HALLAN UN BARCO ROMANO CON 300 ÁNFORAS
EN LA COSTA SUR DE ALBANIA





Un bote es visto a los lejos en el Mar Jónico en Dhermi, Albania. EFE Archivo


Un equipo de expertos estadounidenses y albaneses ha hallado un barco romano con 300 ánforas que naufragó posiblemente en el siglo II a.C en Karaburun, en la zona de Albania donde se junta el mar Adriático con el Jónico.
Según declaró a Efe Auron Tare, miembro albanés del equipo de arqueólogos, la embarcación, de 30 metros eslora, se encontró al oeste de la isla de Sazan, frente a la bahía de Vlora, a una profundidad de 50 metros.
El barco fue descubierto por un robot de la nave científica estadounidense "Hércules", que desde hace cinco años rastrea el fondo de los mares Jónico y Adriático frente a las costas de Albania para crear un mapa de los patrimonios arqueológicos e históricos submarinos de este país mediterráneo.
Las imágenes facilitadas por el robot indican que a bordo del barco había 300 ánforas de tipo lambolia y otras dos más grandes que se usaban para el transporte del vino o aceite de oliva.
"Estas ánforas, típicas de la zona del Adriático, pertenecen a la segunda mitad del siglo II y la primera mitad del siglo I a.C, que coincide con el florecimiento del imperio romano, y se usaban para el transporte de vino y aceite", destacó Adrian Anastasi, miembro del Instituto albanés de arqueología.
Los restos de la nave podrán arrojar luz sobre los ilirios, que habitaban esta zona, y de sus relaciones con los imperios romano y griego.
Desde que comenzó su actividad hace cinco años, la expedición estadounidense-albanesa, patrocinada por la RPM Nautical Foundation, ha descubierto en aguas albanesas 20 embarcaciones hundidas, algunas en la I y II Guerra Mundial, y 15 en el mar Adriático que pertenece a Montenegro.

Fuente: EFE

EL ARQUITECTO QUE LLEGÓ POR CASUALIDAD
Y DEJÓ SU SELLO EN TODA LA CIUDAD



Andrés Kálnay, de origen húngaro, hizo 120 obras, entre las que sobresale la ex cervecería Munich.


Las obras cumbre.

