CON MÁS PROTECCIÓN PATRIMONIAL,
AMPLIARON EL CASCO HISTÓRICO


Con más protección patrimonial, ampliaron el Casco Histórico
También se votó la prórroga a la ley que protege a los edificios anteriores a 1941.

Por Daniel Gutman

La Legislatura aprobó ayer un paquete de leyes tendientes a proteger el patrimonio arquitectónico de la Ciudad de Buenos Aires. Fue en medio de una sesión –la última del año del período ordinario– con clima enrarecido por los hechos de violencia del sur de la Ciudad.
Una de las normas prorrogó la protección de los edificios más antiguos de la Ciudad y otra amplió el casco histórico a la zona de la City porteña. Al cierre de esta edición los legisladores se aprestaban a aprobar una ley para impedir la demolición de La Cuadra, el antiguo stud de estilo francés, y el edificio contiguo, La Imprenta, en Palermo.
Por un lado se votó prórroga por un año más de la norma que actualmente protege todos los edificios anteriores a 1941, cuya vigencia iba a quedar sin efecto el 31 de este mes. Esta ley dispone que aquel propietario que pretenda demoler un inmueble con más de 70 años debe pasar por el filtro de un dictamen de un Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales (CAAP), integrado por organizaciones públicas y privadas.
En cuanto al Casco Histórico, los diputados decidieron proteger la zona de la City porteña , entre Plaza de Mayo y Plaza San Martín. Así, se prohibirá demoler edificios históricos y se limitarán la altura y la forma de los que se construyan. La norma es de doble lectura, por lo que, para entrar en vigencia, deberá ser ratificada por los diputados en una nueva votación.
Hasta hoy, el casco histórico de Buenos tiene unas 60 manzanas. Los límites son Rivadavia, desde Riobamba hasta el Bajo, luego Paseo Colón hasta el Parque Lezama incluido, Defensa hasta Caseros, y luego por Perú hasta Avenida de Mayo. Incluye el centro de San Telmo y Monserrat.
Luego de que en los últimos años varias organizaciones vecinales protestaran contra el avance de la construcción de torres, y puntualmente contra el peligro de que se pierda parte del patrimonio de la Ciudad, la Legislatura empezó a estudiar modificaciones.
La iniciativa aprobada creó la zona “APH Catedral al Norte”, unas 34 manzanas desde Rivadavia hasta Plaza San Martín y desde Florida hasta Leandro N. Alem. “Esta zona incluye a unos 200 edificios con valor histórico.
¿Qué implica declarar un Area de Protección Histórica? Por un lado, protege a los edificios con valor patrimonial, en tres diferentes grados: protección Cautelar (se pueden hacer remodelaciones pero no tocar la fachada, por ejemplo), estructural (se permiten sólo cambios menores, como arreglos en las carpinterías), o integral (no se lo puede alterar, como pasa con el Cabildo).
Pero también pone fuertes limitaciones para las nuevas construcciones. En primer lugar, ningún edificio podría superar la altura del de valor histórico que haya en esa cuadra. Esta sola medida ya desalienta que los desarrolladores inmobiliarios quieran invertir en la zona. Por otra parte, las construcciones nuevas deberían respetar la estética, las líneas constructivas de los edificios antiguos, por ejemplo no podrían hacer balcones corridos. Pero además se restringirían otras cuestiones: se prohibiría que los comercios tuvieran marquesinas, o se obligaría a que las “cajas” de los servicios sean soterradas.
La sanción de la Legislatura fue de “primera lectura”. Como se trata de modificaciones al Código de Planeamiento, la ley obliga a realizar una audiencia pública y luego una segunda sanción.

