EL CONCURSO FOTOGRÁFICO
"MÁS GRANDE DE LA HISTORIA"
LLEGA AL PAÍS


El certámen Wiki Loves Monuments elegirá imágenes originales para los artículos de Wikipedia. Esta vez, participarán tomas del patrimonio cultural e histórico argentino, y las mejores serán premiadas. Se lanzará el lunes 3 en la ciudad de La Plata.
El concurso fotográfico "más grande de la historia" llega al país

La ONG Wikimedia Argentina desarrollará el próximo lunes en la Universidad Nacional de La Plata el capítulo nacional de Wiki Loves Monuments, en el marco de la tercera edición del concurso internacional de fotografía.
La competencia internacional, en la cual el año pasado participaron 170.000 fotografías, tiene el objetivo de hacer una selección de las mejores imágenes de autoría propia del patrimonio histórico y cultural emblemático de cada país, cuyo destino final será ilustrar los artículos de la enciclopedia libre Wikipedia.
El evento de lanzamiento del certámen contará además con la difusión de experiencias de colaboración entre la fundación Wikimedia Argentina e instituciones culturales y patrimoniales, la presentación de un prototipo para el registro y difusión Web de fuentes de naturaleza documental y la firma de un convenio entre la entidad patrocinadora y la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP para la digitalización y divulgación web de obras de interés público.
El certámen arrancará dos días antes de la presentación oficial y estará vigente hasta el 30 de septiembre. En ese lapso, los competidores tendrán que subir sus creaciones fotográficas a la web de Wikimedia Commons, bajo una licencia Creative Commons AtribuciónCompartirIgual 3.0 (CC-BY-SA 3.0), cuyo texto legal está disponible aquí.
Las tomas tienen que corresponder al listado de monumentos señalados por el sitio web de Wikimedia Argentina, donde se incluyen a todos los monumentos históricos nacionales -definidos de esa manera por la Comisión Nacional de Museos y Monumentos y Lugares Históricos-, como ciertas construcciones de carácter provincial o local.
Del conjunto de imágenes argentinas, un jurado local nominará las diez mejores tomas locales que participarán del concurso internacional a mejor fotografía a nivel mundial.
En tanto, los jueces locales también otorgaran menciones especiales para aquellas tres mejores fotografías a nivel nacional. Las diez imágenes más destacadas, además, serán exhibidas en un punto a ser determinado.
Según indica la gacetilla de prensa del concurso, la competencia busca "promover la participación en los proyectos de la Fundación Wikimedia", "enseñar y dar a conocer las licencias libres y sus beneficios para la difusión de la cultura y el conocimiento", y "revalorizar el patrimonio cultural, histórico y social existente", "impulsando la participación ciudadana en su preservación". 

Fuente: infobae.com

LA ARGENTINA,
CON UN DESTACADO PABELLÓN EN LA BIENAL DE VENECIA

Cien proyectos en exhibición
Se trata de una de las exposiciones de arte más importantes del mundo


VENECIA.- Con la presencia virtual de la Presidenta -que participó a través de una videoconferencia-, quedó inaugurado el primer pabellón argentino permanente en la Bienal de Arquitectura de Venecia, una de las exposiciones de arte más importantes del mundo.
De 500 metros cuadrados, el pabellón está ubicado en uno de los lugares más sugestivos de la ciudad de las góndolas: los Arsenales, es decir, donde se construían las flotas de la "Serenissima" y que se remonta a principios del siglo XIII.
Gracias a gestiones de la Cancillería, la Argentina obtuvo el año pasado este fascinante espacio -un edificio de ladrillo donde se guardaban las armas de la república marinara de Venecia-, en comodato por 22 años.
La Presidenta anunció el simbólico corte de cintas, al hablar en una precaria videoconferencia -transmitida en cadena nacional en la Argentina, pero en Venecia sin audio ni video- con el canciller Héctor Timerman; la embajadora Magdalena Faillace, directora nacional de Asuntos Culturales, y Paolo Baratta, presidente de la Bienal.
"Cristina, recordamos su visita del año pasado y la fuerza con la que pidió este pabellón", dijo Baratta, que destacó que el edificio es de 1570, el mismo año en el que se fundó la ciudad de Buenos Aires. Aunque la primera fundación fue en 1536 y la segunda, en 1580. "Aquí, cada argentino que vive en Europa o que está de paso podrá encontrar un pedazo de su patria", agregó.
Curado por el maestro Clorindo Testa -un argentino que nació en Nápoles, que el año próximo cumplirá 90 años- junto con un equipo de arquitectos, el pabellón muestra las diferentes realidades de la arquitectura de nuestro país, un crisol de razas. Con el título "Identidad en la diversidad", la instalación arranca con el Museo del Bicentenario y se estructura con un laberinto de andamios completado con una producción audiovisual y tablas dibujadas por Miguel Rep.
A lo largo de una virtual obra en construcción, ilustra los 100 proyectos de concursos organizados por todas las instituciones públicas de la arquitectura en la última década.
Además, incluye un homenaje a la presencia de los arquitectos italianos en la Argentina, que han tenido una prolífica trayectoria en ciudades como Buenos Aires, y remata con una muestra de las huellas arquitectónicas en las islas Malvinas previas a la invasión inglesa de 1833.
"Me siento raro porque no soy arquitecto, pero tengo una mirada humana de la ciudad, que es un virus incontrolable... Pero ya hice un libro sobre los 48 barrios y los arquitectos siempre me han tenido en consideración", contó a LA NACION Rep, mientras continuaba trabajando en sus dibujos.
En un momento simpático de la videoconferencia, la Presidenta pidió saludar a Rep, que se presentó y al cabo de unos minutos de diálogo dijo que debía retirarse para seguir trabajando. Rep fue elegido para ilustrar con ocho tablas los cuatro temas de la muestra inaugural del flamante pabellón argentino de la Bienal de Venecia: diversidad, integración, memoria y territorio.

