EN LA CALLE NO SE VE

Dani Yako expone en el Borges lo que todos los días se expone y se oculta en el paisaje de Buenos Aires.



Por Eduardo Villar


Es difícil recorrer la muestra La calle, de Dani Yako, en el Centro Cultural Borges, como a veces se hace difícil recorrer las calles de Buenos Aires. Es lo que hizo Yako durante dos años para llevar adelante este proyecto: caminar Buenos Aires en sus recorridos habituales –nada especial– con una pequeña cámara analógica –“nada digital”, responde cuando se le pregunta si en la toma o en las copias hay algo que lo sea– y tomar fotos como las que ahora se exhiben en el Borges: gente durmiendo en la calle, cubriéndose del frío, de la luz y de las miradas. Tomó casi setenta fotos, seleccionó 32, que son las de la muestra: 32 copias en papel de 28 x 35 cm. que hizo él mismo.
Hay una antigua foto de Yako que no se exhibe en La calle, pero que de alguna manera anticipa esta serie. Esa manera es rara. Porque “Plaza Italia”, la foto de 1991, que se reproduce aquí, es muy diferente. Un grupo de chicos duerme, cada uno buscando abrigo en los cuerpos de los otros y en el aire caliente que exhala la ventilación del subte. Se los ve. Otro chico, de perrito y uniforme de colegio privado, los mira y los ve. Nosotros los vemos. Al grupo de durmientes, al chico, al perro. Hay sujetos, personas.
En estas nuevas fotos las personas no se ven. Son cuerpos tapados con mantas, con bolsas, con pedazos de alfombra, con lo que haya, que no suele ser mucho. Casi todos duermen solos. Algunos parecen bultos de basura en la basura. Otros, cadáveres, gente accidentada o asesinada en la calle y cubierta con lo que la policía tuvo a mano. Los dibujos de las mantas que los tapan se han vuelto híper triviales.
Los títulos de las fotografías no aportan nada sobre lo que ahí abajo respira: apenas un lugar y una fecha sin mayores precisiones, “Palermo, 9/10”, “Calle Arenales, 6/10”. No se adivina sexo, edad ni apariencia de lo que duerme. A veces, sobresalen unos pies de eso acurrucado y tapado, nunca una cabeza, un rostro, ni siquiera una mano.
Ninguna cara. Fue una consigna que se impuso Yako para hacer estas fotos. Fue la primera vez, dice, que tomó fotos sin el consentimiento de la gente. Y dice que eso no le gusta, que le genera conflictos, pero qué iba a hacer: ¿despertarlos?
Los cuerpos velados de Dani Yako revelan no que hay gente que vive y duerme en la calle. Lo que revelan, y por eso se hace cuesta arriba mirarlos en las paredes blancas del Borges, es que están todos los días en la calle y son invisibles. Muestran que el de la gente de la calle es un asunto perfectamente naturalizado. En una maniobra de desocultamiento que le llevó dos años, Yako expone en el Borges lo que está expuesto y oculto cada día en la calle. Y pone frente a los ojos de todos lo que esa naturalización encubre. Ese, me parece, es el extraordinario valor de estas fotos de Yako: más allá de su valor estético, de sus texturas, de sus composiciones, de sus negros profundos y sus grises infinitos, nos muestran nuestra mirada. Aun así, habrá quien no verá. Pero ese es otro tema. Muestran también, cómo ha cambiado nuestra mirada desde aquella foto del 91, en la que todo se mira y todo se ve.
En la última foto del recorrido de la muestra se ve la sombra de Yako cubriendo el trapo que cubre al que duerme. Y uno piensa que sí, que claro, que no la sombra de Yako sino Yako mismo o cualquiera de nosotros podría el que duerme ahí. Y la silueta humana de esa sombra recuerda que eso que duerme ahí es gente, que nosotros somos gente. Aunque a veces se haga el esfuerzo de olvidarlo.

