DE LO PÚBLICO A LO ÍNTIMO:
UNA MUESTRA DE ARTE Y URBANISMO


El arquitecto y artista Gustavo Bonevardi, residente en Nueva York, exhibe su obra en una retrospectiva en la Fundación Alon para las Artes.




FOTOS. De las intervenciones urbanas del artista y arquitecto en la Gran Manzana, donde reside.


Por Marina Navarro


Dibujos y pinturas minimalistas que se contraponen con proyectos urbanos e intervenciones gigantes en espacios que parecen imposibles de llenar. Contrastando tamaño y expresión, Gustavo Bonevardi pone en perspectiva su recorrido como arquitecto y artista plástico. En la exposición que lo tiene como protagonista en la “Fundación Alon Para Las Artes”.
La muestra ofrece un recorrido tanto de sus trabajos de instalación arquitectónica, realizados en conjunto con su socio, John Bennett, como de sus dibujos, acuarelas y esculturas, la parte más intimista del autor. Una suerte de trayecto artístico por el trabajo de Bonevardi, no sólo para los espectadores, sino también para él mismo. “Para mí es la oportunidad de difundir mi obra y de compartirla con el público. Y al ser en retrospectiva, también es una experiencia que me permite reflexionar sobre mi propio trabajo” señala el artista.
Distintas expresiones conviven en el espacio de la muestra. Dividida en dos sectores, a un lado pueden verse los proyectos urbanos y las instalaciones entre los que se destacan las imágenes de, “Tribute in light”, que muestran, en distintos planos, el imponente halo de luz que se erige sobre la gran manzana, completando el vacío de las torres gemelas. O a multitud de conos naranjas dispuestos de forma arbitraria y lúdica, en el medio de la inmensa plaza principal de Shenzhen, en China. Mientras que del otro lado las imágenes son más intimistas. Dibujos minimalistas, construidos con pequeñas letras que alguna vez tuvieron significado. Y que lo fueron perdiendo a medida que el autor las volcó, desparramadas, sobre el papel. Letras mínimas que se expresan en multitud para dar forma y contenido al dibujo, la acuarela o las esculturas.
Nacido y criado en Nueva York, Gustavo Bonevardi heredó la pasión por el arte de su padre el pintor Marcelo Bonevardi. Si bien estudió arquitectura, no considera que deba separar su formación profesional de su vínculo artístico. “Uno dice que es arquitecto y parece que eso lo define. Pero mi interés está puesto en diferentes tipos de proyectos. No me gusta definirme, soy lo que estoy haciendo en cada momento”, explica.
Entre los proyectos que combinan arte con arquitectura se destacan también los videos y las animaciones digitales sobre la última expansión del Museo de Arte Moderno (MOMA), lugar donde se venden actualmente objetos de su diseño, además de los realizados para la muestra “Mies van der Rohe in Berlin” inaugurada en el mencionado Museo en el año 2001 y luego exhibida en las ciudades de Berlin y Barcelona.
Actualmente, Gustavo Bonevardi, vive y trabaja en Nueva York. Expone en el MOMA y realiza intervenciones en edificios emblemáticos de la ciudad.

AGENDA
Cuándo y dónde: hasta fines de junio. En "Fundación Alon para las Artes" (Viamonte 1465, piso 10). De lunes a viernes, de 12 a 18.



