QUERÍAN
CONTRABANDEAR PIEZAS ARQUEOLÓGICAS






















Momia y textiles de la cultura preincaica Paracas


Una momia y tres calaveras

Una momia completa y tres calaveras de la cultura preincaica Paracas, de Perú, llegaron al país en el interior de una encomienda postal y fueron secuestradas por la Aduana, mientras el destinatario, un ciudadano argentino, quedó detenido a disposición de la Justicia.
El paquete llegó a las oficinas del Correo Argentino del barrio porteño de Retiro, donde el contenido fue detectado mediante escáner, informó ayer en un comunicado la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
La encomienda venía de La Paz, Bolivia, y el destinatario era un ciudadano argentino vecino de Recoleta, que quedó detenido a disposición del juez en lo Penal y Económico Jorge Brugo.
A través del escáner fueron identificadas tres calaveras y una momia completa, envueltos en mantas y telas incaicas, mientras fuentes de la investigación informaron que las piezas "estaban ocultas y simulaban enviarse como cerámicas".
La AFIP informó que los restos arqueológicos "habrían sido extraídas del sur de Perú y tendrían como destino museos europeos y coleccionistas privados, que buscan especialmente las piezas textiles que envuelven a los restos momificados".
El organismo consideró que el material incautado "tiene un importantísimo valor histórico y arqueológico, ya que pertenecerían a una antigua cultura peruana que vivió entre el siglo VIII a.C y el III d.C".
"En una de las calaveras se puede observar una práctica de civilizaciones preincaicas mediante la cual se realizaban trepanaciones craneanas para curar heridas en la cabeza producidas por golpes en combate", precisó la AFIP.
En ese sentido, manifestó: "En este caso, se distingue además la reconstitución de los tejidos alrededor de la intervención, lo que supone la sobrevida del paciente".


Bienes culturales

El titular del organismo, Ricardo Echegaray, consideró que se trata de "un hecho más que demuestra la firme decisión de la Argentina de combatir el tráfico ilegal de bienes culturales".
Las piezas, en tanto, son analizadas por especialistas del Instituto Nacional de Arqueología y Pensamiento Latinoamericano.
La ley 25.743 prohíbe la comercialización de restos arqueológicos, mientras su importación o exportación está tipificada como delito en los artículos 48 y 49 de la ley, por tratarse de contrabando.

Fuente texto: lanacion.com

LA TORRE MONUMENTAL DE RETIRO,
UN ÍCONO QUE HOY CUMPLE 95 AÑOS



El regalo de los ingleses para el Centenario se demoró por la Primera Guerra.

FOTO HISTÓRICA. LA CONSTRUCCIÓN DE LA TORRE, AÚN SIN EL RELOJ, EN 1910.

El faro de Retiro, el Big Ben porteño atrae la vista de peatones y conductores para constatar en la bella y exacta esfera de su reloj empinado que no están llegando tarde a una cita o que hay tiempo para un café. Se luce allí, en la Plaza Fuerza Aérea Argentina, entre la calle San Martín, la avenida Ramos Mejía y la Del Libertador, desde las 15 del 24 de mayo de 1916, cuando fue inaugurada como Torre Monumental, regalo tardíamente cumplimentado por los puntuales ingleses (de los que tomaría su nombre) para el Centenario de 1910.
Según marcan las crónicas, el preciado reloj se paró en 1968, y la Torre sufrió, guerra mediante, un atentado con bombas en 1982 y el cambio de apodo: de los Ingleses volvió a ser Monumental.
Vigía de las estaciones de ferrocarriles de Retiro, también ingleses, la Torre vio en 1999 cómo sus mármoles y ladrillos fueron restaurados y en la Semana Santa de ese año recibió a unas 5.000 personas que quisieron conocer por dentro sus seis pisos, coronados por un espectacular mirador y el famosos reloj, la verdadera estrella del conjunto.
En 2001 la obra se integró al circuito de museos porteños como centro de exposiciones fotográficas. Hoy es el Centro de Informes de Museos, recientemente reabierto tras finalizarse la refacción de la Plaza Fuerza Aérea.


