La Hora del Planeta Surgió en Sydney, Australia, durante el año 2007 y convocó a dos millones de personas. En el año 2008, más de 50 millones de personas en 400 ciudades apagaron sus luces y algunos de los principales íconos – como la Opera en Sidney, el Coliseo en Roma, el City Hall en Londres, el Empire State en Nueva York, la Torre de Sears en Chicago, el Golden Gate en San Francisco, El Obelisco en Buenos Aires, entre otros- se oscurecieron. A su vez, más de siete millones de usuarios visitaron el sitio www.earthhour.org y más de 2.000 empresas apoyaron y participaron de la iniciativa. En 2009, cerca de mil millones de personas en más de 4000 ciudades en 87 países apagaron sus luces. Edificios y monumentos icónicos de todo el mundo (la Torre Eiffel en París, la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, el Big Ben y las Cámaras del Parlamento en Londres, las Grandes Pirámides de Giza, el Partenón de Atenas, la Casa de la Opera en Sidney, la estatua del Cristo Redentor en Río de Janeiro, el Angel de Independencia en México, el Obelisco el Buenos Aires, los edificios de Chrysler y el Empire State en New York, entre otros) se apagaron durante una hora.
HOY ES LA HORA DEL PLANETA
PRENDETE APAGANDO LA LUZ
DE 20,30 A 21,30 HORAS
EL SÍMBOLO DE LA @YA ES UNA OBRA
DE ARTE. LO ADQUIRIÓ EL MOMA
La relevancia de la arroba para el museo es que se trata de un símbolo que "está presente en cada una de las capas de la vida en todo el mundo". La arroba, un símbolo de origen comercial, fue incorporada a los códigos estadounidenses de intercambio de información en 1963, pero fue en 1971, cuando el ingeniero Ray Tomlinson decidió utilizarla al crear la primera dirección de correo electrónico del mundo para la compañía Bolt Beranek and Newman.
"Tomlinson llevó adelante un poderoso acto de diseño que no sólo cambió el significado y la función de la arroba, sino que también se convirtió en una parte importante de nuestra identidad en las relaciones y la comunicación con nuestros semejantes", consideró Antonelli, e incluso mencionó la utilización que en español se le ha comenzado a dar a la arroba para denotar neutralidad en el género de las palabras.
Y EL RIACHUELO SE PINTÓ DE VERDE
ECOARTE. EL RECONOCIDO PLASTICO GARCIA URIBURU TIÑE LAS AGUAS EN RECLAMO POR EL SANEAMIENTO DEL CURSO.
El artista plástico Nicolás García Uriburu tiñó de verde parte del Riachuelo en el Día Internacional del Agua. Junto a la organización Greenpeace, la acción, denominada por el plástico "Utopía del Bicentenario (1810-2010) 200 años de Contaminación", se realizó a la altura de la Vuelta de Rocha, en La Boca, para reclamar de esta forma el saneamiento definitivo de la cuenca. La de ayer en el Riachuelo se suma a su larga lista de intervenciones similares que comenzaron en 1968, cuando tiñó de verde el Gran Canal de Venecia, durante la Bienal de Arte. García Uriburu vertió una sustancia inocua llamada fluoresceína, que se diluye sin producir impacto.
LAS PORCIONES DE COMIDA
DE LA ÚLTIMA CENA
AUMENTAN CON LOS SIGLOS
El Profesor Brian Wansink, ilustra cómo el tamaño de porción de alimentos ha crecido a lo largo de los siglos, frente a una proyección de La Última Cena de Leonardo da Vinci.
Comer más de lo necesario es una tendencia humana milenaria, que compara las porciones de comida de más de 50 representaciones de la obra 'La Última Cena' pintados a lo largo de la historia.
De acuerdo con un estudio elaborado por los investigadores de la Universidad de Cornell, Brian y Craig Wansink, las raciones de comida son más abundantes a medida que pasan los siglos.
El análisis, publicado en International Journal of Obesity, comparó el tamaño de los platos, las porciones y el pan que se sirve en 52 cuadros de La Última Cena de Jesucristo y sus apóstoles, entre ellos el lienzo de Leonardo da Vinci.
La investigación concluyó que la cantidad de comida ha aumentado progresivamente en un 69 por ciento, el tamaño de los platos en un 66 por ciento y el del pan en un 23% en los últimos mil años.
Para llegar a estas cifras, los investigadores tomaron como referencia las cabezas de los personajes en los lienzos para calcular el tamaño de los panes y los platos principales. Adicionalmente, mediante tecnología informática, se pudo escanear los objetos en los cuadros, girarlos y estimar su tamaño independientemente de su situación en el lienzo.
"Al igual que el arte imita a la vida, estos cambios se han reflejado en las pinturas de la más famosa cena de la historia", señaló Brian Wansink, director del laboratorio de alimentos y marcas Cornell.
Wansink agrega: "La gente cree que las porciones cada vez más grandes son un fenómeno reciente, pero esta investigación demuestra que ha sido una tendencia general durante al menos el último milenio".