Fuente: Revista Ñ Clarín


BUSCAN RECUPERAR UNA ZONA DEGRADADA DE LA BOCA


Presencia. El edificio de estilo románico toscano, visto desde la autopista Buenos Aires-La Plata.
La apertura de la Usina del Arte no sólo es en sí misma un hito en la cultura de la Ciudad, sino que busca erigirse en imán y vínculo de esa zona medio degradada de La Boca, la que se apoya sobre la autopista Buenos Aires-La Plata, con la más reconocida, la de los atractivos turísticos y patrimoniales, de Caminito y La Vuelta de Rocha.
A sólo siete cuadras de la mítica Bombonera –caja de resonancia de la pasión futbolera boquense–, el recuperado edificio de la ex Italo está rodeado de puntos gastronómicos como El Obrero (a la vuelta, sobre Caffarena) o Il Materello (cerca de Casa Amarilla), o pizzerías y fondas, pero también de consolidados centros del arte, como el Museo de Arte Moderno (más al norte, en avenida San Juan al 300), o el Benito Quinquela Martín y la Fundación Proa, en Vuelta de Rocha.
Para llegar hasta la Usina , ubicada en la avenida Don Pedro de Mendoza, entre Benito Pérez Galdós y Caffarena, yendo desde Puerto Madero se la puede tomar como la continuación de Alicia Moreau de Justo, pero evitando subir a la autopista y siguiendo en paralelo a ella por la izquierda hasta doblar a la derecha en Pérez Galdós y ver la inconfundible torre de ladrillos a la vista de la Usina.
Y si se busca un itinerario más seguro, ya que Pedro de Mendoza es oscura, de trazado vacilante y sin señalización definida –transcurre en buena parte bajo la estructura de la Autopista Buenos Aires-La Plata–, lo recomendable es usar Paseo Colón y al llegar a Parque Lezama tomar Almirante Brown y dar una vuelta a la manzana por Aristóbulo del Valle para luego tomar Pérez Galdós hacia Pedro de Mendoza, sobre la ribera del Riachuelo.

Fuente: clarin.com

EL NUEVO IMÁN DE LA CULTURA EN LA CIUDAD,
EN UN EDIFICIO ÚNICO


Con una fiesta y homenaje musical a Piazzolla, anoche inauguraron el complejo en La Boca. Tiene una Sala Sinfónica para 1.200 personas. Fue tras una obra monumental que involucró a tres gestiones.

Tango. Así se veía ayer la Sala Sinfónica, la principal de la Usina, durante el concierto de homenaje a Piazzolla. Es de estilo minimalista y con un altísimo nivel de calidad acústica.
Por Silvia Gómez