Fuente: clarin.com


EL LLANTO DE ROHMER



El llanto de Rohmer

Cuadernos privados



Por Laura Ramos

Si las cosas hubieran sido de verdad de otro modo muy distinto, yo habría susurrado con deleite el parlamento de Janet Leigh para acompañar a Jorge Luis Borges en su ritual de cinéfilo en los años sesenta. Pero los verdaderos amigos de Borges no accedían más que una vez a seguirlo al cine, por 1961, cuando él insistía en arrastrarlos a ver Psicosis , de Alfred Hitchcock. Entonces él volvía solo a la sala una y otra vez para repetir el guión, que sabía de memoria, a dúo con Anthony Perkins ( Victoria Ocampo, el mundo como destino , María Esther Vázquez). Las extraordinarias teorías de Éric Rohmer sobre el cine de Hitchcock se fueron publicando en la revista Cahiers du cinéma en esos mismos años, aunque yo las conocí por medio del teórico (y teólogo) de cine Ángel Faretta, mi maestro, muchísimo tiempo después. Nada me entusiasmó más que descubrir que, en vez de hacer películas policiales o de suspenso, en realidad Hitchcock estaba contando una sola historia, siempre la misma, y era la historia de un alma enfrentada con el mal. ¡De modo que La sombra de una duda , película tan depreciada en favor del cine atormentado de Ingmar Bergman o de Ken Russell, era un film metafísico! A partir de entonces no pude sino comprender (¿cómo no verlo en Los pájaros ?) que Hitchcock filmaba sobre las nociones de pecado y de gracia, sobre el alma inmortal.
Éric Rohmer, el artista que dirigió El rayo verde y Cuento de verano , dijo que Hitchcock encarnaba una de sus hipótesis más preciadas: que el cine ilustra una idea secreta, una idea oculta que determina toda su obra. ¿Y cuál es la idea secreta del gran Hitch?: La metafísica. Hay una escena de El hombre que sabía demasiado (una película muy sensacional con James Stewart y una Doris Day elegida sin ninguna inocencia) que hacía llorar a Rohmer cada vez que la veía: la escena en que la madre, Doris Day, canta “Que será, será”. La primera vez, ella lleva un vestido blanco con flores verdes y sus mejillas lucen rosadas: su hijito acompaña la melodía con un chiflido mientras bailan juntos en un hotel de Marrakech. La dicha sin mácula de la familia estadounidense. La segunda vez, el mal cierne su sombra sobre la familia: unos espías misteriosos raptan al niño. Doris vuelve a cantar “Que será, será” en la embajada extranjera donde el niño está secuestrado; su voz actúa como contraseña para que su hijo, encerrado escaleras arriba, sepa que ella está allí. En forma simétrica –Hitch y Rohmer aman las simetrías– para que su madre comprenda que él la escuchó, el niño sigue el ritmo de la música con su chiflido desde el cuarto-prisión. El contraste entre los dos momentos musicales contiene el drama del filme. Rohmer explica la causa de la emoción que le despierta esa escena en el libro Hitchcock , escrito junto con Claude Chabrol: “Hitchcock sitúa el filme en el espacio de una manera tan precisa y tan exacta que tengo entonces plenamente la sensación del tiempo que pasa y que, de manera inexorable, se marcha para no volver. Esta forma de melancolía metafísica me llega enormemente”. Lo hermoso de la idea hitchconiana es que usó la canción como un elemento dramático no sólo porque juega un papel fundamental en el rescate del niño, sino porque funciona también como un leitmotiv que alude a la relación amorosa entre la madre y el hijo.
La canción dice así: “Cuando era una niña le pregunté a mi madre: ¿Qué voy a ser? ¿Voy a ser bonita? ¿Voy a ser rica? Esto es lo que me dijo: Que será, será/ Sea lo que sea, será /El futuro no es nuestro para ver/ Cuando crecí y me enamoré, le pregunté a mi amante lo que se avecinaba:/ ¿Habrá arco iris día tras día?/ Esto es lo que dijo mi amante: Que será, será/Sea lo que sea, será.” Pura estética trascendental.
Otra de mis películas favoritas, Festín diabólico , es hermana de Crimen y castigo en motivo, tratamiento y puesta en escena. Dos jóvenes universitarios estrangulan a un amigo y lo esconden en un baúl pocos minutos antes del cóctel al que están invitados los padres y la novia del muerto. El propósito del crimen, dostoyevskiano en toda regla, es demostrar una tesis: quien pertenece a la elite tiene todos los derechos, incluido el de suprimir a una mente inferior. Al cóctel está también invitado el profesor que les inspiró la macabra teoría, presa de un chantaje moral al que Edgar Allan Poe podría llamar el “demonio de la perversidad” (y no aludiría sólo a la sexualidad de los personajes).
La Paramount había exigido a Hitchcock, por motivos comerciales, que Doris Day cantara una canción. “Que será, será” ganó el Oscar a la mejor canción y se convirtió en el hit musical del año, y ya Hitchcock era conocido como el rey Midas de la industria, pero no es cierto que su cine sea inmoralmente comercial. Hitch es profundamente moral. En cuanto a asuntos morales, a propósito de esa perversidad sexual que es La ventana indiscreta le dijo a Francois Truffaut: “Nada hubiese impedido rodar este film, pues mi amor al cine es más fuerte que cualquier moral”.


