UN MUSEO SOLITO EN LA PUNA

 

 

Sin apoyo estatal, en la Quebrada de Huichaira, provincia de Jujuy, se acaba de inaugurar un museo de fotografía argentina cuya arquitectura de piedra y adobe armoniza con el paisaje andino.

Por Lena Szankay

En la Quebrada de Huichaira, provincia de Jujuy, se acaba de inaugurar un museo de fotografía argentina. Lucio Boschi y su mujer invirtieron sus ahorros en la construcción de este espacio, cuya arquitectura de piedra y adobe armoniza con el paisaje andino.
Nacido 1966 en Buenos Aires, Boschi es un fotógrafo que hizo el camino inverso a la mayoría: dio la espalda a su ciudad natal para vivir seis años en una comunidad de gente originaria-andina, cerca de Tilcara. Lucio fue observando cómo los medios de comunicación alteraban la percepción de la fotografía en su entorno. La aparición de locutorios con computadoras abrió el mundo de los juegos en red especialmente para los niños quienes, además comenzaron a comunicarse por redes sociales e investigar a través de Google.
La cámara fotográfica integrada a teléfonos celulares y el bombardeo de imágenes acrecentaron el interés por el medio fotográfico.
El Mec, sigla del Museo en los Cerros (www.museoenloscerros.com.ar), tiene como premisa ser respuetuoso de las necesidades y demandas de la gente local y de los visitantes, que llegan en auto, a pie, en bicicleta y a caballo.
Cuenta con una biblioteca y ofrecerá a futuro muestras y seminarios.
Todas las obras de la colección fueron donadas por los artistas o sus familiares, como es común en el medio artístico en la Argentina.
Lamentablemente el museo carece de apoyo estatal y fue apenas declarado de interés provincial, lo cual no apuntala ni refuerza el sostén del patrimonio allí expuesto, ni facilita su expansión. Que este ímpetu se encuentre en esa latitud y que se amalgame con el paisaje y las costumbres andinas es más que bienvenido. Lo importante es que a futuro se mantenga y no caiga en el olvido ni en la reiterada indiferencia. La inauguración fue recientemente celebrada con una colpachada, ceremonia donde se le pidió permiso y agradecimiento a la tierra. Chayada la casa, la Pachamama seguramente los protegerá.

Fuente: Revista Ñ Clarín

UNA FOTÓGRAFA QUE REGISTRA LA JUVENTUD





Para Rineke Dijkstra, la fotografía revela tanto diferencias culturales como similitudes universales en el momento de transición a la vida de adultos jóvenes.


FOTOGRAFÍA TESTIMONIAL. Una retrospectiva de Rineke Dijkstra se exhibe en San Francisco.

