den Linden -Bajo los Tilos- ha alojado hasta ahora el museo.
La exposición se prolongará hasta mediados de febrero, a modo de transición hacia la nueva etapa de ese espacio, que se convertirá en sala de arte contemporáneo dirigida ahora en solitario por el Deutsche Bank, el líder de la banca privada alemana.
En Guggenheim berlinés abrió sus puertas en 1997, como un ejemplo único de cooperación entre un banco y la fundación estadounidense de esa familia de mecenas.
Desde entonces ha acogido unas sesenta muestras temporales, algunas de ellas procedentes de los fondos neoyorquinos y otras como producciones propias, con un cómputo de casi dos millones de visitantes.
Ambas partes anunciaron meses atrás el fin de la colaboración, de común acuerdo, para final del presente año, en el que vence el acuerdo entre la fundación y la entidad financiera.
La Fundación Guggenheim fue fundada por el coleccionista y mecenas estadounidense Solomon R. Guggenheim y además del de Nueva York, cuenta con museos en Venecia, Bilbao y en un futuro también en Abu Dabi.
El pasado mayo, se hundió definitivamente el proyecto de construir otro centro en Helsinki, al rechazar su consistorio la propuesta de su alcaldía de levantar en la capital finlandesa tal museo.

Fuente: EFE

MUJERES TACITURNAS, REFLEXIVAS Y HASTA AMENAZANTES EN LA OBRA DE DELIA CANCELA


La moda y el arte, una misma cosa. Cancela en su muestra. Trabajó con Saint Laurent y Kenzo./FERNANDO DE LA ORDEN
Por Lulia Villaro

