"MARTHA ARGERICH
Y EL ABRAZO DEL VAGABUNDO EN LA NOCHE"

“Martha Argerich y el abrazo del vagabundo en la noche”
“Martha Argerich y el abrazo del vagabundo en la noche”

Eran las tres de la madrugada, veníamos caminando por Lavalle, desierta, todavía disonaban los rituales primitivos de la brillante versión de la Consagración de la Primavera de esa noche y revoloteaba, como decía Martha Argerich, el espíritu de Nijinsky en las tablas del Colón, en el paso del gran bailarín por Argentina antes de entrar en las sombras de su locura.
Del espesor de la noche aparecieron por la 9 de Julio, tambaleándose, dos vagabundos que intimidaban al grupo que se había detenido y charlaban en un círculo de amigos donde Martha era una más, en esa casi cálida noche de invierno. Se acercaron pidiendo cigarrillos con palabras entrecortadas, les dimos varios e instantáneamente uno de ellos, el otro siguió su camino, dijo reconociendo a quien se dirigía, “señora, usted es Martha Argerich”. 



Tratamos de ocultarlo, pero convencido aseguró “usted es Martha Argerich”, y enseguida sacó su gorro oscuro de lana y viejo descubriendo la cabeza y con respeto hizo una leve reverencia. Uno de nosotros le pregunto cómo sabía que era Martha Argerich, para averiguar de dónde podía conocerla, ya que no parecía posible que Martha entrara en su mundo. ¿Acaso del Colón?, le preguntamos. “No, yo no tengo cómo entrar al Colón, no tengo plata”, dijo. El reconocerla entre varias personas en un lugar insólito por el horario y el momento parecía casi asombroso. Le pidió un beso, sin vergüenza y se unieron en un abrazo y un beso sincero durante varios minutos.
El vagabundo, quien no dio tiempo siquiera de saber su nombre, tan anónimo era, había aparecido y desaparecido como en un sueño de una noche de Buenos Aires.
                                                                                                             
 Doctor David Vetcher
 CARDIÓLOGO INTERVENCIONISTA
 davidvetcher@gmail.com.ar

OBJETOS HISTÓRICOS
QUE PERMITEN CONOCER MÁS A SAN MARTÍN

Desde el sable corvo hasta un rosario de cuentas de madera, pueden verse en la réplica porteña de la casa de Grand Bourg
Antigua balanza postal de San Martín  Foto: Patricio Pidal/AFV
Antigua balanza postal de San Martín  Foto: Patricio Pidal/AFV

Silvia Polack

"Mirá, mamá. San Martín estaba en todos los detalles. Acá hay un vale firmado autorizando el canje de caballos en una de las postas de Buenos Aires a San Lorenzo, en febrero de 1813." El comentario de Federico, alumno de una escuela pública de Vicente López, sucede delante de una de las vitrinas que contienen objetos personales del Libertador de América, que se exhiben en el Instituto Nacional Sanmartiniano.

San Martín, más que un prócer, es una exposición de objetos que puede visitarse hasta el 4 de octubre en la réplica porteña de la casa de Grand Bourg en la que el gran general vivió y murió en Francia, el 17 de agosto de 1850.
Espacio dedicado a la investigación y el estudio de la historia del Libertador de América, el Instituto Nacional Sanmartiniano abre sus puertas de martes a sábados, de 10 a 18, para celebrar sus 81 años con la exhibición de objetos que desde hace muchos años están guardados por razones de seguridad.
La estrella es, sin dudas, el sable corvo con el que realizó todas sus campañas militares desde 1811, y que conservó hasta su muerte. Muy pocas veces se ha exhibido al público este elemento tan característico y determinante de San Martín, que fue secuestrado por 15 días, entre el 12 y el 28 de agosto de 1963, por cinco integrantes de la Juventud Peronista que reclamaban el fin de la proscripción del peronismo, el regreso del general Juan Domingo Perón al país, la restitución del cadáver de Eva Duarte y el castigo a los responsables de los fusilamientos de 1956.
Dos granaderos custodian la vitrina del sable corvo, ubicado junto al testamento ológrafo del 23 de enero de 1844, por medio del cual San Martín dispuso su entrega a Rosas. En 1897, el sable corvo fue donado por Manuela Rosas de Terrero y Máximo Terrero al Museo Histórico Nacional, donde permaneció hasta su recuperación, en 1963. Desde aquel momento, está en custodia del Regimiento de Granaderos a Caballo y sólo un suboficial está autorizado a efectuar las tareas de limpieza, una vez al año.
La exhibición permite conocer algunos detalles más personales de San Martín, como el rosario de madera que una monja le regaló después de la batalla de Bailén, en España, y que él le entregó en 1820 al coronel Manuel de Olazábal en la revista de Rancagua.
También se conservan impecables una caja con un juego de backgammon; una tabaquera con sus iniciales donada por Bartolomé Mitre al Museo Histórico Nacional en 1891; el poncho de alpaca que el último virrey del Perú, José de la Serna, le obsequió durante la conferencia de Punchauca; un estuche con dos pistolas de duelo y 14 accesorios; una copa de licor; una mesa de juego, y un plato de porcelana.
Varios retratos de San Martín y réplicas de monumentos acompañan la muestra y el dibujo animado Zamba, desde una pantalla de TV, acerca del mundo sanmartiniano a los más chicos.
Los museos Histórico Nacional, del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín y Udaondo aportaron las piezas en exhibición en Mariscal Castilla, entre Rufino de Elizalde y Alejandro de Aguado, Palermo Chico.



















