REMBRANDT Y DEGAS,
JUNTOS EN UNA EXQUISITA
MUESTRA DE AUTORRETRATOS






Un hombre fotografiando con su teléfono móvil el 'Autorretrato' de 1857 del pintor francés Edgar Degas, en la exposición 'Rembrandt y Degas: Retrato del artista en su juventud', en el MET, Museo Metropolitano de Nueva York.

Por Mariano Andrade

Una exquisita comparación de autorretratos de Edgard Degas y Rembrandt cuando eran jóvenes, y a través de los cuales queda al descubierto la tremenda influencia del genio holandés sobre el pintor francés, se exhibe desde este jueves en el Museo Metropolitano de Nueva York.
'Rembrandt y Degas: Retrato del artista en su juventud' es el nombre de la exposición organizada en colaboración con el Rijksmuseum de Amsterdam y el Sterling and Francine Clark Art Institute de Williamstown (Massachusetts, noreste de Estados Unidos).
Si bien la muestra es pequeña (una sala) en comparación con otras exposiciones organizadas por el Museo Metropolitano, su contenido no tiene desperdicio en cuanto a la calidad, con casi una veintena de autorretratos en aguafuertes de los dos célebres pintores que han marcado a su manera la historia del arte.
"El objetivo de esta exposición es resaltar el impacto de Rembrandt en las primeras obras creadas por Degas", así como el desarrollo de ciertas técnicas pictóricas, como el grabado o aguafuerte y las composiciones en serie, explicó a AFP la curadora de la muestra, Susan Stein.
En efecto, una primera serie de cuatro autorretratos pintados por Degas (1834-1917) cuando tenía poco más de veinte años -entre 1855 y 1858- permiten observar esa inspiración en la forma de pintar su rostro, un poco de perfil, como asomándose a quien observa el cuadro.
Colocados unos junto a otros, los autorretratos permiten "trazar esta herencia" entre Rembrandt (1606-1669) y el pintor francés, a partir de "fuertes similitudes", como cuenta Stein.
Esta herencia queda de manifiesto con nitidez en dos retratos de Degas, el primero tomado directamente de una obra de Rembrandt ('Joven con sombrero de terciopelo'), y el segundo de un amigo ('El grabador Joseph Tourny'), muy similar en su composición al 'Autorretrato dibujando junto a una ventana' del holandés.
Pero la muestra no solo se remite a Degas, sino que también incluye algunas obras de pintores de su círculo, con el objetivo de dejar constancia que la influencia de Rembrandt era más amplia.
"La popularidad de Rembrandt alcanzó su techo en Francia a mediados del sigo XIX. Lo que hicimos en Nueva York fue incluir obras de otros artistas del círculo de Degas para poner de relieve que Degas no era el único en estar inspirado por Rembrandt", indicó Stein.
En efecto, la exposición presenta una sección con autorretratos de Henri Fantin-Latour (1836-1904) y Alphonse Legros (1837-1911), entre otros, en los cuales queda claro la huella que el maestro holandés dejó en toda esa generación de artistas franceses.
Rembrandt es mundialmente conocido por sus magistrales retratos y autorretratos, que fue realizando a lo largo de su vida artística. El primero de ellos lo pintó a los 22 años y el último, 'Autorretrato a la edad de 63 años', ejecutada en 1669, es considerada una de sus últimas pinturas.


Fuente: AFP

RETRATOS DE UNA PASIÓN EN EL RÍO




 
El colectivo Sub Cooperativa registró en Quilmes las ceremonias en honor a Iemanjá, reina del mar y madre de todos los dioses afrobrasileños. 

