LA RESIDENCIA DE LA EMBAJADA DE ESPAÑA EN BUENOS AIRES, EN AVENIDA DEL LIBERTADOR Y MARISCAL RAMÓN CASTILLA, SOBRE LA PLAZA RUFINO DE ELIZALDE.
EMBAJADA DE ESPAÑA:
PIDEN QUE DEMUELAN LA OBRA ILEGAL
Crearán una comisión binacional para resolver sobre la construcción
Fue una reunión pacífica, pero de la que cada una de las partes salió con expectativas distintas. Ayer, los vecinos de Palermo que impulsan una denuncia contra la embajada de España por alterar un edificio con protección patrimonial participaron de un encuentro propiciado por el gobierno de la ciudad con el embajador español y distintas autoridades diplomáticas.
El encuentro se produjo en el Centro de Gestión y Participación 14, en avenida Coronel Díaz y Beruti. Los vecinos, patrocinados por la Fundación Ciudad, salieron convencidos de que su reclamo significaría que la obra en cuestión, una caseta de siete metros de frente que se levantó sobre el jardín de la antigua residencia Larivière, con salida a la plaza Bélgica, se demolerá y volverá a emplazarse allí la reja original, protegida como patrimonio cultural de la ciudad.
Por su parte, las autoridades diplomáticas pidieron disculpas a los vecinos y accedieron a conformar una comisión técnica bipartita entre el gobierno de la ciudad y la embajada para estudiar esta situación y llegar a una solución.
"Estamos llevando a cabo una rehabilitación integral de todo el edificio, una obra muy costosa y cuidadosa, sin variar su estructura interna. Pero desconocemos si la empresa que contratamos para hacer los trabajos tramitó la autorización para modificar un edificio con protección patrimonial", dijo Luis Herrero, consejero de información de la embajada a LA NACION.
Durante el encuentro, el embajador Rafael Estrella Pedrola insistió en que la oficina en cuestión no se utilizaría para atención masiva de público. Por su parte, Herrero informó que allí funcionarán las consejerías de interior, de información, de cultura, de política y los servicios burocráticos internos de la Cancillería española. "Seguramente, la gente que concurra a ellas ingresará por la entrada sobre la plaza Bélgica, pero no será una afluencia masiva de público. Allí se centralizará la seguridad de la embajada. Vamos a rever cómo lo solucionamos. Se va a plantar una vegetación bastante tupida y la construcción va a quedar un poco tapada", agregó.
Sin embargo, a los vecinos no los conformó tal explicación y afirman que buscarán una solución más cercana a su planteo.
Según dijeron a LA NACIÓN, ellos exigen que se respete el carácter de inmueble protegido de la antigua residencia Larivière y que se vuelva su entorno al estado original demoliendo la casamata de hormigón y restituyendo la reja original.
Hernán Vela, director general de Coordinación Institucional del Ministerio de Desarrollo Urbano, en nombre del gobierno confirmó que la obra no tenía permiso. Además, expresó que la intención era que todas las modificaciones al inmueble se hicieran respetando su carácter de edificio protegido ubicado en un Area de Protección Histórica.
Fuente: LA NACIÓN>
DE IZQ. A DER.: FRENTE DE LA CANCILLERÍA DE LA EMBAJADA DE ESPAÑA EN BUENOS AIRES, EN AVENIDA FIGUEROA ALCORTA AL 3100 Y MARISCAL RAMÓN CASTILLA, SOBRE LA PLAZA BÉLGICA. LA CASA LARIVIÈRE FUE DISEÑADA POR EL FAMOSO ESTUDIO DE LOS ARQUITECTOS ACEVEDO, BECÚ Y MORENO. A PESAR DE INTEGRAR UNA APH (ÁREA DE PROTECCIÓN HISTÓRICA) LA EMBAJADA DE ESPAÑA HA HECHO EN ELLA UNA OBRA ILEGAL.
EL EMBAJADOR DE ESPAÑA EN LA ARGENTINA, S.E. D. RAFAEL ESTRELLA PEDROLA DEBE ORDENAR LA DEMOLICIÓN DE LA OBRA ILEGAL Y LA RESTITUCIÓN DE LA REJA ORIGINAL.
LA OBRA ILEGAL EN CUESTIÓN DEBERÁ DEMOLERSE.
¿POR QUÉ ALLÁ RESPETAN Y AQUÍ NO?