El sable corvo que lo acompañó hasta su muerte  Foto: Patricio Pidal/AFV
El sable corvo que lo acompañó hasta su muerte  Foto: Patricio Pidal/AFV
  

 





Fuente: lanacion.com

BAREMBOIM, ARGERICH Y LES LUTHIERS,
MEMORABLE NOCHE DE MÚSICA Y HUMOR

Les Luthiers y Barenboim provocaron admiración anoche en el Colón; Argerich se sumó en la segunda parte 
Foto: LA NACIÓN / Santiago Filipuzzi

En este gran ciclo hubo varios hitos: el recital de piano que Argerich y Barenboim dieron juntos el martes pasado y, días antes, la función inaugural de sus presentaciones en la Argentina, con un programa para piano y orquesta que incluyó el Concierto N° 1 de Beethoven y varias de las más populares obras sinfónicas de Ravel. O las funciones en las que Barenboim y la orquesta abordaron fragmentos de Tristán e Isolda, con la participación de Peter Seiffert, Waltraud Meier, Ekaterina Gubanova y René Pape.
Sin embargo, la actuación con Les Luthiers era una de las que mayor expectativa provocaba por lo impensado de esa reunión. Incluso, llamó la atención el programa elegido: La historia de un soldado, compuesta en 1917 por Igor Stravinski sobre la base de un texto de Charles Ferdinand Ramuz, y El carnaval de los animales, suite de catorce movimientos escrita en 1886 por Camille Saint-Saëns.
En la historia que cuenta las desventuras del soldado José participaron una orquesta de cámara integrada por siete instrumentos, Barenboim en la dirección y tres de los Les Luthiers, Carlos López Puccio, encargado de algunos relatos, Daniel Ravinovich, como el soldado, y Marcos Mundstock alternando la voz de El Diablo, la Princesa y los relatos. Si bien en las primeras escenas la acción se mantuvo en los cánones habituales, a los pocos minutos los tres Luthiers comenzaron a hacer de las suyas con algunos gags ante la atenta mirada del maestro Barenboim.
En cambio, para El carnaval de los animales -además de incluir a Martha Argerich para entablar un diálogo de teclados con Barenboim (la obra requiere dos pianos) y los Luthiers que faltaban, Carlos Núñez Cortés y Jorge Maronna- el legendario grupo puso en escena todo su histrionismo, con intervenciones breves y precisas, que hasta les dieron participación a los pianistas. Y como no podía faltar, Johann Sebastian Mastropiero (el mítico personaje de los espectáculos de Les Luthiers) se hizo presente con comentarios desopilantes y destruyó con ácidas críticas la obra de Saint-Saëns. Una noche para alquilar palcos y plateas.
Ayer al mediodía, los pianistas, la orquesta y Les Luthiers habían ajustado los últimos detalles durante un ensayo abierto con público que se convirtió en una función con todas las de la ley: primera parte, intervalo, segunda parte, muchísimos aplausos y bises, en donde no faltó un toque folklórico al estilo chalchalero con el gato "El explicado" (pieza escrita por don Cantalicio Luna).
Les Luthiers consiguió que tanto Argerich y Barenboim como los músicos de la agrupación de cámara (aunque la mayoría no hablara castellano) fueran cómplices de sus aventuras. Antes de comenzado el ensayo, Barenboim debió pedir silencio a los plateistas que recién ingresaban (situación que por la noche se repitió en la gala). Y lo hizo con una humorada: "Silencio por favor. Y no olviden encender sus celulares, una vez que todo esto termine"


Fuente: lanacion.com

LUJOS PARA LOS ESCASOS DE FONDOS

Al Palacio de los Patos fueron a vivir familias de renombre afectadas por la crisis del 30.
Ugarteche 3050. El notable edificio tiene 144 departamentos de entre 2 y 7 ambientes. Muchos inquilinos los compraron con el tiempo./ LORENA LUCCA
Ugarteche 3050. El notable edificio tiene 144 departamentos de entre 2 y 7 ambientes. Muchos inquilinos los compraron con el tiempo./ LORENA LUCCA
Eduardo Parise

¿Se imagina una gran quinta que produce frutas y verduras en una de las zonas más elegantes de Buenos Aires? ¿La visualiza a tres cuadras de la avenida Del Libertador, o a metros de la avenida Las Heras, en Palermo? Eso era el terreno que en la segunda década del siglo XX ocupaba la manzana de las actuales Ugarteche, Juan María Gutiérrez, República Árabe Siria y Cabello. La proximidad de la Penitenciaría Nacional y la presencia cercana de malandras y cuchilleros todavía generaba que a la zona se la conociera como “la Tierra del Fuego”, por su “lejanía” con el Centro. Pero aquella quinta desapareció cuando Alfredo Miguel Chopitea compró esas tierras y encaró un proyecto destinado a construir un gran edificio. Así surgió lo que él soñaba como Palacio Chopitea y la gente llamó y llama Palacio de los Patos”.
Alfredo era uno de los hijos de Rómulo Chopitea e Isabel Purcell, una docente irlandesa a quien el Gobierno argentino contrató en Canadá para que enseñara aquí. Ese hijo nació en 1881 en una estancia que la familia tenía en Uruguay. Educado en Canadá, Alfredo Chopitea después se dedicó a administrar campos de la familia, pero también a proyectar y hacer construir edificios de departamentos destinados al alquiler que, hasta 1948, se conocieron como “casas de renta”. Hizo varios sobre la avenida Las Heras y los alrededores. Pero el que cobraría más fama fue el de Ugarteche 3050.
La idea surgió cuando Chopitea y su esposa, Nelly Moss (hija de Jacinto Moss, millonario representante de Bols en la Argentina) estaban en París y al hombre le llamó la atención un edificio. Dicen que el autor era Henri Aziere, un arquitecto con prestigio, a quien el argentino le encargó su proyecto. El terreno a usar era media manzana de lo que había sido la quinta. Aziere nunca vino, pero los planos de su proyecto de estilo académico francés (donde priman las simetrías) llegaron en un tubo de hojalata en el verano de 1926. Los trajo Nelly Moss cuando volvía al país, con sus cuatro hijos, después de una larga estadía en Europa.
No conforme con lo que había planificado Aziere, Chopitea contrató a Julio Senillosa (1884/1936), un arquitecto argentino dedicado a buscar soluciones al problema de la vivienda. Activo militante del Partido Socialista, Senillosa cambió en parte los planos originales y dirigió la construcción que se realizó entre 1927 y 1929. La empresa constructora fue Negroni & Ferraris, especializada en edificaciones con cemento armado. Sobre un terreno de 4.400 metros cuadrados dejaron libres unos 1.400. Hay nueve patios y el patio central tiene casi 400 metros cuadrados. El edificio tiene seis cuerpos con planta baja y seis pisos cada uno. En total son 144 departamentos de entre dos y siete ambientes. Y aunque no hay muchos datos sobre la construcción, se cree que algunos de los elementos utilizados (mosaicos, vitrales, pisos de madera y mármoles de las escaleras) fueron importados. También tiene doce ascensores modificados en la década del 60.
Pero, ¿por qué se lo llama Palacio de los Patos? La leyenda popular dice que allí fueron a vivir muchas familias de cierto renombre, pero afectadas por la famosa crisis de 1929/1930. Y en la jerga popular los “patos” son los escasos de fondos. Aquello duró hasta finales de los 40. La nueva ley de propiedad horizontal permitió que muchos inquilinos compraran su departamento. Hacia mediados de los 50 sólo unos pocos quedaban sin escriturar o vender.
Alfredo Chopitea murió en 1961, a los 80 años. Pero quedaron aquellos edificios cuya construcción él promovió. Entre ellos está el denominado Palacio de los Gansos, cercano al anterior. Es de 1942 y sus líneas son más modernas, aunque también tiene su prestigio. Pero esa es otra historia.


