UNA BELLEZA SIN RAZÓN





Una muestra reúne a 35 artistas de procedencias diversas y obras que cuestionan desde lo estético la confianza ilimitada en la racionalidad. 

HOMBRE-SEMILLA, 2011. De Marina De Caro.
HOMBRE-SEMILLA, 2011. De Marina De Caro.
Por Ana María Batistozzi

Desde un rincón, apoyada sobre la pared, una escoba se estira y crece. Crece tanto que llega a ocupar todo el espacio de exhibición, avanza sobre la librería de la sala contigua y se extiende en ella también. La escoba no es de paja sino de lana; sus hilos negros lo invaden todo como un aluvión mórbido que es posible pisar pero a riesgo de quedar atrapado en él. Así se muestra “La bruja” del brasileño Cildo Meireles, una obra que el artista concibió en 1979 y presentó en la Bienal de San Pablo en 1981. El año pasado Victoria Noorthorn la incluyó entre las piezas que integraron su propuesta curatorial para la Bienal de Lyon y ahora la acerca a Proa como uno de los tantos ecos de esa exhibición que adquieren aquí nueva fisonomía para expresar un espíritu similar.
Sobre esa maraña de hilos se asienta también “El hombre semilla” de Marina de Caro. Una suerte de títere de gran cabeza con flecos acomodado en el piso, no muy lejos del rincón en que se despatarra el payaso triste que la brasileña Laura Lima dispuso rotar por distintos espacios. En diálogo con todo esto la serie de grandes dibujos a color de la propia De Caro se enfrentan a las carbonillas fantasmales del francés Christian Lhopital y sus dibujos de línea quebrada que recuerdan a los de Tim Burton. Junto a ellos, los expresivos dibujos de muñecas de la artista de Zimbabwe Virginia Chihota y “Los rechazados”, de la sudafricana Marlene Dumas, completan la escena. Estos últimos, una serie de retratos en tinta sobre papel que con exquisita sensibilidad representan rostros que se modifican con la superposición de planos. Y hay más en la vecindad: una videoperformance de Tracey Rose en la que la artista sudafricana encarna a Lucy, el primer antepasado femenino de la especie humana. 

LOS RECHAZADOS, 1994-2012. De Marlene Dumas.
LOS RECHAZADOS, 1994-2012. De Marlene Dumas.
Caracterizada como una mezcla de personaje de Alicia que emerge del inframundo y Ubu Rey, su creación cuestiona dogmas occidentales desde una disparatada recorrida a lomo de burro por el paraíso. Todo esto configura un clima fantástico. 
Un clima que pareciera evocar aquel pleasing horror que los ingleses acuñaron en el siglo XVIII para aludir a la sugestiva sensibilidad ante lo que produce temor, que aparece en los relatos para niños y en gran parte de la estética romántica. Algo de esto pareciera subyacer también en la elección del verso “Una terrible belleza ha nacido”, extraído del poema “Pascua”, que William Butler Yeats escribió en 1916, que inspiró la bienal de Lyon y mantiene su sentido aquí también. Sentido que, llevado a la exhibición, no pareciera demasiado distante de aquella belleza convulsa que reclamaba Breton; libertaria, pulsional, abierta al azar, a lo desconocido, desafiante del orden de la razón y capaz de salir al rescate de lo maravilloso.
Muchas que se exhiben aquí comulgan con esos principios. Por caso, el “Jardín Secreto”, de Michel Huisman, que obliga al espectador a tirarse al piso para descubrir la maravilla y construir él mismo con su cuerpo una escena que recuerda una pintura de Magritte. También la reelaboración poética de objetos que lleva a cabo Diego Bianchi a partir de múltiples combinaciones, o la inquietud que provoca la presencia palpitante, desconocida, humana o animal, oculta en la obra de Eduardo Basualdo. Mucho de aquella belleza convulsa, retorna aggiornada en los lenguajes contemporáneos y en cómo éstos interpelan e incluyen al espectador. 

