GINASTERA TIENE SU PLAZA EN RETIRO

Reconocimiento público.
La Legislatura porteña descubrió una placa en honor del músico en San Martín y Ricardo Rojas.


La celebración del Día de la Música fue elegida por la Legislatura porteña para rendir homenaje a Alberto Ginastera, uno de los mejores compositores argentinos, y dar su nombre a una plazoleta en el barrio de Retiro.
Ubicado entre las calles San Martín y Ricardo Rojas, el espacio verde es casi una continuación del edificio Kavanagh, que según Ginastera era el mejor lugar de Buenos Aires para vivir. "Amaba este lugar, decía que desde acá se ven el río, la plaza San Martín, la calle Florida..., así que estoy muy contenta", dijo a La Nacion Georgina Ginastera, hija del músico nacido en Barracas en 1916 y muerto en Ginebra en 1983.
La pequeña plazoleta lucía ordenada, pero sin las flores que el gobierno porteño tuvo la intención de plantar. Por un error, las flores se pusieron en una plazoleta de la avenida San Martín y Rojas, en Caballito, según admitieron con rubor los organizadores del acto.
No fue éste el único episodio bochornoso en torno de los reconocimientos a Ginastera. En 1993, la entonces municipalidad porteña puso una placa con el nombre del músico en la plazoleta junto al Teatro Colón, entre Viamonte y Libertad. Pero en 2000 fue retirada porque ese espacio ya tenía nombre: Ciudad del Vaticano. Hacía más de 30 años y, por eso, no podía cambiarse la denominación.
Por ese motivo, el acto de ayer era señalado, con discreción, por amigos y seguidores de Ginastera como una reparación histórica.
Para rendirle homenaje, la Orquesta Sinfónica de la Ciudad interpretó algunos temas de Ginastera. Ubicada bajo uno de los jacarandás florecidos, su colorido y perfume invadió la escena.
Con breves intervenciones recordaron al fundador del Conservatorio de la Ciudad de La Plata y del Centro Latinoamericano para Estudios Musicales del Instituto Di Tella, el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi; el ex alumno y amigo de Ginastera Adalberto Tortorella; la musicóloga Cecilia Scalisi; la diputada Diana Maffía (Coalición Cívica), que impulsó el proyecto en la Legislatura, y la hija del músico.
Tortorella evocó una inquietud constante de su maestro: "Seguramente, si Alberto estuviese vivo pediría a las autoridades que ayuden más a los jóvenes que se dedican a la música clásica".

Fuente: lanacion.com

¿CLIENTES VS. ARQUITECTOS?



Siempre hubo historias entre unos y otros. “La plata la pongo yo”, aseguran los clientes.
Los profesionales añoran las épocas en las que trabajaban para gente “sensible”.


  • Tres dimensiones
Desde siempre, la relación entre arquitectos y clientes (comitentes, como se denomina en la jerga) ha sido conflictiva.
Para algunos historiadores, aunque existan el Partenón, el Coliseo o de las pirámides de Egipto, la Arquitectura existe como disciplina, en los términos en que la conocemos ahora, desde el Renacimiento (siglo XV). Lo cierto es que por mucho tiempo no se ocupó de la gente común; estuvo dedicada a satisfacer las necesidades de dioses, papas, reyes y príncipes.
Las páginas de la Historia del Arte muestran iglesias, templos o castillos y sólo recién en los últimos capítulos, dedicados a la Modernidad (fines del siglo XIX y principio del XX) aparecen las viviendas. Como decía el arquitecto cordobés Ignacio “Togo” Díaz: un tema donde “el usuario tiene rostro”. Claro que no viene solo... Con las casas, las relaciones entre arquitectos y clientes se hicieron más personales, aparecieron con mayor intensidad las comedias de enredos y los conflictos.
Todos tienen un poquito de razón. Los clientes dicen: “La plata la pongo yo, por qué mi arquitecto va hacer lo que quiere”. “¿Qué se cree que me va a enseñar cómo tengo que vivir?” Los arquitectos, en muchos casos, la juegan de incomprendidos y reclaman clientes más cultos, que sepan comprender su arte. Añoran los tiempos en que la Arquitectura, así con mayúsculas, estaba allá arriba. Cuando una Victoria Ocampo buscaba a los mejores arquitectos (primero a Le Corbusier y luego a Alejandro Bustillo) para hacerse su casa en Barrio Parque, en Rufino de Elizalde 2831, donde hoy funciona la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes.
Volviendo a hoy y a la tierra, se quejan porque una vez que terminan las obras, cuando llegan los dueños y las habitan, se las arruinan. Se sabe, dicen como un secreto a voces, la foto hay que sacarla inmediatamente antes de que se muden.
También, pobres, se sienten ultrajados porque luego de parir la obra durante más de un año, les cierran las puertas y en el mejor de los casos pueden pedir permiso para visitarla.
En la última recorrida que hice acompañado por arquitectos visitando “sus” casas, recogí nuevos testimonios que ¿echan luz? sobre estas relaciones peligrosas.
Uno de los arquitectos me contó que hasta le ofreció regalar al cliente los planos con los diseños de los muebles de la casa supervanguardista que estábamos visitando para evitar que pusiera los horrendos muebles de caño que finalmente puso e imposibilitaron cualquier foto digna.
Otro me confesó que para evitar que su obra quede desdibujada por los gustos de los dueños, su estrategia es hacer una arquitectura tan fuerte, de tanta presencia, que resista cualquier cachivache. El susodicho las crea con unas potentes estructuras de hormigón visto que concentran la atención de cualquier distraído y ningunean el equipamiento.
El más conceptuoso me aseguró, mientras visitábamos una fantástica casa donde estaba cuidadosamente diseñado hasta el más mínimo detalle, que los arquitectos necesitan de un cómplice para hacer una buena obra. Una curiosa definición que deja implícito que la intención profunda del proyectista es llevar a cabo una tropelía, un capricho o, si seguimos al pie de la letra la acepción de la palabra cómplice, simplemente algo así como un delito.
También hubo de los otros, de esos que se llenan la boca con discursos políticamente correctos. Son los que dicen respetar el gusto de la gente, que no hay que imponerles nada, que la gente no come vidrios y sabe perfectamente qué quiere.
Ni tanto ni tan poco, qué tal una comparación gastronómica. Habito todos los días como desayuno, almuerzo, meriendo y ceno. Puedo asegurar que la carne me gusta a punto, jugosa o medio pasadita. Con mucha o poca sal. Que prefiero tal o cual corte. Pero todas esas sabidurías no me convierten ni en cocinero ni me habilitan para hacer un programa gourmet.
Un buen chef me puede sorprender con los más exquisitos manjares. Puede guiarme a descubrir una impensable combinación de gustos, colores, aromas y texturas. Puede aconsejarme en la elección del vino adecuado. Y, en algunos casos, hasta programarme una dieta saludable. Para mí, los buenos arquitectos son los que hacen eso. Guían, asesoran, acompañan al cliente para hacer su casa. Los ayudan a decidir, a descubrir las mejores posibilidades aunque estén fuera de libreto. No buscan en el cliente un cómplice para llevar a cabo “su” obra, ni un instrumento para obtener una buena foto que rankee para ser publicada. En todo caso, buscan un compinche. Alguien con quien compartir la aventura de generar un proyecto con intereses que se potencien: “tu mejor casa, mi mejor proyecto”. 