Por Hilarie M. Sheets - The New York Times
Cuando Rineke Dijkstra era una fotógrafa holandesa desconocida que visitaba los Estados Unidos en 1992, estuvo trabajando en una playa de Carolina del Sur bajo la atenta mirada de una chica extrovertida de catorce años.Dijkstra hacía retratos naturalistas de adolescentes, y Erin Kinney no era el tipo tímido que buscaba.Como no quería decepcionarla, la fotografió de todas maneras y asumió que la sesión era inútil.Más adelante se dio cuenta de que la foto de Erin, en una pose que recordaba el "Nacimiento de Venus" de Botticelli, con una bikini anaranjada, el estómago tenso y una expresión desolada en el rostro, tenía exactamente el aire indefenso que buscaba."Era evidente que se esforzaba por responder a una imagen específica, que trataba de verse perfecta", dijo Dijkstra."Lo llevaba adentro. Era parte de su cultura. Para mí, tenía mucho que ver con los Estados Unidos".Eso llevó a Dijkstra a seguir tomando fotografías en varias otras playas: polacas, británicas, ucranianas y croatas.Le fascinaba la forma en que la fotografía podía revelar tanto diferencias culturales como similitudes universales en el momento de transición a la vida de adultos jóvenes.Los "Retratos de playa" resultantes le dieron fama internacional luego de que los expusiera en 1997 en Nueva York.Dijkstra, que tiene cincuenta y dos años y cuya cámara de doce centímetros por cinco exige un arduo trabajo con placas, no es muy propensa a hablar durante las sesiones. Trata de generar espacio para que surja algo más genuino."Cuando se fotografía", dijo, "se mira de manera más objetiva", pero también hay una conexión entre fotógrafo y fotografiado."No soy sólo una observadora. Tenemos que relacionarnos. Es una tensión que me gusta".Sandra Phillips, curadora de fotografía del Museo de Arte Moderno de San Francisco, donde en febrero se inauguró la primera muestra retrospectiva en gran escala de Dijkstra (en junio se trasladará al Museo Guggenheim de Nueva York), la describió en términos de "profundamente interesada en la fotografía como acto emocional".Durante su rehabilitación intensiva luego de un accidente en bicicleta en 1990. Dijkstra hizo lo que califica de su primer retrato fiel, una imagen de sí cuando salía de la pileta, en el que mira a la cámara con un aire de decisión y cansancio.Al advertir que el agotamiento físico podía reducir la conciencia de sí de los fotografiados, se le ocurrió la idea de trabajar en la playa.Luego del éxito de la primera serie, trabajó en otras en las que plasmó distintos comportamientos, entre ellos los de mujeres que acababan de dar a luz, toreros portugueses que salían de la arena y mujeres israelíes que ingresaban al ejército.Dijkstra también registró la forma en que sus fotografiados cambiaban con el tiempo, como en su serie "Almerisa".El tema era una refugiada bosnia de seis años en un centro para solicitantes de asilo en Leiden, en los Países Bajos.Cuando Dijkstra la fotografió por primera vez en 1994, era una nena que tenía puesto su mejor vestido y cuyos pies colgaban de la silla a la que se había subido.Más adelante, se preguntó qué habría sido de Almerisa y su familia, que iniciaban una nueva vida en los Países Bajos. La fotógrafa los buscó y empezó a hacer una crónica año a año de Almerisa ­siempre sentada en una silla­, que fue convirtiéndose en una adolescente y, para la última de once fotos, se había transformado en una madre que sostenía en los brazos a su bebé."Pertenece a otra cultura, pero de alguna forma adopta la cultura europea occidental", dijo Dijkstra, que fue testigo de casamiento de Almerisa."Se ve que su actitud va cambiando. Su ropa cambia, así como la forma en que se peina. Es una chica que vive las mismas cosas que las demás, pero en su caso hay una diferencia, que es que procede de Bosnia".Dijkstra llevó a Almerisa a Nueva York el año pasado, cuando se expuso la serie en el Museum of Modern Art."Ella se miraba en la pared del museo y la gente miraba las fotos", declaró."De pronto entendió que no se trataba sólo de ella, sino de algo mucho más amplio".


Fuente: Revista Ñ Clarín

TIM ROBBINS, UN HOMENAJE PORTEÑO





La Asociación Argentina de Actores entregó el premio Podestá a la Trayectoria al actor y director estadounidense, que presentará esta semana una obra en el San Martín.
Tim Robbins, esta tarde en el Teatro San Martín. Foto Télam

La Asociación Argentina de Actores entregó hoy el Premio Podestá a la Trayectoria Honorable al actor y director estadounidense Tim Robbins, quien se encuentra en Buenos Aires para presentar esta semana la obra "1984", basada en la novela de George Orwell.
Robbins actuará el jueves, viernes y sábado en el Teatro San Martín. Como previa, esta tarde recibió del organismo que preside Alejandra Darín el Podestá por "su extensa y magnífica carrera como actor, escritor y director, destacada tanto en cine como en teatro, como así también su trascendente compromiso con su gremio y con su tiempo".
La estatuilla que representa el Premio fue diseñada por el artista argentino Antonio Pujía y su entrega a Robbins fue "una muestra de fraternidad que nos une con todos los actores del mundo".
El actor también dio una conferencia de prensa en el San Martín. Y lanzó definiciones filosas: “A esta altura de mi vida no me interesa hacer películas sólo por hacerlas; si recibo un guión interesante, con algo novedoso que no haya hecho antes puede que lo haga. De todos modos, llegamos a un estado en Hollywood en el cual al leer un guión interesante, seguro no te pagarán nada por hacerlo", manifestó.
También aseveró que la industria "está dedicada a hacer filmes para chicos de quince años y eso no me interesa, aunque tengo que pagar mi hipoteca".
"Me encantaría vivir en un mundo inteligente donde se hicieran películas para adultos que merecen respeto; tengo esperanza en que ese momento llegará, aunque no le confiaría mi felicidad a Hollywood, porque es una novia traicionera", concluyó.

