DIPUTADOS RATIFICÓ EL CONVENIO
PARA TRASLADAR EL MONUMENTO A COLÓN.

Foto tomada ayer a la tarde –diez obreros trabajando- que dice claramente del apuro presidencial por concluir la base que cubrirá a la que fue la de Cristóbal Colón y sustentará ahora a Juana Azurduy.

DIPUTADOS RATIFICÓ EL CONVENIO
PARA TRASLADAR EL MONUMENTO A COLÓN

Tras un extenso debate, el Frente para la Victoria contó con el apoyo de Unión Pro para aprobar el acuerdo entre Nación y Ciudad luego de que la Justicia avalara el proceso. Férreo rechazo de la UCR, el massismo y el Frente Amplio UNEN.

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La Cámara baja ratificó en la sesión de este miércoles el acuerdo suscripto entre el Gobierno nacional y el porteño para la restauración y el traslado del monumento a Cristóbal Colón, luego de las idas y vueltas que terminaron con una decisión judicial de avalar el proceso.
El proyecto obtuvo 128 votos a favor, 63 en contra y nueve abstenciones. El Frente para la Victoria contó con el apoyo de Unión Pro pero no así de la UCR, el Frente Amplio UNEN y del massismo, que rechazaron el acuerdo entre el kirchnerismo y el macrismo, mientras que Compromiso Federal se abstuvo.

Con la ley, el grupo escultórico, que hoy se encuentra en el Parque Cristóbal Colón -ubicado detrás de Casa Rosada- será trasladado al Aeroparque porteño.



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La titular de la Comisión de Cultura, Nanci Parrilli (FpV) recordó que “la decisión que tomó en su momento el Gobierno nacional de desmontar el monumento para su restauración y posterior traslado originó una serie de conflictos e idas y vueltas entre el Gobierno nacional y el de la Ciudad”.
El último fallo, de la sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones, sostuvo que el Gobierno nacional realizó todas las medidas necesarias de conservación y preservación del monumento, con la supervisión de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y de Lugares Históricos.
Por otra parte, Parrilli remarcó que con el traslado del grupo escultórico “no estamos anulando la historia, sino poniéndola en otro lugar y contándola desde otra perspectiva”.
El jefe del bloque macrista, Federico Pinedo, recordó que en su momento “nuestro partido se opuso, intervino la justicia” pero “el Gobierno desarmó el monumento de tal forma que da lástima verlo”.
El rechazo más duro a la ley fue encabezado por el socialista Roy Cortina, precandidato a jefe de Gobierno porteño, quien denunció que este acuerdo es el fruto de la presión del Gobierno nacional” aunque también acusó al macrismo de “claudicar” en la causa.
Otro que cuestionó la ley y también dedicó críticas tanto al kirchnerismo como al macrismo fue Fernando Sánchez (CC-ARI), quien dijo que la presidenta de la Nación “dispuso de un bien que nadie duda que es propiedad de la Ciudad de Buenos Aires”, mientras que “el Pro tiene que estar decidido a defender lo que no defendió”.
Sánchez denunció un “atropello ilegal” del Gobierno nacional y agregó que “hay que hacer justicia con los que maltratan a nuestros hermanos aborígenes en el presente”, al referirse a la represión sobre la comunidad quom en Formosa.
Por su parte, Manuel Garrido (UCR) denunció que “la presidenta incurre en un exceso al pasar por encima del límite jurisdiccional”, y añadió que “todos los técnicos opinaron que el desmolde no es el mecanismo idóneo para la restauración”.

El diputado Federico Pinedo, titular de la bancada del PRO.

Carta de la Presidente de Basta de Demoler a Federico Pinedo, quien votó hoy el traslado del monumento a Colón.


Gracias, Diputado, por contestarme.
Ha sido todo lamentable desde el inicio por parte del gobierno porteño pues, estando vigente la Ley 2862 del convenio entre la ciudad y el PEN podía haber recurrido a la Corte Suprema de Justicia para hacer valer los derechos de la ciudad y por ser el custodio de sus bienes patrimoniales.
La diputada Lía Rueda encabezó el año pasado la cruzada para evitar este traslado y apoyó el dictado de una ley para declararlo bien patrimonial de la CABA al monumento a Colón; bien que ya pertenecía a la Ciudad y estaba inventariado en el MOA.
​Cuando logramos, con un amparo, la primera cautelar que prohibía su traslado, dos diputadas del PRO fueron agredidas por personal nacional. 
El Ministerio de Espacio Público instaló una guardia en una entrada dela plaza para evitar que entraran o salieran grúas. Un día desaparecieron.
Ellas son las mismas que ahora han presentado
​(​en la Legislatura de la CABA) este convenio como un hecho consumado, por disciplina partidaria.
Sepa que los amparos fueron contra los dos gobiernos y que la procuración de la CABA estuvo de acuerdocon los amparistas y solicitó al juzgado que se prohiba el traslado.​
Cómo se puede dejar, tan rápido, de lado las convicciones  y acompañar con su voto una acción en violación de la ley 5105/1907 y de la cautelar vigente.
 No es un tema menor haber apro​​bado el convenio
No sabemos qué puede venir después.
Qué razón tiene la frase de Napoleón “Nada puede ir bien en un sistema político en el que las palabras contradicen los hechos".

Dra. María Carmen Arias Usandivaras


Una medida que costará 15 millones de pesos


Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACION  / Santiago Filipuzzi
Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACIÓN  / Santiago Filipuzzi
  Por Pablo Tomino / LA NACIÓN

Mientras desde el gobierno porteño aseguran que la restauración y la mudanza del monumento a Cristóbal Colón costará unos 15 millones de pesos, asociaciones de italianos irán a la Justicia por considerar "inconstitucional" la ley sancionada ayer por los diputados nacionales para trasladar la estatua a la Costanera Norte.
La escultura, que el 29 de junio del año pasado fue desmantelada detrás de la Casa Rosada por una decisión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, estará emplazada en el espigón Puerto Argentino, frente al aeroparque metropolitano.
"El gobierno nacional armó una carpa detrás de la Casa Rosada y comenzaron con los trabajos para restaurar el monumento. Por otra parte, nosotros estamos avanzando con los estudios de suelo del nuevo lugar de emplazamiento, donde deben construirse los nuevos pilotes. Los costos de la mudanza correrán por parte del gobierno nacional y el traslado se efectuaría dentro de dos o tres meses", dijo a LA NACIÓN Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la ciudad.
Según el funcionario porteño, comunidades de italianos en el país "están de acuerdo" con la mudanza del monumento, pero hay un fuerte rechazo de varias asociaciones de ese país. De hecho, Alejandro Marroco, representante legal de italianos que iniciaron la primera demanda, aseguró que irá a la Justicia porque la ley es inconstitucional.
"Claramente, se viola el artículo 41 de la Constitución Nacional. Un monumento no es simplemente un conjunto de bloques materiales, sino que es una unidad material-simbólico-cultural-histórica arraigada en un sitio específico. Si se lo arranca del sitio, siempre se lo está destruyendo, aunque hipotéticamente sus partes materiales puedan reconstruirse en otro lado. Por lo tanto, el traslado implica destrucción del patrimonio cultural, algo que está vedado por el artículo 41 de la Constitución Nacional y 27 y 32 de la Constitución local", dijo Marroco a LA NACIÓN.
Horacio Savoia, abogado del Círculo Italiano, explicó que "en la justicia federal hay una sentencia firme que impide el traslado de Colón. Los diputados no pueden soslayar esto. Y no se puede desconocer lo actuado en otros poderes. Haremos acciones legales contra esa aprobación porque planteamos la inconstitucionalidad de la norma". Y agregó: "Hoy es la República la que está tirada en el piso, no la estatua de Colón. Si se hubiera escuchado a la Justicia no se habría iniciado este proceso destructivo, que no tiene razón ni sentido".
Así las cosas, por ahora, nada parece impedir que el monumento a Colón termine en otro puerto, tras más de un año de naufragar en el olvido y la desidia.


Por decreto, el Gobierno se adueñó de la Plaza Colón


Según una ley, le pertenece a la Ciudad
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Detrás de la Casa Rosada. Allí estaba el monumento a Colón, que la Presidenta decidió cambiar por otro a Juana Azurduy.

