LA CIUDAD, VISTA POR ARTISTAS DEL MUNDO EN INSTAGRAM

REDES SOCIALES 

Usuarios del hemisferio Norte y del Sur participaron de un encuentro de cuatro días.
Ayer compartrieron fotos en la jornada final para promover el turismo, en el Hotel de Inmigrantes.
Capturas de todo: ayer, los participantes del encuentro en el Hotel de Inmigrantes. Foto: Pedro Lázaro Fernández

Capturas de todo: ayer, los participantes del encuentro en el Hotel de Inmigrantes. Foto: Pedro Lázaro Fernández



María Belén Etchenique
Las pantallas nos rodean y a la Ciudad también la vivimos a través de ellas. Recurrimos a aplicaciones en el celular para evitar nudos de tránsito, al GPS para definir un camino y a dispositivos de música para armar nuestra banda de sonido mientras la recorremos. Esa experiencia deja lecturas. Ayer, en el Hotel de los Inmigrantes, en Retiro, alrededor de 150 artistas y usuarios de Instagram se reunieron para capturar la Ciudad una vez más, analizar cómo la ven y promoverla como destino turístico y cultural. En el tercer piso del edificio de hormigón, ubicado casi sobre el Río de la Plata, a metros del muelle en el que gran parte de nuestros antepasados se convirtieron en inmigrantes, todos tenían un smartphone o una cámara en sus manos. Algunos las apuntaban a las ventanas que dan al río, otros a los mosaicos blancos y fríos que recubren las paredes, un grupo estaba fascinado con las valijas y los camastros.“Es la primera vez que visito el hotel. Me impactó lo bien que recibían hace un siglo a las personas que huían del hambre y de la guerra. Me hizo pensar en lo mal que lo estamos haciendo con los refugiados en Europa”, dijo Pilar Franco Borrell a Clarín. Esta española de 33 años fue convocada en forma especial para el encuentro. En Instagram es famosa por los textos que acompañan sus fotos. Quizás no todos ayer reconocieron su cara, pero sí su usuario @piluro, escrito en un sticker que pegó en su pecho. 
Al igual que Franco Borrell, el fotógrafo estadounidense Ryan Schude, con 84.100 seguidores en Instagram, fue invitado a sumarse. “Hoy, cuando las personas salen a experimentar la ciudad, desde el nene más chico hasta el abuelo de la familia documentan lo que ven a través de una cámara. Observan lo mismo y seguramente fotografían lo mismo, el desafío entre tanta imagen es buscar una mirada única”, analizó. Para conseguirla, ayer pidió a los otros instagramers o igers –así se llaman– que lo ayudaran a componer su foto original. Acostó uno por uno a los asistentes en las escaleras del hotel y los hizo mirar hacia el techo. En el descanso de la escalera ubicó a una embarazada con una valija en la mano. Una vez que suba la imagen, se sumará a las que ya hizo en un conventillo en La Boca, en un almacén y en una peluquería porteña. 
Santiago Salamanca participó del encuentro internacional que reunió a artistas visuales y usuarios de Instagram en el Hotel de los Inmigrantes en Retiro. (Foto: Pedro Lázaro Fernández)

Ayer, Silvia Dietrich, de 56 años, permaneció durante varios minutos capturando las camas de los inmigrantes. No llegó ahí por casualidad: “Hace cuatro años me metí en la comunidad “igersbsas”. Así supe del evento”. En ese espacio, más de 18 mil personas comparten su mirada sobre la Ciudad. Dietrich, por ejemplo, aportó tomas de la avenida Corrientes, el Barrio Chino y las torres de Puerto Madero.

Hernán Goldaracena, de 45 años, es otro integrante. Su visión de Buenos Aires es más microscópica y concentrada en el color. “Siempre me traslado con la cámara en el auto y con el teléfono encima”, dijo. La llegada de lo digital a la fotografía para él introdujo la posibilidad de enmendar el error. “Recién en el primer piso, saqué una foto a la pared de hormigón. La imagen no salió como quería. La borré y volví a empezar”. 
Santiago Salamanca también está empezando. Hace un año viajó desde Bogotá, Colombia, a Buenos Aires para convertirse en fotógrafo. En la memoria de su reflex había 140 fotos del hotel. Las mejores irán a Instagram. “En cualquier espacio puede haber una foto pero yo quiero encontrar algo que contar a los demás”.