Fuente: clarin.com

DIPUTADOS RATIFICÓ EL CONVENIO
PARA TRASLADAR EL MONUMENTO A COLÓN.

Foto tomada ayer a la tarde –diez obreros trabajando- que dice claramente del apuro presidencial por concluir la base que cubrirá a la que fue la de Cristóbal Colón y sustentará ahora a Juana Azurduy.

DIPUTADOS RATIFICÓ EL CONVENIO
PARA TRASLADAR EL MONUMENTO A COLÓN

Tras un extenso debate, el Frente para la Victoria contó con el apoyo de Unión Pro para aprobar el acuerdo entre Nación y Ciudad luego de que la Justicia avalara el proceso. Férreo rechazo de la UCR, el massismo y el Frente Amplio UNEN.

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La Cámara baja ratificó en la sesión de este miércoles el acuerdo suscripto entre el Gobierno nacional y el porteño para la restauración y el traslado del monumento a Cristóbal Colón, luego de las idas y vueltas que terminaron con una decisión judicial de avalar el proceso.
El proyecto obtuvo 128 votos a favor, 63 en contra y nueve abstenciones. El Frente para la Victoria contó con el apoyo de Unión Pro pero no así de la UCR, el Frente Amplio UNEN y del massismo, que rechazaron el acuerdo entre el kirchnerismo y el macrismo, mientras que Compromiso Federal se abstuvo.

Con la ley, el grupo escultórico, que hoy se encuentra en el Parque Cristóbal Colón -ubicado detrás de Casa Rosada- será trasladado al Aeroparque porteño.



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La titular de la Comisión de Cultura, Nanci Parrilli (FpV) recordó que “la decisión que tomó en su momento el Gobierno nacional de desmontar el monumento para su restauración y posterior traslado originó una serie de conflictos e idas y vueltas entre el Gobierno nacional y el de la Ciudad”.
El último fallo, de la sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones, sostuvo que el Gobierno nacional realizó todas las medidas necesarias de conservación y preservación del monumento, con la supervisión de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y de Lugares Históricos.
Por otra parte, Parrilli remarcó que con el traslado del grupo escultórico “no estamos anulando la historia, sino poniéndola en otro lugar y contándola desde otra perspectiva”.
El jefe del bloque macrista, Federico Pinedo, recordó que en su momento “nuestro partido se opuso, intervino la justicia” pero “el Gobierno desarmó el monumento de tal forma que da lástima verlo”.
El rechazo más duro a la ley fue encabezado por el socialista Roy Cortina, precandidato a jefe de Gobierno porteño, quien denunció que este acuerdo es el fruto de la presión del Gobierno nacional” aunque también acusó al macrismo de “claudicar” en la causa.
Otro que cuestionó la ley y también dedicó críticas tanto al kirchnerismo como al macrismo fue Fernando Sánchez (CC-ARI), quien dijo que la presidenta de la Nación “dispuso de un bien que nadie duda que es propiedad de la Ciudad de Buenos Aires”, mientras que “el Pro tiene que estar decidido a defender lo que no defendió”.
Sánchez denunció un “atropello ilegal” del Gobierno nacional y agregó que “hay que hacer justicia con los que maltratan a nuestros hermanos aborígenes en el presente”, al referirse a la represión sobre la comunidad quom en Formosa.
Por su parte, Manuel Garrido (UCR) denunció que “la presidenta incurre en un exceso al pasar por encima del límite jurisdiccional”, y añadió que “todos los técnicos opinaron que el desmolde no es el mecanismo idóneo para la restauración”.

El diputado Federico Pinedo, titular de la bancada del PRO.

Carta de la Presidente de Basta de Demoler a Federico Pinedo, quien votó hoy el traslado del monumento a Colón.


Gracias, Diputado, por contestarme.
Ha sido todo lamentable desde el inicio por parte del gobierno porteño pues, estando vigente la Ley 2862 del convenio entre la ciudad y el PEN podía haber recurrido a la Corte Suprema de Justicia para hacer valer los derechos de la ciudad y por ser el custodio de sus bienes patrimoniales.
La diputada Lía Rueda encabezó el año pasado la cruzada para evitar este traslado y apoyó el dictado de una ley para declararlo bien patrimonial de la CABA al monumento a Colón; bien que ya pertenecía a la Ciudad y estaba inventariado en el MOA.
​Cuando logramos, con un amparo, la primera cautelar que prohibía su traslado, dos diputadas del PRO fueron agredidas por personal nacional. 
El Ministerio de Espacio Público instaló una guardia en una entrada dela plaza para evitar que entraran o salieran grúas. Un día desaparecieron.
Ellas son las mismas que ahora han presentado
​(​en la Legislatura de la CABA) este convenio como un hecho consumado, por disciplina partidaria.
Sepa que los amparos fueron contra los dos gobiernos y que la procuración de la CABA estuvo de acuerdocon los amparistas y solicitó al juzgado que se prohiba el traslado.​
Cómo se puede dejar, tan rápido, de lado las convicciones  y acompañar con su voto una acción en violación de la ley 5105/1907 y de la cautelar vigente.
 No es un tema menor haber apro​​bado el convenio
No sabemos qué puede venir después.
Qué razón tiene la frase de Napoleón “Nada puede ir bien en un sistema político en el que las palabras contradicen los hechos".