Por Silvia Gómez

Andrés Kálnay fue uno de los arquitectos más prolíficos que tuvo el país. Casi un desconocido, se estima que construyó unas 120 obras, entre casas y edificios, la mayoría en la Ciudad. Muchísimas fueron derribadas, pero otras siguen en pie, dando cuenta de la fabulosa producción que el húngaro generó en Buenos Aires. La ex cervecería Munich, en la Costanera Sur (hoy la sede de la Dirección General de Museos), es por lejos su máxima creación . Trabajador incansable hasta su muerte, fue además diseñador, escritor, dibujante, artista plástico y condecorado de guerra.
Andrés Kálnay nació en 1893 en lo que fue el Imperio Austrohúngaro, en Jasenovác, hoy una ciudad de Croacia, ubicada justo en el límite con Bosnia Herzegovina. Llegó a Buenos Aires con su hermano Jorge, también arquitecto, en 1920. Y solo siete años después construía la Munich.
“De mi padre siempre me llamó la atención la capacidad de producción que tenía. Dibujaba los proyectos, diseñaba hasta el mobiliario, escribió sobre filosofía, desarrolló métodos constructivos, pintaba y sabía tanto de arte como de economía. Nunca aprendió a manejar y en el breve tiempo en el que tuvo dinero se compró un auto y contrató un chofer. La mayor parte de su vida se movió en tren. Se iba de su casa en San Isidro a las 7 y volvía casi a la madrugada. Me pregunto cómo hacía”, cuenta Esteban Francisco Kálnay desde España. Tiene 52 años, también es arquitecto y es el segundo hijo de Andrés, fruto de un segundo matrimonio.
Esteban se dio el gusto de trabajar con su padre en la restauración de la Munich. “La dictadura se había empecinado con el edificio y casi lo derriba. Se pudo salvar del abandono total y se recicló”, cuenta Kálnay hijo. No lo menciona, pero él donó un vitral que reemplazó al original, que también había diseñado su padre.
Pero la llegada de Kálnay a Buenos Aires podría considerarse casi fruto de la casualidad y hasta de un milagro. En el libro “Andrés Kálnay: un arquitecto húngaro en Argentina” –un trabajo minucioso realizado por el Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana– se detalla cuál fue el periplo de los hermanos Kálnay hasta llegar a la Ciudad: huyeron del gobierno comunista de Bela Kun y de la grave crisis económica. Caminaron desde Viena hasta Nápoles y se embarcaron como polizones en ese puerto italiano. El buque iba hacia Estados Unidos, pero en altamar viró hacia Argentina. Los hermanos Kálnay llegaron al puerto de San Nicolás, se tomaron el tren hasta Retiro y llegaron a Buenos Aires en marzo de 1920. Un año después ya habían comenzado a trabajar juntos, como arquitectos independientes.
Antes de recalar en Argentina participó de la Primera Guerra Mundial, que terminó por separar al Imperio Austro-húngaro. Recibió distintas condecoraciones y peleó en diferentes frentes. Y también participó de un conflicto que se llamó la “Revolución de los Crisantemos”. “Para esa época desarrolló un sistema que le permitió construir en semanas unas 48 viviendas para damnificados por la guerra. Tenía obsesión por la vivienda social, por eso diseñaba sistemas constructivos baratos”, detalla Kálnay hijo.
Desde que logró instalar su propio estudio –primero junto a su hermano y luego solo– nunca dejó de diseñar y construir. Pero muchas de sus obras fueron pasadas a degüello.
En la página web andresyjorgekalnay.blogspot.com Alejandro Machado homenajea la obra del húngaro y con un trabajo exhaustivo logra identificar a las que siguen en pie y las que desaparecieron.
Moderno y evolucionado, Kálnay también viró en sus diseños, que terminaron explorando las raíces del racionalismo. Para la década del 60 dejó de construir y se dedicó a pintar y a revisar sus ideas filosóficas, plasmadas en diferentes libros. Y a casi 30 años de su muerte quizá está pendiente un homenaje a uno de los grandes constructores de la Ciudad.

SUS OBRAS CUMBRE


Sus obras cumbre.

Hiperactivo, tal como lo describió su hijo, Andrés Kálnay finalizó en sólo cuatro meses y ocho días el edificio de la ex cervecería Munich, encargado por el empresario Ricardo Banus. Además de los vitrales, el húngaro diseñó barandas, lámparas, la vajilla y hasta los muebles. También elaboró los elementos escultóricos que decoran el edificio –como camareras alemanas con bandejas llenas de chops– y símbolos que remiten al mundo de la cerveza y a la cultura de la ciudad de Munich. La cervecería iba a ser la obra más importante –de una serie de edificios que aún siguen en pie– en una zona de la Ciudad que comenzaba su transformación. Ya con Puerto Madero funcionando, el intendente Joaquín Llambías (1916–1919) impulsó la construcción de la Costanera Sur como un paseo. Se construyeron primero el boulevard y las glorietas, y en 1918 llegó la “Fuente de las Nereidas”, de Lola Mora. 9 años después, la Munich y cinco edificios más, de los que se conservan cuatro, como el que ahora es un salón de fiestas (Brisas del Plata) y la ex casa de la Cruz Roja, que se transformó en templo judío. Como los terrenos de la costanera fueron ganados al río –se rellenaron con tierra que se sacó de los túneles del subte B– el arquitecto hizo la cervecería sobre una gran plataforma de hormigón armado. Enseguida la Munich se convirtió en el punto de encuentro de la alta sociedad porteña: políticos, famosos, intelectuales y artistas frecuentaban el lugar.

