LA ARTISTA QUE FUE VIOLADA Y TORTURADA
Y, AL FINAL, HONRADA POR REYES Y NOBLES

A partir de mañana se podrá ver una obra de esta gran pintora barroca, una de las únicas de su época.

Magdalena desvanecida. Contrastes, heroínas y personajes religiosos.
En su cuadro más famoso, Judith decapita a Holofernes con toda tranquilidad. Son personajes bíblicos: la princesa hebrea que finge ceder a los requerimientos del general invasor, lo emborracha y, cuando el general duerme, le corta la cabeza. En su obra más famosa, se cree, Artemisia Gentileschi se vengó para siempre de su violador. Judith se parece a Artemisia y Holofernes a él. Hace 400 años que le está cortando la cabeza. Otra obra de una de las grandes de la pintura barroca –Magdalena desvanecida– podrá verse en el Museo Nacional de Bellas Artes, en la muestra Caravaggio y sus seguidores , que inaugura mañana.
Artemisia Gentileschi es la única mujer entre los quince artistas de esta exposición. Una soledad como la que tuvo en vida: nacida en Roma en 1593, no era habitual que una mujer pintara. Pero Artemisia era la hija de Orazio Gentileschi, otro pintor con obra en esta muestra. Orazio seguía a Caravaggio, desde que, en el 1600, había visto sus obras sobre San Mateo. El dramatismo, el uso de luces y sombras de Caravaggio le marcó un camino. Entre esas telas se crió Artemisia, la única de cuatro hermanos con talento para la pintura.
Tenía 12 años cuando murió su madre y su papá se imaginó para Artemisia un destino femenino: monja, por ejemplo. Pero era pintor Orazio y la fuerza artística de la chica se hacía ver. A los 15, ya estaba trabajando con él. A los 17 pintó su primera obra, Susana y los viejos . Susana es joven, está desnuda, dos hombres avanzan sobre ella. Algunos dirían que ese primer cuadro fue profético.
Es que la casa de los Gentileschi era, también, el taller. Pasaban modelos, artistas, clientes. Hombres. Sólo por eso, la reputación de Artemisia viajó de boca en boca. Algo que importaría más tarde, cuando para acusar al violador tuviera que defenderse de esos rumores.
Para que aprendiera, para que supiera de perspectiva, el padre puso a la hija a estudiar con Agostino Tassi, un florentino, pintor de paisajes y marinas, que estaba trabajando con él en el palacio del Quirinal, en Roma.
Los testimonios del juicio cuentan que el 6 de mayo de 1611, cuando Orazio había salido, Tassi entró a la casa y la encontró acompañada por Tuzia, un amigo de la familia. Que le pidió que saliera, y Tuzia salió, aunque Artemisia no quería.

Judith decapitando a Holofernes. El cuadro más famoso de la pintora.
Así lo contó ella, según las actas del proceso: “Cerró la habitación con llave y una vez cerrada me lanzó sobre un lado de la cama dándome con una mano en el pecho, me metió una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos, y alzándome las ropas, que le costó mucho hacerlo, me metió una mano con un pañuelo en la garganta y boca para que no pudiera gritar y habiendo hecho esto metió las dos rodillas entre mis piernas y apuntando con su miembro a mi naturaleza comenzó a empujar y lo metió dentro. Y le arañé la cara y le tiré de los pelos y antes de que pusiera dentro de mi el miembro, se lo agarré y le arranqué un trozo de carne”.
Después él prometió casamiento y ella aceptó, por el honor de la familia. Pero él no se iba a casar. Meses más tarde, Orazio hizo le escribió al papa Pablo IV: “Una hija del suplicante ha sido desflorada a la fuerza y conocida carnalmente por Agostino Tassi, pintor, amigo y colega del suplicante” . Hubo juicio.
No bastaba el relato de Artemisia: para probar que no mentía, le hicieron exámenes ginecológicos en público. Para probar que podía sostener su verdad, la torturaron con un instrumento que apretaba cuerdas en torno a sus dedos. Quedó marcada.
“Este es el anillo que me regalaste, éstas son tus promesas” , dicen que le gritó a Tassi.
“Desflorar” es el verbo clave. Como ella era virgen, como no se pudo probar otra cosa en siete meses de juicio, Tassi fue condenado a un año de cárcel y cinco de expulsión de Roma, algo que al parecer no cumplió.
Entre 1612 y 1613 Artemisia pintó su primer Judith y Holofernes, que hoy está en Nápoles. Entre 1614 y 1620, el segundo, el más famoso. “ Me he visto honrada por todos los reyes y gobernantes de Europa a quienes he enviado mis trabajos. no sólo con regalos sino con las más favorables cartas, que guardo conmigo ”, le escribió en 1635 a su amigo Galileo Galilei.” Fue la primera mujer en la Academia de Dibujo de Florencia. Recibió encargos de la nobleza. Pero tras su muerte, su figura se desdibujó. Reapareció en el siglo XX. En 1944 la italiana Anna Banti escribió una novela sobre ella, que en 2008 se reeditó, con prólogo de Susan Sontag. Después vinieron más novelas, ensayos, películas.
Algo de toda esa fuerza se puede ver ahora. En Bellas Artes.