Fuente: www.lanación.com

EL EFÍMERO ARTE DEL HIELO




La técnica de modelar figuras en hielo constituye una compleja y atractiva expresión artística que en los últimos años ha ganado adeptos en diversas latitudes. Por estos días, 40 artistas tallan meticulosamente bloques de hielo con motosierras, cinceles y picos para dar forma a las figuras que desde el 3 de diciembre formarán parte de uno de las mayores festivales de este arte. La muestra se celebra en la ciudad holandesa de Zwolle y todas las creaciones serán exhibidas durante dos meses bajo un complejo sistema de conservación.

Fuente: clarin.com

LOS CAFÉS DE VIENA,
PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD


REPORTAJE
La UNESCO reconoce la labor de estos centros de vida social e intelectual sin los que es imposible entender la cultura europea

Fachada del Café Landtman
GLORIA TORRIJOS / Viena

La tradicional cultura de los cafés de Viena, a los que acudía y acude la intelectualidad austriaca e internacional, personalidades de la música y la política, y últimamente también del celuloide, han sido incluidos "como práctica social" la semana pasada en la Lista Nacional del Patrimonio Cultural Intangible de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Pese a que los primeros cafés se abrieron en el Imperio Otomano, fue en la Viena de finales del XIX cuando vivieron su época dorada. Muchos intelectuales vivían prácticamente en esos locales: entraban ya por la mañana llevando del brazo el atuendo que se iban a poner para la noche y se cambiaban en un reservado cuando llegaba la hora de salir del local, como hacia el escritor y poeta Peter Altenberg (1859-1919).

Una silla diseñada por Michael Thonet
El café Landtmann, por ejemplo, está estrechamente ligado al padre del psicoanálisis, el austriaco Sigmund Freud, del que era cliente habitual. Nada extraño si se tiene en cuenta que no está lejos de la que era su vivienda y su consulta en la Bergasse, mientras que el Central, en el palacio Ferstel, era el favorito de su compatriota Altenberg y del revolucionario ruso judío Leon Trostky durante su exilio antes del comienzo de la I Guerra Mundial. Altenberg, "el poeta sin casa", como le denomina el escritor Claudio Magris en su libro El Danubio, vivía física y literalmente en el Central, por ello, desde hace décadas una figura que le representa, realizada en papel maché, está sentada frente a la puerta, como si estuviera atenta a la entrada y salida de clientes. Es tan realista, que hay personas, especialmente turistas, que al encontrárselo nada más entrar y verle mirando fijamente, creen que es una persona, quizá perteneciente al local, y le saludan o se despiden de él al pasar por su lado sin advertir que es una escultura.
Una muestra de que estos establecimientos, que revelan el saber vivir austriaco desde hace casi cuatro siglos, siguen reuniendo a la élite de cualquier sector junto con el ciudadano de a pié, es que mientras esta periodista redactaba estas líneas, en el Café Ediles, detrás del Parlamento federal austriaco y del Ayuntamiento, por lo que sus clientes habituales suelen ser políticos, entraron en él el director de la Wiener Staatsoper (Opera de Viena), el francés Dominique Meyer, con el presidente de la también prestigiosa institución de la Filarmónica de Viena, el austriaco Clemens Hellsberg. Se entiende por tradición cultural de los cafés vieneses la posibilidad de que sus clientes habituales puedan recibir en ellos su correspondencia, es decir, como si fuera su propio domicilio, que se pueda quedar uno, da igual que esté de paso por la ciudad, horas y horas con una bebida, habitualmente un café, sin obligación de consumir más.

La lectura

Todos ofrecen además la posibilidad de leer diferentes diarios, nacionales, regionales y extranjeros sujetos a un marco de madera, pues o cuelgan de un perchero de los llamados vieneses o están sobre un mostrador e igualmente lo portan para mantener el orden las hojas y, en lo posible, el buen estado del periódico, que ese día pasará por las manos de numerosos clientes. Los cafés vieneses fueron siempre centro de reunión social. En ellos,"se sienta la gente que quiere estar sola, pero que necesita compañía", decía el escritor austriaco Alfred Polgar, uno de los favoritos de su colega checo de la minoría alemana Franz Kafka. Lo que se conoce como el Modernismo vienés fue impregnado por la cultura de los cafés de Viena, que ofrecían una plataforma para el intercambio de ideas. Eran lugar de trabajo de escritores y pensadores, a la vez que de relajo. El conocido actor y escritor austriaco Helmut Qualtiger y su compatriota el escritor checo de la minoría alemana Friedrich Torberg, frecuentaban el Café Hawelka, un clásico como el Central o el Landtmann, y filosofaban sobre el mundo y sobre Dios.
Su época dorada fue el fin del siglo XIX, la de 1900, en la que convergieron los cambios propios del ocaso de una época con una monarquía en decadencia ante otra que surgía y en la que florecían las artes y el pensamiento, la creatividad, que inspiró a numerosos escritores, como el austriaco Arthur Schnitzler, que disecciona el alma humana y a quien Freud llamó su alter ego literario. Se conocieron y se admiraban mutuamente. En el Café Landtmann, Freud adoctrinaba durante horas sobre la histeria femenina, la normalidad de la práctica del incesto y otros elementos de su pensamiento, mientras Schnitzler escribía sobre la conciencia y le daba forma en su Relato soñado y el escritor y dramaturgo Hugo von Hofmannsthal buscaba ideas para completar su Jedermann (Cada cual), obra de teatro que se representa cada año en los Festivales de Salzburgo, en verano, fundados en 1920 por él con el director teatral Max Reinhardt, judío austriaco, y el compositor alemán Richard Strauss.

Reuniones políticas

Incluso la iniciativa de la creación de una nación para los judíos, que se hizo realidad en 1948 con la fundación del Estado de Israel, fue debatida intensamente por el fundador del sionismo político moderno Theodor Herzl con sus coetáneos en el Landtmann. En 1900 se hacía política al lado de una taza de café y de un pedazo de las ya famosas tartas vienesas en un café, en el que, por lo general, había música de piano tocada en vivo a partir de las seis de la tarde. También Thomas Bernhard, escritor y dramaturgo austriaco de la segunda mitad del siglo XX, era un habitual de un café, del Bräunerhof, en el caso histórico de Viena, en los que perfeccionó muy probablemente su visión del mundo, que muchos consideran pesimista y otros tantos, realista. En las últimas décadas, el Landtmann, quizá el más elegante, ha tenido como clientes a la política estadounidense Hillary Clinton, al ex beatle Paul McCartney, al actor de Hollywood Burt Lancaster y a la actriz austro-alemana Romy Schneider.
"La tradición de la cultura de los cafés de Viena se remonta al siglo XVII y se distingue por un ambiente muy específico. Son típicos las sillas de Michael Thonet, pionero austriaco del método de dar forma a la madera con calor, las mesas de mármol, en las que se sirve el café y las que muestran los diarios", que conviven con "los asientos con bancos" de forma semicircular o de líneas rectas, "y los detalles de diseño interior de estilo historicista" (siglo XIX), es decir, que imita el de otras épocas con motivos actuales. "Son un lugar donde el tiempo y el espacio se consume, pero solo aparece el café en la cuenta", indica la Comisión de la UNESCO encargada de elaborar la lista. La Convención de la UNESCO para Salvaguardar la Herencia Cultural Intangible fue creada en 2003 y se aplica a bienes no materiales que aportan a grupos o comunidades "un sentido de identidad y continuidad", como, entre otros, las tradiciones orales y las expresiones, las artes escénicas, las prácticas sociales sobre la naturaleza y la artesanía tradicional.