Fuente: clarin.com

HALLAZGO ARQUEOLÓGICO:
ENCONTRARON EN CHINA UNA OLLA
CON SOPA DE HACE 2.400 AÑOS




Un equipo de arqueólogos chinos descubrió una sopa de 2.400 años de antigüedad en el interior de un recipiente de bronce hallado en una tumba de la primera capital de la civilización china, Xian, en el noroeste del país.
El diario oficial “China Daily” recogió ayer el hallazgo del Instituto Arqueológico de la provincia de Shaanxi, cuyo equipo descubrió la sopera en el interior de una tumba del periodo de los Estados Combatientes (475-221 a.C.) en el lugar donde se está construyendo la segunda fase del aeropuerto capitalino de Xianyang.
“Es la primera vez que los arqueólogos chinos desentierran una olla con una sopa de huesos en su interior”, señaló el arqueólogo jefe del yacimiento, Liu Daiyun, al diario.
Liu explicó que en total hallaron tres recipientes. El que contenía la sopa de huesos de animal tenía tres patas, mientras que otro contenía un líquido inodoro que creen era un tipo de vino en la antigüedad. Con el paso del tiempo, la sopa ha adquirido el tono verdoso del cardenillo, la pátina tóxica que se forma en las superficies de bronce.
La sopera tiene una altura de 20 centímetros y un diámetro de 24,5, señaló Liu, y tanto este como los otros dos recipientes fueron enviados al laboratorio del instituto para su preservación en cuanto fueron desenterrados.
Los científicos examinarán el contenido para determinar a qué tipo de animal pertenecen los huesos y la composición del líquido,que creen es vino. En una tumba adyacente, el equipo descubrió recipientes similares rotos y restos de costillas de vaca.
Según el estilo de las tumbas y los artefactos descubiertos en su interior, los arqueólogos creen que su ocupante era un funcionario de alto rango o un familiar del rey Qin, ya que la tumba se encuentra ubicada a unos 300 metros del mausoleo real.

Fuente: clarin.com

ARQUITECTOS Y ARTISTAS DEL RECOLETA



El frente y la entrada del Centro Cultural Recoleta.

Por Bárbara Alvarez Plá

El Centro Cultural Recoleta –ubicado en Junín 1930– cumple 30 años. En tres décadas de camino sinuoso forjó un espacio de exhibición y experimentación artística. Convento en sus orígenes y asilo de ancianos, después; fue remodelado a finales de la década de 1970, por orden de la entonces Intendencia Municipal de Buenos Aires, con el objetivo de hacer de él un lugar que diese cabida a todos los museos de la ciudad.
Para festejar el aniversario se realiza una exhibición en honor a los 3 arquitectos que ganaron el concurso para llevar a cabo la remodelación de este predio, de 18.800 metros cuadrados: Clorindo Testa, Jacques Bedel y Luis Benedit. Los tres –además– son reconocidos artistas plásticos y –por aquellos años– pertenecían al vanguardista Grupo de los 13.
La muestra, que conmemora aquella puesta en valor del histórico edificio, se inaugura el martes en la sala Cronopios del centro cultural y lleva por consigna “Testa, Bedel Benedit, 30 años del CCR” . Esta selección de planos, dibujos, fotos y bocetos de la obra arquitectónica, sumados a pinturas y piezas varias del famoso trío, podrán verse hasta febrero próximo. “La mayoría de las obras que se exhiben son contemporáneas y en ellas puede captarse el espíritu que han tenido cuando diseñaron este espacio: son artistas muy preocupados por los antecedentes literarios, y sobre todo históricos; por las bases culturales de nuestro país”, señaló el curador de la exposición, Renato Rita en declaraciones a Télam.
Las obras de los arquitectos y artistas se entretejen y facilitan una mirada común. De Testa, se aprecian decenas de pequeños atriles de color, junto a sus esculturas. De Bedel, sobresalen sus pinturas con lejanos horizontes y nubes negras hechas en PVC, que parecen unidos a los dibujos a lapiz sobre papel, o carbonillas sobre tela de Benedit. De él también se exhiben sus sillas hechas con huesos de vaca o caballo.