PAYASO, 2005-2012. De Laura Lima.
PAYASO, 2005-2012. De Laura Lima
Pero también en cómo los artistas se incluyen a sí mismos en el mar de dudas que invade la condición del ser en el presente. Cómo manifiestan sus inquietudes acerca del destino de su obra y la vida propia que ésta asume. 
Una preocupación que en la obra “Cuadrado”, de Luciana Lamothe, adquiere desarrollo en el espacio en una suerte de construcción de andamios que escapa a las intenciones de la artista pero convive de manera muy sobria con el enigma de un tiempo detenido que anida en la obra de Jorge Macchi.
Una común percepción de la condición humana transitando entre lo terrible y lo maravilloso ha sido rescatada en este recorte curatorial que integra 35 artistas de diversas procedencias. En él lo sensible se erige en principio y fundamento de toda experiencia estética transformadora, capaz de poner en tensión la confianza ilimitada en la razón. Justamente, la razón instrumental es puesta en juicio en la obra que montó el polaco Robert Kusmirowski. En ella, una parafernalia de dispositivos electromecánicos, distintivos de la modernidad industrial, construyen una vetusta escena de control que paso a paso lleva a la silla eléctrica. El espectador asiste a ella, preservando su distancia, como en una cámara Gesell.
La didáctica está deliberadamente ausente en esta muestra. “La pedagogía mata”, decía el profesor en La lección de Ionesco. Noorthoorn parece acordar con él, invitando al espectador a desembarazarse de preconceptos y embarcarse en un viaje imaginario. Quizá esa intención llevó a la curadora a dar tan importante lugar a la “Máquina de re-educación”, de la polaca Eva Kotatkova que trata esta cuestión con agudeza crítica pero sensible en extremo.
MÁS INFORMACIÓN:

Denuncia poética, no documental


FICHA 
Aire de LyonLugar: Proa (Avenida Pedro de Mendoza 1929). 
Fecha: hasta fin de junio.
Horario: martes a domingos de 11 a 19, lunes cerrado. 
Entrada: $ 12, jubilados $ 4,  estudiantes $ 8.


Fuente: revista Ñ Clarín

MALVINAS: LA MISMA SENSIBILIDAD, DOS VISIONES

 

Amigos hace casi veinte años, el fotógrafo y crítico Edward Shaw y James Peck, el reconocido pintor malvinense, realizaron una exhibición en conjunto que muestra su postura en un nuevo aniversario del conflicto armado entre la Argentina y Gran Bretaña.