El escritor y poeta Peter Altenberg prácticamente vivía en el Central de Viena
Desde el siglo XVII

La historia de la cultura de los cafés vieneses data del 1683, año en el que un vienés llamado Georg Franz Kolschitzky (1640-1694) recibió, supuestamente, la primera licencia oficial para vender café y lo hizo en un local que llamó La botella azul. Los granos se los había comprado a los turcos, que en aquella época sitiaban Viena, reza la leyenda. El primer café de Viena del que se tiene información oficial fue abierto en 1685 por Johannes Diodato (1640-1725), nacido en Estambul y de origen armenio o griego, quien procedente del Imperio Otomano introdujo esta bebida con cafeína en la capital del imperio austro-húngaro de los Habsburgo.
Actualmente, estos locales ofrecen una veintena de diferentes tipos de cafés, lo que hace muy difícil la elección, especialmente para el primerizo. Los establecimientos dieron un gran paso cuando incluyeron la práctica de poner a disposición de sus clientes periódicos. Esta práctica data de 1720 y la ideó el Kramersches Kaffehaus en el centro, ahora peatonal, de Viena. Otro avance, fue les fue permitido ofrecer comida caliente y bebidas alcohólicas. Esto último tiene su origen en la prohibición de traficar con café emitida por Napoleón en su comercio con Inglaterra, que también fue aplicada a Austria desde 1808, causando una gran subida de las tasas de los granos de café, lo que llevó a los cafeteros vieneses a buscar otras fuentes alternativas de ingresos creando así un nuevo tipo de establecimiento, el Kaffee-Restaurant.
Esa novedad ha demostrado ser de éxito en los últimos 300 años dado que, según la Cámara de Comercio, Viena tiene actualmente 1.083 cafés, 900 Kaffee-Restaurants y 181 Kaffe-Konditoreien, es decir, cafés que producen y venden su propia pastelería. No fue hasta 1900 en que la joven intelectualidad hizo de ellos su lugar de reunión para celebrar tertulias, aunque la primera época de florecimiento de los cafés se dio en torno a 1815, cuando aquellos que creían ser alguien o lo eran se sentaban en los bancos tapizados en terciopelo rojizo, bajo las enormes lámparas, con luz algo sombría y amarillenta, igualmente típicas hoy en día, y los revestimientos de madera de las paredes que decoraban estos lugares, impregnados del aroma de los granos tostados de café.
Entre las peculiaridades de los cafés de Viena destacan el que hasta 1856 no se permitió la entrada de clientas, por lo que la única mujer que había habido en ellos hasta entonces era la cajera, y el que estos locales contaran a finales del siglo XVIII con mesas para jugar al billar, espejos, un gran reloj, arañas de cristal y a los que se entraba por la esquina de un edificio, con buenas vistas de la calle. Desde que decayeron en los años setenta los cafés han vuelto a renacer gracias a Internet. Los que tienen Internet inalámbrico o WiFi, cada vez más numerosos, se llenan de gente portátiles. La gente acude a los cafés de Viena para no ser molestados en sus pensamientos mientras beben sin prisa, extremo fundamental. Son lugares que sirven de refugio contra el estrés de la gran ciudad. Ofrecen espacio para hacer de espectador callado y poder estudiar la diversidad de la gente y sus conductas, según formuló el autor Polgar.
El café de Viena es legendario, de renombre internacional, una institución, un símbolo de la capital austriaca, sobre el que se ha escrito mucho, muy visitado y tan vivo hoy como lo fue en el pasado. Hay muchos que aseguran que no habría Estado de Israel, ni muchos textos literarios, filosóficos ni canciones si no hubiera existido esa especial atmósfera que creaban y crean los cafés de Viena, la de un pasado de monarquía y arquitectura modernista (Jugendstil), de música clásica, propicio para el nacimiento de ideas nuevas que contribuyeron a cambiar el mundo. Ya lo decía el emperador Francisco José, "Ustedes tienen suerte. Pueden sentarse en los cafés".

LA VANGUARDISTA CASA DEL ÁRBOL


El edificio, de 1941, queda al límite de Colegiales y es un símbolo del Modernismo, hecho por discípulos de Le Corbusier.

MODERNA. LOS 9 PISOS DEL EDIFICIO FUERON CREADOS POR KURCHAN Y FERRARI HARDOY.

Por Eduardo Parise

Tiene nueve pisos y se lo considera un ejemplo del Modernismo. Lo proyectaron en 1941 (el mismo año en que se habilitaba la avenida General Paz) y su inauguración se realizó tres años después. Y aunque muchos lo tienen como un clásico arquitectónico del barrio de Belgrano, por una cuestión de “fronteras” (la calle Virrey del Pino es el límite) el edificio está en la vereda que corresponde a Colegiales. Su nombre oficial es Edificio Los Eucaliptus, pero se lo conoce como “La Casa del Arbol”, la misma a la que la Legislatura porteña acaba de designar como edificio protegido por su valor arquitectónico e histórico. Es que esa construcción que está en Virrey del Pino 2446 tiene una curiosidad: cuando se pensó en su diseño, los tres eucaliptos que ocupaban el terreno no fueron tocados y uno hasta quedó integrado al edificio como “el centro del juego estético propuesto por los arquitectos”.
Los arquitectos que lo pensaron fueron Juan Kurchan (1913-1972) y Jorge Ferrari Hardoy (1914-1977), dos argentinos que formaron parte del Movimiento Moderno en el país y del histórico Grupo Austral, fundado en 1937. Aquella asociación integraba esa mística innovadora que, en todas las disciplinas y con especialistas en cada área, introducía nuevas tendencias. En este caso, la idea avanzaba sobre la arquitectura, pensando en la ciudad del futuro.
Es que ambos habían trabajado, durante un año, y en París, con Charles Edouard Jeanneret-Gris, un suizo-francés que vivió entre 1887 y 1965 y al que el mundo conoció como Le Corbusier, creador del CIAM, el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna. En 1929, Le Corbusier dio diez conferencias en Buenos Aires y entre sus conceptos sentenció aquello de que “Buenos Aires le da la espalda a su río”, algo que 82 años después sigue más que vigente.
Pero volvamos al edificio de Virrey del Pino 2446. Desarrollado sobre un terreno de 1.200 metros cuadrados, fue ubicado en la parte trasera del lote. La idea, respetando a los tres grandes eucaliptus, era construir dos cuerpos que formaban una L. Y en el espacio que quedaba libre, hacer un garage subterráneo cuyo techo en la superficie lo ocuparía un importante jardín con juegos para los chicos. También incluía un salón de lectura, un restaurante y algo casi desconocido para la época en edificios de alto: un lavadero de uso común. Es decir: la arquitectura al servicio de la gente.
La falta de fondos no permitió el desarrollo total de la obra (no se hizo el edificio lateral) aunque se construyó el restaurante. Pero lo más importante fue aquella integración entre naturaleza y diseño, donde hasta los colores usados para pintar el frente (rojos, verdes y marrones) tenían más intensidad en la zona de los árboles que en los sectores descubiertos.
Kurchan y Ferrari Hardoy también hicieron juntos otras obras. Pero la que quizá les dio la mayor trascendencia mundial fue la desarrollada con otro arquitecto catalán a quien conocieron cuando estaban con Le Corbusier. El hombre se llamaba Antoni Bonet (1913-1972) y en Buenos Aires los tres crearon el famoso sillón de hierro y cuero denominado BKF, por la iniciales de los apellidos Bonet, Kurchan y Ferrari. También llamado “Butterfly” (mariposa, en inglés), se lo considera un símbolo del Modernismo argentino en el mundo.
Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