Dra. María Carmen Arias Usandivaras


Una medida que costará 15 millones de pesos


Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACION  / Santiago Filipuzzi
Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACIÓN  / Santiago Filipuzzi
  Por Pablo Tomino / LA NACIÓN

Mientras desde el gobierno porteño aseguran que la restauración y la mudanza del monumento a Cristóbal Colón costará unos 15 millones de pesos, asociaciones de italianos irán a la Justicia por considerar "inconstitucional" la ley sancionada ayer por los diputados nacionales para trasladar la estatua a la Costanera Norte.
La escultura, que el 29 de junio del año pasado fue desmantelada detrás de la Casa Rosada por una decisión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, estará emplazada en el espigón Puerto Argentino, frente al aeroparque metropolitano.
"El gobierno nacional armó una carpa detrás de la Casa Rosada y comenzaron con los trabajos para restaurar el monumento. Por otra parte, nosotros estamos avanzando con los estudios de suelo del nuevo lugar de emplazamiento, donde deben construirse los nuevos pilotes. Los costos de la mudanza correrán por parte del gobierno nacional y el traslado se efectuaría dentro de dos o tres meses", dijo a LA NACIÓN Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la ciudad.
Según el funcionario porteño, comunidades de italianos en el país "están de acuerdo" con la mudanza del monumento, pero hay un fuerte rechazo de varias asociaciones de ese país. De hecho, Alejandro Marroco, representante legal de italianos que iniciaron la primera demanda, aseguró que irá a la Justicia porque la ley es inconstitucional.
"Claramente, se viola el artículo 41 de la Constitución Nacional. Un monumento no es simplemente un conjunto de bloques materiales, sino que es una unidad material-simbólico-cultural-histórica arraigada en un sitio específico. Si se lo arranca del sitio, siempre se lo está destruyendo, aunque hipotéticamente sus partes materiales puedan reconstruirse en otro lado. Por lo tanto, el traslado implica destrucción del patrimonio cultural, algo que está vedado por el artículo 41 de la Constitución Nacional y 27 y 32 de la Constitución local", dijo Marroco a LA NACIÓN.
Horacio Savoia, abogado del Círculo Italiano, explicó que "en la justicia federal hay una sentencia firme que impide el traslado de Colón. Los diputados no pueden soslayar esto. Y no se puede desconocer lo actuado en otros poderes. Haremos acciones legales contra esa aprobación porque planteamos la inconstitucionalidad de la norma". Y agregó: "Hoy es la República la que está tirada en el piso, no la estatua de Colón. Si se hubiera escuchado a la Justicia no se habría iniciado este proceso destructivo, que no tiene razón ni sentido".
Así las cosas, por ahora, nada parece impedir que el monumento a Colón termine en otro puerto, tras más de un año de naufragar en el olvido y la desidia.


Por decreto, el Gobierno se adueñó de la Plaza Colón


Según una ley, le pertenece a la Ciudad
.
Detrás de la Casa Rosada. Allí estaba el monumento a Colón, que la Presidenta decidió cambiar por otro a Juana Azurduy.

En obra. La vista de la plaza desde la Rosada. Allí estará, pronto, la figura de Juana Azurduy. /GUSTAVO ORTIZ
En obra. La vista de la plaza desde la Rosada. Allí estará, pronto, la figura de Juana Azurduy. /GUSTAVO ORTIZ
Silvina Gómez


Mientras avanzan los trabajos para la construcción del pedestal que sostendrá la figura de Juana Azurduy –donde estuvo 93 años la estatua de Colón– la Presidenta firmó un decreto que declara lugar histórico nacional al “conjunto urbano constituido por la Casa Rosada, el Museo del Bicentenario, la Plaza Colón y la Reja Federal (sic)”. Además, encomendó a la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos que los inscriba en el Registro Catastral y de la Propiedad.
El decreto –número 1137–fue publicado en el Boletín Oficial. Así, Cristina Fernández de Kirchner busca darle un marco legal a una decisión tomada en marzo de 2013, cuando ordenó desmantelar el monumento a Cristóbal Colón y reemplazarlo por el de la heroína boliviana. En tanto, tras un acuerdo que llegó después de algunas polémicas, desde el FPV y el Pro, en la Legislatura y en el Congreso, impulsaron diferentes leyes con el mismo fin (ver aparte).
“¿Quién puede tener alguna duda de que la plaza pertenece a la Ciudad? Desde el punto de vista jurídico, simplemente se quieren quedar con la plaza”, evaluó el abogado Alejandro Marrocco, que representa a un grupo de asociaciones italianas que se opone a la mudanza del monumento. Incluso cuestiona la legalidad ante el pedido de la presidenta de anotar los cambios en el Registro Catastral: “Son modificaciones que deberían pasar por la Legislatura porteña. Hay un conflicto de jurisdicción muy claro.
El jefe de Gobierno debería intervenir porque estas acciones pueden sentar precedentes”, reclamó Marrocco, quien además impulsa un amparo para que la plaza sea reabierta al público.
El conflicto en relación al monumento y a la plaza se remonta a 2005, cuando Presidencia decidió enrejarla. En 2007, después de las quejas porque no se podía acceder al lugar, el entonces jefe de Gobierno Jorge Telerman firmó un acuerdo en el que Nación se comprometía a abrirla al público. En 2008 Mauricio Macri ratificó el convenio, pero la plaza nunca se abrió.
Es más, según el decreto firmado ahora por la Presidenta, la reja perimetral tiene nombre: Reja Federal, porque posee los escudos de todas las provincias y el de la Ciudad, que desde 1996 es autónoma; justamente ese año se le transfirieron a la Ciudad todos los espacios públicos y monumentos que están en su distrito.
Según el decreto, se hallaron debajo de la plaza restos de lo que fuera el antiguo fuerte de Buenos Aires y de la Aduana Taylor.