Fuente: clarin.com

UN PALACIO EN PARQUE PATRICIOS


SECRETA BUENOS AIRES



Un palacio en Parque Patricios
Por Eduardo Parise
La imagen del edificio parece escapada de una postal de Florencia, en Italia. Y algo de eso hay, ya que fue construido al estilo de un palacio florentino, como en 1918 lo pensó el arquitecto Juan Waldorp (h). Pero, ¿por qué semejante edificio, con jardines y parques que ocupan toda una manzana, en Parque Patricios? Por el deseo de un empresario solidario que, con 45 años y nueve meses antes de morir, dejó en su testamento el dinero y el lugar para que en ese sitio, por entonces una de las zonas más pobres de la Ciudad, se realizara “la edificación de un palacio para escuela”. Se llamaba Félix Fernando Bernasconi y su “palacio”, que en breve cumplirá 82 años, sigue allí como una escuela con unos 5.000 alumnos.
Inaugurado el 22 de octubre de 1929, el Instituto Bernasconi (como lo llama la gente) es mucho más que un bello edificio en la manzana que abarcan las calles Cátulo Castillo, Catamarca, Rondeau y Esteban De Luca. Porque en sus cuatro plantas funcionan nueve escuelas, entre primarias, secundarias, de música y hasta de natación. Esto es así porque cuando lo pensaron, además de las galerías de circulación en forma de recova, los grandes patios, un foyer de estilo clásico y una sala de teatro con 400 butacas, se incluyeron en el subsuelo dos piletas de natación para usar todo el año.
También están los departamentos destinados a temas audiovisuales, odontológicos, un centro de orientación vocacional y educativa y la biblioteca de consulta y lectura para todos los chicos. Y como si no fuera suficiente está el complejo museológico creado por la gran Rosario Vera Peñaloza, aquella docente que pensaba que los museos “no deben actuar como depósitos sino como escuelas vivas para el enriquecimiento de la cultura argentina”. El terreno que ocupa el Bernasconi fue parte del casco de la estancia “El Edén” (de ocho hectáreas) y luego albergó la casaquinta de Francisco P. Moreno, el famoso perito quien, según cuentan, cada tarde abría los portones para que los chicos de la zona (“el barrio de las latas”, por las casas precarias que había) pudieran ir a buscar frutas de los árboles. Moreno solía repetir: “Donde el trabajo y la escuela reinan, la cárcel se cierra”.
La fortuna dejada por Bernasconi (hijo de inmigrantes suizos) también sirvió para que en el lugar quedaran obras artísticas valiosas como los dos grupos escultóricos (simbolizan a figuras de la mitología griega) realizados por el escultor argentino Alberto Lagos, el gran “reloj de la torre” o una excelente estatua de Sarmiento, hecha en bronce por Zonza Briano. Y una curiosidad: a metros de la entrada sobre la calle Cátulo Castillo está la pequeña estatua que recuerda “al perro abandonado”, un tema que el gran poeta y compositor tuvo como cruzada en su solidaria vida.
El Bernasconi es una parte importante entre las instituciones de Buenos Aires y merece estar en un sitio destacado. Sin embargo, en la zona de Parque Patricios también hay otras referencias que aluden al pasado y presente de la Ciudad. Uno de ellos es el Parque Florentino Ameghino (lo rodean las calles Monasterio, Santa Cruz, Caseros y Uspallata), un predio donde estaba la casa en la que en 1823 murió Remedios de Escalada, la joven esposa de San Martín, y el lugar en donde se encuentra el monumento que recuerda a los muertos por la fiebre amarilla, realizado en 1873. 
Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

CERRARON LA RICHMOND
Y SE LLEVARON HASTA LOS MUEBLES


Ayer los mozos de la confitería se enteraron al llegar a trabajar.
La sanción de una ley que protegía el edificio pero no impedía el cambio de rubro comercial, habría acelerado los tiempos de los dueños. 
Final anunciado para un bar histórico.