LA ÉPICA DE LA CALLE DEFENSA




CUADERNOS PRIVADOS 

Por Laura Ramos

Las calles Venezuela, Defensa, la cortada San Lorenzo, que parecieran carecer de toda épica para las chicas que, como yo hace no tanto tiempo, tienen que ataviarse de secretarias o recepcionistas para poder pasar inadvertido su ser íntimo, su temperamento novelesco y arrebatado, es el escenario de la más romántica de las novelas argentinas.
Amalia , de José Mármol, transcurre en el Bajo y en Barracas. La Buenos Aires de Mármol, construida a partir del ideal romántico del siglo XIX, es mi misma Buenos Aires: “Los que alguna vez hayan tenido la fantasía de pasearse en una noche obscura a las orillas del Río de la Plata, en lo que se llama el ‘bajo’ en Buenos Aires, habrán podido conocer todo lo que ese paraje tiene de triste, de melancólico y de imponente al mismo tiempo… La ciudad, a dos o tres cuadras de la orilla se descubre informe, obscura, inmensa. Ningún ruido humano se percibe, y sólo el rumor monótono y salvaje de las olas anima lúgubremente aquel centro de soledad y de tristeza”.
No importa aquí que Mármol haya querido escribir un panfleto político antirrosista, porque el resultado es una ciudad mítica, invadida por el rosismo de la misma manera que Aquilea, la ciudad inventada de la película Invasión , está invadida por los otros. La ciudad de Hugo Santiago escrita por Borges y Bioy Casares es una ciudad sitiada: en la frontera, hacia el norte, por un centenar de camiones; hacia el noroeste, por hombres a caballo; hacia el sur, por autos blancos. Pero, como los invasores también están dentro de la ciudad.
Precisamente en la calle Defensa estaba situada una especie de pensión que el “partido” (para mí el partido era menos la organización política a la que pertenecían mis padres que una estructura doméstica y familiar) había alquilado para asilar a los compañeros de otras provincias, para realizar actividades políticas, como imprimir volantes o fotocopiar panfletos, preparar engrudo para pegar carteles, almacenar material de propaganda, celebrar reuniones. El piso -cuyo alquiler nunca fue pagado merced a una ley de alquileres ultrabenévola- hizo las veces de hogar para unos primos nuestros que llegaron desde Montevideo a probar suerte en Buenos Aires. Montevideo es casi un leitmotiv en Amalia y en la vida de la generación de los antirrosistas como Mármol: la ciudad del exilio.
Estos primos adolescentes, provenientes de la rama poco próspera de nuestra familia, se alojaron en la habitación más amplia del pensionado, a la que ingeniosamente dividieron con una sábana teñida de color violeta con batik, una técnica de nudos muy popular a mediados de los años setenta. Un camarada proveyó de dos colchones y otro de un equipo de música, y con la adquisición -de su propio peculio- de una bombita eléctrica de luz negra que dejaban siempre encendida, lograron darle tal particular carácter a la vivienda que ya no importaba la lobreguez de los cuartos, que miraban hacia una galería cubierta por vidrios desaseados. Tal vez a causa de la luz negra, o por lo que fuera, mi primo se hizo fotógrafo, pero mi prima probó trabajo como secretaria y lo dejó pronto. Mi primo recibía a las visitas vestido con una única prenda: una robe de chambre roja que carecía de cinturón, por lo que solía colgar abierta, que había tomado prestada del placar de mi madre. Tenía el aspecto de un actor porno de catorce años, un híbrido de perversidad e inocencia que resplandecía con el perfume a patchouli que impregnaba el ambiente. Mi prima se convirtió en una artesana funambulista, lo que la acercó a la Buenos Aires de Invasión , gris y melancólica, con patios y baldíos, calles empedradas y sobre todo cafés, en los que intentaba vender sus collares de mostacillas. Pero vestía fabulosamente y su música me hipnotizaba. Aunque yo no era afecta a las festividades del partido, desde que llegaron estos primos comencé a frecuentar la pensión de la calle Defensa. Apenas salía del colegio, pasaba a visitarlos con un nuevo disco o con alguna camiseta para teñir.
La novela Amalia es inspirada e inspiradora: no sólo originó el primer largometraje argentino en un formato mudo y precioso, con dirección de Enrique García Velloso, en 1914. Para David Viñas ( Literatura argentina y política ), en la Buenos Aires de Amalia el rosismo -al que la nueva generación de escritores quería combatir- se volvió rico en términos narrativos. El rosismo produjo, a pesar de las intenciones de aquellos escritores, las escenas más potentes (y sentimentales, agrego yo) del romanticismo argentino. Los cuchicheos y fingimientos, las traiciones, los exilios, los vestidos de Manuelita, los degüellos… ¿acaso Mármol no vampirizó la divisa punzó que execraba? Mi prima dejó Barracas y el Buenos Aires de Invasión cuando descubrió la avenida Corrientes. Una noche, en el café La Paz, vendió doce collares. Para ese entonces a las mostacillas les había agregado plumas y otros abalorios.

Fuente: clarin.com

INTERNAUTAS CHINOS SE DESNUDAN
PARA PROTESTAR CONTRA EL GOBIERNO



Artistas y activistas subieron a la red fotos sin ropa como señal de protesta contra las autoridades chinas que censuraron por “pornográfica” una foto del artista disidente Ai Weiwei. En la obra aparece junto a cuatro mujeres, todos desnudos.