Cuando pasé por la nueva Cancillería de España y vi que habían levantado todos los metros que levantaron de la reja perimetral y estaban construyendo esa espantosa casamata que estaban haciendo ahí, más apropiada para boletería de una cancha de fútbol de cuarta categoría que para ponerla alrededor de una de las casas más bonitas de Buenos Aires, proyectada por el famoso estudio de los Arquitectos Acevedo, Becú y Moreno, que tantas buenas y refinadas casas le dio a Buenos Aires, me hice un sinfín de preguntas. Me pregunté por qué estando como está la Casa Larivière en una APH (Área de Protección Histórica), se podía estar adosándole ese adefesio que se le ha estado construyendo y vulnerando y vulgarizando de tal manera esa casa importante casa patrimonial. Me pregunté si habría consultado la Embajada de España al Gobierno de la Ciudad, como es obligación hacerlo cuando se quiere intervenir un bien que es APH y, de haberse aprobado tal adefesio, quién lo habría aprobado. Me pregunté cómo podían los españoles aceptar tal grado de aberración arquitectónica como la que se estaba haciendo. Me pregunté si los españoles permitirían que nuestra Embajada en Madrid, o la de cualquier otro país arruinara una casa patrimonial con protección histórica y patrimonial de Madrid del modo en que ellos estaban arruinando una de las más significativas casas nuestras. Me pregunté qué estudio de arquitectura podía proponerle semejante bodrio a la Embajada de España y cómo podían la Embajada y la Cancillería de España aceptarlo. Y me pregunté muchas cosas más. Pero no tuve respuestas hasta ahora.
Más allá de las normas vigentes y de que se las estaba violando abiertamente, este tema hablaba de la enorme falta de sensibilidad y de refinamiento que impedían ver con claridad que lo que se estaba intentando hacer era a todas luces un sacrilegio. Los vecinos se interesaron en el tema, hicieron el justo reclamo y por suerte las cosas se están revirtiendo. Que el Embajador de España haya reconocido el error y que se haya comprometido a buscar una solución para enmendarlo es una buenísima noticia. Pero no hay nada que negociar. No cabe duda alguna de que la casamata debe demolerse, reponerse la primitiva reja y restituirse a la casa su aspecto originario. Y la Embajada debe avenirse a respetar nuestras normas sin ningún tipo de excepción por el hecho de ser una representación extranjera.
Es notable como algunas Embajadas de países donde las leyes se respetan a rajatabla, cuando vienen aquí se contagian nuestras malas costumbres y, como ven que aquí las normas se hacen para guardarlas en un cajón y fregarse en ellas sin que a nadie se le mueva un pelo, empiezan a hacer cualquier cosa amparándose en nuestra habitual impunidad. El caso de la Embajada de España no es nuevo. Durante la gestión de Aníbal Ibarra al frente de la Ciudad de Buenos Aires, personal del Gobierno de la Ciudad literalmente destrozó los árboles y arbustos de la plaza Bélgica, que linda con la nueva Cancillería de España (casa Larivière), y también los árboles y arbustos de la plaza Rufino de Elizalde, que está pegada a la residencia del Embajador de España, con la excusa de despejar los sensores de movimiento que se instalaron para prevenir atentados con explosivos a raíz de haber hecho José María Aznar entrar a España en la coalición con los E.E.U.U., Inglaterra e Italia para la guerra de Irak.
El pintor y arquitecto Nicolás García Uriburu batalló incansablemente por ese tema pero no logró frenar el avance del alud destructor originado en el propio Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a instancias de la Embajada de España. En su momento denuncié el tema y me pregunté qué harían los españoles si alguien osara tocar una sola hoja del madrileño Parque del Retiro. El destrozo ya estaba hecho. Y no se quedaron conformes con haberlo hecho una vez: lo repitieron al tanto tiempo. Si éso ocurre con la anuencia del propio Gobierno de la Ciudad… ¿qué se puede esperar de los contribuyentes que aisladamente destrozan árboles a diario en Buenos Aires con total impunidad? La Embajada también ha eliminado las enredaderas que cubrían la reja perimetral y la ha tapado con chapa, lo que visualmente “endurece” en forma notoria y le quita “aire” a esa magnífica casa que es ahora sede de la Cancillería de España en Buenos Aires. Sin dudar quedaban mucho mejor las enredaderas que cubrían la reja, como tupida, espesa barrera hecha con elementos naturales. Era un entorno de mucha mayor calidad para la Casa Larivière y no la bonita reja cegada con chapa negra. Esa chapa irremediablemente abarata el aspecto del conjunto.
A esta altura de los hechos, nobleza obliga, habría que hacer un reconocimiento al apoyo de la Fundación Ciudad al grupo de vecinos que se preocupó por este tema, que, una vez más, con su incansable trabajo de hormiga defiende siempre las grandes y pequeñas causas de la Ciudad de Buenos Aires y batalla a favor del bien común.
P. L. B.