 

Con polémica y cruces, Diputados ratificó el acuerdo por el traslado del monumento a Colón



El convenio lo habían firmado los gobiernos de la Nación y la Ciudad. Votaron a favor los legisladores del PRO y del kirchnerismo. Desde algunos bloques opositores lo cuestionaron con dureza.
Colón, acostado. Así yace el monumento que irá a Costanera. / G R ADRASTI
Colón, acostado. Así yace el monumento que irá a Costanera. / G R ADRAST
Martín Bravo


Luego de un debate con momentos ásperos y acusaciones cruzadas, la Cámara de Diputados ratificó el convenio entre el Gobierno Nacional y el de la Ciudad para restaurar y trasladar el monumento a Cristóbal Colón, que será ubicado frente al Aeroparque. El Frente para la Victoria, sus aliados y el PRO avalaron el acuerdo (128 votos), mientras que el radicalismo, la Coalición Cívica y el massismo lo rechazaron (63). Parte de los legisladores del Frente Amplio UNEN y de otros bloques opositores se abstuvieron.
“Dejar el monumento en ese lugar hubiera sido una contradicción. No estamos anulando la historia, estamos poniendo las cosas en otro lugar y contándolas desde otra perspectiva. Mi abuela decía zapatero a tus zapatos y a nosotros como legisladores nos toca aprobar este convenio en el que dos Estados a través de sus Poderes Ejecutivos se han puesto de acuerdo”, inició el debate Nanci Parrilli, una de las miembros informantes del kirchnerismo. El convenio se suscribió el 26 de marzo, con las firmas del jefe de Gabinete del Gobierno Nacional, Jorge Capitanich, y su par porteño Horacio Rodríguez Larreta.
“Si fuera por nosotros nunca estaríamos tratando este tema. Esta actitud infantil de decir que la historia de la Argentina vendría a ser pueblos originarios contra pueblos europeos no obedece a la realidad y nos parece una visión reaccionaria”, marcó distancia Federico Pinedo -jefe del bloque del PRO- pese al voto a favor, y cuestionó el abandono del monumento: “Da lástima verlo, destruido, tirado por el piso, en 20 pedazos...” Desde la Coalición Cívica lanzaron fuertes críticas para los dos espacios. “La barbarie es la ignorancia de la cultura. El Gobierno de la Nación y el de la Ciudad repiten la matriz colonial de idénticos o eliminados. ¿Por qué se desconoce la comunidad italiana y a los inmigrantes? Yo vi como el peronismo usa a los indígenas para el voto. Y lo que no puede explicar el PRO es por qué sigue votando con La Cámpora todos los días y se presenta como opositor al Gobierno”, lanzó Elisa Carrió, pese a sus coqueteos con el macrismo de cara a 2015. Fernando Sánchez, uno de sus diputados de mayor confianza, también había sido duro en su discurso: “Así como la Presidenta encontró un día como enemigo al campo, otro a la Iglesia, y ahora cita a Francisco, dijo ‘necesito confrontar con alguien que fue protagonista de su tiempo’. Es un atentado a la democracia cultural”, aseguró, y también disparó contra el PRO: “¿Qué les van a decir a los ciudadanos que les dieron su voto? Tampoco defendieron a la Ciudad cuando le entregaron los impuestos y el negocio del juego a Cristóbal López”.
“Lamento que el Congreso vote esto. La Presidenta incurre en un exceso al pasar por encima del límite jurisdiccional. Todos los técnicos opinaron que el desmolde no es el mecanismo idóneo para la restauración”, se sumó a las críticas el radical Manuel Garrido. Roy Cortina, del socialismo, también alzó la voz para rechazarlo: “Este acuerdo es fruto de la presión, el Gobierno de la Ciudad claudicó ante la prepotencia del Gobierno Nacional”.


Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACION  / Santiago Filipuzzi

Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACION  / Santiago Filipuzzi

¿Por qué Juana Azurduy?

 

 

Los argentinos no sabemos quién fue Álvarez Thomas, o el Sr. Billinghurst, o Juana Manso, o Tomás Guido. Son calles, simplemente. O estaciones del ferrocarril.
No podemos ignorar, claro, que Cristóbal Colón descubrió América. O se topó con ella, por error. Nunca supo que se trataba de un nuevo continente: más bien un grupo de islas vecinas de Cipango y Catay, o sea China y Japón. Enviado por los reyes de España, al mando de tres carabelas llamadas la Pinta, la Niña y la Santa María, desembarcó el 12 de octubre de 1492 en la isla de Santo Domingo, hoy repartida entre Haití y la República Dominicana. Los españoles siempre creyeron encontrarse en las Indias, que se suponían ubicadas al Oriente de España, y no al Occidente, cruzando el Atlántico.
En fin, ya sabemos que el gran navegante (tal vez judío portugués, tal vez genovés) se llamaba en realidad Cristóforo Colombo. Perdura como un emblema de Italia y su impronta histórica. Italia es nuestra segunda madre patria, por la abrumadora cantidad de inmigrantes italianos que poblaron nuestra tierra y dieron forma a nuestra cultura. Fueron italianos Manuel Belgrano, Juan José Castelli, el coronel Nicolás Levalle (prohombre de la Campaña del Desierto, nacido en Liguria) Carlos Pellegrini, Arturo Humberto Illia, Arturo Frondizi, Ernesto Sabato, Juan Manuel Fangio, Nicolino Locche, Alfredo Di Stéfano y una variedad impresionante de personajes nacionales. Más que nacionales: folklóricos. Por ejemplo, el celebrado narrador de temas criollos don Luis Landriscina, y sería redundante mencionar a Soledad Pastorutti, Darío Grandinetti o Guillermo Francella. Es obvio que la mitad de los argentinos portan apellido italiano.
Todo el enorme aporte de Italia a la República Argentina está sintetizado en la persona de Cristóbal Colón. Que figura también en la raíz de todos los países del continente, desde los Estados Unidos (donde hay un Estado que se llama Columbia) hasta la propia nación colombiana con capital en Bogotá. Pero de todas las naciones americanas, incluso por encima de USA, Brasil y Uruguay, la nuestra se lleva la palma de la "italianidad", por cantidad y calidad de inmigrantes.

¿A qué viene, entonces, la imagen del Gran Almirante derribado, remendado y tal vez confinado a un punto secundario de esta capital, cuando antes vigilaba la Casa Rosada?  