En un país donde la desnudez pública sigue siendo tabú, cientos de artistas y activistas chinos decidieron subir fotos sin ropa a Internet, como señal de protesta contra el gobierno chino.
Las autoridades del gigante asiático incriminaron al arquitecto y artista disidente Ai Weiwei y su asistente Zhao Zhao de “promover la pornografía”, por haber difundido online una foto titulada “Un tigre, ocho senos”, en la que aparece el artista junto a cuatro mujeres, todos desnudos.
Los seguidores Weiwei realizaron un sitio de Internet titulado “Los fans de la desnudez de Ai Weiwei”, donde subieron distintas de desnudos artísticos. “La desnudez no es pornografía”, pregonaron.
Los internautas tomaron la decisión luego de que la policía de Pekín interrogara al artista el pasado jueves, por difundir presuntamente pornografía online. Seguidores de Ai Weiwei, cuya detención secreta durante 81 días este año provocó una protesta internacional, dicen que el interrogatorio por las fotografías de desnudos es el último intento de China para intimidar a su crítico social más famoso.
Había sido liberado en junio pasado, luego de que lo detuvieran en el aeropuerto de Pekín y llevaran a un lugar secreto acusado y condenado por fraude fiscal y obligado a pagar 15 millones de yuanes (1,7 millones de euros)
Es una expresión de apoyo a Ai Weiwei y el desprecio al gobierno chino. Esto demuestra nuestra actitud y la ira hacia el comportamiento del gobierno”, dijo Li Tiantian, un abogado de Shanghai que es uno de los que se desnudó como protesta, según consigna el diario británico The Guardian. “Simplemente estamos usando una forma llamativa para atraer la atención de la gente”, expresó
En tanto, el productor de video, Zhao Zhao, dijo que la policía de Pekín lo interrogó durante varias horas sobre los motivos que había detrás de las fotografías. 

Fuente: clarin.com

MILES DE USUARIOS DE INTERNET
DONAN CASI UN MILLÓN DE DÓLARES
PARA UN DISIDENTE CHINO


Se organizaron vía web y lograron reunir un tercio de lo que le reclama el fisco por impuestos atrasados. Si no paga a tiempo volverá a la cárcel.


ARCHIVO. Imagen de octubre de 2009 del artista y disidente chino Ai Weiwei durante una conferencia de prensa en Múnich, Alemania. EFE
20.000 almas solidarias. 20.000 personas que le dijeron basta al gobierno chino. 20.000 donantes que enviaron casi un millón de dólares a favor del artista disidente Ai Weiwei a quien el fisco de su país le reclama millones de dólares en impuestos atrasados y multas siderales.
"Todas las mañanas recogemos dinero que lanzan a nuestro patio. A veces (los billetes) están plegados en forma de avión o de barcos", precisó Ai Weiwei a quien el Estado chino le reclama unos 2,3 millones de dólares por supuesto fraude fiscal.
"La oficina de correos acaba de informarme que había 776 giros en dinero", precisó Ai este mediodía.
"Todo viene de usuarios de Internet. No lo hemos pedido, pero tampoco podemos evitarlo", añadió.
Ai, un artista conceptual aclamado internacionalmente, fue detenido durante casi tres meses este año en medio de una campaña de represión contra los disidentes. Su detención y subsiguientes cargos por evasión de impuestos han sido interpretados por los activistas como un medio de castigarlo por sus críticas al gobierno autoritario.
La campaña de donaciones -también por transferencias por cable o billetes dentro de sobres o por medio de frutas envueltas en billetes arrojadas a su patio- es inusual para los chinos debido a la habitual amenaza de represalia para los que apoyan a los críticos del gobierno. Muchos han logrado sortear la censura china sobre Internet y se han organizado vía redes sociales.
"Esto demuestra que un grupo de personas que desea manifestar sus opiniones usan su dinero para emitir sus votos'', afirmó Ai. "Demuestra que en la Era de Internet, la sociedad tendrá su propio juicio y sus propios valores'', agregó.
Pese a las cámaras de la Policía instaladas ante la entrada de su estudio, en el barrio bohemio de Caochangdi, algunos simpatizantes lanzan billetes por encima del portón.

"AUSENTE". La expo de Ai Weiwei en el Museo de Bellas Artes de Taipei, en la que muestra su compromiso político. EFE
"Veo el surgimiento de una sociedad civil en China. Veo esperanza en los jóvenes y para la nación", señaló el artista.
El fisco chino exigió a Ai Weiwei más de 15 millones de yuanes la semana pasada, correspondientes a supuestos impuestos impagados y multas y le dio plazo hasta mediados de mes pagar sus deudas, o de lo contrario tendría que regresar a la cárcel.
El artista, que pasó dos meses y medio en prisión, considera que se trata de otro intento de intimidarlo.
El diario oficial Global Times dijo hoy en un editorial que Ai Weiwei podría ser acusado de "recaudar fondos ilegalmente", aceptando apoyo financiero para pagar los 15 millones de yuanes (2.340.000 dólares) que el fisco le reclama de aquí al 15 de noviembre.
Por su parte, la madre de Ai ofreció vender la casa que heredó de su marido, el difunto poeta Ai Qing, compañero de ruta del Partido Comunista y perseguido varias veces en su vida, incluso durante la época maoísta.
Hu Jia, uno de los disidentes chinos más conocidos que acaba de salir de prisión este año, declaró en Twitter haber donado 1.000 yuanes a Ai Weiwei en señal de "gratitud y de respeto por lo que ha hecho".
El mes pasado, Ai Weiwei fue nombrado la personalidad artística más influyente en el mundo por la revista británica Art Review. El artista disidente, que no escatima críticas al Partido Comunista Chino, expone este año en la Modern Tate de Londres.
Ai Weiwei subrayó que devolverá el dinero donado, ya que nadie puede recibir donaciones en China sin autorización oficial. Para eso, sus ayudantes llevan una detallada lista de quiénes lo han ayudado hasta ahora.

"AUSENTE". La expo de Ai Weiwei en el Museo de Bellas Artes de Taipei, en la que muestra su compromiso político. (EFE)

Fuente: clarin.com

IMPACTANTE HOMENAJE A UN ARTISTA




Muchos creyeron que era un cadáver y, además, que era el cuerpo del artista y disidente chino Ai Weiwei. Armó flor de revuelo en Bad Ems, una minúscula ciudad de Alemania. Pero se trataba de una escultura muy parecida a Weiwei. Y mucha gente alertó a la policía.
La fiscalía desestimó ayer una demanda por “profanación de cadáveres” presentada por un hombre que, al pasar junto a la obra, creyó que se trataba de un muerto. Y aseguraron que “no se abrirá ninguna investigación por falta de indicios de delito”.
“Es cierto que los primeros dos o tres días hubo algunas llamadas” de gente preocupada, señaló Peter Steger, de la policía de Bad Ems. La figura, de gran parecido con Weiwei, vestida con un traje y tendida en el suelo boca abajo, puede verse en “Laden Nr.5”, un local a la calle que el centro artístico Palacio Balmoral reconvirtió en un pequeño espacio para exposiciones. Con su escultura, titulada “La muerte de Marat”, el artista He Xiangyu pretende honrar de una manera irónica el compromiso con los Derechos Humanos de su colega artístico Weiwei, quien fue nombrado hace poco la persona más influyente en el mundo del arte en la lista que anualmente elabora la revista británica Art Review. Las autoridades de China opinaron que ésta, y otras distinciones al disidente, esconden “motivos políticos”.
Weiwei, después de casi tres meses preso, quedó bajo arresto domiciliario hasta hoy. Hace 15 días, inauguró a través de un video grabado en Pekín una exposición de fotos en Berlín. “Hola, soy Ai Weiwei, estoy muy contento de que mi exposición pueda ser mostrada en Berlín. Desearía estar allí, pero no puedo”, dijo en su breve mensaje grabado en el jardín de su casa.