SENTADO ESPERO... ROBBINS, YA EN BUENOS AIRES, A HORAS DE SU ESTRENO.

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Actor y director de cine y teatro, músico, activista político. Son muchas las etiquetas que le caben a Tim Robbins que, a los 53 años, está por primera vez en la Argentina en su rol de director teatral para presentar en el Teatro San Martín una puesta de 1984, de George Orwell.
Amable y relajado para responder, con sus casi dos metros de alto, su pelo totalmente canoso e igual de delgado que siempre, quien fuera nominado al Oscar como mejor director por Mientras estés conmigo y, luego, lo ganara como actor de reparto por Río Místico, habló de la puesta y los temas que trata la obra, de su continuo pero cambiante interés en la política, y de un Hollywood que hoy, dice, “trabaja para chicos de 15 años”.

Fuente: clarin.com

UNA BELLEZA SIN RAZÓN





Una muestra reúne a 35 artistas de procedencias diversas y obras que cuestionan desde lo estético la confianza ilimitada en la racionalidad. 

HOMBRE-SEMILLA, 2011. De Marina De Caro.
HOMBRE-SEMILLA, 2011. De Marina De Caro.
Por Ana María Batistozzi

Desde un rincón, apoyada sobre la pared, una escoba se estira y crece. Crece tanto que llega a ocupar todo el espacio de exhibición, avanza sobre la librería de la sala contigua y se extiende en ella también. La escoba no es de paja sino de lana; sus hilos negros lo invaden todo como un aluvión mórbido que es posible pisar pero a riesgo de quedar atrapado en él. Así se muestra “La bruja” del brasileño Cildo Meireles, una obra que el artista concibió en 1979 y presentó en la Bienal de San Pablo en 1981. El año pasado Victoria Noorthorn la incluyó entre las piezas que integraron su propuesta curatorial para la Bienal de Lyon y ahora la acerca a Proa como uno de los tantos ecos de esa exhibición que adquieren aquí nueva fisonomía para expresar un espíritu similar.
Sobre esa maraña de hilos se asienta también “El hombre semilla” de Marina de Caro. Una suerte de títere de gran cabeza con flecos acomodado en el piso, no muy lejos del rincón en que se despatarra el payaso triste que la brasileña Laura Lima dispuso rotar por distintos espacios. En diálogo con todo esto la serie de grandes dibujos a color de la propia De Caro se enfrentan a las carbonillas fantasmales del francés Christian Lhopital y sus dibujos de línea quebrada que recuerdan a los de Tim Burton. Junto a ellos, los expresivos dibujos de muñecas de la artista de Zimbabwe Virginia Chihota y “Los rechazados”, de la sudafricana Marlene Dumas, completan la escena. Estos últimos, una serie de retratos en tinta sobre papel que con exquisita sensibilidad representan rostros que se modifican con la superposición de planos. Y hay más en la vecindad: una videoperformance de Tracey Rose en la que la artista sudafricana encarna a Lucy, el primer antepasado femenino de la especie humana. 