Fuente: clarin.com

ABREN A LA GENTE EL CUARTO DEL HOTEL
DONDE VIVIÓ LORCA

La habitación 704 del Castelar, un “museo” que recuerda al escritor.

Muebles de época. Se reformuló la decoración y se armó un cronograma de visitas. FOTOS: JUAN MANUEL FOGLIA.
Por Romina Smith
En ese cuarto, pequeño, planeó un viaje a Chile con su amigo Pablo Neruda. Ahí se vistió de gala para ir al teatro Avenida. Y desde ahí, también, se enamoró de la nostalgia y la vida cultural de Buenos Aires. Hoy, la vista es la misma que entonces . La cama de hierro también está igual, como si lo estuviera esperando. Y el escritorio tiene su huella: un dibujo propio, y un diario que retrata el horror de la Guerra Civil española. La habitación 704 del Hotel Castelar , sobre Avenida de Mayo al 1100, sigue intacta y con la huella nítida de Federico García Lorca en cada uno de sus rincones. Y desde la semana que viene estará abierta al público para todo el que quiera conocer el paso del poeta andaluz.
La idea, dicen en el hotel, es que esa habitación sea un “cuarto museo” , que sirva como punto de partida para divulgar más la obra del escritor, que visitó Buenos Aires entre 1933 y 1934. “Lorca llegó en octubre de 1933 para presentar ‘Bodas de sangre’ invitado por Lola Membrives. Se iba a quedar un mes, pero la Ciudad lo atrapó , lo conquistó, se rodeó de amigos como Neruda y Alfonsina Storni y se quedó cinco meses más. Durante ese tiempo vivió en este hotel, en esta habitación”, contó María Letizia Cafora, colaboradora del área de Cultura del Castelar y una de las promotoras de esta movida.

Objetos. Una bata igual a la que uso el escritor en su estadía de seis meses.
Según sumó María Celeste Orta Grill, del área de Eventos y Banquetes del hotel, fue la gente la que insistió en que hubiera visitas guiadas para conocer el lugar que tanto inspiró a Lorca en su estadía porteña. “Muchos turistas nos pedían alojarse en esta habitación. Hasta ahora el cuarto tenía un decorado escenográfico y nosotros mismos acompañábamos al que quisiera ir a verlo. Pero creemos que el hotel no puede prescindir de este patrimonio y por eso reformulamos la decoración con muebles de la época y armamos esta propuesta de visitas”, contó.
Además del cuarto, la visita permitirá conocer, por ejemplo, cada una de las etapas de la vida de Lorca a través de láminas con fotos y textos que acompañan todo el pasillo del séptimo piso, ver el acta de nacimiento que mandaron desde Granada y espiar sus cartas manuscritas. La movida comenzará esta tarde con una presentación para invitados especiales, entre ellos el directorio del hotel, autoridades del Gobierno porteño y de las embajadas de España y de Francia, y seguirá el miércoles 31 con un recorrido de cuatro horas , abierto a todos los interesados. Después habrá visitas guiadas todos los miércoles, también para escuelas o grupos.
“Buenos Aires tiene algo vivo y personal; algo lleno de dramático latido. Yo sé que existe una nostalgia de la Argentina, de la cual no quiero librarme” , escribió Lorca aquí. Nunca más pudo volver: dos años después, fue capturado y fusilado por el franquismo.