Fuente: clarín.com


QUINQUELA, DE LA BOCA A RECOLETA



CONSTRUCCION DE DESAGÜES. EL MURAL DE QUINQUELA MARTIN QUE BRILLA EN UN EDIFICIO EN EL QUE VIVIO MARCELO T. DE ALVEAR.

Por Eduardo Parise

La imagen ocupa más superficie que alguno de los tantos departamentos que hay en la Ciudad: mide siete metros de alto por nueve de ancho. Es decir: 63 metros cuadrados. Y aunque está en un lugar público es casi desconocida para propios y extraños que, como diría la porteñísima Eladia Blázquez, cada día gastan en Buenos Aires las suelas, los miedos y el traje. Fue concebida bajo el título “Construcción de desagües” y es otro de los importantes trabajos que el gran Benito Quinquela Martín (1890-1977) legó al patrimonio cultural de los argentinos.
Ubicada en un marco digno de a su magnitud (el descanso de una monumental escalera del hall principal del edificio de Marcelo T. de Alvear 1840) fue pintada en 1937 aplicando óleo a pincel sobre diecisiete paneles de un aglomerado celulósico que luego fueron unidos sobre un soporte rígido.
En ese trabajo, el brillante artista que nació, vivió y murió en el barrio de La Boca, quiso rendir un homenaje a aquellos obreros que con su esforzada tarea construían los desagües de la Ciudad, una obra clave en la sanidad de cualquier lugar del mundo. Entonces, con su ojo acostumbrado a ver y reflejar con claridad el esfuerzo de los trabajadores, Quinquela Martín volvió a poner en imágenes algo tan valioso como es la cultura del trabajo.
Actualmente, el edificio pertenece al Poder Judicial de la Nación, donde funcionan distintos juzgados. Pero detrás tiene mucha historia. Destacándose en una de las ochavas del cruce de Marcelo Torcuato de Alvear con la avenida Callao, fue residencia de esa figura del radicalismo y ex presidente de la República entre 1922 y 1928. Dicen que aquella residencia monumental, acorde con la prosapia de su dueño, sirvió para albergar a grandes personalidades internacionales que fueron recibidas allí por Alvear y su esposa Regina Paccini, una artista que, entre otras obras, fue la promotora de la creación de la Casa del Teatro.
Después, el edificio pasó a Obras Sanitarias de la Nación, que instaló allí sus oficinas centrales. Inclusive, el escudo ornamental de esa empresa puede verse aún en su fachada principal. La privatización, que se produjo en 1993, hizo que recién en 2006 aquella espectacular residencia volviera a quedar bajo la órbita pública. En ese momento, la obra de Quinquela Martín mostraba un deterioro alarmante, máxime tratándose de un bien único e irremplazable. Entonces, un acuerdo entre AySA (la empresa continuadora y heredera de Obras Sanitarias), el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y el Poder Judicial permitió la restauración.
Ahora, “Construcción de desagües” luce como lo hacía en sus mejores tiempos y está a disposición de la mirada de todos aquellos que tengan ganas de pararse al pie de esa gran escalera de mármol y deleitarse descubriendo cada detalle de los esfuerzos que muestra.
Será una manera de descubrir un eslabón más de las cosas de la Secreta Buenos Aires. Esas que están a la vista y que no solemos ver, como suele pasar con los murales que los artistas Juan Carlos Castagnino, Antonio Berni, Demetrio Urruchúa, Lino Enea Spilimbergo y Manuel Colmeiro hicieron en la cúpula central de las Galerías Pacífico, en Florida y la avenida Córdoba. El tema de esos trabajos es “El hombre y los elementos”. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

SE DEVELAN SECRETOS
DE LA DÉCADA QUE LOLA MORA VIVIÓ EN ROMA



Artes e historia / Retrato de una Argentina adelantada a su época
La escritora Neria De Giovanni publicó un libro sobre el paso de la escultora por Italia


La Fuente de las Nereidas en la Costanera Sur.

Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia

ROMA.- Pocos saben que un palacete estilo Liberty de la Via Romagna, calle paralela a la Via Veneto, donde hoy un banco tiene su sede, fue durante más de una década la casa-atelier de Lola Mora. Fue la misma escultora argentina, que llegó a esta capital gracias a una beca del gobierno en 1897, a los 30 años, que a principios de siglo diseñó e hizo construir esa residencia en el coqueto barrio Ludovisi de esta capital.
En plena Belle Époque, Lola Mora, bella y exótica mujer venida de tierras lejanas, había conquistado fama y éxito en la ciudad eterna. En su elegantísima vivienda, en la que residió hasta 1914, solía recibir a artistas, nobles y personajes ilustres. Desde su maestro Giulio Monteverde (autor de la estatua de Giuseppe Mazzini que se levanta en la plaza Roma de Buenos Aires y de la estatua de Vittorio Emanuele II del Vittoriano, en Roma) hasta el famoso escritor decadentista Gabriele D'Annunzio y las reinas Elena y Margherita.
Todos ellos admiraban su arte, su coraje y su modo de ser independiente, elegante y atrevido para la época. Para esculpir junto a sus obreros los inmensos bloques de mármol blanco de Carrara, Lola Mora, que seducía a hombres y mujeres, solía usar pantalones -bombachas de gaucho decoradas con encajes de nido de abeja-, algo inconcebible en la época.
"Parece que la reina Elena, durante su visita al atelier, en 1906, quedó decepcionada al haberla encontrado vestida con un elegante vestido de circunstancia y no con el ya famoso atuendo de trabajo."
Esto y mucho más puede leerse en Lola Mora, la Argentina de Roma , un interesantísimo libro escrito recientemente por Neria De Giovanni, crítica literaria italiana y experta en Grazia Deledda (premio Nobel de Literatura en 1926), que revela detalles novedosos de la vida de la artista tucumana (1866-1936).
Lola Mora era una habitué del famosísimo Caffé Greco de la Via Condotti, donde se codeaba con la nobleza romana, que la celebraba. Así como en su patria se la consideraba una persona de costumbres extrañas, quizás amante de hombres poderosos, también en Roma se le atribuían relaciones con figuras de la talla de D'Annunzio y Guglielmo Marconi, inventor de la radio y premio Nobel de Física. D'Annunzio solía llamarla "la argentinita con los cabellos peinados por el viento".
De Giovanni, fascinada por la figura de Lola Mora, en su libro exalta la valentía de una mujer que lograba hacer lo que no lograban los hombres. "Apenas llegó a Roma gracias a una beca, fue al taller del maestro Giulio Monteverde para pedirle que la recibiera como su discípula: «Si usted no me toma, yo me vuelvo a Buenos Aires», lo amenazó, logrando así su cometido. Era una mujer de gran energía, que sabía lo que quería y que podía mantenerse sola, todo un desafío a principios del 900", explicó a La Nacion De Giovanni.
Durante su época romana, en la que se empapó de neoclasicismo y cosechó dinero, fama y éxitos, Lola Mora solía viajar a la Argentina, donde iba levantando los monumentos, siempre de mármol de Carrara, que le iban encargando. Desafiando las reglas, en 1909 se casó con Luis Hernández Otero, el amor de su vida, un hombre 15 años menor que ella.
El peor golpe de su vida fue descubrir, años más tarde, que éste la traicionaba con una pelirroja italiana en el jardín de su lujoso palacete romano. Entonces, a mediados de 1914, cuando el trabajo comenzaba a decaer por la Gran Guerra, decidió abandonar a su marido, su casa de Roma, que tanta fama y gloria le había traído, y la escultura.
De Giovanni -que escribió 36 libros, de los cuales 25 están dedicados a mujeres-, en Lola Mora, la Argentina de Roma también relata cómo después de la traición, ya vuelta a la Argentina, la indómita tucumana no se rindió. Primero intentó producir un sistema cinematográfico para proyectar películas con luz (su idea era evitar que las mujeres fueran acosadas en la oscuridad de los cines) y, más tarde, de encontrar petróleo en el desierto salteño.
Fue el destino que llevó a De Giovanni a bucear en la vida de Lola Mora, un personaje del cual nunca había oído hablar. Todo comenzó hace cinco años, cuando fue invitada por la Universidad de Tucumán para hablar allí sobre Deledda, su pasión, después de haber disertado también en la Feria del Libro.
"De repente, me encontré en medio de una protesta en Tucumán y me refugié detrás de una estatua de mármol que había en una plaza", relató. Se trataba de Libertad, una de las estatuas de mármol de Carrara de Lola Mora.
Acto seguido, para escapar del tumulto, se metió en un banco, donde se encontró con una mujer con la cual enseguida trabó amistad. A través de ella, se enteró de la existencia de Dolores Mora Vega, una mujer extraordinaria, la primera escultora de América latina, autora de la famosa y en su momento escandalosa Fuente de las Nereidas, poco entendida en su momento (murió extremadamente pobre) y sólo recientemente revalorizada.
"Lo que más me llamó la atención era que se trataba de una figra misteriosa, sobre la que se había escrito poco, que se había formado en Italia y que era coetánea de Grazia Deledda: ambas murieron en 1936", destacó De Giovanni.
Aunque lo que la impulsó a meterse en la aventura de investigar, a través de hemerotecas y documentos varios, la vida de Lola Mora fue hallar una foto de 1909 en la que la gran escultora aparece en una foto de grupo junto a Grazia Deledda. "Mora es el anagrama de Roma -concluyó De Giovanni-, y yo tenía que hacer volver a Lola Mora a Roma."