En obra. La vista de la plaza desde la Rosada. Allí estará, pronto, la figura de Juana Azurduy. /GUSTAVO ORTIZ
En obra. La vista de la plaza desde la Rosada. Allí estará, pronto, la figura de Juana Azurduy. /GUSTAVO ORTIZ
Silvina Gómez


Mientras avanzan los trabajos para la construcción del pedestal que sostendrá la figura de Juana Azurduy –donde estuvo 93 años la estatua de Colón– la Presidenta firmó un decreto que declara lugar histórico nacional al “conjunto urbano constituido por la Casa Rosada, el Museo del Bicentenario, la Plaza Colón y la Reja Federal (sic)”. Además, encomendó a la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos que los inscriba en el Registro Catastral y de la Propiedad.
El decreto –número 1137–fue publicado en el Boletín Oficial. Así, Cristina Fernández de Kirchner busca darle un marco legal a una decisión tomada en marzo de 2013, cuando ordenó desmantelar el monumento a Cristóbal Colón y reemplazarlo por el de la heroína boliviana. En tanto, tras un acuerdo que llegó después de algunas polémicas, desde el FPV y el Pro, en la Legislatura y en el Congreso, impulsaron diferentes leyes con el mismo fin (ver aparte).
“¿Quién puede tener alguna duda de que la plaza pertenece a la Ciudad? Desde el punto de vista jurídico, simplemente se quieren quedar con la plaza”, evaluó el abogado Alejandro Marrocco, que representa a un grupo de asociaciones italianas que se opone a la mudanza del monumento. Incluso cuestiona la legalidad ante el pedido de la presidenta de anotar los cambios en el Registro Catastral: “Son modificaciones que deberían pasar por la Legislatura porteña. Hay un conflicto de jurisdicción muy claro.
El jefe de Gobierno debería intervenir porque estas acciones pueden sentar precedentes”, reclamó Marrocco, quien además impulsa un amparo para que la plaza sea reabierta al público.
El conflicto en relación al monumento y a la plaza se remonta a 2005, cuando Presidencia decidió enrejarla. En 2007, después de las quejas porque no se podía acceder al lugar, el entonces jefe de Gobierno Jorge Telerman firmó un acuerdo en el que Nación se comprometía a abrirla al público. En 2008 Mauricio Macri ratificó el convenio, pero la plaza nunca se abrió.
Es más, según el decreto firmado ahora por la Presidenta, la reja perimetral tiene nombre: Reja Federal, porque posee los escudos de todas las provincias y el de la Ciudad, que desde 1996 es autónoma; justamente ese año se le transfirieron a la Ciudad todos los espacios públicos y monumentos que están en su distrito.
Según el decreto, se hallaron debajo de la plaza restos de lo que fuera el antiguo fuerte de Buenos Aires y de la Aduana Taylor.

 

Con polémica y cruces, Diputados ratificó el acuerdo por el traslado del monumento a Colón



El convenio lo habían firmado los gobiernos de la Nación y la Ciudad. Votaron a favor los legisladores del PRO y del kirchnerismo. Desde algunos bloques opositores lo cuestionaron con dureza.
Colón, acostado. Así yace el monumento que irá a Costanera. / G R ADRASTI
Colón, acostado. Así yace el monumento que irá a Costanera. / G R ADRAST
Martín Bravo


Luego de un debate con momentos ásperos y acusaciones cruzadas, la Cámara de Diputados ratificó el convenio entre el Gobierno Nacional y el de la Ciudad para restaurar y trasladar el monumento a Cristóbal Colón, que será ubicado frente al Aeroparque. El Frente para la Victoria, sus aliados y el PRO avalaron el acuerdo (128 votos), mientras que el radicalismo, la Coalición Cívica y el massismo lo rechazaron (63). Parte de los legisladores del Frente Amplio UNEN y de otros bloques opositores se abstuvieron.
“Dejar el monumento en ese lugar hubiera sido una contradicción. No estamos anulando la historia, estamos poniendo las cosas en otro lugar y contándolas desde otra perspectiva. Mi abuela decía zapatero a tus zapatos y a nosotros como legisladores nos toca aprobar este convenio en el que dos Estados a través de sus Poderes Ejecutivos se han puesto de acuerdo”, inició el debate Nanci Parrilli, una de las miembros informantes del kirchnerismo. El convenio se suscribió el 26 de marzo, con las firmas del jefe de Gabinete del Gobierno Nacional, Jorge Capitanich, y su par porteño Horacio Rodríguez Larreta.
“Si fuera por nosotros nunca estaríamos tratando este tema. Esta actitud infantil de decir que la historia de la Argentina vendría a ser pueblos originarios contra pueblos europeos no obedece a la realidad y nos parece una visión reaccionaria”, marcó distancia Federico Pinedo -jefe del bloque del PRO- pese al voto a favor, y cuestionó el abandono del monumento: “Da lástima verlo, destruido, tirado por el piso, en 20 pedazos...” Desde la Coalición Cívica lanzaron fuertes críticas para los dos espacios. “La barbarie es la ignorancia de la cultura. El Gobierno de la Nación y el de la Ciudad repiten la matriz colonial de idénticos o eliminados. ¿Por qué se desconoce la comunidad italiana y a los inmigrantes? Yo vi como el peronismo usa a los indígenas para el voto. Y lo que no puede explicar el PRO es por qué sigue votando con La Cámpora todos los días y se presenta como opositor al Gobierno”, lanzó Elisa Carrió, pese a sus coqueteos con el macrismo de cara a 2015. Fernando Sánchez, uno de sus diputados de mayor confianza, también había sido duro en su discurso: “Así como la Presidenta encontró un día como enemigo al campo, otro a la Iglesia, y ahora cita a Francisco, dijo ‘necesito confrontar con alguien que fue protagonista de su tiempo’. Es un atentado a la democracia cultural”, aseguró, y también disparó contra el PRO: “¿Qué les van a decir a los ciudadanos que les dieron su voto? Tampoco defendieron a la Ciudad cuando le entregaron los impuestos y el negocio del juego a Cristóbal López”.
“Lamento que el Congreso vote esto. La Presidenta incurre en un exceso al pasar por encima del límite jurisdiccional. Todos los técnicos opinaron que el desmolde no es el mecanismo idóneo para la restauración”, se sumó a las críticas el radical Manuel Garrido. Roy Cortina, del socialismo, también alzó la voz para rechazarlo: “Este acuerdo es fruto de la presión, el Gobierno de la Ciudad claudicó ante la prepotencia del Gobierno Nacional”.


Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACION  / Santiago Filipuzzi

Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACION  / Santiago Filipuzzi

¿Por qué Juana Azurduy?

 

 

Los argentinos no sabemos quién fue Álvarez Thomas, o el Sr. Billinghurst, o Juana Manso, o Tomás Guido. Son calles, simplemente. O estaciones del ferrocarril.
No podemos ignorar, claro, que Cristóbal Colón descubrió América. O se topó con ella, por error. Nunca supo que se trataba de un nuevo continente: más bien un grupo de islas vecinas de Cipango y Catay, o sea China y Japón. Enviado por los reyes de España, al mando de tres carabelas llamadas la Pinta, la Niña y la Santa María, desembarcó el 12 de octubre de 1492 en la isla de Santo Domingo, hoy repartida entre Haití y la República Dominicana. Los españoles siempre creyeron encontrarse en las Indias, que se suponían ubicadas al Oriente de España, y no al Occidente, cruzando el Atlántico.
En fin, ya sabemos que el gran navegante (tal vez judío portugués, tal vez genovés) se llamaba en realidad Cristóforo Colombo. Perdura como un emblema de Italia y su impronta histórica. Italia es nuestra segunda madre patria, por la abrumadora cantidad de inmigrantes italianos que poblaron nuestra tierra y dieron forma a nuestra cultura. Fueron italianos Manuel Belgrano, Juan José Castelli, el coronel Nicolás Levalle (prohombre de la Campaña del Desierto, nacido en Liguria) Carlos Pellegrini, Arturo Humberto Illia, Arturo Frondizi, Ernesto Sabato, Juan Manuel Fangio, Nicolino Locche, Alfredo Di Stéfano y una variedad impresionante de personajes nacionales. Más que nacionales: folklóricos. Por ejemplo, el celebrado narrador de temas criollos don Luis Landriscina, y sería redundante mencionar a Soledad Pastorutti, Darío Grandinetti o Guillermo Francella. Es obvio que la mitad de los argentinos portan apellido italiano.
Todo el enorme aporte de Italia a la República Argentina está sintetizado en la persona de Cristóbal Colón. Que figura también en la raíz de todos los países del continente, desde los Estados Unidos (donde hay un Estado que se llama Columbia) hasta la propia nación colombiana con capital en Bogotá. Pero de todas las naciones americanas, incluso por encima de USA, Brasil y Uruguay, la nuestra se lleva la palma de la "italianidad", por cantidad y calidad de inmigrantes.