 Fuente: clarin.com

"NO ME PARECE MAL QUE SE COBRE ENTRADA EN LOS MUSEOS"


Américo Castilla. El secretario de Patrimonio Nacional habla de la función de esos espacios

Responsable de 26 museos nacionales, quiere que estos sean modernos y abiertos a nuevas expresiones.



















     Américo Castilla, artista plástico y funcionario, propone una relación más dinámica con nuevos públicos.

Patricia Kolesnicov
"Lo que venía pasando es que el Museo Histórico Nacional tenía que demostrar que Belgrano, Rosas y San Martín lo que querían era que Néstor asumiera el poder", dice Américo Castilla, que hoy es el responsable último de los museos nacionales. Sentado en un bar de San Telmo, chicanea... "Y no fue tan así."Castilla -formalmente, secretario de Patrimonio Nacional- tiene puesta su energía en hacer museos modernos, con una nueva manera de acercarse a los visitantes, a quienes prefiere llamar "invitados", porque un invitado, dice, es alguien a quien nos interesa conocer. En estas cosas ha pensado y hecho pensar el año pasado cuando con su Fundación Typa organizó el encuentro "El museo reimaginado".El secretario no es un hombre que haya llegado a la gestión pública con el gobierno de Macri. Ayer nomás estuvo detrás del concurso que, en septiembre, eligió al nuevo director del Museo Nacional de Bellas Artes. Y antes de eso ocupó el mismo cargo que ahora entre 2003 y 2005, justamente en el gobierno de Néstor Kirchner. Parte de ese tiempo también estuvo al frente del Bellas Artes.
¿La gente va al museo porque el museo tiene algo para darle?
-Es que no viene tanto porque no está claro qué tenés para darle. ¿Tenés para darle un discurso que lo minimiza? ¿Un discurso erudito que lo excluye? ¿O estás abierto?
-¿Tenés para mostrarle algo que no conoce? ¿O qué fue la muestra de la japonesa Yayoi Kusama, con colas de gente?
-Eso demuestra la necesidad de intercambio social. Y los museos todavía no repararon en que tiene que ser cotidiana la invitación a compartir.
-¿Eso como se hace?
-Es buen ejemplo lo de Kusama. Eso fue inesperado. Trabajaron mucho las redes sociales. El mismo año se hizo en Proa una muestra de Ron Mueck, donde estaba prohibido sacar fotos. Al no viralizarse perdió miles de visitantes.
-¿Qué es lo primero que va a hacer?
-Por un lado, concientizar sobre la necesidad del cambio: que los museos se abran de otra manera al público. Y hacer concursos para que entre no sólo un nuevo director sino un nuevo halo de esperanza, de frescura, de cambio.
-¿Concursos para los equipos de los museos?
-La carrera de la administración pública está colapsada. Es muy difícil hacer entrar gente a las plantas, que están envejecidas. Pero la planta no llega al 10 por ciento de los empleados en Cultura. El resto son contratos precarios. 
-¿Hacen falta museos nuevos?
-Hay museos de más en Buenos Aires. ¿Cómo puede ser que se haya hecho el Museo Malvinas acá y no en Tierra del Fuego?
-Usted sabe la respuesta.
-Y, la notoriedad... El anterior gobierno se dio cuenta de que los museos son un medio de comunicación. Pero si se los ve solo en función de una política de coyuntura, se cometen errores.
-¿El Museo Malvinas puede ir a otro lado?
-No, es buena arquitectura y tiene gran inversión tecnológica. No es lógico volver a hacer eso en otro lado.
-¿No estás pensando en abrir algún museo?
-Vamos a apoyar cualquier gestión que tenga esa iniciativa. Que sea el Estado el que lo instale en una provincia, sin que se lo hayan solicitado, no lo veo probable.
-¿Hay algunos que sobran?
-Aquellos que no estén vinculados con la comunidad o estén expresando valores que no son los que demanda la sociedad. Es muy caro mantener un museo. No pienso en cerrarlos pero sí en transformarlos.
-¿Cuál será el relato del macrismo en los museos?
-Yo no interpreto al macrismo.
-Usted es un funcionario del gobierno de Macri.
-Soy un empleado estatal. Construyo un diálogo entre las instituciones y la gente.
-¿Pero hay museo sin relato?
No, todos son parte de esta narración. El Estado trata de que todas las versiones estén a la vista.
-¿El Estado es neutral?
-Neutral no, facilita los puntos de vista, las capas de sentido, aun las que te hacen entrar en contradicción. Esa es la tendencia de los mejores museos del mundo.
-¿Por qué seguimos teniendo museos si ahora estamos todo el tiempo en Internet?
-El equívoco es pensar que el museo solamente informa. En Internet hay mucha más información que en los museos, pero en los museos hay evidencias materiales extraordinarias, que son táctiles, y tienen toda su historia como íconos. Eso aún juega en nuestra apreciación.
-¿Se imagina los museos nacionales cumpliendo función de centro cultural?
-Sí, tienen que estar totalmente abiertos a esas expresiones y a las nuevas generaciones.
-¿Tienen que ser gratuitos los museos?
-Tienen muchas dificultades para autoadministrarse. No me parece mal que se cobre. Ahora se hace a través de Asociaciones de Amigos, lo que crea conflictos de poder. En 2006, cuando estuve en el Museo de Bellas Artes hice una encuesta, a ver si la gente estaba dispuesta a pagar 5 pesos... hoy serían 50. Y casi el cien por ciento dijo que sí.
-En un museo la gente mira los objetos durante 25 minutos y sociabiliza durante otros 40. Va a la tienda a comprar cosas, va a la cafetería, disfruta del aire acondicionado... El problema es la recepción: que haya guardias aleja.
-El guardia tiene un valor simbólico. Te dice: "ojo, acá hay valor, algo que merece custodia. No viniste a cualquier lado". El otro día un director de un museo de Rosario se quejaba de que cuando juega Rosario Central se llena de gente para ir a los baños. "Agrandá los baños, tenés la gran oportunidad", le dije.
Sobre los despidos: reincorporaciones y mantenimiento
Consultado sobre los despidos en su área, Castilla respondió: "Felizmente los museos están operando regularmente. Hubo reincorporaciones y se pudo mantener en sus cargos a los profesionales que son necesarios para que funcionen. Ha sido tal el desmadre que dejó la administración anterior en términos de nombrar gente de manera desmedida, inmerecida. Y además los dejó en un plano de fragilidad atroz. Scioli o Stolbizer hubieran hecho lo mismo, el tema era una bomba para el que viniera."