Fuente: clarin.com


QUISIERON TIRARLO ABAJO,
LO SALVARON Y CUMPLE 75 AÑOS



El Obelisco Al principio fue mal recibido y votaron demolerlo. Sobrevivió y hoy es indiscutido.



EL OBELISCO. EL MÁXIMO SÍMBOLO PORTEÑO



EL OBELISCO. EL MAXIMO SIMBOLO PORTEÑO
El Obelisco por dentro





Por Nora Sánchez

Los diarios de la época lo llamaron “armatoste sin sentido” y “bodrio en perspectiva”. Inaugurado en 1936, el Obelisco fue tan mal recibido que, tres años más tarde, casi lo demuelen . Pero sobrevivió y fue adoptado por los porteños como su símbolo. Y el lunes cumple 75 años .
Antes de 1936, donde hoy confluyen las avenidas Corrientes, 9 de Julio y Roque Saenz Peña estaba la iglesia San Nicolás de Bari. Allí se izó por primera vez la bandera nacional en la Ciudad, el 23 de agosto de 1812, un hecho que se recuerda con una inscripción en una de las caras del Obelisco. En las otras tres se conmemoran la primera fundación de la Ciudad por Pedro de Mendoza, la segunda por Juan de Garay y la federalización de Buenos Aires en 1880.
En los años 30, Buenos Aires sufrió una gran transformación . Se abrieron las diagonales Norte y Sur, cuyas obras terminaron recién en 1943 y, además, se ensanchó la calle Corrientes. También se comenzó a construir la avenida 9 de Julio. El Obelisco fue planeado, para convertirse en el centro de este núcleo de avenidas. Tan simple como enigmático, es una estructura hueca de 67,5 metros y 170 toneladas coronada por un pararrayos. Llegar a la punta, donde hay una habitación de tres por tres con cuatro ventanas, no es fácil. Hay que subir los 206 peldaños de hierro de una escalera recta y sin baranda, con sólo siete descansos. Hacerlo toma unos 15 minutos.
El monumento fue diseñado por el arquitecto tucumano Alberto Prebisch y costó 200.000 pesos moneda nacional. La obra estuvo a cargo de la empresa alemana G.E.O.P.E.-Siemens Bauunion-Grün & Bilfinger y se hizo en tiempo récord. El Obelisco fue levantado en 31 días por 157 obreros, que usaron 680 m3 de cemento y 1.300 metros de piedra calcárea de Córdoba. Tuvieron que sortear los túneles del subte y hasta una vieja usina subterránea. Y el Obelisco tuvo su mártir: el obrero italiano José Cosentino cayó en una de las bóvedas del cimiento y murió.
El monumento fue inaugurado el 23 de mayo de 1936, ante la presencia del presidente Agustín P. Justo. Entonces, el intendente Mariano de Vedia y Mitre dijo: “Dentro de las líneas clásicas en que se erige, es como una materialización del alma de Buenos Aires”.
Pero no todo el mundo presintió su destino de postal porteña, y mucha gente defenestró a ese “feo punzón”, como lo llamaron. Un verso popular decía: “En el medio de la calle/ hay una mole parada/ la llaman el Obelisco/ y no sirve para nada”. Prebisch, su creador, prefirió definirlo como “una obra abstracta, pura y simple, que nada simboliza”. Sólo Baldomero Fernández Moreno le encontró poesía: “Dónde tenía la ciudad guardada/ esta espada de plata refulgente/ desenvainada repentinamente/ y a los cielos azules asestada”, escribió.
El Obelisco fue tan mal recibido que, en 1939, el Concejo Deliberante aprobó una ley para demolerlo por 23 votos contra tres. Los concejales argumentaron motivos “económicos, estéticos y de seguridad pública”. Una de las preocupaciones era que los paneles de piedra se desprendían. El oportuno veto del intendente Arturo Goyeneche, que alegó que el Obelisco estaba en jurisdicción nacional, lo salvó. Y las placas de piedra fueron reemplazadas por revoque de cemento que, más adelante, fue pintado con 620 litros de látex.
La enorme aguja también sobrevivió a la premonición de un tal Jorge Osvaldo Delio Krasnoff, que afirmó en un escrito que hizo llegar a Clarín: “El Obelisco desaparecerá el día domingo 12 de marzo de 1978”. Hubo un gran revuelo mediático. Nadie sabe qué pasó con Krasnoff, pero el Obelisco siguió en su lugar. El único cambio importante que sufrió en los últimas años fue en 1987, cuando le pusieron rejas para evitar actos de vandalismo, como las frecuentes pintadas en aerosol que sufría.
Con los años, los porteños lo aceptaron como propio y aprendieron a quererlo, convirtiéndolo en el punto de encuentro natural para ir a festejar un triunfo electoral o una victoria en un campeonato de fútbol. Hoy, el Obelisco es el logotipo no oficial de la Ciudad. Y ya nadie lo discute.