EL FRENTE DE LA RICHMOND. Pintado para que no se viera el interior. (Diego Waldmann)

Por Romina Smith

Al final, no pudo más. Pese a que la Legislatura sancionó el jueves pasado una ley para declararla sitio histórico, la antigua confitería Richmond, uno de los 60 Bares Notables de la Ciudad y en pie en Florida 468 desde 1917, cerró sus puertas tras un final anunciado hace varios días y dejó al antiguo café a punto de transformarse en un local de una marca de ropa deportiva. El domingo a la madrugada los dueños sacaron todo lo que había adentro (sillas, mesas y otros muebles de estilo inglés) y pintaron los ventanales para que no se viera el vacío desde afuera. Los diez empleados que quedaban en el café se enteraron del cierre por la mañana, cuando llegaron a trabajar y encontraron un candado en la puerta. Desde la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico y Cultural, el organismo que impulsó el abrazo solidario del viernes pasado, intentarán avanzar en un amparo para garantizar la continuidad. Pero desde la Ciudad sostienen que no se puede obligar con una ley a mantener el rubro.
Nadie se esperaba que los dueños del local de 1.500 m2 se apuraran a vaciar la confitería este mismo fin de semana. La noticia recién se había conocido el martes pasado y la idea, según había trascendido, era que eso ocurriría recién a fin de mes o a principios de septiembre. Pero cuando parecía que había un tiempo prudencial para discutir o reunir a los nuevos propietarios (que sería un grupo inversor dedicado a los bienes raíces), el plazo se acortó. Y el bar cerró.
Ayer, Clarín pudo reconstruir la maniobra. El domingo, entre la una y las tres de la mañana, dos camiones de una empresa de mudanzas estacionaron en Corrientes y Florida y al menos 20 personas trabajaron, en silencio, para cargar todo el mobiliario del bar. Se hizo en un horario en el que no había gente, mucho menos comercios abiertos, y según denunció el encargado del edificio de al lado, en Florida 470, en medio de la mudanza alguien rompió las cámaras de seguridad que estaban en la puerta de la confitería.
Los empleados que hasta ahora habían resistido los despidos recién se enteraron de cierre ayer a la mañana, cuando se presentaron a trabajar. Uno de ellos, que pidió preservar el nombre, contó que ni siquiera los proveedores sabían lo que iba a ocurrir. “Llegamos y nos sorprendimos cuando vimos que habían cambiado la cerradura y puesto un candado. No sabemos adónde se llevaron las cosas”, relató. El encargado de seguridad del local de comidas rápidas que está en Florida y Corrientes contó que había visto los camiones cargados con las sillas y mesas.
Hasta ahora la Richmond había resistido a todos los cambios de la calle Florida sin resignar su esencia porteña ni su mobiliario inglés, famoso por sus sillas y sillones Chesterfield en las que reposaron personajes clave de la cultura como Jorge Luis Borges (que solía invitar a tomar el té allí a María Elena Walsh o discutir sobre poesía con Oliverio Girondo) o Baldomero Fernández Moreno (que supo dedicarle un poema) entre otros habitués históricos de la Ciudad. Por eso, ante la amenaza de cierre, la Legislatura porteña aprobó el jueves una ley que declara a la confitería “sitio histórico”.
Sin embargo, como adelantó Clarín, esa ley, que aún debe ser reglamentada, no impide en ningún caso el cambio de rubro comercial, sino que sólo protege el valor patrimonial del inmueble.
De todas maneras, el cierre cayó justo cuando todavía se estaba discutiendo sobre las distintas maneras de salvar a la Richmond. Y volvió a sorprender a los legisladores y proteccionistas. “Ahora estamos tratando de impulsar un amparo para salvarla”, explicó Mónica Capano, secretaria de la Comisión para la Preservación del Patrimonio. Capano reclama la intervención del Gobierno porteño. Pero consultado por el tema, el ministro de Cultura, Hernán Lombardi, dijo que la Ciudad no puede obligar a los dueños del local a vender café. “El principal desafío acá es ver cómo construir un uso sustentable vinculado al patrimonio, para lo cual hay que demostrar que el patrimonio puede ser un buen negocio”, reflexionó. Según trascendió, el local se habría vendido por 9 millones de dólares.

CASOS EMBLÉMATICOS

Confitería del Molino.