Fuente: clarin.com


A LOS 84 AÑOS MURIÓ RÓMULO MACCIÓ,
UNO DE LOS JÓVENES REBELDES DEL ARTE

LA RENOVACIÓN DE LOS 60
Integró la Neofiguración, el grupo que apuntó a los límites del arte para hablar del mundo de su época.
Lo que importa es el hombre. Una que sostenía la pintura de Macció. /Gabriel Díaz
   
      Lo que importa es el hombre. Una que sostenía la pintura de Macció. /Gabriel Díaz


Mercedes Pérez Bergliaffa

El vómito del alma. Eso, decía Rómulo Macció, se podía sacar a través de la pintura. Y teniendo esa herramienta en los dedos prefería no meterse con las palabras: "¿Para que hablar cuando las pinturas hablan por sí mismas?", decía. Rómulo Macció murió de un ataque cardíaco el jueves a la noche. Tenía 84 años y en los 60 había sido parte de uno de los grupos más contundentes y renovadores del arte argentino: la neofiguración.
"Teníamos menos años y el corazón imprudente, queríamos incendiar, desarticular, contaminar el espacio chato en el ancho y alto del cuadro", explicaba Macció. "Estábamos cabreros contra la cultura del 'ver y saborear' (...) ¡Nos cagábamos en la sociedad!"
En el grupo estaban también Luis Felipe Noé, Ernesto Deira, Jorge De la Vega. La consigna era "todo vale". Querían quebrar la frontera entre lo abstracto y lo figurativo. Querían decir.
Macció  empezó su carrera en 1956 como pintor autodidacta y de orientación surrealista. Tras pasar por otros grupos, se uniría esos artistas jóvenes, fuertes y rebeldes. A partir de 1961, durante cuatro años este grupo hizo estallar la pintura. La historia comenzó en la exposición Otra Figuración en la galería Peuser. Mediante la búsqueda de una nueva imagen del ser humano, estos artistas cuestionaron la institución "pintura". Maccio lo hizo a través de enorme lienzos de gestos muy amplios, abiertos, casi violentos, informales: eran el pasaje de la modernidad a la posmodernidad en la pintura local.
"En 1965, Rómulo creía que la aventura estaba terminada, nosotros que recién comenzaba; nos distanciamos", cuenta ahora Luis Felipe Noé, el único sobreviviente del grupo.
Efectivamente, Macció comenzaría a hacer una figuración más detallada, definida, de observación aguda y gesto más contenido. De pinceladas regulares con material escaso y seco y planos plenos. Se fijaría en los paisajes urbanos, en La Boca donde vivía y en el Río de la Plata y en Nueva York. Aquí, haría las Pinturas de contaminación y olvido. En Nueva York vería climas desiertos y raros.
Además del vómito, de sacarlo todo afuera, Macció pensaba que la pintura permitía la reflexión contemplativa. Rebelde y a veces simpáticamente reacio, decía que "La pintura es un oficio mudó, es una ciencia oculta". 
Hace dos años, en una de sus últimas muestras, Repertorios, en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta -y ya con unas pinturas de paleta provocativa, colores pastel, síntesis, generalmente poca materia y muchos planos- comentaba: "Mi única preocupación es el hombre. Pinto siempre al ser humano. Mi pintura es representativa". Y tras dar una vuelta entre sus inmensos cuadros, agregaba: "Un pintor como yo quiere hacer formas agradables pero también algo más, una intensidad, un sentimiento. Eso es lo que está dentro de mis personajes". Y eso es lo que se percibe cuando uno los mira: la enormeenergía que Maccio nos deja bajo la forma de pintura.
Sus restos serán velados hoy entre las 11 y las 20 en el Museo Nacional de Bellas Artes. Como un maestro y referente de nuestra historia del arte se merece.