Hace exactamente dos años la Ciudad recuperaba el Teatro Colón, tras una fastuosa obra de restauración. Y ayer, la Ciudad siguió acrecentando su condición de gran capital cultural con la apertura de la Usina del Arte: el estreno de la Sala Sinfónica para 1.200 personas fue un bautismo de fuego que superó todas las expectativas.
La iniciativa y la obra atravesó tres gobiernos: los de Aníbal Ibarra, Jorge Telerman y Mauricio Macri, quien fue el encargado de inaugurarla. En el corazón de La Boca y en las entrañas de uno de los edificios más originales y bellos de la Ciudad –con aspecto de castillo medieval, con detalles de estilo lombardo y florentino, y que había funcionado como usina eléctrica–, abrió sus puertas el centro destinado a la música, la danza y las artes plásticas.
Está rodeado de depósitos, frente al puerto y pegado a la Autopista Buenos Aires-La Plata, en Pedro de Mendoza, entre Pérez Galdós y Caffarena y estuvo más de diez años cerrado y abandonado.
Las 1.200 butacas de la sala, sus palcos, el pullman y las bandejas se llenaron con un ecléctico elenco de invitados entre los que estaban el músico Atilio Stampone, la artista plástica Marta Minujín, la viuda de Piazzolla, Laura Escalada; el dibujante Quino; el ex jefe de Gobierno, Jorge Telerman; el ex presidente de la Nación, Fernando De la Rúa y hasta el ex jugador de Boca, Guillermo Barros Schelotto.
Macri, en el discurso de apertura, destacó que, con la apertura de la Usina del Arte,la Ciudad “mantiene la dinámica de la propuesta de cultura que va en sintonía con la reinauguración del Teatro Colón, de la refacción del MAMBA, los festivales de Tango y el BAFICI”. Fiel a su estilo, el jefe de Gobierno fue breve. Ayer se justificaba porque el evento tuvo poco de político y mucho de social.
Todos pudieron disfrutar del renovado edificio, construido entre 1914 y 1916 por el arquitecto italiano Juan Chiogna, por encargo de la Compañía Italo Argentina de Electricidad. La fachada luce intacta respetando el estilo original y su interior completamente renovado a nuevo. La Sala Sinfónica es sin duda la estrella de la usina. Ayer, en la inauguración, se realizó un homenaje a Astor Piazzolla, del que participaron el maestro Néstor Marconi, Pablo Agri y el pianista Horacio Lavandera. Desde el primer acorde de Adiós Nonino, que abrió el concierto, quedó en claro que la Ciudad se debía un auditorio de semejante magnitud con una acústica “maravillosa”, como definían anoche los músicos. Justamente uno de los ejes del proyecto fue lograr un sonido impecable en la sala, para que pueda ser utilizada por orquestas y cantantes líricos, entre otros, que demandan una mayor definición a nivel sonoro.
En la fiesta, los miembros del gabinete porteño estuvieron acompañados por sus cónyuges. Funcionarios e invitados, antes del concierto, pudieron recorrer las instalaciones que servirán para muestras y exposiciones y que desde hoy podrá conocer la gente.
En el espacio central de exposiciones, en la parte superior del edificio, un espejo gigante en un pared y una imagen de la fachada de un casa antigua bien porteña generan un juego de reflejos al que pocos pudieron resistirse. Esta instalación de Leandro Erlich también permanecerá en la usina al menos seis meses y, de acuerdo a lo que generó ayer, promete ser una de las grandes atracciones del lugar.
El arquitecto Alvaro Arrese fue director general de Infraestructura de la Ciudad entre 2000 y 2007, y junto a la entonces ministra de Cultura Silvia Fajre, iniciaron el proyecto. Anoche, muy contento, Arrese dijo: “Está muy bien romper con la tradición de que una obra se para cuando cambia un gobierno; claro que me hubiese gustado inaugurarla, pero el trabajo está bien hecho”.
Otro ámbito que llamó la atención fue el flamante Salón Dorado. Se trata de un amplio espacio flexible para la realización de diferentes eventos, con fachadas internas revestidas en piedra París, basamento de granito y molduras y capiteles recuperados de gran valor patrimonial.
En la calle interna de la usina una instalación sonora del artista japonés Ryoji Ikeda invadía e impresionaba a los que pasaban caminando por allí. Y un haz de luz –con una altura de diez kilómetros– salía del corazón del edificio para crear una escultura lumínica visible desde otros rincones de la Ciudad y le daba más brillo al edificio.
Recuperado del abandono y el deterioro, casi cien años después la Usina vuelve a generar energía. Ahora desde el arte. Porque ya sin tranvías ni fábricas, es otra manera de darle impulso a una zona oscura de la Ciudad que quiere volver a crecer.

Fuente: clarin.com

HALLAN LA PRIMERA EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA
DE LA EXISTENCIA DE LA ANTIGUA BELÉN

 

Investigadores israelíes encontraron un sello de arcilla de 1,5 centímetros de casi 3.000 años de antigüedad. “Ahora sabemos que esa ciudad existió y no se trata sólo de una leyenda”, dijo el arqueólogo a cargo de la excavación.
Arqueólogos hallan sello de Belén de hace 3.000 años. (AFP)
Un equipo de arqueólogos israelíes halló en Jerusalén un sello de arcilla con la inscripción del antiguo nombre de Belén (“Bat Lejem”), lo que representaría la primera evidencia arqueológica de la existencia de la ciudad durante el período en el que aparece enunciada en la Biblia, según anunció ayer la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Se trata de una pieza de arcilla de 1,5 centímetros que se usaba para sellar documentos u objetos. Fue desempolvada en las excavaciones del “Proyecto Ciudad de David”, en el poblado palestino de Silwán (Jerusalén Este). La pieza dataría de los siglos VII u VIII antes de Cristo, por lo que es medio milenio posterior a las Cartas de Amarna. Allí aparece mencionada por primera vez como “Bit-Lahmi”, en una misiva en la que el rey de Jerusalén pide ayuda al egipcio para reconquistarla. El descubrimiento remite a una época posterior, la del Primer Templo Judío (1006-586 a.C.), en la que aparece citada en el Antiguo Testamento como parte del reino de Judea.