¿A qué viene, entonces, la imagen del Gran Almirante derribado, remendado y tal vez confinado a un punto secundario de esta capital, cuando antes vigilaba la Casa Rosada?  

Parece ser que existe la idea de sustituir ese monumento por otro, consagrado a Juana Azurduy. ¿Quién era ella?
Juana Azurduy de Padilla fue una patriota nacida en Chuquisaca (hoy Bolivia) el 8 de marzo de 1781. En aquel entonces, Chuquisaca (antes conocida como La Plata, ahora Sucre) era una importante sede administrativa y arzobispal del Virreinato. Albergaba a la Audiencia de Charcas. Tenía, pues, sus propios tribunales, su Universidad y allí cerca, en Potosí, las valiosas minas. Conviene aclarar que en el Virreinato había sólo dos universidades: Chuquisaca y Córdoba. Las ideas liberales germinaron primeramente en Chuquisaca, donde estudiaron célebres doctores revolucionarios como Bernardo de Monteagudo, Mariano Moreno, Juan José Paso, Tomás de Anchorena, José Ignacio Gorriti, José Darregueira, Pedro José de Agrelo y otros. "El descontento popular descendió de las clases altas y fue a las multitudes por boca de los agitadores, que eran unos cuantos doctores y jóvenes estudiantes de buena familia y comerciantes de crédito", dice el Diccionario Histórico Argentino de Piccirilli, Romay y Gianello. Entre 1808 y 1809 se desarrolló una fuerte movida "carlotista", es decir, partidaria de la princesa Carlota Joaquina de Borbón y Braganza, casada con el Emperador del Brasil, que había manifestado en agosto de 1808 sus derechos a la corona española mientras el Rey Fernando VII y su padre, don Carlos IV, estuvieran cautivos de Napoleón. Las autoridades reprimieron estas inquietudes. Que precedieron en un año a nuestro 25 de mayo. Buenos Aires no tenía entonces, ni por las tapas, la distinción y riqueza de Chuquisaca: sólo era una ciudad puerto sin un puerto verdadero, inferior a Montevideo y destinada a funcionar como eje del movimiento revolucionario, tal vez precisamente porque pertenecía a la periferia del imperio español.
La señora Petrona Azurduy, de origen vasco, quiso que su hija Juana fuese monja, y la internó en un convento. Pero la chica resultó inadecuada para la vida conventual. La propia madre la retiró al poco tiempo. Juana se casó en 1805 con Manuel Asencio Padilla, nacido en Chayanta, actual Bolivia, militar de carrera. Tuvieron seis hijos. Tanto uno como otro pertenecían a la élite altoperuana, según se deduce de las carreras que sus padres habían elegido para ellos. Padilla se enroló en la causa de la Revolución de Mayo (era nacido en 1773, de manera que en Mayo había cumplido los 27 años) participando de los combates de Tucumán y Salta. Derrotado con el Ejército de Belgrano en Vilcapugio y Ayohuma, Padilla pasó a encabezar una guerra de guerrillas, con un batallón de indígenas, y después de una larga sucesión de victorias y derrotas fue aprisionado el 16 de septiembre de 1816, en el encuentro de la Laguna, departamento de Villar.
Ese día, Juana Azurduy es herida y su marido Padilla, al verla en peligro de muerte, vuelve a rescatarla. Ella queda libre pero él resulta capturado. El coronel español Javier Aguilera, esa misma tarde, lo ejecuta de un pistoletazo y le corta la cabeza para exhibirla en una pica. Como escarmiento.

Curiosamente, se la confunde con una heroína indígena, cuando en realidad fue una señora de gran clase.

La mujer de Padilla, doña Juana Azurduy, fue compañera de guerra de su esposo, caso excepcional en aquellos tiempos. Las familias de distinción no educaban a sus hijas más que en tocar el piano, coser, bordar, las primeras letras y el catecismo. Curiosamente, se la confunde con una heroína indígena, cuando en realidad fue una señora de gran clase, como Mariquita Sánchez de Thompson, de ideas avanzadas para su tiempo y, en el caso de Juana, un insólito coraje combativo. Resultó herida varias veces, encabezó tropas, perdió hijos y marido, y se desempeñó como brillante lugarteniente de Manuel Asencio Padilla. Fue recomendada por Manuel Belgrano y Martín Güemes. Se le otorgó el grado de teniente coronel, con uso de uniforme, por cuenta del director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 13 de agosto de 1816. Decreto firmado por don Juan Martín de Pueyrredón. Juana vivió muchos años en Salta y luego regresó a Chuquisaca, en 1825. Allí murió el 25 de mayo de 1862, asistida por su hija Luisa.
No existe ninguna oposición entre Juana Padilla y Cristóbal Colón.
En realidad...Si Cristóbal Colón no hubiera llegado a América, no habrían existido ni Juana Azurduy ni Mariano Moreno, Saavedra, Belgrano, San Martín, Rosas, Urquiza, Roca, Mitre o Yrigoyen. Ni tampoco los estancieros del grupo de Anchorena o Alzaga Unzué, ni los escritores angloargentinos como Guillermo Enrique Hudson, Rodolfo J. Walsh o Eduardo Wilde. Ni Borges, ni Sabato, ni Falú.
Más aún: si no hubieran llegado los españoles a tierra americana, los araucanos no habría cruzado los Andes para cazar ganado cimarrón en las pampas. Pues aquellos inmensos rebaños que engordaban sin dueño en la llanura...se los había olvidado don Pedro de Mendoza. En, fin, son especulaciones contrafácticas.
Todos descendemos del almirante Colón. Un respeto.

Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACION  / Santiago Filipuzzi

Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACION  / Santiago Filipuzzi

Diario La Nación, domingo 10 de agosto de 2014

Publicado en edición impresa

Editorial II



COLÓN, UN FINAL HUMILLANTE


La desdichada historia del Monumento a Colón parece haber alcanzado un final humillante, por cierto, tanto para la memoria del Gran Almirante como para los derechos de los ciudadanos de Buenos Aires, y también de los integrantes de las distintas colectividades italianas, sobre el patrimonio arquitectónico y cultural de su ciudad. En efecto, con el aval, el miércoles último, de la Cámara de Diputados, quedó ratificado por el Congreso el convenio firmado entre el gobierno nacional y el porteño para restaurar y trasladar el grupo escultórico a su nuevo emplazamiento, frente al Aeroparque.
Pero esto no es todo. La presidenta Cristina Kirchner firmó un decreto por el cual se declara lugar histórico nacional al "conjunto urbano constituido por la Casa Rosada, el Museo del Bicentenario, la plaza Colón y la Reja Federal", además de encomendar a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos que los inscriba en el Registro Catastral y de la Propiedad. Un intento de legitimar definitivamente el caprichoso reemplazo del monumento a Colón por el dedicado a Juana Azurduy, un regalo del gobierno de Bolivia que se emplazará pronto en el lugar.
Fueron 128 los votos positivos (del Frente para la Victoria, sus aliados y Pro), contra 62 negativos y 9 abstenciones, los que decidieron el futuro del monumento. Algunas de las razones esgrimidas para el desplazamiento rozaron lo ridículo: que una mole de 26 metros de altura "pone en riesgo la estructura de la ex aduana Taylor", sobre la cual estaba erigida, y que dejar a Colón en ese lugar (detrás de la Casa Rosada) hubiera sido una contradicción con la historia que desde 2003 se está recuperando y que "ubica a Colón en otro sitio".
Ahora comienza una nueva etapa. Los costos de la restauración y la mudanza del monumento son calculados por el gobierno porteño en 15 millones de pesos (de los de la mudanza se haría cargo el gobierno nacional), y se calcula que todo el proceso insumirá entre dos y tres meses. Por su parte, las asociaciones de la colectividad italiana que se oponen al convenio irán a la Justicia, ya que consideran, y con razón, "inconstitucional" la ley sancionada, porque "claramente se viola el artículo 41 de la Constitución" que se refiere a la destrucción del patrimonio cultural, además de que no se puede desconocer que hay una sentencia en la justicia federal que impide el mencionado traslado.
Una vez más, el kirchnerismo ha logrado otro de sus típicos "triunfos ideológicos" con engaños y distorsiones históricas. Aunque el Monumento a Colón logre ser restaurado y se complete su traslado, lo que no se podrá recuperar ya es su valor simbólico: fue la donación de una de las comunidades más importantes de la Argentina, en agradecimiento por haber encontrado en esta tierra la paz y la felicidad que no gozaban en la propia.