Retratos de una pasión en el río
Con sus vestidos celestes y blancos con miriñaque, caminan río adentro varios kilómetros, frente a la costa de Quilmes. De pronto, es difícil verlas. A ellas, a sus canastas llenas de claveles y a esa mezcla de polenta, miel y colonia que cocinaron durante horas por la noche. Al rato, las mujeres regresan a la costa. Es el segundo día de febrero, el día de Iemanjá, reina del mar, madre de todas las deidades afrobrasileñas. Y no será lo mismo que en Bahía, en el nordeste brasileño, pero también en la ribera quilmeña hay gran ceremonia popular con procesión para esta orixá (santa) del panteón yoruba originario de Nigeria.
Llego temprano con Gisela Volá, Gerónimo Molina, Nicolás Pousthomis y Gabriela Mitidieri, integrantes de Sub Cooperativa de fotógrafos, que trabajan juntos para medios nacionales e internacionales desde 2004, y que hace tiempo, entre muchos otros temas, vienen poniendo el foco en religiones alternativas populares con sus series del Gauchito Gil, Gilda, y la de San Darío del Andén, que ganó el primer premio de la Bienal de Arte de Cuenca (Ecuador, 2009).
En 2011 Sub recibió el primer premio en la categoría “Vida cotidiana” del concurso Picture of the Year (POYi) Latinoamérica. Hicieron reportajes fotográficos en Cuba, Chile, Bolivia, Brasil, Paraguay y Ecuador. Participaron en festivales de fotografía en la Argentina y en el exterior y sus fotos se expusieron, entre otros sitios, en Suiza, Francia, Inglaterra, España y Brasil.
No hay excepción: firman las obras como Sub, y comparten las ganancias en partes iguales, sin importar cuál de los integrantes del grupo sea el autor de las fotos vendidas. Esto, cuentan, les da libertad para meterse en trabajos no redituables económicamente, para experimentar y no privarse de los temas que les interesan. Cuando regresan de un viaje, saben que tendrán su sueldo. Privilegios que este tipo de organización les permite.
Los une una singular manera de entender la fotografía. “Hay un gran prejuicio –explica Gerónimo Molina– en los que piensan que utilizar flash, rebotes de luz, o una iluminación que se supone que es para publicidad o para moda, es sólo para determinadas personas y no para otras”. Y es ahí, justamente, en esa frontera difusa entre el fotoperiodismo más clásico y la fotografía publicitaria, donde Sub se mete, buscando subvertir el canon establecido. Muestra que hay otras estéticas posibles para capturar imágenes de los sectores populares. Estéticas seguramente menos tranquilizadoras. Para este colectivo artístico, el prejuicio radica en pensar que la pobreza se cuenta de un solo modo: “Nosotros –dice Molina– no reducimos la persona a su condición social; la pobreza es una estadística, una circunstancia, pero hay vida, dignidad, oscuridad…” Esas reducciones previas, continúa el fotógrafo, son injustas con la persona que se va a fotografiar: saltean el vínculo: “En Sub nos damos el tiempo necesario para generar una relación, y a partir de eso se produce la fotografía”.
Ya temprano hay grupos de fieles en la ribera quilmeña del Río de la Plata. Muchas familias acamparon desde el día anterior. Hay mate, heladeritas, lonas y toallas extendidas en el piso; en los árboles, ropa colgada. Cada vez son más: van llegando miles desde diferentes templos con sus ofrendas.
La macumba copa la ribera, y en muchas carpas suena cumbia. Arranca la danza alucinada. Los bailarines entran en trance: giran, giran y devienen guerreros o, como en el caso de los devotos del templo Ile Oxum Ybejy, bebés que toman mamaderas con líquido color té y juegan. Gatean y sollozan hasta volverse viejos encorvados, decrépitos, que apenas pueden moverse y que danzan apoyados en unos bastoncitos. Una performance-vanitas asombrosa. Dani de Oxum, que hace quince años sigue el ritual umbanda, es una de las bailarinas más entusiastas. Cuenta que decidió alejarse de la iglesia evangélica porque la condenaban por ser travesti. “Todo el tiempo me instigaban a que cambiara”, recuerda.
