LOS MANUSCRITOS DE "POETA EN NUEVA YORK" DE LORCA
UN POCO MÁS CERCA DE MADRID

Manuscrito original de "Poeta en Nueva York", escrito por Federico García Lorca. EFE/Archivo

Manuscrito original de "Poeta en Nueva York", escrito por Federico García Lorca. EFE/Archivo



Madrid, 14 - Los manuscritos originales de la obra "Poeta en Nueva York" de Federico García Lorca han visto por primera vez la luz en una exposición en Nueva York, cuyo éxito la fundación del poeta quiere celebrar el martes en un acto en Madrid con una muestra de teatro, poesía y música.

"Queríamos hacer en Madrid un reflejo de lo que está siendo la exposición en Nueva York, que ha sido realmente un éxito, ha tenido una repercusión muy amplia y un público muy variado", ha señalado Laura García-Lorca, presidenta de la fundación.

Bajo el nombre de "Poeta en Nueva York, Federico García Lorca. Una noche en Madrid", el acto comenzará con una escenificación, a cargo del actor británico Will Keen, de la conferencia que García Lorca dio para explicar esta obra.

"Cuando Federico terminó la obra, le pareció un libro raro, difícil, así que no se animó a publicarlo y decidió escribir una conferencia para explicar lo que quería transmitir en él", ha comentado Laura García-Lorca.

Este homenaje, que se celebrará en la Residencia de Estudiantes, continuará con una lectura de poemas y una "performance" a cargo del escritor John Giorno quien quería estar presente en este acto al descubrir que vivió en la misma residencia de estudiantes en la que estuvo García Lorca cuando estudió en la Universidad de Columbia.

El cierre a este homenaje lo pondrá Dani Noel Trío que acercará la música cubana que pudo escuchar el poeta en La Habana.

"Como el libro termina con el poema 'Son de negros en Cuba' me pareció una buena idea que la noche terminase con música de la isla. Es una forma también de unir tres ciudades importantes para Federico: La Habana, Nueva York y Madrid", ha destacado la presidenta de la fundación del poeta.

La exposición de Nueva York, que acoge la Biblioteca Pública de la ciudad hasta el 20 de julio, ha sido todo un éxito, según Laura García-Lorca, al recibir una media de 700 visitantes al día y reunir a un público muy variado.

Se trata del mayor homenaje que se le ha hecho a García Lorca en la ciudad estadounidense y en ella han participado figuras tan importantes del mundo cultural como John Giorno, Paul Auster o Patti Smith.

Los manuscritos originales de "Poeta en Nueva York" se han expuesto por primera vez, tras numerosas disputas en la que la familia del poeta reclamaba que le pertenecían los originales y que tras perder el juicio tuvo que comprarlos en una subasta.

El acto en Madrid y la exposición en Nueva York han sido organizados por la Fundación García Lorca y han contado con la colaboración de Acción Cultural Española y la Fundación La Caixa.


Fuente: EFE


FRANCIA UNIVERSAL

El estilo derivado de la École des Beaux Arts, fundada a comienzos del siglo XIX, difundió en el mundo el espíritu de la arquitectura francesa y alcanzó la apoteosis pedagógica con la transformación de París; Buenos Aires dio varios ejemplos notables de esa influencia virtuosa

SUBASTARÁN UNA SILLA INÉDITA QUE GAUDÍ DISEÑÓ
PARA LA CASA BATLLÓ

La Casa Batlló, la vivienda para la que fue creada en 1907, desconocía la existencia del mueble 
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Dos vistas de la 'nueva' silla de Antoni Gaudí que sale a subasta. / balclis


Por José Ángel Montañés / Barcelona


No es necesario hacer encuestas para saber que Antoni Gaudí es una de las marcas de Barcelona que más vende y que todo lo que rodea a este inclasificable arquitecto despierta un máximo interés y genera muchos beneficios. La última historia tiene que ver con una pieza de mobiliario creada por él, genial y único como los edificios que el arquitecto construyó. En concreto una silla de costura inédita realizada por el reusense alrededor de 1907 para la Casa Batlló, que había acabado en el número 34 del paseo de Gràcia. Como el resto de los muebles de la vivienda fue creada en la carpintería Casas i Bardés. Está realizada en pino de melis —Pinus palustris— procedente de Cuba tallado y torneado al que dio forma ergonómica, como casi todo lo que creaba, para que se adaptara a la postura del cuerpo de la señora Batlló cuando cosía.