Fuentes varias


REGRESO MAGISTRAL:
BAREMBOIM Y ARGERICH EN UN CONCIERTO MEMORABLE

Junto con la Orquesta del Diván, el director y la pianista conmovieron durante tres horas a un público que los aplaudió como pocas veces en el Teatro Colón
Martha Argerich, al piano, y Daniel Barenboim, con la batuta, durante la magnífica presentación de ayer en el Colón  Foto: LA NACION / Fabián Marelli
Martha Argerich, al piano, y Daniel Barenboim, con la batuta, durante la magnífica presentación de ayer en el Colón. Foto: LA NACION / Fabián Marelli


Por Pablo Gianera / LA NACIÓN

Todo concierto es un hecho eminentemente musical, pero hay algunos poquísimos conciertos que, sin dejar de serlo, se convierten en algo distinto y quedan en la memoria no sólo por lo escuchado. El encuentro de Daniel Barenboim y Martha Argerich ayer a la tarde, en el Teatro Colón, ya es inolvidable y marca un momento en la vida musical argentina.
Habría sido un concierto memorable sólo porque ambos son dos de los intérpretes más importantes del siglo XX y de lo que va del XXI. Pero hay también otras causas.
Fue el regreso de Argerich a Buenos Aires después de casi diez años de ausencia (algunos recordarán esa última actuación, hacia fines de 2005, en el teatro Gran Rex); fue también la vuelta de Barenboim desde 2010, y fue, sobre todo, la primera vez que los dos se presentaron juntos en esta ciudad, esta vez con él como director y ella como solista.
Quienes asistieron al Colón, colmado como pocas veces, lo sabían. Había en el aire una especie de nerviosismo, ansiedad y euforia aun antes de que la West-Eastern Divan Orchestra subiera al escenario.
Pero también lo sabían Barenboim y Argerich. Cuando Martha (con ese nombre que no parece requerir más explicación) apareció en el escenario, bellísima como siempre, Barenboim, a un costado, le cedió todos los aplausos; aplausos con una contundencia que hacía mucho no se escuchaban en el Colón.
Además del reencuentro con su amigo de la infancia en la ciudad en la que los dos crecieron, ella necesitaba un reencuentro particular con el público. Lo que sucedió a partir de entonces transcurrió como una aventura musical y afectiva de esas que ocurren muy cada tanto.
No hubo prácticamente palabras; ninguna declaración. Barenboim y Argerich se reencontraron haciendo eso que mejor saben hacer y que hacen de la mejor manera en que puede ser hecho en este mundo.
El concierto, que rondó las tres horas, tuvo su propia cronología. Había empezado con la obertura de Las bodas de Figaro.
Después, el Primer concierto de Beethoven sonó en las manos de Argerich como una versión en miniatura de lo que fue la tarde entera: vuelcos abruptos, dramas, reposos.
Al margen de la biografía en común, es de veras fascinante el modo en que dos figuras tan agudamente singulares y tan disímiles entre sí en tantos aspectos pueden lograr semejante alquimia musical.
Un ejemplo, entre muchísimos: Barenboim puede introducir en el momento (casi improvisar) ligerísimos desvíos en las respuestas de la orquesta al piano según lo que Argerich proponga y, por otro lado, no hay transparencia más milagrosa que aquella que él consigue en la orquesta y ella en el piano.
Cuando Argerich concluyó su lectura del concierto de Beethoven, se imponía el encore. Hay que decir que fue un encore deliberado entre ambos, conversado casi entre bambalinas.
Pero aun después del encore faltaba algo más: una de las instrumentistas de la WEDO tomó un micrófono y le anunció a la pianista que los músicos habían decidido nombrarla miembro honorario de la orquesta. Barenboim ya la había besado en la frente y la había dejado sola para que, una vez más, todos los aplausos fueran para ella.
Hay una complicidad incorpórea en la relación que Barenboim mantenía con Argerich que también se traslada a la manera en la que se relaciona en el escenario con los músicos de la Orquesta del Diván.
La segunda parte, dedicada por completo a Maurice Ravel, podía seguirse tanto con el oído como con los ojos. Barenboim, dotado de un ascendiente inclaudicable entre los músicos israelíes y palestinos, cambiaba miradas o sonrisas con los instrumentistas; entre ellos Michael, su hijo y primer violín.
El colmo se alcanzó con el Bolero, que Barenboim dirigió (por decir así) casi sin moverse, a veces incluso de brazos cruzados, apenas con gestos mínimos: el Bolero, que es una pieza ilusionista por excelencia, estuvo atravesado por otro ilusionismo: el de que la orquesta podía trabajar por sí sola.
Hubo aquí algo que resultó también conmovedor desde una perspectiva política: la ilusión de que el entendimiento de esas partes en conflicto, que estuvo en los presupuestos que Barenboim y su amigo Edward Said pensaron para la orquesta, pudiera -y aun debiera- alcanzarse sin ninguna intervención ajena a esas mismas partes.
Durante toda esa segunda parte Argerich no se fue del todo. Siguió y aplaudió el resto del concierto en un palco bajo que compartió, entre otros, con Jorge Telerman y Pedro Pablo García Caffi, el director del Colón, que poco después, a la salida, comentó que el reencuentro entre los dos músicos había sido "el acontecimiento emocionalmente más importante" de su gestión.
Fue Barenboim quien trajo de regreso a Argerich. Algo del regreso se sintió también en los bises.
Argerich se inclinó por "Traumes-Wirren", la octava de la Fantasiestücke, de Robert Schumann, el compositor que mejor supo retratar la infancia.
Precisamente, otro de los milagros de Argerich es haber crecido sin haber dejado nunca de conservar el sortilegio de la infancia.
Barenboim, por su lado, eligió un arreglo de José Carli de "El firulete". Po un lado, esto podía conectar con la "Habanera" de la Rapsodia española de Ravel, pero ya se sabe que el tango, como Buenos Aires, está ligado para Barenboim con el mundo de la infancia.
Finalmente, los dos habían vuelto a casa.

Próximas funciones

  • Hoy, a las 20, Barenboim y su Orquesta West-Eastern Divan presentarán el Preludio, el Segundo acto y la Muerte de Amor de Tristán e Isolda, de Richard Wagner.
  • Mañana, también a las 20, dúo pianístico entre Argerich y Barenboim. Tocarán obras de Mozart, Schubert y Stravinski.
  • El sábado, Barenboim, Argerich y Les Luthiers: La historia del soldado de Igor Stravinski y El carnaval de los animales, de Camille Saint-Saëns.

    Fuente: lanacion.com

LOS COLOSOS DE PLAZA DE MAYO

Con campana. Aunque siguen haciendo el movimiento para dar la hora, el sonido está desactivado para evitar ruidos molestos. / ALFREDO MARTINEZ
Con campana. Aunque siguen haciendo el movimiento para dar la hora, el sonido está desactivado para evitar ruidos molestos. / ALFREDO MARTÍNEZ
Eduardo Parise

