TEATRO ÓPERA:
UNA LEY PROTEGE AL EDIFICIO Y SU HISTÓRICO NOMBRE



La norma impide alterar la fachada, el hall y la sala principal, entre otros espacios.
Joya. La cúpula del Ópera. El Teatro de Corrientes 860 abrió en 1936.


Por Nora Sánchez

La Legislatura porteña ayer aprobó en segunda lectura una ley que cataloga con nivel de protección estructural al Teatro Ópera, lo declara monumento y preserva su nombre histórico. La norma alcanza no sólo a la fachada, sino al hall y a la sala principal del teatro, entre otros espacios.
El proyecto, perteneciente al ex diputado de la Coalición Cívica Sergio Abrevaya, ya había sido aprobado en primera lectura en agosto del año pasado y avalado en una audiencia pública, pero ayer recibió su sanción definitiva.
El teatro ahora cuenta con protección estructural, que resguarda al edificio, su hall, la sala principal, la sala denominada “Petit Opera”, los sanitarios públicos y todos los revestimientos y ornamentaciones interiores, luminarias, herrerías y carpinterías originales. A partir de esta ley, no podrán modificarlos ni demolerlos. Sin embargo, este nivel de protección no resguarda el rubro de la actividad del edificio.
Además, la ley declara al teatro monumento y preserva su denominación histórica. En 2010 se generó una gran polémica cuando retiraron el tradicional letrero de “Ópera” y lo rebautizaron como “Teatro Citi”. Hasta que, debido a las críticas, le repusieron el nombre y quedó como “ópera Citi”.
“En los últimos años el patrimonio se ha visto gravemente amenazado y en algunos casos hubo daños irreversibles –señaló el diputado Fernando Sánchez, presidente del bloque de la Coalición Cívica-ARI de la Legislatura–. Con este proyecto no sólo reconocemos la importancia arquitectónica del Cine Teatro Ópera, sino su vital rol cultural aportando al carácter de la Ciudad de Buenos Aires y, particularmente, a la calle Corrientes” El teatro, ubicado en avenida Corrientes 860, fue proyectado por el arquitecto belga Albert Bourdon e inaugurado el 7 de agosto de 1936. Lo construyeron en tan solo nueve meses, en el mismo lugar que, desde 1872, había ocupado el “Teatro de la Ópera”. Cuenta con 2.500 localidades y entre sus valores arquitectónicos se encuentra el hall principal, revestido con mármoles de colores. También el techo de la sala principal, que simula una gran vía láctea.

Fuente: clarin.com

RETÓRICA DE LAS IMÁGENES RELIGIOSAS




Con espíritu lúdico y materiales de descarte, Miguel Rothschild recrea una versión de lo maravilloso a partir de las estrategias de ficción de la religión y sus imágenes.

Retórica de las imágenes religiosas
 Retórica de las imágenes religiosas
  
Por Ana María Battistozzi

Posiblemente nada le haya dado mayor impulso a lo que conocemos como historia del arte que la religión. Fue un largo proceso que no aconteció sin conflicto, más allá de que el caudal de imágenes y los efectos que generó induzcan a pensar lo contrario. La prohibición de representar a Dios estuvo desde muy temprano en los debates del cristianismo y en la tradición hebrea. El cristianismo habría de auspiciar luego la mayor producción de imágenes devocionales de que se tenga memoria y quizá no habría podido sobreponerse al golpe de la Reforma sin la ayuda y capacidad de persuasión de la imaginería barroca, apoyada –eso sí– por otras estrategias menos amables, como la Santa Inquisición.
Hoy, a la distancia y bajo el tamiz del mundo secularizado, la pregunta es ¿qué tipo de experiencias pueden suscitar en el hombre contemporáneo estas imágenes de las cuales se ha extraviado casi por completo su sentido? ¿Qué relación pueden entablar con ellas el turista o el artista que recorren, museos y catedrales con información y avidez? 