El histórico edificio de Rivadavia y Callao fue sede de una de las confiterías más importantes de la Buenos Aires. Inaugurada en 1917, la Confitería del Molino fue habitualmente visitaba por figuras como Alfredo Palacios, Leopoldo Lugones o Carlos Gardel. Sin embargo, en 1997, tras años de problemas económicos, cerró sus puertas. Desde entonces hubo varios proyectos para rescatarla, que no prosperaron. Ahora hay una iniciativa en marcha del senador Samuel Cabanchik, que espera ser tratada en el Congreso.

Café de los Angelitos.

En 1890, un inmigrante italiano abrió en Rivadavia y Rincón el “Café Rivadavia”. Pero en 1920 un nuevo dueño cambió la decoración e incluyó angelitos de yeso, y así el lugar pasó a ser conocido como “Café de los Angelitos”. Otros, en cambio, sostienen que el nombre se modificó porque un comisario comentaba que el bar era visitado por los ladrones y malevos del barrio, verdaderos “angelitos”. Lo cierto es que en 1997, por dificultades financieras, cerró; y en 2000 fue parcialmente demolido. Pero posteriormente fue adquirido por un grupo empresario que en 2007 lo reabrió como un bar y restorán donde también hay shows de tango.

Confitería Las Violetas.

En Rivadavia y Medrano, esta histórica confitería fue inaugurada en setiembre de 1884 y funcionó hasta junio de 1998. Pero fue rescatada, y tras una amplia restauración del edificio, pudo reabrir en julio de 2001.

Bar Británico. 

El clásico bar de San Telmo, en Defensa y Brasil, fue abierto en 1960. Desde sus orígenes se caracterizó por estar abierto las 24 horas, y por recibir siempre a los mismos parroquianos. Pero en abril de 2006 cerró, pese incluso al esfuerzo de los vecinos. Sin embargo, pocos meses después fue reabierto por nuevos dueños, que lograron conservar la decoración original.

Fuente: clarin.com

RECUPERARON
EL DIBUJO DE REMBRANDT ROBADO



Se lo habían llevado el sábado del hotel Ritz de California. 
Lo encontraron en una iglesia de Los Ángeles. 
Estaba valuado en 250 mil dólares.

AUTORRETRATO DE REMBRANDT

EL DIBUJO ROBADO Y RECUPERADO

Lo recuperaron gracias a un llamado anónimo. El dibujo de Rembrandt valuado en 250.000 dólares y robado el fin de semana de un hotel en California, fue hallado en una iglesia en el noroeste de Los Ángeles.
La obra del maestro del barroco holandés, conocida como "El juicio", había sido robada el sábado del hotel Ritz-Carlton en el balneario californiano de Marina del Rey, al sur de Los Ángeles, en lo que la policía había calificado como "un robo bien pensado, bien planeado, bien ejecutado".
Un informante anónimo llamó ayer a la noche a la estación del sheriff de Marina del Rey y dio los datos sobre el paradero del dibujo. La Policía se movilizó hasta una iglesia en Encino, a la que no identificaron, y para su sorpresa, allí estaba la magnífica obra.
"Nos dieron esta información porque vieron toda la cobertura" en los medios sobre el robo, dijo el vocero del sheriff Steve Whitmore, en una conferencia de prensa en la mañana del martes en Marina del Rey, donde se expuso el grabado.
Gracias a las imágenes del grabado divulgadas por la prensa, el informante "supo que lo había visto en una iglesia en Encino", dijo Whitmore, quien se negó a identificar la iglesia porque ésta forma parte de la investigación.
En la mañana del lunes un empleado del Linearis Institute, una organización con sede en San Francisco propietaria del dibujo que estaba exponiendo parte de su colección en el hotel, verificó la autenticidad de la obra de Rembrandt (1606-1669), máximo representante de la Era de Oro de la pintura holandesa.
Tras recuperar "El Juicio", la Policía se enfoca ahora en encontraron a los autores del robo, que tuvo lugar mientras un supuesto huésped del hotel, que parecía tener intención de hacer una compra, distraía al curador de la exposición.
Un responsable del Ritz-Carlton dijo que la importante exposición de arte que se exhibía en los pasillos del hotel, que incluía también algunos cuadros de Picasso a la venta.
El boceto de Rembrandt data de 1655. Fue realizado en lápiz y tinta y mide 28 por 15 centímetros. Se exhibía en un atril de madera y no estaba sujeto con ningún sistema de seguridad.
"Rembrandt es un nombre que los criminales conocen o deberían conocer'', dijo Chris Marinello, director ejecutivo de Art Loss Register, una base de datos internacional de obras de arte robadas, con sede en Londres. "Cuando ven una obra de él, ven el signo dólar''.