Fuente: Revista Ñ Clarín

EL BOOM DEL ARTE EN UNA BÓVEDA SEGURA

Ginebra, una ciudad que ahora es un paraíso fiscal para tesoros, alberga un museo en una vieja bóveda donde los comerciantes y colecciionistas solían guardarlas.
Por David Segal - The New York Times

Simon Studer inició su carrera en la bóveda de un subsuelo en un complejo de depósitos cerca del corazón de la ciudad, famosa por los bancos internacionales y los precios escandalosos.
Era un trabajo extraño. Todos los días, alguien abría la bóveda y lo encerraba adentro hasta que llegaba la hora del almuerzo. Entonces, estaba autorizado a salir de la bóveda y, después de comer, volvían a encerrarlo hasta que llegaba la hora de irse a su casa.
Estaba haciendo el inventario para uno de los galeristas más famosos de Suiza, que alquilaba el espacio. "Verificaba tamaños, condición, buscaba una firma", comenta Studer al recordar su trabajo de hace 25 años, "me aseguraba de que la obra estuviera bien medida".
Lo que evaluaba y medía eran las artesanías de Pablo Picasso.
Miles de piezas. Fue el primer contacto de Studer con la asombrosa riqueza amontonada dentro de los Geneva Freeport, tal como se conoce a este complejo de depósitos.
El segundo contacto se produjo cuando tomó conciencia de lo que hacía el tipo en la bóveda de al lado: un recuento de una habitación repleta de barras de oro.
"Eso es el Freeport", dice Studer, que actualmente dirige su propia galería.
Pese a ser poco conocida fuera del mundo del arte, esta serie asombrosamente monótona de edificios es famosa entre los comerciantes y coleccionistas como el lugar óptimo para guardar sus obras más valiosas.
Llegan por la seguridad y se quedan por el trato fiscal. Pues durante el tiempo que los bienes permanecen almacenados allí, los dueños no pagan ni impuestos ni derechos de importación, que en muchos países varían del 5 al 15 por ciento. Si la obra se vende en el Freeport, el dueño tampoco paga impuesto sobre las transacciones.
Sólo una vez que sale del establecimiento se deben impuestos, en el país donde termina la obra.
El Freeport es un paraíso donde el clima ­financiero y otros- es ideal para los individuos con un patrimonio elevado y para sus activos.
¿Cuántas obras de arte están apiladas en los 40.400 metros cuadrados del Geneva Freeport? El cantón de Ginebra, que es propietario de una participación del 86 por ciento del Freeport, no lo sabe, tampoco lo sabe Ports Francs et Entrepôts de Genève SA, la sociedad que paga al cantón por el derecho de servir como casero del Freeport.
Los funcionarios de la aduana suiza presumiblemente lo saben, pero no hablan. Los comerciantes de arte, asesores y aseguradores están convencidos de que hay suficientes obras amontonadas aquí como para crear uno de los grandes museos del mundo.
"No creo tener un papel lo suficientemente ancho como para escribir todos los ceros", dijo Nicholas Brett, director de emisión de seguros de AXA Art Insurance de Londres, cuando le pidieron que hiciera una suposición del valor total de las obras en Freeport. "Es una cifra enorme pero desconocida".

La cifra está a punto de crecer.