La pieza aparece en el catálogo de la sala Balclis con un precio de salida de 38.000 euros y se subastará la próxima semana en Barcelona. Hasta la fecha los actuales propietarios de la Casa Batlló, la familia Bernat, creían que existía una sola silla de costura. Fue la que adquirieron hace unos años convencidos de que era el único ejemplar. Tanto que desde junio comercializan réplicas “en exclusiva mundial” de la silla creadas de forma artesanal, con la misma madera y técnicas que usó Gaudí. Aprovechando los meses de tirón turístico ya han comenzado a venderlas, pese a que tenían pensado presentarlas en septiembre. El precio de venta es de 1.936 euros cada una.


La pieza, valorada en 38.000 euros, se suma a la única conocida hasta hoy

Pero ayer descubrieron, por sorpresa, que existe, al menos, una segunda silla de costura en discordia. “Intentaremos saber todo lo posible sobre ella porque nuestro patrimonio es lo relacionado con la casa Batlló”, explican fuentes de la sociedad Casa Batlló S.L.U. que gestiona las visitas —más de un millón de personas en 2012— y ofrece el edificio para actos sociales, aunque no quisieron aclarar si intentarían comprarla o no.

El caso es que la silla ha llegado a la sala de subastas de la mano de los bisnietos de José Batlló que dan fe con “documento incluido” de que es auténtica, “ya que siempre ha estado vinculada a su familia y la han ido heredando generación a generación”, explican. El mueble tiene una particularidad: En un momento dado se le cortaron los extremos de sus cuatro patas para que fuera utilizada por Fermina García, la ama de cría de la tercera generación de los Batlló, según han asegurado los mismos dueños de la silla hasta ahora, con el fin de poder amamantar mejor.


La silla vista desde otro punto de vista. / balclis



Tampoco hay duda de la autenticidad del mueble para los tres especialistas en Gaudí —sobre todo en la colonia Güell—, como son Marià Marín, Manuel Medarde y Galdric Santana, que han redactado una extensa ficha para Balclis. Tras analizar la técnica y la cola de fijación de procedencia animal empleada y estudiar la historia de la silla, aseguran que esta es incluso es un “modelo inicial experimental, a modo de prototipo para posteriormente fabricar los ejemplares definitivos, lo que confiere un valor añadido como pieza histórica de referencia”. Aunque también reconocen que “la existencia de algún documento de la época firmado por Gaudí, factura de pedido del taller o ebanista que la realizó, o documento de encargo del propietario, servirían para su completa autentificación”, además de un estudio de dendrocronología de la madera que proporcionaría la edad de la misma.

Ayer, primer día de exposición pública de las piezas que se subastarán los días 17 y 18, fueron varias las personas que ya se interesaron por la silla. La mayoría extranjeros.

Las piezas de mobiliario creadas por Gaudí han alcanzado grandes precios en subastas. En mayo de 2011 se vendió en París un banco de dos plazas por 320.000 euros. No rebasó el millón de euros que se pagó en 2007 por el espectacular biombo de la Casa Milà que vendió Christie’s en Nueva York.