Mil formas a través del tiempo


BANDERAS. LAS DE ARGENTINA Y ALEMANIA, NACIONES HERMANAS, EN 2007.



El 8 de julio de 1939, un joven de 24 años trepó hasta la cima y puso una bandera argentina.
En 1943, equilibristas alemanes caminaron sobre un alambre entre el Obelisco y un edificio de Carlos Pellegrini.
En 1964, Marta Minujín lo recubrió con helado desde la base hasta los tres metros. Y en 1979 hizo un Obelisco de pan dulce.
En 1968, lo escalaron dos alpinistas para el programa de televisión “La campana de cristal”.
En 1973, fue transformado en el árbol de Navidad más alto del mundo por iniciativa de José López Rega.
En 1975, en la base le pusieron un anillo giratorio que decía “El silencio es salud” y “Mantenga limpia la ciudad”.
En 1989, los integrantes de la Organización Negra se descolgaron con arneses y sogas para representar la performance aérea “La Tirolesa Obelisco”.
En 1998, activistas de Greenpeace le pusieron un cartel que decía “Salven al clima”. Y el 30 de septiembre de 2008, se colgaron y desplegaron un cartel que decía: “Buenos Aires, primero en contaminación: Basura Cero ya”.
El 1° de diciembre de 2005, día de la lucha contra el sida, le pusieron un preservativo rosa.
El 16 de septiembre de 2006, lo vistieron de lápiz para conmemorar La Noche de los Lápices.
El 20 de septiembre de 2007, lo cubrieron con las banderas argentina y alemana, para celebrar los 150 años de relaciones amistosas entre ambos países.



Fiesta con tango y baile


Pocos lo saben, pero el Obelisco tiene dirección postal: Corrientes 1066. Ese es el punto de encuentro para el festejo de su 75° aniversario, el lunes a las 15, organizado por el Gobierno porteño. Por iniciativa de la Secretaría de Inclusión y Derechos Humanos, y ante la presencia de familiares del arquitecto Alberto Prebisch, repondrán cuatro placas en la Plaza de la República. Una recuerda a Prebisch, dos al día en que se izó por primera vez la bandera nacional, y la cuarta reproduce el poema que le dedicó al monumento Baldomero Fernández Moreno. Además, habrá una recreación de la música de hace 75 años organizada por el Ministerio de Cultura porteño. Raúl Lavié cantará el tango “Nostalgias”, estrenado en 1936. Y los campeones de Baile de la Ciudad bailarán tangos, valses y milongas también de ese año. Mientras, el Ministerio de Espacio Público lanzará obras de reacondicionamiento de la pintura y exteriores del Obelisco.