Fuente: lanacion.com

DA VINCI Y BRUEGEL: PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA
DE LAS CARCAJADAS EN EL ARTE

José Emilio Burucúa y Nicolás Kwiatkowski, dos investigadores argentinos, trazan en "Principios de la caricatura", un flamante ensayo, una cronología posible del humor en la pintura.

¿Existe una pintura cómica? O en todo caso: ¿cómo es que las imágenes se convierten en generadoras de risa? Parecen dos preguntas sencillas, pero muy pocos se han atrevido a responderlas.
José Emilio Burucúa y Nicolás Kwiatkowski, dos reconocidos investigadores argentinos, el primero de ellos considerado en el mundo del arte como un verdadero “erudito de la risa desde la Edad Media”, acaban de publicar un ensayo en el cual reconstruyen, por primera vez, una historia posible del humor en la pintura, desde los dibujos grotescos que hacía Leonardo a modo de ejercicio, a partir de 1490, hasta la época de oro de la caricatura, a fines del siglo XVIII.
El trabajo acaba de ser publicado como introducción al libro Principios de la caricatura. Seguidos de un Ensayo sobre la pintura cómica, (Katz) de Francis Grose, un delgado trabajo (pero con muchas ilustraciones) de 1788, en el que Grose, grabador inglés, sistematiza las técnicas y usos del dibujo caricaturesco. El libro fue presentado el sábado en el flamante Museo del Humor, en lo que fue la antigua confitería Munich, en Costanera Sur. Dos son las grandes preocupaciones de Grose: cómo dibujar a los personajes para que resulten jocosos, y cuál es el tipo de humor que no denigre al objeto de que se ríe y además sea socialmente beneficioso.
Si en sus comienzos la caricatura estuvo más vinculada a la gestualidad y a los rasgos fisonómicos, con los procesos revolucionarios incorporó elementos de crítica social, política y moral. Leonardo da Vinci, Passerotti, el Bosco, Bruegel el Viejo, Annibale Carracci, Bernini, William Hogarth y James Gillray, son algunos de los nombres fundamentales de la historia de la caricatura, que fue definida en 1681 por Filippo Baldinucci como “cargar (caricare) los retratos, de forma que las personas se parezcan a ellas mismas y al mismo tiempo sean diferentes”.
Alfredo Sabat, premio de humor gráfico de Adepa, señaló en la presentación que “el oficio de caricaturista es dificilísimo, porque establecer parecidos es una cosa tan misteriosa que prácticamente no se puede definir”.
Burucúa señaló que la caricatura parece haber estado confinada históricamente más a una tradición de grabadores que de pintores, y mencionó los casos de Honoré Daumier y de Francisco de Goya, que fueron grandes caricaturistas cuando hicieron grabados, pero al trasladar esas imágenes a la pintura, las volvieron dramáticas.
También dijo que a partir del estallido de las formas, durante el siglo XX, cuando el mundo de las imágenes se amplia de manera exponencial, incorporando al cine, la historieta, la fotografía e incluso la publicidad, han dejado de existir las artes menores, y movimientos como el surrealismo o el pop han producido cuadros emuy cómicos.
Las técnicas, estilos y medios de representación de las caricaturas han cambiado con el tiempo. Pero no su función, que Grose define claramente en el primer párrafo de su libro: señalar las locuras, vicios y defectos de los poderosos al público, el único tribunal que no puede ser desestimado.

Fuente: Revista Ñ Clarín

EL PATRIMONIO DEL ARTE AFRICANO, EN PELIGRO


Africa se esfuerza por salvar sus reliquias vulnerables.