En el Freeport se ha iniciado la construcción de un nuevo depósito de 12.000 metros cuadrados que se especializará en almacenar obras de arte. La inauguración está prevista para fines de 2013.
Pronto, los coleccionistas y los comerciantes también dispondrán de una variedad de otras opciones.
Luxemburgo está construyendo un puerto franco de 20.000 metros cuadrados, que será inaugurado en 2014 en su aeropuerto. En marzo, comenzó la construcción del Puerto Franco de la Cultura de Beijing en el Aeropuerto Internacional de esa ciudad. También se habla de duplicar las dimensiones del puerto franco en Singapur.
Este pequeño boom de la construcción es una forma novedosa de calibrar la rápida recuperación del mercado del arte de una caída precipitada en 2008, cuando las ventas en subastas, el barómetro del sector, se contrajeron después de la Gran Recesión. Las ventas globales en 2011, tanto en subastas como en acuerdos privados, fueron estimadas en US$ 64.100 millones, según Clare McAndrew, una economista del área del arte. Ese total roza el récord máximo de US$ 65.800 millones establecido en 2007 ­y está muy por encima de la depresión de 2009 de US$ 39.400 millones.
En tiempo récord, la caída del mercado del arte de 2009 dio paso a nuevas ansiedades relativas a precios excesivamente inflados.
Una de las razones importantes, dice McAndrew, es la llegada de compradores chinos en grandes cantidades, además de compradores de Rusia y Oriente Medio. Por otra parte, hay entre los coleccionistas de todo el mundo una renovada sensación de que el arte es un producto inteligente para comprar en medio de la turbulencia económica".En general, el arte mantiene su valor en el tiempo, y en algunos casos éste aumenta", dijo McAndrew.
Los negocios en el extremo más bajo del mercado también están en pleno auge. Wendy Goldsmith, directora de Goldsmith Art Advisory de Londres, describe un diálogo con un artista que "no tiene calidad de museo", con 8 obras recién producidas y una lista de espera de 81 personas. "¿Qué me sugiere que haga?". le preguntó el artista a Goldsmith, con cierta desesperación.
Las colas para los nombres contemporáneos de marca son más largas todavía. "Compré un Gursky para un cliente", dice Goldsmith, refiriéndose a Andreas Gursky, cuyas fotos asombrosas de gran tamaño tienen precios asombrosos de gran tamaño. "Tuve que escribirle a Gursky una carta sobre la colección de mi cliente. Tuve que explicarle por qué mi cliente quería tanto esa foto. Y esta obra cuesta más de US$ 1 millón. Era como entregar un recién nacido.
Las maquinaciones son fascinantes", agrega. "También se están volviendo incontrolables".
La diferencia entre una sala de Picassos y una pila de barras de oro no es lo que era.
Algunos usuarios del puerto franco llevan años coleccionando, simplemente por pasión, y de golpe encuentran que las obras que compraron hace décadas ahora valen sumas tan inmensas que guardarlas en su casa es un riesgo. Lo más típico son coleccionistas que necesitan espacio de almacenamiento y alivio fiscal porque nunca pensaron en exhibir lo que compraban.