Fuente: elpais.com

LAS FLORES DEL BIEN

Los óleos de Carlos Arnaiz aluden a lo floral con una exaltación de la forma y el color, que es a la vez un homenaje a la naturaleza y a la pintura.
Por Marina Oybin

Las exuberantes pinturas del artista Carlos Arnaiz irradian luz en la galería Jorge Mara-La Ruche. Sedosos, con transparencias, borroneados, sus colores hipnotizan la pupila. Las formas orgánicas mutan inexplicablemente. En algunos lienzos, los pétalos vueltos vulvas vueltos alas de bellas libélulas vueltos extraños pájaros parecen flotar; en otros, las formas vegetales parecen salir de la tela hasta acercarse al espectador.
Es un mundo orgánico fabuloso surgido a veces de las impensadas colecciones de caracoles, hongos, piedras, hojas y amebas que el artista atesora. “Siempre busco, investigo. Un artista –dice Arnaiz– tiene que estar atento a la naturaleza, a todo lo que ocurre a su alrededor”. Hay en esas formas de colores deslumbrantes siempre un velo de misterio. Una tensión latente entre lo visible y lo oculto. Entre las veladuras de colores y el color intenso que irrumpe. “Para que el disfrute se evidencie, tiene que haber sufrimiento”, dice Arnaiz, refiriéndose a las luces y sombras que invaden su obra y, también, el proceso de producción.
“Podría decirse que en la evidente sensualidad con la que Carlos Arnaiz se sumerge en la pintura palpita la obsesión por el esbozo sensible de una geometría laxa, de resonancias botánicas, como si la naturaleza y sus ornamentos, catalogados en caudaloso archivo gráfico según una muy elaborada síntesis, fueran concebidos a partir de ciertas formas elementales, pero altamente productivas”, escribió el artista Eduardo Stupía sobre la obra de Arnaiz, en 2008.
En la galería Jorge Mara - La Ruche se expone una serie de pinturas, dos de ellas de grandes dimensiones. Son todas pinturas que se exhiben por primera vez, la mayoría realizadas este año.
Sin título.  2012, técnica mixta sobre papel, 34 x 48 cm.
Sin título. 2012, técnica mixta sobre papel, 34 x 48 cm.

Hay también una serie de pequeños trabajos sobre papel que pertenecen a libros donde el artista hace sus bocetos. Son verdaderas joyitas donde Arnaiz plantea sobre la cuadrícula el boceto que luego llevará al lienzo. En esos libros que son una especie de alma máter de los lienzos, juega con colores, texturas, transparencias, tensiones entre formas y color. Los fondos son de un gris potente, mezcla de plata y plomo. Es posible detenerse un buen rato para ver “Puro gozo”, “Escena de la que surgimos”, “Paisaje re-creado” y “El orden de la noche”, entre muchos otros trabajos. Cuenta Arnaiz que le gusta la intimidad que se genera al hacer estos libros en su casa en penumbras: “Es mi manera de ir desarrollando el pensamiento. Con grafito, comienzo a elaborar la idea, me acompañan todos los caracoles, las hojas, amebas, estrellas de mar y medusas”, dice.
Hay también una serie de pinturas en blanco y negro sobre papel, hechas con óleos, lápiz al óleo y grafito, una técnica que el artista no había usado antes. “Para mí éste fue un acontecimiento especial porque nunca había pintado en grises”, dice Arnaiz. Hay grises verdosos, azulados, algunos cálidos; otros fríos. En estas pinturas la línea juega y tensa la composición con planos blanquecinos; a veces la línea logra imponerse. “La luz es pareja. Eso se debe al uso del blanco con limitaciones: el blanco sería la luz máxima y yo me reservo siempre esa posibilidad”, cuenta el artista.
“¿Ha visto usted alguna vez, lector, el color de las tinieblas a la luz de una llama? Están hechas de una materia diferente a las de las tinieblas de la noche en un camino y, si me atrevo a hacer una comparación, parecen estar formadas de corpúsculos como de una ceniza tenue, cuyas parcelas resplandecieran con todos los colores del arco iris. Me pareció que iban a meterse en mis ojos y, a pesar mío, parpadeé”, escribe Junichiro Tanizaki en El elogio de la sombra .
Sin título.  2012, técnica mixta sobre papel, 34 x 48 cm.
Sin título. 2012, técnica mixta sobre papel, 34 x 48 cm.