Djenne-Djenno, uno de los sitios arqueológicos más conocidos del África subsahariana, abarca varias hectáreas de campos cultivados cerca de la ciudad de Djenne, en la zona central de Mali.
En los últimos tiempos, dado el caos político que impera en Mali, se realiza muy poco trabajo en el lugar, y fragmentos de vasijas antiguas se encuentran diseminados por el suelo.
Los ataques contra Djenne-Djenno podrán haberse interrumpido de forma temporaria, pero las batallas éticas en torno de la propiedad y el control del arte del pasado persisten en África, así como en otros lugares del mundo.
El Museo de Bellas Artes de Boston anunció hace poco la adquisición de una colección privada estadounidense de 32 exquisitas esculturas de bronce y marfil creadas entre los siglos XIII y XVI en lo que hoy es Nigeria. En cuestión de días, la Comisión Nacional de Museos y Monumentos de Nigeria proclamó que los militares británicos se habían apoderado de los objetos a fines del siglo XIX y que debían devolverse al país.
Más escalofriantes fueron los informes del mes pasado sobre la destrucción de propiedad cultural en Timbuktú, Mali, unos 320 kilómetros al norte de Djenne. Grupos islamistas atacan el sufismo, una forma mística moderada de islamismo que está extendida en Mali. En Timbuktú, que cuenta con escuelas coránicas y bibliotecas de manuscritos, esos grupos han empezado a destruir tumbas de santos sufíes, que son objeto de devoción popular.
Las guerras por el arte y la propiedad cultural adoptan muchas formas: materiales, políticas e ideológicas. los conflictos son multifacéticos, y la inocencia y la culpa suelen ser difíciles de determinar.
Con frecuencia se presenta a África como la perdedora en la lucha por el patrimonio, pero no será así si admitimos que el continente tiene una voz determinante en toda conversación.
Algunas de las complicaciones relacionadas con el arte descubierto y perdido se han desarrollado en Djenne-Djenno en los últimos 35 años. Sus orígenes se remontan al siglo III aC., pero para el año 450 dC. ya había producido una compleja sociedad urbana con un comercio floreciente. Durante mucho tiempo se asumió que ambos avances llegaron a África de la mano de los árabes en los siglos VII y VIII dC. Nuevos elementos, sin embargo, profundizaron de pronto el pasado del continente.
También la historia de su arte se expandió. En el nivel superior de la excavación de DjenneDjenno que comenzó en 1976, así como en muchos sitios vecinos, los arqueólogos encontraron esculturas de terracota de figuras humanas y animales.
La revelación fue el descubrimiento de las esculturas in situ, en su contexto histórico, si bien las figuras en sí eran familiares.
Muchas esculturas similares ya habían salido a la venta.
Para fines de la década de 1960, la cantidad de esculturas de madera que habían definido el campo de la mayor parte de los coleccionistas estaba en declinación. Las esculturas de terracota de Mali se convirtieron en el nuevo arte africano "clásico" a coleccionar. Comerciantes intermediarios contrataron excavadores que empezaron a extraer figuras de las tierras de Djenne-Djenno y a destruir el registro histórico. Se las pagaba monedas, pero en la década de 1970 Mali quedó sumido en una hambruna, y ese dinero era mejor que nada. Los objetos se enviaron a comerciantes y coleccionistas occidentales, y su valor fue aumentando.
En teoría, la Unesco había prohibido ese tipo de comercio de arte en 1970, pero sacar objetos artísticos del país era fácil, y sigue siéndolo.
Los arqueólogos estaban consternados ante el saqueo.
Propusieron un bloqueo de la información sobre todos los objetos "huérfanos" de la región, haciendo referencia a todos aquellos que no eran producto de excavaciones científicas, que constituían la mayor parte de los que se encontraban en circulación.
Instaron a los comerciantes a no vender esos objetos, a los coleccionistas a no comprarlos, a los museos a no exponerlos y a los historiadores del arte a no publicar imágenes ni escribir sobre ellos para proteger los objetos que seguían en la tierra. El objetivo era desviar la atención de ese arte. No cumplir con esas pautas atrajo la condena pública y una implícita amenaza de ostracismo profesional.
Del otro lado se encontraban los comerciantes, los coleccionistas y el personal de museos, cuya subsistencia e identidad dependía de un flujo constante de arte. En ese bando estaban también los historiadores de arte, que exigían cierto contacto con los objetos para estudiarlos y distinguir los genuinos de los falsos. (Gran porcentaje de las piezas de Djenne-Djenno que se encontraban en el mercado eran ­y son- falsas.) El enfrentamiento entre los distintos grupos persiste. Los arqueólogos se han labrado fama de héroes fanáticos y cuentan con el respaldo de tratados nacionales e internacionales que limitan el mercado y controlan los movimientos de arte.
Nigeria está atenta y trata de reclamar todo lo que considera patrimonio saqueado.
En algunos ámbitos empezó a considerarse ladrones a comerciantes, coleccionistas y funcionarios de museos, que en otro momento gozaron de alta estima. África podría convertirse en socio del intercambio cultural. Países atentos al arte como Nigeria y Mali tienen infinidad de objetos. Podrían prestarse selecciones a instituciones occidentales o hasta intercambiárselos por préstamos de arte occidental. África tiene excelentes museos (en Bamako, en Lagos), colecciones privadas impresionantes y algunos críticos muy agudos (Kwame Opoku, de modernghana.com).
Las amplias bases de datos digitales serían un valioso recurso para el estudio y el registro perdurable de objetos demasiado frágiles.
Hay muchos objetos que corren peligro en el norte de Mali, y en especial en Timbuktú. En julio, grupos islamistas vinculados a Al-Qaeda destruyeron varias tumbas de santos sufíes. Se confía en que pueda reconstruírselas. Sin embargo, hay cosas irreemplazables, como los muchos miles de manuscritos de las bibliotecas de Timbuktú, incluidos documentos escritos a mano en árabe y lenguas africanas que se remontan al siglo X. Constituyen uno de los grandes tesoros históricos del continente. Lo que se teme es que los islamistas puedan quemar todo excepto los manuscritos coránicos.
Lo que sucede en África recibe escasa cobertura periodística. La posible destrucción de libros que nunca hemos visto, escritos en lenguas que no conocemos, con palabras de una religión en la que muchos no confían, no genera demasiada alarma.