No importa que la costa esté muy sucia, que en el agua oscura un gran pescado flote entre la basura y que hasta haya una cabecita de gallo, la gente se mete en el río en grupos, tomados de la mano. Llevan canastas con perfumes, frutas, caramelos, flores, collares. Y el aire empieza a oler a colonia, a fragancias bien dulces que cuesta identificar. Es que cuando avanzan río adentro van tirando perfume, miel y pochoclos “para abrir caminos en el mar, para crear cruceros”, explica pai Fabián Ogum, pantalón blanco y rojo brillante, camisa agujereada, que vino desde Monte Chingolo, donde trabaja de albañil, con sus hijos de sangre y de religión. Son muchísimos. Trajeron ofrendas para Iemanjá y para pae Bará (otro orixá ), costillas de asado y papas. “Yo también soy católico, la diferencia es que nosotros aceptamos a todos. Si una prostituta entra a una iglesia, la discriminan. Pero ¿dónde está Dios?”, cuestiona. A unas cuadras, sobre la ribera del río, pasando el puesto de alquiler de ponys y la cancha improvisada de voley, un matrimonio levantó un imponente altar afro en un espacio delimitado con estacas y lonas. Escuchando cumbia, esperan a sus amigos para hacer una sesión nocturna de umbanda.
Cada templo construyó su propia barcaza con ofrendas. Hay que esperar al atardecer para llevarlas al río. Canonizada por la fe popular, Iemanjá desata un desfile inagotable de barcas con cartas amorosamente escritas, caracoles, frutas, flores, collares, perlas fantasía, maíz, frascos con miel. Exuberantes, barrocas, barcazas con Iemanjás pampeanas, ahora reinas de aguas dulces y playas de barro.
“La umbanda es una religión que tiene un gran contenido mágico y gran parte de su éxito tiene que ver con eso: encajan en cierta mentalidad mágica religiosa que la Iglesia católica mira con desdén”, explica en diálogo con Ñ el especialista en religiones afro Alejandro Frigerio, sociólogo, doctor en antropología (Universidad de California) e investigador del Conicet, que también fue a la ceremonia en Quilmes.
“Para gran parte de la gente del conurbano bonaerense que generalmente no va a museos ni asiste a galerías de arte, la principal manera de crear y apreciar arte es a través de la religión”, dice Frigerio, que considera que todo lo que se hace en las religiones afrobrasileñas y afroamericanas está atravesado por fuertes preocupaciones estéticas: desde la conjunción de danza, canto y música como performance unificada hasta esas potentes instalaciones que son los altares. “Las nociones de bien y de belleza, la ética y la estética, están fuertemente interrelacionadas”, sostiene en uno de sus textos sobre la experiencia afroamericana.
Iemanjá, señala Frigerio, es el único santo africano que tiene una forma independiente a la de un santo católico: “Su popularidad se puede entender porque reúne ciertas características de la virgen católica: es una gran madre, pero una madre sexuada. Eso se ve en la imagen: Iemanjá es sexy, usa vestido escotado”. Tanto la imagen como las ofrendas son muy parecidas a las de la ceremonia de Puerto Alegre.
Conmueve ver a los devotos junto al río que deviene orixá sagrado. Oxímoron latente: ahí está Iemanjá, la virgen sexuada. Hiperfemenina y al tiempo maternal, cuida a los más chicos. Conmueven las ofrendas, los fieles en ese momento de comunión y de creación sin solemnidad, el paso seguro río adentro.
Se percibe que la ausencia de libro sagrado y de ortodoxia habilita márgenes de libertad y creatividad para resignificar el ritual. Hecha en madera y de unos cinco metros de largo, la barca de Ile Xangó Ile Oxala avanza guiada por un maniquí Iemanjá. La construyó pai Gustavo de Xangó y, cuenta, que para que las ofrendas lleguen a destino en viaje fugaz, el bote tiene que hundirse.
Mãe Blanca, que vende bijouterie por la calle, hace tiempo viene decorando la suya. “Iemanjá es coqueta y golosa”, explica. Como mascarón de proa, plantó una muñeca con cabellera de pelo natural, negro, lustroso, y, con hilo de tanza, armó un sistema para que su muñeca Iemanjá sostenga un espejo. Adentro del bote, uno se encuentra con centenares de aros, pulseras, anillos, esmalte para uñas, caracoles de todo tipo, perfumes, colonias, espejos, figuras de sirenas, caballitos de mar. Un cofre de puro brillo oropel. Está orgullosa Blanca, y no duda en posar para la foto mirándose, sí, ahora ella, en ese espejo que sostiene su Iemanjá, vuelta barbie quilmeña.
Ya al atardecer, arranca la procesión con el altar mayor a puro sincretismo.
Pai Daniel va adelante luciendo traje nigeriano. El cielo está por estallar. Desde la playa de barro, los devotos de todos los templos bajan las escalinatas llevando en andas sus embarcaciones hasta río adentro. Y ahí nomás también se sumerge Sub para registrar todo.
Hay relámpagos. Sólo iluminan las velas adentro de botellas de plástico cortadas por la mitad. El río color de león se vuelve gris, plateado, extrañamente magnético. Ya empezó el diluvio. El aire todavía huele a esa mezcla de perfume y miel.