Pieza clave. El sello lleva el nombre de Belén. Mide 1,5 centímetros y fue hallado en el poblado palestino de Silwán.

“Es la primera vez que el nombre de Belén aparece fuera de la Biblia en una inscripción del período del Primer Templo, lo que prueba que era una ciudad en el reino de Judea y posiblemente también en periodos anteriores”, señaló el responsable de las excavaciones, Eli Shukron y agregó que “ahora hay una prueba de que esa ciudad existió y no se trata sólo de una leyenda”.
Por la inscripción, Shukron estima que “se envió un cargamento desde Belén al rey de Jerusalén en el séptimo año del reinado” de un monarca que no se especifica, pero que sería Ezequías, Manases o Josías. La pieza es del grupo de las “fiscales”, sellos administrativos usados para cargamentos de impuestos “que se enviaban al sistema fiscal del reino de Judea a fines de los siglos VII u VIII a.C.”, agrega. Los impuestos podían ser retribuidos en plata o en especie, como vino o grano.
Una parte de la inscripción de la pieza, en hebreo antiguo, hace referencia al séptimo año de un mandato. Pero no está claro de qué rey judío se trata.


Fuente: clarin.com

PETTORUTI YA ES EL ARGENTINO MÁS CARO EN SUBASTAS:
CASI 795 MIL DÓLARES

La obra “Concierto” salió en US$ 794.500. Supera así a otro cuadro de Pettoruti.
 
Concierto. Pettoruti lo pintó en 1941, en la época madura del artista.


Por Guido Carelli Lynch

Jamás Berni o Pettoruti vieron un mango de lo que sus obras movieron”, dijo hace dos años el enigmático pintor Helmut Ditsch en una entrevista en el diario Los Andes en la que exhibió el contrato el contrato de venta de El Mar II por 865 mil dólares, supuestamente la obra más cara de la historia de la pintura argentina.
El martes por la noche, su máxima volvió a cargarse de sentido, cuando Concierto , de Emilio Pettoruti (1892-1971) se remató en la Casa Christie´s de Nueva York durante la subasta de arte latinoamericano y se convirtió de buenas a primeras en el cuadro argentino más caro que se haya vendido en una subasta.
El lote 7 de la venta 2563 se vendió en 794.500 dólares y superó ampliamente las expectativas de la casa de subastas, que había cotizado el valor de la obra entre 300 y 500 mil dólares Concierto es un óleo sobre tela, de 116,2 x 89,2 centímetros y tiene una reconocible inspiración cubista, con la que el pintor nunca terminó de romper. En el centro de la escena se reconocen una botella (presumiblemente de champagne), una frutera y unas partituras que completan la obra y le dan sentido al título. En la base del cuadro y también en el centro se lee la firma del autor y el año del cuadro “Pettoruti–1941”. En el reverso aparecen el título de la obra, y, otra vez el nombre del autor y la fecha (CONCIERTO, Pettoruti- 1941).
No fue el único argentino de la subasta, también se vendieron obras de Xul Solar, Jorge de la Vega, Julio Le Parc, Antonio Seguí, Raúl Lozza, Rómulo Maccio, Liliana Porter, Florencio Molina Campos y hasta un Antonio Berni.
La venta superó el récord anterior que también ostentaba Pettoruti, cuando en 2008 se vendió en la misma casa de subastas su obra Cantor por 782.500 dólares. Aquella vez, el cuadro del artista platense ilustraba el catálogo del remate. Esta vez, ese privilegio lo ostentaba el brasileño Candido Portinari con su obra Navio negreiro , vendido en US$ 1.142.500. Ni entonces ni ahora las ventas de Pettoruti alcanzaron la cifra de Desocupados , de Antonio Berni, que en 1995 se vendió de forma privada en 800 mil dólares y, que hasta la irrupción de Ditsch era el más caro de los argentinos.
El cuadro pertenece a la época más madura de Pettoruti, en la que aparecieron algunos objetos icónicos de su obra: los arlequines, los músicos y los bodegones. Atrás había quedado el tiempo de su experimentación formal y cubista, explica el catálogo. “Igual que la monumental Intimidad (1941) y Sol argentino (1941), Concierto describe el brillo duro de la luz reflejada todavía en la mesa”, agrega. Y tal como refleja el crítico Edward Sullivan en el libro de la subasta, el brillo de la luz sirve no sólo para iluminar, sino que se convierte en un elemento concreto de la imagen y mejora la calidez de la escena. “En Concierto , la luz cristalizada arroja sombras en la geometría y el conjunto típico de los objetos”, advierte Sullivan en el catálogo.
La obra sólo se exhibió tres veces: en el Museo de San Francisco, en 1942; en el Salón Peuser, de Buenos Aires, en 1948; y en la Asociación Gente de Arte, de Avellaneda, un año después.
La subasta de arte latinoamericano alcanzó ventas por un total de 27.731.875 dólares y Pettoruti, un nuevo récord. Tuvo muchos reconocimientos en vida, pero nunca tantos billetes.