Por Marcela Mazzei

James Peck y Ed Shaw comparten una amistad de casi dos décadas y cada uno tiene su propio récord. Shaw, fotógrafo y crítico de arte nacido en EEUU, fue el primer residente argentino –vivía acá desde 1965– que pisó Malvinas después de la guerra de 1982. Peck, por entonces un joven de 25 años que escuchaba rock y jugaba al fútbol además de pintar “manchas”, con el tiempo se convirtió en el primer malvinense en tener un DNI.
Para el 30° aniversario del desembarco argentino, ambos inauguraron Malvinas de Cerca: Dos Visiones, una exposición que hasta el 28 de abril en el Centro Cultural Borges muestra una sensibilidad compartida en torno a “ese pedazo historia” que afectó de manera directa sus vidas, determinó muchas de las ideas que todavía hoy sostienen, otras que desarrollaron y sus respectivos lenguajes les permiten expresar. Aunque también usan las palabras.
“Tengo 75 años y recién ahora estoy viendo cierto reconocimiento. En el ‘83 fotografié las siluetas de los desaparecidos en la Plaza de Mayo que pronto se van a exponer en el Museo Reina Sofía de España”, explica Shaw –por años crítico de arte en el Buenos Aires Herald y hoy dedicado a los catálogos de artistas– sentado en el café del CC Borges. ¿Qué por qué cree que pasó eso? “Creo que Internet cambió la manera en que entendemos la historia. Antes uno hacía las cosas y ahí quedaban, ahora cualquiera puede buscar, la Historia está al alcance de todos: es una cuestión de acceso”, arriesga.
Sin fatiga, Shaw relata una vez más la historia que le dio un giro a su vida. Arranca con aquel viaje de 1993, una invitación formal a Malvinas y quizás un poco camuflado en su fisiotipo anglo, que lo llevó con su cámara por las calles y los pubs para retratar a los isleños, personajes casi desconocidos por la mayoría en el continente. Esas imágenes (que ese mismo año vieron más de 20 mil personas en el Palais de Glace) forman parte de esta muestra, al igual que una serie anterior: el registro de las manifestaciones callejeras –graffiti, souvenirs, volantes– alrededor del motivo Malvinas, mientras el teatro de operaciones estaba en marcha (fotografías ya expuestas en 1985 en el Centro Cultural San Martín).
En aquel viaje de 1993 conoció a James Peck, cuarta generación de malvinenses, nacido en 1968 en Puerto Argentino y con estudios en la Chelsea School of Art de Londres entre el 89 y el 91, una experiencia que le permitió mirar a su pueblo con cierta distancia. Como una suerte de curador, Shaw impulsó la primera y exitosa muestra de Peck en Buenos Aires: fue en 1996, al cumplirse 14 años de la guerra, en la galería Sara García Uriburu. Entonces, el malvinense viajó vía Chile, sin ninguna ayuda oficial y ralas expectativas.
“Cuando el otro día entré a la sala a ver las fotos, sentí que todavía hay una presencia en el 93 de las islas que todavía está. Para mí con eso y mis obras es como un sello, para que la gente vea que hay otro lado de esto, que es la historia de los humanos y a veces es difícil el ruido de todo. Pero creo que Ed y yo pensamos lo mismo: tenemos que hablar sin gritar”, resumen su posición Peck, que denota cierta incomodidad ante la magnitud que tomaron sus decisiones en la vida pública argentina: en unas vitrinas en el centro de la sala se exhiben los recortes del diario Clarín del día en que recibió su DNI.
Sus perspectivas están bien definidas. El prisma de la realidad atraviesa las imágenes que Shaw capturó en Malvinas. Más allá del punto de vista, hay composiciones visuales estéticamente infalibles que expresan desolación y agudizan alguna sensación cercana al descubrimiento de lo nuevo que sólo ocurre en la infancia. Las del 82, que retratan las calles porteñas cuando el conflicto del Atlántico Sur se había apoderado de la vida pública, aunque tan realistas, parecen salidas de un comic satírico: en un volante se lee “El primer cenicero recordatorio Islas Malvinas. Todo argentino debe tenerlo”.
Junto a Andrés Waissman, James Peck expuso por primera en el Centro Cultural Borges en 2007. Desde aquella muestra llamada “Desde el sur”, los motivos se suceden –un soldado en el éloe sobre tela "Colimba", un galpón tan precario como aislado en una inmensidad de colores pastel, un díptico con un estadio de fútbol y los 3/4 perfil de Videla y Massera–, se repiten en un ejercicio de variaciones que un ojo atento podría percibir como un devenir de soledad y lejanía con motivos pop, del Wally (de ¿Dónde está Wally?) perdido en un mapa a uno de los personajes de los Backyardigans, que unas niñas reconocen por el nombre de pila: una revelación que las llena de entusiasmo y buscan compartir. Para Shaw se trata de una síntesis que expresa de forma incluso más cabal que el realismo esa sensibilidad compartida. Para ambos es un gran día.

Centro Cultural Borges
Viamonte esq. San MartínInformes: 5555-5359 / 4311-4865Horarios: lunes a sábado de 10 a 21.Domingos y feriados de 12 a 21

Fuente: Revista Ñ Clarín

"LA ISLA", ACENTO FRANCÉS EN RECOLETA

SECRETA BUENOS AIRES
La zona situada entre Libertador, Las Heras y Agüero es una de las más elegantes y exclusivas de la Ciudad.
Barrancas y escaleras de La Isla, desde Libertador.