El Geneva Freeport está situado a unos tres kilómetros del centro de Ginebra. Los medios rara vez recorren el Freeport, aunque en los últimos años lo hacen con más frecuencia ya que el gobierno y la empresa que dirige el servicio se esfuerzan por tranquilizar a la opinión pública mostrando que allí no se lleva a cabo nada inescrupuloso.
En parte, esto es una resaca de 2003, cuando las autoridades suizas anunciaron que devolverían centenares de antigüedades robadas de sitios de excavaciones arqueológicas en Egipto. Se informó que algunos de los objetos habían sido pintados en colores estridentes para poder contrabandearlos como souvenirs baratos.
El episodio contribuyó a promover algunos cambios en las regulaciones, como una norma que exige a los ocupantes llevar un inventario utilizando una plantilla específica.
En un recorrido por el Freeport una tarde de junio, la primera parada es una bodega de vinos repleta hasta arriba de cajones apilados con nombres estampados como Château Mouton Rotschild, Dom Pérignon y Château Petrus.
Resulta que el arte es simplemente una categoría más de los valores almacenados en estos edificios. También aparecen cigarros, Lamborghinis, jabón y Porsches.
Hay, asimismo, un silo lo suficientemente grande como para guardar 40 toneladas de granos.
Es la última prueba de que cuando el Freeport original abrió aquí en 1888, no era para activos escasos. Fue diseñado para productos agrícolas, como escala en su tránsito de una parte a otra del país. Sin embargo, lo positivo de la "exención de impuestos y derechos durante un lapso ilimitado" como se lo llama, atrajo a un grupo de gente de nivel más alto.
La concentración de tantas obrasfantásticas en un solo lugar empieza a poner nerviosas a las compañías de seguros. ¿Qué pasaría si sobreviniera un desastre? "La hipótesis de pesadilla es un accidente de avión, o un incendio o una inundación", dice Adam Prideaux, agente de seguros de Blackwall Green en Londres.
Es algo pertinente ahora que las nuevas políticas para el Freeport tienen costos prohibitivos o imposibles de suscribir agrega Prideaux.
Durante años, todo el movimiento vinculado al arte aquí consistía en la carga y descarga de camiones. En los últimos años, en cambio, han surgido un puñado de galerías, y la primera, tres años atrás, pertenecía nada menos que a Studer, el comerciante que catalogó los Picasso en el subsuelo.
¿Por qué el Freeport? No viene nadie a mirar vidrieras porque vidrieras no hay. El propio Studer dice: "No es divertido, no es sexy.
Es negocio, lisa y llanamente. Es un lugar suizo muy gris, muy aburrido, oscuro". Pero al entrar, "uno se lleva sorpresas", dice.
Además, el alquiler es barato comparado con lo que se paga en el centro de Ginebra. Y, dice Studer, "si una persona está dispuesta a venir al Freeport, es porque se toma la compra en serio".