LOS RECHAZADOS, 1994-2012. De Marlene Dumas.
LOS RECHAZADOS, 1994-2012. De Marlene Dumas.
Caracterizada como una mezcla de personaje de Alicia que emerge del inframundo y Ubu Rey, su creación cuestiona dogmas occidentales desde una disparatada recorrida a lomo de burro por el paraíso. Todo esto configura un clima fantástico. 
Un clima que pareciera evocar aquel pleasing horror que los ingleses acuñaron en el siglo XVIII para aludir a la sugestiva sensibilidad ante lo que produce temor, que aparece en los relatos para niños y en gran parte de la estética romántica. Algo de esto pareciera subyacer también en la elección del verso “Una terrible belleza ha nacido”, extraído del poema “Pascua”, que William Butler Yeats escribió en 1916, que inspiró la bienal de Lyon y mantiene su sentido aquí también. Sentido que, llevado a la exhibición, no pareciera demasiado distante de aquella belleza convulsa que reclamaba Breton; libertaria, pulsional, abierta al azar, a lo desconocido, desafiante del orden de la razón y capaz de salir al rescate de lo maravilloso.
Muchas que se exhiben aquí comulgan con esos principios. Por caso, el “Jardín Secreto”, de Michel Huisman, que obliga al espectador a tirarse al piso para descubrir la maravilla y construir él mismo con su cuerpo una escena que recuerda una pintura de Magritte. También la reelaboración poética de objetos que lleva a cabo Diego Bianchi a partir de múltiples combinaciones, o la inquietud que provoca la presencia palpitante, desconocida, humana o animal, oculta en la obra de Eduardo Basualdo. Mucho de aquella belleza convulsa, retorna aggiornada en los lenguajes contemporáneos y en cómo éstos interpelan e incluyen al espectador. 

PAYASO, 2005-2012. De Laura Lima.
PAYASO, 2005-2012. De Laura Lima
Pero también en cómo los artistas se incluyen a sí mismos en el mar de dudas que invade la condición del ser en el presente. Cómo manifiestan sus inquietudes acerca del destino de su obra y la vida propia que ésta asume. 
Una preocupación que en la obra “Cuadrado”, de Luciana Lamothe, adquiere desarrollo en el espacio en una suerte de construcción de andamios que escapa a las intenciones de la artista pero convive de manera muy sobria con el enigma de un tiempo detenido que anida en la obra de Jorge Macchi.
Una común percepción de la condición humana transitando entre lo terrible y lo maravilloso ha sido rescatada en este recorte curatorial que integra 35 artistas de diversas procedencias. En él lo sensible se erige en principio y fundamento de toda experiencia estética transformadora, capaz de poner en tensión la confianza ilimitada en la razón. Justamente, la razón instrumental es puesta en juicio en la obra que montó el polaco Robert Kusmirowski. En ella, una parafernalia de dispositivos electromecánicos, distintivos de la modernidad industrial, construyen una vetusta escena de control que paso a paso lleva a la silla eléctrica. El espectador asiste a ella, preservando su distancia, como en una cámara Gesell.
La didáctica está deliberadamente ausente en esta muestra. “La pedagogía mata”, decía el profesor en La lección de Ionesco. Noorthoorn parece acordar con él, invitando al espectador a desembarazarse de preconceptos y embarcarse en un viaje imaginario. Quizá esa intención llevó a la curadora a dar tan importante lugar a la “Máquina de re-educación”, de la polaca Eva Kotatkova que trata esta cuestión con agudeza crítica pero sensible en extremo.
MÁS INFORMACIÓN:

Denuncia poética, no documental


FICHA 
Aire de LyonLugar: Proa (Avenida Pedro de Mendoza 1929). 
Fecha: hasta fin de junio.
Horario: martes a domingos de 11 a 19, lunes cerrado. 
Entrada: $ 12, jubilados $ 4,  estudiantes $ 8.


Fuente: revista Ñ Clarín

MALVINAS: LA MISMA SENSIBILIDAD, DOS VISIONES

 

Amigos hace casi veinte años, el fotógrafo y crítico Edward Shaw y James Peck, el reconocido pintor malvinense, realizaron una exhibición en conjunto que muestra su postura en un nuevo aniversario del conflicto armado entre la Argentina y Gran Bretaña.