Rara avis, Arnaiz siempre vivió de la venta de sus obras. Empezó en 1968 con una exposición de cuadros cóncavos y convexos en la galería Lirolay. Buscando nutrirse del espíritu creativo de época, frecuentó a los artistas del Di Tella. Expuso en la galería Bonino. Pasó por el realismo puntilloso. Desde 1978 hasta 1996 vivó en Madrid y Hamburgo, donde no dejó de exponer. Pintó sobre libros manuscritos del siglo XVI con sellos reales, un material que el artista compró en España. Y comenzó a desatar ese mundo orgánico fabuloso, tan suyo, con diferentes materiales. Siempre está atento. No deja que el azar de una veladura se pierda en la vorágine.
Hay alegría en sus obras. A Arnaiz le gusta trabajar con precisión milimétrica el color. Logra violetas, verdes, rojos y azules inolvidables, grises que están hechos con toques de color. Uno experimenta una vertiginosa sensación de euforia: allí está la potencia de la fabulosa naturaleza que desata el artista. Todo está en estado de permanente cambio y nacimiento. Hay vida, seres apasionados, tonos soñados. Un universo que late generoso.
En las obras de Arnaiz hay mucho goce, pasión por la pintura. Vaya con tiempo: cuesta despegarse de ese mundo sugerente, una bella y singular botánica hecha de texturas aterciopeladas, sutiles veladuras, formas orgánicas moduladas con suavidad y colores hipnóticos.

Arnaiz básico


Buenos Aires, 1948. Artista plástico.



Estudió en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano. Entre 1978 y 1996 vivó en Madrid y Hamburgo. Expuso en España, Bélgica, Italia, Dinamarca, Suecia, Alemania. Obtuvo el Premio de Pintura Zamora (España, 1980), el Premio de Dibujo Joan Miró (Barcelona, 1974), entre muchos otros premios. Hay obra suya en la colección del Museo Nacional de Bellas Artes.

FICHA
Carlos Arnaiz
Flora
LUGAR: GALERIA JORGE MARA-LA RUCHE, PARANA 1133
FECHA: HASTA EL 3 DE AGOSTO
HORARIO: LUN A VIER, 11 A 13.30 Y
15 A 19.30; SABADOS, 11 A 13.30
ENTRADA: GRATIS


Fuente: Revista Ñ Clarín


MASTERPIECE LONDON:
EL PASADO Y EL FUTURO EN UN MISMO LUGAR

En el sofisticado barrio londinense de Chelsea acaba de cerrar la cuarta edición de la feria de arte, diseño y antigüedades que reúne piezas con historia, potencial y a los ávidos coleccionistas que buscan en las obras de arte la seguridad que el dinero no les da.

No importan las categorías ni el tiempo. Es la calidad. Ese parece ser el lema de Masterpiece London, la feria de arte, diseño y antigüedades que por cuarto año consecutivo abrió sus puertas en el paquetísimo barrio de Chelsea –este año entre 27 de Junio y el 3 de Julio– para finalmente imponerse en la peleada agenda de ferias inglesas. La excelencia de sus piezas y la liberalidad a la hora de poner las etiquetas es su estrategia y su encanto. En Masterpiece se encuentra de todo y todo es superlativo. Del pasado más remoto hasta nuestros días y un poquito más allá: “Las piezas de hoy que serán admiradas en los próximos siglos”, dice Thomas Woodham-Smith, director creativo a cargo de la selección de los 150 expositores de todo el globo.
“Hay presencia inglesa pero queremos reunir la diversidad del mundo”, dice Woodman-Smith haciendo gala de eso que los ingleses saben hacer tan bien: hacer valer lo suyo en cada puerto. Y traerse de cada puerto lo mejor. Y que Dios salve al libre comercio.
La gran perla de María Tudor es el centro de las miradas. Está rodeada de criaturas marinas vivas, anémonas y corales fluorescentes en un espacio oscuro especialmente ambientado por Symbolic & Chase, la prestigiosa joyería de Old Bond Street. 64.5 quilates. O sus equivalentes 258.12 gramos. La tercera perla más grande jamás documentada, engarzada en un extraordinario colgante de 1526 para la emperatriz Isabella de Portugal y que, muerta ella, pasó por varias manos reales hasta llegar a la hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, María de Inglaterra, también conocida como María la sanguinaria, por esa manía suya de quemar a la gente viva en pos de recuperar el catolicismo para la nación. La que inspiro un trago glorioso, el Bloody Mary, y algunos retratos como el que ofrece Phillip Mould a una cifra suponemos igualmente escalofriante.

