Arte / La otra mirada
Crear conciencia para salvar el mundo es la consigna de artistas locales e internacionales que exponen en Ushuaia.
La Bolsita es sólo la punta del iceberg: en Ushuaia hay
una decena de asentamientos similares y una gran cantidad de inmigración
golondrina, que viene a realizar ciertos trabajos y se va. Sobre este
tema y otros que preocupan a la población local trabajaron los 27
artistas que participan hasta fines de noviembre de la primera edición
del Mes del Arte Fueguino (MAF), centrada en la consigna "estar acá".
Video: Ushuaia, tomada por el arte
La iniciativa coincide hasta pasado mañana con la tercera
edición de la Bienal del Fin del Mundo, que reúne obras de un centenar
de artistas de los cinco continentes bajo el título El Antropoceno , alusivo a una nueva era provocada por el impacto del hombre sobre el planeta.
"El arte no puede cambiar el mundo, pero sí señalar
algunas cosas", señaló Matilde Marín, artista y curadora de esta edición
del MAF, mientras mostraba las obras que distribuyó en distintos puntos
de la ciudad, referidas a problemas cotidianos de los fueguinos como la
contaminación, la distancia, la identidad.
Una de las más poéticas es Denuncia animal ,
intervención realizada con unos dos mil pajaritos de cerámica importados
de China. El Grupo Bitácora, integrado por tres mujeres que buscan
"aunar fuerzas para superar el aislamiento isleño", los rescató de una
de las tantas fábricas locales que cerraron sus puertas para colocarlos
sobre un barco encallado en la costa del canal de Beagle. "Es un diálogo
entre fantasmas -dijo Laura Aguilera, integrante del grupo-. Los
pájaros van a quedar pegados al barco hasta que se pudra." Cualquier
semejanza con el hombre y el planeta no parece pura coincidencia.
"En Ushuaia somos como las aves migratorias, casi todos
venimos del norte. Y aprendemos a conocernos gracias a la soledad y el
desarraigo de las familias", observó Rosalía Jofré, joven docente
sanjuanina que instaló en un centro cultural cientos de pájaros de papel
-en los que se leen fragmentos de un texto de Borges sobre los espejos-
recortados por ella y los vecinos de su barrio.
Junto a esta instalación se exhiben las fotografías de
Vanina Cejas, imágenes de la basura que según ella abunda en Ushuaia por
la "falta de sentido de pertenencia" de parte de su población. El
título de la obra, Ofrendas infames en tierras frías , señala
una triste ironía: el contraste de los desechos con las ofrendas que
realizaban antiguamente los indígenas, que no concebían al hombre
separado de la naturaleza.
Otro contrapunto con las creencias de los pueblos
originarios revela la intervención de Rosana Rojas Ramoa. Ella diseminó
por toda la ciudad mil figuritas de cerámica que dan cuerpo a los
"yefaceles", seres que protegían a una persona toda la vida y quedaban
huérfanos cuando ésta moría. "Hoy, una zona de Ushuaia reúne
representaciones de todos los santos, traídos por gente que llega desde
distintas partes con sus devociones", dice la artista, que inmigró desde
Puerto Madryn hace cuatro años.
Unas 57.000 personas viven en esta ciudad, fundada en
1884. El clima, el crecimiento demográfico y las dificultades para
acceder a una vivienda provocaron un crecimiento desmedido del parque
automotor y, por lo tanto, del consumo de neumáticos, que se desgastan
en poco tiempo pero tardan "más de mil años en degradarse en forma
natural". Así lo asegura Maia Gessaga, artista que decidió apilar una
montaña de neumáticos usados en pleno centro de Ushuaia para reflexionar
sobre "otras potencialidades" de los materiales. Vaya ironía, una vez
más: "La rueda, la gran invención del hombre que generó cambios
revolucionarios, se nos está volviendo en contra", observó Gessaga.
"Es la primera vez que la intendencia, el gobierno
provincial y una entidad privada trabajan en conjunto con los artistas",
dijo emocionada María Alejandra Rosell, directora de la galería de arte
del Museo Marítimo de Ushuaia, que participa del MAF. La iniciativa
surgió de artistas locales -entre ellos Gustavo Groh, coordinador
general del proyecto- con la intención de ampliar la propuesta de la
Bienal del Fin del Mundo, organizada desde 2007 por la Fundación
Patagonia Arte y Desafío.
La mayoría de las 120 obras reunidas en esta tercera
edición de la bienal, curada por la española Consuelo Císcar Casabán,
fueron creadas por artistas de otros países, como Eduardo Chillida, John
Chamberlain y Robert Rauschenberg. Gran parte de ellas están reunidas
en un hangar, y se dividen según su relación con cuatro elementos de la
naturaleza: tierra, agua, viento y fuego. Con este último se relaciona
la obra de Tomás Espina, artista porteño que trabaja con pólvora; la
tela que representa una explosión, apoyada contra la pared de este
sórdido galpón de chapa usado durante la Guerra de Malvinas, parece una
lápida de la humanidad.
El Antropoceno , título de esta edición de la
bienal, alude al término acuñado por el Premio Nobel de Química Paul
Crutzen para definir la actual era geológica, provocada por el dramático
efecto del hombre sobre el planeta. "Si el hombre es el causante de la
era del Antropoceno -dijo Císcar Casabán-, también el hombre puede
revertir esta situación e iniciar una nueva era que tenga como bandera
el arte, la vida y la naturaleza."
Ficha.
Mes del Arte Fueguino (MAF), hasta el 30 de noviembre, y la tercera edición de la Bienal del Fin del Mundo (www.poloaustral.org.ar) hasta hoy, en Ushuaia. Video en www.lanacion.com.ar
Fuente: adn Cultura/La Nación
Mes del Arte Fueguino (MAF), hasta el 30 de noviembre, y la tercera edición de la Bienal del Fin del Mundo (www.poloaustral.org.ar) hasta hoy, en Ushuaia. Video en www.lanacion.com.ar
Fuente: adn Cultura/La Nación