LAM Y MATTA, AL TOP TEN

 

“Idolo”. Del cubano Wilfredo Lam. A la derecha, “La revuelta de los contrarios”, de Roberto Matta.
Será la crisis, será el amor, serán las vacaciones en el trópico o en los mares del sur: quién sabe. La cuestión es que el martes a la noche se vendió en Christie’s Nueva York un cuadro del chileno Roberto Matta, “La revuelta de los contrarios” por 5.010.500 dólares. Y ayer, en la misma ciudad, pero en la casa rival, Sotheby’s, se vendió “Idolo (Oya, divinidad del aire y de la muerte)”, del cubano Wilfredo Lam, a 4.562.000 dólares. Así, los dos clásicos entraron a la lista de los latinoamericanos más caros. La encabeza, en primer y segundo lugar, el mexicano Rufino Tamayo, cuyo “Trovador” se subastaron por 7.209.000 dólares y su “América” por 6.802.500, ambos en 2008. Sigue “Raíces”, obra de Frida Kahlo vendida en 2006 por 5,6 millones de dólares. Kahlo se sigue a sí misma: su “Autorretrato” salió en 5.082.000 dólares en 2000. Ahora, Roberto Matta es el quinto y Wilfredo Lam el sexto. El que no se vendió ayer fue la “Niña en azul y blanco” de Diego Rivera. Nadie ofreció los 4 millones de dólares de base que pedía Sotheby’s.
Fuente: clarin.com

HACIA LA NUEVA DIAGONAL DEL SIGLO XXI



Tres dimensiones






Cabildo. Hoy, entre Bolívar y Diagonal Sur. Abajo, el mapa original de diagonales.
Por Berto González Montaner
EDITOR GENERAL ARQ