Los jubilados de Chelsea, en la feria de arte y antigüedades de Londres.
Los jubilados de Chelsea, en la feria de arte y antigüedades de Londres.

Como la perla, la mayoría de las piezas tiene una historia detrás. O directamente es la Historia. Hay una máscara mortuoria de un sarcófago egipcio y un busto de Alejandro Magno. Está la cajita de acero de Fabergé que perteneció a Iam Fleming y en la película Octopussy lo salvó de un balazo a James Bond. Hay dos versiones, una en papel y otra en lienzo del Concetto spaziale de Lucio Fontana, el artista rosarino que hizo carrera en Italia, y que de hecho lo presentan como artista italiano, quien obsesionado con la dimensión de la pintura tomó su navaja y le hizo un tajo al cuadro. En 1958. No más que eso, no menos, un gesto. Porque no tiene que ser fastuoso para ser genial. Hay una mandolina de la fiebre del oro en California, el primer mapa oficial de la red de subterráneos de Londres, una esfera de marfil con puntas cónicas que supo servir como estimulador erógeno a una cortesana de la Dinastía Qing, “una de las más opresoras”, desliza con un dejo de libido el francés que recibe de Finch & Co. Si alguna vez se trató de probar que la colección sigue una ley que quede claro que es la ley del deseo.
En la casa de arte Dickinson está el torso de Annette Venise, la primera escultura que hizo Alberto Giacometti a su mujer. “La escultura de Giacometti dialoga sin problemas con esta figurita etrusca”, sugiere la joven estudiante de artes que atiende en Ariadne Gallery, dedicada al arte antiguo, digamos, piezas arqueológicas. El recorte que propone tiene sentido por afuera de toda regla. ¿Acaso una nueva manera de coleccionar? Todo atravesado.
Pero atravesado por qué. Los Sinai Brothers son especialistas en artes aplicadas de fines del siglo XIX, principios del siglo XX, art nouveau, artes decorativas inglesas, orientalismos, curiosidades del Este, los límites se tornan borrosos y todo adquiere un humor pesadillesco y fantástico en su salón.

Porcelana europea, de lo más preciado de la feria.
La propuesta de Geoffrey Diner, la galería de Washington, no es menos ecléctica. Un cuadro de Lichtenstein junto a una estufa a leña diseñada por Tiffany y un armario de Marc Newson, el creador del diván en el que se recuesta Madonna en el video Rain.
Así de misturado, así de glamoroso. Para el que quiera ver y el que lo pueda pagar. Por la inauguración pasaron Ana Wintour, celebre editora de la revista Vogue, la actriz Uma Thurman, las hijas de Sara Ferguson, las princesas Beatriz y Eugenia, y parte de la familia real de Arabia Saudita, además de buena parte de la crema inglesa y acaudalados rusos, indios, pakistaníes y sobre todo chinos que buscan en las obras de arte la seguridad que el dinero no les da.
Para el caso: porcelana inglesa, francesa, rusa o porcelana contemporánea como la de la artista Beth Katleman; un collar que perteneció a María Antonieta u otro diseñado por Alexander Calder, un bronce de Rodin o en el parque, también a la venta, una escultura monumental del español Eduardo Chillida que nos advierten ya se vendió.
Lo que legitima el tiempo y lo que legitima un nombre. Pero entonces ¿cuál el factor común? “Son todas cosas que fueron hechas para perdurar en el tiempo”, dice Woodham-Smith y pone como ejemplo un reloj de Thomas Tompion, expuesto en la casa Raffety. “A fines del siglo XVII, Tompion hacía relojes que fueron un gran avance para su época. No inventó el péndulo, pero dio pasos muy importantes en su uso para medir con precisión el tiempo. Ahora, Maserati, Jaguar están haciendo algo similar con los motores de alta velocidad. Seguramente dentro de cien o doscientos años, cuando todavía se pueda manejar un Jaguar o una Harley Davidson, la gente diga: ¿podés creer que esto era una obra maestra en el 2013? Pensar eso me da mucho orgullo. Aunque para ese entonces nosotros estaremos muertos”.