El estudio revela además que entre los platos que aparecían en las distintas versiones analizadas de La Última Cena, aparecían el pescado (18 por ciento), el cordero (14 por ciento) y el cerdo (7 por ciento), mientras que en el 46 por ciento de los casos no se podía distinguir.
SUBASTARÁN LA LISTA DE SCHINDLER
CON UNA BASE DE 2,2 MILLONES DE DÓLARES
JOHN SINGER SARGENT Y DIEGO VELÁZQUEZ,
JUNTOS EN EL MUSEO DEL PRADO
El backstage: llega la obra invitada. La recibe la obra "dueña de casa".
Fuente: arteseleccion
Libro de copistas del Museo del Prado, página del 27 de octubre de 1879, donde, remarcados con gris, se ven varios asientos referidos a las múltiples visitas de John Singer Sargent a Las Meninas.
AURELIO MACCHI, MAESTRO ESCULTOR
Fue Quinquela quien dio ciudadanía al barrio. En la Escuela de Artes Gráficas, construida en un terreno donado por él, se formaron artesanos y artistas que recibieron lecciones perdurables de ética y oficio impartidas por un coetáneo, Luis Barragán, y confirmadas por Macchi en sus cátedras en los tres ciclos de las escuelas de Bellas Artes Manuel Belgrano, Prilidiano Pueyrredón y Ernesto de la Cárcova, hoy vaciadas de contenidos significativos.
Este contexto es el aura de una obra esencial que no necesita adjetivos. Aldo Galli definió con acierto la obra de Macchi como aquella en que "nada sobra ni nada está para adornar, tampoco para describir". Galli, con precisión acorde a la premisa de Baltasar Gracián, "lo bueno, si breve, dos veces bueno", resolvió en breves términos el núcleo del artista. Salda también la miope antinomia entre figurativo y abstracto, cliché inexistente.
AURELIO MACCHI
Macchi, nacido a mediados de la Primera Guerra Mundial, formado en la periferia rezagada -en términos de información- sobre los nuevos cursos del pensamiento estético, conoció por instinto y por intuición sensible el rumbo a seguir. La muestra del Quinquela da testimonio en obra temprana del precoz dominio del oficio y de la búsqueda de la imagen personal. Macchi fue asistente de José Fioravanti, creador de los monumentos a Pedro de Mendoza, en Parque Lezama, y a Manuel Belgrano y la Bandera, en Rosario. La dimensión monumental, el trabajo en equipo y la experiencia en lenguajes y técnicas enriquecieron el bagaje de Macchi. Su bajorrelieve Tango -que se exhibe por segunda vez- refleja sus desempeños hacia 1975.
Gracias a su formación, el maestro tuvo acceso directo a todas las posibilidades, técnicas y recursos de la poética espacial. Menos conocido por la caricia morosa y sensible del modelado, la belleza de sus pátinas deslumbra el verbo encendido de sus tallas en madera. Allí opera el meollo del obrador poético de Macchi. Elige maderos indúctiles, que lo obligan a dialogar rudamente con la materia. No son amores ni idilios fáciles sino conquistas donde se funden el potencial de la materia y la pulsión creadora.
El registro expresivo de Macchi es tan amplio como su humanismo, y es en sus tallas donde se concilia la experiencia y la interioridad. Ancestral y contemporáneo, Dolor desarrolla a la manera de un tótem la pulsión lacerada de las últimas obras de Miguel Ángel Buonarroti. Concebida como un bloque, Dolor se construye con hachazos que confrontan plenos y vacuos. Sin anécdotas ni adjetivos (Galli dixit ), la obra exige reconocerla, rodearla, merodearla, demorarse en las aristas y ejes cambiantes que la hacen infinita y contundente, aunque parezca un oxímoron.
SALIENDO DEL MAR, NOGAL. 130 X 30 X 25 cm
Un gran músico, el violinista Yehudi Minujin, confirmó su amor por los instrumentos renuentes a la armonía alla prima . Macchi afirmó, desde lo propio, un concepto similar. La talla trabajosa en maderas duras resalta los logros conceptuales, estéticos y estilísticos de La silla , inspirada en la masacre del 22 de agosto de 1972 en el penal de Trelew. Macchi no narra, presenta al unísono el horror contemporáneo, por todos conocido, y la persistencia del terror aquí y en otras partes, y también en otros tiempos. Es una advertencia orientada al futuro, enunciada sin titubeos, en ejes desplazados con sutil consistencia.No se trata de mixturas sino de reconocimientos profundos acordes a su propia identidad de hombre y artista. Esta condición fue advertida por el crítico Albino Diéguez Videla en el prólogo que escribió para la muestra de Macchi en la década de 1980.
Debió cumplir 90 años para que el Museo Nacional de Bellas Artes le dedicara la primera muestra individual en el segundo piso y la terraza del museo.Hoy, a cuatro años de aquella ocasión, es impostergable acudir a la lección de Aurelio Macchi, maestro escultor y maestro de escultores.
Fuente: LA NACION
adnAURELIO MACCHI