Fuente: clarin.com



BORGES,
LA BIBLIA Y COLÓN,
EXHIBIDOS EN NUEVA YORK





Un ejemplar de la Biblia de Gutenberg, un manuscrito de Jorge Luis Borges y un traje del Ku Klux Klan. Esas son algunos de los objetos que exhibe – hasta el 31 de diciembre– la Biblioteca Pública de Nueva York para festejar su primer centenario.
Lo eclécltico de la muestra Celebrando 100 años revela el espíritu de la institución neoyorquina. “Si el diablo en persona escribió un libro, querríamos tenerlo en la biblioteca”, señaló una vez Edwin H. Anderson, director de la célebre biblioteca desde 1913 a 1934 situada en pleno centro de Manhattan.
La exposición, dividida en cuatro partes (Observación, Contemplación, Creatividad y Sociedad) incluye el manuscrito de Jorge Luis Borges del cuento “La lotería en Babilonia”, incluido en Ficciones . Además, se expone una edición de Mi Lucha de Adolf Hitler de 1940; y un rollo de pergamino pintado con acuarela y tinta con la Historia de Genji , un clásico de la literatura japonesa del siglo XVII.
Otras piezas que pueden verse en la gran sala de exposiciones del edificio son el único ejemplar que existe de una carta de Cristobal Colón de 1493 detallando algunos de sus viajes a América y el diario del activista norteamericano Malcolm X de su viaje a La Meca en 1964.
La muestra también incluye objetos de escritores y personalidedes de la cultura. Ahí está el bastón de la escritora inglesa Virginia Woolf hallado en un río de su país poco después de su suicidio en 1941.
Para celebrar el centenario, la Biblioteca también plasmó una instalación basada en obras de los escritores norteamericanos William Faulkner, Ernest Hemingway y Francis Scott Fitzgerald; así como lecturas y conferencias para adultos y chicos.
Por las sedes de la biblioteca inaugurada en 1911, una de las más importantes del mundo en la actualidad, pasan todos los años millones de personas, entre socios e investigadores. Su sitio web (www.nypl.org) recibe 28 millones de visitas anuales de 200 países.





Fuente texto: clarin.com


EL ARTISTA CHINO PRESO PUDO RECIBIR VISITAS



El artista preso.



Por Beijing. Agencias

El domingo por la noche y luego de permanecer 43 días detenido e incomunicado por una supuesta evasión de impuestos, el artista y disidente chino Ai Weiwei pudo por fin ver a su mujer y a su madre. “Él estaba especialmente preocupado por mi salud y, por supuesto, le he tenido que decir que estoy bien y no que lloro en casa todos los días”, señaló Lu Qing, esposa del artista plástico, en una conversación telefónica con la agencia Reuters. El paradero del artista y activista sin embargo no fue divulgado.
La madre de Weiwei –que fue detenido el 3 de abril en el aeropuerto internacional de Beijing antes de viajar Hong–Kong– comprobó que su hijo no perdió peso, tiene buen aspecto y que no fue sometido a ningún tormento físico. “Todos los días le hacen chequeos y puede tomar sus medicinas”, agregó Gao Ge, hermana del Weiwei, que desconoce si el artista sabe qué delitos se le adjudican.
El arresto de Weiwei, de 53 años, despertó la indignación de organizaciones de Derechos Humanos en todo el mundo. Rusia, Estados Unidos y el bloque europeo, entre otros países, reclamaron la liberación del artista. La semana pasada Clarín reprodujo un artículo del escritor angloindio Salman Rushdie a favor de la liberación de Weiwei. “China se ha convertido en la mayor amenaza del mundo para la libertad de expresión, y por eso necesitamos a Ai Weiwei”, señaló el autor de Los versos satánicos .
Beijing, en tanto, continúa afirmando y sin dar mayores detalles que el prestigioso artista incurrió en delitos económicos.




UNA BOMBITA DA LUZ HACE 110 AÑOS



LÁMPARA ETERNA. EN UN CUARTEL DE CALIFORNIA, FUNCIONA DESDE 1901.

Se suele asociar la invención de la lamparita incandescente al prolífico Thomas Alva Edison, dato no es del todo correcto. Los historiadores Robert Friedel y Paul Israel identificaron en su libro Edison’s electric light: biography of an invention a 22 inventores que trabajaron en la bombita antes que Edison (de hecho, el principio de la luz incandescente, que hace que un alambre brille mientras transporta electricidad, era conocido desde 1802). Pero fue el mago de Menlo Park quien finalmente se impuso: el 21 de octubre de 1879 consiguió mantener encendida durante 40 horas una lamparita, primer paso hacia la masificación de la iluminación eléctrica. El invento se extendió rápidamente: en 1885 se vendieron 300 mil lámparas en EE.UU.; en 1914 la cifra ascendió a 88,5 millones.
El documental Comprar, arrojar, comprar (2011), producido por la televisión española, cuenta que en diciembre de 1924 Osram, Philips, General Electric y otros fabricantes se cartelizaron y acordaron reducir la vida útil de las lamparitas hasta las mil horas. Así nació la obsolescencia programada, idea central de la sociedad de consumo: que dure poco para que se vuelva a comprar. Para demostrarlo está la “Centennial Light”: una lamparita instalada en el cuartel de bomberos de Livermore, en California, que el 18 de junio cumplirá 110 años encendida ininterrumpidamente. Fue instalada en 1901, figura en el Guinness de los récords y una cámara la filma las 24 horas, lo que se puede ver en la página www.centennialbulb.org .

Fuente: clarin.com