Fuente: clarin.com

CON LA HISTORIA AL HOMBRO


Tras la inundación que en 2009 lo devastó, el Museo Gauchesco y Parque Criollo Ricardo Güiraldes vuelve a vivir.

(...) Al gaucho que llevo en mí, como la custodia lleva la hostia. R. G.

Por Silvina Beccar Varela/Para LA NACIÓN

El 25 de diciembre de 2009 estuvo nublado y lluvioso en San Antonio de Areco. Cecilia Smyth, directora del Museo Gauchesco y Parque Criollo Ricardo Güiraldes, -que en 1938 creó Manuel J. Güiraldes, padre del escritor, al cumplirse 10 años de la muerte de su hijo-, fue allí varias veces durante el día; el agua estaba lejos de la casa-museo. Esa noche, desde su cama, escuchó la lluvia que golpeaba insistentemente las ventanas y el techo. Nunca pensó que habían caído más de 400 ml.
En la mañana del 26 intentó llegar al museo en auto, pero no pudo. Volvió luego con Raúl, su marido, pero quedaron varados a tres cuadras. Caminando desesperadamente en medio de la correntada, alcanzaron la tranquera. Sergio Altamirano, encargado de campo del predio, les aclaró que había entrado algo de agua al museo., aunque no tanta. "A las 9 había sólo 5 cm. Empezamos a levantar los objetos. Llevamos lo que pudimos al Museo Las Lilas, de Octavio Caraballo. Areco era un caos, no había manera de moverse. Y el agua empezó a subir, subir y subir. Los muebles flotaban y se daban vuelta. Los cuadros, hundidos hasta la mitad. Intentábamos ponerlos a resguardo, pero eran muy pesados. Todo, en medio de la corriente. Hasta que sentimos, con un metro y medio de agua y sin luz, que no podíamos estar más adentro de esa casa", contó Cecilia.
Salieron al mar de agua marrón y subieron al mirador. Allí consiguieron comunicarse con la intendenta, Estela Lennon. Ella recibió la llamada junto con la de otros miles de inundados. Más tarde, mandó la lancha a buscarlos.
"Nos encomendamos a Dios, teníamos la sensación de que se perdía todo el patrimonio, inmersos en una catástrofe de dimensiones totalmente imprevistas", contó Cecilia.

Con el agua hasta el cuello

Las aguas contaminadas desbordaron el cauce del Río Areco. Los canales aledaños también se desbordaron. Se produjo una tragedia impensada: 3500 personas inundadas -600 rescatadas y 2100 autoevacuadas-, casas sumergidas, cosechas perdidas y animales muertos. La crecida del río fue tal que las aguas llegaron hasta las puertas del museo y anegaron sus salas con 1,50 metros. Después vino el barro. Sólo, tal vez, fuera posible recuperar algo de toda esa podredumbre. Y sin embargo, se hizo.
La amplia pinacoteca, los documentos, los manuscritos de Güiraldes, las primeras ediciones, la cama de Don Juan Manuel de Rosas, el mobiliario, los textiles, las artesanías en cuero: todo hubo que salvarlo de las aguas. A la problemática de la inundación se sumaron la contaminación y la humedad. Frente a la adversidad, el personal de este refugio de cultura ligada a las tradiciones, se puso el museo al hombro. Se derivaron obras a la estancia La Invernada, otras se levantaron. Mientras tanto, los amigos del museo buscaron fondos: se movilizó todo el pueblo. Llegaron los restauradores, Manuel Cesio y Alba Pereiro, entre muchos otros.
Las acciones fueron posibles gracias al apoyo de la Intendencia, la Municipalidad, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, la Asociación de Amigos del Museo, el Ministerio de Economía, la Casa de la Moneda, la Fundación YPF y la Fundación Príncipe Claus de Holanda.

El día después

Como no había papel secante, los libros se interfoliaron con papel higiénico. Así empezó la primera recuperación, la de la palabra. "No teníamos luz germicida; entonces, exponíamos libro por libro tres minutos al sol para matar los hongos. La obra plana estaba comprometida y había que desenmarcarla, y evitar por todos los medios la putrefacción y el deterioro de los muebles. Fueron jornadas de 14 horas durante 3 meses", afirmó la directora.
Cada rincón del museo posee su riqueza; así, se dividió el proyecto de rescate en especialidades de acuerdo a su tratamiento y nada cobró protagonismo, estabilizando el patrimonio para después ir restaurándolo pacientemente.
Los sábados, Manuel Cesio y su equipo -pertenecientes al programa de recuperación y conservación del patrimonio cultural del Ministerio de Economía de la Nación-, capacitaron a todo el personal del Museo Güiraldes. "En 2010 trabajé con ellos y este año realizamos talleres de conservación, restauración, encuadernado de libros, enmarcado museológico y lavado de obra plana", explicó Cesio.
Las intervenciones fueron hechas por ordenanzas, guías de turismo, personal de limpieza, quienes se transformaron en restauradores gracias al cariño por el lugar de trabajo y el sentido de pertenencia. "Como grupo humano fue maravilloso encontrar un campo fértil en cada una de las personas que trabajan aquí", señaló Cecilia.
Actualmente se los puede ver restaurando muebles o diarios que estuvieron sumergidos en agua barrosa; ya se restauró el 70 por ciento del acervo del museo.

El futuro llegó, hace rato

La Fundación YPF, de la mano de su vicepresidente ejecutivo, Ezequiel Eskenazi, donó los fondos necesarios para la realización y futura ejecución del Plan Maestro que se presentó el 10 de este mes en el marco de la Fiesta de la Tradición. El Plan estará a cargo de un grupo de trabajo liderado por el curador Gabriel Miremont (Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta, Niños de Llullaillaco; Museo de Tigre; Museo Evita) y Virginia Agote (Museo de Bellas Artes de San Juan), con la ayuda de todo el personal y la coordinación de Pedro Güiraldes, sobrino-nieto del escritor.
Ricardo Güiraldes fue enterrado en Areco en 1927: había muerto en París y sus restos fueron recibidos por una larga fila de gauchos -sus gauchos- a caballo, entre otras personalidades de la cultura.
"Esencialmente -señala Pedro Güiraldes-, hoy se conoce a Ricardo como un escritor costumbrista. Mas era un hombre escandalosamente moderno, ligado a las corrientes literarias de la época. Amigo de Raúl González Tuñón, Emilio Petorutti, Xul Solar. Su primer libro, El Cencerro de Cristal, pasó años en el pozo del aljibe de la estancia La Porteña, dilapidado por la crítica de la época. Sin desconocer su otro yo ligado a lo gauchesco, a quien dedica su obra emblemática. No hay más que leerlo para entender la amplitud de su pensamiento."
Con el libro Don Segundo Sombra como eje temático, la nueva puesta intentará reflejar estos dos aspectos de la personalidad de Ricardo, haciéndola atractiva también para el turismo. La pulpería será el área que mostrará la actividad del hombre de campo. Habrá talleres de soguería, platería, etcétera. Se mantendrá el área de conservación y restauración -construcción reciente lograda gracias a los aportes privados y públicos-, para la reserva de las colecciones. En el patio externo se prevé un área de recreación con algún servicio gastronómico.
"Son 90 hectáreas de parque y colecciones, la idea es que la gente venga a pasar el día, se sorprenda y aprenda", concluyó Miremont.
Para concretar esta ambiciosa obra hace falta el apoyo de las empresas del sector, los amigos del museo, las ONG, el Gobierno Nacional y el Provincial. El resguardo de la memoria ligada a la historia representa la raíz del árbol en donde se afianzará nuestro futuro.