Fuente: Revista Ñ Clarín

KERTÉSZ, EL POETA DE LA FOTOGRAFÍA


Arte / Homenaje

La Fundación OSDE exhibe obras del artista húngaro, una de las principales muestras del Festival de la Luz.



André Kertész fue un fotógrafo nato, y se puede decir que coincidió con el advenimiento de la fotografía moderna. Nació en 1894; sólo ocho años antes, el estadounidense George Eastman había perfeccionado un rollo fotosensible de 48 negativos que luego revelaban terceros en un laboratorio. "Usted aprieta el botón y nosotros nos encargaremos del resto", era el lema de la empresa Eastman-Kodak, que desarrolló la máquina apta para usar este invento.
Tiempo había pasado desde que, en 1824, el francés Nicéphore Niépce tuviera que esperar ocho horas para fijar una foto del paisaje visto desde su ventana; en 1851, ese tiempo se había reducido a un minuto. Cuando Kertész, en 1915, capta una sinuosa fila de infantería austro-húngara en marcha forzada hacia el frente, ya podía apretar un botón para luego hacer revelar su negativo, pero acababa de crear una imagen nueva, que presagiaba el mejor periodismo fotográfico por venir.
Otro precursor estadounidense, Alfred Stieglitz, treinta años mayor que Kertész, pese a no contar con las nuevas técnicas, a partir de 1880 abandonó la fotografía posada, común hasta entonces. Pero nada se parecía a la poesía de una foto como el Nadador bajo el agua , tomada en 1917 por Kertész en Hungría: un cuerpo sumergido en una piscina ornada por los reflejos de sol, que puede verse en la muestra actual de la Fundación OSDE. En esa época, el joven a quien la Primera Guerra casi deja tullido ya abarcaba un amplio abanico de temas: retratos, personajes, paisajes agrestes y urbanos, interiores y naturalezas muertas. Todo marcado por una inmediatez cautivante y con el empleo de sorprendentes tomas cenitales.
El joven autor de fotos casi intimistas logró esquivar los deseos de su familia de que fuera corredor de Bolsa y dedicó su vida al arte de la fotografía. Sí lo alentaba un hermano mayor, Jenö, quien le regaló su primera cámara. Al inicio de su carrera publicó fotos en medios en Hungría, donde empezaba a hacerse conocer. Pero París, en los años 20, era la meta soñada de muchos artistas, y allí se instaló Kertész en 1925. Según dijo más tarde, así comenzó la década más feliz de su vida.
Acto de desaparición, 1955. Foto: GENTILEZA DEL MINISTERIO DE CULTURA Y COMUNICACIÓN, FRANCIA.



Fuente: ADN Cultura La Nación


RASTROS DE TINTA





Liliana Menéndez (Córdoba, 1951), artista elegida para la muestra nº 57 de La Línea Piensa, proyecto a cargo de Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía, resultó ganadora del concurso realizado por el Museo Emilio Caraffa en 2010. Ilustradora de libros infantiles y promotora del dibujo como vehículo cognitivo, Menéndez modula en Cerfructus dos códigos -la escritura y la imagen- para crear una especie mixta de floraciones zurcidas con restos de un alfabeto futuro. En las series Paisajes de palabras , una caligrafía enmarañada y a la vez limpia semeja panorámicas desde una perspectiva cenital. Las formas pictóricas insinuadas en el conjunto de palabras apócrifas maduran en Las flores del mal , donde se conjugan el arte de la estampa con el collage , los diagramas con los dibujos en el estilo más ornamental que científico de los herbarios, las reminiscencias del arte oriental con la pintura de Henri Michaux. Al final del recorrido, como destilado de un trabajo cuya economía figurativa va del monograma a la constelación floral, el color empieza a teñir el lienzo. En Desarraigo y Raíces , obras sobre especies vegetales, los dos ciclos de un proceso evolucionan a un lenguaje de sueños con un glosario visual de insectos, flores, frutos y engarces.
Un universo de animales vulnerables, cuerpos femeninos y agua se configura en la muestra de Egar Murillo (San Salvador de Jujuy, 1957) en Van Riel. Bebiendo en la arroba y Todo fluye presentan estampas de cabritos y corderos que toman agua de charcos y estanques -una mancha de acuarela azul o rojiza que desborda los contornos hasta el cuerpo de los animales-, sin advertir ninguna amenaza o peligro. Expuesto a la mirada, el ciervo de Espejo de agua , como Narciso, toma, igual que el espectador, contacto visual con la superficie de un agua quieta que inunda la superficie del cuadro.
Los soportes de las obras de Murillo, en general reversos de afiches callejeros, conservan rastros del uso original, restos de pegamento, de óxido y de otros carteles. A la vez, multiplican en el espacio de la imagen sentidos, temporalidades y secuencias. En Esperando a Godot , un cielo de herrumbre no presagia nada bueno para un ubicuo personaje femenino. Encallado y A la deriva lo encuentran en aguas profundas: en ambos las huellas del soporte crean una contraimagen en pugna con los usos instrumentales del cuerpo de la mujer. Compendio de una producción visual que roza, estéticamente, el plano ontológico, el dédalo de imágenes de Todo fluye reúne el agua y la tinta, la acuarela y la sangre.