Delia Cancela dibuja mujeres. Las primeras que encontramos al entrar en Galería Van Riel están solas: comparten con nosotros un momento de su intimidad, de introspección doméstica. Puertas adentro de casa, están detenidas, miran sin observar: su entorno de objetos familiares nos permite entenderlas como nuestras contemporáneas. Más adelante hay una segunda serie de dibujos. Damas antiguas, acaso abuelas de las de los primeros cuadros, estas mujeres son noche, bosque; sus cabelleras se confunden con el follaje de los árboles que las circundan; parecen vivir el amor y el desamor de una forma diferente: las primeras reflexionan; las segundas se desangran. Las mujeres de Cancela atraviesan todo el espectro de emociones: las hay tranquilas, taciturnas, nostálgicas e incluso amenazantes. En el medio de esta exploración emocional, la artista –que además de ser un referente del pop argentino y de la psicodelia del Instituto Di Tella en los ‘60, tiene tanto en el campo de la plástica como en el de la moda una trayectoria internacional– se permitió enamorarse: estas obras son también confesión de su amor por el color, por la pintura y por un artista tan íntimo y psicodélico como ella, a su manera: Pierre Bonnard (1867-1947). Esto es la muestra “Te odio, te amo-Te amo, te odio (y cómo llego a amarte a pesar de todo)”, que está presentando la artista –Las obras son por momentos apacibles pero también inquietantes… ¿Por qué esta tensión?
–Cuando dijiste apacible me acordé inmediatamente –riéndome porque yo no dejo de tener humor a pesar de todo, ahí está la risa, la vuelta de tuerca– de una película francesa que se llama La vie est un long fleuve tranquille (La vida es un largo río tranquilo). Justamente la película no es un fleuve tranquile y la vida es eso, lo que me lleva a esto es la vida… Yo amo la calma pero no soy una persona calma, amo la armonía pero no soy una persona armónica… Todos vivimos un poco así y eso es lo que me lleva. En esta muestra hay dos series. Trabajé todos estos años sobre la mujer y la condición femenina; en la primera serie tomé las mujeres en el siglo XIX , son como ilustraciones de mujeres que están o sufrientes o majestuosas pero nunca están como tienen que estar. Trabajé hasta el año pasado así y estaba muy embalada. Y en el medio me pasó algo: entré en una historia como de amor hacia el dibujo, la pintura, el arte y hacia (Pierre) Bonnard. Este amor a Bonnard empezó como este amor que tengo hacia la pintura. Entré en su mundo y me di cuenta de que era mi mundo también. El mundo de Bonnard es como un mundo de tiempo detenido. Su pintura está detenida. Yo también soy así. En los dibujos de la segunda serie están integrados todos los Bonnard en los que yo me inspiré, pero en I-pads, en computadoras, porque eso es el mundo de ahora… él los hubiese puesto también… –¿Qué le devuelve su experiencia en el diseño de modas y el contacto con la tela a la hora de concebir estas imágenes?
–Uno no tiene por qué encerrarse en una categoría y a mí la moda me emociona. Cuando trabajé haciendo ropa lo hice como artista. Lo que hago es trabajar con la imagen, no con la ropa. La creación de una colección es trabajar con la imagen total. Lo mismo que hacés con la pintura. Yo trabajo sobre telas, dibujo sobre telas en vez de papel. Lo que sí, en estos últimos trabajos no me interesó nada qué llevaban puestos mis modelos. Mis modelos fueron la gente que me rodeaba: así como Bonnard trabajaba con su mujer, yo trabajé con mis asistentes, con mis gatos y mis objetos. Quise ver cómo podía trasmitir en el dibujo mi amor hacia el color y la pintura. Creo que lo logré bastante bien, estoy contenta.
–Usted ha sido parte, en los años ‘60, de las experiencias del Instituto Di Tella, ¿qué persiste en sus obras y en sus búsquedas actuales de esos años?
–Hay un manifiesto que se llama “Nosotros amamos” que escribimos para uno de los premios Di Tella, ahí hablamos de lo que nosotros amábamos en ese momento y ahí está todo: hablamos del pelo, del color, de las camisas con flores, con rayas, de la moda, de Alicia en el país de las maravillas, y al final dice: “amamos los boy boys, los girl boys, las girl girls…” y es todo un juego de palabras donde decimos de alguna manera que estamos abiertos. Eso es lo que yo guardo. Para mí han sido muy importantes los años londinenses. Muy importantes. Los años de acá fueron el kindergarden , como un comienzo, yo era muy joven, muy tímida. Hay obras muy interesantes de acá, la instalación que hicimos con Pablo (Mesejean) Love and Life a mí me parece fantástica, estas cosas (señala una obra ubicada a sus espaldas, en la cual el dibujo cobra cuerpo y se continúa en la pared como un objeto) vienen de las pinturas que hacíamos, que salían del cuadro… Las cosas siguen, yo no creo que uno cambie, se va transformando pero no deviene otra persona. Todo lo que entra en “la computadora” está ahí, podés limpiarla, hacer todo lo que quieras, pero queda, ¿no? Te marca... Walter Benjamín decía “vivir es dejar rastros”. Y dejás y también te quedan…

Fuente: clarin.com

SOTHEBY'S VENDIÓ MÁS QUE NUNCA



Ya no es tan novedoso que una casa de remates supere el récord previo de artistas como Picasso, Warhol o Van Gogh. Sin embargo, esta vez el número es exorbitante: el martes, en Nueva York, Sotheby’s logró la mayor subasta de su historia, al vender obras por un total de 375.149.000 dólares, por un lote por el que estimaban obtener entre 277 y 374 millones de dólares, y con el que la casa supera los 1.000 millones en ventas durante 2012.
La punta de lanza fue el cuadro Rojo y azul , del artista abstracto Mark Rothko, vendido por 75,1 millones de dólares, que aún así no batió el récord del pintor letón, de 86,9 millones de dólares.
Jackson Pollock también protagonizó la jornada: su obra Número 4, 1951 se remató por 40,4 millones, superando el récord del artista, de 23 millones. Y, para completar, se vendieron pinturas de Andy Warhol y Francis Bacon. Ante el fin de año, el balance parece holgadamente positivo.

Fuente texto: clarin.com

YALE DEVUELVE A PERÚ
EL ÚLTIMO LOTE DE PIEZAS DE MACHU PICCHU


Este objeto pertenece a la primera entrega de la universidad estadounidense al país de origen del yacimiento, en un proceso que acabó el lunes con el último lote de piezas dado.