Cuando escuchan la palabra “coloso”, muchos amantes de la Historia enseguida la asocian con la imagen de aquella estatua monumental construida en la entrada del puerto de la isla de Rodas, en Grecia, y dedicada al dios Helios. Dicen que estuvo allí entre los años 292 y 226 A.C., cuando un terremoto la destruyó. Hecha con placas de bronce sobre un armazón de hierro (calculan que aquella estatua pesaba unas 70 toneladas) fue una de las siete maravillas del mundo antiguo. Por supuesto que Buenos Aires no tiene una obra de tanta magnitud, pero también puede mostrar a unos colosos y nada menos que a metros de la Plaza de Mayo.
Se los conoce como los colosos de Siemens porque están encaramados en el edificio que esa empresa alemana ocupaba en la ochava de la diagonal Julio A. Roca y Bolívar. La construcción es de 1952 y la realizó el arquitecto Arturo Dubourg. La empresa estuvo allí desde 1958 hasta 2011, cuando se mudó a Vicente López. Pero las estatuas (cada una mide tres metros), que integran un conjunto que además tiene una campana y un reloj, recién fueron colocadas en ese lugar en 1992. La inauguración fue el 21 de mayo (las izaron con grandes grúas) en una ceremonia que tuvo música de la Banda del Regimiento de Patricios.
Contra lo que se podría suponer, el conjunto no fue hecho especialmente para ese lugar. Su primer destino fue el décimo piso del edificio que, en 1930, la empresa alemana tenía en Avenida de Mayo 869. Allí, por un sistema de relojería, los colosos hechos en bronce marcaban las horas golpeando la campana con grandes martillos. Cuentan que la obra había sido fundida en la empresa Bellini e Hijos, que el inmigrante italiano Juan Bautista Bellini creó en 1892 en San Carlos Centro, a 45 kilómetros de la ciudad de Santa Fe. La firma aún se dedica a fabricar campanas y dicen que es la única en América del Sur especializada en estas fundiciones.
Casi a fines de la Segunda Guerra Mundial, la Argentina decide expropiar todos los bienes de origen alemán que había en el país. Entonces aquellos colosos fueron bajados y entregados a la CGT. Ya en 1950 se decidió que el conjunto se colocara sobre el edificio de la editorial ALEA (Bouchard 722, cerca de Viamonte), donde estaba la sede de los diarios Democracia, Noticias Gráficas y El Laborista, el sector periodístico que manejaba Carlos Vicente Aloé, dirigente justicialista y ex gobernador bonaerense. El derrocamiento del gobierno constitucional en 1955 también afectó a la obra: abandonado y saqueado, el conjunto de los colosos cayó en desgracia.
El abandono duraría hasta 1988, cuando la empresa Siemens aceptó una restauración. Del original sólo quedaban las dos estatuas y la campana rota. La máquina del reloj había sido desguazada. Por eso, reemplazaron el mecanismo con otro electrónico para las agujas. Además, ese equipo de computación reproduce el movimiento original que tenían los colosos, aunque no llegan a golpear la campana porque el sonido lo produce una máquina. De todas maneras, en 2004 se decidió desconectarlo: dicen que el ruido afectaba a los huéspedes de un hotel vecino.
Los colosos de Siemens, con su pátina verde de tanta intemperie, siguen en Bolívar y Diagonal Sur, a lado del Cabildo, en Monserrat. Y suelen ser fotografiados por los que recorren la Ciudad para descubrir alguna de estas curiosidades. En el mismo barrio también pueden encontrar otra figura de un trabajador junto a un yunque. También realizada en bronce, la estatua se titula El forjador y fue el símbolo de la Casa Noccetti, que fabricaba maquinaria agrícola. El lugar después fue sede de la Ferretería Hirsch.
El forjador está sobre el edificio de Perú 535, a cuadras de los colosos. Pero esa es otra historia.


Fuente: clarin.com

ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA EN GRECIA

INVESTIGACION. Julia Tames camina por la cubierta del MS Turanor PlanetSolar, el barco de energía solar más grande del mundo, atracado en el puerto de Zea, en Atenas, el martes 5 de agosto de 2014. De 35 metros de eslora el buque esta preparado para participar en un proyecto de arqueología subacuática en Grecia, para examinar el lecho marino frente a un sitio prehistórico importante, en la esperanza de encontrar rastros de lo que podría ser uno de los primeros pueblos de Europa. (AP / Thanassis Stavrakis)

INVESTIGACION. Julia Tames camina por la cubierta del MS Turanor PlanetSolar, el barco de energía solar más grande del mundo, atracado en el puerto de Zea, en Atenas, el martes 5 de agosto de 2014. De 35 metros de eslora el buque está preparado para participar en un proyecto de arqueología subacuática en Grecia, para examinar el lecho marino frente a un sitio prehistórico importante, en la esperanza de encontrar rastros de lo que podría ser uno de los primeros pueblos de Europa.


Foto: AP / Thanassis Stavrakis

Fuente: Clarín HD

BARTOLOMÉ MITRE, EL GASISTA DEL BARRIO

Bartolomé Mitre, el gasista del barrio

Por Daniel Balmaceda

En pleno microcentro porteño, en San Martín entre Sarmiento y Corrientes, aún se mantiene en pie la casa que habitó Bartolomé Mitre. Vale la pena visitarla y descubrir, entre otras cosas, que cuando enviudó de Delfina de Vedia quitó la cama matrimonial, puso una mesa de billar y se mudó a un cuarto más pequeño en la planta alta de la casa.
Pero no vamos a hablar de esta casa, sino de la que estaba enfrente. Allí vivía por 1840, aun antes de que los Mitre se convirtieran en vecinos, la familia Ocampo. La casa tenía tres patios, además del zaguán, dos salas que daban a la calle -con ventanas de madera, sin vidrio, pero enrejadas-, una salita interna, tres dormitorios, un vestidor y un baño, además de la cocina, el lavadero, el gallinero, los cuartos del personal y el de la leña.
Respecto de las comodidades, no todas las casas contaban con aljibe. Por lo general se llenaban botellones de barro en lo de los vecinos que sí tenían, además de comprarle al aguatero que pasaba todos los días, pero el agua que se compraba era usada para limpieza y otros usos domésticos.
La iluminación de una casa era muy pobre en esos tiempos. Se combinaban las velas de estearina, en las salas y los cuartos de la familia, con las de sebo, para los cuartos del personal, la cocina y demás.
La familia estaba integrada por Gabriel Ocampo, Elvira de la Lastra y sus hijos: Elvina, Laurentina, Etelvina, Astermia, Gabriel y Teodomira. La armonía puertas adentro no logró mantenerse por mucho tiempo. La madre murió en forma repentina (tenía 26 años) y la pérdida coincidió con otro episodio: el padre estuvo a punto de ser apresado por la mazorca rosista, pero logró huir por los techos de la casa y, saltando por azoteas, consiguió asilo en casa de Emilio Castro, quien vivía en la misma manzana, sobre la calle Reconquista. Pocos días después partió de allí disfrazado de verdulero ambulante y logró llegar a San Isidro. Se embarcó rumbo al exilio, primero en Montevideo y luego en Chile, donde se casó y formó una nueva familia. Si bien se ocupó de apoyar económicamente a sus hijos, ellos siguieron viviendo en la casa de la calle San Martín, al cuidado de Petronila Gómez Vidal (abuela de las criaturas). Los chicos crecieron. Teodomira, la menor, se casó con Octavio Garrigós en 1856 y siguieron viviendo en San Martín y Corrientes.
Para aquel tiempo surgió el querosén como medio de iluminación, aunque no para los cuartos, sino para el patio principal. Y luego el gas, que ya venía usándose en las calles desde 1823.
Una noche se cortó la luz. Teodomira sospechó que era una falla del regulador de gas y envió al mucamo Andrés a lo de Mitre, para que regresara con Vilches, el portero del general, quien podría repararlo. Pero en la puerta, el mucamo se encontró con Mitre y le pareció que era lo mismo. Así que le dijo en su tonada gallega: "La señora dice que vaya osté a arreglá a rejulador". Enorme sorpresa fue para Teodomira advertir que el ex presidente entró a su casa transformado en gasista.
Y la luz volvió.

Fuente: lanacion.com

ESPEJO QUE DEFORMA EL YO

Estoy adentro de la obra Cellule à pénétrer, de Julio Le Parc, empujando los espejos para poder pasar, cada tanto abandonándome a la espectación de mi contorno reflejado en un sinfín de ángulos...
Cellule à pénétrer. La obra de Julio Le Parc se exhibe en el Malba.