No es un adiós, Macció: vos no te vas nunca.
Murió el artista Rómulo Macció.
Fue uno de los referentes de la Nueva Figuración, uno de los movimientos de vanguardia de los años 60.


Romulo Macció es un pintor argentino de relevancia internacional, asociado con la vanguardia de la década del sesenta.
 
Romulo Macció es un pintor argentino de relevancia internacional, asociado con la vanguardia de la década del sesenta.


Falleció Rómulo Macció (1931-2016), un pintor inmenso, un grande de verdad. Pintor-pintor, de esos que sólo podían pintar porque amaban , respetaban y desafiaban a la pintura, sin recurrir a trucos fáciles, paralelos: lo suyo era la pintura x la pintura  misma.
Macció se nos fue a todos: su obra es patrimonio, parte de nuestra historia y nuestra identidad. Nos hace y completa, especialmente a los artistas argentinos: fue, es y seguirá siendo un fuerte referente.El Artista plàstico Ròmulo Maccio en su atellier de calle Pichincha 546.


Cuando alguien menciona a Macció se lo asocia inmediatamente como integrante del grupo de pintores de la Nueva Figuración o Neofiguración, junto a Luis Felipe “Yuyo” Noé, Jorge de la Vega, Ernesto Deira y el mismo Macció. Se trató de un grupo histórico, que rompió con el lenguaje tradicional de la pintura existente en la Argentina debido a su potencia expresiva, a su  desdibujamiento de los límites del marco, a encontrarse a medio camino entre la abstracción y la figuración. En el caso de las pinturas de Macció de esta época, eran prácticamente violentas, super potentes, muy gestuales y con las formas totalmente distorsionadas. Más tarde entraría en una figuración precisa y de clima extraño, raro, basado en Nueva York y en el Río de la Plata: supo ver en las ciudades, en el paisaje urbano, lo que nosotros no veíamos. Y luego, recientemente, en una síntesis casi extrema y una paleta inesperada.
El Artista plàstico Ròmulo Maccio en su atellier de calle Pichincha 546.

Siempre de escala gigante –no se andaba con chiquitas-, Macció era un rebelde: sus respuestas cuando se lo entrevistaba eran imprevisibles. Eso le divertía. 

Ganador del Premio De Ridder (1959), salido del Di Tella, ganador del Kónex, el artista realizó innumerables muestras nacionales e internacionales. 
Se nos fue un pintor mítico y respetado, un mito. El mundo del arte hoy está de completo luto.
Lo velan mañana, de 11 a 21, en el Museo Nacional de Bellas Artes, Av. del Libertador 1473.