Parece ser que existe la idea de sustituir ese monumento por otro, consagrado a Juana Azurduy. ¿Quién era ella?
Juana Azurduy de Padilla fue una patriota nacida en Chuquisaca (hoy Bolivia) el 8 de marzo de 1781. En aquel entonces, Chuquisaca (antes conocida como La Plata, ahora Sucre) era una importante sede administrativa y arzobispal del Virreinato. Albergaba a la Audiencia de Charcas. Tenía, pues, sus propios tribunales, su Universidad y allí cerca, en Potosí, las valiosas minas. Conviene aclarar que en el Virreinato había sólo dos universidades: Chuquisaca y Córdoba. Las ideas liberales germinaron primeramente en Chuquisaca, donde estudiaron célebres doctores revolucionarios como Bernardo de Monteagudo, Mariano Moreno, Juan José Paso, Tomás de Anchorena, José Ignacio Gorriti, José Darregueira, Pedro José de Agrelo y otros. "El descontento popular descendió de las clases altas y fue a las multitudes por boca de los agitadores, que eran unos cuantos doctores y jóvenes estudiantes de buena familia y comerciantes de crédito", dice el Diccionario Histórico Argentino de Piccirilli, Romay y Gianello. Entre 1808 y 1809 se desarrolló una fuerte movida "carlotista", es decir, partidaria de la princesa Carlota Joaquina de Borbón y Braganza, casada con el Emperador del Brasil, que había manifestado en agosto de 1808 sus derechos a la corona española mientras el Rey Fernando VII y su padre, don Carlos IV, estuvieran cautivos de Napoleón. Las autoridades reprimieron estas inquietudes. Que precedieron en un año a nuestro 25 de mayo. Buenos Aires no tenía entonces, ni por las tapas, la distinción y riqueza de Chuquisaca: sólo era una ciudad puerto sin un puerto verdadero, inferior a Montevideo y destinada a funcionar como eje del movimiento revolucionario, tal vez precisamente porque pertenecía a la periferia del imperio español.
La señora Petrona Azurduy, de origen vasco, quiso que su hija Juana fuese monja, y la internó en un convento. Pero la chica resultó inadecuada para la vida conventual. La propia madre la retiró al poco tiempo. Juana se casó en 1805 con Manuel Asencio Padilla, nacido en Chayanta, actual Bolivia, militar de carrera. Tuvieron seis hijos. Tanto uno como otro pertenecían a la élite altoperuana, según se deduce de las carreras que sus padres habían elegido para ellos. Padilla se enroló en la causa de la Revolución de Mayo (era nacido en 1773, de manera que en Mayo había cumplido los 27 años) participando de los combates de Tucumán y Salta. Derrotado con el Ejército de Belgrano en Vilcapugio y Ayohuma, Padilla pasó a encabezar una guerra de guerrillas, con un batallón de indígenas, y después de una larga sucesión de victorias y derrotas fue aprisionado el 16 de septiembre de 1816, en el encuentro de la Laguna, departamento de Villar.
Ese día, Juana Azurduy es herida y su marido Padilla, al verla en peligro de muerte, vuelve a rescatarla. Ella queda libre pero él resulta capturado. El coronel español Javier Aguilera, esa misma tarde, lo ejecuta de un pistoletazo y le corta la cabeza para exhibirla en una pica. Como escarmiento.

Curiosamente, se la confunde con una heroína indígena, cuando en realidad fue una señora de gran clase.

La mujer de Padilla, doña Juana Azurduy, fue compañera de guerra de su esposo, caso excepcional en aquellos tiempos. Las familias de distinción no educaban a sus hijas más que en tocar el piano, coser, bordar, las primeras letras y el catecismo. Curiosamente, se la confunde con una heroína indígena, cuando en realidad fue una señora de gran clase, como Mariquita Sánchez de Thompson, de ideas avanzadas para su tiempo y, en el caso de Juana, un insólito coraje combativo. Resultó herida varias veces, encabezó tropas, perdió hijos y marido, y se desempeñó como brillante lugarteniente de Manuel Asencio Padilla. Fue recomendada por Manuel Belgrano y Martín Güemes. Se le otorgó el grado de teniente coronel, con uso de uniforme, por cuenta del director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 13 de agosto de 1816. Decreto firmado por don Juan Martín de Pueyrredón. Juana vivió muchos años en Salta y luego regresó a Chuquisaca, en 1825. Allí murió el 25 de mayo de 1862, asistida por su hija Luisa.
No existe ninguna oposición entre Juana Padilla y Cristóbal Colón.
En realidad...Si Cristóbal Colón no hubiera llegado a América, no habrían existido ni Juana Azurduy ni Mariano Moreno, Saavedra, Belgrano, San Martín, Rosas, Urquiza, Roca, Mitre o Yrigoyen. Ni tampoco los estancieros del grupo de Anchorena o Alzaga Unzué, ni los escritores angloargentinos como Guillermo Enrique Hudson, Rodolfo J. Walsh o Eduardo Wilde. Ni Borges, ni Sabato, ni Falú.
Más aún: si no hubieran llegado los españoles a tierra americana, los araucanos no habría cruzado los Andes para cazar ganado cimarrón en las pampas. Pues aquellos inmensos rebaños que engordaban sin dueño en la llanura...se los había olvidado don Pedro de Mendoza. En, fin, son especulaciones contrafácticas.
Todos descendemos del almirante Colón. Un respeto.

Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACION  / Santiago Filipuzzi

Diputados aprobó el traslado del Monumento a Colón, una medida que costará quince millones de pesos.  Foto:  LA NACION  / Santiago Filipuzzi

