Desde el cineasta iraní Asghar Farhadi, que no asistirá a la entrega de los Oscar, hasta Shahpour Pouyan, que no se anima a salir de EE.UU., el arte queda en crisis, y los museos, paralizados
Proyectil 10, obra de Pouyan que tendrá dificultades para ser exhibida en el exterior NYT
Rachel Donadio - The New York Times
PARÍS.- El director iraní de El
vendedor, nominada al Oscar como mejor película en idioma extranjero, no
asistirá a la tradicional ceremonia de
El caso de más alto
perfil es el de Asghar Farhadi, director de El
vendedor, quien ya le adelantó a The New York Times que no asistirá a la
ceremonia de los Oscar del 26 de febrero por más que le otorguen una visa
especial. Hasta hace unos días, Farhadi tenía pensado asistir y aprovechar el
efecto amplificador de la entrega de premios para alertar sobre una veda que
consideraba "injusta". Pero por las nuevas restricciones anunciadas
el viernes, el cineasta dijo: "Me resultan directamente inaceptables, por
más que en mi caso hicieran una excepción", aseguró a través de un
comunicado.
Farhadi, que ya ganó
un Oscar a la mejor película en idioma extranjero en 2012 con La separación, también condenó
"las injustas condiciones que se les imponen a mis compatriotas y los
ciudadanos de otros seis países que intentan ingresar legalmente a Estados
Unidos", y dijo que tiene la esperanza de que la actual situación "no
profundice las divisiones entre los países".
Marcel
Mettelsiefen, director de Watani,
mi hogar, un documental nominado al Oscar, dice que la protagonista siria
de su película, Hala Kamil, no podrá asistir a la entrega de premios porque
tiene pasaporte sirio y pasaporte alemán de refugiada. Kamil es una visitante
frecuente de Estados Unidos, donde incluso ha dado un discurso ante las
Naciones Unidas sobre las penurias de los refugiados.
Philip Himberg,
director artístico del Programa de Teatro del Instituto Sundance, teme que a
causa de las nuevas restricciones deban cancelar un fructífero programa de intercambios
con profesionales del teatro de Medio Oriente y África del Norte.Los museos, al
parecer, también sufrirán las consecuencias. Los curadores del Met dicen que el
veto al ingreso de musulmanes puede interrumpir o acotar los préstamos de obras
desde y hacia los países afectados, y que restringiría el viaje de colegas y
artistas de Estados Unidos en áreas como educación, investigación,
partenariados, talleres, conferencias y capacitación en general. También dicen
que puede complicar sus anheladas investigaciones y excavaciones arqueológicas
en sociedad con Irak e Irán, y un proyecto de publicación conjunta con Irán
sobre Nishapur.
La movida de Trump es
"particularmente irónica, si consideramos que la formulación más temprana
de la historia de algo parecido al concepto actual de hábeas corpus aparece
expresada en el Código de Hammurabi, un antiguo monumento iraquí sobre la
justicia emplazado públicamente para que todos los ciudadanos pudieran conocer
sus derechos", dice Kim Benzel, curadora a cargo del Departamento de Arte
del Antiguo Cercano Oriente del Met. "Ése fue uno de los grandes aportes
de Irak al mundo, y en este caso específico, a la democracia misma",
agrega la curadora. "¿Cómo pudo arruinarse todo tanto?"
Una vocera del Museo
del Condado de Los Ángeles dijo: "Todavía no tenemos idea de cómo nos
afectará todo esto, pero tenemos programada al menos una importante muestra de
arte mayormente iraní que podría verse dificultada por las restricciones a los
viajes de trabajo e investigación con autores y artistas, como también podría
haber problemas con los préstamos de obras procedentes de colecciones en
Irán".
La orden del
presidente Trump ya ha complicado la producción de Hamlet en el teatro sin fines de lucro
Waterwell, de Nueva York. Uno de los actores, Mohammad Aghebatian, ciudadano
iraní que estudió en Yale, está actualmente en Irán y no sabe si lo dejarán
reingresar a Estados Unidos. "Esto es completa y flagrantemente no
norteamericano", dijo Arian Moayed, actor, director artístico y fundador
del Waterwell. "Mohammad no sabe qué hacer, y nosotros estamos tratando de
conseguirle un abogado." Para colmo, a los abogados les cuesta entender el
alcance de la medida de Trump. "Hay mucho librado a la
interpretación", dice Jonathan Ginsburg, abogado de inmigración de
Virginia especializado en visas para artistas y músicos. Ginsburg dice que el
lenguaje de la orden presidencial "parece prohibir por 90 días el ingreso
de ciudadanos de siete países, por más que hayan solicitado y recibido una visa
de Estados Unidos".
Muchos artistas de los
países afectados que residen legalmente en Estados Unidos dicen que por el
momento no viajarán al exterior por miedo a que no se les permita reingresar.
Shahpour Pouyan, un artista iraní que tiene permiso de residencia, vive en
Nueva York y cuya obra está expuesta en el Met, dice que ahora no podrá asistir
ni a una muestra colectiva programada en Toronto ni a su muestra individual en
París en marzo. "Estoy varado acá. No puedo abandonar el país, y como
artista eso implica que no puedo hacer muestras ni presentar mi obra a nivel
internacional", relata Pouyan. "Esto es un desastre."
Una barrera cultural
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