Fuente: Revista Ñ Clarín

CUANDO EL ARTE ES UNA "ENFERMEDAD"
QUE NO CURA EL PASO DEL TIEMPO

Yoko Ono a los 79, Lucian Freud hasta los 88 y varios argentinos muestran que el genio sigue vivo.
Velitas. Los artistas Clorindo Testa y Gyula Kosice mandaron un mail comprometiéndose a cumplir los 100.
Yoko Ono acaba de cumplir setenta y nueve años. En junio viajará a Londres para inaugurar una retrospectiva, que mostrará lo que hace en estos momentos. “Mi trabajo mejora. Eso espero”, dice. “De lo contrario, ¿para qué hacerlo?” Ono, una entusiasta de Twitter –“es casi como un haiku, pero comprende a otros en un acto participativo”– se niega hasta a reconocer el concepto de edad. “Hay gente que es vieja a los dieciocho años y otra que es joven a los noventa. No se puede definir a la gente por lo que la sociedad determine como su edad. El tiempo es un concepto que crearon los seres humanos”.
No es la única que desafía la convención de que los artistas alcanzan su apogeo en la juventud o a la mediana edad y luego se van desvaneciendo. El 9 de febrero la National Portrait Gallery (NPG) de Londres inauguró su muestra de retratos de Lucian Freud en la que se exponen trabajos que éste realizó hasta su muerte, a los ochenta y ocho años, en julio de 2010. El crítico de arte Martin Gayford, cuyo retrato pintó Freud, dice que la muestra de la NPG corrobora que, en lugar de disminuir, las dotes del artista se intensificaron con la edad. “El nivel va subiendo de sala en sala hasta que se llega al final, donde parece estar en su mejor momento .
“Lucian pintó todos los días durante más de setenta años”, destaca Gayford. “Dedicó más tiempo que cualquier otro artista a tratar de pintar al óleo la carne, la piel y la vida humanas, por lo que acumuló una experiencia y capacidad de observación muy profundas. Si se conserva la energía, la ambición y el deseo de crear una nueva pintura al día siguiente, se mejora.” A los 76 años Woody Allen está nominado a un Oscar por Medianoche en París, y a los 78 Roman Polanski recibió una ola de elogios por su última película, Carnage. Mientras tanto, Leonard Cohen, que tiene 77 años, ocupa el segundo puesto en los charts de discos.
“Muchos de ellos vienen de la cultura joven revolucionaria de la posguerra”, dice Andrew Male, subeditor de la revista de cultura popular Mojo, que puso a Cohen en su última tapa. Si bien esa generación domina la cultura desde los años 50, a sus integrantes no siempre se les permitió envejecer bien. “Tuvieron una crisis en su tercera y cuarta década, los punks los atacaron y luego, en la década de 1980, se vieron obligados a incorporar percusión sintetizada en los discos.” Agrega que la cultura del iPod y las bajadas online hacen que ahora la gente escuche a artistas nuevos y viejos. “Quienes compran música se inclina por lo último, pero no excluye a los músicos que tienen 60, 70 y hasta más de 80 años. La idea punk del ‘fuera, abuelo’ ya no existe.” No todos piensan igual. En un ensayo en la revista Granta, el novelista John Barth (81) señala que la fuente de su inspiración se ha agotado. Lo discute Edmund White, de 92: “Barth tiene una posición económica muy holgada. Debería deshacerse de los escritorios, escribir en un tren y regalar todo el dinero. Así se vería obligado a escribir por dinero, como nos pasa a todos los demás, y de inmediato encontraría la inspiración necesaria.” El pintor David Hockney (74) ha reforzado su importancia para la era moderna al trabajar en iPads y en iPhones. “Los artistas plásticos tienen eso a su favor, dice White. “Siempre pueden usar nuevas técnicas para renovarse.” Ono piensa que el trabajo mantiene vivos a los artistas: “Da Vinci siempre fue bueno, pero en sus últimos años fue increíble. Lo mismo pasó con Picasso. Algunos artistas mayores se fueron rápido al sentir que ya habían trasmitido su mensaje y que podían irse, pero otros no sienten que ya hayan hecho suficiente y siguen viviendo.”