Una obra y su creador

Considerado uno de los mayores maestros barrocos de la pintura y el grabado, probablemente sea el artista más importante de la historia de Holanda. Su padre era molinero, y él fue el único de sus hermanos que estudió latín y asistió a la universidad. A los 14 ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras, que dejó poco después para estudiar pintura con Pieter Lastman, de quien tomó la influencia de Caravaggio. En 1965 abrió su primer taller, y pronto empezó a realizar retratos para clientes adinerados. Entre sus obras más relevantes se destacan La lección de anatomía del doctor Nicolaes Tulp (1632), Cristo en la tormenta en el lago de Galilea (1633, robado en 1990 y aún desaparecido) y Los síndicos de los pañeros (1662).
En abril de 2002 hubo una gran muestra de sus grabados en el Museo de Bellas Artes porteño.

Fuente texto: clarín.com

ROBAN UN DIBUJO DE REMBRANDT
VALUADO EN 250 MIL DÓLARES



Se trata de la obra “El juicio” del pintor holandés, que fue sustraída del lobby de un hotel de California, EE.UU.


Un dibujo del pintor holandés Rembrandt fue robado el pasado sábado en Marina del Rey (California, EE.UU.), donde los ladrones despistaron a la seguridad del hotel Ritz-Carlton para hacerse con "El juicio", una obra valorada en 250.000 dólares, según informó BBC News.
“Ha sido un robo muy bien pensado y ejecutado. El comisario se ha dado la vuelta un segundo y, de repente, el cuadro ya no estaba. El hotel tiene un gran servicio de vigilancia, así que esperamos resolver el caso con nuestro trabajo y los vídeos de seguridad”, explicó el portavoz de la policía Steve Whitmore.
La obra, valuada en 250.000 dólares (casi 175.000 euros), se encontraba en el hotel Ritz-Carlton de Marina del Rey con motivo de una exposición organizada por el instituto Linearis de San Francisco.
La sustracción de la misma tuvo lugar poco antes de las 22.30 horas, cuando un invitado despistó al comisario de la exposición y los ladrones aprovecharon el momento para robar la obra
El dibujo fue realizado en 1655, medía 28 centímetros por 15 y estaba autografiada por el propio Rembrandt en su parte trasera.

(Fuente. agencias)

Fuente texto: clarin.com

HALLAN UNA ESTATUA DE HÉRCULES
DEL SIGLO II EN ISRAEL



Mide medio metro y fue esculpida en mármol blanco. Formaba parte de la decoración de los baños romanos.


Una estatua de Hércules realizada en mármol y que data del siglo II fue descubierta por casualidad en unas excavaciones realizadas en un asentamiento de Israel en el marco de un proyecto ferroviario.
La figura, de medio metro, no resistió intacta el paso de ¡19 siglos!: le falta la cabeza y el brazo y pierna derechos. Está esculpida en mármol blanco y es de una “calidad artística excepcional”, señaló Walid Atrash, de la IAA, la autoridad de antigüedades israelí, quien agregó que la escultura formaba parte de la decoración de los baños romanos.
El héroe romano Hércules (Heracles, en la mitología griega), hijo de Zeus y la mortal Alcmena, es considerado símbolo de la fuerza y el coraje. En la estatua destacan sus abultados músculos y con la piel del león de Nemea apoyada en su hombro izquierdo. Según la mitología griega, matarlo fue el primero de sus doce trabajos.
Las excavaciones, realizadas en Horvat Tarbenet, un asentamiento judío del siglo III, forman parte del proyecto ferroviario del valle de Jezreel, destinado a renovar la antigua línea de tren que unió la capital siria, Damasco, con el puerto mediterráneo de Haifa.

Fuente: clarin.com