GÜIRALDES, DISCÍPULO LITERARIO DEL GAUCHO


Ricardo Güiraldes que se reconocía discípulo literario del gaucho, preso de la nostalgia luego de una larga permanencia en la capital francesa -en donde ya estaba viviendo con un año de edad-, cierta vez escribió: "Ha sido en París donde comprendí una noche en que ví solito mi alma que uno debe ser un árbol de la tierra en que nació: espinillo arisco o tala pobre. Acababa de dar una vuelta completa al mundo, y esa noche de nieve me corrió por lo despiadada, y lo era más por la escarcha nuestra, porque era nieve extranjera. Me sentí huérfano, guacho y ajeno a mi voz, a mi sombra y a mi raza. Lié mis petates, y ¡hasta la vuelta!, le dije, che. Cuando me bajé del barco tomé un pingo y le entré, como cuando era cachorro, hasta el corazón de la pampa."

LA PULPERÍA ESTÁ ABIERTA




La restauración de la pulpería, gracias a su personal y a los aportes del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, la Municipalidad de San Antonio de Areco y la Asociación de Amigos del Museo Güiraldes, permitió su apertura el 3 de noviembre de 2010. En ella se puede conocer la forma de vida del gaucho: como Almacenes de Ramos Generales o despensas, las pulperías surgieron como una necesidad en una esquina o paraje, con despacho de bebidas y vicios (yerba, azúcar y tabaco).
Los poetas se inspiraron en los pulperos para escribir algunas de sus coplas más hermosas. Como Martín Fierro, al que José Hernández hacía exclamar: "Mi gala en las pulperías / era cuando había más gente, / ponerme medio caliente, / pues cuando puntiao me encuentro/ me salen coplas de adentro/ como agua de la vertiente". O Hilario Ascasubi. Santos Vega comienza: "Cuando era al Sur cosa extraña, / por ahí junto a la laguna / que llaman de la Espadaña / poder encontrar alguna/ pulpería de campaña". En el censo de 1810 se contaron 364 pulperos en Buenos Aires.
El museo aún no tiene fecha de reapertura. Plan Maestro mediante, estiman que todavía falta bastante tiempo, depende de que se hagan efectivos los aportes públicos y privados.
Camino Ricardo Güiraldes S/N, Tel. 02326-455839. (2760) San Antonio de Areco, provincia de Bs. As., museoguiraldes@areconet.com.ar
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Fuente: Revista La Nación

CON PASIÓN LATINA



Arte / Ferias
La quinta edición de Pinta en Nueva York conquistó la semana pasada el interés del público, los medios, coleccionistas y directores de museos; participaron 45 artistas argentinos.


Por Juana Libedinsky / LA NACIÓN

Informalmente, muchos lo han llamado el año de las galerías (y, por extensión, el año de las ferias de galerías). Resulta que la planificación para lo que se muestra en los grandes museos neoyorquinos en la temporada 2011-12 fue confeccionada en 2008, cuando la economía dio un violento giro tras años de bonanza. Asustadas, pocas instituciones quisieron arriesgar recursos a futuro, lo cual explica la proliferación actual de exposiciones basadas en colecciones permanentes, sólidas, impecables, y a menudo fascinantes, pero que quizá no generan la misma excitación que algo nuevo.
Las principales galerías, en cambio, tuvieron el "músculo financiero" suficiente para aprovechar ese vacío a último momento, y no sólo el interés del público, sino también la repercusión en los medios de algunas de sus muestras y artistas, que ha estado al nivel que normalmente se reserva para los museos.
En ese favorable contexto se desarrolló la semana pasada Pinta, feria de arte latinoamericano, su quinta edición en la Gran Manzana. Otros factores externos elevaron, también, su estatus. Una reciente nota en The New York Times -árbitro final del quehacer cultural en la Gran Manzana-, titulada en forma elocuente "El arte latinoamericano, redescubierto nuevamente", señalaba que "los amantes del arte en Estados Unidos están yendo más allá del canon occidental al construir sus colecciones" y que "la creciente población latina del país representa también un nuevo potencial de coleccionistas y aficionados".
Hay más. Algunas de las economías más prósperas del sur del continente, en particular la de Brasil, han creado su propio mercado de arte. Esto significa que los precios back home de las obras ya son altos, con lo cual, al comprar piezas latinoamericanas en Estados Unidos, los coleccionistas no sienten que están pagando un extra desorbitante sólo por no hacerlo en los países de origen de los artistas.
Y está el respaldo de los grandes. "Se puede argumentar fuertemente que una serie de artistas de la región están entre los más interesantes que trabajan hoy", sentenció el director del MoMA, Glenn Lowry, quien aun antes de la inauguración oficial ya se paseaba por los stands de Pinta, generando una gran expectativa. También estuvieron presentes importantes coleccionistas como Patricia Cisneros, Ella Fontanals y Estrellita Brodsky.
Pinta estuvo a la altura de las circunstancias, con obras como un Matta por el que se pedía 3.800.000 dólares; pequeñas esculturas de Botero valuadas en 700 mil dólares y Lo obsceno, de la brasileña Adriana Varejão, hecha para la Fundación Cartier, de 1.200.000 dólares, cuya versión de color más apagado y menor tamaño era la tapa del catálogo de Phillips para los remates de la temporada. La presencia de obras de artistas brasileños como Lygia Pape, Anna Maria Maiolino y Fernanda Gomes fue, en general, calificada con un solo adjetivo: "lujo".
En cuanto a la participación argentina, entre el medio centenar de galerías reunidas en Pinta pudieron verse obras de, por lo menos, 45 artistas de distintas generaciones como Marta Minujín, Liliana Porter, María Noel, Julio Le Parc, César Paternosto, Rogelio Polesello, Luna Paiva, León Ferrari, Inés Bancalari, Antonio Seguí y Mariano Costa Peuser.
Cuatro galerías argentinas llevaron obra con el apoyo de Cancillería. Cosmocosa reunió a Gyula Kosice (con dos obras de 45.000 dólares), Ignacio Iasparra y Faivovich & Goldberg, que tenían un stand exclusivo para ellos en la parte de los proyectos curados por el invitado de honor de la muestra, Jacopo Crivelli.
Teresa Anchorena llevó obra de Juan Andrés Videla, Roberto Elía, Beatriz Pagés y Luna Paiva, entre otros; GC Estudio de Arte, de Eduardo Costa, Leo Battistelli y Eugenio Espinoza, y la ciudad de Buenos Aires, un montaje de fotografías porteñas vintage de Aldo Sessa. El galerista argentino Karim Makarius participó junto con la galería americana Throckmorton para presentar fotografías de su padre, Sameer Makarius.
Claro que, además, en algunas galerías no argentinas hubo una abrumadora presencia rioplatense, como la española Aina Nowack, cuyo stand estaba dedicado a María Noel y Grillo Demo; Cecilia de Torres, con base en Nueva York, presentó a César Paternosto e Inés Bancalari; y la también americana Nohra Haime, gigantescos cuadros de Seguí. Otro galerista local, Henrique Faría, mostró imágenes del célebre Pago de la deuda externa con maíz de Marta Minujín y Andy Warhol, días después de que los remates de arte contemporáneo demostraran que el pop sigue siendo rey en las ventas de la Gran Manzana.
La historia de esta obra es bien conocida: Marta Minujín invitó a Warhol a una performance en 1985, en la cual ella pagaba la deuda externa argentina usando el grano más difundido y emblemático de América latina. Rodeados de mil choclos pintados de dorado, Warhol y Minujín realizaron la negociación, que venía a simbolizar el intercambio material y el trueque de experiencias artísticas y curatoriales. Luego se sacaron doce fotografías y repartieron choclos autografiados.
Recientemente se encontraron tres fotografías perdidas y la versión ampliada de series de seis, presentada en octubre por primera vez, se exhibió en Pinta. Esto fue muy apropiado, no sólo porque el objetivo de la feria dirigida por Alejandro Zaia, Mauro Herlitzka y Diego Costa Peuser está vinculado al fomento del intercambio artístico y material entre el norte y el sur del continente, sino también porque la nueva sede de la feria de galerías queda a pasos del Empire State Building, donde tuvo lugar aquella performance.