Retórica de las imágenes religiosas

La muestra de Miguel Rothschild en Ruth Benzacar parece apuntar a esos interrogantes desde la reflexión que en todo artista provoca el poder que las imágenes tuvieron en el pasado y cómo llegan a nuestro presente. ¿Cuánto del mundo actual las contamina y cuánto las reorienta hacia otras direcciones?
Al referirse al concepto de aura, Walter Benjamin hablaba de aquel remoto origen cultural de las imágenes y de la pérdida de esa dimensión –asociada a lo único e irrepetible– como consecuencia de la reproductibilidad técnica que aportó la modernidad industrial con la fotografía, el cine y la expansión de las industrias gráficas y editorial. Pero además aporta otro dato de interés para lo que nos ocupa. Una vez que la moderna cultura secularizada sacó todas las imágenes religiosas de las iglesias y las reubicó en los museos, suprimió en ellas el contenido religioso pero no el valor cultural. Las resituó en los museos, ámbitos de otro culto secular llamado Arte, que tiene sus rutas de peregrinaje y sus piezas de culto como la Gioconda, el Guernica y los Nenúfares de Monet.                     También ha reconvertido a esos mismos fines piezas como el David de Miguel Angel, el Moisés, La virgen de las rocas, entre tantas otras que cuelgan en las paredes como obras maestras de la historia del arte.

Retórica de las imágenes religiosas

Rothschild se desliza en los entresijos de esa transformación. No va a los museos; visita las iglesias en busca de lo que aún conservan, con la actitud del artista laico que se interesa más por la forma que por el contenido. Se reclina en los confesionarios no para revisar sus malas acciones y solicitar perdón, sino para fotografiar el diseño de sus placas perforadas que facilitan la confesión. 
Reproduce sus agujeros y hace con ellas una serie en las que se pueden embocar bolitas de acero. El visitante agradecido por la interactividad que le propone, bien a tono con la época. Luego modifica con infinidad recortes de pequeñas reproducciones de espíritus santos una captura de la escena de Los pájaros, de Hitchcock, cuando se abalanzan sobre la pareja protagonista.
También rescata ángeles que se arrodillan, ¿serán acaso versiones del arcángel Miguel? El ángel lanza una mirada al cielo como si esperara una revelación y sus manos aparecen atravesadas por hilos transparentes que, similares a unas tanzas de pesca, le dan una curiosa impronta de instalación contemporánea. 

Retórica de las imágenes religiosas

Hay esbeltos vitrales de iglesias góticas, reproducidos y perforados con sacabocados y restos de confeti a su lado. Y también cielos. Cielos estrellados con cientos de cabezas de alfileres como el que evoca el recogimiento de Sor Juana Inés de la Cruz. Cielos plomizos de diluvios perforados también con sacabocados y atravesados por sorbetes transparentes. Uno se sorprende por lo sencillo y lúdico que es todo esto.
Rothschild indaga la retórica de la representación religiosa, su iconografía y variaciones, no sólo para recrear en ella una versión de lo maravilloso, lo difícilmente representable por medios del presente bastante menos nobles que los de antaño. 

Retórica de las imágenes religiosas

Lo suyo es un modo de penetrar las estrategias de ficción que han desarrollado infinidad de imagineros a través de los tiempos. No se vale de láminas de oro, ni polvo de lapislázuli, ni usa bol armenio para bruñir láminas. Apenas unos materiales de descarte que trasmuta como moderno alquimista pero le sirven igualmente para crear un tipo de verosimilitud que encanta a los espectadores del presente. No los impulsan a acercarse a la religión pero sí a pensar en el poder de las imágenes religiosas en la historia. Y lo hace desde un impulso irónico y lúdico que no ofende; pero que expulsa la solemnidad de la escena que compone. Como aquel cuerpo hecho de sorbetes de colores que presentó hace dos años en Berlín, su ciudad de adopción, que evocaba “Melancolía”, el enigmático grabado de Durero. De él rescató sólo la forma, un poliedro, y dejó de lado al ángel que observaba melancólicamente la escena.