Fuente: Revista Ñ Clarín

GUALICHOS POPULARES Y TRANS:
MARCIA SCHVARTZ DESLUMBRA OTRA VEZ

En la muestra "Zoolatrías y entidades extrañas", en la UCA, la artista profundiza su apuesta por lo marginal y por la pintura.
Sólo alguien que la tiene muy clara con la pintura puede hacer lo que está haciendo ahora Marcia Schvartz en el Pabellón de las Artes de la UCA, con su muestra Zoolatrías y entidades extrañas (“el título lo sacamos de un libro junto a mi compañero, no sabemos bien lo que quiere decir pero nos gustó”, explicará más tarde, divertida, la pintora).
Para un desprevenido, hasta pueden desconcertar estas obras: desfile kitsch de pachamamas, recuerdos de Mar del Plata, de caracoles, ovejas de cerámica, el reconocido “hombre-cangejo” –deidad de la cultura Moche–, juguetes, latas, ceniceros, espejos, cartones, ruleros, posters venidos a menos, un mate, y eso que en Perú llaman “CHI-CHO-CHU”: “CHIno, CHOlo y CHUcha tu madre” –con un lenguaje bien de la calle–, todo pintado. Y después, están los personajes, esos grandes y exquisitos retratos: Nelba –gran figura, diosa estelar del universo Marcia–, morocha formoseña, destella en muchas de las obras: “Bailanta top”, “La sonrisa de Nelba”, “Constitución”. “Es la chica que cuida a la mamá de Levinas, la conocí en su casa”, me explica Schvartz. “Pasa que cada tanto me ocurre una especie de enamoramiento con un modelo y me pasó eso con Nelba. Y también con “el Buda” (Pablo, asistente de plomero, de familia boliviana de Laferrere, fue a la casa de Marcia un día a arreglar unos caños y, a partir de ahí, la artista lo empezó a pintar). “El Buda” aparece en dos grandes retratos.
–¿Qué es lo que te llama la atención de las personas que retratás? ¿Cómo los elegís?
–Bueno, son gente que se toma la vida de otra manera, orgullosamente de ser quienes son y de lo que hacen, y viendo a Buenos Aires como lo que es: una selva. Creo que el pintor tiene el ojo desarrollado para registrar gente que vive con otra intensidad. Es un ojo especial, que te permite encontrar eso en el otro y establecer un vínculo; y que la otra persona te permita acceder a ella.
En la sala de la UCA hay cuatro series de obras: las naturalezas muertas con objetos kitsch –la pintora las llama “repisitas”–; los retratos; unas “pinturas instalaciones” en volumen; y unas magníficas y delicadas pinturas-experimentos realizadas sobre arpilleras que llevan del título de “Fanfarrias” (sí, como las piezas musicales de viento pero no tienen nada que ver con eso, a la artista sólo le gustó la palabra).
“Chuchuguaza”. Técnica mixta.