Por Julián Gorodischer

 

Estoy adentro de la obra Cellule à pénétrer, de Julio Le Parc, empujando los espejos para poder pasar, cada tanto abandonándome a la espectación de mi contorno reflejado en un sinfín de ángulos, multiplicado hasta la exasperación y sintiendo resonancias melancólicas lejanas del laberinto del Italpark en el que celebré mi cumpleaños de 5, esa vez en que me perdía siendo chico inaugurando el culto al yo. Busco, hoy, menos la salida de este laberinto que la sensación de estar perdido en serio: para que se disuelva el rumbo, y llegue una verdadera sensación de intensidad en el vínculo con la obra. Quiero sentir esta experiencia , y así voy, entre diletante y entretenido, esquivándome a mí mismo y completamente escindido, preguntando al vacío: “¿Qué es arte?”. ¿También el resultado de las diez bolas de espejos y sus correspondientes lucecitas refractarias que atravieso diariamente cuando paso por la estación Constitución, pasillo del mercado subterráneo? “¡No!”, me responde una crítica de arte que me escucha murmurar en voz alta, acá adentro, mientras los dos avanzamos como podemos entre los vidrios jamás cortantes. “No –repite– el arte exige conciencia de sí”, me dice. Un ámbito, un espectador, un creador que voluntariamente se sometan a la experiencia de la obra”, como ahora, cuando decidimos a cada paso cómo movernos para encontrar “el nodo”, “el centro”, la perspectiva derivada de aquella posición que nos ilumine sobre el conjunto en vez de hacernos naufragar en el embelesamiento o el horror ante lo que vemos reflejado: ella y yo. Acá estamos, entonces, con esta chica que de pronto ya no está, no la veo más detrás de mí ni al lado mío, cerca de la hora de cierre del Malba. Quedo embobado dentro de esta instalación pionera del arte cinético argentino (1963-2005), desorientado ante la proliferación de mi propia imagen que finalmente me lleva a perder el rumbo, me desorienta pero, sobre todo, me demuestra –por su atemporalidad, por su universalidad, por su capacidad de dialogar con el presente histórico– cuán cierto es que esta obra es un clásico –como ya lo era en su primera exhibición en la Bienal de Paris del ‘63, cuando Le Parc irrumpió ahí con el Groupe d’Art Visuel (GRAV) y rompió con la tradición artística que había prevalecido hasta entonces– al lograr interpretar el signo de cada tiempo en que le tocó ser exhibida: en esta ocasión, la hipertrofia del sujeto a través de todo tipo de estímulos para que lo subjetivo y singular invada todos los ámbitos de la cultura: la multiplicación de páginas y vidrieras personales en la web, el boom del periodismo en primera persona, el endiosamiento de la autofoto, el relevo del autógrafo-tributo por la selfie -egomaníaca, que incorpora el protagónico del yo deseante al antaño aureolado sistema de estrellas. Lo declaraba una antigua fan devenida en selfier en una nota de Clarín del 27/7: “Los autógrafos ya están guardados como pequeños tesoros de una época...”. Sigo “penetrando” mi imagen diferida y distorsionada en diez mil versiones de mí mismo; se me dificulta el andar.

Lo afirman los curadores de “Lumiere” –su retrospectiva en MALBA–, Hans-Michael Herzog, Käthe Walser y Victoria Giraudo: “Le Parc busca ofrecer al hombre la oportunidad de romper con su existencia reglamentada. Su intención es liberar al espectador de su dependencia”.


Fuente: Revista Ñ Clarín

LA MULTIPLICACIÓN DE LOS LEONARDO DA VINCI

Como por milagro, proliferan las obras del genio. El sitio online Artnet hizo una investigación que revela que “hay un Leonardo o dos por semana en el mercado”.


De vez en cuando llega a los diarios la sospecha –la esperanza– de que tal o cual cuadro colgado en un lugar remoto salió, en realidad, de la paleta del gran Leonardo Da Vinci. De vez en cuando.
A los galeristas, en cambio, les llega más seguido. El sitio online Artnet hizo una investigación a partir de un llamado que recibió un experto en arte estadounidense, Todd Levin. Alguien llamado Richardl Lawler le decía que tenía no uno sino DOS cuadros de Da Vinci para vender. El experto se sorprendió: hasta el momento se conocen sólo 23 obras del artista del Renacimiento.
Sin embargo, a veces lo extraño es real. En marzo se vendió por 75 millones de dólares Salvator Mundi, una obra que recién en 2011 fue atribuida a Leonardo.
Artnet consultó a otro experto, Martin Kemp, de la Universidad de Oxford. El había escuchado hablar de dos cuadros, no sabía si eran los mismos del llamado. “Uno es un retrato de una mujer con una estola de piel y el otro, un supuesto retrato del pintor Salai”. De todos modos, dijo Kemp, a él le llevan entre 12 y 20 “Leonardos” por año.
En 2013, por ejemplo, un supuesto Leonardo fue hallado en un banco suizo. Era el retrato de una mujer de la nobleza, Isabella d’Este. Algunos expertos lo avalaron, otros dudaron.
“Hay un Leonardo o dos por semana en el mercado”, dijo a Artnet el galerista Asher Edelman. “Ninguno está documentado y la mayoría de los especialistas no los daría por auténticos. Las casas de subastas no los rematarían, los bancos no darían préstamos contra ellos”. ¿Edelman había oído hablar de los Leonardos de Lawler? Los que ofrencen esas cosas, dijo, “cambian de nombre todo el tiempo”.
En los últimos años, apareció una Madonna atribuida a Da Vinci en Escocia, un autorretrato en Italia, una versión de la Mona Lisa en Suiza y La bella principessa, pintado con tiza y tinta. Sobre cada uno hay polémica. Grandes nombres, gran atractivo. Ya se sabe, lo barato puede salir muy caro.

Fuente: Revista Ñ Clarín

UN BARCO DE HACE MÁS DE 250 AÑOS
ESTABA ENTERRADO DEBAJO DE LAS TORRES GEMELAS

Hallazgo arqueológico en pleno Manhattan
Fue construido por holandeses en 1773. Y luego lo hundieron para ganar tierra al río.



Entre rascacielos. La embarcación fue hallada hace cuatro años, pero recién ahora confirmaron su origen.
Entre rascacielos. La embarcación fue hallada hace cuatro años, pero recién ahora confirmaron su origen.
Dos momentos relevantes de la historia de Estados Unidos se cruzaron de casualidad en Nueva York, a partir de un hallazgo casual y sorprendente. Investigadores confirmaron que los restos del barco que había sido hallado hace cuatro años bajo el sitio donde se erigía el World Trade Center corresponden a una embarcación del 1700. Así, esos pedazos de maltrecha madera, maltratada por el paso de los años, vinculan dos sucesos críticos de la historia del país: los atentados del 11 de septiembre del 2001 y la víspera de la Guerra Revolucionaria.
Investigadores dijeron que un barco desenterrado en el sitio de construcción del World Trade Center, en el extremo sur de la isla de Manhattan, se hizo con madera que fue cortada alrededor de 1773, dos años antes del comienzo de la guerra y tres antes de la firma de la Declaración de Independencia de Estados Unidos.
Científicos del centro de estudios Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia afirmaron a la revista especializada Three Ring Research que el roble blanco usado en la armazón del barco provino de un bosque del área de Filadelfia, que es el mismo usado para construir el Independence Hall en esa ciudad.
Los investigadores dicen que identificaron tentativamente el barco como una corbeta construida en Filadelfia, que fue diseñada por los holandeses (primeros europeos en establecerse permanentemente en lo que hoy es Manhattan en 1624) para transportar pasajeros y carga en aguas poco profundas y pedregosas. Después de navegar durante dos o tres décadas, la hundieron a propósito en el fondo del río Hudson como relleno para ampliar el extremo sur de Manhattan.
Hace cuatro años, se encontró una pieza del barco de 9,7 metros de largo a unos seis metros de profundidad durante la construcción de un estacionamiento en el nuevo One World Trade Center, parte del complejo que se reconstruye después que los ataques terroristas del 11 de septiembre destruyeran las célebres Torres Gemelas.
Con extremo cuidado, los arqueólogos desmantelaron el barco pieza por pieza y congelaron las traviesas para poderlas estudiar y con la esperanza de rearmar el barco y exhibirlo. A poca distancia se encontró también un ancla de hierro de unos 45 kilos.
Este es el segundo barco que se encuentra enterrado en el fondo de las aguas en el extremo sur de Manhattan en las últimas cuatro décadas. Los arqueólogos encontraron otro, de carga del siglo XVIII, en Water Street en 1982.
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Fuente: clarin.com

ARGERICH Y BAREMBOIM, A CUATRO MANOS EN EL COLÓN

Tuvieron el primer ensayo antes de la serie de conciertos que comenzará pasado mañana
Daniel Baremboim y Martha Argerich