Fuente: Revista Ñ Clarín

LA OBRA DE PICASSO,
UNA DENUNCIA CONTRA LA DICTADURA





La obra de Picasso, una denuncia contra la dictadura
JULIO ALGAÑARAZ - ENVIADO ESPECIAL 

Es el ícono artístico más famoso del Siglo XX, el cuadro pacifista por excelencia. Siempre polémico todavía hoy día, cuando los vascos reclaman que se lo traslade para estar en Guernica por un tiempo pero el gobierno, como todos los anteriores, se niega en redondo.
En el Museo Reina Sofía de Madrid es el tesoro más admirado y venerado, y para verlo peregrinan gentes de todo el mundo.
El español Pablo Picasso lo empezó a crear después de que la destrucción de Guernica lo impactara poderosamente como sucedió en la época.
Fue una de las grandes atracciones en la Exposición Internacional de París en 1937.
La obra fue creada como un mural, para mucha gente, para producir una reacción casi inmediata. Al principio Picasso, lo empezó con una reducción a la gama del blanco y negro. Después utilizó algunos detalles en rojo. La gente que lo contemplaba admirada, no estuvo de acuerdo. El maestro andaluz les dio la razón y volvió a su idea original.
Es un cuadro contra la guerra, contra la violencia de nazis, fascistas y franquistas que indignaban a un Picasso firmemente alineado con la izquierda.
Y allí está en su esplendor artístico y sus símbolos extraordinarios: el toro, el caballo, la lámpara, la paloma que sólo se entrevé, el guerrero caído, la madre sobre el niño, el caballo muerto que cae sobre el guerrero.
Picasso terminó su Guernica el 4 de junio de 1937. Una maravilla que se convirtió en una denuncia de fuego contra la dictadura franquista.

Fuente: clarín.com

A 75 AÑOS DEL BOMBARDEO,
GUERNICA QUIERE RECUPERAR EL LIENZO DE PICASSO





La ciudad de España cuya destrucción inspiró el cuadro más famoso del pintor malagueño recuerda este jueves el aniversario del ataque. El testimonio de un sobreviviente.

El bombardeo de Guernica, desatado el 26 de abril de 1937, constituye una fecha imprescindible en la historia de la Guerra Civil española (1936-1939), que enfrentó al bando republicano con las tropas del general sublevado Francisco Franco, en sintonía con los fascismos europeos de la época. Los nacionalistas vascos combatían al lado de la República, y su ciudad "santa", como la recuerda uno de sus sobrevivientes, Luis Iriondo, fue atacada por la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana en el marco de las operaciones para doblegar al ejército republicano en el norte del país."Guernica es un referente universal por la paz, la memoria y la reconciliación", dijo a The Associated Press María Oianguren, directora del Centro de Investigación por la Paz Gernika Gogoratuz (Recuerdo de Guernica, en lengua euskera). "No fue la primera población civil que recibió un bombardeo, ni tampoco la que más víctimas contabilizó, pero sí fue la primera de la que se tuvo conocimiento masivo". La memoria de la barbarie sigue presente en Guernica, que este jueves recuerda el 75° aniversario del devastador ataque aéreo, en las esculturas de los reconocidos artistas Eduardo Chillida y Henry Moore, un mural cerámico que reproduce el lienzo dePicasso, placas con poesías que evocan el bombardeo y un busto de George Steer, el periodista que narró los hechos en el periódico británico The Times.Guernica es hoy una población que apenas sobrepasa los 15 mil habitantes, en la que los lugareños conversan, principalmente en euskera, la lengua vasca prohibida durante la dictadura de Franco (1939-1975). El lugar conserva la Casa de Juntas y el Árbol que simbolizan el autogobierno vasco, así como una estructura productiva que, al igual que antes de la guerra, se basa en la industria y el comercio, aunque ahora trata de aprovechar los flujos turísticos que, desde hace una década, se dejan ver en Bilbao, a escasos 30 kilómetros del lugar, gracias al impulso que trajo el emblemático Museo Guggenheim. Restaurantes asiáticos y carnicerías halal regenteadas por ciudadanos magrebíes se instalaron en la calle principal de Guernica, la misma que los presos políticos del franquismo reconstruyeron al término de la Guerra Civil en una atmósfera marcada por la represión y el miedo a hablar del bombardeo, que la propaganda franquista atribuyó al bando republicano de la Guerra Civil para desviar su responsabilidad. 