Fuente: lanacion.com

LA LIBRERÍA QUE EN DIEZ AÑOS
SE CONVIRTIÓ EN UN ÍCONO DE LA CULTURA


Funciona en un edificio histórico y es la más grande de América latina.

BELLEZA DE USOS MULTIPLES. EL CENTENARIO EDIFICIO ALBERGO EN DISTINTOS MOMENTOS TEATRO, RADIO Y CINE.

Por Romina Smith

Su cúpula, una bellísima inspiración del pintor italiano Nazareno Orlandi, vio pasar a Carlos Gardel y, más acá, a José Saramago, Paul Auster y Mario Vargas Llosa, todos mezclados con otros artistas y escritores, y con una decena de millones de anónimos. Desde que abrió sus puertas, hace más de cien años, el Grand Splendid mutó varias veces en su historia, pero siempre fue de la mano de la cultura y el arte . Supo ser teatro, emisora de radio y cine, pero este mes cumplió diez años como librería . Bautizada desde el 4 de diciembre de 2000 como El Ateneo Grand Splendid, actualmente es la más grande de Latinoamérica y una de las más bellas del mundo.
El edificio, ubicado en Santa Fe 1860, y uno de los más emblemáticos de la Ciudad, fue construido en 1903 para funcionar como teatro, pero empezó a vivir su esplendor a partir de 1919 y llegó a ser monumental para su época. Fue sede de Radio Splendid y de la discográfica El Nacional Odeón a partir 1926. Salvo el período 1964-1973, cuando volvió a ser teatro, se convirtió en uno de los cines más importantes de la Ciudad y, tal vez, el más bello. Lleno de historias y mística, logró resistir varias crisis pero no pudo competir con las grandes cadenas y cerró en 2000 , bajo la amenaza de un futuro incierto.
Que no duró mucho: e se mismo año , la cadena El Ateneo apostó a su historia y en diciembre abrió allí la librería más grande de Latinoamérica, con 2.000 m2 y 250 mil títulos. El edificio fue totalmente restaurado y volvió a ser innovador: su enorme librería sumó una cafetería, un sector con CDs y DVDs, y hasta un enorme subsuelo dedicado a la literatura infantil , una apuesta jugada que dio buen resultado: hoy, el rubro representa entre el 17 y el 20% de las ventas.
La librería ya es un referente cultural de la Ciudad.
“El Splendid se convirtió en ícono, aquí pasó de todo”, dice Jorge González, director comercial de la cadena. ¿Por ejemplo? “Cuando vino Saramago llovía a cántaros y la cola de lectores salía a la calle”, explica. Hay un festejo especial por la década, y también por las buenas noticias: la Grand Splendid fue elegida por la guía de viajes Lonely Planet como la segunda más bella del mundo . Hace dos años, el diario británico The Guardian ya le había dado el mismo galardón. “Cada año superamos el millón de visitante s. Es una feria del libro en una sola librería”, celebran sus dueños.