También está “el pozo”: una zanja de 70 kilos y 40 centímetros de ancho hecha con huesos, resina, caracoles, maderas, arena… Es el fondo de un mar o de un río. Oscuro, tenebroso. Es la única obra de este tipo en la exposición y es la que recibe al visitante ni bien entra. Todas los demás trabajos aquí son festivos, satíricos, ácidos, con una gran dosis de humor y fruto de un poder de observación ejercitadísimo, incisivo.
Dentro del conjunto de pinturas más pequeñas –las “repisitas”– están “La pata loca”, “El nabo”, “Yaguar fiesta” y sobre todo, el “Impenetrable”: un cocodrilo hamacando a un bebé-delfín, junto a una india-diosa desnuda y un pato, todos del mismo color en distintos tonos. Adornan dos flores, ellas sí, bien distintas. “Señalamientos”, los llama Coco Bedoya en el texto de sala, a este tipo de apariciones temáticas, “señalamientos llenos de rumores y latidos”. Encuentros fortuitos que se producen en cualquier cómoda o mesita de luz.
Las “pinturas-instalaciones” son interiores, puestas en escena de situaciones bien concretas: la secretaría de Cultura de El Impenetrable, la mujer preparándose –encremada– para ir a la inauguración de la feria de arte “Arteva” (sic, con “v” corta, sí); y el “Mate con galletas” de la china con el control remoto en la mano.
Si visita el increíble mundo de la artista, fíjese en cómo usa la pintura: las “repisitas” están cargadas de óleo, son medio barrocas, demuestran placer por el aceite y la acumulación de color. Los retratos tienen base de carbonilla –entonces, el dibujo de Schvartz aparece–, y algo de óleo. Las instalaciones, objetos y collage.
Pero las “Fanfarrias” son puro riesgo y placer: el óleo rasposo, el nacimiento –delicado, sutil– de otros materiales, la línea pintada… Todo marca cierto estado de concentración distinto al resto.
¿Cómo definir, entonces, a este conjunto de pinturas tan distintas que son el juego de Schvartz? Son populares, son trampas, son gualichos. Son trans.

Fuente: Revista Ñ Clarín

FIGURAS VIVAS, PLANOS, TRANSPARENCIAS Y COLOR


Por María Luján Picabea



“El color es para mí muy importante. Yo siento que con el color estoy hablando, armando frases”, dice el artista plástico, curador y músico uruguayo Santiago Tavella de pie junto a la obra “Cravo-Ton, robot-tótem-ídolo de la esterilidad” (Foto II), en la que anida –contará luego– el germen de esta muestra, Vivir el plano , en exhibición hasta el 28 de agosto en la sala 12 del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930). Las obras que la componen forman parte de una exploración de los elementos técnicos utilizados en el diseño arquitectónico pero con una mirada centrada en la estética. Tavella –que es miembro fundador del grupo El cuarteto de Nos– estudió arquitectura en los 80 y en los últimos años volvió a los libros con los que se formó en la universidad para darles una vuelta de página. “Eran cosas que me estaban dando vueltas. Una de las primeras imágenes que aparecieron fueron dos planos, el de la intendencia de Montevideo y otro que el mismo arquitecto proyectó para el Hospital de Clínicas. Superpuestos me inspiraban cosas, veía cosas, me parecía un robot. Empecé a jugar con esta cuestión de mirar los planos no pensando en la finalidad que tienen, sino desde su punto de vista puramente estético. Hay algunos elementos figurativos reconocibles veladamente puestos y por otro lado está el lenguaje del color”, cuenta el artista. Eso del color, dice, tiene que ver con su primera formación artística junto al maestro Miguel Angel Pareja, que había sido alumno de Guillermo Laborde, miembro del planismo. “Empecé a estudiar con el viejo Pareja a los 13 años y fue una formación muy moderna, de color potente”, dice Tavella. De modo que en estas obras, realizadas entre 2011 y 2012, vuelve sobre sus primeros lenguajes expresivos, rinde homenaje a sus maestros, se permite una cita a Clorindo Testa en “Té de Testa” (al trabajar sobre su proyecto para el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo) y hasta “un saludito”, tal y como lo expresa él, a Joaquín Torres García en las obras “Homme universal internacional constructif rationnel” (Foto I) y “Poisson universal internacional constructif rationnel”.


Fuente: Revista Ñ Clarín