Fuente: clarin.com

EXHIBIRÁN OBRAS DE GAUGIN EN PANAMÁ


Un hombre observa una pintura del Paul Gauguin el 5 de octubre de 2012 en Madrid. Varias obras originales del pintor posimpresionista francés del siglo XIX serán exhibidas en el Museo del Canal Interoceánico de Panamá, donde se espera romper el récord de visitas, informaron el jueves los organizadores.


Por Pierre-Philippe Marcou


Varias obras originales del pintor posimpresionista francés del siglo XIX Paul Gauguin serán exhibidas en el Museo del Canal Interoceánico de Panamá, donde se espera romper el récord de visitas, informaron el jueves los organizadores.
Titulada 'Paul Gauguin, el sueño de Panamá', la muestra de 16 óleos, grabados y dibujos estará abierta al público del 7 de diciembre al 10 de marzo de 2013.
"Es un sueño hecho realidad poder traer a Panamá a uno de los grandes de la pintura universal... Esta va a ser la exposición más visitada" en la historia del país, aseguró en una rueda de prensa la directora del Museo, Ángeles Ramos.
Según los organizadores, es la primera vez que se podrán ver obras originales del pintor francés en Centroamérica, gracias a museos de Francia y Gran Bretaña y de particulares que las cedieron.
La muestra contará también con cinco cartas escritas por Gauguin a su esposa desde Panamá, 13 fotografías de la época, además de dos pinturas originales de Charles Laval, un joven artista con quien el genio francés llegó a suelo panameño.
En 1887, Gauguin vivió durante cinco semanas en Panamá, adonde llegó resuelto a "vivir cual salvaje" en la isla de Taboga, en el Pacífico, cuenta Marc de Banville, periodista y documentalista francés.
Sin dinero, el artista terminó trabajando en las obras de construcción del canal interoceánico, que fueron iniciadas por los franceses, aunque no se quedó mucho tiempo. "Su tendencia a las borracheras y peleas hizo que lo despidieran al cabo de pocas semanas" y partiera rumbo a Martinica, llevándose "como recuerdo una disentería, la malaria y los cálidos colores de Taboga", dice Banville en su libro 'Canal Francés. La aventura de los franceses en Panamá'.
"Vamos a tener muy cerca el espíritu de Gauguin", dijo el embajador de Francia en Panamá, Hugues Goisbault.
Capitaneados por Ferdinand de Lesseps, los franceses intentaron desde 1880 hasta 1904 construir un canal interoceánico en Panamá, pero fracasaron por las enfermedades tropicales y las dificultades económicas.

Fuente: AFP

HALLAN CERÁMICAS Y OLLAS INCAS
EN CIUDADELA MACHU PICCHU EN PERÚ


Un cántaro y ollas incaicas, entre otros objetos, fueron descubiertos la semana pasada durante trabajos de investigación en la mítica ciudadela de Machu Picchu, al sureste de Perú, informó este lunes a la AFP el director del famoso santuario arqueológico.

Por Ho

"Las piezas suman más de siete y hoy han sido desenterradas y limpiadas", dijo Fernando Astete, jefe del parque arqueológico de Machu Picchu, en declaraciones por teléfono a la AFP desde Cusco, 1.165 kms al sureste de Lima.
Astete precisó que los objetos fueron encontrados la semana pasada por un equipo de arqueólogos locales que excavó en un área de 2.000 m2 en una zona de Machu Picchu que no precisó por razones de seguridad para evitar robos.
Todas las piezas se hallaron sepultadas 70 centímetros bajo tierra en el patio de una 'wayrana' (ambiente de tres muros) ubicada entre la plaza, el templo del cóndor y el sector astronómico de Machu Picchu.
En total se contabilizó un cántaro, la tapa de un aríbalo, dos platos ceremoniales, cuatro ollas incaicas y una olla Chimú, además de dijes líticos que fueron depositados como ofrendas para los 'Apus' (las montañas, donde según la mitología inca vivían los dioses andinos).
Los objetos datarían de la época del inca (emperador) Pachacútec, entre los años 1438 y 1470, dijo el arqueólogo Carlos Delgado, citado por la agencia estatal Andina.
El recipiente más antiguo es la olla Chimú, una civilización anterior al imperio inca que data de entre los años 1000 y 1200. Se presume que la olla habría llegado a Machu Picchu por la expansión del Tahuantinsuyo, como se conocía en quechua -el idioma de los incas- al imperio.
Desde 1995, cuando se halló un brazalete de metal dorado, los arqueólogos han vuelto a Machu Picchu a la búsqueda de objetos de la época inca (entre los siglos XV y XVI).
El descubrimiento previo al actual ocurrió en 2010, ocasión en que se excavó otra ofrenda a los dioses con un contenido muy semejante.
Machu Picchu, la joya de la corona del turismo peruano, se halla incrustada en la cima de una montaña de 2.400 metros cubierta por una espesa vegetación que hace imposible que sea vista desde el llano.
La ciudadela inca, construida con enormes piedras de forma geométricas, fue descubierta en 1911 por el explorador estadounidense Hiram Bingham tras estar escondida más de tres siglos desde la conquista española de Perú.