Por Ernesto Benavides

La universidad estadounidense de Yale devolvió este lunes a Perú el último lote de piezas de la ciudadela incaica de Machu Picchu, que mantenía desde hace más de un siglo, informó el ministerio de Cultura peruano.
El cargamento, que llegó a la ciudad surandina de Cusco, está compuesto por 35.000 fragmentos de cerámicas y piedras no 'museables' que se depositarán en la Casa Concha, un museo especialmente acondicionado que alberga otros dos lotes de piezas enviados por Yale el año pasado.
Blanca Alva Guerrero, directora de Fiscalización y Control del Ministerio de Cultura, subrayó en Cusco que con este envío se cumple el acuerdo de traslado establecido entre el gobierno peruano y la universidad estadounidense, señaló la agencia oficial Andina.
Dos representantes de Yale llegaron también a Cusco, quienes harán la entrega oficial de las piezas.
El primer lote conformado por piezas 'museables' llegó a finales de marzo de 2011 y el segundo lote se concretó en diciembre del mismo año, informó la funcionaria del ministerio de Cultura.
Las piezas forman parte de un total de unos 40.000 objetos que extrajo el explorador estadounidense Hiram Bingham de Machu Picchu y entregó a Yale hace un siglo en calidad de préstamo.
La ciudadela de Machu Picchu, que se ubica en la ceja de selva de Cusco, fue dada a conocer a la comunidad internacional por Bingham en julio de 1911. La edificación incaica ya había sido descubierta por el hacendado peruano Agustín Lizárraga nueve años antes, en julio de 1902, según historiadores.


Fuente: AFP

UNA COLECCIÓN DE WARHOLSUBASTADA EN NUEVA YORK
OBTIENE 17 MILLONES DE DÓLARES



La subasta de 354 obras del famoso artista pop Andy Warhol en Nueva York logró recaudar 17,07 millones de dólares, anunció la casa de remates Christie's.

Por Emmanuel Dunand

La subasta de 354 obras del famoso artista pop Andy Warhol en Nueva York logró recaudar 17,07 millones de dólares, anunció la casa de remates Christie's.
La venta de fotos y grabados el lunes por la noche fue realizada por la Fundación Andy Warhol, que prevé varias nuevas ventas en los próximos meses, algunas de ellas sólo por internet, a comienzos del próximo mes de febrero.
Algunas de las obras vendidas no habían sido mostradas nunca antes al público.
El lunes en Manhattan se subastaron en total 354 trabajos del artista, comenzando por 'Endangered species: San Francisco silverspot', que fue vendida por 1,26 millones de dólares cuando se encontraba en un precio estimado de entre 1 y 1,5 millones en la preventa.
'Endagered apecies: Bighorn Ram', cuyo precio de salida se había estimado en entre 700.000 y un millón de dólares, fue vendida por 842.500 dólares. La obra 'Jackie', en cambio, dobló las previsiones al ser subastada por 626.500 dólares, precisó Christie's

La Andy Warhol Foundation for the Visual Arts anunció en septiembre que iba a poner a la venta su colección a lo largo de varios años para impulsar su capacidad de becas y designó la casa de remates Christie's como su socio a largo plazo. Algunos de los trabajos del artista serán donados a museos.
"El lanzamiento de las ventas de la Fundación Warhol fue acogida con entusiasmo globalmente por parte de coleccionistas establecidos y de nuevos coleccionistas en China, Rusia, la Unión Europea, Oriente Medio y las Américas", se congratuló tras la venta Amy Cappellazzo, responsable de arte contemporáneo en Christie's.
La Fundación Warhol, creada en 1987 tras la muerte del artista (1928-1987) y según lo establecido en su testamento, tiene como misión hacer "avanzar las artes visuales". La venta de la obras responde a la necesidad de llevar a cabo su misión. "La comunidad artística lo necesita más que nunca", explicó.


Fuente: AFP


UNA EPIDEMIA, UN MONUMENTO


En donde en 1871 estaba el cementerio, se recuerda a las víctimas de la fiebre amarilla.