ARGENTINOS QUE NO PIERDEN LAS MAÑAS

Guido Carelli Lynch

El año pasado el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer cumplió 104 años. Enterados de la provecta edad de uno de los ideólogos de Brasilia y de su vigencia, el artista plástico Gyula Kosice (88) y el arquitecto Clorindo Testa (89) hicieron circular un mail en el que se comprometían “sin solemnidad -y en términos porveniristas- llegar a cumplir los 100 años de edad cada uno”. No están muy lejos.
Los artistas, músicos, actores, y escritores argentinos longevos tampoco pueden abandonar sus mañas creativas. León Ferrari, a los 87, ganó el León de Oro en Venecia y capitalizó un éxito, que no había explotado en más de seis décadas de trayectoria. “Estoy viejo y cansado”, declaró en 2008 a Página 12, antes de exponer en Rosario. Sin embargo, continuó produciendo obra y expuso una retrospectiva en el MoMA de Nueva York y en el Reina Sofía de España.
A los 78, el pintor Luis Felipe “Yuyo” Noé asegura que su deseo de pintar nunca merma. “El planteo fundamental sigue siendo el mismo: hablar del mundo que me rodea en los códigos actuales”, dice. Entre los poetas hay una selección de notables que pasan los 80. Entre ellos Juan Gelman y Hugo Gola. Para Leónidas Escudero (91), que en marzo presentará nuevo libro, no hay demasiados misterios: “uno va viviendo y no piensa en nada”, reflexionó en estas páginas en 2011. Noé sí tiene claro qué cosas cambian. “Los procedimientos en 50 años cambiaron tanto como mi cara, pero mi ideal era transcurrir el camino que aún sigo”.



Fuente: Revista Ñ Clarín

UN MAPA PARA SEGUIR A LA BAUHAUS





La guía unificada y definitiva de la Bauhaus, el movimiento artístico y arquitectónico alemán que sentó las bases del diseño industrial, fue completada y presentada en Berlín por varias instituciones herederas de una de las escuelas de arte más importantes del siglo XX.

La Bauhaus fue la escuela de diseño más influyente de los tiempos modernos, brilló entre 1919 a 1933.
La Bauhaus fue la escuela de diseño más influyente de los tiempos modernos, brilló entre 1919 a 1933. 

Por primera vez una guía de viaje persigue el gran recorrido del Bauhaus por las ciudades -de Weimar a Berlín o a Harvard- que recorrió de manos de sus fundadores, artistas de la talla de Walter Gropius, László Moholy-Nagy, Mies van der Rohe, Paul Klee, Marcel Breuer o Vasily Kandinsky.
La obra Guía de Viaje del Bauhaus. Weimar - Dessau - Berlín no requiere ni levantarse del sofá para penetrar en el mito de la "modernidad clásica" y recorrer cien de los puntos esenciales para la historia del movimiento, a lo largo de 300 páginas ilustradas. Ofrece incluso una aplicación para ser manejada desde un teléfono celular.
A los capítulos por época y sede se suman información de fondo y consejos prácticos: "Aquí se puede releer toda la Bauhaus aun sin viajar literalmente", dijo el director de la sede de Dessau, Philipp Oswalt. "Es toda una manera nueva de encarar la Bauhaus", agregó Friedricke Tappe-Hornbostel, de la Fundación Cultural de la Federación, que financia el proyecto.
La publicación conjunta y la necesaria combinación de imágenes, historia e informaciones demuestra que la cooperación entre las tres grandes instituciones de la escuela, en Weimar (Turingia), Dessau (Sajonia-Anhalt) y Berlín (donde está el archivo) se ha hecho realidad a partir de los actos del 90 aniversario de su nacimiento, conmemorado en 2009.
El Bauhaus Archivo-Museo Decorativo de Berlín, la Fundación Bauhaus de Dessau y la Fundación Clásica Bauhaus de Weimar son principales depositarias del legado.
Del 3 de mayo el 12 de agosto, la Barbican de Londres verá una prueba más de esta colaboración, con la mayor exposición en décadas, "Bauhaus: Art as Life", y en paralelo una Escuela de Verano en Dessau.
Aunque sólo duró de 1919 a 1933, y tres veces hubo de cambiar de lugar, la Bauhaus fue la escuela de diseño más influyente de los tiempos modernos y con ella buscaron Walter Gropius y Ludwig Mies van der Rohe demostrar que el Art Nouveau ya era viejo y que la sociedad de masas imponía otra política del gusto.
Fue un tiempo en que los arquitectos prefiguraban el arte. Walter Gropius empezó en 1919 con un famoso manifiesto por el que enviaba al artista de vuelta al taller: "El artista es sólo un artesano mejorado". Profesiones antes insospechadas, como el diseño industrial y gráfico nacieron y se repartieron por esas tres sedes, que en un tiempo brevísimo rediseñaron el espacio estético del siglo.
Gropius defendía que la arquitectura y el diseño reflejasen el cambio de una sociedad tecnocratizada, pero sus audacias no tuvieron gran acogida. Las superficies planas anunciadas por Adolf Loos en Viena, el cristal de Eiffel y la ventana alargada que estaba elaborando Le Corbussier desde "L'Esprit Nouveau", tienen en la Bauhaus su casa. A la Bauhaus se debe asimismo el concepto "interdisciplinar" y conciliador de técnica y arte.
Alumnos de esta escuela fueron Kandinsky, Moholy-Nagy, Lyonel Feininger, Oskar Schlemmer o Paul Klee, y la intención fundacional requería entender el edificio en su conjunto: como obra de arte completa, en su funcionalidad y estética, regresando a la creación basada en el trabajo de bocetos como en los viejos oficios aniquilados por la industrialización.
Tras de la derrota de la I Guerra Mundial, Gropius dio a luz el proyecto que llamó Staatliches Bauhaus (Escuela Estatal de la Construcción), un centro de diseño, arte y arquitectura que sería pionero en vertientes del arte insustituibles para explicar los códigos creativos de la arquitectura y el diseño del siglo XX.
Entonces Alemania era la capital mundial de la modernidad, concebida entre la cínica desestructuración social del cambio de régimen y el pánico, y atracción al tiempo, por el totalitarismo. La utopía y la dinámica artística fueron descalificadas como frías y maquinales, y tuvieron que irse de Weimar.
Sin embargo el constructor de aviones Hugo Junkers los defendió, acogió en Dessau y financió, antes de replicarse brevemente en Berlín y ser cerrada por el nuevo gobierno nacional-socialista. 