Si hay un edificio emblemático de la Revolución de Mayo, es el Cabildo porteño. Quién no lo tiene grabado en la memoria, en su versión original, estampado en los manuales de la escuela, con sus balcones colmados de patriotas y el pueblo en la plaza queriendo saber de qué se trata. Incluso, existe una réplica a escala del original en el pueblo de La Punta, San Luis. Pero lo que hoy se alza en el lado oeste de la Plaza de Mayo no es más que la caricatura del Cabildo original. “Tan solo un muñón de lo que fue”, como lo describe el arquitecto e historiador Alberto Petrina.
Es que el Cabildo porteño sufrió –literalmente– transformaciones al compás de los gustos e ideologías de cada época. En 1879 el arquitecto Pedro Benoit lo reformó con un aire italianizante: elevó su cúpula unos 10 metros y le colocó azulejos. También le sacó las tejas coloniales y vistió de balaustradas sus balcones.
Diez años después, con la apertura de la Avenida de Mayo, le rebanaron las tres arcadas del área norte. Y de paso, cañazo: demolieron la torre. ¿Consecuencia? Un engendro. Ni en figuritas la clase alta quería quedar anclada a su pasado colonial. Con el bolsillo coqueteaba con Inglaterra en la cultura Buenos Aires aspiraba ser la “París de América del Sur”. Así fue que Torcuato de Alvear, el primer intendente porteño, se inspiró en la apertura de bulevares que había hecho Haussmann en París (1850) para hacer la Avenida de Mayo. Y mandó a demoler por la mitad la hilera de manzanas que van desde la actual Hipólito Yrigoyen y Rivadavia, desde Plaza de Mayo a la actual Plaza de los Dos Congresos.
También se inician por esa época las obras para abrir la Diagonal Norte y en 1931 se materializa la Diagonal Sur (Avenida Presidente Julio A. Roca). Con ella, el Cabildo pierde otras tres arcadas, las del lado sur, y recupera su perdida simetría. Recién en 1940 el arquitecto Mario Buschiazzo le devuelve al monumento su dignidad original haciendo lo que en jerga se llama una “restauración científica” (la primera que se hizo en el país). Recupera su ropaje colonial y realiza cambios, como la reducción del tamaño de la torre original, para hacerla proporcional a la nueva dimensión del edificio tras las amputaciones.
El proyecto de armar un tridente urbano institucional venía de lejos. Y, con el Plan Noel del año 1925, formulado por la Comisión de Estética Edilicia, se precisó aún más. El eje principal, el de la Avenida de Mayo, une la Casa de Gobierno con el Congreso, y las diagonales, con el Palacio de Justicia y el edificio de la Municipalidad, respectivamente. La Diagonal Norte fue más allá de la 9 de Julio y desembocó en Plaza Lavalle. Y en el cruce con la 9 de Julio y Corrientes, recién ensanchada, dio lugar al Obelisco, un monumento que por su ubicación, dimensiones, forma y pregnancia se convirtió en el hito-símbolo porteño. Y así se corrió el baricentro de la ciudad del eje institucional de la Avenida de Mayo hacia Corrientes, eje del entretenimiento.
La Diagonal Sur no tuvo igual suerte: inconclusa, dejó una ciudad desbalanceada. No obstante, la parte que se construyó tiene bellos y significativos edificios como el Concejo Deliberante (1926-1931), proyectado por Héctor Ayerza con su particular torre y campanario y el edificio Somisa (1966-72) de Mario Roberto Alvarez, el primero realizado en la Argentina en acero y el primero en el mundo íntegramente soldado.
Hoy en la Legislatura hay un proyecto de ley del Ejecutivo porteño que propone completar el trazado de la Diagonal Sur hasta la 9 de Julio. No sé si es una iniciativa prioritaria, lo que sí creo es que es una oportunidad para ayudar a reequilibrar la ciudad. Me imagino el nuevo tramo de la diagonal como un torrente de sangre nueva sobre el área sur de la ciudad. Enmarcada con nuevos edificios que hablen del espíritu de nuestra época, edificios con conciencia ambiental, donde se materialicen todos los conceptos de la arquitectura sustentable que reclama nuestro tiempo. Así como la Diagonal Norte viene enmarcada por hieráticas construcciones, con un estricto código formal, que habla de cómo Buenos Aires se quería mostrar al mundo a principios del siglo pasado, la nueva diagonal sur podría hablar de nuestra época, con edificios que se adapten a nuestras necesidades actuales y anticipen nuestras necesidades futuras.