Diario La Nación, domingo 10 de agosto de 2014

Publicado en edición impresa

Editorial II



COLÓN, UN FINAL HUMILLANTE


La desdichada historia del Monumento a Colón parece haber alcanzado un final humillante, por cierto, tanto para la memoria del Gran Almirante como para los derechos de los ciudadanos de Buenos Aires, y también de los integrantes de las distintas colectividades italianas, sobre el patrimonio arquitectónico y cultural de su ciudad. En efecto, con el aval, el miércoles último, de la Cámara de Diputados, quedó ratificado por el Congreso el convenio firmado entre el gobierno nacional y el porteño para restaurar y trasladar el grupo escultórico a su nuevo emplazamiento, frente al Aeroparque.
Pero esto no es todo. La presidenta Cristina Kirchner firmó un decreto por el cual se declara lugar histórico nacional al "conjunto urbano constituido por la Casa Rosada, el Museo del Bicentenario, la plaza Colón y la Reja Federal", además de encomendar a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos que los inscriba en el Registro Catastral y de la Propiedad. Un intento de legitimar definitivamente el caprichoso reemplazo del monumento a Colón por el dedicado a Juana Azurduy, un regalo del gobierno de Bolivia que se emplazará pronto en el lugar.
Fueron 128 los votos positivos (del Frente para la Victoria, sus aliados y Pro), contra 62 negativos y 9 abstenciones, los que decidieron el futuro del monumento. Algunas de las razones esgrimidas para el desplazamiento rozaron lo ridículo: que una mole de 26 metros de altura "pone en riesgo la estructura de la ex aduana Taylor", sobre la cual estaba erigida, y que dejar a Colón en ese lugar (detrás de la Casa Rosada) hubiera sido una contradicción con la historia que desde 2003 se está recuperando y que "ubica a Colón en otro sitio".
Ahora comienza una nueva etapa. Los costos de la restauración y la mudanza del monumento son calculados por el gobierno porteño en 15 millones de pesos (de los de la mudanza se haría cargo el gobierno nacional), y se calcula que todo el proceso insumirá entre dos y tres meses. Por su parte, las asociaciones de la colectividad italiana que se oponen al convenio irán a la Justicia, ya que consideran, y con razón, "inconstitucional" la ley sancionada, porque "claramente se viola el artículo 41 de la Constitución" que se refiere a la destrucción del patrimonio cultural, además de que no se puede desconocer que hay una sentencia en la justicia federal que impide el mencionado traslado.
Una vez más, el kirchnerismo ha logrado otro de sus típicos "triunfos ideológicos" con engaños y distorsiones históricas. Aunque el Monumento a Colón logre ser restaurado y se complete su traslado, lo que no se podrá recuperar ya es su valor simbólico: fue la donación de una de las comunidades más importantes de la Argentina, en agradecimiento por haber encontrado en esta tierra la paz y la felicidad que no gozaban en la propia.



Fuentes varias


REGRESO MAGISTRAL:
BAREMBOIM Y ARGERICH EN UN CONCIERTO MEMORABLE

Junto con la Orquesta del Diván, el director y la pianista conmovieron durante tres horas a un público que los aplaudió como pocas veces en el Teatro Colón
Martha Argerich, al piano, y Daniel Barenboim, con la batuta, durante la magnífica presentación de ayer en el Colón  Foto: LA NACION / Fabián Marelli
Martha Argerich, al piano, y Daniel Barenboim, con la batuta, durante la magnífica presentación de ayer en el Colón. Foto: LA NACION / Fabián Marelli


Por Pablo Gianera / LA NACIÓN

Todo concierto es un hecho eminentemente musical, pero hay algunos poquísimos conciertos que, sin dejar de serlo, se convierten en algo distinto y quedan en la memoria no sólo por lo escuchado. El encuentro de Daniel Barenboim y Martha Argerich ayer a la tarde, en el Teatro Colón, ya es inolvidable y marca un momento en la vida musical argentina.
Habría sido un concierto memorable sólo porque ambos son dos de los intérpretes más importantes del siglo XX y de lo que va del XXI. Pero hay también otras causas.
Fue el regreso de Argerich a Buenos Aires después de casi diez años de ausencia (algunos recordarán esa última actuación, hacia fines de 2005, en el teatro Gran Rex); fue también la vuelta de Barenboim desde 2010, y fue, sobre todo, la primera vez que los dos se presentaron juntos en esta ciudad, esta vez con él como director y ella como solista.
Quienes asistieron al Colón, colmado como pocas veces, lo sabían. Había en el aire una especie de nerviosismo, ansiedad y euforia aun antes de que la West-Eastern Divan Orchestra subiera al escenario.
Pero también lo sabían Barenboim y Argerich. Cuando Martha (con ese nombre que no parece requerir más explicación) apareció en el escenario, bellísima como siempre, Barenboim, a un costado, le cedió todos los aplausos; aplausos con una contundencia que hacía mucho no se escuchaban en el Colón.
Además del reencuentro con su amigo de la infancia en la ciudad en la que los dos crecieron, ella necesitaba un reencuentro particular con el público. Lo que sucedió a partir de entonces transcurrió como una aventura musical y afectiva de esas que ocurren muy cada tanto.
No hubo prácticamente palabras; ninguna declaración. Barenboim y Argerich se reencontraron haciendo eso que mejor saben hacer y que hacen de la mejor manera en que puede ser hecho en este mundo.
El concierto, que rondó las tres horas, tuvo su propia cronología. Había empezado con la obertura de Las bodas de Figaro.
Después, el Primer concierto de Beethoven sonó en las manos de Argerich como una versión en miniatura de lo que fue la tarde entera: vuelcos abruptos, dramas, reposos.
Al margen de la biografía en común, es de veras fascinante el modo en que dos figuras tan agudamente singulares y tan disímiles entre sí en tantos aspectos pueden lograr semejante alquimia musical.
Un ejemplo, entre muchísimos: Barenboim puede introducir en el momento (casi improvisar) ligerísimos desvíos en las respuestas de la orquesta al piano según lo que Argerich proponga y, por otro lado, no hay transparencia más milagrosa que aquella que él consigue en la orquesta y ella en el piano.
Cuando Argerich concluyó su lectura del concierto de Beethoven, se imponía el encore. Hay que decir que fue un encore deliberado entre ambos, conversado casi entre bambalinas.
Pero aun después del encore faltaba algo más: una de las instrumentistas de la WEDO tomó un micrófono y le anunció a la pianista que los músicos habían decidido nombrarla miembro honorario de la orquesta. Barenboim ya la había besado en la frente y la había dejado sola para que, una vez más, todos los aplausos fueran para ella.
Hay una complicidad incorpórea en la relación que Barenboim mantenía con Argerich que también se traslada a la manera en la que se relaciona en el escenario con los músicos de la Orquesta del Diván.
La segunda parte, dedicada por completo a Maurice Ravel, podía seguirse tanto con el oído como con los ojos. Barenboim, dotado de un ascendiente inclaudicable entre los músicos israelíes y palestinos, cambiaba miradas o sonrisas con los instrumentistas; entre ellos Michael, su hijo y primer violín.
El colmo se alcanzó con el Bolero, que Barenboim dirigió (por decir así) casi sin moverse, a veces incluso de brazos cruzados, apenas con gestos mínimos: el Bolero, que es una pieza ilusionista por excelencia, estuvo atravesado por otro ilusionismo: el de que la orquesta podía trabajar por sí sola.
Hubo aquí algo que resultó también conmovedor desde una perspectiva política: la ilusión de que el entendimiento de esas partes en conflicto, que estuvo en los presupuestos que Barenboim y su amigo Edward Said pensaron para la orquesta, pudiera -y aun debiera- alcanzarse sin ninguna intervención ajena a esas mismas partes.
Durante toda esa segunda parte Argerich no se fue del todo. Siguió y aplaudió el resto del concierto en un palco bajo que compartió, entre otros, con Jorge Telerman y Pedro Pablo García Caffi, el director del Colón, que poco después, a la salida, comentó que el reencuentro entre los dos músicos había sido "el acontecimiento emocionalmente más importante" de su gestión.
Fue Barenboim quien trajo de regreso a Argerich. Algo del regreso se sintió también en los bises.
Argerich se inclinó por "Traumes-Wirren", la octava de la Fantasiestücke, de Robert Schumann, el compositor que mejor supo retratar la infancia.
Precisamente, otro de los milagros de Argerich es haber crecido sin haber dejado nunca de conservar el sortilegio de la infancia.
Barenboim, por su lado, eligió un arreglo de José Carli de "El firulete". Po un lado, esto podía conectar con la "Habanera" de la Rapsodia española de Ravel, pero ya se sabe que el tango, como Buenos Aires, está ligado para Barenboim con el mundo de la infancia.
Finalmente, los dos habían vuelto a casa.

