Visitantes de todo el mundo llegan hasta el gran Palacio de Invierno de San Petersburgo, atraídos por su colección de tres millones de obras de arte.
Se trata de la mayor colección de pintura occidental en Europa, con cientos de obras de distintos países –incluye desde los maestros del Renacimiento hasta Picasso y las vanguardias del siglo XX– además de esculturas de la antigüedad griega, romana y egipcia. No faltan íconos bizantinos y joyas del tesoro zarista, como los espectaculares “huevos de Pascua” diseñados por Carl Fabergé, el joyero de los zares. Pero además están las piezas arqueológicas rusas de Siberia y el Cáucaso, el arte oriental de China, India, Irán, Indonesia y Siria. El director del Museo del Hermitage desde el año 1990, Mijail Piotrovsky, escribe en las páginas del catálogo que “el museo es inmenso, después de la primera visita uno se siente aplastado por la variedad de las impresiones que producen los tesoros que hay en él”. Por eso, lo recomendable para cualquier turista es ir despacio, informarse previamente y armar un itinerario propio, de acuerdo con los gustos personales. Es que el Hermitage es inagotable.
Un viajero puede pasarse días enteros delante de la colección de pinturas del Impresionismo francés o en las salas dedicadas a Matisse, Picasso, Kandinsky, Rembrandt, Rubens y tantos otros genios. Además, los palacios que dan forma al Hermitage son obras de arte por derecho propio: más de un viajero se sorprenderá ante las arañas de cristal y sus luces, los frescos de los techos de las salas, o los pisos, con un trabajo de marquetería que combina maderas finas.
Visiones inolvidables
Desde las ventanas del Hermitage hay vistas inolvidables hacia el río Neva, la fortaleza de San Pedro y San Pablo, las plazas imperiales o el edificio del Almirantazgo. Y no hay que olvidar las exposiciones itinerantes –colecciones que llegan al Hermitage desde otros museos del mundo– o las más de veinte exposiciones anuales que revisan el patrimonio propio del museo. Tantas opciones, a veces pueden forzar cambios de planes o itinerarios, por eso conviene tomar en cuenta algunos datos prácticos.
Es útil saber que el complejo de edificios del Hermitage está cerrado los días lunes. Funciona de martes a sábados en el horario de 10.30 a 18 y los domingos de 10.30 a 17, aunque el Palacio de Invierno cierra una hora antes. El ticket que permite una visita de dos días consecutivos cuesta 26 dólares; por un solo día el costo es de 18 dólares. Se pueden evitar las colas en la boletería al comprar los tickets por Internet (www.hermitagemuseum.org). Hay servicios de audioguías en español, inglés, alemán y francés. El museo tiene una gran cafetería y acceso a servicios de Internet.
No podía faltar la tienda de recuerdos del Hermitage: allí se venden guías y libros de arte –la guía oficial “The State Hermitage Guidebook” cuesta 30 dólares– además de reproducciones en gran tamaño de varias de las obras maestras de la colección, como “La virgen y el niño” de Leonardo da Vinci o “El joven del laúd” de Caravaggio.