Fuente: clarin.com

RISAS ARGENTINAS CON ACENTO INGLÉS



FRANK BROWN, 1858-1943

El célebre payaso Frank Brown nació en Brighton, Inglaterra, el 6 de septiembre de 1858. Más conocido como el payaso inglés, este hijo y nieto de payasos que tantas risas provocó entre el público argentino se radicó en Buenos Aires en 1884. Tal vez su sello característico haya sido lanzar golosinas de una canasta a los chicos que estaban en la tribuna al final de los espectáculos, mientras ellos gritaban “A mí, a mí Fran Bran”, llamándolo en un claro y tierno intento de idioma inglés. Las pruebas más conocidas de este acróbata y empresario circense fueron “El lucero del alba” y el “Salto de las bayonetas”, aunque cumplieron su ciclo en 1893, cuando sufrió un accidente que lo llevó a dejar la acrobacia y a especializarse en ser payaso.
Eran pruebas arriesgadas; en la primera iba sobre dos caballos que corrían, mientras él llevaba encima a cinco chiquitos de la compañía. Y el “Salto de las bayonetas”, que lo hacía sin previo ensayo debido a su alto riesgo, consistía en saltar sobre treinta soldados que tenían su bayoneta y cuando él estaba girando en el aire, los soldados disparaban.
Trabajó en el circo de los hermanos Carlo y también con el más famoso payaso criollo, el uruguayo José Podestá, conocido como Pepino el 88. Su vinculación con la familia Podestá fue mucho más allá de lo exclusivamente laboral, ya que se casó con la reconocida ecuyère Rosita de La Plata que había estado casada con Antonio Podestá, uno de Risas argentinas con acento inglés los nueve Hermanos Podestá.


El Teatro Coliseo de Buenos Aires, donde actuó Frank Brown
Brown se dio el gusto de proponerse como candidato durante la campaña electoral de legisladores de 1884 en Buenos Aires a través de un espectáculo en clave de sátira. Este payaso mítico dejó sus recuerdos en muchísimos espectadores que reían hasta las lágrimas con sus presentaciones. En su honor tiene una calle de una cuadra con su nombre en la zona del Bajo Flores, a metros de la Autopista 25 de Mayo. El clown británico modificó su vestuario, originalmente muy colorido, y lo reemplazó por un traje blanco con volados. Los tonos colorado, negro y blanco no desparecieron del todo, sólo cambiaron de lugar y alegraban su imagen desde la pintura de su cara. En 1910 levantó la carpa de su circo para celebrar el Centenario de la Revolución de Mayo en la calle Florida, pero el circo fue
quemado intencionalmente por un grupo de fanáticos que estaban en contra de la presencia de un extranjero en estos festejos nacionales. El mismo Rubén Darío lo elogia en su autobiografía, en la que manifiesta que este clown ha divertido a tres generaciones de argentinos.
También el poeta Raúl González Tuñón le dedicó una de sus obras titulada “A los veteranos del circo”, en la que cuenta que ha probado los chocolatines de Brown y que lo ha visto en los trapecios y trampolines. Murió en Buenos Aires el 9 de abril de 1943 y está enterrado en el sector británico del Cementerio de la Chacarita.

Fuente: Revista Ñ /Clarín