La hoguera de Guernica 

"No digáis que fue bombardeada. Hay que decir que fue quemada por los rojos", fue el primer mensaje que recibió Iriondo, el sobreviviente, cuando regresó al lugar tras refugiarse unos meses en Francia junto a su madre y dos de sus hermanos.(El día del bombardeo) durante casi cuatro horas y en distintos intervalos, desde las 16:30 horas, aviones alemanes lanzaron más de 50 toneladas de bombas, destruyendo así tres cuartas partes de las construcciones de Guernica, pero dejaron intactas las fábricas y los edificios tradicionales del autogobierno vasco", contaron a la AP los historiadores locales José Angel Etxaniz y Vicente del Palacio. Para Iriondo, entonces de 14 años, aquellas bombas significaban el sabor de la muerte. "Cuando atravesábamos el mercado sonaron las primeras explosiones", dijo. "La gente, asustada, corrió a los refugios". El precedente del bombardeo de Durango, una localidad a 20 kilómetros de Guernica en la que la aviación italiana había causado la muerte a 336 personas el 31 de marzo de 1937, estimuló la necesidad de disponer de una serie de refugios desperdigados por todo el poblado. "A mí me empujaron hacia el interior de uno de ellos", dijo Iriondo. "Hacía mucho calor porque el techo era bajo y no había ningún sistema de ventilación. Tampoco había luz. Al cabo de pocos minutos, costaba mucho respirar. Intentaba aspirar el aire pero no me llegaba a los pulmones. Creí que iba a morir asfixiado". 

Los muertos 

Cuando cesaron las bombas, comprobó que "todo Guernica era una hoguera". La destrucción allanó el camino para que las tropas de Franco tomaran Bilbao apenas dos meses después. La quema de todos los registros oficiales ha dificultado el conocimiento del número definitivo de víctimas. Etxaniz y Del Palacio, autores de un estudio sobre el tema,cifran en 153 los muertos, pero creen que el número definitivo puede superar los 200. "Cuando llegamos a Francia, leí en un periódico que habían sido 3.000 y aunque me parecieron muchos, después de haber visto lo ocurrido creí que podía ser verdad. La población de Guernica sería de 7.000 o 9.000 habitantes", dijo al supone cierta, en ese entonces, la cifra según la cual habrían muerto una de cada tres personas del lugar. "En mi casa éramos 12 personas y ninguna murió. Y mirando a las familias de mis amigos y conocidos, tampoco da ese porcentaje", agregó. "Creo que se ha querido magnificar la catástrofe cargando las tintas en los muertos, como si estos fueran los que dieran la medida del desastre". Dar con la cantidad de fallecidos ha sido difícil, en parte por el uso propagandístico del episodio por parte de ambos bandos. Los medios británicos amplificaron la repercusión del bombardeo y lo presentaron como el ejemplo de lo que Hitler se proponía hacer si estallaba un nuevo conflicto en Europa. 

El recuerdo

"Esta ciudad tiene hoy en día el compromiso de velar por la memoria y por una cultura de paz y convivencia, más allá de las distintas apropiaciones que se quieran hacer del bombardeo, y que nunca han tenido éxito", dice Oianguren, directora de Gernika Gogoratuz. "No debemos transmitir el pasado como una carga para el presente". El bombardeo se recuerda también en Alemania. En 1997, el entonces presidente Roman Herzog, que estará el jueves en Guernica para recibir un premio, envió una carta a los sobrevivientes pidiendo perdón por el bombardeo. "Aquel bombardeo, incomprensible para nosotros, no nos dejó un sentimiento de odio o de venganza, sino un deseo enorme, inmenso de paz", dice Iriondo. "De que aquello no debía suceder nunca más. Y de que de las ruinas de lo que fue nuestro pueblo, debía surgir una bandera de paz para todos los pueblos del mundo".
 