Ficha.
Liliana Menéndez en el Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín), hasta pasado mañana.
Egar Murillo en Van Riel (Juncal 790), hasta el 14 de septiembre.



Fuente: ADN Cultura La Nación

"SI GIORGIONE VIVIERA,
HARÍA ESTE TIPO DE PELÍCULAS"

Cine y pintura / Experimentación

Formado en las artes plásticas, el director polaco Lech Majewski literalmente se sumergió en el cuadro Cristo camino del Calvario, de Brueghel, y concibió El molino y la cruz, un film de impactante belleza visual.

A mitad de camino entre el cine y la pintura pareciera transcurrir la búsqueda artística de Lech Majewski. Creador integral de muchas de sus películas (desgraciadamente hasta el momento sólo conocidas en festivales), se encarga de escribir, producir, montar, dirigir e incluso componer la música, como parte de una cuidada elaboración sonora que también supervisa. Genio cordial y excéntrico, sus inquietudes metafísicas son tan exigentes como su afán por la gastronomía. Por eso, la mejor manera de conocerlo es invitarlo a una cena. Así, ante un suculento plato acompañado de bebidas sin alcohol, la personalidad de Majewski se brinda plena y generosa.
El molino y la cruz es un prodigio técnico y artístico, provisto de los notables avances de la tecnología digital. Un complicado proceso de reelaboración de la imagen cinematográfica permitió incorporar los elementos pictóricos del cuadro Cristo camino del Calvario de Brueghel y, asimismo, otorgarles movimiento. De tal manera, puede conocerse el periplo de algunos de los centenares de personajes que posee el lienzo original, entre otros, el propio pintor (interpretado en el film por Rutger Hauer), su amigo y coleccionista Nicholas Jonghelinck (Michael York) y la Virgen María, papel a cargo de Charlotte Rampling.
Majewski presentó su film (que acaba de estrenarse comercialmente en Buenos Aires con muy buenas críticas) en la última edición de Pantalla Pinamar, y le contó a adn cultura cómo fue concretar, luego de cuatro años de labor, su acercamiento a la obra del reconocido pintor flamenco.
-El tratamiento de la imagen fue clave en la producción de El molino y la cruz 
-Sí. Es muy complicado explicar cómo fue el tratamiento de la imagen en la película porque fuimos descubriendo la tecnología a medida que recorríamos el camino. Por eso tardamos cuatro años. Durante el primer año preparamos la película y elaboramos el vestuario. Teníamos cien muestras de telas con las que hacíamos pruebas con movimientos delante de la cámara para analizar cómo se veían. Descubrimos entonces que no contábamos con las tinturas que producían los colores que se utilizaban en la época de Brueghel porque en ese momento la confección de textiles era manual y los colores se obtenían de tinturas orgánicas.


Cristo camino del Calvario, de Pieter Brueghel, el Viejo. 
-¿Y pudieron resolver ese problema?
-Sí, pero para lograr esos colores tuvimos que montar una pequeña fábrica para producir tinturas orgánicas con cebolla y remolacha. Y en cuanto a las ropas, les dimos una reproducción del cuadro a cuarenta campesinas polacas que hicieron todos los trajes a mano. Brueghel era realista en relación con el vestuario, los elementos y los detalles y eso me engañó, porque presumí que el paisaje era realista, aunque sabía que Brueghel venía de un paisaje plano, como el que hay en Flandes.
Cuando Lech Majewski estrenó su película Ángelus , el crítico e historiador neoyorquino Michael Gibson le acercó su investigación sobre el lienzo de Brueghel. Ése fue el disparador de un nuevo acercamiento del director al arte flamenco, luego de su película El jardín de las delicias terrenales , donde una historia de amor entre una historiadora de arte y un ingeniero naval se entrecruza con la investigación de los significados ocultos en El jardín de las delicias de El Bosco.
-¿Hay elementos herméticos en la obra de Brueghel?
-Sin duda. Los agrupamientos montañosos, que no existen en Flandes, los incorporó en su pintura para simbolizar el cuerpo de Cristo. Eso se explica en otras pinturas, donde las rocas tienen diferentes grietas y fisuras, que representan las heridas en el cuerpo de Cristo.