Fuente: AFP

EL MUSEO LARRETA FESTEJA MEDIO SIGLO
DE ARTE CON GRABADOS DE GOYA

Una selección de más de sesenta obras resume la creatividad del artista más allá de los encargos de la Casa Real. Exponen sus críticas sociales, procedentes de los fondos del museo y de una colección privada.

DESASTRES DE LA GUERRA. El artista reflejó el hambre, la muerte, la crueldad y la desigualdad de los tiempos bélicos.
DISPARATES. Las visitas al circo en Burdeos y cierto clima carnavalesco, revolucionario y onírico aparecen en estos trabajos.
DISPARATES. Las visitas al circo en Burdeos y cierto clima carnavalesco, revolucionario y onírico aparecen en estos trabajos.
Por Julieta Roffo

“Impresiones eternas”. Así se llama la muestra que el Museo de Arte Español Enrique Larreta montó para celebrar su 50° aniversario, con más de sesenta grabados de Francisco de Goya. Y se llama así por dos motivos: porque esos grabados, en planchas de metal, pueden reproducirse, y porque el mensaje que el artista dio hace dos siglos mantiene una vigencia tan potente como alarmante.
Son cuatro las series que componen lo que la curadora de la muestra, Patricia Nobilia, define como “una antología del artista español”: Caprichos, Disparates, Desastres de la guerra y Tauromaquia, que es la única que pertenece al patrimonio del Larreta. Las otras tres fueron prestadas por un coleccionista privado argentino. Hay, además, cuatro grabados iniciáticos, de 1778, en los que Goya empieza a utilizar la técnica inspirado en pinturas de Diego Velázquez como “Los borrachos”.
Mercedes di Paola de Picot, directora del museo, explica por qué fue Goya el artista elegido para festejar el cincuentenario: “Queríamos hacer una muestra de un artista trascendente, y los grabados fueron muy importantes en la carrera de Goya. También pensamos en Picasso, pero su obra fue muy falsificada y eso plantea riesgos”.
Los grabados de Goya, cuyas primeras impresiones eran vendidas a través de clasificados en diarios madrileños de fines del siglo XVIII y principios del XIX, dan cuenta de su trabajo fuera de la Corte del Rey de España: al no trabajar por encargo, explica Nobilia, Goya expresó allí las costumbres sociales y las preocupaciones que lo aquejaban con gran creatividad.
En Tauromaquia, del año 1816, se adivina la importancia de una práctica emblemática en España: las corridas, distintas destrezas de los toreros, pero también los riesgos en las Plazas, como un toro desbocado que cae sobre los gradas y lastima al público.
Disparates, creada entre 1816 y 1823 y última de las grandes series grabadas, deja ver las visitas de Goya al circo francés, en Burdeos, así como escenas de tortura, cacerías de brujas, bailes carnavalescos y cierta subversión del orden establecido: entre hombres y mujeres, y entre el clero y los políticos y sus seguidores. Un mundo patas para arriba en el que lo onírico también aparece sugerido.
Caprichos (1799) y Desastres de la guerra (1810-1815) son las series con mayor carga de denuncia, y tal vez con mayor vigencia. En la primera se deja ver la crítica a los matrimonios por conveniencia, a la superstición -estaba por iniciarse el Siglo de las Luces y la Razón se instalaría como paradigma-, a la corrupción en el poder político y en la Justicia y a un sistema educativo deficitario, en el que los que enseñaban quedaban rápidamente por debajo del nivel de sus alumnos. Para Goya, la serie reunía “extravagancias y desaciertos que son comunes en toda sociedad civil”, según escribió en un periódico de Madrid el 6 de febrero de 1799.
En la sala que alberga los Disparates hay también una selección de fotos de guerras del siglo XX y comienzos del XXI. Algunas famosísimas, como la de la nena quemada con napalm que corre, en Vietnam, o “Muerte de un miliciano”, tomada por Robert Capa durante la Guerra Civil española.
Impacta –intencionadamente, aunque de manera tácita– el parecido entre los grabados de Goya, con fosas comunes, cadáveres mutilados, hambruna y las clases bajas en el frente de guerra y las más acomodadas sacando provecho del enfrentamiento, y esas imágenes: hace que esas impresiones se vuelvan terriblemente contemporáneas.
Además de la serie Tauromaquia, el Larreta desempolvó cuatro de los trajes que las provincias españolas le regalaron a Eva Perón en 1947: se trata de cuatro “trajes goyescos”, según explica Nobilia, ya que están representados en varias de las obras del artista, tanto pinturas como grabados.
“Quisimos mostrar a un español importante para celebrar el cincuentenario. Y las denuncias que Goya hizo hace dos siglos están muy presentes hoy, porque en algunos aspectos, el mundo se repite”, reflexiona di Paola.
Es que las extravagancias y desaciertos que criticó el español superaron el desafío del tiempo.