Por Marcela Mazzei

James Peck y Ed Shaw comparten una amistad de casi dos décadas y cada uno tiene su propio récord. Shaw, fotógrafo y crítico de arte nacido en EEUU, fue el primer residente argentino –vivía acá desde 1965– que pisó Malvinas después de la guerra de 1982. Peck, por entonces un joven de 25 años que escuchaba rock y jugaba al fútbol además de pintar “manchas”, con el tiempo se convirtió en el primer malvinense en tener un DNI.
Para el 30° aniversario del desembarco argentino, ambos inauguraron Malvinas de Cerca: Dos Visiones, una exposición que hasta el 28 de abril en el Centro Cultural Borges muestra una sensibilidad compartida en torno a “ese pedazo historia” que afectó de manera directa sus vidas, determinó muchas de las ideas que todavía hoy sostienen, otras que desarrollaron y sus respectivos lenguajes les permiten expresar. Aunque también usan las palabras.
“Tengo 75 años y recién ahora estoy viendo cierto reconocimiento. En el ‘83 fotografié las siluetas de los desaparecidos en la Plaza de Mayo que pronto se van a exponer en el Museo Reina Sofía de España”, explica Shaw –por años crítico de arte en el Buenos Aires Herald y hoy dedicado a los catálogos de artistas– sentado en el café del CC Borges. ¿Qué por qué cree que pasó eso? “Creo que Internet cambió la manera en que entendemos la historia. Antes uno hacía las cosas y ahí quedaban, ahora cualquiera puede buscar, la Historia está al alcance de todos: es una cuestión de acceso”, arriesga.
Sin fatiga, Shaw relata una vez más la historia que le dio un giro a su vida. Arranca con aquel viaje de 1993, una invitación formal a Malvinas y quizás un poco camuflado en su fisiotipo anglo, que lo llevó con su cámara por las calles y los pubs para retratar a los isleños, personajes casi desconocidos por la mayoría en el continente. Esas imágenes (que ese mismo año vieron más de 20 mil personas en el Palais de Glace) forman parte de esta muestra, al igual que una serie anterior: el registro de las manifestaciones callejeras –graffiti, souvenirs, volantes– alrededor del motivo Malvinas, mientras el teatro de operaciones estaba en marcha (fotografías ya expuestas en 1985 en el Centro Cultural San Martín).
En aquel viaje de 1993 conoció a James Peck, cuarta generación de malvinenses, nacido en 1968 en Puerto Argentino y con estudios en la Chelsea School of Art de Londres entre el 89 y el 91, una experiencia que le permitió mirar a su pueblo con cierta distancia. Como una suerte de curador, Shaw impulsó la primera y exitosa muestra de Peck en Buenos Aires: fue en 1996, al cumplirse 14 años de la guerra, en la galería Sara García Uriburu. Entonces, el malvinense viajó vía Chile, sin ninguna ayuda oficial y ralas expectativas.
“Cuando el otro día entré a la sala a ver las fotos, sentí que todavía hay una presencia en el 93 de las islas que todavía está. Para mí con eso y mis obras es como un sello, para que la gente vea que hay otro lado de esto, que es la historia de los humanos y a veces es difícil el ruido de todo. Pero creo que Ed y yo pensamos lo mismo: tenemos que hablar sin gritar”, resumen su posición Peck, que denota cierta incomodidad ante la magnitud que tomaron sus decisiones en la vida pública argentina: en unas vitrinas en el centro de la sala se exhiben los recortes del diario Clarín del día en que recibió su DNI.
Sus perspectivas están bien definidas. El prisma de la realidad atraviesa las imágenes que Shaw capturó en Malvinas. Más allá del punto de vista, hay composiciones visuales estéticamente infalibles que expresan desolación y agudizan alguna sensación cercana al descubrimiento de lo nuevo que sólo ocurre en la infancia. Las del 82, que retratan las calles porteñas cuando el conflicto del Atlántico Sur se había apoderado de la vida pública, aunque tan realistas, parecen salidas de un comic satírico: en un volante se lee “El primer cenicero recordatorio Islas Malvinas. Todo argentino debe tenerlo”.
Junto a Andrés Waissman, James Peck expuso por primera en el Centro Cultural Borges en 2007. Desde aquella muestra llamada “Desde el sur”, los motivos se suceden –un soldado en el éloe sobre tela "Colimba", un galpón tan precario como aislado en una inmensidad de colores pastel, un díptico con un estadio de fútbol y los 3/4 perfil de Videla y Massera–, se repiten en un ejercicio de variaciones que un ojo atento podría percibir como un devenir de soledad y lejanía con motivos pop, del Wally (de ¿Dónde está Wally?) perdido en un mapa a uno de los personajes de los Backyardigans, que unas niñas reconocen por el nombre de pila: una revelación que las llena de entusiasmo y buscan compartir. Para Shaw se trata de una síntesis que expresa de forma incluso más cabal que el realismo esa sensibilidad compartida. Para ambos es un gran día.