Fuente: Revista Ñ Clarín

UN ESTILO PARA CADA TIEMPO

"El diseño es un saber mutante", dice el autor de esta nota sobre las corrientes nuevas del diseño gráfico y los requerimientos actuales del siglo XXI.
Wolkowicz fue vicedecano de la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo UBA y hoy es profesor titular de Diseño Gráfico FADU/UBA; profesor titular Multimedia Universidad Maimónides; coordinador académico de la carrera de Multimedia Universidad Maimónides. Aquí se refiere al diseño contemporáneo.
-¿El diseño gráfico se adapta a los requerimientos de hoy; hay un diseño particular para el siglo XXI?
-Quizás sea la disciplina que más ha mutado en los últimos 20 años, después de siglos de diseñar para un mismo soporte físico, analógico, la tecnología transforma los medios de comunicación en digitales e interactivos. Si bien la esencia conceptual del proyectar no varió, la necesidad de comprender nuevos soportes, características y habilidades de los usuarios, obligó a replantear la forma en que el diseño opera en una página web, un teléfono celular, una tableta o una proyección gigantográfica interactiva. Los estudios de diseño ya no se conforman sólo por diseñadores, hoy incluyen programadores, especialistas en branding y profesionales de “proyectos colaborativos integrales”. El diseño es un saber mutante, que se nutre de la evolución que se despliega en el cruce entre arte, tecnología y diseño en tanto innovación.
-¿Qué expectativas traen los alumnos?
-En general el imaginario de los alumnos difiere de la realidad de la carrera, los planes de estudio se pensaron en los 80 y la realidad ha superado por lejos la proyección pensada en su momento. El alumno está más familiarizado con los videojuegos, las redes sociales y el chat, los canales de tv satelitales y la interacción que con la Bauhaus y la gráfica suiza. Curiosamente formamos profesionales que inician una carrera sin saber cómo será su profesión cinco años después, cuando egresen. Los estudiantes, habituados a los nuevos medios y la tecnología, quieren ser partícipes protagónicos de la construcción comunicacional que se ha transformado en el paradigma del Homo interactus de nuestro siglo.

