EL MÁRMOL BLANCO, CUANDO ESTÁ BIEN ILUMINADO, PARECE EMITIR LA LUZ, MÁS QUE REFLEJARLA.




























PABLO CURATELLA MANES, ESCUELA ARGENTINA,1891-1962, LA FEMME AU GROS MANTEAU. Ó LA MUJER DEL TAPADO GRUESO, MÁRMOL DE CARRARA, COLECCIÓN PRIVADA, BUENOS AIRES.

En mis años de experiencia, recuerdo muy especialmente dos casos que me gratificaron mucho. Uno de ellos es el de un espectacular torso griego del año 450 a. C., que estuvo en el fondo del Mar Mediterráneo por siglos y que, una vez rescatado, fue traído desde Europa por un refinado personaje que dejó su huella en el arte, la arquitectura y la decoración argentinos. Una vez iluminado, ese torso parecía emitir él mismo la luz en vez de recibirla o reflejarla: rápidamente se convirtió en el centro de un living muy personal. El otro, es el de una escultura de Pablo Curatella Manes, una interesante versión de su obra La mujer del Tapado, también en mármol de Carrara, perteneciente a una excelente colección privada nacional. Puse esa escultura sobre el lado izquierdo de una chimenea francesa, contrapesada por tres pequeños bronces con pátinas muy oscuras. Cerraba el conjunto un cuadro muy negro con marco Luis XIV de una gama media. Pedí a mis electricistas que pusieran el efecto destinado a la escultura de Curatella en un punto aparte, exclusivo para ella. Y se produjo lo que yo quería: el facetamiento de sus planos, trabajados por Curatella al modo de los cubistas, no sólo daba un efecto sorprendente, sino que en ese enorme living servía de “faro” para que a los hijos de los dueños de casa no les hiciera falta prender otra luz cuando volvían tarde. En los años que llevo haciendo ésto, tengo innumerables anécdotas.

P. L. B.

1 comentario:

  1. Muy buena obra. no sabia que existia esta version ademas de la yeso y bronce.

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