Una escena de El molino y la cruz. Según Majewski, hubo que montar una fábrica de tinturas orgánicas para reproducir los colores de Brueghel. 
-¿Cómo nació la imagen inicial para El molino y la cruz ?
-Era muy simple: unas quinientas personas inmóviles y la cámara que se acerca a ellas. De esa manera nos sumergimos en las imágenes que generan sus pensamientos. Pero todo depende mucho de la imagen inicial porque, si es acertada, permite resolver y ordenar todo el pensamiento posterior.
-¿En este caso, de qué modo concretó la idea?
-Fui con 120 estudiantes de la escuela secundaria para hacer una prueba y ubicar a los personajes. El resultado fue una vergüenza: no se parecía al cuadro de Brueghel sino a un telefilm que dan por cable. Se veían los primeros veinte y el restante centenar desaparecía de la cámara, sin importar dónde se los ubicara. Entonces pinté a todos los personajes de la pintura y el paisaje, y comencé a hacer visualmente el recorrido. A través de un trabajo por computadora pudimos establecer que la imagen tenía siete perspectivas, incluso contradictorias, simultáneas. [Ver recuadro.]
-Ya que hablamos de la imagen, ¿qué puede agregarnos sobre el sonido?
-El sonido es sensual y para mí es música. La realidad suena y no sé por qué estúpidas razones en las películas se aplica una intención sonora absolutamente convencional, donde todo está en el mismo plano. Ese convencionalismo no se corresponde con la originalidad del sonido porque la realidad es original por sus sonidos. Lo que yo hago es tomar un micrófono e ir escuchando los sonidos que capto. Algunos me sorprenden porque son muy raros. Hoy en día, en particular en las películas de Hollywood, siempre hay música tapándolo todo. Pero, en ese caso, la música es un sonido muerto.


Para realizar El molino y la cruz Majewski estuvo en Nueva Zelanda estudiando las nubes. 
-Los planos sonoros en El molino y la cruz son muy especiales.
-La mejor forma de ver una pintura es escucharla. Si la música crea imágenes, uno debe ser capaz de realizar el procedimiento inverso, sobre todo porque cuando uno ve una pintura que presenta un relato, es importante incorporar un concepto sonoro a la potencia de esa imagen.
-¿Cómo asumieron los actores la propuesta de El molino y la cruz ?
-La gente llega con lo que quiere hacer en la cabeza, pero deben dejar eso a un lado para poder cumplir con lo que quiero que hagan. A veces piensan que se verán ridículos, y los actores son verdaderamente delicados y muy individualistas. Muchos actores prefieren las explosiones que permiten gran lucimiento, y cuando se les dice que no pronunciarán una palabra en toda la película, se quedan perplejos. Eso sucedió con Charlotte Rampling, aunque luego se fue acostumbrando a la propuesta de permanecer en silencio. Me preguntó: "¿Realmente me necesitas?", y fue una buena pregunta.
-La imagen de la crucifixión se repite a menudo en sus películas.
-Es la imagen más poderosa de nuestra cultura. La civilización se afirma en dos pilares que pueden gustar o no: uno es la tradición helénica, donde conviven la filosofía, la ciencia, la democracia y las leyes. El otro es un libro que contiene el Viejo Testamento y el Nuevo Testamento y que es un patrimonio reconocible allí donde uno se encuentre, aunque sea en culturas y religiones diferentes como en el Tíbet o en la India. Cuando estuve trabajando en Yale, tenía un amigo especializado en judaísmo, Joseph Dan, y siempre me llamaba "el místico", porque creo en el valor de la duda.