Centro Cultural Borges
Viamonte esq. San MartínInformes: 5555-5359 / 4311-4865Horarios: lunes a sábado de 10 a 21.Domingos y feriados de 12 a 21

Fuente: Revista Ñ Clarín

"LA ISLA", ACENTO FRANCÉS EN RECOLETA

SECRETA BUENOS AIRES
La zona situada entre Libertador, Las Heras y Agüero es una de las más elegantes y exclusivas de la Ciudad.
Barrancas y escaleras de La Isla, desde Libertador.

Por Eduardo Parise



La primera definición que entrega el Diccionario de la Real Academia Española es clara: “Porción de tierra rodeada de agua por todas partes“. Sin embargo, la segunda acepción de isla es “una manzana, un espacio urbano delimitado por calles“. Y esta es la aplicación que en la jerga de Buenos Aires tiene una de las áreas de la ciudad más destacadas en el barrio de Recoleta.
Es que “La isla”, como llaman muchos a la zona delimitada por las avenidas Del Libertador y Las Heras y las calles Agote y Agüero, no sólo tiene la particularidad de estar trazada en un terreno elevado, sino que algunas de sus calles terminan en bien decoradas escaleras, lo que convierte el lugar en un reducto escapado de París, donde el ruido y el tránsito es mínimo.
La historia dice que todo ese sector que tiene más de 80.000 metros cuadrados de superficie, fue la quinta de la familia Hale-Pearson. El jefe de esa familia había sido Samuel Brown Hale, un hombre nacido en EE. UU. en 1804 y que, desde 1830, estaba radicado en el país. Conocido ganadero y exportador, fue director del Banco de la Provincia de Buenos Aires y hasta vicepresidente de la Sociedad Rural. Murió en 1888 y su cuerpo quedó en la bóveda familiar del cementerio de la Recoleta.
Pero hacia 1906, durante la segunda intendencia de Alberto Casares (su nombre completo era Alberto Ildefonso Casares y Urioste Molina), se decidió la compra de los terrenos de la Quinta Hale. La intención era crear allí un barrio parque que debería incluir un mirador hacia el río. Para esa urbanización se contrató a un especialista: el arquitecto francés Joseph-Antoine Bouvard (1840-1920), quien había sido director administrativo en el área de Arquitectura, Paseos y Forestación de París. El proyecto era parte de un plan urbanístico para Buenos Aires. Después, aquellas tierras se subdividieron y el lugar se empezó a llenar de bellos edificios, rodeados de escaleras, monumentos y hermosas balaustradas. En ese contexto y en uno de los lugares privilegiados de esa loma, Carlos María Madero hizo construir entre 1914 y 1917 una residencia de estilo inglés, cuyos autores fueron los arquitectos británicos Walter Basset-Smith y Bertie Colcutt. Madero la ocuparía con su esposa Sara Unzué y sus hijos hasta 1945, cuando fue comprada por el gobierno inglés para sede de su embajada, algo que aún se mantiene. Se la considera la embajada-residencia más lujosa que los británicos tienen en el mundo.
La belleza de la “La isla” tiene otros puntos destacados como la Plaza Mitre (con su espectacular barranca y el monumento al ex presidente Bartolomé Mitre, obra de los italianos David Calandra y Eduardo Rubino) y las calles Arjonilla, Guido, Luis Agote, Gelly y Obes, Copérnico y Galileo, donde el espíritu parisino de Bouvard parece estar a sus anchas.
También en esa misma área está el impactante edificio de la Biblioteca Nacional, comenzado a construir en 1962 y terminado 30 años después. En ese terreno estuvo la residencia que perteneció a Mariano Unzué, un palacio de estilo afrancesado, expropiado por el Estado en los años 30. Hasta 1955 fue residencia presidencial y allí, en 1952, murió Eva Perón. Por eso, el gobierno de facto que derrocó al primer peronismo ordenó demolerlo. Del lado de Avenida Del Libertador hoy está el monumento que recuerda a Evita. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