Fuente: Revista Ñ Clarín

SUPERAMOS LAS 400.000 VISITAS A NUESTRO BLOG
DESDE TODAS PARTES DEL MUNDO


Melchior d'Hondecoeter, Escuela Holandesa, C. 1635 - 1695
"The Floating Feather", "La pluma que flota", C. 1680
Óleo sobre tela, 159 X 140 cm
Rijksmuseum, Amsterdam, Holanda

 
En el día de hoy, 7 de agosto de 2012, hemos superado las 400.000 visitas a nuestro blog desde todas partes del Mundo.
Saludamos con ese motivo a todos quienes nos visitan y les agradecemos que nos lean y consulten.
Su fidelidad nos estimula, obliga y compromete a seguir cada día tratando de superarnos, consiguiendo más y mejor material - textos e imágenes - y a cuidar de manera muy especial la parte visual de nuestro blog.

Pedro L. Baliña........................
www.puesta-en-valor.com................
www.puesta-en-valor.blogspot.com.........

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UNVERTIR EN ARTE. UN REFUGIO SEGURO
EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE MUNDIAL

CRISIS ECONÓMICA INTERNACIONAL
Las subastas totales en 2011 fueron estimadas en 64.000 millones de dólares, contra 39.000 millones de 2009.
Subasta. “Las costureras”, de Edouard Vuillard, en Londres. El negocio de las artes es multimillonario. AP


Por Ginebra. The New York Times


Vienen por la seguridad y se quedan por el tratamiento impositivo que le dan en Ginebra, Suiza. Mientras la mercadería esté almacenada aquí, los dueños no pagan tasas de importación ni derechos de aduana, que en muchos países tienen un rango del 5 al 15 por ciento. Si la obra se vende allí, el dueño tampoco paga impuestos por la transacción. Una vez que la obra sale de las instalaciones –ya sea porque ha sido vendida o porque el dueño original la ha trasladado– hay que pagar impuestos en el país adonde va a parar. Son los Freeport (Puertos libres, especies de free shop de las artes), que en estos tiempos de crisis económica, crecen a la par del incremento del negocio de las obras de arte, como reaseguro para inversiones .
Apenas unos pocos años atrás, en realidad el Freeport no era parte de Suiza oficialmente. Desde entonces las construcciones recibieron la nacionalidad de este país, pero tanto ellos como un puñado de otros freeports menos conocidos en diferentes lugares de Suiza siguen siendo lo más cercano a las Islas Caimán que el mundo del arte puede ofrecer. Se trata de un refugio en el que el clima —financiero y en otros sentidos— resulta ideal para individuos de gran riqueza y para sus activos.
¿Cuántas obras de arte hay acumuladas en los 40.413 m2 del Freeport de Ginebra? El cantón de Ginebra, que posee una participación del 86 por ciento en el puerto franco, no lo sabe, como tampoco lo sabe Geneva Free Ports and Warehouses, la compañía que le paga al cantón para oficiar de propietaria del Freeport. Es de suponer que los funcionarios de la aduana suiza lo saben, pero no hablan. Baste decir que existe una vasta creencia entre art dealers, asesores y aseguradores de que aquí hay suficientes obras de arte escondidas para crear uno de los grandes museos del mundo. “Dudo de que tenga usted un papel del ancho suficiente para anotar todos los ceros”, dice Nicholas Brett, director de evaluación de riesgos de AXA Art Insurance en Londres, al pedirle que calcule el valor total de las obras de arte de Freeport. “Es un número enorme pero desconocido.” El número está próximo a aumentar. En el Freeport ha comenzado la construcción de un nuevo depósito de 12.000 m2 que se destinará especialmente a almacenamiento de obras de arte. Está programado que abra a fines de 2013. Este pequeño boom de construcciones es un modo nuevo de medir la recuperación impresionantemente veloz del mercado del arte desde su precipitosa caída en 2008, cuando las ventas en las subastas, el índice de esta industria, se contrajeron dentro de las repercusiones de la Gran Recesión. Las ventas globales en 2011, tanto en subastas como en tratos privados, fueron estimadas en u$s 64.100 millones , según Clare McAndrew, economista especializada en arte. Ese total está apenas por debajo del récord de u$s 65.800 millones de 2007, y bien por encima del bajón de 2009 de 39.400 millones.
En tiempo récord, la caída del mercado del arte de 2009 ha cedido paso a nuevas preocupaciones por los precios sobredimensionados. Una razón mayor, dice Clare McAndrew, es la llegada de compradores chinos en gran número, así como compradores de Rusia y Oriente Medio. Entonces aparece la flamante sensación entre los coleccionistas de todo el mundo de que el arte es un commodity interesante para comprar en medio de una conmoción económica. “La gente se ha dado cuenta de que el arte es un refugio seguro para sus activos cuando otros mercados tienen un desempeño pobre”, dice McAndrew. “En general, las obras de arte mantienen su valor a través del tiempo, y en algunos casos ese valor aumenta”. Algunos usuarios de puertos francos son gente que ha estado coleccionando durante años, puramente por pasión, y de repente ven que las piezas que compraron décadas atrás ahora valen sumas tan inmensas que tenerlas en su casa es un riesgo gratuito. Pero más típicos son los coleccionistas en busca de un sitio para almacenar y alivio impositivo, porque nunca se propusieron exhibir lo que habían comprado.
“El negocio del arte ahora atrae a gente que está estacionando dinero, que está especulando y que quiere status social”, dice Michael Findlay, uno de los directores de Acquavella Galleries y autor de El valor del arte . “La falla en el pensamiento de esa gente es que desde una perspectiva histórica, las grandes colecciones privadas fueron reunidas por personas que compraban arte porque podían pagarlo y les gustaba. Cuando estas personas gastaban dinero en arte, lo consideraban gastado y tenían algo para disfrutar el resto de sus vidas. Las obras de arte no perdían tiempo en un freeport.”