Por Eduardo Parise



La primera definición que entrega el Diccionario de la Real Academia Española es clara: “Porción de tierra rodeada de agua por todas partes“. Sin embargo, la segunda acepción de isla es “una manzana, un espacio urbano delimitado por calles“. Y esta es la aplicación que en la jerga de Buenos Aires tiene una de las áreas de la ciudad más destacadas en el barrio de Recoleta.
Es que “La isla”, como llaman muchos a la zona delimitada por las avenidas Del Libertador y Las Heras y las calles Agote y Agüero, no sólo tiene la particularidad de estar trazada en un terreno elevado, sino que algunas de sus calles terminan en bien decoradas escaleras, lo que convierte el lugar en un reducto escapado de París, donde el ruido y el tránsito es mínimo.
La historia dice que todo ese sector que tiene más de 80.000 metros cuadrados de superficie, fue la quinta de la familia Hale-Pearson. El jefe de esa familia había sido Samuel Brown Hale, un hombre nacido en EE. UU. en 1804 y que, desde 1830, estaba radicado en el país. Conocido ganadero y exportador, fue director del Banco de la Provincia de Buenos Aires y hasta vicepresidente de la Sociedad Rural. Murió en 1888 y su cuerpo quedó en la bóveda familiar del cementerio de la Recoleta.
Pero hacia 1906, durante la segunda intendencia de Alberto Casares (su nombre completo era Alberto Ildefonso Casares y Urioste Molina), se decidió la compra de los terrenos de la Quinta Hale. La intención era crear allí un barrio parque que debería incluir un mirador hacia el río. Para esa urbanización se contrató a un especialista: el arquitecto francés Joseph-Antoine Bouvard (1840-1920), quien había sido director administrativo en el área de Arquitectura, Paseos y Forestación de París. El proyecto era parte de un plan urbanístico para Buenos Aires. Después, aquellas tierras se subdividieron y el lugar se empezó a llenar de bellos edificios, rodeados de escaleras, monumentos y hermosas balaustradas. En ese contexto y en uno de los lugares privilegiados de esa loma, Carlos María Madero hizo construir entre 1914 y 1917 una residencia de estilo inglés, cuyos autores fueron los arquitectos británicos Walter Basset-Smith y Bertie Colcutt. Madero la ocuparía con su esposa Sara Unzué y sus hijos hasta 1945, cuando fue comprada por el gobierno inglés para sede de su embajada, algo que aún se mantiene. Se la considera la embajada-residencia más lujosa que los británicos tienen en el mundo.
La belleza de la “La isla” tiene otros puntos destacados como la Plaza Mitre (con su espectacular barranca y el monumento al ex presidente Bartolomé Mitre, obra de los italianos David Calandra y Eduardo Rubino) y las calles Arjonilla, Guido, Luis Agote, Gelly y Obes, Copérnico y Galileo, donde el espíritu parisino de Bouvard parece estar a sus anchas.
También en esa misma área está el impactante edificio de la Biblioteca Nacional, comenzado a construir en 1962 y terminado 30 años después. En ese terreno estuvo la residencia que perteneció a Mariano Unzué, un palacio de estilo afrancesado, expropiado por el Estado en los años 30. Hasta 1955 fue residencia presidencial y allí, en 1952, murió Eva Perón. Por eso, el gobierno de facto que derrocó al primer peronismo ordenó demolerlo. Del lado de Avenida Del Libertador hoy está el monumento que recuerda a Evita. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

HOMENAJE AL NOVIO DEL EMPERADOR ADRIANO


 

En Roma dedican una muestra al joven Antinoo que se podrá ver en el yacimiento arqueológico de Villa Adriana, hasta el 4 de noviembre.

Antinoo. Un busto del joven esclavo griego que sedujo a un emperador.