Parque Ameghino. Bajo el verde de Parque Patricios quedó sepultada una historia trágica que dejó unos 14.000 muertos. / JUAN JOSE TRAVERSO
Por Eduardo Parise

El monumento está en la gran plaza Ameghino, en Parque Patricios, a metros de la avenida Caseros y frente a la vieja cárcel. Y no es una casualidad. Porque en ese parque, hoy con mucho verde, quedó sepultada parte de una historia trágica: la brutal epidemia de fiebre amarilla que mató a más de 14.000 habitantes de ese Buenos Aires.
Ocurrió en 1871 y resultó devastadora. Napas contaminadas, poca provisión de agua potable, hacinamiento en algunas zonas, la contaminación que provocaban los saladeros y el calor agobiante fueron el caldo de cultivo propicio para que aquello pasara.
Los historiadores empiezan a registrar los primeros casos a fines de enero de 1871. En febrero habían muerto unas 300 personas. En marzo ya era incontrolable: morían cien personas cada 24 horas. Y como había sólo unos 50 coches fúnebres, muchos ataúdes quedaban en las esquinas esperando el traslado al cementerio del Sur, justamente donde está el actual Parque Ameghino. Aquel predio había sido comprado por la Municipalidad en diciembre de 1867.
Ante este desborde, el gobierno porteño decidió comprar siete hectáreas en la zona de la “chacrita de los colegiales”. Fue el primer cementerio del Oeste y ocupó lo que ahora es el Parque Los Andes, entre las calles Dorrego, Guzmán, Jorge Newbery y Corrientes. El actual cementerio de Chacarita, a unos metros de aquel, recién se habilitaría en 1886.
Pero volvamos al cementerio del Sur y al monumento que recuerda a aquellas víctimas. En esa obra hecha en mármol (se le adjudica al escultor Juan Ferrari) se sintetiza algo de lo que significó aquella tragedia. Por ejemplo, en uno de sus laterales, tallada sobre el mármol, hay una representación de la imagen que Juan Manuel Blanes pintó en un óleo y tituló “Episodio de la fiebre amarilla”. En aquella escena dramática se ve a unos médicos entrando a una habitación donde hay una mujer muerta y su bebé llorando junto al cadáver.
También hay listados con los nombres de sacerdotes, farmacéuticos, asistentes de la Comisión de Higiene y médicos que murieron contagiados mientras auxiliaban a las víctimas. Entre ellos está Francisco Javier Muñiz, el médico cuyo nombre lleva el Hospital de Infectología que hoy funciona sobre la calle Uspallata, frente al parque. Una frase grabada sobre el monumento rinde homenaje a aquellos héroes: “El sacrificio del hombre por la Humanidad es un deber y una virtud que los pueblos cultos estiman y agradecen”.
La epidemia de 1871 generó pánico y mucha gente decidió escapar de la Ciudad, algo que sugirieron y practicaron algunas autoridades. Pero hubo otros que también hicieron todo lo posible por ayudar. Ese fue el caso del ingeniero Augusto Ringuelet, presidente de la empresa Ferrocarril del Oeste. Como los cadáveres se amontonaban y no había carros para llevarlos hasta aquel nuevo cementerio, decidió instalar vías a lo largo de la avenida Corrientes. La obra costó más de dos millones pesos y se hizo en tiempo récord: menos de 30 días.
Se lo conoció como “el tren de los muertos”. Salía desde el cruce de la actual Jean Jaures (entonces se llamaba Bermejo) y tenía dos paradas: en Medrano y en Scalabrini Ortiz (conocida entonces como la calle del ministro inglés, por George Canning). Aquel tren cargado de cadáveres era tirado por la vieja locomotora “La Porteña” que todavía prestaba servicio. Los cuerpos eran dejados en unos galpones vecinos a la zona de Corrientes y Dorrego y luego enterrados en el cementerio. Cuentan que el maquinista de aquel tren era el ingeniero John Allan y dicen que después de realizar varios viajes también se contagió y fue otra víctima de la fiebre amarilla. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com