De Venecia al mundo

En 1996 el artista plástico Julian Schnabel (quien cobraría notoriedad con Antes que anochezca y La escafandra y la mariposa ) debutó tras las cámaras con Basquiat , una historia escrita por Majewski basada en la vida del pintor estadounidense Jean-Michel Basquiat. En la película (que incluye un estelar reparto con Gary Oldman, Dennis Hopper e incluso Courtney Love), el cantante David Bowie personifica a Andy Warhol, amigo y mentor de Basquiat. Sin embargo -y El molino y la cruz lo confirma-, la intención pictórica en el cine de Majewski tiene otras referencias, que se nutren de los pintores flamencos pero también de la capacidad expresiva del conjunto de las artes (música, escenografía, plástica) por sobre las palabras, como sucede en Pokoj Saren , experiencia de los sentidos donde Majewski compone la cantata que enmarca la acción, o en la serie de poemas visuales DiVinities . Niño mimado del arte contemporáneo, su videoinstalación Brueghel Suite se presentó en el Museo del Louvre, en la Bienal de Venecia y en el Museo Nacional de Cracovia en el último año. En 2006 el MoMA realizó la mayor retrospectiva de su obra.
-¿En qué momento relacionó el cine con la pintura?
-Hago cine gracias a la pintura y existe una historia bastante rara detrás: cuando era niño pasaba todas mis vacaciones en Venecia. Siempre íbamos dado que teníamos un tío que era profesor allí y, lógicamente, se iba a pasar las vacaciones a otro lado. Entonces nos ofrecía su casa, porque éramos una familia pobre de Varsovia y no podíamos elegir muchos destinos. Cuando salíamos hacía Venecia, el recorrido siempre era el mismo: un tren nocturno de Katowice a Viena, pasar todo el día en Viena y esperar otro tren nocturno para ir a Venecia. Eso me permitió desde niño frecuentar la Bienal y conocer lo mejor del arte moderno con Andy Warhol,Roy Lichtenstein, Giorgio de Chirico y Tom Wesselmann.
-No parece un admirador del arte moderno.
-Para mí eran ídolos absolutos pero, al mismo tiempo, conocí la Galleria dell'Accademia, con las obras de Giovanni Bellini, Andrea Mantegna y Giorgione. Me impactó mucho el cuadro de Giorgione La tempestad , me resultó hipnótico por su atmósfera y misterio. Permanecía horas contemplándolo. Luego leí un libro de Salvatore Settis, profesor de la Universidad de Pisa, que realiza un antológico análisis sobre ese cuadro. Esa pintura fue en mí una notable influencia y no pude volver a entrar en el arte pop nunca más.
-¿Y el vínculo con el cine?
-Un día hice una conexión similar con el cine y fue gracias a la escena del parque en Blow- up, de Michelangelo Antonioni. La vi y me dije: "Si Giorgione viviera, haría este tipo de películas". El arte moderno que vino de Estados Unidos tenía gran impacto pero detrás estaba completamente vacío. Si pensamos en el siglo XX y su relación con el arte, nos daremos cuenta de que la figura humana ha desaparecido. Mi conclusión es que la figura humana se fugó de las artes plásticas al cine. Si miramos las obras de Giorgione o de Brueghel, la figura humana tenía una importancia fundamental.
-Pero en el siglo XX llegaron las vanguardias.
-El arte y la sociedad son indisolubles y van de la mano. Las vanguardias destruyeron el acceso directo a la figura humana, en parte porque el siglo XX nació de la mano de las guerras y de las dictaduras que negaron la figura humana o la redujeron a la experimentación o a la propaganda. Para mí, lo fundamental del legado de los maestros italianos, desde Giorgione hasta Antonioni, es que pude dedicarme a pintar en el cine. Luego entré en la Academia de Bellas Artes y mi primer profesor me dijo: "No creo en tus pinturas", pero ésa es otra historia.
-¿Hizo estudios formales en cine al igual que con las artes plásticas?
-Existe un antes y un después de Cul-de-sac , de Roman Polanski. Vi esa película y enseguida me inscribí en la escuela de cine de Lodz. Allí hicieron una excepción conmigo, puesto que si uno había cursado en otra facultad, no podía ingresar. Eso fue a comienzos de los años setenta y mi profesor era Wojciech Has, que en ese momento estaba culminando El sanatorio de la clepsidra y fue seleccionada para Cannes, donde luego ganó el premio especial del jurado. Antes del festival hizo una compulsa entre los alumnos y me eligió para ser mi tutor.
-Un notable director injustamente olvidado.
-Mi agradecimiento hacia él será eterno porque me ayudó a resolver grandes problemas artísticos, principalmente en lo relacionado con la adaptación del mundo medieval en mi primer largometraje, El caballero , que fue seleccionado para el Festival de la Cultura Medieval en Cambridge y me permitió emigrar de Polonia.
-¿Cómo es eso?
-En esa oportunidad conocí a Karel Reisz, John Boorman, Werner Herzog y Lindsay Anderson. Esa película se exhibió para ellos en Inglaterra y para Orson Welles en Los Ángeles. En 1981, la situación política en mi país era muy compleja y se dictó la ley marcial. Reisz, Anderson y Boorman me ayudaron a arreglar mis problemas de papeles para quedarme en Londres. Luego Orson Welles y Milos Forman hicieron lo mismo para que pudiera ir a Estados Unidos.
-Usted tiene un vínculo especial con América latina y su literatura. ¿Por qué lo atrae tanto Borges?
-Es el maestro absoluto en cuentos cortos, es el mejor de todos. Cada frase es una perla y es un auténtico fenómeno de la palabra. Cualquiera necesitaría una porción considerable de texto para expresar lo que él consigue con dos palabras. Tengo un amigo que se dedica a la geometría y dice que los grandes creadores ven una línea donde el resto ve sólo un punto. Por fortuna no fue mi único contacto con la rica literatura argentina.
-¿A qué otros escritores argentinos conoció?
-A Osvaldo Soriano me lo presentaron en 1980, o un año después, para que hiciera una adaptación de Triste, solitario y final . El libro me gustó mucho, pero la película nunca se hizo.
-¿Y cómo ve el uso del tiempo en la literatura y en el cine?
-Uno no puede contener demasiado en un film porque es muy corto, y es una unidad de tiempo que, como la música, crea un efecto sobre el tiempo. Lo interesante en Borges es que consigue una compresión de sentido única.
-Su relación con Latinoamérica lo llevó a filmar en Brasil.
-Cuando vivía en Río y trabajaba en Prisionero de Río , la película que hice para Hollywood, elaboré el guión con Manuel Puig. No se conoce demasiado este hecho porque Puig no pudo aparecer en los créditos finales por una cuestión económica, dado que era una producción pequeña y los productores no querían guionistas argentinos, sólo estadounidenses. El film había empezado como un proyecto propio y, poco a poco, gracias a la astucia de Hollywood, fui perdiendo el control.
Perspectivas del cine actual
"Frente a una pasividad que obliga y al ?espectáculo' de un mal que atormenta, la indignación inaugura la acción de uno mismo", reflexiona el filósofo Jean-Philippe Pierron en la revista francesa Études . Otro pensador, el filósofo vasco Aurelio Arteta, publicó su libro Mal consentido con un detalle del cuadro de Brueghel -el mismo de El molino y la cruz - en su portada. Acercamos a Majewski estas reflexiones.
-Pierron observa que "la indignación, más que reivindicar principios de justicia, manifiesta que son burladas las normas fundamentales del vivir común". ¿El arte es una vía para expresar la indignación?
-En el lienzo de Brueghel, los personajes están muy ocupados en sus propias desgracias, y con fortuna, aquel que mira calla. Sin embargo, la urgencia por manifestar ese sentimiento no pareciera ser fundamental, como lo era en la época de Brueghel, en el panorama de la plástica contemporánea, porque el cine se apropió de la indignación.
-¿Cuál es su reflexión en este momento en el cual muchos hablan del fin del cine?
-Es un cambio tecnológico, nada más. Ya hubo muchas ocasiones en las cuales dijeron que el cine se estaba muriendo. El hecho de ver películas de una nueva forma permitirá ver diferentes películas. Pensémoslo al revés: actualmente la sala de cine limita el acceso de mucha gente, pero el problema no es del cine, porque el lenguaje visual es más fuerte que nunca. Creo que el problema se plantea cuando pensamos en qué sucede con las películas de Fellini, Tarkovski, Pasolini y otros genios, films donde la historia está al servicio de un proceso en el cual todo estaba interconectado en su concreción como obras maestras.
-No imagino El sacrificio o La dolce vita en la pantalla de un i Pod.
-Exactamente. Esas películas no pueden verse en un teléfono móvil, donde sí se pueden conocer las noticias o ciertos formatos de telenovela. Para esas grandes películas es absolutamente necesaria la sala de cine, y en la actualidad en Estados Unidos se están abriendo salas especializadas para ver esas viejas películas. Hay un tipo de cine que no puede apreciarse de otra forma que en pantalla gigante. Con El molino y la cruz he tratado de evocar lo necesario de esa experiencia.