 

No se sabe a ciencia cierta si se suicidó, arrojándose a las aguas del Nilo, implorando a los dioses más años de vida para el emperador, o si fue asesinado por cortesanos temerosos de la influencia que ejercía sobre el mandatario.
De lo que no hay duda, es de la fascinación con que la misteriosa figura de Antinoo, el joven amante del emperador romano Adriano (73-138 d.C), ha sido contemplada en prácticamente todas las etapas de la historia del arte.
Ahora, la muestra Antinoo. La fascinación de la belleza , que se podrá ver en el yacimiento arqueológico de Villa Adriana, a las afueras de Roma, hasta el 4 de noviembre, es una revisión del mito del joven esclavo griego, cuya belleza inspiró a los artistas del Renacimiento, y de su vínculo con el emperador, del que fuera favorito indiscutible desde que se conocieran, en uno de sus viajes por Asia Menor, y al que artisas de todas las épocas han atribuido el ideal de belleza clásica.
Obras provenientes de museos de todo mundo, entre las que se cuentan cincuenta esculturas, monedas y relieves, han sido reunidas en la capital italiana para la conformación de esta muestra, que dividida en cuatro partes, pretende dar cuenta de las diferentes idealizaciones surgidas en torno a la figura del joven.
La primera parte es una reflexión en torno a la relación existente entre Antinoo y Adriano, a través de un busto de mármol del joven, conservado en los Museos Vaticanos, y de una escultura de bronce procedente del Museo Arqueológico de Florencia.
La segunda y la tercera dan cuenta de la representación del joven en los papeles de los dioses griegos Apolo y Dioniso, y del egipcio Osiris, a quien la mitología griega atribuía también una muerte en el Nilo.
Aquí, un hermoso cuarzo de color rosa, procedente de Staatliche Kunstsammlungen de Dresde, (Alemania), muestra la identificación entre estos personajes, ensalzada desde la antigüedad.
La cuarta y última parte, está dedicada a la concepción que se ha tenido del joven esclavo a través de los siglos. Presenta un retrato que el pintor italiano del siglo XVIII, Agostino Penna, elaboró para su libro Viaje pictórico por Villa Adriana, que hoy se conserva también en los Museos Vaticanos.
Con esta exposición se inaugra además el nuevo recorrido por Antinoeinon, la última joya descubierta en este importante yacimiento arqueológico, en el que las autoridades regionales tienen previsto invertir 4 millones de euros hasta 2013.
Se trata de una tumba-templo (excavada entre 2002 y 2005), que el emperador Adriano dedicó a la memoria de su joven amante en Villa Adriana, la vivienda desde la cual dirigió el imperio durante sus últimos años, un imperio que bajo su mandato, alcanzó la mayor extensión territorial de toda su historia.


Fuente: clarin.com

NUESTRO REGALO DE PASCUA:
ESTA EXPOSICIÓN VIRTUAL DE OBRAS DEL GRAN ANDRÉ DERAIN


Con motivo de haber pasado hoy las 300.000 visitas a nuestro blog desde todas partes del Mundo, justo hoy en el día de Pascua, hemos decidido regalarles esta exposición virtual de obras del pintor André Derain, Escuela Francesa, 1880 - 1954.
Sus estallidos de color, su alegría y calidez, su arrolladora vitalidad y su fuerza, la maestría en el manejo de los contrastes entre colores complementarios y sus atrapantes ritmos, nos parecieron muy adecuados para marcar el clima festivo de estas Pascuas y el haber llegado a las 300.000 visitas a nuestro blog desde los rincones más remotos de la Tierra.
¡Que disfruten estas obras tanto como nosotros!


                                                                ¡MUY FELICES PASCUAS PARA TODOS!




André Derain en 1928.