ROBAN CINCO OBRAS DE FRANCIS BACON EN MADRID

El pintor, que falleció en la clínica Ruber en 1992, había dejado pinturas y una suma de dinero a José Capelo
    Bacon en el Museo del Prado en 1990 - Archivo JANETTA PARLADÉ
Uno de los robos de arte más espectaculares habidos en España, un golpe de guante blanco, obra de profesionales, se produjo en el centro de Madrid el pasado mes de junio y se ha sabido ahora. Ocurrió en una casa señorial, cerca del Senado. Los cacos se llevaron en cuestión de minutos, y tras inutilizar la alarma, cinco obras del pintor irlandés Francis Bacon (Dublín, 1909- Madrid, 1992), uno de los más cotizados del mundo, según publicaba ayer el diario «El País» y confirmaron a ABC fuentes de la Policía Nacional. Al parecer, el dueño de la casa, que había abandonado su domicilio brevemente, se percató de lo ocurrido nada más regresar y puso una denuncia inmediatamente.
Los ladrones no dejaron huellas ni existen otras pistas por el momento, así que las pesquisas realizadas no han dado fruto alguno y un velo de silencio rodea la investigación. Nadie, ni los vecinos ni el portero, vieron nada extraño aquella noche de junio y de las cámaras que existen en el entorno no se ha podido extraer pista alguna. Las fuentes confirmaron al citado diario que la Policía cree que las obras robadas en casa de J. C. B., junto a otros objetos de valor, no han salido de España.

Cinco cuadros

Se trata de cinco cuadros, algunos de pequeño formato, que su dueño, amigo íntimo del pintor, había recibido en herencia. Las iniciales de este varón de 59 años, dueño de una pequeña pero valiosa colección de obras de Bacon -y protagonista de algunos de sus más afamados retratos, como veremos- corresponden con José Capelo Blanco, el amigo y último amante del artista, a quien solía venir a visitar en sus últimos años de vida.
De hecho, Bacon falleció el 28 de abril de 1992, en la clínica Ruber de Madrid. Como ya publicó ABC, los médicos le habían recomendado que no realizara aquel viaje, con 82 años y un cuadro de asma grave. Además de un clima templado y la gran atracción que en aquellos años ejercieron los maestros del Prado, museo que visitaba cada vez que venía, aquél fue sobre todo un viaje sentimental. Llevaba unos años enamorado de un joven financiero español al que conoció en una fiesta en honor del coreógrafo Frederick Ashton.



      Tríptico 1991, obra de Bacon para la que posó José Capelo y que está en el MoMA- MoMA

Precisamente este español, José Capelo, es el protagonista de una de las obras más importantes de Bacon, el Tríptico 1991 que cuelga en el MoMA de Nueva York, además de figurar en otras obras como «Retrato de José Capelo». Cuando se conocieron, Capelo tenía 35 años y el pintor 78.
Durante cuatro años, Capelo y Bacon (1909-1992) mantuvieron un noviazgo que les llevó a viajar por todo el mundo. El español profundizó en su pasión por el arte y la obra del pintor. Y Bacon quedó fascinado por el modo de vida de nuestro país e intentó aprender español.
Gracias a las cintas grabadas por uno de sus amigos y fieles colaboradores, se supo hace ahora dos años que en el que sería su último viaje con su amado, ya en Madrid, el pintor decidió hacer un espléndido regalo a su joven amante: tres millones de euros (dos millones de dólares entonces, equivalentes a cuatro millones de dólares hoy). La misma cantidad que regaló, además, a la hermana de este. Por lo que se ha sabido tras este espectacular robo, el pintor también le dejó en herencia algunos cuadros.

Cotización
La obra de Bacon está tan cotizada que estas obras podrían superar con creces cualquier otro regalo. Como se recordará, «Tres estudios de Lucien Freud» se convirtió en la más cara en la historia de las subastas, en el momento en que fue adquirida en noviembre de 2013 por 142,4 millones de dólares (casi 128 millones de euros). Su nueva dueña sería la exmujer de un magnate de los casinos de EE.UU.


                          Bacon junto al Prado en los años cincuenta- ABC

Michael Peppiatt, amigo y biógrafo de Bacon (autor de «Francis Bacon. Anatomía de un enigma», ed. Gedisa), definió a Capelo como alguien «muy apuesto, bien educado, socialmente sofisticado y con una buena posición económica. Hablaba varios idiomas y le interesaba la pintura. Fue para Bacon un regalo inesperado, una fuente fresca de energía», según declaró a ABC. Capelo ha mantenido siempre un celoso silencio sobre su relación con el pintor, que ahora se ve roto momentáneamente por el robo de los cuadros en su domicilio.