Fuente: clarin.com

LOS MEZCLADOS DEL CAMBALACHE

El enorme tango de Discépolo describe una época, la del 30, con valores en decadencia.





















Discepolín. Un genio del siglo XX: Cambalache se estrenó en 1934.
Por Eduardo Parise

La idea original era que el público lo conociera con el estreno de El alma del bandoneón, la película para la que había sido compuesto y que se proyectó en febrero de 1935. Pero Luis César Amadori, quien conocía a Enrique Santos Discépolo, decidió otra cosa: llevárselo a Sofía Bozán para que lo cantara por primera vez en el Teatro Maipo. Cuando Angel Mentasti (productor de la película) se enteró, corrió indignado hacia la calle Esmeralda para frenar aquello. Amadori lo paró casi en la puerta y fueron a debatir el tema a la Confitería Richmond que estaba casi frente al teatro. Y mientras discutían, sobre el escenario “La Negra” Bozán estrenaba aquel tango de Discépolo. Ocurrió a fines de 1934, la revista se titulaba “Esmeralda al 400” y el tango era Cambalache. Convertido en un símbolo de lo que fueron esos años de corrupción (y para muchos de otros que los siguieron), Cambalache es un fiel reflejo de la poesía irónica y lacerante que Discépolo supo ponerle a la mayoría de sus obras. Y para eso usó imágenes duras como aquellas de “ la Biblia contra un calefón ” o “ el que no llora no mama y el que no afana es un gil ”.
Pero esta vez la intención es centrarse en los personajes que el poeta mencionó en su letra para graficar aquella mezcla donde “ ¡cualquiera es un señor!
” y “¡cualquiera es un ladrón!”.
Los primeros que desfilan son Stavisky, Don Bosco y “ la Mignón “. La última es una imagen figurada para representar a una prostituta. Pero los otros dos existieron e hicieron historia.
Serge Alexander Stavisky (20 de noviembre de 1886-8 de enero de 1934) fue un famoso estafador. Nació en Ucrania y luego se nacionalizó francés. Su mayor golpe fue cuando, con apoyos financieros y hasta políticos, defraudó en más de 200 millones de francos al municipio de Bayona. La estafa se descubrió a fines de 1933. Y cuando fueron a detenerlo, lo encontraron muerto con un balazo en la cabeza. En cambio Juan Melchor Bosco (16 de agosto de 1815-31 de enero de 1888) fue todo lo contrario. Educado por su madre en la fe, en su Italia natal y desde chico, mostró su vocación por servir a Dios y a los humildes. Y creó una obra religiosa con contenido social que se extendió por el mundo, incluida la Argentina: la congregación salesiana. Conocido simplemente como Don Bosco fue canonizado en 1934, el mismo año en que Discépolo compuso Cambalache .
En la letra, también aparecen “ Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín ”. El emperador francés y nuestro máximo prócer son figuras a las que no se necesita historiar. Pero, ¿quiénes son los otros dos? Don Chicho se llamaba en realidad Juan Galiffi (9 de diciembre de 1892-Milán, 1943). Nacido en Sicilia, había llegado a la Argentina en 1910. Siempre se lo acusó de ser “el Al Capone argentino”, porque dicen que convirtió a la ciudad de Rosario en la “Chicago” del país. El siempre negó tener relación con la mafia. Lo conocían como “Chicho Grande” y lo deportaron en 1933.
Por su parte, Primo Carnera (25 de octubre de 1906-29 de junio de 1967) también era italiano. Había nacido en Sequals, cerca de Udine. A los 18 años medía 2,05 metros y pesaba 125 kilos. Empezó haciendo demostraciones en un circo pero un promotor lo convenció para que fuera boxeador. Y aunque no era brillante, en 1933 llegó a campeón mundial de los pesos pesados. Tras su retiro, terminó haciendo peleas de catch (incluso estuvo en la Argentina) y hasta papeles breves en películas de Hollywood.
La difusión de Cambalache muchas veces fue prohibida por los censores de turno. Y el tango también generó debate por su temática similar a la de Al mundo le falta un tornillo , obra que Enrique Cadícamo hizo en 1933. Los defensores de Discépolo dicen que otro tema suyo, titulado ¡Qué sapa, Señor!
, fue escrito en 1931. Y ya estaba en esa misma línea. La polémica está abierta.
Pero esa es otra historia.


Fuente: clarin.com


LOS ÍCONOS DE SARA FACIO:
ARTISTAS, PERONISMO Y MARÍA ELENA WALSH


Doscientas fotos, la mayoría en blanco y negro, dan cuenta del universo de una de las mejores fotógrafas del país.

Aproximación a la vida. En la muestra hay retratos famosos y también algunas fotos inéditas.
Por Juan Carlos Antón - especial para Clarín