Guernica a Guernica

Los jóvenes también recuerdan lo sucedido en Guernica: el proyecto Lobak reúne las propuestas artísticas (grafito, foto, vídeo, nuevas tecnologías) de los nietos de supervivientes y víctimas para conservar la memoria. Pero la mayor visibilidad corre por cuenta de la pintura. La República encargó a Pablo Picasso en 1937 una obra que mostrara el horror de la Guerra Civil y ganara simpatías para su causa. El pintor se mostró renuente al principio, pero después supo de lo ocurrido en Guernica a través de los diarios franceses. El Guernica, concebido y finalizado entre mayo y junio de 1937 en París, fue exhibido entonces en la Exposición Universal que albergaba la capital francesa. El pintor malagueño ordenó que el cuadro no regresara a España hasta que se instauraran las libertades. En 1981, los Estados Unidos, que habían conservado la obra para su exhibición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, cedieron el lienzo a España, una vez extinguida la dictadura de Franco. Los museos madrileños del Prado y, desde 1992, el Reina Sofía, han sido su hogar. El traslado de la obra ha sido una reivindicación constante del nacionalismo vasco desde la llegada de la democracia. El grupo del partido nacionalista vasco en el Congreso ha solicitado formalmente el traslado pero los distintos gobiernos españoles se han negado a hacerlo aduciendo que la fragilidad del lienzo no permite moverlo; una razón que no convence a la población de Guernica. El lema Guernica, Gernikara (El Guernica, a Gernika) está presente en la mayoría de espacios públicos de la Villa y resume el sentir popular. "Creo que el cuadro debería estar aquí, no en Madrid, pero al gobierno español no le interesa. No tengo muchas esperanzas en que haya un traslado", dice Idurre Baraiazarra, una comerciante de Guernica de 29 años. Sin ninguna duda, el cuadro debería venir aquí", dice Alberto Iturriarte, un profesor de 52 años. "Este es su sitio natural y nosotros no perdemos la esperanza". 

Fuente: Infobae.com

'EL ANILLO DE LOS NIBELUNGOS' DE WAGNER
VIAJA AL FUTURO EN LA MET DE NUEVA YORK





Una escena de 'El oro del Rhin', una de las cuatro óperas de 'El Anillo de los Nibelungos', con Bryn Terfel como Wotan, Stefan Margita como Loge y Gerhard Siegel como Mime, en una representación en la Metropolitan Opera de Nueva York, el pasado 28 de marzo.

Por Mariano Andrade

Retro, futurista, minimalista y potente, la nueva producción de 'El Anillo de los Nibelungos' de Wagner presentada de forma completa este mes en la Metropolitan Opera de Nueva York da una nueva vuelta de tuerca a la obra operística más famosa de la historia.
La nueva versión de la tetralogía ('El oro del Rhin', 'La Valquiria', 'Sigfrido' y 'El ocaso de los Dioses') ideada por el director teatral canadiense Robert Lepage es considerada la "producción más ambiciosa" de la Met y la primera en más de 20 años, con un coste de 16 millones de dólares.
Si bien las cuatro óperas ya habían sido estrenadas de manera individual, el martes por la noche concluyó la primera de los tres sesiones a través de las cuales los espectadores pueden ver la tetralogía de Richard Wagner (1813-1883) en orden cronológico en un espacio de tres a dos semanas.
El gran protagonista de la serie de óperas, de una duración total de 16 horas, es 'La máquina', una gigantesca estructura móvil de 24 planchas de aluminio concebida por Lepage como parte fundamental del escenario y que se asemeja en cierto modo al teclado de un piano.
Esta innovadora y a veces ruidosa maquinaria, de 45 toneladas, da un marco futurista y minimalista a la acción, permite proyecciones y recrea ríos, bosques y montañas. Con este marco, los personajes parecen surgidos de películas de culto donde el futuro se roza con lo épico como 'Blade Runner' o 'La Guerra de las Galaxias'.
El elenco es amplio, aunque destacan el barítono galés Bryn Terfel en el papel de Wotan, la soprano estadounidense Deborah Voigt como Brunnhilde y el tenor también estadounidense Jay Hunter Morris como Sigfrido. El italiano Fabio Luisi es el director de orquesta.
 

Las 'sirenas del Rin' (Jennifer Johnson Cano, Erin Morley y Tamara Mumford), en la ópera 'El oro del Rin', una de las cuatro que conforman 'El Anillo de los Nibelungos' de Wagner, en la versión del canadiense Robert Lepage, el pasado 28 de marzo en la Metropolitan Opera de Nueva Yor.