AGENDA

Dónde:
Museo de Arte Español Enrique Larreta (Juramento 2291).
Cuándo: hasta el 20 de noviembre. Lunes a viernes de 13 a 19, sábados y domingos de 10 a 20.
Entrada: 1 peso. Jueves gratis.
Actividades: www.museos.buenosaires.gob.ar/larreta.htm


Fuente: Revista Ñ Clarín


EL LARGO VIAJE DE LAS PALOMAS

Secreta Buenos Aires
Del español Costoya al cervecero Bieckert, el recorrido de las aves tiene su historia.


Plaza de Mayo. Madre e hija alimentan a las palomas en un lugar tradicional donde suele haber de a miles. / MARIA EUGENIA CERUTTI
Por Eduardo Parise

Los que no las quieren nada son lapidarios: las definen como “ratas con alas”. Los que están del otro lado les llevan migas de pan o galletitas y hasta les compran maíz. La realidad es que Buenos Aires cuenta con una superpoblación de palomas callejeras que, en la última semana, volvieron a ser eje de un debate para resolver qué se hace con ellas.
En la Ciudad de Buenos Aires, la Columbia livia (su nombre científico) tiene su historia. Conocida también como “paloma de las rocas” o “paloma bravía”, esta ave procrea todo el año y tiene un período de incubación de entre 15 y 20 días. Pero ¿cómo llegó este “bicho”, tan común en la Europa Meridional, en el Norte de Africa y en Asia, a estas regiones de América? Se cree que fue en los barcos de los conquistadores, aunque se sabe que pueden recorrer largas distancias.
En Buenos Aires se dice que hubo alguien que influyó mucho en su desarrollo y en que hicieran de la Plaza de Mayo un lugar de concentración especial. Se llamaba Benito Costoya, un español que, a principios del siglo XIX, eligió a esta ciudad como su lugar en el mundo. Cuentan que el hombre, ya jubilado, se había instalado en la zona de la Costanera Sur donde criaba a cientos de palomas. Los más exagerados hablan de que llegó a tener unas quince mil.
Lo concreto es que Costoya tenía cierto predicamento sobre las aves: con un silbato les daba órdenes y las palomas volaban, bajaban o se desplegaban, según cuál fuera el mensaje. Y recuerdan que muchas veces, a través de los puentes, llegaba hasta la histórica plaza guiando a aquellas bandadas. Entonces, les hacía realizar exhibiciones, ganándose algunas propinas de la gente que las admiraba.
Su nombre alcanzó tanta notoriedad que hasta el Municipio llegó a contratar a sus palomas que, con las alas pintadas según la ocasión, participaban en distintos eventos. En las fiestas patrias iban coloreadas de celeste y blanco. Y se recuerda que en el Congreso Eucarístico de 1934 sobrevolaron la gran cruz montada en el Monumento de los Españoles, en Palermo, luciendo el amarillo y blanco de la bandera del Vaticano. También mencionan que en mayo de 1936 estuvieron en la ceremonia inaugural del Obelisco y que, en 1931, lucieron los colores de la bandera británica cuando Eduardo de Windsor, príncipe de Gales, visitó Buenos Aires.
Eran los tiempos en que Costoya recibía un subsidio municipal con el que compraba el maíz para sus palomas. Claro que aquello duró sólo hasta 1937. El 1 de julio de ese año, Don Benito murió y las aves se quedaron sin su guía. De todas maneras mantuvieron la costumbre de llegarse a la Plaza de Mayo y hasta extendieron su radio de acción hacia otras plazas porteñas. Hoy son tantas (se habla de que hay más de mil por kilómetro cuadrado) que algunos especialistas las consideran plaga y transmisoras de enfermedades. Es que en la Ciudad se convirtieron en aves comedoras de carroña y su fuente de alimentación suele estar entre los desechos urbanos.
Por supuesto que no son las únicas aves que sobrevuelan Buenos Aires. Y entre las muchas que se ven también abundan los gorriones, originarios de Europa. La leyenda siempre sostuvo que quien los trajo fue Domingo Faustino Sarmiento. Sin embargo, otros cuentan que arribaron desde Europa en 1870, en un viaje que hizo el cervecero Emilio Bieckert. Dicen que tuvo problemas en la Aduana y entonces, para escaparle a la traba burocrática, simplemente abrió las jaulas. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