La ruptura de siete perspectivas

Durante el diálogo, Majewski dedicó veinte minutos a explicar "sintéticamente" -según sus palabras- el proceso creativo sobre el cuadro de Brueghel y el innovador uso de la tecnología digital: "En matemática podríamos decir que no es un espacio euclidiano sino un espacio roto. Entonces la búsqueda fue romper las siete perspectivas y encontrar los diferentes paisajes que presenta la pintura de Brueghel. Mi trabajo fue sumergirme en el cuadro para extenderlo; por ejemplo, en el ángulo izquierdo debí agregar nubes y árboles. El animador tuvo que cortar las ramas para darles movimiento. Luego tuvimos que filmar a los actores frente a la pantalla azul para determinar con la distancia qué tipo de lente debíamos utilizar. En posproducción se fueron agregando capas y capas para completar la imagen: el mínimo que se utilizó fueron cuarenta y el máximo, ciento cuarenta y siete. Esto se lograba gracias a la labor de veinticuatro computadoras trabajando ocho días y ocho noches simultáneamente. A veces encontrábamos un error y entonces debíamos recomenzar el procedimiento. Esa red de computadoras funcionó como un radar que captaba elementos del cosmos porque, si había mayor actividad solar, se producía un problema en Internet, era muy extraño. Para este trabajo también estuve en Nueva Zelanda estudiando las nubes y una de las más bellas formaciones de nubes la vi en una isla que los maoríes llaman ?La isla de la nube larga'. Así filmamos nubes que luego puse en proporción con las nubes de Brueghel y el resultado es un 80% nubes de Nueva Zelanda y el 20% restante de Brueghel. Por su parte, las nubes tuvieron sus dos años y medio de posproducción".
Fuente: ADN Cultura La Nación