Fuente: Revista Ñ Clarín / Ramiro Villapadierna para Agencia DPA

CASI ANÓNIMOS, CON EL SELLO DE BENEDIT




Se exhiben en la Torre YPF piezas de Luis Benedit diseñador. Son trabajos “asépticos, casi anónimos”, como él quería, pero llevan paradójicamente la inconfundible impronta del artista.

Por Laura Casanovas
 
Solía preguntarse dónde se encontraba ese límite a partir del cual una pieza pasa de ser un diseño sólo utilitario a ser, además, una obra de arte. Y se respondía que era muy difícil precisarlo. Ambas, pregunta y respuesta, se convertían en un vital estímulo a partir del cual Benedit creaba.
Lo atestiguan sus trabajos y reconocida trayectoria, que concluyó al morir en abril del año pasado, cuando preparaba una exposición que lo mostraría en su faceta de diseñador. Había elegido como eje conceptual de la exposición esa indagación sobre el límite indefinido entre arte, diseño y arquitectura, disciplinas en las que trabajó por igual a lo largo de su vida.
Esa muestra es Luis F. Benedit, Diseñador , que se presenta en el marco del programa Arte en la Torre, de la Fundación YPF, y conserva varias de las ideas proyectadas por el artista, a la vez que lleva la marca del homenaje debido a su partida, a los 73 años.
Fernando Farina, curador de la muestra, fue testigo del gran interés del artista en este proyecto. Si bien la desazón que produjo su muerte hizo pensar que no tenía sentido continuar sin él, se decidió finalmente a concretar la exposición al recordar el entusiasmo que le generaba, y con la colaboración de su familia. Nunca había exhibido sólo sus objetos de diseño.
La idea original era mostrar varios diseños nuevos de distintos tipos, especialmente producidos para esta ocasión. Debido a su muerte, se hicieron sólo dos de ellos: los refinados “Sillones YPF” y las tres mesas circulares de diversas maderas, cuyas patas llevan en el extremo inferior la forma del dedo pulgar del artista en bronce niquelado. El resto de las 50 piezas exhibidas entre sillas, sillones, mesas, cómodas, cajoneras, cuchillos, lámparas, banquetas, entre otras, pertenecen a coleccionistas y familiares del artista.
Benedit decía que un diseño “bien concebido es aséptico, estético y casi anónimo”. Si bien pensaba cada objeto en función del contexto, en la muestra, al ver las piezas sobre tarimas, por momentos olvidamos por completo su utilidad y nos adentramos en la claridad y elegancia de sus líneas, colores y texturas.
“Fue un innovador nato en la creación de estilos de muebles y en la práctica, decorando infinidad de lugares como hoteles, oficinas y demás”, escribió Patricia Rizzo en su texto para el catálogo de la exposición, donde recordó que para el artista no había “diferencia en la contemplación de un fragmento de asta de ciervo o en la línea ergonómica de una Ferrari (…)”.
Entre los objetos exhibidos, los cuchillos, las sillas realizadas con huesos, los espejos grabados con imágenes de caballos o la “cómoda Gaucho” remiten al interés de Benedit por la tradición gauchesca, el ámbito rural y la búsqueda de una memoria cultural y regional, que encontramos también en su producción plástica. Este vínculo databa de la infancia, cuando pasaba los veranos en el campo de su padre en Entre Ríos.
Las libretas de apuntes de ideas, las maquetas y los dibujos permiten apreciar el proceso creativo del artista. “Se le ocurrían cuatro cosas a la vez, por eso quisimos también mostrar la usina creativa que era”, comentó Farina, quien remarcó la concepción integral que tenía del diseño al pensar cada pieza de manera completa y no dejar de lado ningún detalle. En este sentido, Benedit explicaba que las cosas que imaginaba estaban planeadas totalmente en su cabeza.
A la vez, tenía en cuenta lo emocional: “Quisiera un nuevo diseño con identidad crítica, cualidades emocionales (…)”, escribió en 1989, en uno de sus tantos cuadernos. Frente a sus objetos surge una emoción tal vez debida a su belleza, al cuidado en los detalles, a los materiales elegidos, a sus formas o, seguramente, a todo eso a la vez.
La presente muestra se erige en un merecido homenaje a un artista fundamental del país, que sin duda supo cautivar y sorprender con sus trabajos, pasión y creatividad hasta el final.