LA MUESTRA DE GIACOMETTI, EN PROA,
UN POLO DE ATRACCIÓN

Cultura
La obsesión del artista por la figura humana se muestra en un recorrido por cuatro salas temáticas.

Una toma del estudio del artista.
Por Maria Elena Polack /LA NACIÓN

Nunca visitó nuestro país, ni el hemisferio, pero hubo argentinos y brasileños que lo conocieron y adquirieron su obra en los albores de su descollante trayectoria. A 46 años de su muerte, más de un centenar de las mejores piezas logradas por el escultor suizo Alberto Giacometti (1901-1966) se exponen en la Fundación Proa.
En la década del 30, Elvira de Alvear le compró a Giacometti, en París, Cabeza que mira, una figura de yeso de 1929. Aunque la obra no se ha conservado, sí hay testimonios de la adquisición.
De la mano del decorador Jean-Michel Frank, Giacometti conoció a Jorge y Matilde Born, a quienes les diseñó muebles y objetos de decoración de la residencia que el matrimonio proyectó en San Isidro a fines del 30.
Giacometti, que nació en Borgonovo (Suiza), pero residió casi toda su vida en París, obtuvo el Gran Premio de Escultura de la Bienal de Venecia en 1962. En esa misma muestra, nuestro Antonio Berni se alzó con el Gran Premio de Grabado. Tres años más tarde, el Ministerio de Cultura de Francia le otorgó el gran Premio de las Artes. Y el mercado del arte internacional confirmó su valor en 2010 cuando El hombre caminando fue subastado en 104,3 millones de dólares en Sothebys Londres.
En Proa, la muestra está compuesta por 148 obras, incluidos sus primeras pinturas y dibujos, y cuenta con el guión curatorial de Véronique Wiesinger, directora de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, que atesora buena parte de las piezas.
La exposición, que podrá verse hasta el 9 de enero próximo, es el corolario de un extenso trabajo, de más de tres años, entre la Fundación Giacometti, la Pinacoteca del Estado de San Pablo, el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y la Fundación Proa, junto con Base7 Projetos Culturais, el apoyo de la embajada de Francia en Buenos Aires y el auspicio de Tenaris-Organización Techint.
La exhibición ocupa cuatro salas. En Los comienzos, el descubrimiento del arte primitivo se presentan obras de su juventud, incluida su primera pintura al óleo, efectuada a los 14 años.
En ¿Qué es una cabeza? se repasa el tema central de la búsqueda del escultor que es la cabeza humana y que le costó hasta la expulsión del movimiento surrealista de Andre Breton.
En Jaula y marcos se recuerdan el intercambio intelectual con Jean-Paul Sartre y la manera de delimitar el espacio onírico de representación. Figuras y bustos se completa con figuras humanas y bustos pintados y esculpidos mediante los que Giacometti trataba de captar y transmitir la vida que palpita en el cuerpo del modelo y no su psicología. Imperdibles las figuras a escala del monumento pedido por el Chase Manhattan Bank, para Nueva York.

La muestra podrá recorrerse hasta el 9 de enero próximo de martes a domingos, de 11 a 19, en avenida Pedro de Mendoza 1929, de La Boca. La entrada cuesta $12, estudiantes $ 8 y jubilados $ 4. Los martes son gratuitos para los estudiantes.


Fuente texto: lanacion.com