La puesta en escena crea por momentos escenas de una extraordinaria belleza visual, como en el baile de las ninfas al inicio de 'El oro del Rhin', donde las cantantes literalmente flotan delante de la burbujeante agua del río proyectada sobre las teclas en forma vertical.
Otro momento sublime es sin lugar a dudas la mítica 'Cabalgata de las Valquirias' del tercer acto de 'La Valquiria', con las planchas metálicas sirviendo de caballos de las semidiosas encargadas de recoger a los héroes caídos en batalla para llevarlos al Valhalla.
Sin embargo, la arriesgada estructura ideada por Lepage también tiene sus limitaciones y en algunas partes, como en 'Sigfrido', se vuelve algo recurrente.
Algunos medios, como The New Yorker, han sido muy críticos con la apuesta de Lepage: "Libra por libra, tonelada por tonelada, es la más estúpida y derrochadora producción de la historia moderna de la ópera", dijo la prestigiosa revista.
Para el director teatral canadiense, repensar la tetralogía y llevarla al escenario es una de esas ocasiones que se presentan una vez en la vida y su intención es "tratar de ver cómo podemos contar en nuestra época esta historia clásica de la manera más completa".
"Trato de ser extremadamente respetuoso con la historia de Wagner, pero en un contexto muy moderno (...). El 'Anillo' es una de esas raras oportunidades en la que uno trabaja en una empresa tan inmensa. No es sólo una historia, no es sólo una ópera o una serie de óperas: es un cosmos", afirma en el sitio de la Met.
Richard Wagner pasó 26 años escribiendo la tetralogía, que combina el poema épico 'El Cantar de los Nibelungos' con otros mitos y leyendas germánicos para dar vida a una trama que gira en torno a la posesión de un anillo mágico que concede a su portador el poder de dominar el mundo.
'El anillo de los Nibelungos' fue estrenado de forma completa en 1876 en Bayreuth (este de Alemania), donde se encuentra el teatro construido específicamente para representar las obras de Wagner.
El proceso de creación de la nueva producción de Lepage para la Met quedó retratado en un documental llamado 'El sueño de Wagner', estrenado el miércoles en el marco del Festival de cine de Tribeca en Nueva York.
La película, dirigida por Susan Froemke y que llevó cinco años de filmación, "es una rara y fascinante mirada sobre el proceso artístico".

Fuente: AFP

IMPULSAN UNA LEY
PARA PROTEGER EL HISTÓRICO EDIFICIO DEL GAUMONT



El proyecto sólo le daría resguardo al edificio. Actualmente lo alquila el INCAA.

Por Romina Smith
Es una sala fundamental para el cine argentino, muchas películas nacionales que no encuentran espacios en otras salas tienen lugar y cartel en este edificio. Y las entradas cuestan menos. Pero el clásico Gaumont, inaugurado en 1946, podría cerrar para ser demolido o para convertirse en un templo evangélico. El rumor surgió dentro de las mismas boleterías con un cartel que juntaba firmas para salvarlo. En ese contexto esta tarde está convocada una audiencia pública en la Legislatura para debatir un proyecto de protección estructural que sólo resguardaría el edificio pero que no impediría el cambio de rubro.
El alerta por el futuro del Gaumont se encendió anteayer, cuando los espectadores encontraron un pedido de firmas para preservar la sala, ubicada en Rivadavia al 1600. Según dijeron los empleados a Clarín, el rumor empezó en los últimos días y hasta ayer no había respuesta oficial sobre el futuro. En ese contexto, los organizadores del Cine Club Núcleo, que funciona en el Gaumont, invitaron a sus socios a la audiencia en la Legislatura para “defender la cultura popular”. Y en entre esas versiones también se habló de una deuda por el alquiler que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales –que depende de la Secretaría de Cultura nacional– mantendría con los dueños desde hace tres años, aunque esa versión no fue confirmada (ni siquiera el INCAA informó cuánto paga por mes).
Eva Prado, de la Gerencia de Acción Federal del INCAA, dijo que la audiencia es para debatir la protección estructural y que nada tiene que ver con los rumores “que partieron de una página web mal informada” sobre la posibilidad del cierre de la sala. Sin embargo, admitió que el contrato vence en 2013, que los dueños del cine “aún no manifestaron su intención de renovar, ni de no renovar el contrato” y que “ el riesgo existe por la demanda del mercado inmobiliario”. El edificio es propiedad de SAC Sociedad Anónima Cinematográfica, una empresa que supo ser dueña de cines de Lavalle que hoy son templos o bingos.
El cine Gaumont fue alquilado por el INCAA en 2003 y transformado en el “Espacio Km 0” para el cine nacional. Es una sala con buen resultado: sólo en lo que va de 2012 asistieron más de 100 mil espectadores y se proyectaron más de 80 películas.

Fuente texto: clarin.com

EL DISEÑO YA TIENE SU HISTORIA






Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Está exhibiendo una muestra de diseño industrial argentino con los clásicos de su colección.