André Derain (Chatou, 10 de junio de 1880 - Garches, 8 de septiembre de 1954) fue un pintor e ilustrador, escenógrafo francés.Derain tenía diez y ocho años de edad cuando entra a la Academia Carriere lugar donde conoce a Matisse y a Vlaminck. En 1905 dichos pintores exhiben en el Salón de Otoño junto a sus colegas Rouault, y Henri Charles Manguin, es la primera exposición de Fauvismo, que expresa emoción con color, que visita el público Francés. Derain era pintor, escultor, hacia diseños especiales para los escenarios, disfraces, para las bailarinas rusas, y aparte coleccionaba obras. Era un ser muy inteligente y preparado, no sólo en el arte de la pintura sino que también tenía una educación universal. Fue el alma del fauvismo con su inclinación a los matices, su juventud impetuosa y su febril perseverancia. Derain demuestra su receptividad al nuevo dogma de “forma a través del color” admiraba a Van Gogh y a Cézanne. Realiza una series de pinturas de este estilo, primero en Collioure, en 1905, y luego en Londres en 1906, “Una Esquina de Hyde Park””El Puente de Westminster” y “El London Bridge” A principios de 1908 sin razón ni explicación, destroza sus obras, y se dedica a pintar landscapes similares a los de Cézanne. Por un corto intervalo se inclina por el estilo cubista. Después de la primera Guerra Mundial, Derain prefiere el dibujo clásico, por lo cual sigue con esmero los esbozos de Camille Corot, y consigue una obra considerable. Pintor controvertido y muy famoso en vida, su obra atravesó por varios periodos muy diferentes entre sí y fue luego criticado por su regreso a formas pictóricas consideradas "tradicionales" y acusado de colaboracionismo durante el régimen de la Francia de Vichy.








































































http://happyface313.files.wordpress.com/2013/09/andrederain-bigben.jpg











































































































Trayectoria 

Hijo de un pastelero, luego del bachillerato abandonó su proyectada carrera de ingeniería por la pintura. Comienza a pintar en 1895 y en 1898-99 se inscribe en la Academia Camillo y en sus asiduas visitas al Louvre conoce a Henri Matisse.
Perteneció junto con Maurice de Vlaminck a la Escuela de Chatou y se integró en el grupo de los Fauves, creadores del fauvismo. Fue influenciado por el cubismo y el primitivismo y fue gran amigo de Henri Matisse y Pablo Picasso con quien vivió un tiempo en Montmartre.
En 1916 el galerista Paul Guillaume le dio su primera exposición individual en su galería con un prólogo de Guillaume Apollinaire e ilustró Mont de Piete de André Breton. Sirvió en la Primera Guerra Mundial en los Vosgos y destacado en Maguncia hasta 1919.
Su fama creció al ganar el Carnegie Prize en 1928 con exposiciones en Londres, Berlín, Fráncfort del Meno y Düsseldorf en 1929 y en Nueva York y Cincinnati en 1930-1931. Sus desnudos, paisajes de Londres y composiciones espontáneas le dan fama, si bien en la década de 1920 se va alejando del fauvismo hacia un clasicismo más tradicional, que le acarrea críticas.
Se muda a Chambourcy junto a su esposa Alice Princet y su hija, alejándose de su grupo de amigos e intelectuales que acaban por criticarlo duramente.
Con la ocupación alemana de Francia se inicia su caída. Los nazis lo admiraban y el ministro del exterior Ribbentrop le pide que pinte a su familia. Derain se niega pero acepta una invitación a Berlín en 1941 que será publicitada por el gobierno alemán y que después de la Liberación perjudicará para siempre su imagen. Deberá enfrentar los tribunales ante graves acusaciones de colaboracionismo.
En 1947 diseñó los decorados de un ballet en el Covent Garden de Londres y en el Festival de Aix-en-Provence: los de El rapto en el serrallo de Mozart y El barbero de Sevilla de Rossini, en 1947 y 1953 respectivamente.
Ilustró ediciones del Pantagruel de Rabelais en 1943, del drama teatral Salomé de Oscar Wilde (1938) y del Satiricón de Petronio en 1934. Esta última serie no llegó a terminarla, y se publicó tardíamente.
Regresó a Chambourcy en muy malos términos con su esposa Alice; el pintor tuvo dos hijos con modelos, y la pareja acabó divorciándose en medio de agrias disputas legales. Murió luego de ser atropellado por un camión en Garches.