“Sara Facio me ha retratado infinidad de veces, muchas contra mi voluntad, pero siempre me permitió reconocerme como querría ser. Quizá se trate de una magia embellecedora, pero prefiero creer que Sara sorprende con un indicio de lo mejor del retratado”, dice María Elena Walsh, desde un texto, en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta. Allí, hasta el 26 de agosto, Sara Facio será homenajeada con una muestra que reúne una selección de sus 200 mejores imágenes.
La mayoría son retratos en blanco y negro de artistas, escritores y músicos. Victoria Ocampo, Mario Vargas Llosa, Griselda Gambaro, Alejandra Pizarnik, Olga Orozco y muchos más. Por supuesto, está Borges, arrodillado ante los libros de la Biblioteca Nacional, y hay dos grandes paredes dedicadas a Cortázar. En una se lo ve despreocupado; en la otra está “esa” imagen, la del cigarrillo, con el ceño fruncido, sin barba. “Es un clásico. A todos les gusta —dice Facio—, pero también hay algunas inéditas . La idea fue poner algo nuevo para que la gente no se aburra. Es muy gratificante saber que fotos que saqué hace cincuenta años siguen teniendo vigencia. Esto dice que la foto apela a un sentimiento en el espectador.” Cuenta Sara que cuando le propusieron hacer esta muestra por primera vez dijo que no, pero que al saber que este año, el Festival de la Luz, en el que se enmarca la exhibición, iba a estar dedicado decidió participar, “mi única pasión es la fotografía —apunta— aunque me gusta más hacer exposiciones de otros fotógrafos que de cosas mías.” También hay en la sala pantallazos de la serie “Perón vuelve”. Se ve al General recibiendo a Ricardo Balbín en la casa de Gaspar Campos, una movilización que reclama “indulto” a los presos políticos y a jóvenes peronistas que sostienen una foto de Perón y Evita vestidos de gala. Toda la fiesta del 73 captada por Sara contrasta con la tristeza de los funerales, simbolizada en un joven que lee desolado un diario cuya tapa dice “Murió”. “Amo esta sala —dice la fotógrafa— acá hicimos junto con Alicia D’Amico la primera exposición individual hace 25 años. Fue la primera vez que pudimos exponer en Buenos Aires nuestras fotos, que estuvieron prohibidas durante la dictadura”.
Al entrar, se ve la sección “María Elena en privado”. Una vidriera guarda los recuerdos de la poeta y cantautora fallecida en 2011. Hay fotos de ella donde se muestra sonriente con Cecilia Roth y Fito Páez o Palito Ortega entre otros. “Eran imágenes que la divertían o donde estaba con amigos queridos. Incluí autorretratos que me sacaba con ella”. Parafraseando a María Elena, en esas fotos se ven indicios de lo mejor de ambas mujeres, que compartieron varios años como pareja. Por eso, Sara Facio Fotografías es, también, una muestra de amor.

La muestra que recoge el imaginario de los argentinos


Por Mercedes Pérez Bergliaffa - Especial para Clarín


Ojos grandes, duros, mirada fija: ése Julio Cortázar —el que nos observa desde la foto puesta ahí, sola, en la Cronopios— es el único que existe. El primero que viene a nuestras mentes cuando alguien dice: “Cortázar”. Entonces, cada vez que él – así transformado - aparece, acuden también Glenda, André, los Cronopios, los Famas y todos los conejitos vomitables del mundo.

Y pasa con esta imagen lo mismo que pasa con el conocido retrato del Che, sacado por Alberto Korda: se convirtieron en íconos. Son parte de nuestro imaginario, nos hacen a nosotros mismos.
Claro que ni la propia Sara Facio pudo imaginar el alcance que tendría su foto del escritor. Ocurrió que el retrato la sobrepasó a ella misma; excedió su destino de obra y de documento.
Hay otra foto, en la exhibición, que también es parte nuestra: “Los muchachos peronistas”. El grupo de jóvenes – de mirada triste, brillo perdido-, hacía guardia en los funerales de Perón. Con banderas colgando, dobladas, de un hombro, observan la cámara: se brindan.
La serie de retratos de Borges, otra de Neruda... Casi ninguna de las personas fotografiadas por Facio sigue viva hoy en día. Salvo a través de esta muestra, casi toda de retratos; entonces, allí están sus ojos. Ellos nos miran. Aún siguen teniendo mucho para decirnos. Acá, los muertos están, y nos cuentan cosas. Y esto significa mucho, porque, señores, estos no son muertos cualquiera, sino que explican nuestra identidad. Bienvenidos, entonces, a un viaje por el interior de uno mismo: la muestra de Sara Facio.

Agenda

XVII Festival de la Luz: 130 muestras de 600 autores provenientes de 17 países.
Muestra: Sara Facio Fotografías
Lugar: Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta, (Junín 1930).
Duración: Hasta el 26 de agosto
Horario: De lun. a vier. de 13 a 20; sáb. dom. y feriados de 12 a 21.
Entrada: Gratis.


Fuente: clarin.com