HOMENAJE AL NOVIO DEL EMPERADOR ADRIANO


 

En Roma dedican una muestra al joven Antinoo que se podrá ver en el yacimiento arqueológico de Villa Adriana, hasta el 4 de noviembre.

Antinoo. Un busto del joven esclavo griego que sedujo a un emperador.

 

No se sabe a ciencia cierta si se suicidó, arrojándose a las aguas del Nilo, implorando a los dioses más años de vida para el emperador, o si fue asesinado por cortesanos temerosos de la influencia que ejercía sobre el mandatario.
De lo que no hay duda, es de la fascinación con que la misteriosa figura de Antinoo, el joven amante del emperador romano Adriano (73-138 d.C), ha sido contemplada en prácticamente todas las etapas de la historia del arte.
Ahora, la muestra Antinoo. La fascinación de la belleza , que se podrá ver en el yacimiento arqueológico de Villa Adriana, a las afueras de Roma, hasta el 4 de noviembre, es una revisión del mito del joven esclavo griego, cuya belleza inspiró a los artistas del Renacimiento, y de su vínculo con el emperador, del que fuera favorito indiscutible desde que se conocieran, en uno de sus viajes por Asia Menor, y al que artisas de todas las épocas han atribuido el ideal de belleza clásica.
Obras provenientes de museos de todo mundo, entre las que se cuentan cincuenta esculturas, monedas y relieves, han sido reunidas en la capital italiana para la conformación de esta muestra, que dividida en cuatro partes, pretende dar cuenta de las diferentes idealizaciones surgidas en torno a la figura del joven.
La primera parte es una reflexión en torno a la relación existente entre Antinoo y Adriano, a través de un busto de mármol del joven, conservado en los Museos Vaticanos, y de una escultura de bronce procedente del Museo Arqueológico de Florencia.
La segunda y la tercera dan cuenta de la representación del joven en los papeles de los dioses griegos Apolo y Dioniso, y del egipcio Osiris, a quien la mitología griega atribuía también una muerte en el Nilo.
Aquí, un hermoso cuarzo de color rosa, procedente de Staatliche Kunstsammlungen de Dresde, (Alemania), muestra la identificación entre estos personajes, ensalzada desde la antigüedad.
La cuarta y última parte, está dedicada a la concepción que se ha tenido del joven esclavo a través de los siglos. Presenta un retrato que el pintor italiano del siglo XVIII, Agostino Penna, elaboró para su libro Viaje pictórico por Villa Adriana, que hoy se conserva también en los Museos Vaticanos.
Con esta exposición se inaugra además el nuevo recorrido por Antinoeinon, la última joya descubierta en este importante yacimiento arqueológico, en el que las autoridades regionales tienen previsto invertir 4 millones de euros hasta 2013.
Se trata de una tumba-templo (excavada entre 2002 y 2005), que el emperador Adriano dedicó a la memoria de su joven amante en Villa Adriana, la vivienda desde la cual dirigió el imperio durante sus últimos años, un imperio que bajo su mandato, alcanzó la mayor extensión territorial de toda su historia.


Fuente: clarin.com