Fuente: ADN Cultura LA NACIÓN

TRAS LAS RAÍCES DE TIERRA DEL FUEGO

Huellas / Pueblos del extremo sur.
La antropóloga Estela Mansur trabaja con los vestigios de los pueblos indígenas fueguinos, tan complejos como poco conocidos.


Tuvieron una civilización compleja y técnicas de caza que les permitieron alimento de sobra y tiempo libre; sufrieron la persecución y la muerte, arrinconados por los blancos; los sobrevivientes se integraron a la sociedad conquistadora y su cultura es parte de la memoria de quienes habitan lo que fue su territorio. Los indígenas de Tierra del Fuego, sin embargo, tienen mucho menos espacio en el imaginario sobre los habitantes originarios que los pueblos del norte, o se los engloba en una imprecisa denominación: "onas".
La antropóloga Estela Mansur da razones: los indígenas del actual territorio fueguino fueron menos, estaban lejos de Buenos Aires -lejos hacia el sur, que siempre es más lejos- y sobrevivieron hasta el siglo XX. "En otras zonas del país se puede hablar de un genocidio indígena cometido en la conquista. Pero aquí se trata de gente que estuvo en este territorio hasta hace poco tiempo. Es difícil hablar de ellos", dice Mansur, antropóloga especializada en arqueología, investigadora del Conicet, platense de nacimiento y fueguina por decisión desde 1985, cuando llegó para investigar la tecnología y el uso de instrumentos de piedra en los pueblos originarios.
Mansur trabaja ahora en "el corazón de la isla", una zona de bosques donde busca y analiza las manifestaciones arqueológicas del pueblo selknam que lo habitó, en particular la ceremonia del Hain, un ritual de iniciación de los varones adolescentes.
El escaso conocimiento general sobre esos indígenas contrasta con la abundancia de documentación que existe. Están las observaciones del misionero anglicano Thomas Bridges, que se instaló en la zona del canal de Beagle y llamó "onas" a los selknam,usando la palabra con que sus vecinos, los yámanas, los denominaban. También los informes de los cuatro viajes del sacerdote y etnólogo alemán Martin Gusinde, entre 1919 y 1924, y los trabajos de Anne Chapman, la antropóloga franco-norteamericana que llegó a fines de 1964 por primera vez y difundió como nadie la vida y la cultura selknam hasta su muerte, en 2010. Mansur, que trabajó con Chapman, participó recientemente de una muestra en homenaje a la antropóloga en el Museo Mitre.
-¿Había muchos grupos en la zona de Tierra del Fuego?
-Unos eran los canoeros: en las costas e islas, con alta tecnología de navegación, cazaban mamíferos marinos en alta mar. Otros eran los selknam y otros grupos, cazadores continentales o de a pie. Cazaban mamíferos como el guanaco y tenían un mundo de creencias, mitos, representaciones y teatro. Eran una sociedad rica y compleja.
-¿Desde cuándo estuvo poblada la zona?
-Desde el retiro de la última glaciación, y en particular en un momento en que el nivel del mar estaba bajo, con lo cual el estrecho de Magallanes era un pequeño hilo de agua. Los restos arqueológicos más antiguos datan de algo más de 10.000 años. Los selknam conservaron su estilo de vida hasta bien avanzado el siglo XIX, cuando comenzó la ocupación blanca de Tierra del Fuego, con la llegada de buscadores de oro y estancieros. Al contagio de enfermedades para las que no tenían defensas, la expulsión de sus territorios y el cambio alimentario, se sumaron la persecución y las matanzas perpetradas por algunos recién llegados. Los selknam buscaron refugio en los bosques del centro de la isla, en las misiones salesianas o bajo la protección de la familia Bridges. Poco a poco, los sobrevivientes se fueron integrando en la sociedad conquistadora, como trabajadores de estancias, de aserraderos, y dejaron de ser "visibles". Sin embargo, sus descendientes viven hasta hoy en Tierra del Fuego.
-En el norte argentino, los pueblos originarios aparecen desplazados y empobrecidos. ¿Fue igual con los fueguinos?
-Es distinto, sobre todo por la diferencia numérica. Los selknam eran cazadores recolectores nómades que se desplazaban libremente. La llegada de las estancias implicó alambrados y ovejas, lo que desplazó a los indios pero además modificó los territorios de movilidad del guanaco, su principal fuente de recursos. Con la marginación y la persecución, la reducción numérica de la población selknam fue drástica. Hoy hay una asociación que nuclea a los descendientes de los selknam; la provincia reintegró tierras que correspondieron a una antigua reserva, y hay que mencionar a la primera diputada nacional indígena de la Argentina, Amalia Gudiño, descendiente de selknam.
-¿Se hace uso turístico o comercial de esa presencia indígena?
-Sí de su imagen como patrimonio cultural. Desde la década del 80, las ciudades de Tierra del Fuego tienen palabras indígenas para calles, barrios, escuelas y ofertas turísticas. Y la temática aborigen está presente en las obras de plásticos, escritores y artistas. Los arqueólogos hemos contribuido a aportar información sobre las sociedades pasadas de Tierra del Fuego y sus modos de vida. En un sitio con la dinámica de recambio de población de Tierra del Fuego, todo conocimiento sobre el pasado puede ser un elemento clave para ayudar al arraigo..

Fuente: ADN Cultura LA NACIÓN