Próximas funciones

  • Hoy, a las 20, Barenboim y su Orquesta West-Eastern Divan presentarán el Preludio, el Segundo acto y la Muerte de Amor de Tristán e Isolda, de Richard Wagner.
  • Mañana, también a las 20, dúo pianístico entre Argerich y Barenboim. Tocarán obras de Mozart, Schubert y Stravinski.
  • El sábado, Barenboim, Argerich y Les Luthiers: La historia del soldado de Igor Stravinski y El carnaval de los animales, de Camille Saint-Saëns.

    Fuente: lanacion.com

LOS COLOSOS DE PLAZA DE MAYO

Con campana. Aunque siguen haciendo el movimiento para dar la hora, el sonido está desactivado para evitar ruidos molestos. / ALFREDO MARTINEZ
Con campana. Aunque siguen haciendo el movimiento para dar la hora, el sonido está desactivado para evitar ruidos molestos. / ALFREDO MARTÍNEZ
Eduardo Parise

Cuando escuchan la palabra “coloso”, muchos amantes de la Historia enseguida la asocian con la imagen de aquella estatua monumental construida en la entrada del puerto de la isla de Rodas, en Grecia, y dedicada al dios Helios. Dicen que estuvo allí entre los años 292 y 226 A.C., cuando un terremoto la destruyó. Hecha con placas de bronce sobre un armazón de hierro (calculan que aquella estatua pesaba unas 70 toneladas) fue una de las siete maravillas del mundo antiguo. Por supuesto que Buenos Aires no tiene una obra de tanta magnitud, pero también puede mostrar a unos colosos y nada menos que a metros de la Plaza de Mayo.
Se los conoce como los colosos de Siemens porque están encaramados en el edificio que esa empresa alemana ocupaba en la ochava de la diagonal Julio A. Roca y Bolívar. La construcción es de 1952 y la realizó el arquitecto Arturo Dubourg. La empresa estuvo allí desde 1958 hasta 2011, cuando se mudó a Vicente López. Pero las estatuas (cada una mide tres metros), que integran un conjunto que además tiene una campana y un reloj, recién fueron colocadas en ese lugar en 1992. La inauguración fue el 21 de mayo (las izaron con grandes grúas) en una ceremonia que tuvo música de la Banda del Regimiento de Patricios.
Contra lo que se podría suponer, el conjunto no fue hecho especialmente para ese lugar. Su primer destino fue el décimo piso del edificio que, en 1930, la empresa alemana tenía en Avenida de Mayo 869. Allí, por un sistema de relojería, los colosos hechos en bronce marcaban las horas golpeando la campana con grandes martillos. Cuentan que la obra había sido fundida en la empresa Bellini e Hijos, que el inmigrante italiano Juan Bautista Bellini creó en 1892 en San Carlos Centro, a 45 kilómetros de la ciudad de Santa Fe. La firma aún se dedica a fabricar campanas y dicen que es la única en América del Sur especializada en estas fundiciones.
Casi a fines de la Segunda Guerra Mundial, la Argentina decide expropiar todos los bienes de origen alemán que había en el país. Entonces aquellos colosos fueron bajados y entregados a la CGT. Ya en 1950 se decidió que el conjunto se colocara sobre el edificio de la editorial ALEA (Bouchard 722, cerca de Viamonte), donde estaba la sede de los diarios Democracia, Noticias Gráficas y El Laborista, el sector periodístico que manejaba Carlos Vicente Aloé, dirigente justicialista y ex gobernador bonaerense. El derrocamiento del gobierno constitucional en 1955 también afectó a la obra: abandonado y saqueado, el conjunto de los colosos cayó en desgracia.
El abandono duraría hasta 1988, cuando la empresa Siemens aceptó una restauración. Del original sólo quedaban las dos estatuas y la campana rota. La máquina del reloj había sido desguazada. Por eso, reemplazaron el mecanismo con otro electrónico para las agujas. Además, ese equipo de computación reproduce el movimiento original que tenían los colosos, aunque no llegan a golpear la campana porque el sonido lo produce una máquina. De todas maneras, en 2004 se decidió desconectarlo: dicen que el ruido afectaba a los huéspedes de un hotel vecino.
Los colosos de Siemens, con su pátina verde de tanta intemperie, siguen en Bolívar y Diagonal Sur, a lado del Cabildo, en Monserrat. Y suelen ser fotografiados por los que recorren la Ciudad para descubrir alguna de estas curiosidades. En el mismo barrio también pueden encontrar otra figura de un trabajador junto a un yunque. También realizada en bronce, la estatua se titula El forjador y fue el símbolo de la Casa Noccetti, que fabricaba maquinaria agrícola. El lugar después fue sede de la Ferretería Hirsch.
El forjador está sobre el edificio de Perú 535, a cuadras de los colosos. Pero esa es otra historia.


Fuente: clarin.com