La imagen del reencuentro: Martha Argerich y Daniel Barenboim, ayer por la tarde, en el primer ensayo que tuvieron juntos, en la Sala Bicentenario del Teatro Colón. Era la primera vez que los pianistas se veían en Buenos Aires antes de la serie de conciertos que comenzará pasado mañana y que tiene varias fechas agendadas. Una serie realmente maratónica que incluirá recitales de piano, conciertos con orquesta en el teatro y al aire libre (en Puente Alsina), y hasta una actuación de los pianistas con el grupo Les Luthiers.
En la vida, como en las películas, no todo es lo que parece. Cerca de las cinco de la tarde el hombre que salía del teatro por la calle Cerrito vestido informalmente con camisa a cuadros, gorra visera con la leyenda "Orlando" y un bolso colgado al hombro no era un turista que terminaba la visita guiada al Colón sino Marcos Mundstock. Minutos antes, por la misma puerta, había salido el resto de sus socios de Les Luthiers, Jorge Maronna, Daniel Rabinovich, Carlos López Puccio y Carlos Núñez Cortés. Habían estado ensayando en una sala contigua a la del Bicentenario. Lo que ofrecerá el grupo dentro de este ciclo denominado Festival Barenboim será "La historia del soldado", de Igor Stravinski, y "El carnaval de los animales", de Camille Saint-Saëns.
Por estos días hay mucha actividad en el tercer subsuelo del teatro. Barenboim llegó el jueves de la semana pasada junto con todos los músicos de la orquesta West-Eastern Divan. Tuvieron ensayos durante toda esta semana y ayer se encontraron con la pianista. Trabajaron sin intervalos ni el recreo previsto de quince minutos. Después de dos horas pudieron descansar. Sentado al piano sólo quedó uno de los pequeños nietos de Martha. Y la pianista, que nunca puede con su genio, se fue hasta el fondo de la sala y destapó un Yamaha que estaba cubierto por su funda y por una montaña de partituras orquestales. Lo probó, le gustó cómo sonaba y pidió que lo movieran hasta el centro de la sala. Llamó a Barenboim y se sentaron a tocar.
Por ahora están allí, en ese búnker donde se trabaja casi sin pausa. Ya tendrán tiempo de darse una vuelta por la sala principal donde debutaron como pianistas hace tantos años; para caminar por su escenario, como esos jugadores de fútbol que salen a hacer un reconocimiento del terreno antes de los partidos, o como esos pilotos de Fórmula 1 que dan esos primeros giros de prueba en un circuito por el que ya transitaron varias veces. La carrera es larga, especialmente para Barenboim. Tiene programados, en menos de dos semanas, alrededor de una docena de conciertos.
Por estos días los ensayos tienen que ver con lo inmediato. El concierto de pasado mañana, donde la orquesta, con dirección de Barenboim y la participación de Argerich, ofrecerá un programa que incluirá a Beethoven y Ravel. Al día siguiente la orquesta y su director se embarcarán en la primera de cuatro funciones de repertorio wagneriano.
La del martes será una de las funciones más esperadas, ya que se trata del recital de piano en el que Martha y Daniel, estos dos hijos pródigos que siempre están volviendo a casa, interpretarán Mozart, Schubert y Stravinsky.
"Martha es la persona en el mundo que conozco hace más tiempo. Desde que yo tenía 7 años", dijo Barenboim semanas atrás, durante una entrevistas con LA NACION. Cada tanto se reencuentran en Europa. Pero esta vez tiene otro sabor.


Fuente: lanacion.com

AGUSTÍN PÉREZ RUBIO:
"UN MUSEO NO ES UN PARQUE DE ATRACCIONES"

Estuvo al frente del museo de Castilla y León hasta 2013 y hoy asume como nuevo director artístico del Malba; lejos del arte masivo, dice que las muestras no deben estar al servicio del número de visitantes

Pérez Rubio, nuevo director artístico del MALBA.  Foto: LA NACION
Pérez Rubio, nuevo director artístico del MALBA.. Foto: LA NACIÓN



Por Violeta Gorodischer

El recuerdo es preciso: siete años, la tibieza del sol valenciano, la mano paterna, los pasos ansiosos hasta el quiosco de revistas. Allí, en ese terreno donde las historietas son el tesoro infantil más preciado, el pequeño Agustín observa en silencio. "Ésa", dice finalmente, y señala un ejemplar cuyo dibujo de tapa, tan extraño como cautivante, le interesa más que cualquier otro. El padre, perito mercantil, lo mira sin comprender nada: ni la elección del hijo ni esas figuras indescifrables que tanto le fascinan. Duda, pero accede. "Resulta que era un fascículo de Miró", detalla hoy el español Agustín Pérez Rubio, 42 años, recién llegado a la Argentina para asumir como el nuevo director artístico del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
Al Miró siguió un Tàpies, y al Tàpies varios artistas más que, con el paso de los años, fueron construyendo una base sólida desde la cual Pérez Rubio se licenció en historia del arte, descolló como curador joven y pudo lucirse como director del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac) hasta febrero de 2013. A partir de hoy, podrá agregar una línea más a su CV: esta vez, estará a cargo de la colección y las nuevas adquisiciones, el programa de exposiciones y la supervisión general de publicaciones, educación y extensión cultural, cine y literatura del Malba.
La anécdota con la cual se presenta es una suerte de parábola: la curiosidad como uno de los baluartes más preciados del arte, ahí donde entra todo menos las certezas. "Si crees que sabes todo, eres pedante y te puedes morir mañana, pues ya tienes tus problemas resueltos y tus preguntas contempladas".
-¿Con qué muestra inaugurás tu cargo?
-Desde hace unos meses ya estoy trabajando en futuros proyectos. Me incorporo con la exposición Le Parc Lumière, que estará hasta el 6 de octubre, con una selección extraordinaria de sus piezas lumínicas de los años sesenta, y donde el montaje en las salas de la primera y segunda planta es extraordinario.
-¿Cuáles son los planes para este nuevo rol?
-Mi nombramiento viene junto con el de un director ejecutivo. Y se refuerza con el de un comité científico-artístico para las cuestiones dentro de la programación y la curaduría. Es decir, habrá una serie de curadores nacionales e internacionales que formarán parte de este comité, que se apoyará a su vez en alianzas y proyectos de otras instituciones. El Malba, así, queda mucho más reforzado a ese nivel. Para nosotros es muy importante la Asociación de Amigos de Malba, que ya existe, pero vamos a intentar, junto con el director ejecutivo, que se forme un board de patronos que realmente aporten, no sólo económicamente, sino en cuanto a relaciones institucionales. Que puedan donar piezas a la colección, que estén en relación con otros coleccionistas y otras instituciones. Lo artístico y lo ejecutivo-administrativo va a estar reforzado con estas alianzas.
-¿Es una práctica común en los museos de Europa?
-Sí, los latinoamericanos tienen una estructura más parecida a los museos americanos, es decir, la financiación es privada, de fundaciones o de dinero privado. En Europa, ese dinero es público. De todas formas, es más manejable a nivel administrativo un dinero que viene de manos privadas. Son métodos diferentes, pero los fines son muy parecidos.
-Al menos en Buenos Aires, cambió el concepto de museo de un tiempo a esta parte: tiendas, propuestas pluralistas, el museo como una salida? ¿Qué opinión tenés al respecto?
-Yo creo que es importante atraer al público, siempre y cuando se le den los resortes críticos a nivel de la muestra y de los contenidos. Por supuesto que el museo contiene una serie de conocimientos que se pueden transmitir a través de la experiencia: es muy importante que cada persona que venga se lleve algo. Pero cuidado, no se trata de una experiencia de entretenimiento: puede ser una visita placentera, hasta divertida, pero un museo no es un parque de atracciones. Si alguien quiere eso, o un balde de pochoclo, sabe adónde ir. Al contrario, el museo debe ser consumido desde un lugar reflexivo. Tú tienes que estar abierto, registrar los diferentes públicos, y darle a cada uno la atención que necesita, la manera de entendimiento que demanda. Que esto sea un intercambio intelectual y estético.
-¿Cómo se le dan esas herramientas al público con muestras masivas, de hasta tres cuadras de fila?
-Bueno, apuntando a eso. Yo estoy seguro de que la gente se ha llevado algo de la experiencia de Kusama: esa pérdida del ser en los espejos, esa cuestión casi física de ese tipo de experiencia. Y luego, es importante hacer un display formativo y pedagógico a través de los textos, las guías y las visitas guiadas. El público va a apropiarse de una serie de cosas. El museo debe ser abierto, pero también debe profundizar en los contenidos, que no sea una batida rápida de información cultural. Cada uno se va a llevar lo que quiera. Por mucho que le pongas, si alguien tiene tres minutos, se va a llevar lo que quepa en ese tiempo; pero si alguien quiere profundizar, hay que ofrecerle esas capas de conocimiento.
-¿Cuál es el perfil que querés darle al museo de aquí en más?
-A ver, yo no hago una muestra para traer público. Nunca sabes por qué ni cuándo una muestra va a tener éxito; uno no hace una muestra pensando en cuánta gente va a venir. Un museo tiene un discurso. Todo esto de la masividad pertenece a una etapa anterior, yo daré un giro. Una muestra no es mejor que otra por tener más público. Hay muestras que no han tenido grandes cantidades de público, pero que, en 50 años, habrán pasado a la historia como parte de un museo. Tienes que estar para la mayoría y para la inmensa minoría. Para eso hay que balancear las programaciones, no estar al servicio de los números de visitantes, sino del discurso de aquello que el museo quiere narrar. En este sentido, mi papel como director artístico no es hacer una buena exposición o traer gente, sino hacer que todo el museo se unifique en un mismo discurso. Incluso abarcar dudas curatoriales: ¿hacia dónde va lo latinoamericano?; ¿qué sentido tiene hacer esto?
-O sea que la idea no es focalizar únicamente en las obras?
-Es que la obra no es autónoma, responde a inquietudes de un momento y de un proceso histórico. Hay que situar al museo en el discurso que quiere dar, cuál es la imagen de contemporaneidad que quiere dar.
-¿Y cómo se mide el éxito de una muestra?
-Es imposible de medir. A corto plazo, puedes decir que algo ha sido popular, que ha sido bien tomado por la crítica, pero en realidad no sabes, porque eso se tiene que ver en perspectiva histórica. Y nosotros no la tenemos ahora, para medir nada. Por eso trabajar en arte contemporáneo es arriesgarse. Cuando seleccionas un joven artista, no sabes qué va a ser mañana de él. Para ti representa esa contemporaneidad y ese paso adelante, pero en verdad no lo sabes. El éxito puede ser que vengan 100.000 personas o que a partir de una exposición surja una nueva cátedra que haga repensar determinado tipo de arte en la Argentina.
-Para terminar, ¿podrías nombrar tres artistas contemporáneos que te desvelen?
-Voy a responder teniendo en cuenta mi día a día ya que estos artistas ocupan actualmente mi energía por proyectos específicos, como por ejemplo: Rosangela Rennó, con quien estoy finalizando la edición de un libro de un proyecto conjunto que hicimos. Carlos Garaicoa y Sophie Calle, con quienes estoy trabajando en dos proyectos diferentes, el primero para noviembre en el CA2M en Madrid, y el segundo en febrero para el Centre de L'Imatge La Virreina de Barcelona. Pero también sigo investigando sobre Anne Marie Heinrich, fotógrafa que me parece interesante por su temprana visión feminista de algunas de sus imágenes, o Mirtha Dermisache, a quien le profeso un interés extraordinario y de quien el público en general desconoce gran parte de su obra.