Por Berto González Montaner
Editor Jefe Arq

Mucho se ha hablado en los últimos años del boom del diseño en la Argentina y en especial en Buenos Aires. Los locales de diseño se han replicado en las calles de los rebautizados Palermo Soho, Palermo Hollywood y derramado en Palermo Queen’s. También en San Telmo o en cualquier barrio con pretensiones de “pertenecer”. Tal vez con la creación de las carreras de Diseño en la UBA, hace poco más de 20 años, la disciplina haya explotado. Tan lejos llegaron las repercusiones que en 2005 hasta la UNESCO distinguió a Buenos Aires como “Ciudad del Diseño”, en el programa Red de Ciudades Creativas.
Así, el diseño industrial, gráfico, textil, y de imagen y sonido se ha ido ganando un lugar merecido en los diarios, en las revistas dominicales y han aparecido también publicaciones específicas como Barzón, D&D, 90+10 o DNI , la revista de diseño nacional e internacional que editamos desde ARQ-Clarín . Los Premios Konex que este año están dedicados a las Artes Visuales tienen categorías para los diseños. Y hasta los bancos de plazas, los de Puerto Madero y los de la Avenida de Mayo, las instalaciones del Metrobús y los nuevos carteles de las calles y las paradas y refugios para colectivos vienen con diseño. Estos últimos, con el sello de la diseñadora Diana Cabezas.
No es de extrañar entonces que en estas semanas hayan coincidido en Buenos Aires dos muestras sobre diseño argentino y la aparición de un libro que intenta escribir la primera versión de su historia. Un paso necesario para consolidar esta joven disciplina creando su propia mitología. Consagrando, como corresponde a todo relato, sus objetos fetiches, sus héroes, los hijos y los entenados. Los tres eventos tienen protagonistas en común. Sobre todo uno: el curador de las muestras y del libro es el arquitecto Ricardo Blanco, un referente indiscutido del diseño criollo, ex director de la carrera de Diseño Industrial y actual director del Posgrado de Diseño de Mobiliario de la UBA y presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.


Un clásico. El BKF: versión de Juan Doberti para el espacio público.

La Muestra de Diseño Argentino Contemporáneo exhibida hasta el 27 de abril en la UADE es la reedición de la que viajó a Frankfurt en 2010 para la Feria del Libro. En su mayoría, allí se exhiben objetos de diseñadores jóvenes que fueron catapultados a la autoproducción a partir de la crisis de 2001. Esto implica jóvenes creativos que utilizando una industria semi-artesanal salen a producir sus propios diseños y se lanzan a conquistar mercados y a colonizar barrios, como lo hicieron con los Palermos.
En cambio, el corte de la muestra del Museo de Arte Moderno porteño (MAMBA) es más amplio: Diseño Industrial Argentino desempolvó los clásicos que atesora la colección del museo, la de los pioneros y la de los profesionalistas, le agregó unas cuantas piezas nuevas y también incorporó a las nuevas generaciones. En cuanto al libro, publicado por Ediciones Franz Viegener, compila en 250 páginas 99 diseñadores argentinos ordenados alfabéticamente y un sillón: el legendario BKF. Según sintetiza Blanco en la introducción: “...una colección de diseños argentinos que restaura la memoria de muchos diseñadores que, a lo largo de setenta años, se han ocupado de desarrollar productos para mejorar la vida cotidiana de las personas”.
Un ingrediente más se agrega a esta movida porteña. La muestra Diseño Industrial Argentino tiene lugar en otro espacio cargado de diseño: el edificio del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, en San Juan 350. El edificio, parcialmente inaugurado, es producto del reciclaje y de la ampliación de la antigua fábrica de cigarrillos Piccardo. El proyecto fue donado por Emilio Ambasz, un prestigioso arquitecto argentino radicado en Nueva York, que entre sus pergaminos ostenta haber inaugurado y ser director del Departamento de Diseño y Arquitectura del MoMA y haber creado el famoso sistema “Vertebra” de sillas. Sin embargo, Ambasz no aparece en el libro de Blanco, porque como en todo relato, hace sus propios recortes. En este caso, Blanco elige cortar en diseños producidos y desarrollados en la Argentina por diseñadores argentinos.

Fuente: clarin.com