Fuente: Revista Ñ Clarín

REVIVEN UNA PLANTA
QUE HABÍA DESAPARECIDO HACE 32.000 AÑOS





Aunque debe ser confirmado, abriría la puerta a la regeneración de especies extinguidas.

La planta revivida, S. stenophylla. Foto: NYT

Por Nicholas Wade / The New York Times

NUEVA YORK.- Un equipo de científicos rusos habrían regenerado plantas a partir de la fruta de una pequeña flor ártica que había muerto hace 32.000 años. La fruta había sido almacenada por una ardilla en su guarida de la tundra, en el nordeste de Siberia, y se mantuvo permanentemente congelada hasta que fue descubierta por los investigadores, hace pocos años.
Esta sería, lejos, la más antigua planta cultivada a partir de tejido ancestral. El récord actual lo tiene una palmera cultivada a partir de una semilla de 2000 años de antigüedad que fue recuperada de la fortaleza de Masada, en Israel.
Las semillas y ciertas células vegetales pueden durar mucho tiempo si se encuentran en las condiciones adecuadas, pero muchos presuntos ejemplos de gran longevidad resultaron errados cuando se los examinó detalladamente. Los biólogos tienden a ser un tanto escépticos ante este anuncio hasta que sea confirmado por un equipo independiente. Anuncios previos sobre trigo cultivado a partir de semillas halladas en las tumbas de faraones fueron luego desmentidos.
A pesar de indicios poco prometedores, el nuevo trabajo fue confirmado por datación por radiocarbono.
Al principio, una línea de investigación similar en el campo de ADN antiguo fue desacreditada después de que se hubiera anunciado erróneamente la regeneración de ADN de dinosaurios, pero luego mejores técnicas produjeron resultados espectaculares, como la reconstrucción del genoma Neandertal.
El nuevo informe surgió de un trabajo liderado por Svetlana Yashina y David Gilichinsky, del Centro de Investigaciones de la Academia Rusia de Ciencias, en Pushchino, cerca de Moscú, y se publicó ayer en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences .
"Es un avance sorprendente -dijo Grant Zazula, del Programa de Paleontología Yukon, en Canadá-. No dudo de que es una afirmación legítima." Fue precisamente Zazula quien mostró que semillas aparentemente antiguas descubiertas en una mina de oro de Yukon eran en realidad modernas.
Sin embargo, el extraordinario anuncio de los rusos probablemente origine muchos pedidos de pruebas. "Está más allá de las fronteras de lo que podríamos esperar", dijo Alastair Murdoch, experto en viabilidad de semillas de la Universidad de Reading, en Gran Bretaña.
Cuando las semillas de amapola se mantienen a una temperatura de -7 grados, la temperatura en la que los rusos afirmaron haber encontrado sus flores, después de sólo 160 años apenas el 2% de las semillas serán capaces de germinar, subrayó Murdoch.
Los científicos rusos excavaron antiguos nidos de ardillas que habían quedado expuestos en las riveras del curso inferior del río Kolyma, un área atestada de mamuts y rinocerontes lanudos durante la última era glacial.
Poco después de haber sido excavados, los nidos fueron sellados por tierra arrastrada por el viento, enterrados debajo de 38 metros de sedimentos y congelados permanentemente a -7 grados.
Algunas de las cámaras de almacenamiento de estos nidos contienen más de 600.000 semillas y frutas. Muchas de ellas son de especies que se parecen a una planta que todavía existe, la Silene stenophylla .
Primero, los científicos rusos trataron de hacer germinar las semillas, pero fallaron. Entonces, tomaron células de la placenta, el órgano de la fruta que produce las semillas, las descongelaron y las multiplicaron en cápsulas de Petri hasta que produjeron la planta entera.
Muchas plantas pueden ser propagadas a partir de una única célula adulta, y este procedimiento de clonación funcionó con tres de las placentas, informaron los científicos. El ciento por ciento de las semillas de estos antiguos ejemplares germinaron.
Si el trabajo resulta correcto, posiblemente otras especies sepultadas en el hielo ártico podrían revivirse, incluyendo plantas que se habrían extinguido hace mucho tiempo.