Agenda de exposiciones

Las actividades previstas hasta fin de año
Le Parc Lumière
Hasta el 6 de octubre en las salas 5 (nivel 2) y 3 (nivel 1). Selección de obras históricas de Julio Le Parc (Mendoza, 1928).
C-32 Sucursal. La Ene en Malba
Del 8 de agosto al 13 de octubre en el nivel 1. Nueva edición del programa dedicado al arte actual. Esta vez, dedicada a La Ene, Nuevo Museo Energía de Arte Contemporáneo.
Berni. Juanito y Ramona
Del 31 de octubre al 22 de febrero en las salas 5 (nivel 2), 3 (nivel 1) y 1 (nivel -1). Exposición centrada en sus célebres series de Juanito Laguna y Ramona Montiel..


Fuente: lanacion.com


MONUMENTO A COLÓN: LLEVA UN AÑO TIRADO
Y PREPARAN EL PEDESTAL PARA AZURDUY

Traslado polémico.

La escultura de la heroína boliviana está casi terminada. Y ya trabajan en la base para instalarla detrás de la Rosada. Mientras la restauran, la figura de Colón espera el traslado a Costanera Norte.
































Silvia Gómez

A un año de ser removida de su pedestal y aún recostada, la figura de Cristóbal Colón es testigo directo de las obras que arrancaron en el parque homónimo. En el mismo y exacto lugar que ocupó el navegante genovés durante 93 años, comenzó la construcción de un nuevo pedestal, el que acogerá a Juana Azurduy, la heroína boliviana que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner pidió ver desde los despachos de la Casa Rosada. En rigor, habría sido una sugerencia de Hugo Chávez, quien en el último encuentro en Buenos Aires (en 2011), al observar la estatua a través de la ventana del despacho presidencial, preguntó: “¿Qué hace ahí ese genocida?”.
Las obras para montar la base de la nueva escultura comenzaron unos días atrás. Sucede que después de que todo el grupo escultórico del Monumento a Cristóbal Colón fuera desmontado, quedó a la vista una estructura de ladrillos que fue el corazón del pedestal que sostenía al navegante y a una decena de figuras alegóricas; debajo, además, se ubicaba la cripta y una cápsula del tiempo que fue revelada en abril, en donde su encontraron monedas, diarios y filmaciones de la época. Ahora ese lugar quedó rodeado por una estructura de madera, que comenzó a construirse la semana pasada. Se trata del encofrado –en este caso de madera– que se utiliza para luego colocar hormigón y realizar una nueva base para la figura de la heroína boliviana.
En tanto Andrés Zerneri, el artista plástico que trabaja en la figura de Azurduy, confirmó a Clarín que su obra está lista en un 90%: “Podría estar terminada en un mes más”, aseguró el artista plástico, quien trabaja en un galpón ubicado en la ex ESMA.
Paralelamente, el escultor y taxidermista Domingo Tellechea –junto a la Universidad de La Plata– trabaja en la restauración de la figura de Colón, que ahora se encuentra debajo de una gran carpa.
Pero quienes se oponen a su mudanza, aún continúan batallando en la Justicia. “Rechazamos el traslado. Está vigente la medida cautelar que prohíbe sacar el grupo escultórico. La ubicación del monumento fue dispuesta por la ley nacional 5.105, del año 1907. Hasta que la Justicia no decida sobre la cuestión de fondo, y mientras no se derogue esa ley, cualquier acuerdo entre los dos gobiernos carece de validez”, explicó Horacio Savoia, abogado del Círculo Italiano. Junto a otras organizaciones crearon el comité italoargentino “Colón no se mueve”, con el que difunden su postura en torno a este tema; ya juntaron 40.000 firmas de apoyo.

Recostada. La estatua de Colón. Ahora la limpian para su traslado.
Recostada. La estatua de Colón. Ahora la limpian para su traslado.

Pese a que los gobiernos de Nación y Ciudad comenzaron esta historia en veredas enfrentadas, las cosas cambiaron. Tanto en la Legislatura porteña, como en el Senado se votó favorablemente el traslado de Colón a una plazoleta ubicada frente al Aeroparque porteño. Se trata de una plazoleta, cuyo nombre oficial en el catastro de la Ciudad es Hidroavión Buenos Aires (también se la conoce con el nombre de Puerto Argentino). Es tierra ganada al Río de la Plata y se mete más de 150 metros sobre las aguas. Hoy es un lugar muy degradado, en el que viven personas en situación de calle, hay venta ambulante y estacionan autos al cuidado de trapitos. Incluso hay un homenaje a ex combatientes de Malvinas: se colocaron, sobre una pared en semicírculo, un conjunto de placas que miran hacia el río. Son unas 115, están casi ilegibles y fueron vandalizadas.
Pese a que se trata de un lugar casi escondido de la vista de los porteños, parece que ese será el destino final de Cristóbal Colón. La decisión de Nación ya está tomada y en marzo la Ciudad la apoyó cuando firmó el acuerdo que luego se transformó en ley, votado por senadores y legisladores.
“En este momento se están firmando diferentes convenios de colaboración que tienen que ver con la puesta en valor, el traslado y el montaje de Colón. Además se trabaja en los últimos detalles en relación al estudio del suelo. Más allá de que aún falta que la Cámara de Diputados ratifique el convenio firmado por ambos gobiernos”, explicó Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural porteño.
La figura de Azurduy tendrá 9,5 metros y pesará unas 8 toneladas. En tanto el pedestal medirá 5,5 metros. Estará acompañada por otras 12 figuras, entre ellas sus cincos hijos y un gaucho, en representación de Martín Miguel de Güemes. El proceso de elaboración arrancó en 2013, con una técnica que se conoce como fundición a la cera perdida: se hicieron 400 moldes de cera que cuando son llevadas a un horno se derriten y dejan espacio para que entre bronce por orificios creados a tal efecto. Una vez finalizado este proceso, las 400 piezas son soldadas.


Fuente: clarin.com