Fuente: clarín.com

DAMIEN HIRST, EL ARTISTA MÁS RICO DEL MUNDO



 Mil Años, 1990.


De acuerdo a algunos críticos, a Damien Hirst le importa más el dinero y el escándalo que el arte. La controversia lo rodea desde sus primeras exposiciones a finales de los '80. Mil Años (1990) muestra un ciclo de vida completo. En la caja blanca se desarrollan larvas que se transforman en moscas y cuando escapan de su encierro se alimentan de la cabeza de la vaca.


La Imposibilidad Física de la Muerte en la Mente de un Viviente 1991 (Vista lateral).

La vida, la muerte, y lo difícil que es enfrentar la temporalidad en occidente son temas que obsesionan a Hirst, incluido desde sus primeras presentaciones en la selecta lista de Jóvenes Talentos Británicos. En la imagen, un tiburón suspendido en formol de 1991. 

Por el Amor de Dios, 2007 (detalle).



La exploración del tema de la muerte como tabú lo llevó a crear la que fue en 2007 la obra de arte más costosa de la historia, Por el Amor de Dios. Hirst incrustó más de 9.000 diamantes reales en el molde de platino sacado a una calavera del siglo XVIII.


Bella, infantil, expresiva, de mal gusto, que no es arte, demasiado simplista, para tirar, juego de niños, poco íntegra, rotativa, caramelo visual, sensacional, indiscutiblemente bella (para colgar arriba del sofá), 1996.







Aunque se le otorgó el premio Turner en 1995 y es considerado por muchos uno de los 20 artistas contemporáneos británicos de mayor relevancia, su obra ha sido criticada por tener 'poco contenido'. A partir de este miércoles, y hasta el 9 de septiembre, se podrá ver una retrospectiva de su trayectoria en la Tate Modern de Londres. En la imagen, uno de los lienzos giratorios que Hirst colorea con pintura que cae desde arriba.


Canción de Cuna, las estaciones: primavera 2002 (detalle).


Hirst saltó a la fama en 1988, cuando concibió, curó y organizó la exposición Freeze mientras cursaba el segundo año de su carrera en el Goldsmiths. Encontró un depósito abandonado en Londres, coordinó su limpieza y colgó las obras él mismo. Veinte años después, una de las mayores críticas que recibe es que 'terceriza' la ejecución de sus creaciones.


Canción de Cuna, las estaciones: primavera 2002 (detalle).

Pero los curadores de la muestra en la Tate invitan a que cada uno juzgue la relevancia de la obra de Hirst de primera mano. La muestra forma parte del Festival Londres 2012, que agrupa los eventos culturales en paralelo a las Olimpíadas. Incluye, entre otras, esta vitrina con miles de pastillas, que se subastó en 2007 por más de US$15 millones. Canción de Cuna quiere mostrar las estaciones con el cambio de colores de las píldoras.

Madre e Hijo Divididos (copia de 2007), original, 1993.


Su obra Madre e Hijo Divididos, originalmente de 1993, se convirtió en la vedette de la Tate Turner Prize en 1995, el año que otorgaron la distinción a Hirst. Consiste en cuatro tanques llenos de formol en donde se conservan una vaca y un ternero seccionados. Los tanques están dispuestos de tal manera que se puede pasar entre uno y otro y apreciar el interior de los animales.


Pecador, 1988.


En los primeros años Hirst fue muy conocido por sus gabinetes de fármacos. Pecador es una de sus primeras obras. En ella incluyó medicamentos de su abuela. Años más tarde diría que le provocaba desconcierto la credulidad de las personas en la medicina y su falta de fe en el arte.


Empatía en Blanco Mayor - Absolución II, 2006 (detalle).


En los últimos años Hirst ha vuelto una y otra vez a las mariposas, creando instalaciones con especímenes vivos y vidrieras caleidoscópicas a partir de sus alas.


Fuente: msn