Fuente: lanacion.com

AI WEIWEI
HABLA DE CORRUPCIÓN "OMNIPRESENTE"
Y "REPRESIÓN DRACONIANA" EN CHINA





Un visitante observando una de las obras expuestas del artista chino Ai Weiwei, en el Museo Jeu de Paume de París, el lunes 20 de febrero. La primera retrospectiva del disidente chino en Francia, 'Entrelacs', se podrá visitar desde este martes hasta el 29 de abril próximo, pero no cuenta con la presencia del artista, confinado en Pekín.

Por Patrick Kovarik

El artista chino Ai Weiwei, que expone por primera vez sus fotos en París, denunció que la corrupción es "omnipresente en China" y que la represión "se ha vuelto draconiana" en el país asiático.
En una entrevista al diario Libération, que le dedica toda la portada de su edición de este martes, Weiwei responde libremente a las preguntas del periódico.
La corrupción "es omnipresente en China, puesto que es el país de la opacidad". "En tiempos de Mao, la prevaricación prácticamente no existía porque el riesgo de que te atrapasen era muy importante", aseguró.
"Esta perversión llegó con las reformas a inicios de los años 1980, cuando (el ex presidente chino) Deng Xiaoping declaró que hacía falta 'dejar enriquecerse primero a una parte de la población'. Este principio, que es contrario a los preceptos comunistas, se ha convertido en la ideología dominante en estos treinta últimos años", explicó.
"Los sobornos, el tráfico de influencia, las malversaciones han invadido todo el sistema, que no está controlado por el público", agregó.
En cuanto a la gente, los chinos "seguro que querrían salir a la calle a protestar, pero la represión policial se ha vuelto draconiana", denunció.
Según el artista, "las presiones y el control son asfixiantes", incluso para él. "Ahora, uno puede ser encarcelado bajo cualquier pretexto", criticó.
Weiwei desea un "'glasnost' a la Mijail Gorbachov", el último dirigente de la Unión Soviética. "Gorbachov es un sabio que comprendió que la manía del secreto es el cáncer que carcome a los países comunistas, porque permite la corrupción y el abuso del poder".
Para obtener esta entrevista, el periodista de Libération explicó que se negó a ceder a las exigencias de las autoridades chinas: enviar las preguntas por adelantado y evitar cualquier referencia política.
Weiwei recibió al autor de la entrevista en su taller de las afueras de Pekín y se mostró de acuerdo "para hablar de todo".
Acusado de "fraude fiscal" y de pornografía, Weiwei fue detenido en secreto durante 81 días, posteriormente liberado bajo fianza, a la espera de un proceso, y condenado a pagar una multa de 15,22 millones de yuanes (1,7 millones de euros)


Fuente: AFP